Disclaimer: KHK no me pertenece es obra de Akira Amano, fanfic sin fines de lucro sólo entretenimiento. Todas las canciones pertenecen a sus respectivos dueños.
Respondiendo antes del fic:
Violeta: Muchas gracias, de verdad que me alegras el día con tus comentarios, he estado un poco atareada, pero no volveré a irme así, jajajaja. Sobre las canciones, la anterior me encanta, pero esta… ufff me recuerda muchas cosas, espero que te guste.
Karin-chan15030: Muchas gracias, espero que te sigan gustando, para mí es un placer.
Sandimelo98: Te agradezco toda la atención que me prestas, de verdad, tus comentarios nunca faltan y estoy verdaderamente agradecida, por eso escribí este capítulo, no quiero dejarte con las ansias jajajaja.
Sakaki-sam DXC12345: ¡Tu nombre es muy largo! Jajaja espero haberlo escrito bien, si no mil disculpas, claro que podemos ser amigas, por eso para quien guste he dejado mi FB en mi perfil, por ahí ando muchas veces jajaja, si quieren aventarme tomates o bien amenazarme de muerte si no escribo, yo encantada de leerlas, te agradezco mucho el comentario, me alegraste en un día de bajón emocional terrible.
Había una vez una chica que gritaba lobo…
Haru Miura se encontraba tumbada en su cama, con las manos sobre el vientre, mirando el techo, no quería pensar en nada, pero por supuesto la mente traiciona, así que estaba ahí dándole vueltas a todo el asunto, recordando los días pasados en los que su vida era sencilla, por ejemplo, en la niñez, sus amorosos padres solían tomarla de las manos y de vez en cuando en el camino levantarla, sentía que volaba y reía sin parar, eran tiempos fáciles dónde sólo le preocupaba volverse más alta, que un monstruo no saliera debajo de su cama, pintar de colores la casita para muñecas que le obsequiaron y comer todos los dulces que pudiera.
Pobre Haru pequeña, pensó, si ahora la viera sentiría pena por la mujer en la cual se convirtió, dio una vuelta en su amplia cama, llevaba tres años viviendo en Italia, estaba a poco de terminar la preparatoria, a sus padres no les pareció sospechoso que un excelente colegio extranjero le extendiera una beca para terminar sus estudios en otro país… junto con el grupo de amigos que siempre la acompañaban, es decir, los Vongola. Fue todo un plan maestro del noveno junto con Reborn, debían aprender a vivir allá, especialmente las chicas, porque en algún punto se volvieron personas importantes dentro de la organización y por ende blancos primordiales si se diera un ataque. La complejidad del idioma, de ubicarse en esa nueva tierra era poca considerando todos los cambios que se dieron, por ejemplo ella además de eso debía acoplarse a que Tsuna, su amor de juventud, le confesara que estaba enamorado de Kyoko Sasagawa, su mejor amiga.
Lloró en silencio por muchas noches, hasta que un día no tuvo más lágrimas… o mejor dicho ese amor se secó e incluso intentó ayudar al pobre y distraído muchacho a declararse, cosa que aún no había pasado, sin embargo no perdían la esperanza todos los que lo conocían. Fue un cambio brutal, cuando se dio cuenta no sentía amor, en serio no lo sentía, por nadie ni nada se alarmó, amaba a sus padres, no obstante… no había algún chico que le llamara la atención, además se asustaban siempre al verla rodeada de muchachos con "mala reputación" sus ilusiones de enamorarse se evaporaban así. Volvió a girar… desearía ser niña de nuevo, acunarse en los brazos de su madre para dejar de sentirse débil, vulnerable y sobre todo idiota.
Cerró los ojos cuando escucho el sonido de pisadas muy toscas acercándose por el pasillo… oh, esa manera de arrastrar los pies era sólo de una persona, era raro que hasta reconociera ese tipo de cosas, el corazón se le aceleró de repente ¿Entraría? ¿Se iría? No entendía nada de ese tipo, se ovilló cuando la puerta se abrió, típico de una persona así, simplemente entraba sin tocar ni anunciarse, tragó en seco mientras sentía en la nariz el aroma a loción Armani, pólvora y tabaco, Gokudera Hayato había llegado de su misión en Rusia, el tiempo que tuvo debido a eso para pensar había llegado a su fin. Escuchó el sonido de la corbata siendo deslizada entre la tela de la camisa para ser removida, los zapatos siendo arrojados al suelo ¿Qué no iba a gritar o a decir algo? Era verano, decidió ponerse cómoda ente la horrible ola de calor que azotaba en esa época así que se había retirado el vestido morado que llevaba ese día quedándose solo en ropa interior… una lencería casi transparente color verde oscuro. Pero bien… la había visto ya con menos que eso.
Sus músculos perdieron la capacidad de moverse cuando el peso del muchacho arrojándose sin cuidado al colchón lo hicieron ceder y temblar como una gelatina. Ligeramente se mordió el labio, intentando controlar sus latidos, ya no podía más… principalmente cuando con rudeza el brazo del chico aterrizó sobre sus hombros. Maldito, estúpido, irrespetuoso, delincuente, vándalo, Tsundere… sexy y guapísimo italiano de mal carácter.
-Tsk ¿Quieres respirar estúpida?- Masculló el chico, ella no se inmutó ni se movió, no le daría el gusto. –Miura-Llamó, pero ella no respondió, sólo se quedó así, petrificada. –Maldita-Gruñó después con burla, pasando el dedo índice por el hombro, luego bajando lentamente el tirante de su sostén, Haru intentaba mantenerse como si nada, fingiendo dormir, sin embargo ¿Cuánto tiempo más iba a resistir? El tacto áspero de esos dedos desnudándola con malicia, la respiración pesada y cálida en su cuello, los labios secos, hirviendo sobre su piel… no, no podía ser amor… no debía ser amor ¡No por él!
Todo su autocontrol se fue al carajo cuando la otra mano del chico acarició su trasero, se levantó rápidamente, pegándose a la pared, mirándolo aterrada.
-¿Qué mierda te pasa?-Le preguntó él escrutándola, ella pestañeó un par de veces, boqueando, mirando el suelo, a la izquierda, a la derecha… debía salir de ahí antes de que sucedieran cosas que no podía parar o explicar, como siempre… tomó inmediatamente su ropa intentando vestirse, él gruñó de mal humor poniéndose en pie, caminando hasta ella, tomando el vestido y arrojándolo a otro lado, sujetándola de los hombros para pegarla con fuerza a la pared. -¿Qué demonios haces?-Cuestionó clavando sus ojos verdes en los chocolate.
-G-Gokudera-san no debería estar aquí… -Susurró la japonesa. –Gokudera-san no debería entrar así al cuarto de una dama…-Prosiguió, pero él golpeó la pared con la palma de su mano derecha con fuerza haciéndola saltar, la castaña no podía dejar de temblar. -¡Gokudera-san no puedes entrar así en la habitación de Haru!-Le gritó tratando de quitarse de ahí, él la sujetó, arqueó una ceja y chistó.
