CAPÍTULO FINAL

Capítulo 32 (final)

La fuerza del viento levantaba diminutas olas en la orilla del mar, el sol estaba comenzando a levantarse dando origen al crepúsculo matutino y próximamente al nuevo día. En dicha orilla, una pareja de castaños observaba el horizonte sin quitarle el ojo de encima, pensativos sobre su encuentro inesperado y sorpresivo; había tanto de qué hablar ahora que estaban juntos por fin.

-No creí que te encontraría aquí.

-Vine por asuntos de negocios.

-Ya veo.

Sus miradas seguían en el paisaje, no se atrevían a mirarse directamente, sólo se dedicaban a escuchar sus voces. Se quedaron callados por unos segundos hasta que el silencio se rompió.

-¿Cómo has estado todo este tiempo?

-Bien, me he establecido bastante bien en esta bahía.

-Me alegra.

-¿Y tú cómo te encuentras, Seto?

-Normal, como siempre, desde antes de que te fueras.

Pero Tea, por la forma en que hablaba, supo que Kaiba la había extrañado. Sintió un nudo en su garganta.

-¿Qué haces tan solitaria en este lugar?

Se mordió los labios y apretó la mandíbula, la presencia de Kaiba la estremecía.

-Vine a concluir el asunto que tenía pendiente con Yami y Yugi.

Esta vez fue Kaiba el que apretó los dientes al oír los nombres de sus rivales.

-Le prometí a Yami que olvidaría todo.

El semblante de Kaiba pasó de serio a anonadado. No resistió más y volteó a ver a Tea con el rostro lleno de sorpresa, confusión y deseo de escuchar más.

-Antes de morir, le hice una promesa a Yami. Dejaría todo en el pasado, como debe ser, y viviría al máximo cada segundo del resto de mi vida. No volvería a llorar por nada ni nadie, ni permitiría que mi paz interior se viera afectada por la partida de mis seres queridos.

Kaiba la miraba con los ojos brillantes por el júbilo que su corazón sentía al enterarse de esa promesa. Tuvo que contener su impulso de acercarse a ella.

-Así que vine aquí a destrozar los únicos recuerdos que me quedaban de Yami y Yugi. Esta es mi forma de cerrar el círculo por la relación que mantuve con ambos, de esta manera podrán descansar en paz y yo viviré plenamente como ambos deseaban.

Los dedos de Kaiba temblaron y sus manos sudaban, algo raro en él que no mostraba sus sentimientos abiertamente.

-Entonces, haz dejado libre a los fantasmas de Yami y Yugi.

Su voz le mostró a Tea que no preguntaba, sino que afirmaba lo dicho. Tras un breve silencio, Tea asintió con un simple movimiento de cabeza, la mano del CEO volvió a temblar.

-¿Y cómo te sientes?

Tea no respondió de inmediato sino que miraba como el sol se levanta en el oriente poco a poco y la luz iba llenando la playa.

-Me siento mejor que nunca.

Por primera vez, desde que se encontró con Seto y se pusieron a mirar juntos el crepúsculo, volteó hacia su lado y lo miró directamente a los ojos.

-Siento una gran paz como nunca antes sentí desde que murió Yugi.

Los ojos del CEO tenían un brillo especial, igual que los de Tea. Un silencio nuevo y diferente cayó sobre ellos, inundándolos, llenándolos; en ocasiones callar decía mucho más que hablar, porque eran sus miradas las que decían todo, las que confesaban todo: ambos se habían extrañado.

Durante un año de ausencia, Tea estuvo meditando mucho, analizando detalladamente lo que sentía, lo que quería para su futuro. No quería estar con un hombre si no lo amaba, ya no tenía planeado hacer sufrir a nadie más, pero sí quería tener una relación; esta vez era en serio, su corazón estaba abierto a amar a alguien aunque no sabía cuánto se tardaría en corresponder y en dar amor.

Entiendo perfectamente por qué Yugi te amó tanto, y el por qué Seto Kaiba te ama tan profundamente.

Y los dos sabían lo que Kaiba sentía por ella, lo que aún conservaba en su interior y que no moría aunque el tiempo había transcurrido lento para ambos.

