Capítulo 10
Una nueva esperanza
En cuanto el intenso brillo se detuvo, Luna miró hacia delante y se quedó atónita por lo que vio. Y es que una extraña pero bellísima criatura se erguía ante ella sobre dos patas, con un porte regio de lo más prominente; tenía un largo y rizado cabello rubio platino que la caía sobre un vistoso vestido blanco, unos ojos dorados que transmitían paz y confianza, y esbozaba una maternal y tranquilizadora sonrisa. Tenía unas curiosas orejas picudas que resaltaban bastante también.
Sin decir nada, cruzó el pequeño lago andando lentamente hasta quedar frente a ella, manteniendo en todo momento la misma suave y consoladora sonrisa. La alicornio la miró fijamente, notando cómo comenzaba a calmarse paulatinamente, aunque el miedo de que Sauron les descubriera aún seguía presente en ella.
-No tengas miedo…-murmuró la criatura con suave voz.
-Yo… no… no podemos quedarnos… él está…
-No podrá vernos estando yo aquí.
Nada más decir eso, alzó una de sus garras con largos falanges en ella, Luna la miró extrañada, viendo que llevaba un lustroso y plateado anillo puesto en una de ellas que parecía brillar con luz propia. Se echó hacia atrás instintivamente, pero entonces ella comenzó a acariciar su estrellada crin, tranquilizándola de golpe y dejándose llevar por la extraña pero placentera sensación. El simple hecho de ser acariciada por esa extraña garra, muy parecida a la de un minotauro, era mucho más tranquilizador de lo que podía parecer, y a los pocos minutos Luna se encontró totalmente calmada, con todos sus temores acallados y puestos a un lado. Alzó de nuevo la mirada y la criatura acentuó un poco más su sonrisa, a lo que ella respondió al gesto esbozando otra.
-Gracias…
-No hay de qué, pequeña poni…
-¿Quién… qué eres?-inquirió la alicornio, anonadada.
-Tenemos mucho de lo que hablar, pero antes llévame con tu compañía, me gustaría conocerla.
Luna accedió sin ningún problema, sintiendo que podía confiar plenamente en ella, y regresó al sitio donde dejó a las demás, las cuales ya habian levantado un campamento y se encontraban descansando junto al arroyo; al verlas venir todos reaccionaron con temor, pero una rápida mirada de la bípeda criatura bastó para tranquilizarlas a todas, Spike incluído. Sin embargo no se atrevieron a ir más allá excepto Fluttershy, la cual se adelantó rápidamente sin poder quitar la vista de encima de ella.
-Vaya, fascinante… espero no ser muy atrevida, pero ¿qué eres?-inquirió la pegaso, atraída por lo que veía.
Ante esa pregunta la criatura volvió a sonreír maternalmente, acariciándola la crin de la misma forma que hizo con Luna y tranquilizando a la poni al instante. Con un solo gesto de su cabeza, los demás se acercaron también y se sentaron a su alrededor, al tiempo que la alicornio se ponía a su lado. Una vez todos juntos, la criatura volvió a hablar.
-Me alegro mucho de encontraros por fin y conoceros. Antes que nada, me gustaría presentarme apropiadamente. Me llamo Galadriel, soy una elfa de Valinor y vengo de un mundo muy alejado del vuestro. De donde vengo existe la magia y se puede manifestar de múltiples maneras, al igual que en el vuestro. Fue esa misma magia, combinada con la de aquí, lo que me permitió llegar hasta vosotros. Si no hubiera sido por esa súbita convergencia, que llegó a reverberar más allá del espacio y tiempo en lo más recóndito de mi universo, me hubiera sido mucho más complicado haber dado con vosotros. Sin embargo, me permitió localizaros hasta llegar aquí.
Todos se quedaron muy callados, asimilando sus palabras en silencio, aunque en ese momento Luna murmuró.
-Entonces… si vienes de otro mundo, debes de conocer el mal que nos azota ahora mismo…
-Así es. Yo misma noté un cambio en las fuerzas mágicas de mi propio mundo, no hace mucho. Nadie lo tuvo en cuenta al principio, sin embargo a mí me inquietó nada más percatarme de ello. Supe entonces que algo muy poderoso proveniente de mi mundo había sido arrebatado y llevado a otro plano de la realidad. Y mi anillo fue buena prueba de ello.
Al oír esto los demás reaccionaron como un resorte, siendo Rainbow la primera en comentar.
-Un anillo causó la corrupción de nuestra mejor amiga… ¿quiere decir eso que…?
-Exacto, mas el mío no se parece en nada al que ha aparecido aquí por extraño capricho de un destino de lo más azaroso. Éste de aquí es Nenya, el anillo de Adamant, y yo soy su dueña.
Mostró entonces dicho anillo puesto en su dedo, siendo observado atentamente por todos; de pequeño pero bello aspecto, estaba hecho de un metal que no supieron identificar y llevaba engarzado un diamante blanco rematado con forma de flor.
-Nenya… ¿qué significa?-inquirió Luna, curiosa.
-En mi lengua, el qenya, significa agua en lengua común. Es también conocido como el anillo del agua, y tiene un poder sanador y rejuvenecedor, así como de protección y ocultamiento. Con él aquí y en mi poder, no tenemos nada que temer de la mirada de Sauron.
Nada más oír ese nombre todos reaccionaron de la misma forma, comprendiendo un poco mejor su presencia allí.
-Por eso estás aquí…-murmuró Rarity, comprensiva.
-Así es. No fue fácil para mí irme así sin más de mi mundo, pero no podía dejar que un mal así corrompiera otros mundos sin hacer nada al respecto. Tampoco fue sencillo convencer a los que estaban por encima de mí, incluso tuve que mediar directamente con Eru, el creador de todas las cosas, para que me permitiera partir en busca del anillo único. Una parte del mal de Sauron reside aún en Arda a la espera del regreso del anillo que ahora está aquí, pero el único no puede quedarse en este mundo así sin más. Debe ser devuelto a su lugar de origen-explicó la elfa con todo detalle.
Aun a pesar de que no entendían ni la mitad de lo que ella les decía, los ponis supieron en esencia el significado de sus palabras, como si una extraña y arcana magia les estuviera ayudando a entenderlo todo mucho mejor.
-Pero ¿por qué apareció aquí para empezar?-inquirió en ese momento Applejack, con el ceño fruncido.
-Eso es algo a lo que todavía no he podido darle una explicación. Como ya he dicho el destino ha sido particularmente caprichoso, y no creo que haya habido algo más detrás del extravío del anillo, pero una cosa es segura. Su presencia aquí no augura más que guerra y sufrimiento para todas las especies que pueblan este mundo. Por eso estoy aquí, para devolverlo a donde pertenece.
-Pues tenemos malas noticias, nuestra amiga corrompida y Sauron se han hecho muy fuertes y están dominándolo todo allá por donde pasan-anunció Rainbow, con gesto trémulo.
-Lo sé, incluso desde mi mundo podía notar su horrible y negativa influencia. El anillo único fue creado por Sauron como contenedor de parte de su fuerza, además de atar su existencia al mismo, confiriéndole un vasto poder. Una parte de su conciencia, poder e influencia reside en el anillo, concediéndole incluso vida propia. El Sauron que habéis visto tan sólo es una pequeña parte del mismo, el cual sigue en Arda, mi mundo, pero no supone ninguna amenaza real sin el anillo único. Sólo hasta que lo recupere, será capaz de despertar su verdadero poder.
-¿Entonces está haciendo todo esto para volver a Arda?-inquirió Luna, extrañada.
-Por supuesto, el Sauron que reside en el anillo sabe que no es ni la décima parte de poderoso sin su otra mitad, por eso quiere volver de cualquier forma a Arda, para consolidar su poder tanto allí como aquí.
-¿Y qué pretende hacer entonces para ello? ¿Qué le puede dar conquistar un mundo que apenas conoce?-inquirió Gilda en ese momento, ceñuda.
-Seguramente recursos con los que trabajar en crear algo con lo que poder regresar. Sauron no es tonto, es una mente pensante en constante movimiento, capaz de corromper todo lo que toca, tarde el tiempo que tarde. Por eso debemos de llegar hasta él.
-Pues va a estar complicado, se encuentra ahora mismo en Ecuestria y nosotros estamos muy lejos de allí ahora mismo-comentó Rainbow, con gesto plano.
-Me lo imagino, y también he pensado que vosotros también estaríais pensando en algo. Contádmelo todo.
Entre todas estuvieron poniendo en contexto a Galadriel, explicándola la situación y todo su viaje hasta el momento, además de lo que les había llevado hasta allí. La elfa escuchó atentamente en todo momento sus explicaciones, empapándose de su historia y sus acciones, comprendiendo rápidamente el motivo de las mismas. En un momento dado llegó a pedirlas algo directamente.
-¿Puedo ver esos elementos de los que me habéis hablado?
Luna asintió con la cabeza, sacándolos de su bolsa de viaje que siempre llevaba consigo; los elementos de la risa, la generosidad, la honestidad, la bondad y la lealtad flotaron en el aire hasta apoyarse en el musgo que recubría unas rocas cercanas junto al arroyo.
-Falta uno, el elemento de la magia, que es el de Twilight, pero fue corrompido junto con ella en su momento-reveló la alicornio rápidamente.
Galadriel asintió con la cabeza y se acercó a ellos, alzando su mano, al tiempo que Nenya comenzaba a brillar débilmente. Nada más tocar la primera joya, la de la generosidad, ésta brilló en consonancia, al tiempo que las demás hacían lo mismo, como en una reacción en cadena. El brillo se mantuvo durante unos buenos segundos, al tiempo que el gesto en el suave y angelical rostro de la elfa se relajaba, esbozando una tierna sonrisa. En cuanto separó sus dedos de los elementos, tanto éstos como Nenya dejaron de brillar.
-Qué interesantes artefactos… resuenan entre sí en una bellísima enarmonía, y las cualidades que lo representan son las que los dan fuerzas. Me recuerda de cierta forma a la música de los Valar. Creo que estos elementos me podrían ayudar a devolver el anillo único a Arda-anunció la elfa, entusiasmada.
-¿De veras?-inquirió Luna, sorprendida.
-Sí, aunque antes voy a tener que aprender un poco más sobre ellos y sus portadoras. Espero poder trabajar con vosotras mientras seguimos vuestro viaje hacia el este-murmuró ella, para su sorpresa.
