Palabras~


I.

Palabras.

Y solo palabras.

Las palabras eran fáciles de pensar, pero no de decir.

Y sobretodo para Kirito, ese espadachín que se le apodaba el Beater, el que no sabia como usarlas. Al ver a ese ángel parado frente a él, usando ese rapier a la velocidad de la luz. Sabe que ella no sabe de skills ni terminología gamer, pero su jugada es perfecta.

No puede pedirle que se quede a su lado, pese a que de momento es lo que más desea. Que ella, que Asuna siga haciendo equipo con él. Pero no seria justo, ni para ella, ni para él.

Así que se calla las palabras de suplica, aquello de "yo te cuidaré " para decirle que debe hacerse fuerte.

Y alejarse.

Ella no deja de sorprenderle.

A pesar de que hace un año era una novata, ahora es la sublider de uno de los gremios más fuertes del juego. Y ese porte aguerrido le suma belleza y atractivo a esa joven mujer que siempre le ha parecido un misterio.

La relación de ambos en esos momento no es la mejor. La aparente indiferencia de Asuna, sumada a su carencia de comunicación provoca una tirantez que él no quiere pero sabe que es necesaria.

—¿Entonces como debo llamarte? ¿Subcomandante?

La respuesta de la bella muchacha no se deja esperar.

—Dime Asuna— le dice altiva.

Y ahí queda, ese otro intento de conversación. Mientras por dentro él quisiera que todo fuera diferente, que fuera como al principio cuando parecían conocerse con solo mirarse. Pero mucha agua ha pasado bajo ese puente, y las cosas no volverán a ser las mismas.

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II.

¿O sí?

El destino ha vuelto a hacer de las suyas, y otra vez ambos han vuelto a verse las caras. Y esta vez por necesidad, o por azar sus caminos siguen uniéndose. Ella lo invita a su casa para saborear ese espécimen rango s y él no puede evitar la pena que siente al verla sin el conocido uniforme de su gremio, se ve tan humana, tan familiar y tan... hermosa. Que le trae a la mente aquellos recuerdos de cuando la vio por primera vez casi año y medio atrás dentro de aquel calabozo del piso 1. Cuando le pareció una estrella fugaz...

Sin embargo aquí está ahora frente a él, sonriendo y exigiéndole que volvieran a formar una party como antes. El fantasma de sus errores pesa sobre su ánimo. No quiere que nada malo le pase. Y siente que de seguir así el mal agüero tomará control de sus acciones otra vez.

Pero Asuna es necia tanto como él es testarudo, e insiste en seguirle, estar juntos... ¿ser amigos? ¿Porque esa analogía suena -a su criterio- tan grande y a la vez tan pequeña? ¿Cómo si encajara, pero a la vez no?

Ella cocina como los dioses. Es increíble que alguien haya gastado su tiempo libre dentro de aquella trampa mortal para aprender a cocinar, pero otra vez, ella lo sorprende. Y lo hace. Y es majestuosa.

Toda en ella es majestuoso. Su mente lo dice a gritos, pero por supuesto ninguna palabra sale de su boca. ¿Que pensaría ella si soltara algo semejante? Porque si bien no es bueno con las palabras, mucho menos lo es para actuar. Es impulsivo, y eso demostró cuando luego de que Asuna le ensañara esa salsa de soja casera, él le lamiera los dedos sin pensar.

¿Cómo se había atrevido a hacer algo semejante?

Obviamente ni siquiera está arrepentido de ese impulso.

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III.

The Gleam Eyes delimita lo que pronto será su futuro y su principal deseo dentro del juego. Ella no tiene problemas en arrojarse contra el peligro, y eso lo demostró cuando por poco se sacrificó por los integrantes de la Armada.

Él no iba a permitirlo. Nunca iba a permitir que algo malo le ocurriera. Fin de la discusión.

Y mientras usa su 'arma secreta' para salvar a todos -incluido él mismo- comprende que quizás no es el único con ese desorden emocional. Cuando Asuna lo abrazó con tanto ahínco supo que ese era el lugar al que siempre habría de volver y reposar.

¿Cuántos encuentros con la muerte ha tenido en esos días? Ya perdió la cuenta; primero el jefe del piso 74, luego Heathclif, y por último Kuradeel quien no solo quiso arrebatar su vida, sino que también hizo lo posible por acabar con la de ella.

