When All is Lost, One is Found. En Español.

Autora: Rinoaebastel

Epilogo: Murciélago Grasiento

Disclaimer: Harry Potter no es mío y no gano nada con esto, solo practicar en la escritura. Harry Potter es propiedad de JK Rowling.
AN: Esta historia puede contener escenas de los libros y de las películas de Harry Potter, pero no con el dialogo exacto, este ha sido reescrito u omitido. No está señalado.


Septiembre, 2004

Una breve ráfaga de viento sopló entre los grupos de los antiguos y nuevos alumnos mientras se encaminaban hacia Hogwarts. La vegetación se había mantenido igual durante cinco años. El bosque aún estaba lleno de criaturas peligrosas, con ojos amarillos observando a los humanos y acompañados de unos sonidos que perturbaban la tranquilidad de vez en cuando.

Cientos de luces cuadradas aparecieron en la distancia, como si su dueño, que en este caso era el mismo castillo de Hogwarts, fuera un gigantesco faro de piedra intentando extinguir la oscura noche.

El castillo parecía alzarse en el aire. Mientras se acercaban, los nuevos estudiantes forzaron sus cuellos, intentando descifrar cuando terminaban las torres mientras estas se estiraban hacia el cielo nocturno.

Querían detenerse pero no se atrevieron a hacerlo. Sí lo hubieran hecho, los estudiantes que estaban detrás de ellos los habrían empujado. Hagrid había comentado a los nuevos estudiantes que se detuvieran mientras los antiguos los adelantaban, siguiendo la rutina a la que estaban acostumbrados.

Después, Hagrid guió a los nuevos estudiantes a través de las puertas del castillo. Comenzaron a subir un tramo de escaleras, algunos lo hicieron con facilidad mientras que otros respiraban con dificultad, e incluso, sudaban por el esfuerzo. En la distancia pudieron ver la puerta que conducía al Gran Comedor y tras ella, un sonido apagado de murmullos alcanzaron sus oídos. Luego escucharon susurros.

Susurros que se convirtieron en un gigantesco aullido, provocando que los de primer año dieran un brinco.

Un pequeño mago, el cual asumieron que era un profesor, se les acercó.

—Vamos a prepararos para la ceremonia de selección, —habló el profesor. Tenía un sombrero en su mano y lo agitó para llamar la atención de los estudiantes. —Formar una fila y seguidme.

Tras un murmullo curioso y unas cuantas voces temerosas, los niños hicieron lo que les pidió.

El profesor se acercó y las puertas se abrieron como si el sonido de las pequeñas palmaditas que emitió fueran la llave para abrirlas.

Los estudiantes de cursos más avanzados ya estaban en sus mesas y todas las cabezas se giraron hacia los de primer año.

Todos los nuevos se detuvieron. Los que no podían ver echaron un vistazo por encima de los hombros y de las cabezas del resto y así observar lo que estaba pasando y por qué la cola se había detenido. Para la gran mayoría, no fueron los demás estudiantes los que los intimidaron, sino la gran mesa en la que la mayoría de las personas conocidas del mundo mágico estaban sentados. Algunos rostros eran amistosos; otros no mostraban emoción alguna pero no había expresiones de crueldad entre ninguno de ellos.

El pequeño profesor que los guiaba se adelantó y dejó el viejo sombrero que tenía entre sus manos en una silla en frente de la mesa de profesores. Los estudiantes se movieron hacia delante.

El gran comedor se sumió en el silencio cuando el sombrero comenzó a cantar, indicando el comienzo de la selección. Era increíble que seis años atrás, el castillo hubiera sido destruido por una batalla contra un mago oscuro.

Cuando el último estudiante fue seleccionado, una mujer de avanzada edad y con túnicas verdes se levantó del asiento central, uno que estaba decorado con alas de fénix a cada lado; un legado de su predecesor. La mujer aclaró su garganta y todos la miraron.

—Buenas noches. —la voz de McGonagall cruzó el Gran Comedor sin esfuerzo, alcanzando a cada par de orejas y reclamando su completa atención. —Bienvenidos a Hogwarts a los antiguos estudiantes y a los nuevos. Como pueden observar este año tenemos algunos cambios en el profesorado. —su sonrisa alcanzó sus ojos mientras juntaba sus manos y se giraba hacia uno de sus lados.

—Oye, esa de rizos… ¿no es…? —un estudiante joven susurró con suavidad y otro más mayor se puso el dedo en los labios para callarlo.

