No sé por qué, pero siento la necesidad de aclarar que esta historia, aparte de ser una parodia, de otra que ya de por sí tiene un poco de OoC, está ubicada temporalmente en la adolescencia de los personajes. Me di la libertad de escribir un Erwin más inocente e impulsivo, porque así era el Erwin canon en su adolescencia. No quiero que me reclamen que "está un poquito OoC" o cosas por el estilo. No sé, jaja he leído muchas quejas en internet referentes a esto últimamente y no quisiera que nadie se lleve un disgusto con mi historia cuya finalidad es hacerles reír.
Entonces, ¿nos gustamos o qué?
—No está mal… — Contestó Levi, quedamente. Las yemas de los dedos de Erwin acariciaban suavemente su estómago, causando oleadas de electricidad recorrer su cuerpo. La verdad era que se sentía realmente bien, y reconfortante. Tanto que, le hacía olvidarse de la vergüenza que pudiese sentir, al dejar que una persona explorara sus carnes con tanta confianza.
—Me alegra poder ayudar… — Susurró Erwin sin dejar de sonreírle con dulzura, y más bien ensimismado, concentrándose únicamente en la tarea de palpar el abultado cuerpo de Levi. Definitivamente, Levi no era el único sintiendo el calor apoderarse de su cuerpo, ni el placer recorriendo su espina.
Levi se aventuró a cerrar sus ojos, arrullado por el dulce movimiento de aquellas cálidas manos que aliviaban su dolor. Erwin por su parte, comenzó a levantar poco a poco la camisa que cubría sus manos y la barriga de su amigo. Descubriendo lentamente la pálida piel, poblada con algunas estrías, unas blancas y otras rojizas; pruebas de los años de maltrato que había sufrido aquel vientre.
Y lo sorpresivo para él fue, que no le parecieron desagradables. Delineó algunas con sus dedos, sintiendo el relieve que formaban. Descubrió más del cuerpo de Levi, para revelar unos rollitos más pequeños que se formaban sobre su redonda barriga, los cuáles también acarició.
Para ese momento, Levi ya se había dado cuenta de que Erwin prácticamente le estaba desnudando poco a poco, así que alarmado abrió sus ojos, solo para toparse con una visión muy interesante: el rubio totalmente sonrojado, y mirando como tonto su cuerpo, mientras lo recorría suavemente.
— Erwin… ¿qué se supone que estás haciendo?
— ¿Qué? — Aún con su rostro ardiendo, Erwin salió de su trance, encontrándose con la inquisitiva mirada de Levi y su desaprobatorio ceño fruncido.
— ¿Acaso piensas desnudarme aquí? Invítame a una cita primero por lo menos, no soy tan fácil. — Le reprendió Levi, en un intento de bromear para calmar la extraña situación, que ni él se explicaba.
— ¿Lo harías?
— ¿Qué?
— Salir en una cita, conmigo.
— ¿Pero qué… —Erwin había acercado su rostro muchísimo al de Levi y sin haber retirado sus manos de la barriga de este, le miró expectante— ¿Es en serio? —Levi no se lo creía.
— ¡Claro! Solo si tú quieres… —La mirada de Erwin se intensificó, y sus manos se cerraron en puños, aún sobre el estómago de Levi.
— ¿Estás mal de la cabeza rubio? —Levi no entendía nada de lo que estaba sucediendo— Mira, si todo esto fue un plan de mal gusto para burlarte de mí, déjame decirte que te patearé el culo tan fuertemente, que lo vas a tener que ir a buscar del otro lado de la ciudad…
— ¿Por qué habría de burlarme de ti? ¿Qué ocurre Levi? Hace un par de días me dijiste que éramos amigos, ¿no confías en mí? Pensé que ya nos conocíamos lo suficiente…
— Créeme, he comido suficiente mierda en esta vida como para aprender a no confiar en nadie, no te lo tomes personal Erwin, no creas que el mundo gira a tu alrededor.
