Los personajes no me pertenecen, son de Stephenie Meyer. Salvo los que yo cree para esta historia.
Capítulo 1
Pov Bella
El asiento en el que me encontraba estaba frío, o así lo sentía aunque haya estado sentada mas de quince minutos. La frase de "todo vuelve" se repetía una y otra vez en mi cabeza, al igual que la palabra "karma".
– Isabella, ¿entiendes lo que te estoy diciendo? – la doctora King llamó mi atención dando unos golpecitos en el escritorio. Parpadeé unos segundos antes de volver en mi misma y la miré asintiendo, aun sin saber nada que decir– Podrías empezar el tratamiento, aunque las posibilidades son casi nulas y…– la dejé continuar, aun en estado de shock, no estaba escuchándola por completo. Entendía completamente lo que me había dicho minutos atrás pero era incapaz de procesarlo. Todos los planes a futuro, adiós.
– No quiero el tratamiento…– contesté finalmente, interrumpiéndola. La doctora King me observó unos momentos antes de responder, pero no la dejé para agregar: – ¿Cuánto tiempo…?
–Es difícil saber…– suspiró– menos de un año.
Menos de un año. Era todo lo que necesitaba. Asentí, le dije gracias y me levanté para irme.
– ¡Señorita Swan, todavía hay tiempo! – gritó tratando de detenerme, pero yo ya estaba lejos de su consultorio.
¿Y ahora qué? No tenía los secretos de la vida. No sabía para qué prepararme. No tenía idea de nada. Todo lo que había llegado a conocer ya no tenía sentido.
Caminé rodeando la reja del parque, no tenía ganas de volver a casa. Sentía como que no tenía sentido, porque ya nada tenía sentido.
Me detuve en la entrada, viendo como varios chiquillos corrían hacia otros mientras sus padres les tomaban fotos. Otros que iban a que su madre les diera agua o cosas así. Suspiré recordando que yo no quería esta vida y que por ese motivo me encontraba donde estaba. Había perdido todo por un simple capricho.
"– No te mereces nada. Ya ni siquiera te mereces vivir, siempre terminas acabando con todo. Hasta conmigo…–"
Bien Edward, deseo concedido.
Continué mientras veía como el cielo comenzaba a nublarse. Pensamientos oscuros, relacionados con el pasado, vinieron a mi mente. Me preguntaba cómo sería, a quién se parecería más. ¿Sería feliz?
–¡Bella! – Rosalie se acercó a darme un cálido abrazo. Fuimos amigas en preparatoria y compañeras de habitación. Hasta decidimos mudarnos juntas. Tyler, su hijo de cinco años esperaba detrás de ella a que lo saludara.
–Hola, Rose. ¡Hola precioso!- saludé a Tyler alzándolo y llenándolo de besos. Era el niño mas precioso del mundo.
–Íbamos por unos helados antes de terminar las compras. Tyler quiere toda su habitación como el espacio exterior. ¿Quieres venir?
–Seguro. Me encanta que sea del espacio– sonreí mientras Rose lo agarraba de la mano y yo de la otra para ir por los helados. Tyler me sonrió feliz y yo correspondí a su sonrisa.
Rosalie había empezado la mudanza con Emmett. Tyler ya estaba grande y comenzaba a necesitar más espacio, ella y Emmett habían dedicado los últimos años a ahorrar para un hogar decente. Estaba muy feliz por ella, había dedicado todo su esfuerzo a ese pequeñín. Era realmente admirable.
Por un momento logré olvidar la preocupación de minutos atrás. Aunque sería imposible hacerlo por mucho tiempo.
–¿Cómo te fue en la consulta? – preguntó Rose, dándole una lamida a su cono de chocolate.
– Bien… todo salió perfecto– mentí. Me reía de cómo Tyler luchaba con los bordes del cono para no derramar helado. Su cabello rubio con rulos rebotaba con cada movimiento que hiciera.
– Me alegro muchísimo. ¿Ves? No había nada de qué preocuparse– asentí dándole la razón.
–Todavía me quedan cosas por hacer… ¿Los veo en la noche?- dije levantándome una vez que terminé el helado.
– Seguro nena. Emmett traerá pastel para el postre. Creo que comeremos comida china…
–Me parece bien. Hasta entonces- me acerqué a Tyler y deposité un beso en su cabeza, su boca ya estaba manchada de helado.
No podía creer a donde me dirigía. No sabía de donde estaba sacando el valor en esos momentos. Supongo que el saber que te queda poco tiempo te hace cambiar de perspectiva drásticamente. Probablemente de no ser por eso nunca me hubiera animado de esto.
Tomé el tren de Portland a Seattle abrazándome a mi misma por el frío interno que sentía.
Al bajar tomé el autobús, hubiera sido más fácil viajar con mi auto, pero no me sentía en condiciones.
Las calles eran iguales, el vecindario en el que había crecido seguía siendo el mismo. Los árboles…algunos habían desaparecido, mientras que otros se mantenían altos, haciendo de la vista mucho más bonita y hogareña.
La casa de mi hermana se encontraba a unas calles más de donde antes vivíamos, las cuales hice caminando para ir haciéndome a la idea.
No veía a Alice desde que empecé la universidad, hace como seis años. Ella había intentado buscarme, aunque nunca me haya encontrado, yo sabía a donde había ido a mi encuentro debido a que siempre dejaba una nota con un número de teléfono. Cuando la dejé, había dejado todas las cosas que pudieran llevar a una localización a futuro, estaba decidida a desaparecer.
Suspiré viendo que la puerta de color madera había cambiado a una de color rojo. Ahí estaba. Me era imposible subir los escalones que me llevarían a tocar la puerta. Estaba nerviosa.
La lluvia no tardó en hacerse presente y ahí fue cuando atravesé los pasos que me separaban de la puerta. Toqué el timbre dudosa, esperando que nadie se encontrara en casa. Pero claro, en cuanto a mí se refiere, las cosas nunca salen como quiero que salgan.
– Seguro es Peter…dijo que vendría…– La voz y sonrisa de Jasper se apagaron apenas abrió la puerta y notó mi presencia. Obviamente no esperaba verme. Su cabello rubio estaba más ordenado que antes, ya no era un muchacho inmaduro de veinte años. Me alegraba saber que todavía seguía con Alice– Bella…
–Hola…– tragué en seco. Temiendo que me odiaran y me sacaran a patadas. Esperaba que el viaje en tren valiera la pena.
Buenas! Hace tiempo vengo pensando en esta historia y finalmente pude tomar valor y publicarla. Dejenme en sus reviews que les pareció el capítulo. En el proximo apareceran mas personajes. Gracias por leer!