-Espera ¿vas a venir con nosotras?-inquirió Rainbow, chocada.
-Por supuesto, después de todo el propósito de vuestro viaje es claro y muy lógico, necesitaremos todo el apoyo posible para armar un ejército que nos ayude a llegar hasta Sauron. Sólo conmigo tenéis un gran apoyo, pero yo sola con el poder de Nenya no basto. Necesito una gran fuerza bruta para abrirme paso hasta él. Y vosotras me ayudaréis.
Las contundentes y seguras palabras de Galadriel calaron hondo tanto en los ponis como en Spike, aunque Gilda no dijo ni hizo nada al respecto, quedándose apartada como de costumbre.
-Lo entiendo, pero para eso necesitamos hablar con los minotauros y convencerles de formar un ejército entre todos los reinos de Equus-murmuró Luna, con gesto apremiante.
-En ese caso pongámonos en marcha cuanto antes-aceptó Galadriel, poniéndose en pie.
Tras descansar un rato más recogieron todas sus cosas y continuaron el viaje atravesando el amplio y frondoso bosque de coníferas; la elfa observaba con atención lo que la rodeaba con una media sonrisa dibujada en su rostro, comentando en un momento dado.
-Es un bosque hermoso, me recuerda a mi hogar…
-¿Vive en un bosque, señorita Galadriel?-inquirió en ese momento Fluttershy, interesada.
-Puedes llamarme Galadriel, Fluttershy. Y así es, vivo en el reino de Lothlórien, un extenso bosque situado en la región de Rhovanion, cerca de las montañas nubladas y en la Tierra Media. Gracias a mí y a Nenya, protegemos y mantenemos al bosque puro e incorrupto de los agentes externos oscuros de Sauron. Espero que esté bien, lo dejé al cuidado de mi marido, Celeborn, depositando allí un poco del poder de Nenya para no dejarlo enteramente desprotegido.
-Oh, vaya, lo siento…-murmuró la pegaso, cohibida.
-No te disculpes, pequeña poni, después de todo nada ni nadie podría haber previsto lo que iba a pasar, ni siquiera el propio anillo único, del cual desconocíamos por completo su ubicación exacta, puesto que se perdió hace tiempo en mi mundo.
-Hay algo que no entiendo…-comentó en ese momento Rainbow, ceñuda.
-Tú me dirás…
-Si tan peligroso es ese anillo único… ¿por qué el tuyo no lo es?
Esa pregunta hizo sonreír de nuevo a Galadriel, la cual entendió enseguida por qué se la hacía; alzó la mano observando al susodicho, mientras comenzaba a relatar.
-El origen de estos anillos se pierde en los confines de los tiempos. Mucho se perdió entonces, pero nadie vive ahora para recordarlo. Así como existe la luz, existe también la oscuridad. La raza de los elfos fue creada por Eru, también conocido en la lengua común como Ilúvatar, y los Valar, ayudantes de Eru en su forma física en la tierra, los colmaron de sus dones y bienes. Sin embargo hubo un Valar que no siguió el camino de la creación, sino el de la destrucción y el dominio. Melkor, posteriormente también conocido como Morgoth, un Valar que tendió a la destrucción y el caos, cogió varios elfos y los transformó en una versión desfigurada de ellos mismos, creando así a los orcos. Este Valar, vengativo y rencoroso, quería tener a toda la creación de Eru para sí mismo, y demostrar que era más grande y poderoso que él. Sin embargo tanto mis ancestros como otros elfos que me precedieron, lucharon contra él y sus horribles criaturas. Melkor aunó un ejército y se rodeó de Maia, ayudantes de los Valar, que simpatizaron con su causa, entre ellos Sauron, que le profesaba una malsana devoción. Admiraba su trabajo, y aspiraba a ser tan grande como él. La lucha contra Melkor se alargó hasta su mismísimo final, siendo detenido y encarcelado en el Vacío Intemporal como castigo por sus actos. Pero Sauron fue uno de los pocos que evitaron ser capturados, tomando el relevo y llevando el conflicto a un terreno más neutral, por así decirlo. Si bien la lucha contra Melkor destacó por darse principalmente en Aman, las tierras sagradas de los Valar, Sauron trasladó su lucha a la Tierra Media, donde quiso hacerse fuerte. Para ello, forjó los grandes anillos de poder en un intento de camelarse a las razas que poblaban la Tierra Media; nueve fueron forjados para los hombres, reyes de los antiguos reinos que poblaban la Tierra Media, mortales y ansiosos de poder. Siete fueron forjados para los señores enanos, grandes mineros y artesanos de las cavidades, caracterizados por su particular y duro tesón. Estos anillos de poder fueron creados por los elfos de Eregion bajo el mando de un Sauron disfrazado de Annatar, el señor de los dones, que lo hizo pasar como un proyecto de los Valar para embellecer la Tierra Media. Y, en secreto, forjó el anillo único para atar a los demás al suyo y así poder dominarlos a través de ellos.
-Cielos, qué ruin y mezquino… convertir tan finas joyas en instrumentos así es simplemente horroroso-masculló Rarity en ese momento.
-¿Y qué hay del tuyo? ¿No fue forjado bajo la supervisión de Sauron?-inquirió Applejack, ceñuda.
-Así es, los tres anillos de los elfos fueron forjados por un alto elfo señor de Eregion, que sospechaba de las verdaderas intenciones de Annatar, en realidad Sauron. Este alto elfo, de nombre Celebrimbor, siguió parte de las indicaciones de Annatar para crearlos, pero al mismo tiempo puso parte de sus conocimientos para que no estuvieran totalmente atados al anillo único, conservando así gran parte de su poder original intacto.
-Entonces ¿están igualmente atados al único?-inquirió Pinkie, curiosa.
-Así es, pero están libres de su poder corruptivo, de ahí a que conserven sus poderes originales que incluso pueden lograr sobrepasar al único. Tras su forja, Celebrimbor los entregó a varios elfos para que los ocultaran de Sauron. El anillo azul, Vilya, fue entregado a Gil-Galad, rey elfo de los Noldor. Nenya, el que podéis ver aquí, me fue entregado a mí por él en persona. Y Narya, el anillo de fuego, también fue recibido por Gil-Galad, pero lo tuvo que ceder al poco tiempo a Círdan, un elfo constructor de barcos. Aun así Sauron descubrió la traición de Celebrimbor, el cual murió protegiéndonos, y puso todos sus esfuerzos en encontrar a los tres anillos concedidos a los elfos, pero jamás fue capaz de hallarlos, y mucho menos de ponerles las manos encima. El anillo único, por sí sólo, es un instrumento de control y dominio muy poderoso, cuya existencia está atada a los anillos de poder. Es por eso por lo que éste anillo en concreto no es peligroso per se. Pero en manos equivocadas, puede llegar a ser tan poderoso o incluso más que el único.
-Entiendo…-murmuró Rainbow, con gesto reflexivo.
-¿Y qué fueron del resto de los anillos?-inqurió Fluttershy en ese momento.
-Los nueve anillos destinados a los hombres los consumieron por completo hasta convertirlos en espectros atados a los mismos y bajo las órdenes directas de Sauron. Son ahora conocidos como los Nazgûl. En cuanto a los siete destinados a los enanos, la mayoría se perdieron y sólo un par fueron recuperados por Sauron, aunque los enanos demostraron una mayor fortaleza y no fueron completamente dominados por ellos, aunque sí causaron cierta decadencia en ellos, volviéndolos muy avariciosos.
-Vaya…
-Y esa es la historia, espero que os haya ayudado a entender un poco mejor a qué nos enfrentamos. Pero no temáis ahora, pues Nenya nos mantendrá alejados de la mirada de Sauron. Puede que sospeche de mi venida, pero hasta que no vea por sí mismo a Nenya, dudo mucho que piense de que se trata de un anillo de poder.
-Pues menudo alivio, nos ha estado siguiendo desde entonces y la tensión a la que nos ha sometido ha sido horrible-murmuró Rarity, recordando los últimos encuentros.
-Lo entiendo, pero lo dicho, olvidaos ahora de él, no representará ninguna amenaza. Podremos viajar tranquilos.
Las palabras de Galadriel fueron recibidas con gran alegría, continuando su viaje hacia el este atravesando el bosque; hacia el oeste, muy al fondo, las sombras que envolvían Ecuestria permanecían estáticas y amenazantes.
-¿Y bien? ¿Dónde está lo que busco según usted?
-¡Estaban aquí delante de mí, las capturamos sin ni siquiera despeinarnos, pero escaparon antes de que llegara usted, lo juro!
Twilight no estaba teniendo un buen día; un diamond dog llegó a Canterlot desde sus cuevas para anunciarla que habian atrapado a Luna y compañía, cosa de la que la alicornio se alegró horrores en oír, sin embargo la visita a Diamantia había resultado ser una completa pérdida de tiempo. Ni Luna ni sus amigas estaban allí, y comenzaba a perder la paciencia ante el rey Butch, el cual seguía justificándose pobremente.
-Así que escaparon… no debían de tener muy buena vigilancia entonces…
-¡Las tenía justo enfrente de mí, pero esa maldita alicornio hizo magia! ¡Las perseguimos por todas nuestras cuevas y soltamos a la artillería pesada, pero se encargó de ella como si no fuera nada! ¡Estoy indignado, nunca me habían humillado así en toda mi vida!
-Ya… ¿ha terminado?-inquirió Twilight, con furia reprimida.
-¡Sí! Quiero decir… sí, he terminado…
La alicornio lavanda le miró fijamente con sus ojos rojos, pensando en algo distante y, al mismo tiempo, rápido.
-El caso es que he venido aquí esperando encontrar mi premio, pero ahora usted me viene con excusas baratas y yo ya no sé qué pensar… ¿a qué está jugando, señor mío?
-¡A nada, se lo juro, escaparon por la cara este, hacia el bosque!
-Hemos registrado ese bosque antes de entrar y no hemos encontrado nada. Todo apunta a que nos ha mentido… y me ha hecho perder un tiempo precioso viniendo hasta aquí-masculló Twilight, enfurecida.
-¡Sabe mejor que nadie que no tendría motivo alguno para mentirla! ¿Qué he de hacer para que me crea?
Ante esa pregunta la alicornio lavanda esbozó una imperceptible y pérfida sonrisita, al tiempo que se acercaba a él mientras decía.
