Un recuerdo. Es todo lo que tuvo para mantenerse consciente de todo lo que ocurría en su entorno por mucho tiempo. Aunque estaba limitado en hacer lo que se requería de él como experimento, aunque estuviera en una vida que no le competía actuar acorde a intereses personales, lo que tenía por mente era más que suficiente para darle un motivo de existencia más allá de acatar órdenes de aparentes creadores. Una flor creada en un laboratorio… sus propios pensamientos siempre le indicaron que era algo mucho más que eso y fue más que suficiente para considerarse su propio ser.

Había perdido, había fallado… pero la sensación de que aún había algo que le necesitaba nunca le abandonó. Alguien que no pronunciaba su nombre en la lejanía, pero que sin lugar a dudas tenía que estar ahí sin importar la distancia. Por lo mismo no le había importado escapar por una segunda vez pese a lo desastroso que había resultado. No podía quedarse en las garras de esos reptiles, no podía darles lo que necesitaban de él. No podría hacer lo que querían que consiguiera.

No tenía sentimientos, pero sus recuerdos eran más que suficientes para indicarle lo que era importante. Poder diferenciar entre lo fácil y lo correcto.

Había aprendido de sus errores, había tenido que aprender a conectar con su nuevo instinto, dejar que la misma tierra le indicara el camino. Había tenido que rodear todo Snowdin para no enfrentar nunca más a esos esqueletos, tratar de borrar huellas de su huida un tanto desastrosa. Los perros le habían visto con suficiente tiempo para tratar de dispararle y dado en varios de sus pétalos. Y si bien podía recuperarlos con darse tiempo para ello, no le dio importancia a ese detalla y optó por no detenerse nunca más hasta dar con su objetivo. Cosa que le generó conflictos a la larga de su trayectoria, debilitándose al no esperarse a estar completo. Si tuviera permitido sentir algo al respecto, sin lugar a dudas odiaría esa naturaleza suya. ¿En verdad moriría por descuidos tan insignificantes como ese? ¿Qué clase de arma biológica se suponía que era con una debilidad así? Estaba más que seguro de que la loca lo había hecho así apropósito al no considerar necesaria una mejor capacidad al mantener todo en control bajo su mano. Seguramente no había contado con su propia capacidad de tomar sus propias decisiones por encima de sus órdenes.

Debilitado y sin saber qué más hacer, había terminado arrojándose en un río si lo que necesitaba era algo de agua. Pero el constante movimiento y la misma debilidad consigo habían hecho que quedara inconsciente de todo hasta que había despertado en manos humanas. Las manos humanas que tanto había estado buscando desde su despertar como flor. Como si fuese cosa del destino, había dado con la chica que había decidido de que siempre estaría con ella para protegerla de todo. No se permitiría otra cosa en cuanto él existiera.

Pero no le cabía duda de que no era bueno para las promesas. Su misma debilidad nuevamente había sido un problema, haciendo que se ausentara el tiempo suficiente para que la chica que había jurado permanecer con ella en todo momento estuviera ahora dispersa en algún lado. Frisk era un caso perdido, si… pero no podía perdonarse fallar tanto y con tanto peligro al acecho.

-Quiero ir a la florería. –Rompió con el silencio que había estado formado entre ellos de forma pacífica tras la ida de la extraña adolescente de fuego verdoso. –Quiero ver lo que quedó de todo eso.

-Son puros escombros ahora, no hay nada rescatable de ahí. –Contestó Sans con tranquilidad, mientras meneaba su botella como si con ello pudiera obtener más de ahí.

-Eso es culpa tuya.

-No lo niego.

-Pero aun así quiero verlo por mi cuenta. –Insistió mientras trataba de acomodarse en su florero. Estar flotando con tanta agua no era agradable, pero al menos estaba logrando que sus raíces comenzaran a salir con la mayor velocidad que podía permitirse. Con algo de sol podría hacer mucho más y rápido, pero el invierno presente no le ayudaría a obtener lo deseado. –Nada de esto me pinta bien.

Y no estaba mintiendo al respecto. La presencia de los caninos era un claro indicio de que eran mandados por el mismo Don que quería evitar que se encontrase con la chica, pero nada de eso seguía sin tener sentido. Los perros habían invadido en busca de la basura sonriente que tenía a lado suyo, no tenían idea de quién se trataba la humana ni mucho menos del propietario del lugar que se empeñaron en destrozar a su paso. Si el esqueleto era el verdadero problema que había estado evitando por tanto tiempo… juraba que él mismo le mataría por todo lo que había provocado. Por todo su acoso que disfrazaba de buenas intenciones.

-Mi guardia es por toda esta zona, así que podríamos pasar por ahí unos minutos. –Sonrió el esqueleto mientras parecía estárselo pensando demasiado. –Y tengo que mantenerte conmigo mientras no haya alguien más que pueda cumplir con el papel de niñero…

-No necesito que me cuiden. –Resopló Flowey con disgusto.

-Lo dices cuando no puedes ni mantenerte erguido por cuenta propia. –Se burló mientras le señalaba con la boquilla de su botella a punto de terminarse.

-No estaría así si no fuera por ti, insistiendo en ver a Frisk y llevándole los problemas a domicilio. –Le gruño en el acto por su atrevimiento de mencionar tal cosa. –Si te hubieras apartado desde el principio, no la habrías involucrado en tus cosas.

-¡Auch! Hoy sí que estás espinoso ¿eh florecilla? –El esqueleto se rio con total descaro. –Tal vez si te hace falta algo de sol para animar tus raíces. Aunque me temo que no hay nada de eso aquí.

Tomándose lo que le faltaba a la botella de un solo golpe, tomó su florero y sin aviso previo desapareció de ahí para aparecerse en un nuevo punto que le costó identificar en los primeros segundos. La sensación de trasladarse de un lugar a otro de esa manera era incómodo en muchas maneras, pero el cambio de estar en el exterior donde podía diferenciar la luz del sol a la de una linterna de pocos watts era bastante notorio. Su ser entero le agradecía del cambio pese al frío invernal que estaba experimentando ahora.

Por la nieve en los alrededores le había costado identificar la calle pese a ser la zona que debía de conocer más. Aunque se había tratado de un lugar pequeño a comparación de todos los edificios departamentales de alrededor, la ausencia de colores que había dado el local viejo era un golpe que hasta el mismo Snowdin parecía lamentar. El esqueleto no había mentido, eran puros escombros ahora.

-Acércame ahí. –Le ordenó sin más.

-¿Qué te hace pensar que puedes mandarme? –Pese al reclamo, su voz seguía sonando divertida. Aunque no descartaba el hecho de que parecía no querer ver el lugar. –Lo querías ver y aquí está, pero yo debo seguir vigilando lo demás y mantenerte conmigo de paso.

-Claro, porque ahogarte en alcohol en un bar claramente cerrado es parte de tu vigilancia.

-No cuestiones mis métodos.

-Esto es tú culpa y solamente no quieres afrontarlo. ¿Verdad? –Sin esperar respuesta alguna, hizo lo posible por tener su atención completa y movió sus pequeñas raíces para tratar de mojar su elegante saco, aunque hacer eso le indicó la capa de hielo que comenzaba a formarse en su agua. –Quiero ver si hay algo rescatable ahí.

-El lugar era tan viejo que dudo que pudiera soportar algo de ahí con tal explosión. –Comenzó a girarse mientras ignoraba los movimientos de la planta. Yéndose en dirección contraria a lo que solía ser un local colorido y con vida. –Ya lo viste, ya nos vamos.

-¡Hey! Ni siquiera estuvimos de frente.

-No siempre se obtiene lo que se desea, florecilla.

-¿Cómo tu acoso hacia Frisk?

-Agradable que insinúes esa posibilidad. ¿Acaso estoy contando con tu aprobación?

-¡Nunca!