— ¡Aun así! —Erwin se sintió bastante mal en ese momento. No solo Levi le demostraba que no le tenía suficiente confianza, sino que también entendió lo mucho que le habían lastimado en el pasado— Puedes confiar en mí Levi, me he esforzado mucho para obtener tu amistad.
— Precisamente… —Levi tomó las manos de Erwin para apartarlas de su cuerpo y se cubrió completamente. —Hace dos días te dije que somos amigos ¿y ahora vienes con que quieres una cita? ¡Una cita, Erwin! ¡Conmigo!
— Lo sé, lo sé… —Admitió el rubio, cayendo en cuenta de que hacía solo unas horas él mismo se había dicho que no se precipitaría, y maldiciendo a sus hormonas adolescentes por tomar el control de su lengua. —Sé que suena extraño, yo tampoco estoy muy seguro, pero de todas formas, es algo que me gustaría intentar.
—Erwin… ¿En serio piensas que te voy a creer que quieres salir con alguien como yo? —A Levi ya le estaba colmando la paciencia, todo aquello no tenía nada de sentido para él; pero por alguna razón, aún no le había roto la nariz a Erwin, ante tal ofensa. —Te puedes burlar de mi obesidad todo lo que quieras, pero no hagas mofa de mi inteligencia, rubio demente.
— ¿Qué? ¡No, no! —El rubio también comenzaba a perder la paciencia, y eso no era tan fácil de lograr. — Sé que piensas que nadie se podría fijar en ti por… bueno, por tu apariencia. ¡Pero eso no me importa! Eres genial, y también muy fuerte.
«Levi, yo me había prometido jamás sentirme atraído por nadie, y lo había logrado. Estaba tan acostumbrado que fue toda una sorpresa darme cuenta de que me gustas. Lo comprendí esta tarde mientras estaba en la biblioteca. En realidad tampoco estoy muy seguro, pero lo que siento es que, tal vez no estaría tan satisfecho si tengo solo tu amistad, así que ¿qué dices? ¿Irías a una cita conmigo?»
—De acuerdo —Levi se resignó. No dejaba de estar sorprendido, y todo aquello le olía a trampa, pero algo en la determinación que le mostraban aquellos azules ojos, le hizo flaquear una vez más ante ese rubio. —Solo recuerda que, sigo siendo más fuerte que tú y si esto resulta ser un engaño; te arranco el pene y te lo sirvo en el desayuno.
—Estoy seguro de que no vamos a llegar a eso. —Rio nerviosamente— ¿Te sientes mejor? Ya he estado mucho tiempo aquí y creo que mi jefe me reprenderá si no aparezco pronto en la cocina.
—Sí, estoy bien… —Aún con dificultad, Levi se levantó de su asiento, tomó sus cosas y acomodó su uniforme. Se dirigió a la puerta, no sin antes voltear a ver al rubio, analizándolo una vez más en busca de algún indicio de que había estado intentando tomarle el pelo.
—Nos veremos mañana en la escuela, Levi. —Se despidió Erwin con una sonrisa.
En cuanto Levi dio un paso fuera, Erwin colocó su mano sobre su pecho y exhaló todo el aire de sus pulmones. ¿Qué había sido todo aquello? Esa tarde no estaba seguro si Levi le gustaba más que como amigo, y ahora le había pedido salir. Pero lo más extraño de todo es que Levi había aceptado, así sin más.
— ¿Le gusto a Levi? —Se preguntó a sí mismo, perplejo ante la idea de ser correspondido y por alguien como él.
Por otro lado, Levi se apresuró a dejar el local. Camino a casa recordó todo lo que recién había pasado y tenía que admitir, que las caricias de Erwin le habían gustado mucho. El rubio tenía una extraña influencia sobre él, eso era definitivo, de lo contrario no hubiese dejado que le tocara de esa manera. Pero Levi estaba muy seguro de otra cosa: fuera lo que fuera que Erwin estuviese planeando, sentirse atraído por él, era algo imposible. Muchas veces se lo había dicho la gente y se lo había dicho a sí mismo, "a nadie podría gustarle alguien como él"
Además, ambos eran hombres. ¿Era Erwin un homosexual?