—No interrumpas ahora.

McGonagall continuó:

—Me gustaría presentarles a vuestra nueva profesora de Herbología, la señorita Dutchess, y a la señorita Bastel, vuestra nueva profesora de Transformaciones…—los aplausos interrumpieron a la directora, invitando a los otros estudiantes a que intentaran reunir información.

—He oído que esas dos no hacían más que meterse en problemas. Mi primo fue con ellas al colegio y tenían el record de castigos.

—¿Y cómo han llegado a ser profesoras? —susurró otro.

—Escuché que el Profesor Snape las recomendó.

—¿Qué? ¿Porque haría eso? Y lo que es más importante, ¿cómo han logrado que lo haga?

—Al final empezaron a desarrollar nuevas medicinas. —comento otro estudiante. —Vamos a poder aprender mucho de ellas.

—A ti todo lo único que te importa es aprender, gigantesco empollón. —intervino otro pero lo dijo con afecto.

Los aplausos terminaron y los susurros desaparecieron.

—También, como pueden ver, nuestra querida señora Pomfrey se ha retirado pero me alegra anunciar que su aprendiz va a sustituirla. Por ello, ahora quiero que conozcan a nuestra nueva enfermera, Hermione Snape.

Los estudiantes no estaban sorprendidos de que la aprendiz Hermione Granger se hubiera convertido en la enfermera Hermione Snape. Todos conocían su historia.

El profesor Snape no parecía afectado, al contrario que Hermione que sonreía y se inclinaba con sus mejillas coloreadas. La bruja tomó asiento y volvió su atención al profesor de pociones, intercambiando algunas palabras.

—Ahora que hemos terminado con las introducciones, por favor, disfruten del festín. —Minerva estiró los brazos y en un instante, la comida cubrió la mesa y los platos dorados.

Cuando la directora se sentó fue una indicación de que era correcto comenzar a comer. El parloteo reinó en el Gran Comedor mientras los estudiantes se servían la comida.

Los niños llenaron sus estómagos hasta que la somnolencia cayó sobre ellos. Fue entonces cuando Minerva se levantó y les dio permiso para marcharse. Cada grupo de nuevos estudiantes siguió a sus prefectos hacia sus casas comunes.

Después de que los estudiantes abandonaran el Gran Comedor fue el momento de que los profesores se marcharan. Cuando Hermione y Severus salieron al pasillo, el profesor de pociones tomó su mano. Recorrieron los pasillos, dirigiéndose hacia donde todo había empezado para ellos.

Ella había sido su estudiante, luego, cuando más tiempo había pasado, se convirtió en su aliada, en su amiga y en su apoyo. Más tarde y tras el final del peligro, Hermione se convirtió en su amante y finalmente, en su mujer.

Cuando entraron en sus habitaciones privadas Hermione sonrió.

—Ha ido mejor de lo que esperaba y parece que has ganado unos cuantos Slytherin bastante buenos.

—Um. —La acercó hasta él.

—¿Solo um? ¿No tienes ninguna respuesta sarcástica? —ella sonrió con satisfacción. —Sabes, si no tienes cuidado la gente va a pensar que te has vuelto blando.

Severus rió y en vez de contestar, la besó. Las manos de Hermione se enredaron con su cabello y ella devolvió la muestra de afecto.

Y la puerta de las mazmorras se cerró, ocultando el final feliz de un Slytherin. Un final que nunca había pensado que pudiera llegar a tener.

No estaba nada mal para ser un murciélago grasiento.

Fin.


AN: Y aquí estamos, en el final de la historia. En parte me da pena pero por otra me da ánimos para empezar otra cosa nueva además de escribir retazos de estos dos. Actualmente estoy escribiendo shorts sueltos, otra historia y una novela original por lo que, espero que podamos volvernos a ver pronto :D

Muchísimas gracias por el apoyo que le habéis dado a esta historia. Me ha hecho inmensamente feliz, me ha ayudado a continuar, a ver que algo que he hecho puede ayudar y hacer sonreír a alguien. Muchas gracias por estar aquí a cada lector que ha disfrutado, reído y llorado, a cada persona que haya dejado un review.

En especial, muchas gracias a la señorita Dutchess, la cual, sin ella, esta historia no existiría, ni en inglés, ni en español. Así que, muchos besitos a mi beta.

De nuevo, muchas gracias por haberme acompañado desde principio a fin y espero que tengáis un fantástico día.