Continuó reclamándole y moviéndose como pudiera para hacerle cambiar de rumbo, pero al no tener suficiente capacidad todavía de poder estirar sus raíces ni de hacer que surgieran algunas lianas, estaba limitado a gritarle al esqueleto de que le hiciera caso en su petición. En verdad que era detestable su situación.

-¡Era mi hogar también! ¡Y tú nos lo arrebataste! Solo quiero verlo por última vez.

-Ya cumplí con que lo vieras, además, ¿desde cuándo te volviste sentimental? –Rio la basura sonriente sin detenerse de su lenta caminata. –Que yo recuerde, no tienes la capacidad de poder sentir. ¿Cómo le haces entonces para que te importe Frisk?

-Eso no es asunto tuyo.

-Lo es si quieres que te lleve a dónde quieres.

-¿Estás abusando de la oportunidad?

-Tal vez.

La flor gruñó por un buen momento mientras el esqueleto continuaba sus pasos, cada vez más lejos del punto que realmente le interesaba inspeccionar. Sintiéndose acorralado en el caso, terminó suspirando a modo de resignación, lo suficientemente fuerte para que el mafioso comprendiera que le diría tal cosa. Supo que le había entendido al obtener una sonrisa y que se había detenido en su proceso de retirarse lentamente. Juraba que en cuanto pudiera se vengaría por abusar de la situación. No estaría debilitado por siempre.

-No puedo sentir nada por nadie ni por algo, sólo puedo tomar decisiones y acciones por mi cuenta. –Comenzó a explicar sin más, esperando no ser detenido en ningún momento en su plática que ya de por si no era considerable para él. –Yo decidí que Frisk es importante para mí, así que puedo enfocar mis acciones con base a eso. Aunque no lo hablemos, sé que ella lo comprende sin necesidad de explicaciones, aun cuando es una idiota que no sabe estarse quieta y sin meterse en problemas.

-Heh… Interesante. Tratas de decir que no sientes nada por ella, pero que si pudieras, elegirías quererla. –Por alguna razón, su explicación le hizo soltar una risa de lo más fingida. Seguramente había algo que no le causaba del todo gracia, pero no era algo que a la flor le importara. –Comprendo que no puedas entenderlo, pero así no es cómo funcionan los sentimientos, no podemos elegir. Simplemente pasan.

-No tengo tiempo para decirte lo equivocado que estás. Sólo llévame ahí y ya.

Sin dar más explicaciones al respecto, el esqueleto se giró y se encaminó de nueva cuenta hacia el tumulto de escombros que estaba decorado con tanta nieve encima. Estando tan de cerca podía contemplarse lo deplorable que había terminado, pero de una forma u otra, parecía tener parte de la esencia de terquedad y rebeldía de la humana ahí, floreciendo ante la adversidad sin permitirse perecer por completo ante un ambiente destruido para subsistir.

Y decir "floreciendo" lo estaba pensando en un modo muy literal. Realmente estaban algunos tulipanes surgiendo con cuidado entre los escombros, de algunas semillas que terminaron esparcidas seguramente. Los brotes eran bastante pequeños para brindar el color que caracterizaba en ese punto, pero Flowey estaba más que seguro de que no tardarían en brindar a la vista una gran paleta de colores que resaltarían aún más con la nieve encima. Podría ser un espectáculo del que seguramente a Frisk le encantaría ver pese a lo lamentable que había terminado el lugar que tanto había terminado queriendo.

También podía contemplar algunas hierbas muertas de lo que alguna vez fueron flores, pero aquello no le encontraba una explicación racionable al estar en la cima de algunos puntos de los escombros, como si se hubieran colocado algunos ramos secos encima y sin considerar que no sobrevivirían así.

-Es tan extraño estar aquí… y en vez de sólo contemplar a la florista del otro lado de la vitrina, sólo ver lo que siempre hay en esta ciudad. Puro desastre. –La voz del esqueleto le desconcertó de sus propios pensamientos, mas no le dio importancia a su sentimentalismo absurdo. –Algo bueno que tuve al alcance y yo mismo lo acabé.

-Sí, es tu culpa, bla, bla bla. Acércate de una buena vez. –Le reprochó al estar perdiendo tiempo con su propia reflexión de lo más exagerada. En efecto, todo eso había sido culpa suya, no venía al cabo que ahora quisiera mostrarse arrepentido. –Si algunas semillas sobrevivieron, puede que algunas cosas también.

-¿Qué es lo que pretendes encontrar?

-No es de tu incumbencia.

-Te recuerdo que no puedes moverte sin mí, florecilla.

-¡Agghh! Bien. –Gruñó al sentirse nuevamente acorralado. Si no fuera por la poca oportunidad que tenía de momento, se habría limitado en ignorar las cosas para luego hacerlas por su cuenta en la primera oportunidad. –Hay un documento que requiero encontrar. Frisk tenía acceso a una… cierta cantidad de dinero con un permiso bancario, que no logré tener al alcance por el atentado presentado por tu culpa.

-Oh, sé de qué documento hablas. El viejo lo tiene en su poder. –La flor se giró como puso hacia él con toda la irritación posible que pudiera mostrar. Su tono casual era verdaderamente irritante. ¿El jefe de familia tenía el permiso bancario? Eso no era nada bueno. –Lo sigue teniendo si eso es lo que te preguntas ahora.

En definitiva eso era terrible sin importar el ángulo a observarse. Frisk no era alguien detectable y eso era algo que tenía a su favor en muchas cosas, pero en cuanto a esa cuenta bancaria… No sabía mucho de esas cosas si debía admitirlo, pero hasta para él era evidente que todo movimiento bancario implicaba un registro, un nombre. Si el jefe de la familia de esqueletos lo había obtenido con intenciones de investigar a la extraña florista que venía siendo del interés del bobo de su hijo, en definitiva podría dar con algo que no favorecería de ningún modo a la chica que procuraba proteger. ¿De qué tanto se había perdido en su inconsciencia?

En su posición no podía hacer nada más salvo despistar a los esqueletos el suficiente tiempo hasta poder tener el control de sí mismo. Don Gaster había mencionado sobre percatarse de ciertas anomalías en cuanto a la chica, si estaba investigando más y si terminaba vinculándola hacia su enemigo declarado, en definitiva le generaría una problemática más grande de lo que pretendía evitar a toda costa.

Y conociendo a la chica, en definitiva no se había ido de la ciudad, por lo que podría estar en cualquier parte, afrontando un peligro que ella misma atraería una vez más. En verdad que no la podía dejar sola por mucho tiempo, pero la oportunidad que se le presentaba en manos de los esqueletos era grande. Podrían matar a Asgore Dreemurr y acabar con todo el problema, haciendo que Frisk siguiera buscando a alguien que no podría encontrar nunca hasta que llegara el día en que cambiara de decisión al respecto, y así, podría pensar en algo que pudiera alejar a los esqueletos para que siguieran con su vida tranquila (o matarlos en el proceso de ser necesario), pero si daban con algo que le vinculara a Frisk antes de lograr matarlo, habría cosas que no podría frenar con anticipación.

-Dime una cosa, esqueleto. –Habló después de un rato estarlo meditando, mirando aun hacia el frente pese a ya no ser más de su interés. –Pese a tu torpeza en todo el asunto, ¿La tregua sigue en pie?

-Me alegra que lo preguntes.

Sin avisarle nuevamente, en una fracción de segundo terminó observando un nuevo panorama al pasar de la calle a la altura de un edificio cercano de un instante para otro. Iba a reprocharle al respecto, pero al ponerlo sobre el barandal con riesgo a que pudiera caerse en cualquier momento, era un indicio más grande del que debía de mantenerse alerta. La expresión del esqueleto había dejado de ser tan sonriente mientras le contemplaba desde su posición.

-Por mi parte sigo con el acuerdo, Flowey, pero eres tú quien no pareciera cooperar. –A la flor le era extraño que volviera a mencionarle con ese nombre en lugar del código de experimento. Frisk había sido quien le había nombrado así y el que más seres se atrevieran a usar ese nombre era de algún modo irritante. –Tienes tus razones para ser tan cauteloso, pero si ambos estamos de acuerdo en proteger a Frisk, lo mejor será confiar en el otro. Nos agrademos o no.