—Jamás lo hubiese pensado… —Dijo para sí, mientras abría la puerta de su habitación. Entró, dejó su mochila bien acomodada en su lugar, y se tumbó sobre su cama a pensar. Se decidió a salir con Erwin para averiguar sus intenciones, no importaba que fuese alto y fornido, confiaba en que podría darle una buena paliza al descubrir su engaño, pero quería saborear la victoria haciéndole creer primero, que había caído en su trampa.
—Pero… — ¿Y si no era un engaño? ¿Y si Erwin le decía la verdad? ¿Estaba él atraído hacia Erwin también? Levi no sabía definirlo. Pensaba en que podría ser que su extraña falta de fuerza de voluntad para negarse ante él, fuese prueba de ello; pero también podía ser que era la primera persona que le caía tan bien. O el hecho de que era quien más se había esforzado por acercarse a él, y realmente lo había logrado. Pero de eso, a sentir atracción, y por un hombre…
Levi jamás se detuvo a pensar en su sexualidad, porque simplemente él era alguien quien según él, no tenía derecho a amar. Así que jamás se sintió particularmente atraído por nadie, ni mujer, ni hombre. Pero eso tampoco le preocupaba, estaba seguro de que su propio tío pateaba con la izquierda, ya que se le hacía bastante sospechosa su relación tan cercana con su socio el señor Reiss. Así que si resultaba ser un homosexual, tampoco sería un escándalo para el viejo.
Luego recordó que hacía un par de días en el lago, se había quedado como estúpido viendo el cuerpo de Erwin, y comprendió que no era ninguna comparación; la verdad era que le había gustado lo que había visto. Y también se había sentido bastante bien al ser tocado por él, tanto bajo el agua, como ese día en la pastelería.
Además, en sus sesiones de "entrenamiento", Erwin lo miraba con cara de tonto cuando comía sus postres. Y Levi intencionalmente llevaba a cabo acciones que al parecer a Erwin le provocaban alguna clase de placer, y a él mismo también. Levi se preguntó si lo que Erwin mostraba en su expresión, era atracción física. Cuando bromeaba con él en esas tardes, jamás se detuvo a pensar que todo eso fuese que se gustaban. Era sólo un juego para él, uno que le encantaba.
Pero, ¿realmente podía él mismo sentirse atraído por alguien, al punto de querer estar en una relación? ¿Podría llegar a sentir amor?
Aquellas incógnitas revoloteaban en su cabeza, mientras se preparaba para ir a la cama. Al cepillarse los dientes observó sus redondas mejillas y su evidente papada. Al ponerse el pijama, jugueteó con su enorme estómago, aún hinchado por todo lo que comió. Para colmo, la parte superior no quería cerrar bien esa noche.
— ¿En serio esperas que crea que puedes ignorar esta montaña de grasa? No soy tan estúpido, Smith.
Levi desistió de su intento por cerrar su camisa, y la cambió por otra más holgada y sin botones. Se metió a la cama, decidido a no darle más vueltas al asunto, ya pronto averiguaría qué era lo que Erwin tramaba. Pero si era algo malo, lo cierto era que le apenaba perder su amistad. Si Erwin resultaba ser un traidor, juró que jamás iba a volver a confiar en nadie, salvo por Isabel y Farlan; quienes habían probado ser verdaderos amigos.
—Espera, repíteme eso Erwin, porque creo que la cera dentro de mis oídos no me dejó escuchar bien.
— Es en serio Hanji, le pedí a Levi salir en una cita conmigo, y aceptó, así como si nada. —Le repitió el rubio, intentando lo mejor posible, de ignorar el repugnante comentario de su amiga.
— Creo que me perdí de algo Erwin. —Era difícil confundir a Hanji quien gozaba de una gran inteligencia y perspicacia, pero esa situación le había tomado por sorpresa— ¿No se suponía que querías ser amigo de Levi? Sí comprendes que una cita implica… romance ¿no?