Sin escrúpulos, Seto Kaiba extendió su mano hacia Tea, ella fijó su mirada en la mano y luego otra vez en el CEO entendiendo que debía tomar la mano.

-¿Me permites ayudarte a formar nuevos recuerdos?

La vista de Tea se nubló ligeramente, su pecho se comprimió por dentro, el significado de esas palabras eran demasiado para ella. De nuevo miró la fina mano de Kaiba y supo que si tomaba esa mano ya no habría vuelta atrás, no podría dar marcha atrás: sería suya.

Olvida que me creaste, olvida que fuiste novia de Yugi Moto, destruye todo lo que tiene que ver con nosotros y ve tras él.

Lentamente, Tea alargó su mano y, con firmeza y convicción, se aferró a la mano del CEO.

Apretó la mano de Kaiba con sus fuerzas y él correspondió a ese gesto de la misma forma, indicándole que nunca la soltaría.

Prométeme que cuando ya no esté, no te quedarás sola. Olvida todo lo que tenga que ver conmigo y con Yugi y vive con la persona que te pueda dar ese amor que tanto anhelas y necesitas.

.

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El crepúsculo del amanecer estaba lleno de colores hermosos que se reflejaban en el mar como un espejo, las olas se movían de un lado al otro chocando contra las rocas del peñasco más alto, lugar donde alguna vez un crepúsculo así, pero del atardecer, fue el único testigo del amor entre una mujer de cabellos castaños y un homúnculo de pelos tricolores. Ahora era distinto, el anterior crepúsculo era para finalizar un día igual que finalizó el amor de Yami y Tea con la muerte de éste.

Sin embargo, este crespúsculo representaba un amanecer, un nuevo comienzo, un día que daba su inicio justo como la relación de esas dos personas que lo miraban desde la orilla del mar.

Los ojos azules de Tea estaban enfocados en ese amanecer colorido mientras el viento jugaba con sus cabellos meciéndolos de un lado a otro. El frío mañanero aumentó, pero Tea no lo podía sentir, el frío no existía para ella en esos momentos; sólo era calor, el calor de los brazos de Kaiba que la protegían del clima friolento de la playa.

Los dos pares de ojos azules miraban cómo el sol salía, los brazos de Kaiba mantenían apretados junto a su cuerpo a la joven castaña y ella había pasado los suyos por la espalda de él. La altura del CEO sobrepasaba la suya por lo que Kaiba estaba algo encorvado para abrazar a la chica.

La playa se fue iluminando poco a poco y los dos castaños estuvieron observando por largos minutos el crespúsculo y la salida del sol hasta que se miraron fijamente.

Con sutileza poco común en él, Kaiba tomó entre sus manos el rostro de Tea y acarició con los dedos pulgares sus mejillas ante la mirada cariñosa de la mujer.

-Creí que nunca te volvería a ver.

Tea sonrió dulcemente, llenándose de ternura ante las palabras del CEO. ¿Podría amar a Seto Kaiba? Sí, estaba segura que sí podía; era un hombre que, como ella, necesitaba amor.

Kaiba le devolvió la sonrisa y, sin esperar más, besó en la boca a su chica. Tea cerró los ojos al sentir el contacto de los labios de Kaiba y correspondió de la misma forma, pasando sus brazos alrededor del cuello de Seto y parándose en puntillas para estar más a la altura del empresario. Kaiba notó esto y la levantó un poco hacia él mientras la apretaba contra su cuerpo.

Quería sentirla junto a él, asegurarse de que todo era real y no un producto de su imaginación. Y Tea confirmó que sí podía amar a ese hombre con el que ahora compartía sus labios en un ósculo profundo.

Y el viento, como queriendo ayudar a la pareja, se llevó los restos de las fotos de Yami y Yugi atravesando los cielos a toda velocidad, perdiéndose en el aire junto con la memoria de Tea.

FIN

Muchísimas gracias a todos aquellos que apoyaron esta historia hasta el final. Si gustan seguir mi contenido, pueden buscar mi página de facebook con el nombre de este perfil.

Tengo la suposición de que ya adivinaron el significado del crepúsculo en esta historia. El inicio y el final, el comienzo y el desenlace del amor para Tea tanto con Yami como con Kaiba.