-La dejaste sola y desamparada, imbécil. ¿En qué idioma eso significaría protegerla? –Reprochó en el acto sin estar dispuesto a ceder ante el esqueleto. –La conozco muy bien, sé que no te hizo caso y que ahora podría estar en cualquier parte buscándome.

-Lo peor es que comienzo a dudar en esa posibilidad, si estuvo dispuesta a soportar a todos en mi casa en cuanto estuvieras tú ahí. –Suspiró el mafioso con cierta resignación, metió una mano en su saco para sacar un puro y prenderlo con cuidado. –De hecho, estuvo dispuesta a morir con tal de que te liberara el viejo, pero Papyrus y yo pudimos convencerlo de volverla sirvienta con tal de que no le matara.

-¿Se atrevieron a rebajarla a ese nivel?

-Era eso o que ella muriera mientras que tú serías la moneda de intercambio para el Gran Don. –Se excusó tras dar su primera fumada a su puro. Para suerte suya, el viento apuntaba al lado contrario y no le llegaba ese asqueroso humo. –Pero como te dije ayer, descubrimos que esa bestia es el asesino de nuestra madre, lo cual cambia todo. Así que espero que comprendas con eso porqué tuve que alejarla de todo.

-Esa sigue siendo una justificación absurda.

-Estoy dispuesto en continuar con la tregua, pero si esto está sólo de un lado jamás podremos llegar a lo que queremos. –Volvió a fumar su extraño puro, como si con ello lograra tranquilizarse ante un leve nerviosismo notorio. –Puedes decirme todo lo que quieras sobre que decides simular un sentimiento hacia ella, pero ambos sabemos que ni siquiera eso podría acercarte a la sobreprotección excesiva que tienes. Creo que ni yo me he comportado así con Papyrus siendo el hermano mayor.

-Vaya analogía… –Susurró para sí mismo.

-Tú tienes otro tipo razones que no estás compartiendo, pero el que seas un experimento financiado por el Gran Don hace que dude de ti pese a todo. –Continuó el esqueleto sin darle importancia a sus palabras, posiblemente ni le había escuchado al estar en su propio tema solamente. –Frisk pareciera mostrar únicamente un apego hacia ti… o hacia el sujeto que está buscando, el cual me indicaste antes que no quieres que se encuentre con él. ¿Es que sólo eres un celoso y la quieres únicamente para ti?

-Si fuera así de sencillo, lo habría dicho y ya. –Contestó sin preocuparse en absoluto de las reacciones del esqueleto. Comenzaba a comprender que parte de sus reclamos eran obra del alcohol que ya había ingerido. –El celoso eres tú, creyendo que lograrías tener un avance con ella con todo tu acoso. Dando por hecho de que portándote como un héroe ante sus ojos así podrías poner a un lado el asesino que realmente eres.

-Mira, sólo quiero que esté bien fuera del peligro del Gran Don. Pero si es cierto eso que dices de que no se habrá ido de aquí… –Volvió a fumar con cierta insistencia, generando demasiado humo en el proceso. –Si atacaron su local sólo para provocar buscarme, podrían hacerle algo mucho peor ahora que me quieren en verdad muerto.

Como pudo al estar suspendido en agua que en poco tiempo se volvería hielo, se giró para contemplar una vez más el edificio destruido en el que estuvieron viviendo por un tiempo. Era algo hipnótico para él contemplar el tumulto de escombros con bastante nieve encima, donde no le cabía duda de que en efecto, todo había quedado destrozado con tal explosión de gas y siendo todo tan viejo sin mantenimiento previo.

Los brotes de tulipanes que no tardarían en surgir en su totalidad podrían darle un aspecto alentador que a Frisk le habría gustado contemplar, pero el percatarse de que había un niño monstruo acercándose al lugar y dejando lo que parecía ser un ramo de flores, le indicó que eso sería más interesante para ella. ¿Ese niño no era el que le robaba su comida en el parque? Le daba la impresión de que estaban dejando flores como si de visitar una tumba se tratase, mas no le encontraba sentido el que un niño quisiera dejarle algo así a Frisk, aunque eso ahora le explicaba por qué parecía haber varios ramos muertos sobre los escombros.

-Además de ti y de mí, no somos los únicos que se preocupan por ella. –Comentó Sans mientras se ponía a lado suyo, recargándose en el barandal donde había colocado su florero y observando la misma escena que él. –No soy el único que se ha percatado de lo maravillosa que es Frisk. Por lo que pude saber por Grillby, ahora son varios niños quienes le dejan flores en ese lugar esperando que ella encuentre algo bonito en su regreso. Interesante ¿no crees?

-¿Por qué hacen eso? Ni siquiera la conocen.

-Creo que se debe a la vez que jugó con ellos en el parque. Uno de los niños delató a su propio padre y por eso fue que consideré solo devolverle el golpe. –El esqueleto bajó su puro y lo apagó rozándolo en el barandal, sin apartar la vista del lugar en el que se veía cómo poco a poco el niño se alejaba con uno que otro tropiezo. –Y Papyrus no lo admitirá, pero sé que de algún modo le importa también si vio el modo de tenerla en un techo. Aunque el nuestro era el peor techo posible.

-Coincido en eso último, pero no entiendo a qué quieres llegar con todo lo demás. –Atajó sin importarle tanta palabrería de su parte. ¿Qué parte de no poder sentir empatía por esas cosas no lograba entender? –Si a todos ustedes realmente les importara ella, la habrían dejado en paz y sin molestarla. Lo contrario sólo la está llevando a problemas.

-Grillby dijo que estuvo un sujeto de la yakuza justo aquí, revisando los escombros.

Finalmente la flor le apartó la mirada de los escombros mencionados para enfocarse en el mafioso a lado suyo. Tanto rodeo con intenciones de verse sentimentalista con la situación era algo absurdo de su parte, pero de algún modo intuía que era su modo de llegar a su punto de qué tan preocupado estaba en la posibilidad de que Frisk no hubiese abandonado la ciudad.

-Ni tú ni yo sabemos si la yakuza tiene buenas o malas intenciones. Podría comunicar mucho el hecho de que trataran de inspeccionar aquí. –Continuó el esqueleto sin querer entrar en más rodeos por lo que notaba. –Está el hecho de que la policía está deteniendo a humanos con rasgos asiáticos a lo que me comentaste de tu infiltración en una junta gubernamental, por lo que no sabemos si pudiera ser una problemática igual de grande que lo del Gran Don.

-Buscan al líder actual, es lo que dejó muy en claro el gobernador. –Analizó la flor mientras procuraba no prestar atención en que su agua sería hielo en muy poco tiempo. –Kris Yamaguchi, fue el pupilo de Masao Saito.

-¿Eso también lo escuchaste?

-No importa cómo lo sé, lo que sí debería de tener tu atención es ese dato. No sé qué quiera exactamente Kris tratando de retomar el nombre de la yakuza, pero…

Flowey se detuvo sin saber qué más decir en el momento. Tenía muchas cosas en mente, pero ninguna era un punto favorecedor ahora que se enfocaba en analizar a profundidad la situación. Si había algo que podía saber con certeza, era que la yakuza se caracterizaba por hacer las cosas sin llamar la atención ¿Por qué estaría siendo un problema para el gobierno al grado de tomar medidas drásticas en su búsqueda? Dudaba que contara con los elementos necesarios para considerarse un grupo peligroso si gran parte de la yakuza fue eliminada en manos de Asgore Dreemurr. ¿Un mal manejo de personal? Dudaba que fuera ese el caso si se trataba del pupilo más leal de "El jugador".