Eso nunca lo permitirá. Y no lo permite. Sacando fuerzas de flaqueza logra proteger lo que más ama. Y fue la primera vez que pudo soltar su lengua y decir aquello que guardaba hace tanto tiempo.

Mi vida te pertenece, Asuna. Así que úsala como quieras...

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IV.

Y así como fue bueno para decir lo que había en su corazón, también fue bueno para equivocarse. Su falta de palabras no tiene remedio. Y aquel ' Esta noche quiero estar contigo' lo persiguió por mucho tiempo, para su bochorno. Aunque ahora Kirito no puede negar que esa confusión fue la mejor que haya tenido en su vida, de otra forma no habría sido capaz de conocer las delicias de la intimidad. La piel de una mujer es tan suave como dicen, y el cuerpo femenino es uno de los secretos más preciados que pueda existir. Y los secretos de su Asuna, orgullosamente sabe que ella le pertenece, han sido lo más hermoso, lo más perfecto que sus dos años en SAO pudieron darle.

Y no fue una sola vez que descubrió ese beneficio, quizás su subconsciente estaba más despierto que él, pero cuando le propuso matrimonio, y ella contra todo pronóstico aceptó. Supo que se había beneficiado con otras formas de placer.

Grandemente.

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V.

La vida de casados es... no miel sobre hojuelas. Sino un ajuste donde dos personas con vidas completamente diferentes, se unen para crear una nueva etapa con todo el bagaje de la existencia por la que han transitado. Eso fue lo que pasó con este par tan disparejo como el día y la noche.

Asuna siendo siempre el centro de atención, tan blanca y pura como una estrella fugaz, junto a Kirito, alguien asocial, parco e indiferente que prefería pasar desapercibido a ser novedad. Que usaba el color negro para esconderse. Todo en Asuna brillaba, hasta su color de cabello, como las naranjas, como el atardecer, como el fuego que todo lo quema...

¿Porque alguien tan luminosa como ella estaría junto a el, tan opaco, tan carente de brillo?

—¿Porqué estás con alguien como yo cuándo puedes tener al mejor? Alguien similar a ti, que refleje tu luz y no la apague...—dice en voz baja en dirección a la chica que duerme a su lado en la mecedora. Su mejilla aterciopelada usa su hombro de almohada y el sol de la tarde brilla en su cabello.

Kirito no se cansa de preguntarse eso, pero al ser corto de palabras no se atreve a exteriorizarlo cuando ella esta despierta. Teme la respuesta. Teme que ella diga que todo fue un error, y que lo mejor es que vuelvan a ser amigos.

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VI.

—Porque te amo.

La voz de Asuna, ligeramente más adulta y dulce cumple su propósito, y él no hace otra cosa más que verla con sus ojos desmesuradamente abiertos. Sonó tan clara, tan directa que no hay dejo de duda.

—Te amo kazuto-kun— cada vez que dice su nombre siente la caricia osada de su paladar al nombrarlo.

—Yo también te amo, Asuna —contesta y entonces va al encuentro de sus labios, y se sacia de sus besos.

Con el correr de los años ha dejado de preguntarse tantos ¿Porqué? y contentarse solo con los hechos. El tener a esa bella mujer a su lado en el mundo real es más de lo que pudiera pedir.

Y aunque sabe que quizás no la merezca, es lo que la vida le ha dado y él no esta dispuesto a perderle. La abraza contra sí oyendo las risitas que escapan de sus labios de cereza, y como tantas veces su cuerpo reacciona a su piel suave, a su perfume, y a su calor. Y se regocija.

¿Que importa que sea corto de palabras? Ella lo conoce tan bien que adivina lo que sea que está pensando, completa sus oraciones, y es quien está a su lado en todo momento. Su complemento. O como dicen los románticos empedernidos; su otra mitad.

Diez años atrás a esta parte si alguien le decía que habría de encontrar a su alma gemela dentro de un juego de la muerte (del cual renegó con uñas y dientes en su momento) no lo hubiera creído. ¡Es que todo ese hecho suena terriblemente risible! Sin embargo aquí está, caminando de la mano con quien es su esposa tanto de este lado como del otro.

Su nula comunicación no ha sido tan mala si hoy lo ha puesto donde está.


Nota:

-Fanfic hecho para el aniversario de un grupo de whatsapp en el que solía estar.