Aclaro que los personajes no son míos, son de la preciosa J. K. Rowling.

Es la primera vez que escribo un fanfic de Harry Potter, así que espero que les agrade.

Querido Malfoy:

Estoy escribiendo otra carta que nunca recibirás.

No negaré que mis manos pican de la necesidad de ir y buscar una lechuza y hacerte llegar mis sentimientos, pero no lo haré.

No lo haré aunque me muera de ganas.

Es totalmente ridículo, compartimos el privilegio de ser premios anuales y de estar demasiado cerca el uno del otro, sin embargo, se siente como si estuvieras a kilómetros de aquí.

Nunca me hablas, no me miras. Las pinturas en los pasillos reciben más atención de tu parte que yo.

Estoy molesta contigo, espero que lo sepas. Incluso si el orgullo que ahora poseo me impide ir y gritarte en la cara cómo me siento, realmente espero que mi silencio sea tan doloroso como el que tú me das.

Hogwarts ya no es lo mismo, pasé cada año antes de la guerra sintiéndome en casa, valorando cada pequeño pedazo de conocimiento que podía adquirir, adorando poder compartir con Harry y Ron. Todo ha cambiado, ellos no solo tomaron el puesto de aurores, también están demasiado ocupados para escribirme. Y esta escuela de magia que llegué amar, ahora solo es una pesadilla viviente, cada esquina tiene el recuerdo de alguien herido, o peor aún, muerto. Y así es como veo a los que siguen aquí, como aquel término muggle "zombie", muertos vivientes. Todos parecen, al igual que yo, haber perdido una parte de sí mismos.

Lo peor es tener que fingir que estoy bien. Me aseguro cada noche de poder un hechizo silenciador a mi habitación para asegurarme que si me levanto a mitad de la noche gritando o llorando en la mitad de una pesadilla, no me escuches. Tengo la sospecha de que haces lo mismo.

Ginny me pregunta cada cierto tiempo si no me molestas y cuando no estoy tan de humor tengo que esforzarme por no gritarle que no existo para ti, que bien podrías llamarme "sangre sucia" con tal de que eso significara que notas mi presencia en la habitación.

La gente ahora te ignora. La atención de los que te admiraban y de los que te temían ha decaído a partes iguales; no tienes idea cuánto te envidio. Sí, me permito envidiarte. No eres la "heroína de guerra" que debe mantenerse animada cada maldito minuto del día, como si no hubiera sufrido en la guerra como todos los demás.

Si cierro los ojos, todavía recuerdo aquella tarde en que te vi por primera vez como un humano y no como el mimado elitista que tus padres criaron. Aquella tarde escuché un sollozo en una de las innumerables habitaciones vacías de esta escuela, no lo pude evitar y busqué de dónde provenía. Entonces te vi, llorando. Aquella tarde te vi sufriendo. Enfermo de todo el peso que ahora sé que llevabas sobre tus hombros.

Me insultaste y en vez de irme me quedé en el marco de la puerta. No quería que te sintieras solo. No me importaba la cantidad de veces que me habías hecho daño en el pasado, simplemente no podía irme.

Decidiste que mi presencia no te importaba y lloraste por casi una hora. Cuando lucías visiblemente mejor contigo mismo, me di la vuelta dispuesta a salir de la habitación.

Me abrazaste.

Algunas noches cuando me levanto en mitad de una pesadilla, angustiada y sin aliento, deseo que no me hubieras abrazado aquella tarde.

Deseo no haber sentido compasión y quedarme.

Deseo no haber caminado por ese pasillo y haberte escuchado.

Deseo muchas cosas, porque entonces toda nuestra historia no habría sucedido.

Porque entonces no me habrías hecho necesitarte.

Sería lindo de su parte si me dejaran algún mensajito de si les gusta o no la historia. ¡Buenas noches!