¿Acaso el nuevo líder no querría a Frisk por su nuevo mandato? Esa era una idea de lo más absurda, considerando que siendo una mujer no podría tener poder suficiente para reclamar algo que ni le interesaría en el hipotético caso de enterarse. No, el que la observaran en la distancia sin interferir en absolutamente nada era lo que debía de tener su atención. ¿La estaba protegiendo de alguna manera por lealtad a su viejo maestro o sólo mantenían cautela de que no se acercara a algo? Dudaba que fuera protección si habían permitido que tanto la familia esqueleto como los mismos perros pulgosos de Dreemurr atentaran contra su persona.

Había algo que se le estaba escapando en todo eso ¿pero qué sería? Ese comportamiento era extraño para la misma yakuza ¿Qué pretendían? ¿Y qué tenía que ver todo con Frisk?

¿Acaso sabían…?

-Bien esqueleto. Tú ganas. –Finalmente habló tras verle directamente, con la expresión más seria que pudiera gesticular. –Te responderé algunas cosas si haces algo por mi primero. Cambia mi agua que se está congelando… y consígueme ese permiso bancario.

.

.

-DATO NÚMERO 57 SOBRE MÍ, AUNQUE MI LENGUA NATAL SEA EL INGLÉS, APRENDÍ EL ITALIANO AL MISMO TIEMPO QUE APRENDÍA A LEER Y ESCRIBIR.

-¡Eso es impresionante, Hoi!

La comida que los meseros estaban sirviendo estaba acorde a sus expectativas gastronómicas, pero no se comparaba con la verdadera comida italiana. Al menos habían hecho el esfuerzo de acercarse lo más posible a su cultura y sabor.

Aunque le gustara hablar de sí mismo y que la pequeña criatura peluda le prestara suma atención a cada palabra suya con cierto asombro, aun así Papyrus se mantenía alerta de todo al parecerle bastante cómoda toda la situación. En definitiva no era una buena señal a lo que había aprendido con los años sobre estar con seres que no eran socios. El que encontrara una mesa aislada y sin ser molestados por los demás, aun cuando tenía para sí mismo a la cumpleañera y centro de atención de todo el evento, en definitiva no era una simple coincidencia. A menos claro de que fuera tan bueno en su trabajo que estuviera cumpliendo a la perfección en tener consigo a la chica para tener control de la situación… Pero no, en definitiva tanta suerte instantánea no estaba siendo una casualidad.

Dando nuevamente un trago a su copa con fin de no parecer obvio, se dedicó en observar su entorno en búsqueda de algo que le indicara qué estaba pasando realmente. Pudo encontrar a la vista a su jefe quien parecía estar hablando con Mettaton, lo cual le pareció sumamente extraño si abiertamente les expresaba lo molesto que le parecía ante todas sus invitaciones que rechazaba. Pero quien estaba buscando realmente era a la anfitriona que controlaba todo el lugar. Se suponía que su jefe se encargaría de mantenerse con ella para presionarla de que le diera el nombre que necesitaban. ¿Por qué no estaba cumpliendo con su parte mientras que él tenía que soportar todo? No era justo… Además, ¿dónde estaba la señora Temmie? Algo de eso no pintaba bien.

-DIME TAMMY… ¿METTATON ESTABA CONTEMPLADO ENTRE LOS INVITADOS PARA TU FIESTA?

-Pues… es un socio reconocido de mi madre, pero creo que no lo tenía en lista hasta último momento. –Contestó la chica tras pensarlo demasiado, como si tratara de recordar más allá de lo indicado. –Creo que… fue algo imprudente de su parte que le dejara colgado incluso para atenderlos a ustedes directamente.

Si sus sospechas eran ciertas, entonces no era una simple casualidad tal reunión entre ellos. ¿La señora Temmie habría invitado al robot millonario con intenciones de distraerlo? ¿Habría sido grosera con él apropósito para inculcarle indirectamente que debía de tratar con su jefe? No le cuadraba del todo eso al ser un planteamiento demasiado inteligente para una mujer con un cargo que no llenaba lo suficiente, pero en definitiva no le estaba pareciendo normal tanta calma en un territorio complicado.

¿Dónde estaba la señora? ¿Por qué no parecía estar entre los seres importantes ni tampoco al pendiente de su hija? Era algo muy tonto de su parte que se confiara demasiado en dejarla consigo si nada garantizaba que pudiera hacerle daño en cuanto quisiera.

Pensó en pararse de inmediato para comenzar a buscarla por su cuenta, aun si era necesario arrastrar a la cumpleañera consigo para no permitir que la líder sindical se fuera sin cumplir con su parte del absurdo trato que le involucraba. Pero en cuanto estuvo a punto de hacerlo tras varios segundos de cuestionarse todo, una luz muy brillante estuvo sobre ellos para resaltarlos de todos los demás presentes, a lo cual rápidamente comenzaron a verlos únicamente a ellos dos con cierto asombro y curiosidad.

Él estaba acostumbrado a causar un gran impacto en su presencia, después de todo él era grandioso, pero tal parecía que la chica consigo no podía con tanta atención por parte de todos los invitados. Parecía estarse cubriendo la cara con todo su cabello, como si con ello lograra desaparecer de la vista pese a ser un caso inútil, pero Papyrus le apartó su cabello con una mano para calmarla. No le convenía que la vieran todos en ese estado, podría comunicar que le estaba haciendo algo malo y causar conflicto innecesario de momento.

-DESCUIDA, TODOS ME ESTÁN VIENDO A MÍ.

La chica parecía estar sumamente colorada de nuevo, pero por primera vez le pareció que le estaba viendo directamente y sonriendo de verdad. Al menos la timidez no era por él ahora.

-Gra… Gracias entonces, Hoi.

-¡Hoooooi! Es hora de comenzar el baile. –La voz de la señora Temmie resonó en el lugar. Contestándole así la pregunta de dónde se había metido. La estaba buscando con la mirada, pero tanta luz sobre él le incomodaba lo suficiente para poder ver más allá de lo que tenía cercano a él. –Y como madre orgullosa, no hay nada más que me haga feliz en este día que mi hija ahora mayor de edad abra la pista de baile con su prometido, Papyrus Gaster.

Aunque supiera de antemano que la intención de su presencia en el lugar implicaba oficializar el compromiso, le incomodaba bastante el descaro de la señora de hablar sobre su persona de esa manera. No sabía explicarse, pero había algo en esa mujer que en definitiva no le agradaba del todo.

-Sé que mi querido Tim que en paz descanse, te habría dado su bendición como lo estoy haciendo yo, Hoi. –Continuó con su tono tan asquerosamente agudo que pretendía mostrar inocencia. Podía notar que la chica a lado suyo volvía a querer cubrirse con su cabellera negra por la pena que le estaba dando el momento. –Sin más, me queda darte la bienvenida a la familia, Papyrus… espero poder ser la madre que te ha hecho falta. Hoi.

Los múltiples aplausos no se hicieron esperar, y si bien recibir tal ovación a su persona le habría gustado, en ese momento estaba sumamente molesto por el atrevimiento de esa mujer. ¿En verdad se había atrevido en decir tal cosa? Nada… NADA podría comparar ni llegarle a su madre, eso era lo que le había dejado más que claro a Muffet desde que le atrapó con sus verdaderas intenciones de conocer sobre ella. Estaba más que seguro de que su jefe opinaba lo mismo que él, pero en el instante no lograba encontrarlo con la mirada ante la luz que seguía fija sobre ellos.

Se paró en el acto de su asiento al tener el impulso de retirarse de ese lugar, pero la tímida mano de la Temmie le había detenido en el acto con un leve jalón de su saco, la cual contempló que estaba haciendo un gran esfuerzo en hacer tal cosa sin desmayarse en el proceso.

-T-tenemos que bailar ahora… –Susurró la chica pese a no ser necesario. Entre tanto aplauso constante nadie le escucharía. –Perdón si esto también es molesto para ti, Hoi.