— Sé que suena precipitado, pero creo que me di cuenta de que me gusta Levi, ¡y bueno! Tal parece que no me es indiferente. —Erwin rio alegremente, aunque estaba un poco incómodo.
— ¡Agh! Y nosotras que pensábamos que teníamos el mejor plan para hacerles darse cuenta de sus sentimientos, al final no necesitaban ayuda.
— Ahora soy yo el que está perdido, Hanji…
— ¡Oh! Bueno, Isabel y yo nos dimos cuenta de que ustedes se gustaban, y planeábamos algo para que se dieran cuenta, pero no son tan torpes como parecen. —Aceptó descaradamente, para luego reír como una maniática.
Erwin se unió a la risa de Hanji, más por cortesía que otra cosa. Pero estaba sorprendido de que las muchachas se dieran cuenta de sus sentimientos mucho antes que él, y aún más; de que a pesar de que él no estaba seguro de nada, era lo suficientemente evidente como para que otros lo captaran fácilmente. Así que el rubio decidió que, no se preocuparía por nada, simplemente iría a su cita y a ver qué pasaba. Era totalmente inexperto en el tema, así que más bien le emocionaba la idea. Si Levi no le rechazó, tenía una buena oportunidad con él y sobre todo, no iba a volver a pasar por un desprecio, ya que estaba completamente convencido, de que Levi era un joven decente y jamás haría nada para lastimarlo.
— ¡¿Que hiciste qué?! — Gritaron Isabel y Farlan al unísono.
— ¿Qué parte no entendieron? Erwin me invitó a una cita y acepté. —Levi estaba sumamente irritado con la reacción de sus amigos, y se arrepentía de habérselos confesado.
— Espera, espera. ¿Eres gay? — Interrogó su amigo, perplejo e impactado por la noticia.
— No lo sé, tal vez… —Levi se encogió de hombros, evitando mirar directamente a sus amigos.
— ¿Te gusta Erwin? — Preguntó Isabel, encantada por las buenas nuevas, pero decepcionada de que no podría llevar a cabo su plan con Hanji.
— No lo sé, tal vez… —Una vez más, Levi se arrepintió de haber abierto la boca, así que se corrigió— ¡Pero ese no es el punto, idiotas! Acepté para que pensara que estoy interesado, pero en realidad voy a atraparlo en su trampa, y romperle la bocaza a golpes.
Sus amigos se voltearon a ver el uno al otro, con preocupación.
— ¿Cómo que una trampa, Levi?
— ¿En serio creen que Erwin me está pidiendo salir de verdad? ¡Es obvio que el maldito está tramando algo! Su insistencia para "ser amigos", atiborrándome de postres hasta explotar, manoseándome como un pervertido sexual. El tipo es un asco, haría lo que fuera para que caiga en su treta, piensa hacerme pensar que le gusto, y luego se burlará de mí, como en una película cliché de baja categoría.
— Pero, ¿qué te hace pensar eso Levi? No entiendo de dónde sacas tantas tonterías. —Le reprendió Isabel.
— De aquí Isabel, de aquí… —Dijo Levi, muy enojado, mientras se tomaba la barriga con ambas manos— ¿De verdad quieres que piense que alguien en su sano juicio podría estar atraído hacia esto?
— ¡Claro que sí! ¡Es más! Yo lo había notado antes que ustedes, y Hanji también.
— Explícate.
— Hanji y yo teníamos un plan para que se acercaran… de manera romántica. —Aceptó avergonzada, ya que no quería confesarle eso a Levi— Era obvio que ustedes se gustaban y queríamos que se dieran la oportunidad.
— Están locas Isabel. —Esta vez fue Farlan el que intervino. Estaba tan asombrado como Levi y se sentía estúpido, por ser el único que no notó nada. —No deben entrometerse en esas cosas.
— Ya lo sé, pero no parecía que ellos se fueran a dar cuenta rápido. ¡Y qué equivocadas estábamos! —La joven rio tímidamente, en un vano intento por disimular la tensión del ambiente en ese momento.
