Capítulo 6. El inicio de los tiempos.
N/A: 7 meses sin actualizar y sé que no tengo perdón de nadie, pero pues espero comprendan que la universidad me quita muchísimo tiempo, además de que tuve una laguna mental sin inspiración que amenazaba con quedarse toda la vida pero afortunadamente se fue por el momento.
Espero les guste el capítulo.
1 año y medio antes.
La ira, la tristeza, la decepción y mil cosas más emanaban de esa mujer. Trataba de no verla, pero le era imposible no observar cómo las lágrimas corrían por sus mejillas en un momento, soltando gemidos y pequeños grititos y al siguiente la furia hacía acto de presencia y se podía escuchar uno que otro tarro contra la pared, despues del estruendo venía una disculpa, para volver al llanto musitando lo mala persona que era. Tenía mucha suerte de ser la heroína del mundo mágico, de lo contrario Tom ya la hubiera corrido desde hacía tiempo; aunque la realidad era que tenía ganas. Cada cierto tiempo la volteaba a ver y negaba con la cabeza o pasaba sus dedos por las sienes.
Por una parte la curiosidad lo rondaba, pero se podía decir que también sentía un poco de morbo al respecto. Sólo había sabido de la come libros por el Profeta, y vaya que los artículos publicados acerca de ella o del trío dorado eran vastos en general. Que si Potter recibía premios, que si Granger era ascendida y que si Weasley… Ni sabía qué hacía él y no se daba el tiempo de leer las líneas dadas al pelirrojo, que por cierto eran nulas en comparación con sus dos amigos. Lo único que sabía era que la comadreja y Granger se habían casado hacía ya un tiempo, casi saliendo de Hogwarts. Tal vez ya habían terminado y por eso Granger estaba en tal estado frente a todo el Caldero Chorreante, tal vez su comadreja se había muerto o algo, eso sí que lo haría feliz. Negó con la cabeza ante el pensamiento aunque no pudo evitar la pequeña risa que se dibujó en sus labios, realmente no le deseaba la muerte a nadie pero es que ese pelirrojo nunca le iba a caer bien, ni un poco si quiera. Granger por lo menos tenía cerebro, tenía que reconocerlo, y pues Potter había vencido al Señor Tenebroso, así que tampoco podía menospreciarlo, pero Weasley… no podía ver un buen uso de sus escasas habilidades en ningún lado.
Estaba seguro, basándose en lo poco que había llegado a "conocerla" que ella se arrepentiría infinitamente al día siguiente. No era de hacer esas escenas y mucho menos teniendo un puesto en el Ministerio. Siempre había sido toda correcta y moral. Hasta podía sentir un poco de lastima por ella.
Dio un trago a su vaso de whiskey de fuego, sintiendo cómo el ardor del alcohol corría por su garganta mientras daba un leve suspiro. Siempre era reconfortante un poco de este líquido al final del día. Luego volteó a ver de nuevo a la castaña.
Habían pasado un par de horas y la castaña había pasado del llanto y la rabia sin control a terminar en modo costal tirada en la mesa. Dio un vistazo alrededor, el bar se encontraba prácticamente vacío, y él ya estaba listo para irse. Llevaba varios whiskeys de fuego encima pero se encontraba más sobrio que nada, simplemente le gustaba beber lo suficiente como para quitarse el estrés de su ajetreado día y poder dormir como un bebé.
Sacó algunos sickles y nuts y los puso en la mesa volteando a la barra para llamar la atención de Tom y retirarse del lugar, pero antes de pararse algo llamó su atención. Al otro lado de la barra se encontraba Mike, el ayudante de Tom, el cantinero, con una mirada muy rara y una sonrisa enferma dibujada en su cara. Sostenía un tarro con una mano y lo limpiaba con un paño blanco con la otra. Carraspeó para llamar su atención pero seguía teniendo la mirada fija, casi sin pestañar, en la castaña. Definitivamente daba desconfianza ver a ese individuo. Él conocía esa mirada, la había visto por muchos años en el cuartel de los Mortífagos, sobre todo en Greyback al ver a las víctimas que más tarde violentaría. Un escalofrío recorrió su espalda.
No quería averiguar qué pasaría pero tampoco quería dejar a la inconsciente nacida de muggles. ¡Maldita moralidad! ¿Desde cuándo se había vuelto buena persona y por qué nadie lo detenía para no serlo? A veces extrañaba su entrañable egoísmo, en otro tiempo simplemente se hubiera ido, hasta hubiera entregado a la muchacha en bandeja de plata.