En lo que rápidamente le soltaba de su prenda, Papyrus le iba a cuestionar sobre porqué le estaba diciendo tal cosa si estaba haciendo un esfuerzo en no mostrar sus verdaderas emociones ante tanto testigo importante en la sociedad. Pero en el instante recordó que le había dicho que era una molestia para su persona que le comprometieran sin su propia autorización de su persona. Suponiendo así que lo que trataba de disculparse realmente la joven, era sobre sentirse forzado en tal acto. Se sintió idiota en ese momento, se suponía que no debía de mostrarse así.

-SOLO OLVÍDALO. –Le indicó sin dar espacio a más cuestionamientos. Tenía que cumplir con su papel a toda costa todavía. –ADEMÁS, DATO NÚMERO 58 SOBRE MI, SOY UN EXCELENTE BAILARÍN.

Extendió su mano para invitarla a bailar con ese gesto, a lo cual tuvo como respuesta un nuevo sonrojo que ya se estaba acostumbrando a contemplar en ella. No comprendía como podía haber tanta timidez en un cuerpo tan pequeño.

Sin dejarle esperando tanto tiempo, la chica tomó su mano y bajó de su asiento para dirigirse juntos lentamente hacia la pista de baile. Era bastante la diferencia de estaturas entre ellos como para poder bailar adecuadamente, pero en cuanto empezó la música, Papyrus se las ingenió en poder dirigirla sin tantas complicaciones al terminar subiéndola en un barandal de cemento firme cercano a ellos, aunque eso les alejaba del centro de la pista donde se suponía que debían de estar. De alguna forma se sentía como si estuviera bailando con alguien de la estatura de una niña. Y estaba más que seguro de que varios presentes estarían pensando lo mismo al verlos así.

Acostumbrando su vista a la luz potente sobre ellos, contempló como poco a poco varias parejas se le unían al baile. Pero lo que realmente trataba de encontrar era a su jefe ahora que no parecía estar en la mesa donde le había visto antes. Tal parecía que se había separado del robot magnate en la primera oportunidad que tuvo de distracción. ¿Acaso estaba ahora con la señora Temmie? Esperaba que fuera para reprocharle sobre su atrevimiento en tales palabras sobre su madre.

-Disculpa… ¿puedo preguntarte algo? –La voz de la joven de cuatro orejas le regresó de sus pensamientos, recordándole de que estaba bailando y que debía de seguir en su papel.

-ADELANTE.

-Aunque el compromiso no llegue a hacerse del todo… ¿P-podré volver a v-verte?

El esqueleto alto se desconcertó un poco con esa pregunta. Sabía que su presencia causaba tanta admiración, pero de alguna forma le parecía que había causado tal cosa más de la cuenta en ella. No podía culparla… además le sería conveniente mantenerla de aliada para sus futuros planes después de todo. Tal vez lograría que compartiera sus objetivos y tener su propio imperio con sus contactos una vez que se separara de su familia.

-POR SUPUESTO.

La chica parecía estar contenta con su respuesta, alzando sus puntiagudas orejas que le comunicaban eso en el acto. La dirigió en dar una voltereta al detectar que estaba por acabar la canción con la que habían estado bailando. Pero al momento de agacharse para acercársele de tal forma de estar apegada a ella para el paso final, sintió su pequeña mano sobre su pómulo, haciendo que su rostro se pegara más al suyo.

-Sageor Murderer.

-¿QUÉ?

Por un instante había pensado en retroceder al creer que trataría de besarlo de esa manera, cosa que le parecía algo imprudente ante tantos presentes y siendo de alguna manera una traición hacia su confianza, pero terminó quedando estático tras escuchar ese nombre tan… particular, por decirlo de algún modo.

En un principio no había relacionado de dónde le parecía haberlo escuchado antes, hasta que pudo recordar que su jefe había sido él mismo quien lo había mencionado la vez que habían llevado a la humana a su hogar, preguntándole directamente sobre algo que parecía inquietarle. ¿No había dicho que su local y hogar estaban registrados con ese nombre?

Papyrus comenzó a sudar frío al momento de comprender algo… en definitiva no se trataba de algo bueno.

-Viniste por ese dato y… bueno, es ese, Hoi. –Continuó hablando la criatura de cuatro orejas, la cual no parecía darse cuenta de lo paralizado que estaba su pareja de baile. –Sé que mi mamá se los dirá en cuanto termine todo esto, pero… nadie antes me había preguntado realmente sobre qué quería hacer yo y… Pues pensé en… dártelo yo primero. P-perdona si me estoy viendo mal con esto.

Notando que se había quedado en la misma posición por varios segundos incómodos, se reincorporó junto con ella al mismo tiempo que los aplausos estaban siendo presentes para dar inicio a una nueva canción para otro baile. Se suponía que tenía que continuar bailando con ella hasta que toda la fiesta terminara, pero ¿cómo procesar tal información de golpe? ¿Qué tenía que hacer ahora?

Sageor Murderer… estaba seguro de que su padre buscaría de inmediato a la humana en cuanto escuchara tal nombre. Y en cuanto pasara eso… ¿qué procedería? ¿Qué significaba realmente que la humana tuviera alguna conexión con el mafioso más temido en la ciudad, cuando se supone que es el ser que más odia a los humanos en el mundo? ¿Qué pasaría si Sans se enterara de que su humana tenía algo que ver con el Gran Don? ¿Qué haría al momento de saber que había algo que los conectaba? ¿Continuaría con el plan o complicaría aún más todo? No debería de importarle lo que Sans haría o no si tenía intenciones de separarse de ellos una vez que terminara todo, pero si estaba resultando que la humana por la cual parecía tener prioridad por encima de su propia familia tenía algo que ver…

Sacudió su mente mientras trataba de reincorporarse sin llamar la atención, aunque la chica frente a él parecía extrañarse un poco, casi con un deje de preocupación de que no le dijese nada tras tal revelación. Pretendió volver a bailar con ella en cuanto notó que una nueva pista musical empezaba y varios presentes estaban dispuestos a continuar bailando, pero ahora no podía concentrarse realmente en lo que debía de hacer.

Se suponía que debía apegarse al plan para tratar de vengar a su madre de lo que había hecho tal monstruo, pero el imaginarse que podrían hacer daño a la humana… o el darse cuenta de que tal comportamiento de la humana hubiese sido una mentira simplemente era algo que le tenía confundido sobre qué sentía realmente al respecto. Ya la había querido matar anteriormente ante los problemas que había generado por culpa de su presencia, pero el recordar también que nadie le había cuestionado antes sobre qué quería hacer realmente con su vida… y ahora comenzaba a cuestionarse si los demás debían de preguntarse lo mismo, cosa que había hecho sin pensárselo hacia Tammy, la cual había parecido sorprendida y hasta generado algo en ella, si hasta le había revelado tal cosa por encima de lo que seguramente debía de seguir a pie de la letra de su madre.

Aun con todo el daño encima, simplemente le hacía sentir que debía de correr de inmediato en búsqueda de la dichosa humana. ¿Pero lo estaba haciendo por lo que fuera a generarle a Sans… o porque realmente le preocupaba su vida ahora? ¿Por qué sentía el impulso de intervenir de la misma manera en la que había hecho cuando estaban por matarla en su propio hogar?

Grosera e imprudente a su manera, descortés con muchas cosas que le había brindado en su propio bienestar… la humana le había invitado siempre a su hogar sin mostrarse mala con él por tratarse de un monstruo, incluso le había dicho estar dispuesta a considerarlo un conocido al igual que a Sans. Si ella hubiese sido una amenaza en un principio, no habría hecho tales cosas como cuidar de su hermano cuando estaba ebrio o invitado a su hogar con total confianza ¿cierto? ¿O acaso todo eso había sido una estrategia de su parte para abusar de ellos tal y como su padre lo indicaba? Le costaba trabajo ahora pensar que la humana fuese lo suficientemente ágil para tales cosas, si más bien le parecía idiota al grado de no percatarse nunca del peligro que afrontaba con cada acto imprudente de su parte.