— ¡Y una mierda! No intentes engañarme Isabel. A la gente no le gustan los gordos, a la gente definitivamente no le atraen. Y Erwin, aunque ande mal vestido es alguien atractivo; tendría que estar mal de la cabeza para ir en serio con esto…
— ¡Pues entonces lo está! —Insistió Isabel, que ya estaba perdiendo los estribos y quería golpear a Levi, por intentar sabotear esa buena oportunidad que la vida le regalaba.
— Mira, Levi, —Farlan se masajeaba las sienes tratando de sacar sentido a toda la situación y actuar como mediador entre los dos— no dudo de que esto es algo sumamente sospechoso, pero, podrías darle el beneficio de la duda. Puedes ir a tu cita sin estar a la defensiva, pero siendo precavido. El único que conoce mejor a Erwin eres tú, así que no puedo asegurarte que no es un patán, pero no sé; me inspira confianza y me es difícil pensar que te quiere hacer una mala jugada.
— Tienes un punto Farlan, pero no deja de ser sospechoso. De acuerdo… —Levi suspiró— no iré "a la defensiva", pero si resulta ser una trampa, me haré un collar con los dientes que les tire a Erwin por maldito y a ti, por convencerme.
— Bien… ¿Y a dónde irán para su cita? —Farlan cambió el tema rápidamente, para evitar recibir más amenazas de parte de su pequeño y enojón amigo.
— Ni idea, no acordamos nada. Supongo que le preguntaré luego…
— ¿Qué? ¡Tienes que preguntarle ya Levi! Escríbele un mensaje. —Le animó Isabel.
— ¿Erwin tiene teléfono? Nunca lo he visto utilizar uno.
— ¿Es en serio Levi? Han estado entrenando juntos todo este tiempo ¿y ni siquiera tienes su número? Te falta mucho por aprender mi pequeño amiguito, te falta mucho…
—Isabel, ¿ya sabes que no me importa si eres mujer, cierto? Te moleré a golpes también si me haces enfadar, ya sabes, igualdad de género y eso…
— ¡No seas amargado Levi! —Isabel le abrazó fuertemente, como siempre lo hacía— ¡Estoy emocionada! Podrías llegar a tener novio, ¿no te ilusiona la idea?
Levi, que hasta ese momento no lo había considerado, no dijo nada; tampoco apartó a su amiga. Tener pareja era algo mucho más serio que simplemente ir a una cita, eso en el caso de que fuera realmente una. Pero si iba y todo salía bien, ¿qué pasaría después? ¿Seguirían saliendo juntos hasta que se enamoraran y fueran una pareja? Es más, ¿realmente quería eso?
Eran muchas preguntas y muchos sentimientos, que tenía que asimilar en muy corto tiempo. No estaba seguro de sentir nada por Erwin, pero sí estaba seguro de que el tipo se había encargado bien de meterse en su vida, al punto de tumbar muchas de sus barreras, y ya se estaba dando cuenta de aquello. Eso, ya era algo bastante serio en la opinión de Levi.
"Maldito Smith…"
A la salida de la escuela, Erwin corrió hacia la clase de Levi, para interceptarlo antes de que este saliera. Llegó a la entrada del aula y pudo observar cómo Levi guardaba sus cosas, mientras sus amigos conversaban animadamente con él. Allí sin estar alerta, se le veía bastante tranquilo, hasta sonreía levemente ante los comentarios de sus amigos, que al parecer estaban hablando sobre algo divertido. Erwin pensó en que fuese lo que fuese que sintiera por Levi, realmente le gustaría mucho llegar a conocerlo completamente y que se relajara de esa manera con él, sin que hubiesen postres o un libro de por medio; solo ellos dos, siendo ellos mismos.
— ¡Mira Levi! Erwin está aquí. —Le dijo Isabel en un susurro totalmente audible para todos los demás.
— Ya lo había notado Isabel, y estaba tratando de ignorar ese hecho, pero me lo acabas de arruinar.
— ¡Erwin! ¿Buscas a Levi? ¿Irán a casa juntos? —Se acercó Farlan, saludando al rubio.