-¿Ah? ¿Estás dormida todavía mujer estúpida? questo vi da fastidio (que molesta eres)- Cuestionó en un gruñido el Vongola de la tormenta -De verdad eres estúpida- Soltó rodando los ojos mientras dejaba ir su mano – ¿Tu cerebro es tan denso que lo olvidaste? Abbiamo dormito insieme prima - Miura sintió que un relámpago la quemó desde la cabeza a los pies, cielos, como odiaba y amaba que hablara en su lengua natal.
-Haru no… Haru no te entiende Gokudera-san, Haru no es muy buena con el italiano-Contestó y tomó la toalla con la que había secado su cabello esa mañana ¡Qué cínico, sólo decir sin pena alguna que habían dormido juntos! Además aquello fue solo un desliz, un error, sólo un impulso del momento. Delicioso… pero fatal.
I tell myself you don't mean a thing
Me digo que tú no significas nada
And what we got, got no hold on me
Y que lo que tenemos lo puedo soportar
-Mierda ¡Claro que lo entiendes, pero si así lo quieres entonces voy a refrescarte la memoria!-Le gritó jalándola hasta la cama, Haru vio volar algunas plumas de su almohada… Ah… sí, delicioso, así se sentían sus manos sobre su cuerpo y sus labios sobre los suyos y su lengua acariciando la suya… bajando por su cuello, lamiéndolo.
-¿Y por qué diablos no me detienes?-La cuestionó, la japonesa suspiró entrecortadamente, "Porque no quiero" pensó, aunque sólo cerró los ojos. -¿A qué demonios estás jugando?- Volvió a interrogar, la chica apretó la camisa de Gokudera entre sus manos, aferrándose a su espalda.
-T-te extrañé-Admitió, avergonzada, descolocada. -¡Te extrañaba!-Gritó usando toda la fuerza que le quedaba, él bufó, mordió el cuello fino y blanco mientras el cuerpo de Haru Miura se estremecía entre sus brazos- Te extrañé-Gimió la castaña.
-¿Qué no sabes decir otra cosa?-Refutó él burlón. –No me jodas, puedo hacerte decir cosas mejores-Susurró a su oído, ella abrió los ojos, dolía, quemaba y cómo, cuánto le gustaba…
But when you're not there I just crumble
Pero cuando tú no estás ahí, simplemente me derrumbo
Recordó que una vez su papá le relató sobre un tal Pedro y el lobo, el muchacho se la pasaba gritando que un lobo venía y asustaba a las personas con sus mentiras, lamentablemente el día que eso sucedió de verdad nadie le hizo caso… y lo rememoró por lo mismo, ella había escrito en cartas a su madre después de que ésta le insistiera sobre su nula vida amorosa que había conocido a un chico… lo describió casi como un príncipe de cuento de hadas, por supuesto era mentira, nunca pensó que de verdad llegaría enamorarse de alguien que por lo menos había vivido en un castillo, aunque claro, no era nada encantador. Bueno, la chica lo viera abriéndose la camisa con furia y recostándose completamente encima de ella diría lo contrario.
I tell myself that I don't care that much
Me digo que no importas tanto
But I feel like I'm dying till I feel your touch
Pero me siento morir cuando me acaricias.
Tendida sobre el colchón, llenándose de una emoción incomparable… ¿Debía escribir a su madre y decirle la verdad? "Hola mamá, la verdad es que el chico que me gusta no es mi pareja, pero me hace el amor, ¿Cómo está papá?" Además de que su madre sufriría un colapso, estaría aceptando que entre ellos dos lo que pasaba era un asunto diferente al amor, o tal vez… tal vez ¿Así era el amor con él? Sin citas románticas, flores, palabras dulces, besos tiernos, dulzura y esas cosas que prometen siempre las historias… si ese era el caso entonces no estaba segura ni preparada, era más de lo que su mente o su cuerpo pudieran soportar, quererlo dolía, desde el principio esa sensación no la dejó en paz.
Only love, only love can hurt like this
Sólo el amor, sólo el amor puede doler así
Only love can hurt like this
Sólo el amor puede herir así,
¿Cómo empezó todo? Ah… sí, el juego de la botella, en la casa de Tsuna antes de ir a Italia en la fiesta de despedida. Fue un juego sencillo e inocente, estaban jugando verdad o reto, la botella toco a ella y Hana, no estaba anímicamente bien, apenas unas semanas atrás el chico que le gustaba le dijo que amaba a otra, pero no podía herir ni al castaño ni al ángel de Namimori sólo evitándolos, debía ser valiente, así que tragaba el dolor en cada sonrisa.
-¿Verdad o reto?-La cuestionó Hana, Haru ladeó la cabeza
-¡Reto!-Aceptó divertida.
-Así se hace Haru-Felicitó la mayor, luego miró alrededor, su sonrisa se ensanchó, se acercó a su oído, susurró algo, ella se puso tiesa como una tabla "Besa a Gokudera", miró a su amiga, no era un reto, era una sentencia de muerte…
-P-pero…-Gimió muy en desacuerdo
-Un reto es un reto, además si no duele no sirve-Le dijo decidida, maldita cerveza que descontrolaba así a la más "madura" ¿Por qué debieron mezclar alcohol con eso? Ya no eran niños pero…
-¿Qué sucede?-Preguntó Yamamoto que igualmente estaba más alegre de lo normal.
-Oh, nada, sólo le dije que debe besar al cabeza de pulpo-Contestó Hana dando un trago a su cerveza, las miradas se congelaron, Gokudera escupió directamente al guardián del sol
-¿Ah? ¿Y por qué yo Kurokawa?-Rezongó el chico
-Porque eres el único soltero-Respondió la chica sencillamente –Bueno Sawada también pero es un asunto diferente-Murmuró mirando al chico que se había desmayado por el alcohol y era atendido por Kyoko, no formaban parte del juego y no escuchaban lo que decían, y tenía razón, Yamamoto y Chrome ya eran más que una parejita, ella y el hermano mayor de su amiga habían terminado juntos a saber dios por qué.
-¡Ni muerto!-Gritó el platinado, Haru asintió dándole la razón.
-Bien, ya sabía que los dos eran muy miedosos-Dijo la pelinegra encogiéndose en hombros.
Gokudera arqueó una ceja, Haru pestañeó ¿Miedosa? ¿Ella?
-¡Yo no tengo miedo Hana-chan, es sólo que Haru no va a desperdiciar su primer beso con alguien como Gokudera-san!-Espetó sin pensarlo mucho.
-¿Qué mierda quieres decir con eso?-Preguntó en guardia el platinado.
-Ya, ya, cálmense-Pedía Yamamoto.
-Pues eso, Haru no va a desperdiciar su primer beso contigo-Arguyó Haru
-Ni quien quisiera besarte estúpida-Fue la ofensiva respuesta del muchacho.