El rubio suspiró. No podía creer lo que iba a hacer pero ya no había vuelta atrás, ya se encontraba caminando a ella, podía escuchar cómo sus zapatos de cuero chocaban contra el sucio piso del pub, incluso encontrándose con bebidas viscosas en él.
Se acercó lentamente a la castaña, quien ahora se encontraba con la cabeza contra la mesa y sus dos manos cubriéndola.
—Granger —dijo en un tono muy suave. Sólo la despertaría y se iría de ahí. No era como que ese lugar fuera su favorito, extrañaba los lugares decentes en los que solía regodearse pero actualmente no podía permitirse esos gustos, no era bien recibido por la comunidad mágica, ya era un milagro que se le permitiera beber en ese inmundo lugar.
La castaña no reaccionaba. Ni siquiera se inmutó.
Alzó su mano con miedo y le tocó suavemente el hombro. Su primera acción buena del día y la muy mal agradecida inconsciente. Volvió a moverla pero ella no reaccionaba.
Rodó los ojos. ¿Por qué le tenían que complicarle la vida? Él solo quería un rato de descanso. Realmente estaba comenzando a perder la paciencia. Alguien lo iba a ver e iba a estar en problemas, seguro que sí. Había dos opciones, o pensaban que le haría daño por el turbio pasado que ellos tenían, o Mike se pondría a la defensiva por querer rescatar a su presa.
Volvió a empujarla, pero esta vez con más fuerza. Al parecer fue demasiada ya que la castaña estuvo a punto de caer de la silla. El rubio actuó rápidamente y la puso en su lugar de nuevo. Hermione abrió los ojos de par en par, alarmada por el brusco movimiento que acababa de percibir.
—Granger, es hora de que te vayas a casa.
—jwidjdis —murmuró
—¿Qué?
La castaña comenzó a cerrar los ojos lentamente.
—No puede ser posible —susurró para sí mismo el rubio.
Volteó a ver a todos lados en busca de alguna posible solución. Mike lo miraba interrogante, con molestia percibida. Todo indicaba que iba encaminado a la segunda opción de la catástrofe.
—¡Eh! ¿Qué haces? —gritó desde el otro lado de la barra, llamando la atención de los pocos presentes en el lugar—. ¿Qué planeas hacerle, mortífago?
Malfoy rodó los ojos y se paró recto. Podía ser una paria para la sociedad pero definitivamente no iba a permitir que ese hombre le hablara así. Después de todo seguía siendo un Malfoy, no era cualquier persona, además el enfermo aquí era él.
—¿Cuál es tu problema? —dijo con desdén mirando al ayudante de arriba abajo—. Sólo despierto a la señorita para que vaya a su casa. No está en condiciones de seguir aquí.
—Déjala, ella se quedará aquí esta noche —una media sonrisa se dibujó en su rostro.
—Ni en tus sueños.
—¡Déjala! —repitió, dejando el tarro sobre la barra y sacando su varita apuntando a Draco directamente.
El rubio suspiró, justo lo que no quería.
—No es algo que quieras hacer, imbécil.
—¿A quién llamas imbécil, maldito mortífago? ¿Crees que te tengo miedo?
Rodó los ojos, una sonrisa se dibujó en su cara. Él en serio no quería nada de esto, pero ya que estaba aquí… Sacó rápidamente su varita y con un movimiento de muñeca inmovilizó al susodicho, quien hacía el intento de romper la maldición sin lograrlo. Poder débil.
Tomó a Hermione del brazo y se desapareció del lugar apareciéndose en su lujosa mansión. Afortunada o desafortunadamente, vivía solo, de lo contrario no estaba seguro de cuál sería la reacción de Lucius y Narcissa Malfoy al verlo entrar con Hermione Granger inconsciente y apestando a alcohol. A una parte de él le hubiera gustado ver la reacción de sus padres, o por lo menos verlos de nuevo… inmediatamente desechó ese pensamiento, no podía nadar por esas aguas oscuras en ese momento.
La castaña estaba casi tirada en el suelo, solo sosteniéndose por el agarre del rubio. La cargó y la puso sobre el primer sillón de cuero negro que vislumbró. ¿Qué iba a hacer ahora?
¿En qué momento había llegado al punto de tener a Hermione Granger inconsciente y ebria en la mansión Malfoy? Justo en el maldito salón en el que ella había sido torturada. Aunque había sido renovado, aun podía visualizar la escena en la que su adorada y cuerda tía lanzaba crucios contra ella, incluso podría escuchar el eco de su desquiciada risa.