¿Pero y si todo había sido un acto suyo? ¿Y si en verdad había algo que ver con DT-00X con la regeneración similar que su jefe había mencionado? ¿Y si no era coincidencia el que estuviesen juntos ese par? ¿La humana era buena en verdad o mala en todo ese tiempo como le había indicado su experiencia? ¡Tantas preguntas de golpe le estaban generando dolor en su cabeza!

Fuera lo que fuera lo que tendría que hacer con eso, estaba más que seguro de que debía de irse ahora. El jefe no tardaría en conocer el nombre que necesitaba si su sospecha era que se había retirado de su mesa para buscarla. Ahora contaba con una clase de ventaja… pero no sabía realmente qué hacer con ella.

-TENGO QUE IRME.

Le había indicado a Tammy, pero de alguna forma sentía que se lo había dicho a sí mismo para convencerse. La monstruo le contemplaba con cierta curiosidad al principio, pero rápidamente bajó las orejas de tal forma que se le vio sumamente triste. Vaya que era tan fácil de leerla con base a sus orejas puntiagudas.

-¿Hice algo mal?

-NO, NO… SÓLO… TENGO ALGO QUE HACER AHORA. –Una vez más observó a su alrededor para ver si alguien le vigilaba en ese momento, cosa que era muy posible si tenía de acompañante a la cumpleañera y razón de la fiesta en la que estaba asistiendo. –ALGO URGENTE.

-E-Entiendo… Solo una cosa más, si no es mucha molestia.

-¿QUÉ COSA? –Preguntó sin siquiera mirarla. Observando a sus alrededores si pudiera tener a la vista a su jefe, esperando no estarle viendo con la señora Temmie ya. Incluso prefería que estuviera Mettaton otra vez interrumpiéndole con lo que fuera que habían estado hablando.

-¿Puedo… llamarte Pyrus? –Su voz sonó algo baja tras decir lo último, pero Papyrus pudo escucharlo adecuadamente. –Con eso de que me llamas Tammy…

-SI, ESTÁ BIEN. –Visualizó una salida rápida ahora que contemplaba a los meseros. Salir por la entrada principal generaría muchas preguntas y posibles incomodidades que no tenía tiempo para ellas. –NOS VEMOS LUEGO.

Si la joven le había respondido algo al respecto, no lo escuchó al irse corriendo aprovechando toda oportunidad. No había visto a su jefe por más que lo había buscado con su vista educada para encontrar a su objetivo, al igual que tampoco había dado con la señora Temmie después de tal discurso imprudente de su parte para su gusto. Así que eso significaba que podrían encontrarse juntos hablando… o que ya se había ido el jefe, dejándolo solo una vez más.

Logrando adentrarse a la habitación donde estaban los meseros y escapado directamente por la ventana, rompiéndola rápidamente y sin prestar atención a los seres sorprendidos por el comportamiento repentino del intruso, llegó directamente al auto con el que habían llegado elegantemente al lugar y se metió en la parte del conductor aprovechando que el felino con ausencia de color no se encontraba por los alrededores. Al no tener la llave consigo, rompió la parte baja para prender el auto con el cableado y pisó el acelerador sin importarle las preguntas que pudiera generar con eso.

Necesitaba llegar a Snowdin inmediatamente… ¿Pero hacia dónde específicamente? Mientras conducía no tenía idea realmente de lo que debía de hacer. Quería vengar a su madre, quería que se le reconociera por todo el esfuerzo y gran aportación que había generado en la familia para que lo extrañaran después cuando se apartara de todos. Pero en el instante en el que pensaba en que su jefe trataría de maltratar a la humana si se trataba de algo acorde a Don Dreemurr… cosa que le sonaba bastante extraña tratándose de una humana particularmente… No sabía explicarse si le inquietaba lo que pudiera pasarle a la humana o si era por la preocupación hacia su hermano de lo que pudiera generarle anímicamente.

Se odiaba a sí mismo en ese instante que conducía como loco. Aún estaba preocupándose por Sans, aun cuando le había dejado en claro que no le importaba su esfuerzo de mantenerlo a salvo. No podía llegar con él si con ello generaba más problemas de los que por sí ya acumulaba, pero tampoco sabía dónde pudiera estar la humana si su hermano se había encargado de que se fuera a lo que había indicado con el interrogatorio a la flor parlante. ¿Y si tenía que dirigirse con la planta en dado caso? No, no le parecía tampoco una buena opción si no confiaba para nada en él, aún con todo lo que tenía rodeándole mentalmente ahora.

Trató de concentrarse y calmarse mientras bajaba la velocidad para no llamar la atención. Pensando en lo que pudiera hacer el jefe con la información obtenida, muy posiblemente trataría de hacerle daño a la humana una vez que le encontrara, pero además requeriría encontrar todo rastro de ese seudónimo para poder dar con la esposa y continuar con el plan. Incluso podría actuar de tal manera de que Sans no se enterara de nada para no entorpecer su propio plan. Después de todo era su favorito y haría lo que fuera por protegerlo y mimarlo como siempre.

Teniendo por fin algo en mente, se encaminó hacia su destino esperando poder dar a tiempo con todo. Sólo había alguien que pudiera ayudarle, antes de que el jefe llegara con él.

Necesitaba llegar con Grillby inmediatamente.

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Aunque se tratase de su propia casa y supiera que era el único Gaster presente, no se sentía en total confianza de andar merodeando sin verse sospechoso. Tanto los seguidores del viejo como la propia arácnida entrometida se encontraban todavía en Snowdin como para atreverse a ingresar a la habitación más peligrosa de su hogar. Y no, no era el sótano donde se encontraban todas las herramientas retorcidas para ejercer su "labor" de traficante de órganos.

Colocó el florero con la planta parlante sobre el escritorio, que irónicamente se encontraba observando todo sin emitir palabra alguna. Como si el hecho de no poder buscarlo por su cuenta fuera suficiente motivo para no distraerle de su labor requerida para concluir su trato. Sans no había tenido que buscar demasiado para saber que el documento que necesitaba no se encontraba en la oficina, donde regularmente estaba todo lo importante a manejar de acuerdo a lo laboral. O al menos si había estado entre cajones en su momento, el viejo había sido lo suficientemente cauteloso de no dejar algo tan importante a la deriva de lugares accesibles. Por lo que en definitiva el permiso bancario se encontraba en su propia habitación, y para ello tenía que mantener su mayor cautela posible. El jefe podría tener sus años encima, pero en definitiva su estado de alerta no se había deteriorado en absoluto.

-Espérame aquí. –Le indicó Sans tras girarse hacia él.

-No es como que pueda hacer más. –Gruñó la planta desde su sitio.

Sin cuestionarle nada al respecto al tener el tiempo contado, se teletransportó dentro de la habitación para evitar ser visto y que generase preguntas que no podría responder sin meterse en más problemas de los que por sí ya estaba.

Sin embargo no pudo estar cómodamente de pie ante el ataque que pudo visualizar con tiempo y esquivar con destreza. Había marcado sus huellas sobre la alfombra, quedando ahí su intento de pasar desapercibido por la borda, pero en ese instante le fue más importante detener a la arácnida que se había atrevido a lanzarle su telaraña en cuanto le vio. Por lo visto, no era el único que había planeado en ese instante en ultrajar la habitación más peligrosa en ausencia de su dueño.

-Heh… Creí que podías conservar algo de sentido común. –Sonrió Sans en el acto. –Pero veo que te tuve algo de fe en vano.

-¿Qué haces aquí? –Le reclamó Muffet con tal tono que era imposible ocultar su nerviosismo, estando sujetándose de la pared con intenciones de no dejar rastro suyo alguno. –Se supone que tienes cosas qué hacer.

-Al igual que tú.

-¿Qué no estabas ahogándote en alcohol aparte?

-¿Vigilándome con tus arañas de nuevo? –Intuyó en el acto con eso. Ahora comprendía porqué le había despertado realmente y molestado en el proceso. –Si no te conociera, diría que habías estado esperando a que me apartara de aquí para hacer tus fechorías.