-¡Lo mismo digo, sólo eres un gruñón, grosero y puede que hasta te gusten los hombres!-Haru dijo eso, pero estaba a punto de disculparse, había bebido más de lo que podía soportar, no obstante, antes de que dijera algo, él chico sonrió molestó, la tomó del cuello de la playera y se estampo, literalmente, contra ella.
La risa de Hana y el grito de Ryohei, así como el silbido bajo de Yamamoto se desvanecieron en ese momento…
Must have been a deadly kiss
Debió ser un beso mortífero
La fiesta acabó ahí, ella había abofeteado al chico y salió corriendo, no habló con nadie más que Bianchi, Kyoko y Tsuna, incluso en el aeropuerto, sí, lo había ofendido y posiblemente se merecía un golpe, pero no eso, mucho menos porque era un juego, ella siempre soñó que su primer beso sería en el verano, acompañado de fuegos artificiales, con alguien que le gustara y además la quisiera… Gokudera no se disculpó jamás, ese beso debió tener algo, un hechizo, algún tipo de veneno que la provocó a pensar más seguido en él.
-Ugh-Se quejó Haru mientras sentía como los brazos del muchacho la estrujaban, la apretaba tan fuerte que sentía que se rompería. Sus labios se abrieron en ese momento, separándose un poco de los del platinado. –Hayato… duele-Gimió, sin sorprenderse mucho cuando él la levanto un poco para atraerla completamente a él, era imposible no sentirlo… la forma en que su respiración agitada inflaba ese pecho duro y amplio, como golpeaba su aliento contra sus labios… parecía desesperado por no saber bien qué lugar debería atacar primero, como si deseara abarcarlo todo de inmediato y seguía apretándola, con fuerza. Temblaba también. –Hayato… me lastimas-Volvió a quejarse, pero lo abrazó con la misma fuerza. -Si… sigues apretándome así… voy a romperme.
Haru vio al muchacho mirarla directamente a los ojos mientras sus manos casi rompían el broche de su sostén, liberando sus pechos de esa prisión y besándolos de inmediato, era curioso cómo podía observarlo hacer semejante cosa, sonreía, metía los dedos dentro de la cabellera plateada y gemía sin parar su nombre. La forma en que sus deseos tomaban el control correspondiendo cada caricia, beso, mordida. Entonces se separó de él, asustada nuevamente.
-E-esto no está bien-Susurró tratando de alejarse, él volvió a acercarla, tirando levemente de su cabello revuelto, mordisqueando su cuello. –Gokudera-san esto no está bien-Interrumpió ella, apartándolo. -¿por qué estamos haciendo esto?-Preguntó negando, el medio italiano la tumbó nuevamente, apartando sus manos, regresando al ataque. La tormenta furiosa que siempre arremetía sin parar, fuera en el campo de batalla o ahí.
-No me jodas…si me vuelves a empujar te vas a arrepentir… ¿Por qué mierda no puedes quedarte quieta y dejar de molestar?-Le dijo mientras ella arqueaba la espalda víctima del inmenso placer, ¿Quién lo pensaría? El rudo, tosco, grosero, violento y poco amable guardián de la tormenta podía entregarse así sólo a su persona, volverse loco…
¿Y después qué había pasado? Oh, bueno, en Italia las cosas seguían su ritmo, ella intentando ayudar a Tsuna a declararse a Kyoko, estudiando, esforzándose, aunque no podía decir que era feliz. Extrañaba Japón, sus padres, sus amigos de Midori, pero sobre todo, sintiendo un enorme hueco. Sólo había momentos en que dejaba de pensar así: cuando se divertía en compañía de todos, cuando dormía y… cuando Gokudera la hacía crispar los nervios. Era increíble la capacidad que poseía para hacerla enfadar, por cualquier cosa, en cualquier momento, en el fondo, agradecía que la distrajera así.
Quizás por esa razón, en el cumpleaños número 18 de la chica, cuando la castaña desapareció repentinamente de la fiesta preparada por todos, fue su destino encontrarla en el baño, con gruesas gotas negras adornando sus mejillas provocadas por el maquillaje y lágrimas, derrumbada en el suelo, tal vez fue ese motivo por el cual él chistó y maldijo en italiano mientras la levantaba del brazo y la jalaba para que se incorporara.
-Gokudera-san-Hipo ella, secándose las lágrimas con el dorso de la mano. –Haru no quiere estar aquí-Admitió, toda esa felicidad fingida, esa sonrisa que dolía tanto ya la había roto.
Miró a los chicos bebiendo y compitiendo contra Varia que habían llegado sin invitación, ya estaban en su propio mundo.
-Eres patética-Masculló él tirando su cigarrillo, llevándola fuera del lugar hasta el estacionamiento, lo vio caminar hasta una de las motocicletas, quitar la gruesa tela que cubría la máquina, encenderla y mirarla. –No vas a arruinar el ánimo del décimo, así que sube. –Ordenó, ella no lo pensó y aunque poco decoroso se veía que una señorita con vestido corto se sentara al estilo americano en la parte trasera de una moto no se quejó.
El motor de la Harley color plata rugió cuando él aceleró, el viento golpeó el rostro de la chica mientras su pulso se disparó, quizás hubiera sido mejor seguir encerrada en el baño medio ebria que detrás de él, aterrada y aún embriagada… se aferró al tronco del muchacho con fuerza, cerrando los ojos segura de que en cualquier momento se matarían.
-G-Gokudera-san-Llamó llorosa al muchacho, él aceleró un poco más.
-Si quieres llorar no lo hagas en un lugar donde puedas molestar a los demás-Le dijo, ella entendió, la había sacado de ahí para que así dejara salir todo, sin causar pesar a nadie, cerró los ojos y lo hizo, desgarrado, desde lo profundo de sus pulmones dejó por fin fuera de ella un grito inmediato de llanto camuflado por el ruido del motor, por un largo rato, hasta que su garganta no pudo más. Cuando ya no pudo seguir llorando y gritando, sólo en ese momento el chico bajó la velocidad, regresaron a la mansión, él dejó la motocicleta estacionada y no se molestó en cubrirla nuevamente. Haru se sentía débil, apenas podía caminar, vio la espalda del chico bajándose del vehículo. .
-¿Por qué ayudaste a Haru?-Cuestionó, él se encogió en hombros.
-Lo hice por el décimo-Contestó prendiendo un cigarrillo y dándole una larga calada, ella miró el suelo.
-Oh, ¿Tú haces todo por Tsuna-san verdad?-Preguntó sonriéndole, él enarcó una ceja.
-No uses mis palabras mujer estúpida-Murmuró emprendiendo marcha.
-Gokudera-san…-Llamó, él se detuvo y la miró sin girar completamente la cabeza. –Gracias-Murmuró, él chistó, metió las manos a sus bolsillos y siguió su ruta.