Tenía que despertarla y avisarle que tenía que ir a casa, no podía moverla a otro lado, no tenía ni las más remota idea de en dónde vivía, y aunque lo supiera no era como que pudiera aparecerse sin consecuencia alguna en la puerta de la morada de dondequiera que ella viviera.
La movió bruscamente pero ella solo se acomodó mejor en su lugar, durmiendo plácidamente con algunos mechones de su despeinado cabello sobre su cara. Parecía un bebé, solo le faltaba empezar a babear. No estaba seguro de cómo interpretaría esa escena.
Esa mujer no iba a despertar esa noche, definitivamente el alcohol no era su amigo. Tomó la decisión de moverla a una habitación, no podía seguir en esa sala y menos con su acompañante. Le traía demasiados recuerdos que trataba constantemente de enterrar y que probablemente le acarrearían pesadillas para esa noche.
Despues de dejarla en la habitación de enfrente y acostarla con la ayuda de su varita sin siquiera quitarle los zapatos, se fue a su propia habitación, se quitó la capa y se cambió a su pijama de seda verde botella. No sabía qué le depararía en la mañana y no estaba seguro de querer saberlo.
A la mañana siguiente se levantó, aseó y vistió. Por un momento había olvidado la presencia de cierta mujer hasta que se vio amenazado con una varita al salir de su habitación.
Enfrente de él se encontraba una desorientada y enfadada Hermione Granger, sosteniendo su varita firmemente contra el pecho del rubio.
—Conque eres tú el desgraciado que decidió secuestrarme…
—¿Secuestrarte?
—…yo pensé que eras solo una víctima de las circunstancias, pero ya veo que eres igual de maldito que todos los Mortífagos…
—¿Qué?
—… con los que te regodeabas, además de tonto por dejarme la varita, intentabas violarme, matarme o no sé qué cosas…
—¿De qué carajos hablas?
—… y te haces el tonto aprovechándote de mí, quién sabe qué cosas me hiciste mientras estaba inconsciente, pero esto no se va a quedar así, el ministro es mi amigo y…
Draco trataba de interrumpirla pero ella seguía hablando y amenazándolo. Se acercó a su varita tratando de que dejara de apuntarla pero inmediatamente la castaña se resistió.
—No vas a poder quitármela, no sabes con quien te metiste…
Iba a seguir pero el rubio sacó rápidamente su varita, la inmovilizó y le quitó la varita. Parecía que los estragos de alcohol ralentizaron a la bruja más inteligente de su generación. Era eso o Granger había perdido el toque.
—¿Podrías callarte por un maldito segundo? En serio que sigues siendo la misma insufrible de siempre.
La castaña se removió ante el comentario pero no podía hacer mucho más que fulminarle con la mirada.
—Si no fueras una ebria que no sabe controlar su influjo del alcohol esto no hubiera sucedido —siguió—. Nadie te hizo nada, es más deberías estarme agradeciendo de rodillas que te salvara de alguien que sí quería hacerte daño, pero no, simplemente te pones a discutir sin saber los hechos. Para tu información, estabas tan ebria que quedaste inconsciente a mitad del bar, traté de despertarte pero no reaccionaste, así que te traje aquí para salvarte de ser violada. Nadie te hizo nada simplemente te hice el favor de dejarte dormir en una fina cama, seguramente en la mejor que has dormido nunca. Así que, de nada.
Terminó de hablar y la miró esperando que ella siguiera intentando discutir, pero ella se quedó inmutable, más aun que con el hechizo paralizante, incluso parecía apenada.
—Te puedes ir en cualquier momento, eh. ¿Ya te puedo quitar el hechizo o seguirás gritando?
La bruja no movió ni los ojos así que el rubio le quitó el hechizo.
Por un momento hubo silencio.
—Un gracias estaría bien —agregó.
—Eh… no pensé que…
—Es obvio.
Malfoy recibió una mirada fulminante.
—No te da derecho a hablarme así.
—Perdón por salvarte.
—Eres un idiota, tu eres el único que planea hacerme algo, seguro querías aprovecharte de mí…
—¡Ya cállate!