-Bueno… quizás halla una cosa…
El rey Butch se inclinó ante ella para escucharla mejor con gesto ansioso, ávido por comtentarla lo antes posible para evitar males mayores. Fue entonces cuando, en un simple parpadeo, el cuerno de Twilight brilló fugazmente, al tiempo que una espada espectral surgía de la nada y con la que le cortó su enorme panza, la cual empezó a sangrar profusamente. El enorme diamond dog aulló de dolor, llevándose una garra a la herida y mirándola a los ojos, viendo entonces que no había nada que hacer.
-Será suficiente-masculló entonces.
Sin decir nada más, otro corte más rápido y profundo le atravesó la garganta, salpicando sangre hacia todas las direcciones al tiempo que Butch se derrumbaba sobre su propio trono, agonizante. El resto de perros que estaban allí lo presenciaron todo con rostros desencajados de la sorpresa y el horror al ver a su rey moribundo. Sin embargo nadie se atrevió a decir o hacer nada que alimentara un poco más la furia asesina de la alicornio lavanda, la cual masculló.
-Conmigo no se juega, sucios perros.
Tras eso se dirigió a uno de sus soldados, indicándole someramente.
-Matadlos a todos, deshagámonos de esta lacra.
Fue entonces cuando el más absoluto caos se extendió por toda esa zona de Diamantia, al tiempo que Twilight salía de allí a paso ligero sin mirar a la carnicería que a sus espaldas se estaba gestando.
Una vez fuera sus ojos se volvieron a acostumbrar de nuevo a la luz del día, extendiendo su mirada hacia el extenso bosque que llevaba hacia Kirinia; entrecerró los ojos con gesto pensativo, al tiempo que se dirigía a su señor directamente.
-¿Ha visto algo, mi señor?
-Nada, he rastreado todo el bosque desde aquí y no hay nada. Ese chucho sarnoso nos mintió.
-Sí, ya me he encargado de él, no volverá a darnos problemas.
-Bien, un problema menos entonces…
Sin embargo Twilight notó un atisbo de duda en la voz de Sauron, cosa que la extrañó, comentando al respecto.
-¿Todo bien, señor?
-Sí… sí, no hay ningún problema…
-Está bien…
El resplandor rojizo de su mirada se apartó entonces del bosque, llevándose consigo un rastro de oscuridad mientras observaba al otro lado de los mares lánguidos, hacia las tierras vetustas.
-De momento no parecen encontrar gran cosa en el oeste… algo de plomo y hierro, pero no mucho más.
-Ya, tampoco podemos pedir peras al olmo… ¿qué hay del norte?-inquirió Twilight, dándose la vuelta.
-Los yaks siguen sitiados pero resisten como jabatos… deberíamos movernos hacia el este, a ver con qué nos encontramos-sugirió en ese momento Sauron.
-Muy bien, me adelantaré un poco y ya le diré.
Sin decir nada más, la alicornio lavanda se teletransportó lejos de allí, dejando la ladera de la montaña vacía y solitaria.
El viaje atravesando el bosque pareció alargarse cuanto más se adentraban en él; al principio todo parecía normal, con frondosos árboles, principalmente coníferas, salpicándolo todo, aunque conforme más avanzaban, más parecía cambiar el ambiente. Una leve bruma se echó sobre ellas, tapando las copas de los árboles y disminuyendo la luz del día, envolviendo el lugar en una súbita penumbra. El viento parecía haber dejado de soplar y los pájaros parecían haberse marchado. Todos se percataron de tan extraña sensación, siendo Fluttershy la primera en comentar.
-Qué extraño ambiente, todo parece haber cambiado de golpe…
-Sí… nos estamos adentrando en terreno kirino, vamos a tener que ir con cuidado-anunció Luna, con gesto vigilante.
-Asumo que debe ser algún tipo de raza…-murmuró Galadriel en ese momento.
-Sí, es un tipo de poni muy distinto a nosotros, poseen una magia muy especial e inestable que les hace ser muy temperamentales. Cuando se transforman, se vuelven hasta peligrosos, las relaciones con ellos nunca han sido fáciles.
-¿Se transforman?-inquirió Rainbow, interesada.
-Sí, cuando sus emociones se desbordan cambian de aspecto a uno más intimidante y poderoso, no te metas nunca con un kirin, podrías salir muy mal parado-explicó Luna someramente.
Ante esa nueva información todas adoptaron una actitud más vigilante y cauta, sin embargo Galadriel no pareció intimidada por esto, quedándose más rezagada hasta quedarse a la par con Fluttershy, con la que estuvo hablando más cercanamente.
-He notado que no eres como las demás, Fluttershy. Tú pareces ser el doble de sensible a estímulos externos, que estás más en contacto con la naturaleza…
-Oh, sí, siempre me ha gustado estar más en compañía de mis animales que con otros ponis, salvo con Rainbow, que siempre ha estado ahí y me ha apoyado.
-No hay una reacción sin una acción… ¿quién te hacía daño?
Ante esa pregunta la pegaso se quedó un tanto callada, como si le diera reparo hablar de ello, sin ebargo la sonrisa que le echó la elfa la animó al respecto, comentando al poco rato.
-Otros ponis, especialmente en la escuela de vuelo. Siempre he sido muy débil y me costaba más aprender a volar, de ahí a que se burlaran de mí y se metieran conmigo. Tampoco he sido una gran luchadora, de hecho el arco que me dio la princesa Luna en su momento ahora lo tiene Gilda, lo maneja mucho mejor…
-Ella también te hizo daño.
La pegaso alzó la cabeza con gesto sorprendido, a lo que Galadriel tan solo sonrió levemente, murmurando acto seguido.
-La magia está en todas y cada una de las cosas, así como en nuestras acciones y gestos. La miro y puedo saber cómo se siente, y a veces te mira con recelo. Pero en el fondo está sumida en una gran tristeza que la separa de los demás. ¿Qué es lo que no te gusta de ella?
Fluttershy se quedó callada por un instante, pensando en las palabras de la elfa, no muy segura de qué decir al respecto; sin embargo, al poco rato, reunió valor y comenzó a explayarse.
-No me gusta decir que no me gusta la gente, es sólo que… la tengo miedo. Más en general que otra cosa, pero en su caso… es más ruda, directa y práctica que yo, por eso congenió tan bien con Rainbow en su momento. Pero, al contrario que ella, Gilda es más independiente y dura, no confía tanto en los demás como yo o la misma Rainbow. Me gusta pensar que en los demás siempre hay algo bueno, esperando a ser descubierto, pero mi miedo me impide ir más allá. Sé que debo ser fuerte y pensar más en mí misma, pero hay veces que decirlo o pensarlo no es suficiente.
Ante eso Galadriel esbozó una amplia sonrisa, viendo exactamente lo que se esperaba e incluso un poco más; quiso decir algo, pero en ese momento una súbita flecha atravesó el aire hasta quedarse clavada en un árbol justo al lado de la elfa. Todos los demás se detuvieron en seco y, en un mero parpadeo, se encontraron rodeados por varios kirines que les apuntaban con arcos y con cara de pocos amigos. Eran muy parecidos a los ponis, pero un poco más grandes y estilizados, con pelajes más alborotados, pezuñas hendidas, lomos con escamas con forma de caparazón, colas más finas y no tan pronunciadas y unos cuernos curvos que era lo que más destacaba de ellos, con forma de rama de árbol, y con los que hacían magia como lo haría un unicornio.
-¡Quietos!-exclamó Luna, súbitamente nerviosa.
Nadie dijo nada, al tiempo que los kirines se acercaban a ellos sin bajar en ningún momento los arcos; uno de ellos, mirando a la alicornio oscura con ojos desconfiados, se adelantó y masculló.
-¿A qué habéis venido aquí?
-Sólo queremos parlamentar, eso es todo-murmuró Luna, tratando de mantener la calma.
-¿Parlamentar? Vaya, qué curioso, no ha habido mucho de eso para con nosotros estos últimos años…
Todos se miraron entre sí con gestos nerviosos, sin saber muy bien qué decir al respecto, sólo Galadriel mantenía la calma; el kirin sonrió automplacido, como si se esperara esa situación.
-Ah, sí, el silencio siempre habla por sí mismo ¿verdad? A ver ¿qué tenemos aquí? Varios ponis, un grifo, un dragón y… algo que no sé qué es. Vale ¿por qué tengo que fiarme de vosotros?
Ante esa pregunta nadie supo qué responder, aunque en ese momento Galadriel murmuró.
-No puedes.
Esa súbita declaración cogió desprevenidos a todos los presentes, la kirin la miró con gesto fruncido, murmurando de seguido.
-Ah, entonces admitís que sois una amenaza…
-Tampoco. No puedes saber nuestras intenciones, así como nosotros tampoco podemos saber las vuestras, aunque se puede intuir un gran rensentimiento tanto en tu voz como en tus acciones. Si quieres asegurarte, entonces debes llevarnos contigo a hablar con quien esté por encima de ti y aclarar toda esta situación.
Las suaves y tranquilas palabras de la elfa, así como su intención en ellas, descolocaron por completo a todo el pelotón de kirines, los cuales se miraron entre sí extrañados y sin saber qué pensar al respecto. En un momento dado, otro kirin macho se dirigió a la que les habló.
-Oye, Autumn Blaze ¿Qué hacemos? No podemos quedarnos parados como si nada…
La tal Autumn Blaze se quedó callada mientras pensaba a toda velocidad hasta que finalmente habló.
-Los llevaremos ante Rain Shine y que ella decida. Vamos.
A una señal suya comenzaron a caminar, sin que los kirines dejaran de apuntarlos con los arcos en todo momento. Estaba claro que no se fiaban de ellos y, debido a esto, los ponis no entendían muy bien por qué. El ceño de Luna se mantuvo fruncido en todo momento, en actitud más o menos calmada pero vigilante, como si ella tampoco se fiara. Y no era para menos, puesto que esa raza de ponis en concreto siempre había estado a la gresca desde hace bastante tiempo.