Ambos monstruos estaban a la defensiva no queriendo exponerse al otro del porqué se encontraban en el cuarto que claramente tenían prohibido ingresar, pero Sans se percató que una de las manos de la araña trataba de ocultar lo que había logrado saquear de ahí, seguramente un objetivo claro que había tenido desde antes de ingresar de alguna manera. Activó su ojo azul para quitárselo de inmediato de esa mano, pero para sorpresa suya, ya la había tenido en otra y ocultado en su escote nada indiscreto que tenía. La arácnida simplemente le sonrió con total burla, mostrando sus delgados colmillos en el proceso.

-¿Crees que eso me detendrá de quitártelo? –La miró fijamente con su ojo aun activado, devolviéndole la sonrisa en el proceso. –Dame lo que estás robando al viejo y así no pasarás un mal rato.

-No soy tonta, Sansy, tú viniste a robar algo aquí ¿Por qué no mejor cada uno se lleva lo que vino a buscar y nadie mencionará nada de esto?

Sans iba a contestarle sobre que sólo había llegado para detenerla, aun cuando fuese una mentira que no del todo le creería. Pero eso no era algo que le importara, después de todo, tenía mejor reputación con el viejo que ella, aun cuando la defendiese de forma diferente al tratarse de una mujer. Muffet no desaprovecharía esa ventaja que tenía, sobre todo si podía inculparlo de haber entrado también. Si no fuera porque el jefe podría intuir qué era lo que estaba buscando ahí, no le habría importado lo que ocasionaría con ello.

Usó su magia para quitarle lo que fuera de su escote, pero había sido tan rápido el movimiento que la chica tuvo que cubrirse de inmediato al sentir que le había movido bastante para mover su vestido con el que buscaba siempre resaltar su figura. Aquello le había causado gracia al esqueleto, sonriendo de forma burlona y triunfal al momento de tener en su mano lo que parecía un par de fotografías mal dobladas, las cuales no miró de inmediato, guardándolas en el bolsillo de su saco al distraerse por unos segundos por el instante en el que el escote de la chica había mostrado demás de lo que por sí ya resaltaba en ella. Y si bien no podía negar que se tratase de alguien atractiva, lo que realmente le había terminado acaparando su atención había sido el collar de oro con forma de corazón que tenía adornando entre sus pechos.

Un collar que pudo reconocer en el acto, después de todo, su dueña lo había estado portando consigo todo el tiempo y que sin lugar a dudas extrañaba. O al menos eso le había parecido en la vez que le había visto fingir sostener el objeto pese a su ausencia en ella.

-Deja de verme así, pervertido. –Le reprochó Muffet mientras se cubría con cierta pena. –No son tuyas.

-Tampoco ese collar.

Rápidamente la chica le lanzó nuevamente su telaraña directo a su rostro, el cual Sans esquivó con suma facilidad ante lo evidente que había sido eso. Pero en cuanto quiso activar su propia magia para retirarla de su sitio estando sujeta a la pared, simplemente no pudo al sentirse inmovilizado de su propia capacidad. Los ojos levemente rosados de la chica le indicaban más que suficiente de que había entrado a su propia trampa, más que esa sonrisa burlona que emitía con aire de triunfo. La odiosa chica le había hecho moverse hacia la telaraña que ya había lanzado antes.

Odiaba que el viejo le hubiese enseñado a utilizar su magia de múltiples maneras, más allá de utilizarla convenientemente para escarbar tumbas con fines de conocimiento médico. Una herramienta más que no requería de ejecución directa como les había enseñado a Papyrus y a él, sino una espía y ladrona sigilosa que lograra desviar y detener cuanto fuera necesario. Y si no hubiera sido por su comportamiento que le había generado que el jefe la mandara a vivir lejos, estaba más que seguro de que le habría enseñado a ser asesina al igual que ellos. Al fin y al cabo la había conservado consigo con el fin de ser útil para la familia mafiosa que venían siendo.

Mientras la chica se movía cuidadosamente entre las paredes, dispuesta a retirarse de inmediato y dejándolo ahí todo el tiempo posible para ella, Sans no se la pensó en sacar una de sus pistolas plateadas que tenía consigo siempre y apuntado directamente a su rostro. Su magia de retención en los pies no le permitía poder moverse ni ejecutar su propia magia, pero no le impedía poder dispararle directamente. Había sido muy tonto de su parte que no le hubiera sujetado sus manos también, confiándose demasiado una vez más en que era intocable para ellos. Pero qué idiota, no se imaginaba las veces que realmente quería hacerle daño para que de una buena vez entendiera lo molesta que era. Y estaba más que seguro de que pasaba lo mismo con Papyrus, incluso pese a haber sido unidos en años anteriores.

-Oh, no te atreverías. –Se burló nuevamente la chica, cruzándose de brazos con los que no se tenía pegada en la pared. –Serás un mal perdedor, pero hasta tú sabes que no te conviene hacer eso.

-Te confías demasiado en el hecho de que el viejo nos pidió no hacerte daño pese a la molestia que eres. Pero siendo sinceros, ¿crees que eso realmente nos limita ahora? –Movió su pistola para indicarle con el sonido de que estaba cargada, a lo cual hizo que la chica se detuviera en el acto, mirándole fijamente con todos sus ojos brillosos por su magia activada. –

-Ummm… ¿Por qué te importa tanto este collar? –Muffet sacó el collar con forma de corazón de entre sus pechos y puso a balancearlo levemente con uno de sus dedos con la cadena. –¿Le perteneció a tu humana, acaso?

Tan torpe por su confianza, dejó caer el collar y no pudo detenerlo a tiempo al estar con varias manos sujetándose de la pared para no caerse, chocando con el suelo que no estaba cubierto con la alfombra. En primera instancia parecía que se había roto con el impacto, pero en cuanto la arácnida terminó bajándose para poder tomarlo de nueva cuenta, pudo contemplar que lo estaba observando con más curiosidad que de costumbre. No se había roto en absoluto… simplemente se había abierto y ahora Muffet lo estaba contemplando de tal modo que había dejado de iluminar todos sus ojos por la sorpresa que le generaba ver su contenido. ¿En verdad había sido un relicario en todo ese tiempo?

-Vaya, vaya, fuhuhuhu. La humana si es una amante, pero de otro monstruo. –Canturreó la arácnida mientras se incorporaba con cuidado y sacudía su vestido como si se le hubiese estropeado por andar entre paredes. –Parece ser un amor de infancia… Umm, qué pena Sansy que no puedas competir con algo como esto. Creo que a ella se le da más lo… peludo, huhuhu.

Sans ni siquiera quiso preguntar sobre qué se refería, aprovechó la distracción de la multiojos ahora que no tenía activada su magia sobre él y usó la suya para arrebatarle con prisa el relicario con forma de corazón. La atrapó con suma destreza y rapidez con la mano que no sostenía la pistola, que ni tuvo tiempo de celebrar su triunfo al respecto. Su curiosidad al respecto fue más grande que toda lógica y prudencia. Muffet continuaba burlándose en el proceso, pero no le prestó importancia tras enfocarse en la fotografía que había estado teniendo dentro todo el tiempo en que había conocido a la florista. Si con eso estuviera rompiendo toda la tregua que tenía con la planta parlante al conocer algo nuevo de ella, en ese instante ya no le importaba.

Era una foto levemente maltratada por el pasar de los años, pero su contenido era lo que realmente impactaba en muchos sentidos. Era una niña humana con rasgos asiáticos, lo cual le indicaba de primera instancia que se trataba de Frisk de hace muchos años. Y eso le habría causado gracia si no fuera porque en la foto estaba siendo acompañada y abrazada por un niño monstruo, seguramente de la misma edad en la que ella se encontraba ahí. Un monstruo que por lo que podía apreciar en la foto, bastante feliz de estar posando con la humana.