—No puedes callarme como si tuvieras el poder…
—¡No vuelvo a ayudar a nadie en mi maldita vida! Ni siquiera aceptas que fuiste lo suficientemente estúpida para quedarte en manos de un violador…
La castaña se calló. No sabía qué tan verídicas eran sus palabras, pero de serlo, él la había salvado de una experiencia traumática. No sabía si debía agradecerle, y el simple hecho de pensarlo le hacía sentir la bilis en su garganta.
—Lo… lo siento.
—Aunque no puedo dudar que te hace falta un buen polvo para que te calmes— dijo mirándola con desdén e impaciencia.
—Idiota
—Ya quisieras que un idiota como yo te hiciera el favor.
Ella solo balbuceó y se calló inmediatamente viendo a otro lado.
—¿Cómo puedo salir de aquí?
El rubio alzó una divertida ceja, si era la manera de callarla lo hubiera intentado desde hace muchos años en Hogwarts. No dijo nada y simplemente caminó hacia debajo de la Mansión. Ella lo siguió y llegaron al salón por el que entraron. Granger vio a su alrededor y no pudo evitar estremecerse ante los recuerdos.
—Activaré la red flú a donde sea que tu casa se encuentre para que te puedas ir. Solo dame el código de tu chimenea.
La castaña le dio el código. El rubio hizo un hechizo, rápidamente conectando las redes.
—Ya está. Hasta nunca, Granger.
Hermione bufó y se metió dentro de la chimenea con la cabeza en alto dignamente lanzando polvos flu dentro y desapareciendo, dejando un rastro de polvo detrás de ella.
Draco Malfoy sintió algo raro al dejarla ir, pero inmediatamente volvió a sus actividades.
Pasaron un par de días sin contratiempos. Siguió su rutina, iba al trabajo por la mañana, y al salir por la tarde tomaba unas copas en el Caldero Chorreante y volvía a su mansión sin mayores contratiempos para poder dormir.
Pero esa noche fue distinta, estaba a punto de acostarse en su mullida cama cuando escuchó un ruido en los salones de abajo. Inmediatamente se alteró, pero se tranquilizó al pensar que seguramente sería su moreno amigo, no sería ni la primera ni la última vez que Blaise Zabini se aparecía a mitad de la noche con una invitación para irse de juerga. Simplemente lo rechazaría y volvería a su cama, al día siguiente tenía asuntos importantes que arreglar en Malfoy Enterprise con Milton Wong y no necesitaba interrupciones.
Bajó rápidamente las escaleras de la mansión.
—¿Cuántas veces te tengo que decir que no me apetece irme a tirar mujeres a diestra y siniestra a mitad de la noche, Zab…?— gritó entrando al salón pero se calló inmediatamente al ver lo que estaba frente a él.
La mismísima Hermione Granger saliendo de su chimenea, aun con un poco de polvo en su muy delgada bata de satín.
—Creo que tenías razón, y tú me puedes ayudar con ello— dijo Hermione con una tímida sonrisa mirándolo directamente a los ojos.
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Draco Malfoy volvió a la realidad. No paraba de pensar en lo que había sucedido más de un año atrás, así es como había comenzado todo y como la castaña había vuelto a su vida para cambiarla drásticamente. Era algo que él jamás había esperado ni en el más descabellado de sus pensamientos, pero en el momento en que ella apareció todo cambió para bien, alejó todos sus demonios y le ayudó a poder recuperarse de su tormentoso pasado… pero aquí estaba de nuevo, solo y sin ella. Le dolía más su soledad incluso ahora que antes de comenzar una "relación" con ella.
Ella llegó para llenar un vacío que él no sabía que tenía, o que por lo menos no quería aceptar, y ahora que se había ido, la ausencia de su calor y de su sonrisa lo atormentaba constantemente.
Sacudió la cabeza y se paró de su cama, acercándose al bar para tomar un vaso de whiskey de fuego, era ya de madrugada y no podía conciliar el sueño. Tal vez la bebida podría ayudarle a dormir, como lo había hecho hace ya tanto tiempo en aquel sucio bar.
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N/A: Como siempre quiero agradecer a Mis betas Cristy 1994 y Danae García por ayudarme con correcciones y esas cositas y a mis co-Admis de Dramione Shipper por alentarme constantemente. Y a Yulz que siempre me preguntaba cuando actualizaría.
Está cortito pero quería regalarles un poco de los antecedentes de esta pareja. Espero les haya gustado el cap, ya saben cualquier cosa, dejen un review!
Aunque sea aventando tomatazos!
De nuevo, gracias por su paciencia, por sus reviews bonitos y por su apoyo
Besos