Estuvieron andando unos buenos minutos que les parecieron horas, adentrándose un poco más en el bosque hasta llegar a un gran claro donde los kirines vivían en una comuna de lo más curiosa y singular, con casitas desperdigadas por todo el terreno, hechas de madera y piedra, fundiéndose con el entorno de manera eficaz y muy prominente. Otros kirines que les vieron llegar se pusieron en guardia muy rápidamente, sin quitarles la vista de encima en ningún momento. Atravesaron la comuna hasta llegar a una notable y bastante grande casa la cual se había construido en torno a un enorme y grueso árbol. Sus paredes estaban recubiertas de un verdoso y fresco musgo, al tiempo que múltiples enredaderas envolvían tanto la parte altas de las paredes y el tejado, cayendo hacia abajo dando un efecto de lo más vistoso. Autumn Blaze se adelantó, dirigiéndose a los demás.
-Esperad aquí, iré a avisarla. Y vigiladlos, que no hagan nada raro.
Tras unos breves minutos de espera, salió entonces de la casa un kirin que se diferenciaba del resto debido, sobre todo, a su imponente figura; de la misma estatura y complexión física que Luna, tenía un pelaje grisáceo, una crin y una cola de color azul cobalto y sus ojos eran de un color rojizo claro. Su cuerno era mucho más alto y estilizado y portaba en su cabeza una pequeña tiara dorada que reflejaba su estatus en la comunidad. Su gesto era serio e intimidante, mirando a todos los ponis con cierto deje de desprecio.
-Vaya, vaya ¿qué tenemos aquí? Pero si es nada más ni nada menos que la princesa Luna de Ecuestria… pensaba que no tendríamos que volver a vernos nunca más.
Ante ese comentario la aludida no dijo nada, mirando a otro lado con gesto incómodo.
-¿Qué pasa, no tiene absolutamente nada que decir, alteza? ¿No soy lo suficientemente buena para usted o es que simplemente no estoy a su mismo nivel?
-Sabes que eso no es así, Rain Shine…
-¡Ja! ¿¡Pretende que me lo crea?! No me haga reír…
La tal Rain Shine repasó con la mirada a los demás ponis que la acompañaban, los cuales la miraban con gestos confusos dibujados en sus caras.
-Más chusma poni, qué bien… un grifo y un dragón ¿qué están haciendo aquí? Y tú… ¿qué diablos eres tú?-inquirió entonces la líder kirin, mirando a Galadriel de arriba abajo.
La elfa, por su parte, tan solo esbozó una sincera sonrisa, cosa que pareció molestar especialmente a Rain Shine.
-¿¡Qué te hace tanta gracia, especie de mono bípedo sin pelo?!
-Nada, no me reía, tan sólo mostraba amabilidad contigo.
-¿Ah, sí? ¿Y por qué ibas a hacer eso? No me conoces de nada…
-Así es, pero con unas pocas palabras ya me has mostrado un poco de ti misma. Vives en constante miedo, no quieres hacer daño a los demás ni a ti misma, por eso alejas a los demás de ti.
El gesto en la cara de Rain Shine se torció, como si no se creyera todo lo que esa extraña criatura la había dicho, reaccionando de seguido.
-¿¡Cómo te atreves?! ¡No sabes nada de mí y de los míos, cállate, no digas nada más!
-La ira te consume por dentro, no la temas, después de todo es parte de ti misma… simplemente exprésala.
Las palabras de Galadriel hicieron reaccionar a todos los kirines por igual, los cuales la miraron como si estuviera loca; por su parte, Rain Shine parecía estar más y más ofuscada por sus palabras, preocupando a Luna, la cual trató de indicar a Galadriel mediante señas que guardara silencio. Sin embargo la elfa la miró de tal forma que la alicornio se quedó del todo cortada, dejándola hacer sin más.
-El silencio tan sólo os trae y ruina y desolación a vuestros corazones. Callar salvaguarda la paz, deja las cosas tal y como están, pero no mejoran vuestra situación. Si quieres descansar física y espiritualmente, tienes que expresarte como tal. No puedes guardártelo todo. Eventualmente desbordará.
Galadriel hablaba lenta y pausadamente, en tono neutro y sin deje imperativo, como esperando a que sus palabras surtieran efecto de forma paulatina; la kirin parecía centrar todos sus esfuerzos en no dejarse llevar por la furia que en esos momentos sentía, pero no pudo aguantar mucho más y, simplemente, la soltó. Fue entonces cuando un fuego violáceo rodeó a la kirin, la cual cambió abruptamente de aspecto a uno más fiero e intimidante, de ojos verdes, pelaje negruzco y rodeado por el mismo fuego violáceo intenso. Los demás kirines la siguieron en consonancia, aullando y gritando con cierto deje desconsolado que a nadie se le pasó. Los demás se pusieron muy nerviosos, y en ese momento Luna exclamó.
-¡No, tenemos que irnos de aquí, ya!
-¿¡Qué son esas cosas?!-masculló Applejack, atónita.
-¡Son nirik, en lo que se convierten, son muy peligrosos, hemos de marcharnos!
Sin embargo Galadriel no se movió, tan solo miró a Rain Shine con gesto tranquilo, al tiempo que ésta la miraba con furia, con visos de ir a atacarla.
-¡Cuidado, Galadriel!-exclamó en ese momento Rainbow, haciendo un amago de lanzarse a por ella.
Sin embargo, en ese momento la elfa alzó su mano con Nenya brillando intensamente, posando un dedo sobre su cuerno suavemente; al instante el nirik pareció calmarse, al tiempo que el furioso gesto en su cara se iba apagando poco a poco. Como si fuera un efecto dominó, el resto de kirins transformados se apaciguaron, volviéndose completamente mansos. En cuanto Galadriel despegó su mano de su cuerno, Rain Shine cabeceó y, al segundo siguiente, el fuego que la rodeaba se apagó y recobró su aspecto normal, al tiempo que el resto de los suyos la seguían en consonancia.
En cuanto terminó de recobrar el sentido, la líder de los kirin miró entonces a la elfa, la cual volvió a esbozar una de sus sonrisas; Rain Shine torció el gesto en una mueca entristecida hasta que no pudo más y se echó sobre ella, comenzando a llorar amargamente. Galadriel aceptó el gesto sin decir nada, pasando sus manos por su esponjosa crin. Los demás vieron esta escena con gestos incrédulos grabados en sus rostros, aunque en ese momento Rain Shine llegó a musitar.
-Lo siento, yo… no podía más… después de todo este tiempo aislados y tratando de silenciar nuestros sentimientos, no podía aguantarlo más…
-¿Por qué haríais algo semejante?-inquirió en ese momento Applejack, incrédula.
Antes de que la kirin pudiera decir eso, Luna se adelantó comentando.
-Yo puedo responder a eso.
Los demás se dieron la vuelta, mirando a la alicornio oscura, la cual esbozaba una entristecida mirada mientras se comenzaba a explicar.
-Antes, mucho tiempo atrás, cuando mi madre reinaba en Ecuestria, los kirines vivían con los ponis en sus principales bosques. Sin embargo la convivencia era muy complicada, puesto que aun a pesar de los dones que ellos tenian, su habilidad para transformarse en nirik cuando se enfadaban causaba estragos allá donde iban, provocándoles un fuerte estigma social. Aunque mi madre hizo todo lo posible por integrarles en la sociedad ecuestriana, la presión social era mucho más fuerte, siendo rechazados allá donde iban. Ante esa situación, mi madre hizo lo mejor que pudo hacer por ellos. Les concedió la independencia y les dio un terreno donde se pudieran asentar por su cuenta, aunque sin romper del todo las relaciones político-comerciales entre Ecuestria y los kirines. En cuanto mi madre abdicó y regresó a Alicornia, dejó la tarea de seguir relacionándose con ellos a mi hermana, que también hizo todo lo posible por no perder el contacto. Sin embargo, entre unas cosas y otras, entre las que entré yo, las relaciones se enfriaron… hasta el día de hoy.
-Nos abandonasteis…-le espetó Rain Shine, con rencor.
-Lo siento… no puedo hablar por mi hermana ahora que está desterrada como me pasó a mí, y yo apenas llegué a involucrarme debido a que ella siempre quería encargarse de todo, apenas relegaba ninguna de sus funciones al creerse totalmente capaz. Aunque luego fue eso lo que me hizo cambiar…
Se hizo entonces el silencio, uno denso y un tanto incómodo que Rain Shine aprovechó para seguir espetándola.
-¿Acaso sabéis lo que se sentirse completamente olvidados, como si no fueramos nada salvo una pequeña nota al margen? No, por supuesto que no…
-Te equivocas-anunció en ese momento una suave voz.
Todos miraron entonces a Fluttershy, la cual se quedó un tanto cohibida al ver que todos la miraban, sin embargo se envalentonó y siguió hablando.
-Sé lo que es que todo el mundo te de la espalda, a mí también me pasó en su día. Y durante un largo tiempo estuve recluída en mí misma, sin querer saber nada de la gente que me rodeaba. Los animales fueron los únicos en confiar en mí y mostrarme empatía y cariño. Sólo unos pocos ponis estuvieron conmigo y me animaban a salir de mi cascarón. Pero no fue hasta que Twilight vino al pueblo cuando me comencé a abrir a los demás. Nunca es demasiado tarde para cambiar.
Tanto Luna como Rain Shine y el resto de kirines se miraron entre sí, sopesando las palabras de la pegaso; por su parte Galadriel ensanchó un poco más su sonrisa, aprovechando el inciso para añadir.
-Vuestras emociones son la que dan forma y color a vuestra especie, renegar de ellas por miedo sólo os provocará pesadumbre y desesperanza. Ahora es tiempo para el perdón.
Ante eso tanto Luna como Rain Shine se miraron entre sí, siendo la alicornio la primera en moverse hacia ella; al principio la kirin se mostró un tanto reacia a algún tipo de acercamiento, sin embargo Luna la mostró su casco con un gesto humilde y sincero. Rain Shine, tras unos breves segundos de duda, finalmente venció su miedo y aceptó su gesto tímidamente, convirtiendose enseguida en un sentido abrazo. Los kirines relajaron entonces sus rostros al ver a su líder abrazando a Luna, bajando sus armas y acercándose a los ponis, los cuales sonrieron. Spike esbozó una sonrisa con los brazos cruzados, murmurando de seguido.
-Sep, éstas son las ponis que yo bien conozco.
La única que no dijo ni hizo nada al respecto fue Gilda, la cual se mostró en todo momento fría y distante, cosa que no se le escapó a Rainbow.
Una vez que estuvo todo hablado y bien atado, Luna y Rain Shine se pusieron al día mientras que la alicornio la explicaba cuál era la situación en Ecuestria. Una vez enterada, la líder de los kirines opinó al respecto.