-No molestes al décimo, mujer estúpida-Le recriminó, ella asintió y vio como el ojiverde levantaba una mano para despedirse, sonrió, bueno, su lado amable no era tan malo. ¿Pero a qué se refería con usar sus palabras? Lo meditó un momento… "¿Ah, así que es todo por el décimo eh?" Le vino a la cabeza, oh, el día que engañó al platinado para que se llevara mejor con Lambo-chan… ¿Entonces lo había hecho por lo de aquella ocasión?
Cierto era y debía reconocer que desde ese día de la maldición fingida, él había cambiado un poco, era casi como si hubiera madurado, aunque claro, su personalidad no le permitía del todo comportarse bien, Haru cerró los ojos ¿Pero podía decir que se habían enamorado? ¿Sólo por eso? ¿Así de simple?
-Esto está mal… es un error…-Murmuró la japonesa.
-¿Ah? ¿Acaso te obligué a hacerlo conmigo? ¿Caíste por accidente desnuda encima de mí?-La cuestionó- ¿No está bien pero se siente bien Miura?-Preguntó él sarcástico, Haru era todo un libro abierto o al menos así se sintió, principalmente porque no pudo evitar gemir cuando las caricias regresaron.
-No se siente bien- Se quejó la castaña de manera dolorosa apretando el hombro del muchacho con sus dedos.
-Te gusto, mujer estúpida-Fue la afirmación de Gokudera, Haru sabía que él jamás lo admitiría, así le costara la vida, aunque deseaba escuchar por una vez la respuesta correcta.
-N-no-Respondió ella negando
Era humillante, ella no tenía la culpa de que su voz le hiciera cosquillas en los oídos, ella no tenía la culpa de que comenzara a encontrar en su compañía el alivio de no ser tratada con lástima por no ser correspondida, por el aprecio que le tomó al darse cuenta de que sus peleas eran plan para distraerla, por darse cuenta que Gokudera era hombre y… porque cuando él caminaba delante de ella como todo un rey ella se sentía una princesa, una verdadera. Estuvo gritando "El lobo viene" en cada una de sus cartas, pero jamás pensó que en verdad estaba llamándolo.
-¿Por qué estás aquí Gokudera-san?-Interrogó, él rodó los ojos.
-Porque quiero-Fue todo lo que dijo antes de volver al ataque, esta vez con más furia.
Only love can hurt like this
Sólo el amor puede doler así.
Él había visto lo peor de ella y ella había podido ver también lo peor, en realidad desde el principio él le mostro sin querer esa parte suya, aunque se sorprendió bastante el día en que lo vio completamente hundido.
Para Gokudera todo comenzó con una carta enviada por Bianchi desde Sicilia, ya había mandado varias, desde hacía casi un mes se ausentó para ir a ver a su padre, el cual estaba muy enfermo, en sus recados le pedía presentarse, pero éste se negó. La última carta ya no pedía que fuera a visitar a su padre, sino que le exigía ir al funeral, sin embargo tampoco se mostró dispuesto. Quien finalmente lo puso a hacer las maletas fue Shamal, pero, ¿Por qué estaba precisamente ella con él? Su mala suerte podía ser la culpable, o eso creía Haru. Todos lo acompañarían, en señal de su amistad, e igualmente al tratarse de una de las familias aliadas de la Vongola, pero, llegarían un día después, Ryohei estaba de misión en Rusia con Lambo y Chrome, Fuuta e I-Pin en Japón, Hibari se negó a abandonar Namimori, de todas maneras no se involucraba con ellos de no ser necesario.
Tsuna, por otro lado recibiría visitas, por lo que Yamamoto se quedaría para auxiliarlo o cuidarlo, cualquiera de los dos casos. Fue el castaño quien le pidió ir con él y ella aceptó por el simple hecho de no poder decir no. Gokudera no habló en todo el camino, ni siquiera replicó el hecho de que ella sería su acompañante. Dentro de ese traje negro, saco, falda, medias, zapatillas, corbata y camisa, Haru parecía querer explotar.
Llegaron al castillo, la chica se mantenía impresionada, sobre todo por ver a la servidumbre reverenciando y recibiendo al "joven amo". Mientras la servidumbre arreglaba las cosas para la ceremonia, ellos dos esperaban en una sala amplía, al poco rato apareció Bianchi, se veía cansada, pero, tranquila de alguna manera, Shamal también estaba ahí, ambos de negro.
-Hayato… tengo algo que hablar contigo-Pidió la asesina sin mediar más palabra con él, luego miró a Haru con más ternura.
Haru se separó del grupo, tenía toda la intención de ir a la habitación destinada para ella, no obstante, pasando cerca de la cocina, escuchó una conversación que la dejó helada…
-El joven amo no piso esta casa desde hace mucho tiempo, su padre hubiera querido verlo-Dijo una de las mucamas más viejas mientras removía algo en una olla casi gigante
-No se parece en nada a la señora-Murmuró otra que cortaba algunos ingredientes.
-Claro que no… es sólo hijo del fallecido amo, no es hijo de la señora-Continuó otra
-¿De verdad?-Preguntó la que había dejado de cortar los ingredientes
-Sí, la madre del joven amo fue una pianista muy joven que tuvo una aventura con el señor… al parecer murió en circunstancias extrañas- Una tercera de mayor edad se añadió a la plática -Le dieron permiso de ver al joven amo el día de su cumpleaños pero tuvo un aparatoso accidente en su auto de camino acá… dicen que los frenos fueron manipulados y que…- se interrumpió
-¿Qué?-Preguntó la novata mirando alternamente a la entrada y a la mujer mayor.
-Que su muerte fue por orden del señor… por eso el joven Hayato se fue del castillo, al parecer se enteró-Susurró la empleada de mayor edad.
La mirada de Haru, completamente vacía se dirigió a otro lado, tropezando con los ojos verdes, fulminantes del platinado que estaba parado en medio del camino, la tomó del brazo y se la llevó rumbo al lugar dónde lo esperaba Bianchi, al verlos llegar, la pelirroja que mantenía su rostro semicubierto por un delgado velo negro que venía desde su sombrero a juego con el vestido, razón por la que no se había desmayado, se acercó a él.
-Fue la última voluntad de nuestro padre- Murmuró entregando una carta, Hayato observó el papel con desconfianza, sin aceptarlo, así fue como Bianchi decidió abrirlo, se trataba de una carta que comenzó a leer.