— Tenía algo que preguntarle, sobre el entrenamiento, ya sabes. —Mintió Erwin, no sabía qué tanto le había dicho Levi a sus amigos; pero ahora que lo pensaba, le avergonzaba si sabían todo sobre lo que había pasado el día anterior.
— ¿Ah sí? ¿Todavía siguen con eso? Levi nos dijo que ya eras todo un experto en defensa personal.
—Vámonos rubio, tenemos cosas de las cuáles conversar, que no son de la incumbencia de estos tontos. — Levi le tomó del brazo y lo sacó del lugar, justo cuando Farlan comenzaba a intentar ponerlo en una situación incómoda. El pequeño joven sabía que su amigo sólo lo hacía por molestar, y se sintió en la extraña necesidad de proteger a Erwin de cualquier burla por parte de ellos.
— Gracias Levi, no estaba seguro de qué contestar a las preguntas de Farlan, y la verdad no vine a preguntarte nada sobre el entrenamiento.
— Eso ya lo sé, ni siquiera creo que necesites más entrenamiento Erwin, ya te puedes defender bien.
— Aunque si no te molesta, me gustaría que siguiéramos practicando de vez en cuando. Ya sabes, para no perder la costumbre y no oxidarme…
— Se acerca la época de exámenes, y tú tienes tu trabajo en la pastelería.
— Estoy seguro de que podré encontrar un espacio. Por favor, esto es importante para mí Levi.
— Tú decides Erwin, no me molesta tener a mi pastelero personal por unos días más. —Ya habían salido de la escuela y se encontraban en la entrada, en donde Levi se detuvo y le miró frente a frente— Dejando eso de lado, ¿qué querías?
— Solo quería preguntarte a dónde te gustaría que fuéramos para nuestra cita. No tengo mucho dinero, ya sabes, pero estaba pensando que podríamos dar un paseo por el centro comercial o el parque. Alimentar a los patos del lago suena divertido.
— Claro, si eres un anciano de ochenta años y estás a punto de morir… —Levi le miró con desaprobación— El dinero no es problema conmigo Erwin, tengo suficiente para pagar por los dos, y de antemano te digo que no iré a ninguna cita si lo rechazas.
— Supongo que no tengo opción —Le sonrió, realmente agradecido y conmovido por su ofrecimiento— En ese caso, siendo que tú vas a pagar, me parece justo que elijas el lugar al que iremos.
— Te lo diré cuando se me ocurra algo, jamás he ido a una cita en mi vida. —Aceptó Levi con toda normalidad; aunque a Erwin tampoco le sorprendió, él tampoco había ido a una cita nunca— Por cierto, dame tu número telefónico, así podremos ponernos en contacto más fácilmente.
— Oh, claro. —Erwin sacó su prehistórico teléfono celular, lo cual hizo que una de las cejas de Levi saltara al verlo. Levi no sabía que aún fabricaban ese tipo de celulares tan antiguos, aunque luego se detuvo a pensar que tal vez, no era que aún los fabricaban, si no que Erwin tenía un teléfono casi tan viejo como él mismo.
— Lo pensaré durante el resto de la semana y luego te diré si se me ocurrió algo. Solo asegúrate de tener libre el sábado.
— Trabajaré turnos dobles estos días para asegurarme de que así sea. ¡Gracias Levi! Prometo que no te arrepentirás de esto. —Erwin le sonrió radiante y se despidió de él, para dirigirse a la pastelería. Mientras que Levi se quedó allí, observando su nuevo contacto en su celular, preguntándose si hacía lo correcto.
Erwin por su parte, al llegar a la pastelería, observó también su nuevo contacto. Al ver los pasteles exhibidos en los aparadores, decidió modificarlo y cambiar el nombre de Levi por "Pastelito" en su teléfono. Se encontraba sumamente alegre, sin saber que su nombre en el teléfono de Levi, había sido cambiado de Erwin a "Rubio cejón".
— ¡Quisiera que ya fuera sábado!
Continuará…