-Es horrible lo que me cuentas, pero no sé si voy a poder hacer algo para ayudaros, después de todo somos lo que ves aquí y poco más…
-Tranquila, tampoco te iba a pedir que te unieras, sé que no estáis en situación de involucraros en ninguna guerra, pero quería contártelo para que estéis en alerta por lo que pueda pasar.
-Entiendo, gracias de todas formas, aunque si consigues el suficiente apoyo lo consideraremos, después de todo estos años nos han curtido bastante en ese aspecto.
Ante ese comentario Luna aplanó las orejas con gesto entre dolido e incómodo, sin embargo Rain Shine se apresuró a comentar.
-No hace falta que lo pienses más, está todo perdonado. Sólo espero que después de esto todo vuelva a ser como antes…
-Tienes mi palabra, no os dejaremos a vuestra suerte, lo juro-asintió Luna, con gran seguridad en su voz.
Esa noche hubo entonces una gran fiesta que incluyó mucha comida, bailes, canciones que los propios kirines entonaron, sorprendiendo gratamente a los ponis por lo bien que lo hacían, mientras que éstos se unían a los festejos encantados. Pinkie Pie aprovechó la ocasión para añadir un poco de su magia a la misma, animándose como nunca antes lo había estado desde que salieron de Ecuestria y contagiando su alegría a los demás fácilmente. Rain Shine estuvo hablando con Fluttershy, enseñándola sobre todo algunos secretos y remedios mágicos milagrosos de los kirines a la poni usando plantas y otras hierbas medicinales, aprendiendo mucho al respecto y animando mucho a la poni.
-Muchas gracias, Rain Shine, yo misma conocía algunos remedios caseros que uso sobre todo con mis animales, pero nada como esto…
-Éstas son recetas antiguas de mi familia que han sido pasadas de generación en generación. Nuestra magia se sustenta sobre todo de la propia tierra, siendo algo distinta a la de los unicornios. Aunque no seas una unicornio, hay ciertos trucos que podrías intentar.
-¿En serio? cuénteme más, por favor…
En esos momentos la pegaso era como una esponja, por lo que estuvo escuchando atentemente todo lo que la líder de los kirines la contaba, empapándose de conocimiento.
Por su parte Spike se distraía entreteniendo a los demás, haciendo trucos con su fuego y contando historias de dragones a los kirines más pequeños, que le escuchaban atentamente con los ojos muy abiertos.
-Existe una milenaria prueba que se realiza en la tierra de los dragones, y sirve para elegir al próximo lord dragón. La última vez que se realizó fue hace muchos años atrás, y el ahora el Lord Dragón Torch es el señor de todos los dragones.
-¿Y en qué consiste esa prueba?-inquirió un kirin potrillo, lleno de curiosidad.
-En ella un dragón debe de alzarse en una dura y reñida competición para hacerse con el cetro de heliotropo, que le reconocerá como el nuevo Lord Dragón. Para ello se debe de atravesar múltiples osbtáculos hasta llegar a la cima de un volcán, donde el cetro aguarda la llegada del nuevo Lord Dragón. Y, cuando el ganador lo consigue, éste brilla con la fuerza de mil soles, reconociendo al vencedor.
Los kirines potrillos dejaron escapar una asombrada reacción, particularmente encantados.
Por otro lado, tanto Luna como Galadriel estuvieron hablando largo y tendido sobre los próximos pasos a dar, aprovechando además para agradecerla por toda su ayuda.
-Muchas gracias por mediar en todo este asunto, si no hubiera sido por ti todo esto hubiera acabado de manera muy diferente…
-He venido aquí para ayudar en todo lo posible y combatir el mal de Sauron, que no pertenece a este mundo. Aunque he de añadir que no es tan distinto al mío después de todo.
-¿Sí? ¿Cómo es la Tierra Media?-inquirió Luna, curiosa.
-Tan variada como tu mundo, con bosques muy parecidos a este, como el de Lorien, mi hogar, el de Fangorn, antiguo y vigilante, el Gran Bosque Verde o los frondosos bosques de Eriador. También hay altas montañas, como las montañas Grises o las montañas Nubladas, grandes cadenas montañosas que dividen la tierra y a los grandes reinos con extensas estepas, como Gondor, Rohan o Harad. Y en el centro de esa gran diversidad se encuentra Mordor, una gran fortaleza natural desde donde el mal de Sauron reside desde los tiempos de la Segunda Edad del Sol.
-Vaya… ¿qué necesitásteis para derrotar a Sauron la última vez?-inquirió Luna, interesada.
-La guerra de la Última Alianza fue decisiva, pero también trajo mucho sufrimiento y dolor. Fue necesaria una alianza entre hombres y elfos para poder hacer frente a las fuerzas oscuras de Sauron, trayendo miles de efectivos de todos los reinos elfos y hombres provenientes de Gondor y el antiguo reino de Arnor, ahora destruido, además de varios cientos de enanos de Khazad-Dûm. La lucha fue titánica y cruenta, durando aproximadamente once años hasta acabar a los pies de Barad-Dûr, la fortaleza de Sauron, tras un asedio de varios meses. Sauron fue despojado del anillo único, destruyendo su cuerpo físico, y posteriormente éste se perdió.
-Ya veo, entonces fue necesaria una gran alianza… justo lo que yo busco-observó la alicornio oscura, esperanzada.
-Pensaste bien en buscar una alianza, pero hasta en mi mundo eso es algo frágil y muy complicado de mantener. Debes persistir en tu búsqueda, puesto que la fuerza de varios ejércitos en uno sólo puede resistir ante la más temible de las adversidades.
-Lo sé… otra cosa es lo que opinen los minotauros-murmuró Luna, mordiéndose el labio inferior.
-En ese caso yo misma te ayudaré a presuadirles, no temas, no estáis solos en esto.
-Gracias Galadriel…
La fiesta se alargó hasta las tantas de la noche, cayendo todos poco a poco; Gilda esperó a que todos se durmieran y, una vez que estuvo todo despejado, recogió sus cosas para marcharse. Antes de abandonar el lugar echó un rápido vistazo dejando escapar un seco suspiro, echando a andar hacia el interior del boque. Sin embargo una abrupta y familiar voz murmuró.
-¿Te vas sin despedirte?
La grifo dio un pequeño bote, convencida de que estaba sola, sin embargo no pudo evitar esbozar una adusta sonrisita, inquiriendo de seguido.
-¿Cuánto tiempo llevas observándome?
-Lo suficiente como para ver que ibas a irte sin decirnos nada. Yo pensaba que al menos tendrías la decencia de despedirte, pero esto… me decepcionas, tía.
Gilda encaró a una molesta Rainbow Dash, la cual la miraba con un gesto desdeñoso y ligeramente dolido.
-Ah, ya sabes que no soy de despedidas, Dash…
-Ya, vale, pero no sé, pensaba que ahora que volvemos a hablarnos algo cambiaría entre nosotras. Entiendo que te quieras ir y te sientas fuera de lugar, pero al menos haz como que te importa un poco…
Ese comentario hizo reaccionar ligeramente a la grifo, la cual alzó las cejas al tiempo que inquiría.
-¿Sabías de mis intenciones?
-Me las olía, después de todo siempre has estado muy callada y hablando lo mínimo acerca de todo el asunto del viaje. Pero no te preocupes por eso, ya te he dicho que lo entiendo…
-¿Por qué? Pensé que ahora que eres la medio dura Rainbow Dash me insistirías que me quedara o algo así…
Aun a pesar de la pullita de la grifo, Rainbow la ignoró al tiempo que comentaba.
-Al principio lo rumié, pero después de pensarlo y ponerme en tu lugar, creo que sé por qué lo quieres hacer. Después de todo yo misma vi que unos cuantos llegaron a huir durante el ataque. Quieres buscarlos ¿verdad?
Ésta vez Gilda se mostró sorprendida ante la aguda perspicacia de la pegaso, esbozando una leve sonrisita al tiempo que murmuraba.
-No me malinterpretes, no es que quiera huir o desertar de la lucha, pero siento que no puedo dejar a los míos a su suerte, vagando por ahí y exponiéndose solos a innumerables peligros…
-Eh, está bien, lo entiendo perfectamente, lo que me molesta es que quisieras irte sin despedirte al menos de mí.
-No quería causar molestias…
-Gilda… tú no eres ninguna molestia.
Grifo y pegaso se miraron fijamente, diciéndoselo todo en nada, hasta que finalmente ambas se dieron un gran abrazo que duró sus buenos segundos. Finalmente la grifo se separó, al tiempo que Rainbow murmuraba.
-Ve con cuidado… espero volver a verte.
-Yo también, Dash… yo también.
La grifo se dio la vuelta para irse, cogiendo sus cosas, aunque en ese momento vio el arco e hizo amago de ir a devolverlo, pero Rainbow la paró.
-Puedes quedártelo, no creo que Fluttershy lo vuelva a usar, estará mejor contigo. Seguramente lo necesitarás.
Ante eso ella tan solo asintió con la cabeza, asegurándolo junto con su kayak. Las dos amigas se lanzaron una última mirada y, al segundo siguiente, Gilda echó a volar por encima de las copas de los árboles, alejándose en la distancia.
Tras eso la pegaso se dio la vuelta y volvió a la aldea, aunque en ese momento se encontró a Galadriel junto a un árbol, observándola atentamente.
-Eres un ser interesante, Rainbow Dash… antepones a tus amigos frente al bien mayor. Eso dice mucho de ti…
-Sabía que no iba a poder retenerla por mucho que se lo pidiera. Nos conocemos desde que éramos pequeñas, aunque siempre ha sido muy dura e independiente, incluso más que yo. Somos muy distintas, pero aun así éramos las mejores amigas durante aquel campamento de verano. Sé que dejarla marchar es lo mejor que puedo hacer por ella.
-Nunca es fácil decir adiós, a veces requiere de mucha fuerza de voluntad. Pero hasta el más nimio gesto puede llegar a cambiar el curso de los acontecimientos. La historia de mi mundo bien lo atestigua. Y por lo que he visto hasta el momento, en éste también ha sucedido más de una vez.
-Algo así… aunque no estoy segura de tu mundo, eso sí-añadió la pegaso rápidamente.
