Disclamer: Gintama no me pertenece, yo sólo hago uso de sus maravillosos personajes

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Resumen: Dicen que enamorarte de alguien mayor trae problemas. A Kagura los temas amorosos con "cierto chico" le importan un comino; Soyo piensa lo contrario cuando la ve, por que está segura de que es igual a ella en muchos aspectos, y lo sabe cuando ve al hermano de Kagura, y mejor amigo de Sougo. Porque, ¿En qué más pueden pensar unos chicos sádicos aficionados a las peleas a parte de sus pérfidas distracciones?

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Capítulo 1. No trates a un mocoso como a un mocoso si no quieres ser llamado viejo

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—Sí, definitivamente es horrible—Dijeron esas dos chicas mientras se lanzaban contra la cama y soltaban un largo suspiro

Estaban agotadas, y como suponían, comer helado no iba a remediar nada. Querían regresar todo como era antes, pensaron que quizá habían cometido un error en no dejar las cosas como estaban en un principio. Sólo les quedaban sus palabras de aliento de la una para la otra.

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—Estás perdiendo china—Soltó una carcajada ese chico de castaños cabellos, mientras movía efusivo el control de videojuego

Kagura no respondió, estaba concentrada en no perder por nada del mundo. Al fin y al cabo la ventaja de su contrincante no era mucha después de todo, era fácil de superar. Cuatro metros, tres metros, dos metros, un metro y... No contó con que cierto pelirrojo, o hermano mayor idiota, se interpusiera entre la pantalla y ella.

—¿En serio solo vamos a comer ese arroz?—Preguntó ese chico con una sonrisa

Kagura trataba de mirar la pantalla, y en lo poco que lograba ver, se percató que la ventaja incrementó el doble.

—Si sólo ese arroz, ahora quítate—Contestó esa chica con sumo desespero

—¿De verdad sólo eso?—Se rascó la cabeza ese chico, confundido

Y continuaba sin moverse, hasta que Kagura decidió cambiar de lugar, ignorando por completo la pregunta de su hermano; No obstante, la partida había culminado. El sádico que estaba a su lado no pudo evitar burlarse con una enorme sonrisa, era lo que más detestaba de él, su prepotencia en todo. Y como no, su inigualable manera de hacerla estallar en cualquier pelea. "Es la edad, eres una mocosa aún", era lo que siempre decía Okita Sougo cuando ella se molestaba y solía gritarle, por que vaya, cuatro años aún era bastante. Kamui se reía cada que ellos dos peleaban—Que era cada que el traía su amigo a la casa—, de hecho Kagura ya se había acostumbrado a verlo casi siempre, desde que tenía dos años, donde memorias algo vagas y borrosas le hacían recordar a esos dos mocosos sádicos corriendo por toda la casa, mientras su padre gritaba que tuvieran cuidado con las escaleras y su madre los consentía. Era, en conclusión, un miembro más de la familia.

Volviendo a la situación actual, esa pelirroja se encontraba descontenta, gracias a su hermano, quien la había hecho perder. Lo reprendería, claro, porque no se iba a salir con la suya.

—Kagura, no puedo creer que sólo nos alimentes con este arroz.

—Te mereces menos que eso estúpido hermano—Lo señaló furiosa

—Es que me lo acabé todo—Afirmó ese chico con una sonrisa—Y aún tengo hambre.

Sólo faltaba eso para que esa chica se enfadara aún más. Su comida era SU comida, y Kamui había acabado con la ración para cuatro personas. Su estómago fue más injusto cuando chilló.

—Maldición Kamui, yo también tenía hambre—Reclamó Sougo y se tiró al suelo

El estómago de Kamui sonó, lo que causó el disgusto de sus dos compañeros.

—¿Quieres comer afuera china?

Ella asintió, y ambos se fueron dejando a ese pelirrojo solo y hambriento. Al estar afuera, caminaron y buscaron un lugar barato (Sougo había dado la condición de invitar mientras el precio fuese "accesible"). Su búsqueda no fue tan larga, ya que encontraron un buen puesto. Al terminar emprendieron el regreso, satisfechos. Iban en un nada incomodo silencioso, hasta que en cierto cruce de calles ese chico rió.