"Hayato… ha pasado tiempo desde la última vez que te vi, debes ser todo un hombre ahora, tu hermana me contó sobre lo que te sucedía, de la manera en que llegaste a Japón y que te convertiste en la mano derecha del Vongola Décimo, en uno de sus guardianes… de la escuela, tus amigos ¿Lo llevas bien verdad?. Cuándo leas esta carta probablemente yo ya no estaré, no tuve el valor de pedirte que regresaras y habláramos sobre el asunto de Lavina, la única mujer que amé en toda mi vida, tu madre…"
-Esto es estúpido- Dijo chistando y alejándose de su hermana unos pasos para darle la espalda a ella y a Haru que veía al chico detenidamente, Bianchi en cambio lo ignoró y siguió leyendo
"Amé a tu madre con una pasión que espero seas capaz de sentir algún día… yo no deseaba que ella estuviera lejos de nosotros, pero… las circunstancias no permitieron que formáramos una familia, ese deseo, de estar con una mujer a la que no puedes tocar, ver, eso es algo que no que no quiero que sientas jamás. Si algún día tu corazón me perdona por no ser suficientemente fuerte y decirte la verdad estaría agradecido Cómo tu padre he estado orgullos de ti desde el día que naciste, hubiera deseado que te hicieras cargo de la familia junto con tu hermana, pero ahora tienes algo más que proteger, así que he dejado a Bianchi a cargo… espero la ayudes junto con el Décimo Vongola, es un joven amable… "
-¿Cómo sabía el viejo del Décimo?- Preguntó Gokudera interrumpiendo a la otra ojiverde
-Desde hace un tiempo, papá intercambió cartas con Tsuna, es lo normal siendo el mismo un jefe de la mafia-Aclaró la hermana mayor, pero antes de continuar abrió la puerta, varios hombres entraron con algunas cajas.
"Le he pedido a Bianchi que te entregué los regalos de cumpleaños que nunca aceptaste, te pido que los recibas, como un último recuerdo de una persona que…"
-Me largo-Declaró incómodo saliendo del lugar, Haru respingó en su lugar, Gokudera ya no quería escuchar aquello, observó desde su lugar la forma en que se alejó y azotó la puerta.
-Lo siento Haru, que tuvieras que ver esto… Hayato no ha cambiado nada desde que era un niño-Murmuró la pelirroja, la castaña asintió, posterior a eso un sonido hueco, cómo un relámpago la hizo brincar. - Será mejor que esperemos a que se le pase-Determino la mayor.
-¿Eso es por culpa de Gokudera-san?-Preguntó un poco incómoda.
-Cuando hace rabietas se pone así-Respondió Bianchi, Haru frunció el ceño, él no era el único que estaba mal, seguramente Bianchi la estaba pasando con dolor, simplemente no podía dejar que siguiera de esa manera, preocupando además a su hermana, determinada salió de la habitación.
Haru se guio por el sonido, seguramente explosiones, cuando se acercó lo vio por fin, lanzando dinamita a diestra y siniestra, importándole poco el ruido. Cómo era de esperarse terminó agotado, tirado en el suelo rodeado de colillas de cigarros y dinamitas.
-¿Ya acabaste con el berrinche?-Preguntó Haru, lo mirada de pie, con las manos en las caderas
-Jódete-Respondió- Déjame en paz estúpida mujer-Ordenó, pero la chica lejos de irse se sentó a su lado
-¿Por qué no quisiste escuchar hasta el final?-Cuestionó la japonesa
-No te metas en mis asuntos, idiota-Gruñó él y ella río con burla
-Tú arrastraste a Haru hasta allá- Puntualizó de manera simple mientras pateaba las dinamitas lejos, el Vongola se incorporó para alejarse
-A Tsuna debería darle pena que seas su mano derecha- Murmuró Haru y eso sí afectó al chico que la tomó por el cuello de la camisa con bastante brusquedad
-¿Quién demonios te crees?-Cuestionó y Haru mantuvo la mirada en él sin perturbarse
-Eres un cobarde Gokudera-san-Repitió fuerte, sin sentir algún temor -¿Es mi culpa que no quieras ver la realidad?
-Tú no sabes nada de mí-Contestó él en un grito
-Nadie te ama, nadie te ha amado, nadie lo hará-Dijo ella con una mueca de dolor al sentir que la mano izquierda del guardián la tomaba por el hombro con fuerza, encajando sus dedos -¿Eso es lo que piensas?-Terminó, Gokudera la miró fijamente –Por eso intentas ganarte a Tsuna y que todos vean que eres digno, porque crees que así se te va olvidar todo, mandar lo que no te gusta muy lejos y apartar la mirada, pero… en realidad… Gokudera-san sufre…- Mientras decía eso parecía muy en calma, aunque por dentro sentía que estaba por ser asesinada, alargó la mano hasta el rostro del guardián y sonrió dulcemente, sintió cómo el italiano aflojó su agarre- Mientras Tsuna-san hace algo o le pasa algo, Gokudera-san es el primero en ayudarlo y llamarlo preocupado, luego se enfada con Lambo-chan por reírse, Ryohei-san interviene y lo llama "cabeza de pulpo" Yamamoto-san dice "ya, ya"… No lo ves, pero para todos nosotros, tú eres muy valioso, no nos importa lo que otros digan de ti o tu pasado… Gokudera-san siempre será Gokudera-san- Aseguró finalmente. -Haru… se disculpa por escuchar algo que no debía y por juzgar mal a Gokudera-san-Dijo mientras se acomodaba la ropa, estaba despeinada, tenía tierra en el traje, una media rasgada, no traía zapatos.
-Y tú eres una estúpida mujer llorona-Dijo él más relajado
-¡Haru no es estúpida!-Gritó Haru, caminaron de regreso a la mansión discutiendo como siempre, pero con un ambiente más cómplice, entraron a la habitación donde esperaba su hermana que al verlos, pestañeó un par de veces, cerró los ojos y soltó una risa muy bajita. Ya no leyó el resto, Gokudera le arrebató la carta alegando que "eran sus cosas", el chico miró las letras, sonrió un poco y repasó el cuarto lleno de cajas
-En serio, ¿Qué pensaba el viejo con todo esto?-Dijo mirando alrededor –Estos son juguetes para niños-Bufó mirando algunas cajas con coches, robots y otros artilugios
-Puedes dárselos a Lambo-chan-Sugirió Haru
-Ni de coña… son míos-Dijo él mirando retadoramente a la japonesa
-¡Eres un egoísta, Gokudera-san! Un niño grande que no quiere compartir lo que tiene-Gritó ella mientras Bianchi salía de la habitación en silencio, sonriente, parecía divertida. .
-Cómo si me importara una mierda lo que digas-Replicó Gokudera, la puerta se cerró suavemente y cuándo hizo "click" ambos se percataron que estaban solos, Haru seguía en pose de pelea, pero él, se enderezó, la miró unos segundos.
-¿Qué?- Preguntó la castaña esperando algún insulto, cuando la mano de Gokudera se levantó, ella cerró los ojos, él soltó una pequeña risa burlona, principalmente cuando su extremidad aterrizó en la cabeza de Miura, se estremeció mirándolo confusa, jamás la había tocado de esa manera, ni la había mirado suavizando su expresión, su corazón saltó repentinamente.