-Oh, créeme, después de todo no somos tan distintos. Nunca te separes de tus amigos, Rainbow Dash. Son tu mayor fuerza.
-Lo sé, lo he ido aprendiendo durante todo este tiempo. A marchas forzadas, eso sí… pero aprendiendo después de todo.
Ante eso Galadriel acentuó un poco más su sonrisa, sin decir nada más y observando el cielo estrellado de Equus; por su parte le pegaso se retiró a dormir, dejándola allí contemplando ese nuevo mundo tan fascinante para ella.
Esa misma noche, y tras pasarse por el este para comprobar una cosa, Twilight regresó a Canterlot esbozando una triunfal sonrisita y cargada hasta arriba de varios materiales que había conseguido en su visita al Valle Entrereinos. Todavía la costaba creerse que un hechizo tan simple a base de runas podía haber dado el pego de semejante manera, pero no era nada que una rápida visita pudiera hacer. Al principio no vio nada, pero en cuanto se acercó lo suficiente pudo notar la presencia de una barrera mágica hecha con magia arcana, fácilmente identificable usando su cuerno y mostrando las runas en las que se sostenía. Tan sólo hizo falta romper uno de los hitos a los que estaba atado el hechizo para deshacerlo como un castillo de naipes, dejando a la vista lo que protegía.
-Muy inteligente de tu parte, Luna, pero no lo suficiente-pensó la alicornio lavanda, incidiendo un poco más su maquiavélica sonrisita.
Fue a ver directamente a su señor en lo alto de la montaña para darle las buenas noticias, en cuanto la vio llegar Sauron murmuró.
-Ah, aquí estás… dime una cosa ¿por qué no has movilizado aún a las tropas para ocupar ese valle?
-Porque he pensado que será mejor esperar un poco, aún que tenemos el factor sorpresa. Luna quiso hacernos creer que allí no había nada con un simple hechizo a base de runas, pero fácilmente rompible con poco que hagas. Sin embargo no vengo de vacío, como puede observar-explicó ella, sin alterarse.
-Sí, ya lo veo… ¿qué traes?
-Unos elementos interesantes, entre ellos mercurio y algo de sodio, he pensado que podríamos intentarlo junto con el hierro y la pirita que han encontrado en las tierras vetustas.
El ojo de Sauron se contrajo, observando los materiales hasta que finalmente murmuró.
-Bueno, podemos intentarlo de nuevo… trae las cosas.
Con un solo hechizo trajo de vuelta todos los elementos para volver a intentar recrear el palantir, entre ellos el elemento de la magia, el corazón de cristal, el ídolo de Boreas, el amuleto alicornio y el resto de materiales que usaron cuando lo intentaron por primera vez. Añadió los nuevos junto con el resto, se puso el elemento de la magia y, sin más demora, volvieron a repetir la operación.
Ésta vez la mezcla pareció ser mucho más estable, tomando forma poco a poco sin desmoronarse; al ver esto, el ojo de Sauron se contrajo tanto que parecía una rendija totalmente vertical, llegando a musitar en ese momento.
-Sí… ésta vez sí…
-Eso parece, al menos no se rompe-asintió Twilight, sudando un poco.
Mantuvieron la corriente mágica durante unos pocos minutos más hasta que la esfera adquirió un brillo más opaco y mate, fue entonces cuando Sauron indicó que lo cortaran; asió entonces el resultado con su magia, envolviéndose en un aura rojiza intensa al tiempo que el Maia concentró parte de su poder en el proto palantir. Sin embargo nada relevante sucedió, contrariando en parte a Sauron.
-Maldición, en forma es perfecto, pero no logro que funcione como tal, le falta algo…
-¿No? Vaya, parecía ir bien…
-E iba bien, pero no consigo hacer contacto con nada ni nadie, supongo que será por el hecho de que está en otro mundo, pero no debería ser un problema como tal, los palantir son capaces de paliar grandes distancias…-explicó Sauron.
-En ese caso debemos seguir intentándolo.
-Sí… ¿qué hay de ese valle que nos habían ocultado?-inquirió en ese momento Sauron, cambiando de tema.
-No es gran cosa, pero es un sitio bastante fértil, podría servir a modo de avanzadilla. Aunque si me lo pregunta a mí, esperaríamos a movernos en el momento oportuno, así les pillamos desprevenidos.
Ante eso el señor oscuro estuvo pensándolo detenidamente hasta pronunciarse al respecto.
-Está bien, lo haremos a tu manera, pero hemos de seguir buscando materiales para que el palantir funcione…
-No se apure, señor, así se hará.
Twilight se llevó el proto palantir para guardarlo junto con el resto de elementos que usaron para crearlo; estaban un poco más cerca. Pero la invasión de Equus debía continuar.
A la mañana siguiente, y tras despedirse de los kirines, Luna y compañía continuaron con el viaje hacia el este; antes de marcharse, Rain Shine le hizo un regalo a Fluttershy en forma de una abultada bolsa con hierbas medicinales y materiales médicos de todo tipo, ya que la pegaso se había mostrado muy interesada al respecto, aprendiendo unas cuantas cosas por el camino.
-Toma, esto es para ti, te vendrá bien para seguir aprendiendo y podrás ayudar a quien lo necesite en vuestro viaje.
-Oh, muchas gracias Rain Shine, no tenrías que haberte molestado…-murmuró la pegaso, algo cortada.
-Ni lo pienses, es mi regalo para ti.
Para los demás también tuvo algún que otro detalle, tanto a Luna como a Rarity las dio un colgante con propiedades especiales que ayudaba a canalizar mejor la magia.
-Para vosotras os doy este colgante, os ayudará a concentrar mejor vuestra magia y realizar hechizos más potentes.
-Oh, es divino, muchísimas gracias-murmuró la unicornio, encantada.
-Sí, nos vendrá bien, sobre todo a mí, los últimos grandes despliegues de magia me dejaban bastante agotada-admitió Luna, poniéndoselo.
-Estoy segura de que haréis buen uso de ellos.
Para los ponis de tierra como Applejack y Pinkie les obsequió con unas semillas especiales de unas plantas que crecían en ese mismo bosque.
-Éstas semillas son de unos zarzales que hacen brotar unas bayas muy ricas y nutritivas que complementan muy bien cualquier tipo de dieta que se precie. Estoy segura de que os vendrán muy bien para cuando recuperéis Ecuestria.
-Vaya, muchas gracias, las plantaré en mi granja a ver qué tal arraigan-murmuró Applejack, guardándoselas en su bolsa.
-¡No puedo esperar a hacer postres y pasteles con ellas, seguro que salen buenísimos!-añadió Pinkie, muy contenta por su regalo.
Para la pegaso y su amiga grifo tuvo un detalle parecido al de las unicornios, aunque se sorprendió al ver que Gilda no estaba, cosa que Rainbow aclaró enseguida informando de su marcha.
-No se preocupe, yo la guardaré su regalo-murmuró Rainbow, sin darle más vueltas.
-Está bien. Para ti tengo este colgante especial que hará a tu vuelo mucho más rápido y ligero, está imbuido de una magia especial-explicó Rain Shine, entregándola dicho colgante con una pluma de águila enganchada en su extremo.
-Muchas gracias.
Y, finalmente, Spike también recibió un regalo especialmente dedicado.
-Y para ti, dragón, algo igual de especial que el resto de los regalos. Éste pedazo de carbón nunca se apaga, te servirá para iluminar tu camino, así como encender fogatas e incluso potenciar tu fuego interior.
Spike aceptó el regalo bastante impresionado, cogiendo el susodicho con una de sus garras y sintiendo el calor emanando de su interior sin parar, brillando intensamente.
-Caramba, nunca había visto nada así, muchas gracias…-murmuró el dragón, guardándolo en su bolsa.
-Nuestra magia está en sintonía con la naturaleza, permitiéndonos ir un poco más allá a la hora de realizar determinados objetos mágicos. Espero que estos regalos os sean de utilidad en vuestro viaje.
La agradecieron una vez más tanto su hospitalidad como su generosidad, despidiéndose finalmente de ella y los kirines, continuando su viaje hacia el este.
Atravesar el resto del bosque de Kirinia les llevó por lo menos medio día, abandonando el clima suave y templado del mismo para adentrarse de lleno en uno mucho más cálido y húmedo; y es que, al otro lado de un extenso estuario de un ancho y caudaloso río que nacía en lo más profundo de las montañas de Laberintia, se extendían las espesas y profundas selvas de la Poninesia, un territorio casi inexplorado y poblado por otras razas que apenas tenían contacto alguno con el resto de reinos de Equus, siendo en ese sentido un lugar peligroso. Pero era necesario pasar por allí para llegar a la región montañosa de Laberintia.
-Vaya, menudo estuario… ¿cómo lo vamos a cruzar?-inquirió en ese momento Applejack.
-Debe de haber por aquí una balsa atada a una cuerda que va de lado a lado, vamos a buscarla-indicó Luna, echando a andar.
Remontaron el ancho río por su margen izquierdo hasta encontrar una cabaña con un pequeño muelle en el cual había flotando una balsa de tamaño medio la cual se encontraba unida a una larga y resistente cuerda que atravesaba todo el río hasta el otro margen. No había nadie en las inmediaciones, pero dado que parecía ser usada de manera habitual, no dudaron mucho más y embarcaron todos juntos. Al principio pensaron que tal vez no podrían ir todos juntos, pero la balsa se mantuvo firme en todo momento, por lo que Luna, usando su magia, comenzó a tirar de la cuerda hacia ella, comenzando así a atravesar el río lenta y pausadamente.
Mientras tanto estuvieron observando el paisaje que los rodeaba, el agua del río bajaba de un color amarronado como resultado de la deposición de numerosos materiales en su lecho, cosa que llamó la atención de algunos ponis.
-Qué agua tan sucia, no dan ganas de bañarse-comentó en ese momento Rarity, con expresión asqueada.
-¡Ya ves, parece puré de calabacín!-exclamó Pinkie.
-Eso es porque éste río es alimentado por numerosos afluentes que arrastran todo tipo de sedimentos provenientes de distintos puntos de la Poninesia, además de las montañas de Laberintia, donde los minotauros hacen un poco lo que quieren con él, básicamente-reveló Luna, centrada en la cuerda.
-Con cada cosa que dice de los minotauros menos ganas tengo de pasarme por allí si la soy sincera, princesa-admitió Rainbow en ese momento.