Un monstruo con aspecto de cabra… Un monstruo jefe.

Aunque hubiera muchas especies de monstruos por todo el mundo, algunos menos queridos que otros, los monstruos jefes eran extremadamente escasos al grado de poder ser contados con facilidad. Se decía que la mayoría de esa especie se encontraban en el continente europeo, por lo mismo era tan extraño y perturbador contar con uno habitando en Ebott city, a su vez que había contraído matrimonio con alguien de su misma especie… y que hubiesen tenido un hijo. Y tal vez no sabía muchas cosas al no tener interés de siquiera preguntarle al viejo, pero al igual que muchos que estaban en el rubro de la mafia, conocía de la masacre que había ocasionado el Gran Don cuando un grupo de humanos rusos habían matado a su único hijo. Desde ese momento se había vuelto sumamente temido al haber acabado con todos él solo. Desde ese instante New Home se había vuelto un terreno extremadamente peligroso del que no cualquiera se atrevía a cruzar sin contar con su bendición.

Desde ese instante había sido llamado Gran Don entre familias aliadas, a su vez que había sido llamado "La bestia de Ebott" por los policías y algunos medios de comunicación.

Se quitó de las telarañas que tenía en sus pies por si a Muffet se le ocurría detenerlo de nuevo de esa forma. Y por más que quisiera dirigirse inmediatamente hacia la flor en busca de respuestas, no dejaba de observar la fotografía como si con ello pudiera obtener más de lo que contemplaba. Desde que la conocía, le había parecido que Frisk se mostraba con mayor confianza con monstruos que con su misma especie humana y la fotografía de ella de niña junto a un monstruo le confirmaba aún más eso. Pero el que se tratara precisamente de un monstruo jefe con esa edad… No tuvo que calcular demasiado para saber que los tiempos podría coincidir acorde a lo que ya sabía de antemano más la información que había obtenido sobre la florista. Era una posibilidad inmensa y casi un hecho de que ese monstruo que estaba consigo se tratase del hijo del Gran Don al ser el único de esa especie a esa edad y tiempo en la ciudad o cerca de la ciudad.

Frisk le había comentado que estaba en Ebott city en busca de alguien que no lograba siquiera localizar, tratando de atraerlo con el interés que tenían en particular y esperanzada de lograr su cometido así, aun con todo el riesgo que presentaba de quedarse en ese preciso lugar. Alguien que la flor acompañante suyo consideraba un peligro aun mayor para ella en caso de encontrarse, dispuesto a entrar en su rollo hasta que la humana decidiese por su cuenta de que era un caso perdido y sin decirle de toda posible realidad que implicaba ese sujeto. Si la flor sabía o no sobre si ese monstruo jefe había muerto hace tiempo, era algo que no le importaba al menos en ese preciso momento. Lo verdaderamente interesante estaba en el hecho de que se trataba de alguien importante para Frisk si lo había tenido en ese collar todo ese tiempo.

El hijo del Gran Don teniendo un… vínculo afectuoso con una humana, la cual parecía estarle buscando sin saber que ya no se encontraba más en este mundo. "No invoques el infierno para ella", habían sido las palabras de la flor tras advertirle que dejara de investigar sobre ella. Ahora comenzaba a comprender qué clase de infierno se refería.

-Bien, demasiado ajetreo por hoy. –Sonriendo nuevamente, cerró el relicario con una sola mano y lo guardó en el bolsillo de su saco, a lo cual la arácnida comenzó a quejarse con la mirada sin poder detenerlo de nueva cuenta. –No insistiré más y tú no insistirás en este collar. Me parece un trato racionable.

-¿Por qué debería de conformarme yo con eso? –Reprochó la monstruo.

-Porque te iría peor a ti que a mi sabiendo que estuvimos en su cuarto. –Le indicó rápidamente sin darle espacio a más conjeturas. –El jefe se dará cuenta de todo esto, pero puedo asumir toda responsabilidad sin involucrarte a ti… a menos que me sigas dando motivos de hacer lo contrario.

Iluminó su ojo sobre ella para dejarle en claro de que no le iría nada bien si seguía insistiendo, lo cual pareció captar muy bien su mensaje tras cruzarse de brazos y retirarse lentamente sin decir nada más al respecto. Chocó contra él para dejarle en claro lo molesta que estaba, pero el esqueleto nunca borró su sonrisa ante todo pese a no estar para nada contento. Tenía más cosas en las qué pensar ahora que un simple berrinche de una odiosa chica.

Borró sus huellas de zapatos que había dejado sobre la alfombra antes de retirarse de ahí, aun sabiendo que sería algo inútil de su parte. Aunque no estuviera a primera vista, era más que un hecho de que la arácnida se mantendría atenta a cualquier movimiento inusual de su parte, con todos sus sentidos y habilidades en caso de atreverse a volver a la escena. No podría cumplir con su parte con la flor parlante por ese instante, pero ya luego vería el modo de intentar robarlo de nueva cuenta si se trataba de algo tan importante como para pedírselo como intercambio informativo. El viejo y Papyrus no tardarían en llegar si ya estaba la noche presente y no estaba para lidiar con algo así de momento.

Después de lo que había visto en el relicario que ahora tenía en su poder, esperaba que con eso fuese más que suficiente para que la flor le respondiese en verdad. Podría soportar el hecho de que su sospecha de que Frisk estaba en busca de un posible amado fuera cierta, pero si se trataba de alguien ya muerto desde hace muchos años y que era un peligro potencial que terminara topándose con el padre… Heh… eso sí que sería un suegro de mucho temer en caso de toparse. Con más razón necesitaban acabar con Don Dreemurr. Incluso ahora podía comprender por qué la planta había estado dispuesta en participar en su venganza con tanta soltura inmediata; tenía motivos más allá de querer zafarse de sus creadores.

Antes de disponerse a retirarse, sacó las fotos dobladas que le había quitado a Muffet para ver si convenía regresarlas a su sitio, fuera cual fuera donde las había robado del lugar. Pero al verlas por su curiosidad aun alimentada no quiso devolverlas de ningún modo. Eran fotos de su familia… una familia sonriente y feliz que alguna vez fueron. El por qué Muffet había querido robarlas era un misterio que no le interesaba, en definitiva no quería devolverlas ante la extraña oportunidad que se le había presentado de tenerlas. El viejo era bastante celoso con toda imagen que mostraba a su esposa, teniéndolas todas para sí mismo a excepción de su foto de bodas que mostraba en su escritorio aun con cierto recelo. Ver más fotografías de ella era un extraño tesoro que no podía describir de momento.

Cierto… todo lo estaban haciendo para vengarla. Pero aun así, no podía explicarse lo extremadamente dolido que ahora se estaba sintiendo. Como si ya hubiera perdido una batalla antes de siquiera avanzar un paso.

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No logré que se actualizara el 1 de julio… pero al menos no fue tanta la espera (creo) :V

Aviso puede que me tardaré un poco en la siguiente actualización para organizar todos mis proyectos pendientes. Tengo demasiado abandonada mi otra historia "Osado Corazón" y debo retomar su ritmo antes de que vuelva a saturarme de cosas (otra vez), además de que me encuentro en un proyecto aparte en el que le he estado poniendo mucho empeño al ser una historia original mía. Podrán verla en webtoons muy pronto. ¡Espero que les guste tanto como con mis fanfics!

Debo reconocer que estoy algo nerviosa, jeje. No sólo porque la meteré a concurso de la misma plataforma, sino porque comenzaré mi camino de creadora de historias fuera de realizar fanfics o fanarts. Es un gran paso a lo que en verdad quiero conseguir en mis planes de vida. Más allá de hacer mascotas empresariales, cartones políticos o diseños corporativos… en verdad quiero crear historias que inspiren a todos.

Haré lo posible porque la espera no sea tan larga, así que de antemano agradezco su paciencia y cariño.

¡Los amo! ¡Y muchas gracias por sus comentarios y apoyo!

¡Michi fuera!

:)