-Estás hecha un asco-Dijo y ella pestañeó, había tocado rápidamente un mechón de su cabello señalando el hecho obvio de que estaba sucia –Le diré a alguna de las mucamas que te dé algo, no pienso llevarte así con mi padre-Susurró saliendo del lugar
Para la mañana siguiente, se realizó la ceremonia fúnebre, el lugar de reposo del padre del albino fue, cómo era de esperarse, junto a la tumba de la madre del chico, Haru ya no portaba la ropa que se llevó, ahora usaba un vestido negro a la rodilla, liso, sin escote, algo entallado, cuándo la cuestionaron sobre ello, ella solo respondió un "Gokudera-san se quejó de mi ropa"
Regresaron a la mansión, como siempre, pero antes que ella entrara a la casa, él sin decirle nada le puso en la mano algo, Haru se detuvo y observó, sonrió irónica, el niño grande le había regalado un robot de plástico, algo polvoso… no era algo que le pudiera servir o siquiera considerar lindo, sin embargo pensó que debía atesorarlo, sintió que era especial.
Miró a su derecha y ahí estaba el artefacto, en primera fila viendo como su dueño se disponía a hacerle el amor a la chica que lo recibió, por un segundo le pidió disculpas con la mirada, seguramente el pobre robot no quería ver eso… aunque la había visto llorar casi un mes entero… él se había ido sin avisar, sin despedirse, a Rusia ¡Por dos meses! No se sintió con derecho a mandarle cartas o mensajes, además ¿Qué tal si lo llamaba en el momento menos adecuado? Un error podía significarle la muerte, odiaba ese lado, no saber si regresaría, por cuánto tiempo se iría… esa era la razón por la que se resistía tanto, veía a Hana esperar en silencio, pacientemente, a Chrome cerrar los ojos y pedir secretamente por el de la lluvia, también a Kyoko preocupada doblando la ropa de Tsuna, lo quería aunque aún no tenían nada ¿Y ella? Si se angustiaba, aunque no como ellas, ese mes fue una tortura, tan cruel y desesperante, le mostró lo que era sentarse quietecita, alterándose por nada.
Odiaba ese amor, por eso lo negó tanto, no podía ni quería decirle lo que sentía, estaría a salvo si simplemente no esperaba nada de él, no quería saber si deseaba ser feliz ¿Podría soportarlo? Cuando Tsuna le gustaba en muchas ocasiones sintió miedo, pero, era diferente ahora, ese tipo de sentimiento era mucho más intenso, siempre por lo más mínimo sentía que lo perdía, era como si arrancaran un pedazo de ella poco a poco y ni bien la herida comenzaba a sanar otra nueva aparecía.
-Te hubieras quedado en Rusia-Gimió, él paró, quedándose en silencio. –Así Haru no se sentiría tan mal.
-¿Qué es eso mujer estúpida? Tú me amas, no podrías vivir sin mí.-Respondió sardónicamente el Vongola.
-Haru puede vivir sin ti, es Gokudera-san el que necesita a Haru-Refutó ella un poco más animada. Tira y afloja, así era la manera en que se llevaban. Cooperando por primera vez, abrazándolo por el cuello y besando la quijada del chico, llenando de besos su rostro. –A Haru no le importa cuando te vas-Mintió con un poco de malicia, disfrutan la mirada molesta del guardián.
Say I wouldn't care if you walked away
Digo que no me importaría si te largas
But every time you're there I'm begging you to stay
Pero cada vez que estás por aquí suplico que te quedes
-Estás completamente loca, sólo mírate…-Se burló el chico -¿Tan mal la pasas sin mí que comiste aire?-Cuestionó obviando su pérdida de peso provocando un mohín de inconformidad. –Además no soy el que se está moviendo así-Gruñó tomando el trasero de la japonesa con sus manos, aumentando el ritmo y la intensidad de ese balanceo suave.
-Gokudera-san no se queda atrás-Sonrió mientras una de sus manos bajaba y tocaba descaradamente cierta parte de la anatomía del chico que sonrió torcidamente.
-Ya me las pagarás… mierda… todo es tu culpa-Espetó intentando entrar en ella, Haru cerró uno de sus ojos y lo abrazó con todo su cuerpo.
-Haru no hizo nada-Chilló, él por fin pudo abrirse paso en su estrecho interior.
-De verdad tu cerebro es denso… la que empezó todo fuiste tú.
La japonesa se relajó un poco, era la segunda vez que hacían eso, era incómodo aún, pero más tolerable que la primera vez… aunque no estaba segura, en realidad no había sido tan malo desde el principio. ¿Había sido su culpa? ¿Quién había enamorado a quién? Porque si de algo estaba segura era que él no la amaba…
Ella era quien siempre demostraba lo mucho que le importaba, la intensidad de sus sentimientos, pero él jamás dio un indicio, una señal, por más que pequeña que fuera… en fin, ya nadie podía detenerlo, no en ese momento y se contaba entre las personas que no podían controlarlo.
Si pudiera describir todo lo que sentía en ese momento se llevaría horas y horas intentando encontrar las mejores palabras, era como ir al infierno en una nube celestial o arrojarse de un avión sin paracaídas. Rodar por la cama asemejaba todo eso y más, besarlo, sentir sus manos en su cadera, subiendo y descendiendo por toda su piel… escuchar cómo se agitaba y ver que apretaba la mandíbula en el momento en que ella culminaba, invitándolo a hacer lo mismo era verdaderamente hermoso… sólo sabía que deseaba estar con él cada minuto, explorando, viendo esas cosas que sólo ella podía contemplar.
When you come close I just tremble
Y cuando te acercas simplemente me estremezco
Y después de esa subida fenomenal de emociones, la calma, el silencio, la fatiga… no quería abrir los ojos, la última vez, que igualmente fue la primera, lo hizo para verlo salir de ahí sin dedicarle una mirada, había sido tan doloroso, tan hiriente, saberse tan poco importante o affaire no le sentaba nada bien, quien salía perdiendo era ella, así que trató quedarse profundamente dormida, si hacía falta tomaría la medicina que Shamal le recetó por el insomnio que la perjudico en ese tiempo, era fuerte pero le prometía 8 horas de sueño continuas, si se iba, no lo notaría y cuando lo hiciera se prometería no volver a caer nunca más. Mientras él dormía como si nada, ella se paró, retirando el brazo que la apresaba, caminó de puntillas, hizo todo el menor ruido posible, tomó su medicamento y regresó a la cama, ovillándose era mejor así.
Cerró los ojos esperando no saber nada en esas 8 horas, ni sentir cuando se alejaba ni saber que se iría, tal vez, podría llegar a convencerse de que fue un sueño, uno de esos que te hacen despertar estirándote placenteramente, pero se quedaba en eso, una ilusión provocada 4 minutos antes de despertar.