-Lo sé, pero si queremos ganar esta guerra tenemos que hacer esto… lo cual incluye atravesar la Poninesia para luego dirigirnos hacia las montañas del norte.
-¿Es peligrosa la Poninesia?-inquirió en ese momento Fluttershy, algo amilanada.
-Bueno, según se mire… mientras no nos salgamos del camino, no tiene por qué pasar nada.
Las palabras de la alicornio fueron recibidas con algo de renuencia, pero no quedaba otra que seguir adelante, adentrándose en un territorio desconocido. Por su parte Galadriel no dijo nada, observándolo todo con inusitada curiosidad.
Una vez que llegaron al otro lado del río desembarcaron de la balsa junto a otro muelle idéntico al del otro margen y, finalmente, se adentraron en la densa y extensa selva de la Poninesia.
Debido a su clima tropical húmedo característico, la flora era bastante variada y muy espesa, con altos y densos árboles que lo cubrían casi todo, bajando la iluminación en todo el lugar consecuentemente; vieron de todo, desde plataneros, orquídeas, cafetos, castaños, flores de pascua, cacaoteros, árboles del caucho, heliconias, zapotes y hasta bromelias, incluso lirios de agua en los ríos y otros pequeños lagos por los que cruzar era complicado debido a la vegetación en sí misma, que crecía hacia todas las direcciones sin control. Esto hacía que el camino delimitado a veces se difuminara, costando un poco seguirlo y no salirse de él. Las enredaderas también eran muy comunes, teniendo que tener especial cuidado con ellas ya que crecían por todas partes, incluso por el suelo, provocando alguna que otra caída. También vieron algunas plantas carnívoras como la venus atrapamoscas, droseras y hasta las vistosas nepenthes villosa, cuya trampa era como un embudo lleno de un viscoso y ácido líquido con el que digería a sus presas que caían en ella.
-Vaya, había oído hablar de este tipo de plantas, pero nunca había visto ninguna en persona. La naturaleza es tan fascinante…-murmuró Fluttershy, observándolas atentamente con un brillo en sus ojos.
-Lo que tú digas, Flutters, pero tenemos que seguir adelante…-le recordó Rainbow en ese momento.
Fue en ese momento cuando se oyó un rugido apagado en la distancia, asustando a la pegaso y haciéndola marchar a paso ligero temblando levemente. Y es que donde había una gran y abundante vegetación, también había fauna de todo tipo.
-¿Qué ha sido eso?-masculló Rarity, también algo nerviosa.
-Ha sonado como una pantera o un puma… vamos a tener que ir con cuidado-anunció Luna con voz queda.
El detalle en sí puso al grupo en alerta rápidamente, aunque también vieron otras especies menos peligrosas y hasta amistosas; balanceándose entre las ramas llegaron a ver multitud de monos que les observaron pasar antentamente, comiendo y acicalándose entre sí. Aunque no fueron los únicos, llegando a ver largas y amenazantes serpientes enroscadas entre sus ramas a una distancia prudencial, así como alargadas lagartijas e incluso rapidísimas y muy escurridizas salamandras repatando entre los troncos caídos de los árboles. Las aves también eran muy numerosas, pudiéndose oír tanto en la distancia y viendo unas cuantas posadas en las ramas o bien volando cerca de ellos, distinguiendo loros de una amplia variedad, así como tucanes, papagayos, cucos y hasta colibríes. Aunque lo que más abundaba eran los insectos, volando cerca de ellos y molestando sólo como ellos sabían hacerlo.
-¡Auch, maldita sea!-llegó a mascullar Rainbow en un momento dado.
-¿Qué pasa, dulzura?-inquirió Applejack, sobresaltada.
-¡Es ese mosquito otra vez, me ha vuelto a picar!
-Je, pues acostúmbrate, otra cosa no sé, pero de eso hay mucho por aquí-murmuró Luna, sin mayores pretensiones.
Ante eso la pegaso dejó escapar un quejido molesto, a lo que Spike, en ese momento, comentó.
-Menos mal que Gilda no está aquí ahora, Rainbow, si fuera ella diría que es verdad que te has ablandado…
-¿¡Tú también?! Además… ¿cómo sabes eso?-inquirió ella, ligeramente molesta.
-Bueno, aquella vez cuando vino de visita a Ponyville no fue muy cortés que digamos…
-¿¡Qué?! Pero, pero… ¿cómo sabes todo eso?
-¡Porque estuve allí, aunque no lo recordéis! En serio, ya no sé qué más decir o hacer para que lo entendáis…-masculló el dragón, frustrado.
Ese comentario llamó la atención de Galadriel, preguntando al respecto y explicándola en líneas generales cuál era la situación entre Spike y ellas; una vez enterada, la elfa comentó al respecto.
-Por lo que me comentáis, todo apunta a que ha debido de pasar algo para que no os acordéis de él… déjame verte un momento, Spike.
El aludido se adelantó y se puso delante de ella, al tiempo que alzaba su mano con Nenya brillando en su dedo; la pasó sobre su cabeza sin tocarla, mirándole fijamente como si tratara de escudriñar algo en su interior, hasta que en un momento dado se separó y murmuró.
-No noto nada en su cabeza, está claro que por su parte no hay nada extraño, por lo que no miente. A ver vosotras…
Repitió el procedimiento con una de ellas al azar, siendo Applejack la que recibió el chequeo; ésta vez esbozó un gesto confuso, notando algo y comentando al respecto.
-Aquí sí que noto algo raro, pero no consigo vislumbrar qué es exactamente… extraño, Nenya debería ser capaz de curar cualquier mal…
Las demás se miraron entre sí un tanto confundidas, aunque en ese momento se oyó un audible gruñido que las hizo reaccionar.
-¿A quién le suenan las tripas?-inquirió Rainbow, anonadada.
-A mí no, desde luego…-murmuró Rarity, airada.
-Pues suena como si no hubiera comido en días…
-Entonces ¿Quién…?
Se dieron la vuelta y se encontraron entonces cara a cara con una vistosa e intimidante pantera negra que las miraba fijamente con sus ojos amarillos, esperando un momento apropiado para atacar; se encontraba subida a un tronco caído cubierto de musgo y hongos, con las patas flexionadas y el lomo semi arqueado, en una clara pose de inminente ataque. Todas se quedaron congeladas en el sitio debido a la sorpresa, siendo Luna la primera en mascullar.
-No hagáis ningún movimiento brusco…
Por un instante nadie dijo ni hizo nada, muertos de miedo, aunque al segundo siguiente la pantera terminó de flexionar sus patas y saltó hacia ellas; el cuerno de Luna brilló súbitamente con fuerza, levantando una rapidísima barrera mágica que las escudó y repelió por un instante al animal, que se echó hacia atrás. Galadriel fue la siguiente en moverse, con un rápido movimiento de sus manos las ramas cercanas cobraron vida y envolvieron de golpe a la pantera, confundiéndola y ocultándolos de la vista.
-¡Corred!-exclamó Luna.
No se lo pensaron dos veces e hicieron eso mismo hacia ninguna parte en específico, tratando de poner distancia entre ellos y el feroz animal, el cual fue tras ellos corriendo a una velocidad de vértigo, esquivando ramas de todo tipo y raíces que surgían del suelo como mejor podían; tanto Luna como Galadriel continuaron haciendo magia en todo momento tratando de repelerla sin hacerla daño y con la intención de ralentizar su marcha mientras corrían, pero la pantera demostró una inteligencia y unos reflejos dignos de admiración llegando a esquivar un par de acometidas mágicas e incluso una barrera al hacerse a un lado mientras corría.
La carrera se intensificó hasta que llegó un punto que no pudieron aguantar mucho más, aunque en ese momento se toparon entonces con un abrupto precipicio que las hizo detenerse en seco.
-¿¡Qué?! ¡No puede ser! ¿¡En qué momento se ha elevado el terreno?!-masculló Applejack, incrédula.
En ese momento oyeron el aullido de la pantera acercándose a ellas, a lo que Galadriel anunció con decisión.
-Saltad.
-¿¡Qué?! Pero…
-No os lo penséis, saltad ya.
-Pero eso no…
-¡Vamos!-exclamó entonces la elfa, haciendo un rápido gesto con su mano.
Al punto una abrupta fuerza las empujó a todas y, salvo los pegasos, el dragón y la alicornio, que echaron a volar hacia abajo, los demás comenzaron a caer a plomo hacia abajo justo en el momento en que la pantera alcanzaba el borde del precipicio; el animal se detuvo en seco, observando a sus presas caer, entre ellas la propia Galadriel, la cual conservaba en todo momento la calma. Describió una rápida filigrana con sus manos y, al punto, varias rmas y raíces de los árboles de abajo se movieron rápidamente formando así un colchón que frenó en seco la caída, enredándose entre ellas a pocos metros del suelo. Tanto Rainbow como Fluttershy, Luna y Spike aterrizaron justo al lado de Pinkie, Applejack, Rarity y Galadriel, la cual se posó suavemente en el suelo ayudada por una rama.
-¿¡Estáis todas bien?!
-¡Nunca más, nunca más!-masculló Rarity, muerta de los nervios.
-¡Yay, eso ha sido divertido, tenemos que volver a repetir!-exclamó Pinkie, aún con la adrenalina en el cuerpo.
-Pinkie, a veces pienso que tu concepción de la diversión es una muy extraña…-murmuró Applejack, sujetándose el sombrero.
-¿Todavía sigue siendo fascinante la naturaleza, Fluttershy?-inquirió en ese momento Rainbow, con desdén.
-Bueno, a veces puede llegar a ser algo terrorífica…-admitió ella, aún temblando.
Las ayudaron a bajar del árbol rápidamente, tardando un poco en desenredar todas las lianas y, en cuanto se dieron la vuelta, fueron recibidas por una abrupta sorpresa. Y es que una serie de ponis vestidos con ropas tribales, las caras pintadas y armados con toscas lanzas y arcos les miraban fijamente sin decir nada y apuntando sus armas hacia ellos con gestos desafiantes.
-Mierda-masculló Luna, sintiéndose desarmada.
-Esto… princesa, creo que la toca a usted…-murmuró Rarity, sumamente nerviosa.
-Sí, ya me gustaría a mí, pero me temo que no sé quienes son ni qué idioma hablan-anunció ella con voz queda.
-¿¡Qué?!