—Cuando estabas un poco más mocosa recuerdo que te ayudaba a cruzar.

—Deja de mentir, yo te sujetaba para poder cruzar, porque el idiota de mi hermano y tú siempre se olvidaban de mi—Kagura se cruzó de brazos

—¿No es lo mismo estúpida?

—No bastardo. Aun no sé por qué el calvo me dejaba con ustedes, pude morir, y menos entenderé la razón por la que mami lo aprobaba.

—No moriste, punto a nuestro favor—Alzó el pecho orgulloso

Continuaron hablando de las mil y un razones cosas que pudieron sucederle a Kagura mientras esos dos eran responsables de ella, hasta que el camino se hizo corto y llegaron. No fue raro para Kamui verlos discutiendo al momento que entraron, lo que al le preocupaba era si alguno de ellos traía algo de comer, aunque fueran sobras. Su decepción fue grande al ver que ninguno traía más que el estómago repleto, o quizá Kagura aun no, Sougo se negó a pagar si ella excedia de lo que le podía invitar. Conocía su delicada forma de comer. Pensaba que si un día no hubiera comida, ese par de hermano no dudaría en comerlo si tuvieran la oportunidad.

No pasó mucho tiempo desde que entraron a que volvieran a tocar el timbre de la casa. Era Soyo, quien llevaba comida. Kagura de inmediato la invitó a entrar.

—Creí que el arroz no sería suficiente, así que traje algo más. No es mucho, pero...—Cuando dirigió la mirada de nuevo a Kagura y a Kamui los vio devorar todo, y no pudo evitar reír

—Eres un ángel Soyo-chan—Elogió esa chica a su amiga, a pesar de tener la boca repleta

—Delicioso—Exclamó Kamui alzando el pulgar

Sougo se limitó a observar junto a esa chica de cabellos azabache.

—No entiendo cómo diablos comen sin engordar—Comentó ese chico con monotonía

—Envidio a Kagura-chan por eso—Añadió Soyo con una expresión dulce y algo tenebrosa—En fin, me hace feliz que estén comiendo. Además vine a hacer unas tareas con ella.

—No creo que esa tarada te ayude mucho, pero bueno...

—Oh no te preocupes Okita-san, está vez lo hará—Sonrió esa chica

(...)

—¿Y bien Kagura-chan? ¿Qué otro tipo de comida le gusta?

—Te vuelvo a decir Soyo-chan, a ese idiota le gusta todo lo que sea comestible.

—Confiaré en ti—Dijo más tranquila esa azabache—Te ayudaré con Okita-san, me dijo que lo que le gusta comer es...

—Soyo-chan—Interrumpió Kagura irritada—No me interesa ese sádico mierda, además eso lo sé.

—Prometo ayudarte en otra cosa—Dijo Soyo con brillo en los ojos

—Soyo no me gusta. Por mi podría morirse, e iría a su funeral para reirme.

Rió de su amiga, quizá ese pequeño porcentaje de sadismo que ella tenía le hacía querer molestarla. Sabía que Kagura era muy allegada a esos dos, por esa misma razón, confiaba firmemente en que uno (o si no los dos), moría por el otro. Por otro lado, pensaba en ese pelirrojo de semblante alegre y amenazante al mismo tiempo. No entendía del todo cuando comenzó a llegar a casa de su amiga no solo por ella, si no también por su hermano. Era difícil explicar, y estaba consciente de que cuando él se acercaba a ella por cualquier tontería su rostro enrojecía por completo, sus piernas temblaban y su corazón no dejaba de saltar. Kagura fue capaz de darse cuenta, intentando convencer a su mejor amiga que cometía un gran error, sin embargo, era inútil. "Soyo-chan estaba enamorada.".

Con banas escusas Soyo lograba persuadir a su amiga para que ayudara a que salieran los cuatro juntos. Para sorpresa de nadie, Kagura y Sougo permanecían al margen discutiendo por cualquier nimiedad, en cambio Kamui y Soyo permanecían hablando de luchas—Era astuta al preguntar a Kagura sobre los gustos de su hermano, para informarse bien y tener en un tema en común—, también hablaban de los tipos que había golpeado ese chico en la semana. No le disgustaba el hecho de que de vez en cuando rompiera narices, más bien le parecía gracioso ver como él se emocionaba cual niño pequeño al hablar de esas cosas; no quería arruinar esa tranquilidad que había creado entre los dos. En esos breves segundos se percató de algo en especial: Una de las cosas que le gustaba de él era eso, sus diferentes expresiones.