El mundo de los sueños aguardaba, vería el mar o tal vez su tierra natal, sobre eso, pronto escribiría a su madre para decirle la verdad, que no estaba saliendo con nadie, que lamentaba haber tomado el papel de Pedro, tal vez la convencería de que en esos momentos sus estudios eran más importantes, la próxima vez que se enamorara lo haría mejor, no lo haría de ningún mafioso, ni de nadie que la hiriera tanto, conocería a un buen chico, trabajador, honrado y cariñoso, alguien que la miraría como si fuera el tesoro más preciado y la trataría igual, él le llevaría flores, chocolates, irían al cine, a cenar, al teatro, saldrían de día de campo… si todo marchaba bien se casarían y pasaría a ser una mujer norma, tendría un par de niños que adoraría con el alma, tendería la ropa al sol, haría la comida, los deberes, todo lo que había pasado antes sería sólo una interesante anécdota.
Iba a dejar de gritar que el lobo estaba ahí cuando no existía.
Sería diferente. Ya no dolería.
And every time, every time you go
Y cada vez, cada vez que te vas,
It's like a knife that cuts right through my soul
Es como un cuchillo que se abre camino a cuchilladas a través de mi alma.
Cuando abrió los ojos efectivamente él no estaba, el pinchazo en su pecho se desvaneció con forme se vistió, saludó a Yamamoto que llegaba de entrenar, el chico era siempre muy amable, madrugaba mucho, le contó sobre el partido de béisbol y la oportunidad de jugar en una liga profesional, todos tenían sus planes. Ella también pensaría más en el futuro, en lo que quería. Buscaría un sentimiento precioso, un amor que colmaría toda su vida sin tantos altibajos.
Only love, only love can hurt like this
Sólo el amor, sólo el amor puede herir así
Only love can hurt like this
Sólo el amor puede herir así
Must have been a deadly kiss
Debió ser un beso mortífero
Llegaron al comedor y se sentaron, comían animadamente antes de partir a sus últimos días de preparatoria, todos en su mundo, Gokudera como siempre atendía a Tsuna, ella ignoraba al muchacho de buena manera, ni siquiera lo veía, ante los demás nada había pasado y entre ellos también debía ser así. "Gracias, ahora puedo ser normal" pensó, bebió un largo sorbo de jugo, Chrome la veía pestañeando muy sorprendida, Haru le regresó la vista.
Todavía sentida en cada poro de su piel el ardor como una huella que había dejado el italiano ¿Se le notaría? Por un momento se alertó ¿Le habría dejado alguna marca demasiado visible? Su cuerpo aún se sentía extraño, un poco adolorido, tal vez había notado el pequeño gesto de incomodidad que la acompañó al momento de sentarse.
¿Esas cosas no se notaban o sí? Su dolor más que físico era mental, por lo tanto no habría forma… a no ser que la de cabello morado pudiera ahora leer la mente.
Only love can hurt like this
Sólo el amor puede doler así.
Only love can hurt like this
Sólo el amor puede herir así
Your kisses burning through my skin
Tus besos arden sobre mi piel
Only love can hurt like this
Sólo el amor puede doler así
-¿Pasa algo Chrome-chan?-Preguntó, la de la niebla negó, estaba muy roja.
-Ah… ¡Qué lindo!-Felicitó Kyoko a la castaña que sólo se quedó sin entender nada.
-Woa… ¿Cuándo fue que lo compraste?-Preguntó entonces Hana, mientras que Miura miraba desconcertada a sus amigas. -Pero ¿sabes? Dicen que es de mala suerte usar anillos así, podrías quedarte solterona.
¿Anillo? ¿Solterona? ¿De qué hablaban…? Dirigió sus ojos a las manos, ah, ese anillo, ladeó la cabeza ¿Ella tenía uno así? Mejor dicho ¿Se lo puso? Lo observó con gran detenimiento, no parecía nuevo, más bien un poco antiguo, con una piedra color rojo, dorado como los rayos del sol.
-Espera, espera… ¿Eso no es acaso?-Preguntó Hana tomando su mano examinando muy detenidamente, Kyoko también se acercó, las chicas se miraron confundidas, luego a Haru. -¿De dónde sacaste un rubí?-Preguntó la chica parándose, gritando la cuestión. Haru abrió los ojos de par en par ¿Era caro? -¡No me digas que es de compromiso!-Vociferó la pelinegra, sí, se lo había puesto -aunque no recordaba- en el dedo anular de la mano izquierda, pero no significaba algo así.
-Haru… no… Haru no lo sabe-Admitió mirando la joya en su mano.
-Oh, ese es… Felicidades Haru-Felicitó Bianchi recién llegada. Gokudera Hayato palideció y escupió su café. -¿O debería llamarte hermanita?-Preguntó un poco más cínica, el albino comenzó a enrojecer fuertemente. –Sería lo más apropiado, ahora seremos familia.
-¿Bianchi?-Cuestiono Tsuna que pensaba a su guardián se le había atorado algo en la garganta.
-Ese es el anillo de compromiso que nuestro padre guardó por un tiempo… bien hecho Hayato-Felicitó, el chico ajustó su corbata, miró a otro lado.
-Cállate-Murmuró
Acto seguido Haru se puso de pie, balbuceó algo de olvidar lavarse las manos, salió de ahí sin escuchar a sus amigos, aunque aparentemente no tenían palabras. Camino hasta el servicio, todo el camino intentó quitarse el dichoso anillo, estaba realmente ajustado, no salía con nada, un poco de jabón y lo botaría.
And it's the sweetest pain burning hot through my veins
Pero es el dolor más dulce ardiendo caliente por mis venas,
Love is torture makes me more sure
El amor es una tortura que me hace más segura.
Ella conocería a un buen tipo.
Sería una mujer normal.
Tendería la ropa al sol, haría la cena… tendría un par de niños hermosos que adoraría con el alma.
Todo lo que había pasado sería una anécdota interesante.
No se iba a sentar a esperar angustiada.
No se casaría en una iglesia Italiana.
No vestiría un exquisito vestido fino y caro regalo de Tsuna.
No iba a salir de una limosina y la gente al mando de cierta persona se inclinaría con respeto llamándola "señora" para llevarla completamente custodiada a la iglesia.
Bianchi no arreglaría su cabello con flores.
No pasaría su luna de miel en la Toscana.
No acompañaría a Kyoko y a Hana a las cenas con damas importantes de otras familias.
Una vocecilla hizo eco en su cabeza: ¡El lobo, el lobo, es en serio, el lobo! ¡Alguien, ayuda, es el lobo!
Only love, only love can hurt like this
Sólo el amor, sólo el amor puede herir así
Only love can hurt like this
Sólo el amor puede herir así
Must have been a deadly kiss
Debió ser un beso mortífero
Abrió el grifo del agua y metió la mano, ¡El lobo, es de verdad, es el lobo!
Le dio vueltas al aro de oro –seguramente era de oro- ¡Que alguien me salve, el lobo!
Colocó una cantidad exagerada de jabón ¡¿Por qué nadie me ayuda?! ¡Es el lobo!
Sudaba frío y se sentía caliente al mismo tiempo, luchando por sacarlo de su dedo. ¡El lobo!
Only love can hurt like this
Sólo el amor puede doler así.