-Lo siento, pero ya os lo dije, la Poninesia es un territorio en su mayoría desconocido y potencialmente hostil, sabía que hay tribus varias habitándola, pero no cuáles son ni qué cultura tienen ni nada de nada…
Todos los ponis indígenas las miraban fijamente con gestos difíciles de discernir, aunque uno de ellos se adelantó y las dijo algo en un idioma ininteligible mientras las azuzaba con su lanza; no hizo falta ser ninguna eminencia para darse cuenta que las instaba a caminar, por lo que se dejaron hacer sin decir ni hacer nada más.
Estuvieron caminando varios minutos sin decir o hacer nada relevante hasta llegar a un amplio claro en la selva donde había una aldea rodeada de altas murallas de madera; entraron en ella a trompicones y los indígenas les llevaron hasta el centro de la misma, siendo observados por otros ponis indígenas que allí vivían, entre ellos yeguas y potrillos. Los que les llevaron hasta allí comenzaron a hablar acaloradamente con otros en ese idioma tan extraño, mientras que otros entraban en una casa cercana hecha de madera y con tejado de paja. De ésta salió entonces una figura familiar, sobre todo para Rainbow, la cual al verla no pudo creer lo que estaban viendo sus ojos.
-¡No puede ser, imposible!
-¿Qué pasa, Rainbow?-inquirió Rarity, extrañada ante su reacción.
-¿¡Es que no véis quién es?! ¡Pensaba que era ficción!
Una poni pegaso de ojos color cereza, pelaje amarronado claro, crin y colas de tonos grisáceos y vestida cual exploradora, con una rosa de los vientos por marca de belleza, se acercó a ellas frunciendo el ceño y posando su mirada en todas las presentes, deteniéndose en seco al ver a Luna y mascullando de seguido.
-¿¡Princesa Luna?! ¿¡Qué hace usted aquí?!
-Hola doctora Do, no me esperaba verla por aquí…-saludó la aludida, como si tal cosa.
Para entonces Rainbow parecía estar a punto de darla algo, mascullando de seguido.
-¡A ver, a ver un momento que me aclare! ¡Eres Daring Do!
-Sí, soy yo ¿quién lo pregunta?-inquirió ella, con expresión neutra.
Ante eso la pegaso multicolor abrió y cerró la boca como un pez, sin llegar a decir nada y diciéndolo todo al mismo tiempo; Daring Do elevó una ceja, mirándola con gesto inquisitivo, a lo que Rainbow musitó.
-¡Pero eso no puede ser, no eres real, eres la protagonista de una saga de libros!
Al oír ese detalle la aludida tan solo rodó los ojos, llegando a mascullar por lo bajo.
-Ah, sí, me olvidé de eso…
Antes de que Rainbow implosionara, Luna se adelantó rápidamente.
-Tranquila, Rainbow, todo esto tiene una sencilla explicación…
-¿¡Ah, sí?! ¡Pues no sé usted, princesa, pero yo ardo en deseos de escucharla!-bramó la aludida, con ojos desorbitados.
Antes de que la alicornio dijera nada, los nativos se impacientaron y exclamaron algo en su idioma, apuntando hacia ellas, sin embargo Daring Do les cortó y estuvo hablando con ellos en su misma lengua, impresionando aún más a la pegaso multicolor. Fuera lo que fuera lo que ella les dijo pareció calar en los nativos, soltándolas a todas y dejándolas ir con Daring, metiéndose en su casa y hablando allí con ella.
-Bueno, parece ser que la de colorines tiene muchas preguntas…
-¿¡Tú crees?! ¡Estoy en frente de una de las mayores heroínas que conozco y pensaba que ni existía!-exclamó la aludida, aún sin creérselo.
Daring Do rodó los ojos de nuevo, al tiempo que Luna aprovechaba para empezar las explicaciones.
-Vale, os cuento, la doctora y arqueóloga Daring Do es una de las más reputadas y prestigiosas en su campo, habiendo trabajado con otras figuras igual de importantes o más como ella, como la doctora Aitana Pones, entre muchos otros.
-Espera ¿Aitana Pones? ¿La demonóloga?-inquirió Rainbow, alucinada.
-La misma ¿la conoces?-inquirió Daring Do, frunciendo el ceño.
-¡Claro que sí, es una de las principales fuentes de A.K Yearling, la autora! Aunque a todo esto… ¿quién es A.K. Yearling entonces?
-Un simple pseudónimo, no existe-aclaró la pegaso rápidamente.
Rainbow tan solo asintió con vehemencia, mientras Luna retomaba sus explicaciones.
-Todos sus descubrimientos e investigaciones los hacía a modo de encargos nacionales, por así decirlo, todo lo que descubría e investigaba era parcialmente financiado por el reino y una tercera parte de sus ganancias eran destinadas a las arcas nacionales. Debido a esto, y para evitar que ella o el reino saliera perjudicado ante posibles amenazas, se decidió hacer pasar todo su trabajo por una obra de ficción a modo de tapadera de sus actividades y las nuestras, para así garantizar la protección tanto de las reliquias recuperadas como de la propia Daring y el reino.
-Ya veo, así evitaba la presión mediática y otros posibles escollos… muy bien pensado-murmuró la pegaso multicolor, sorprendida.
-Caramba, dulzura, qué suelta te veo de repente…-murmuró Applejack en ese momento, divertida.
Ante eso la aludida esbozó una sonrisita llena de desdén, aunque en ese momento Daring Do tomó la palabra.
-Acepté ya que sabía que mis actividades me granjearían enemigos que tratarían de ir a por mí o a mis seres queridos, por lo que estuve principalmente viajando de aquí para allá buscando nuevos hallazgos, todos abalados por la corona ecuestriana. Normalmente no me suelo quedar mucho tiempo en un solo sitio, pero un nuevo descubrimiento me obligó a alargar mi estancia aquí.
-¿De qué se trata?-inquirió Luna, curiosa.
-De algo probablemente grande que está relacionado con magia muy antigua y posiblemente oscura. No muy lejos de aquí hay un antiquísimo enterramiento sellado que contiene algo que no estoy muy segura de qué es, aunque tengo una vaga idea-explicó Daring.
-¿Enterramiento? Oh, cielos…-murmuró Fluttershy, asustada.
-No suena muy alentador que digamos…-asintió Applejack.
-¿Podemos ayudar de alguna manera?-inquirió Rainbow, ansiosa por trabajar al lado de la mítica exploradora.
Daring Do se quedó callada, como si se lo estuviera pensando bien, aunque en ese momento se dirigió a Luna con voz queda.
-A todo esto ¿Qué están haciendo aquí exactamente, alteza?
Ante eso Luna tan solo suspiró y comenzó a relatarla todo su viaje por Equus desde que salieron de Ecuestria hasta ese mismo momento, añadiendo también la situación actual allí; una vez enterada, Daring Do rechinó los dientes al tiempo que mascullaba.
-Maldita sea, Ecuestria sumida en el caos y yo aquí perdiendo el tiempo. Podría haber sido de ayuda…
-No estés tan segura-comentó en ese momento Galadriel.
La exploradora miró a la aludida con gesto extrañado, al tiempo que inquiría.
-¿A qué se refiere?
-Sauron no se parece en nada a lo que hayas podido ver o vivido. Es un ser de mi mundo que se alimenta de la mentira y la desesperación. Lo que necesitamos para vencerle es un ejército lo suficientemente fuerte para hacerle frente y así poder llegar hasta él. Y he de ser yo quien lo haga.
Ante esas palabras Daring Do miró a la elfa con gesto inquisitivo, no muy segura de sus palabras, pero al final lo dejó estar comentando.
-Aun así no me daré por vencida, si puedo descubrir algo aquí que nos ayude, lo usaré.
Galadriel tan solo asintió con la cabeza, con actitud pacífica, al tiempo que la exploradora dejaba escapar un gesto molesto; antes de salir de la casa, anunció secamente.
-Podéis quedaros si queréis, los Qwachaka no os dirán nada.
Rainbow quiso decirla algo, pero para entonces la exploradora ya se había ido; Luna frunció el ceño, un tanto preocupada por ella, aunque aprovechó para comentar.
-Bueno, tal vez sea buena idea parar y descansar un rato… si a vosotros os parece bien.
-Sí, nos podría venir bien aclarar un poco las ideas…-asintió Applejack en ese momento, mirando de reojo a Rainbow.
El húmedo y fresco ambiente de la Poninesia se echó sobre ellas, al tiempo que una densa niebla rodeaba las montañas circundantes, envolviendo al valle en una leve penumbra.
¡Y continuamos con Sombras de Mordor de forma extraoficial! lo digo porque estaba tratando de sacar un nuevo capítulo de Mi vida tras Vocaloid, pero como no lograba escribir nada gracias a esa puta señora, decidí moverme a otra cosa, funcionando bastante bien. No tengo intención de seguir con ésta historia, al menos de momento, por lo que me pondré con otra cosa. A partir de aquí la historia se concretará bastante, he de pensar bien lo que quiero contar, así que volver al formato de un capítulo cada vez será lo mejor. Ahora hablemos del capítulo.
Meter a Galadriel siempre fue mi intención, de hecho quería meter a Eärwen, su madre, pero tras consultar las fuentes tuve que optar por su hija, ya que es la única que tuvo a Nenya tras su forja. Y sí, éste anillo de poder será clave para la consecución de la historia, junto con la propia Galadriel, que supondrá un sustento importante para las demás. Tampoco quiero que todo el peso y la resolución de la historia recaiga en ella, no es ningún deus ex machina, así que limitaré de cierta forma su poder para que la trama no dependa única y exclusivamente de ella.
También he aprovechado otros detalles canónicos como el de los kirines o el de Daring Do para adaptarlos a la historia y que sirvan también para que ésta avance. La exploradora será de gran importancia también para la consecución de la trama, y sí, he aprovechado para hacer un guiño a Volgrand también XD
En cuanto a la historia en sí he decidido también limitarla para que no se alargue demasiado, por lo que la terminaré con treinta capítulos: 15 del primer libro y otros quince del segundo. Así que sí, tan solo quedan cinco capítulos, ésta es otra de las razones por lo que he decidido volver al ritmo normal de publicación, para poder pensarlo y dividirlo todo bien. Aprovecharé para volver con Pokémon, que tengo ganas de empezar la quinta generación.
Y nada más de momento, comentad, dejad reviews y todo eso. ¡Nos leemos!