Sin embargo, su único objetivo no era salir con Kamui, se empeñaba en juntar a Kagura y a Okita. Tenía en cuenta de que si ella era novia de Kamui, sería injusto que esos dos no lo fueran. Aunque Kagura no se percatara, segun ella, estaba enamorada de él. Su instinto no le fallaba, o así que creyó cuando logró juntar una pareja en su clase. Afirmaba orgullosa que desde el principio lo supo. Pero le molestaba un poco que Okita fuera tan reservado, a pesar de que fuera su amigo y vecino de algunos años, no era quien te decía que adoraban tal cosa, había que preguntarle antes, y esperar si respondía. Trataba de ser discreta para no dejar al descubierto el amor que su amiga sentía por él. "Eso es Soyo, estoy orgullosa de ti" se decía cada que lograba sacarle algo a ese chico. Podía augurar un futuro donde Kagura le agradecía haberla juntado con el "amor de su vida" y cediéndole a su hermano con toda la dicha del mundo. Sabía que sus pensamientos iban demasiado lejos cuando gritaba en medio de la clase. Esa chica china sabía que tenía una amiga muy peculiar.

Kamui era feliz cada que Soyo llegaba con un plato de comida, y lo era más ella cuando veía como el comía sin dejar nada en el plato. Había leído alguna vez que el corazón de un hombre se conquistaba a base de comida. No se daba cuenta, pero de paso conquistaba a su amiga que era una amante de la comida, o eso solía decirle siempre Kagura.

En una de sus reuniones, había una razón para estar ansiosas.

—Soyo-chan no te quiero espantar pero mañana es cumpleaños de Kamui...

—Lo sé—Respondió ella segura de sí misma

—¿Qué le vas a regalar?—Kagura comprendía la serio del asunto que era para su amiga

El rostro de Soyo cambio de uno seguro, a uno de preocupación.

—¿C-comida?—Preguntó insegura

—No. Sería poco original... Aunque Kamui estaría feliz

Kagura quedó pensativa durante unos segundos, de forma que su rostro se iluminaba por sus segundos, para luego volver al mismo rostro de fracaso.

—¿Y si le regalas un saco de Box?

—No creo que le guste, a él le llama la atención golpear personas—Comentó Soyo

—Buen punto, ¿Y si le regalas una persona que le sirva como saco de Box? Tienes bastante dinero—Sugirió la pelirroja, seria

—Kagura-chan—Exclamó Soyo, enérgica—No puedo hacer eso... Creo

—Tienes razón.

No dijeron nada, buscaban un regalo perfecto, pero todo lo desechaban al instante. Hasta que algo apareció mágicamente en la cabeza de Kagura.

—¡Ya se!

Jaló a Soyo del brazo, para obtener ese regalo de una vez por todas. No había pasado catorce años junto a él para no conocerlo aunque fuera un poco.

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Nota de autor: Hola :3 Este es un nuevo fic que tengo en mente y espero continuar :v/

Y bueno, en relación a los sentimientos de cada una, trataré de darlo a explicar en cada cap. Así que espero les guste.

Este capitulo fue corto, los demás serán mas largos, ya que este es como una introducción respecto a la relación que llevan todos.

También quería aclarar que me gustó un doujin OkiKagu, donde Kagura sigue siendo cuatro años menor que Kamui y Sougo, siendo estos dos ultimos mejores amigos, por lo que me gustó la idea. No obstante, sólo tomé ese concepto, ya que lo demás del fic es diferente.

Sin más, les deseo un feliz año (Un siglo despues :v) y feliz nueva temporada de Gintama (Que está genial)

Pd: Cualquier sugerencia o corrección será bienvenida mientras sea respetuosa :)

Pd2: Gracias a la genial Guren por traducir el doujin y a la hermosa Srita. MCD por mostrármelo :v/