Only love can hurt like this
Sólo el amor puede herir así
Your kisses burning through my skin
Tus besos arden sobre mi piel
Only love can hurt like this
Sólo el amor puede doler así
Era inútil, la joya brillaba sobre su dedo, como una especie de cadena que se había encarnado a su piel, tenía el dedo rojo, tal vez con un poco más de agua y jabón…
Tiró una y otra vez, cerrando los ojos, con lágrimas en ellos, el corazón desbocado, sonriendo, llorando, asustada, feliz…
"Buenas tardes señora" Y los miembros de la familia de menor rango se inclinaron.
"Haru-sama ¿Se siente bien?" Y la enfermera con la que trabajaría como doctora en la familia le acariciaba la espalda.
"Será una niña" Y Shamal diciéndole eso…
"´Para ser tú… no está mal" Gokudera miraría fascinado dentro de la cuna.
"¿¡Estas de coña verdad?! ¡¿El viejo le dejó el castillo a la niña?!" Gritando a Bianchi que reía a carcajadas.
Only love can hurt like this
Sólo el amor puede doler así
Only love can hurt like this
Sólo el amor puede herir así
Haru sintió que caía, abrazó su cuerpo jadeando, no había nadie ahí, miró el destello rojo de la piedra ¿Una flama?.
"¡Mami!"
"¡Mami fiori cresciuti!" "Mami… ¿Mami? ¿Por qué lloras? ¿No estás feliz? ¿No quieres ver las flores conmigo? ¡Mami, estoy aquí! "
La voz se fundía con todas esas imágenes ¡Oh, dios mío, el lobo, el lobo, ayuda, ayuda, el lobo, lo juro, es el lobo!
"Mira mami, me saqué un 10 en la prueba"
"¡Quiero ir a jugar con Natsume-oni-san!"
"Mamá, no llores, sólo es la secundaria"
"¿Mamá… puedo hablar contigo? Me ha pasado algo… en el baño…"
Haru se levantó para tirar una vez más, ese anillo le estaba mostrando cosas que no quería saber. Cosas que no eran ciertas, mentiras, patrañas… no, eso jamás, nunca.
"Mamá… Natsume-kun… hace que me duela aquí…" "¿Amor? ¡Natsume-kun es como mi hermano!"
"No tengo nada… en serio… está bien… Natsume-kun me besó… y le pegué, no sé por qué lo hice pero… ¿Qué debería hacer?"
"¡Ni de coña sueñes con salir a esta hora y menos con ése! ¡Dile algo mujer!"
"¡Tengo 12 papá y además, Natsume-kun es el hijo de Tsuna-san, deberías estar feliz!"
"¡Son asuntos diferentes… mierda deja de reírte mujer!"
"¡Llora lo que quieras viejo… me vooooy, regreso en la tarde mamá!"
"¿¡Qué?! ¿Un hermano? ¿Ahora? ¿No están demasiado viejos para…? oh dios, no quiero saber"
"¡Mamá, saca a la peste de mi cuarto!"
-Suerte con eso-Le dijeron, se enderezó viendo a Gokudera recargado en el marco de la puerta, muy divertido. –Mierda, ¿no se supone que deberías llorar y agradecerme?-Preguntó
-¿Te sientes bien?-Preguntó Bianchi haciendo a un lado a su hermano. -Hayato ¿Por qué no le explicaste…? Haru, tranquila… lo que viste es una especie de regalo, te muestra los momentos felices… pasará en un momento.
-¡Tú!-Gritó enfadada para el chico, había visto demasiadas cosas. Tomó lo primero que vio y se lo lanzó, el rollo de papel, el jabón, agua, las toallas, si pudiera despegar el grifo lo haría y se lo lanzaría.
Eran demasiados, demasiados momentos, tantos que su corazón no podía más, se destrozaría y no dejaban de correr en su cabeza más y más, paisajes, vistas, palabras, cosas…
"Sigues siendo la misma estúpida de hace años, así que me moriré cuando lo hagas tú, sin mí la cagarías donde quiera que vallas. ¡Pero más te vale hacerlo después que el décimo!"
Save me, save me
Sálvame, sálvame
Only love, only love
Sólo el amor, sólo el amor
Because only love can hurt like this
Porque sólo el amor duele así
-¡Te odio, te odio!-Le gritó golpeándolo, Bianchi se hizo a un lado y desapareció, -¡De verdad te odio!- Sus puños se estrellaban en el pecho del platinado sin piedad. –Te odio-Susurró… pero luego lo besó.
Todo lo que había visto era amor, confundía, dolía, iba, venía, bajaba, subía pero era interminable y real… se casaría con un buen hombre, sería una mujer normal, tendería la ropa al sol, haría la cena, tendría dos hermosos niños que adoraría, todo lo sucedido sería una anécdota interesante… pero jamás dejaría de doler por una simple razón.
No le cabía tanto amor, ni tanta felicidad en el corazón, por eso dolía, se agrandaba para almacenar más pero por obviedad siempre se llenaría y volvería a crecer, dolería, siempre, en cada momento y así estaba bien.
Por la noche, bajo la lámpara de mesa, escribía una carta, como las de siempre, hablándole del chico que le gustaba y era su pareja a su madre, pero esta vez… anexó una fotografía, no era la mejor de todas, tenía los ojos hinchados y rojos, Gokudera parecía enfurruñado, ni siquiera había sonreído.
-¡Maldita sea apaga eso de una vez, quiero dormir!-Le gritó desde la cama, de pésimo humor.
-Sí, sí… yo también Hayato-Le dijo divertida,
-¿También qué, eres estúpida?-Preguntó dándole la espalda.
Haru sonrió, metió la carta en el sobre, la cerró, apagó la luz, caminó a la cama y una vez dentro de las suaves sábanas y las cálidas cobijas, abrazo el torso del chico.
-También te amo- Dijo mientras le daba un beso en los labios. –Mucho-Murmuró sonriendo.
-Diablos, cállate-Respondió él sonrojado furiosamente.
-Aunque fue un horrible primer beso-Se quejó ella, él gruñó. –Me estrellaste tus dientes-Admitió.
-¿Quieres cerrar esa maldita boca de una jodida vez? Si no te callas yo voy a hacer que te calles.
-Puedes intentarlo, Hayato…
-¿Me estás retando, mujer estúpida? ¿No sabes con quién demonios hablas verdad?
-Qué miedo, que miedo… Auxilio, el lobo, el lobo…
-¿Te burlas de mí? Ahora verás.
-E-espera… era broma… ¡Hahi!
Haru debía admitir que nunca en la vida se arrepentiría de nada… mucho menos de ese juego de botella, del beso, el primero de muchos que la contaminarían así… ah, todo había empezado ese día, en la casa de Tsuna…
And it must have been a deadly kiss
Y debió ser un beso mortífero.
Bueno, prometí que escribiría algo para Problem, pero me encontré con esa canción, me inspiró para esta ¿Qué puedo decir? Sólo el amor puede herir así… saludos y espero que les guste.