Los personajes no son míos, son de JK Rowling, yo los tomo prestados XD

Summary: Draco y Hermione tienen una discusión en una calle muggle que les hace sacar las varitas y atacarse. Cuando despiertan, ya no están en el mismo lugar. No ha sido el bando de ella, ni el de él ¿Quién los retiene? Lo único que saben es que si quieren salir de esa, van a tener que aprender a llevarse bien.

Pues aquí vuelvo con una nueva historia a la cual llevo mucho tiempo dándole vueltas (empiezo cientos de historias y luego las voy escribiendo según me da XD), pero por fin la he acabado y puedo venir a publicarla.

Espero que le deis una oportunidad, como todas las que le habéis dado a mis historias. Os dejo con la introducción. Nos leemos!


El día era perfecto: el sol brillaba, una ligera brisa les acariciaba el rostro, la gente charlaba despreocupada a su alrededor, los niños reían, las parejas caminaban de la mano y la magia estaba en el aire.

Ya todo había acabado. La guerra, las amenazas, las muertes de inocentes, el mal… pero también la escuela, las clases, la vida a costa de los adultos. A partir de ahora, cada uno debía empezar a cuidar de sí mismo. Eran adultos y debían integrarse en la sociedad, decidir por ellos mismos y dar lo mejor. A pesar de todo, Hermione no podía evitar seguir sintiéndose como una niña. Todavía necesitaba a sus padres, a sus amigos y echaba de menos a sus profesores. Pero eso se había acabado, solo la vida continuaba, la vida y la magia.

–No lo sé, la verdad – Hermione volvió a prestar atención a sus dos amigas. Se encontraban tomando un helado en florean fortescue – no me desagradaría trabajar en el ministerio, pero… creo que me gustaría intentar algo en Quidditch…

– ¿Te refieres a jugar en un equipo profesional, Ginny? – preguntó Luna, dejando ver su entusiasmo ante esa idea.

–En unas semanas hay unas pruebas para las Arpías de Holyhead. Quizá…

–Hazlo – dijo Hermione decidida – hazlo Ginny. No entiendo mucho sobre Quidditch, pero sé que eres buena, muy buena. Creo que deberías intentarlo ¿Qué puedes perder?

Ginny le sonrió animada.

–Sí, tenéis razón, puede que lo haga. – concedió sonriéndole a su copa de helado. – creo que lo haré.

– ¿Y tú, Hermione? – preguntó Luna después de dejar soñar unos segundos a Ginny con su futuro –has hecho tantos cursos… ¿ya te has decidido?

La castaña la miró pensativa. El último año, mientras sus amigas cursaban su último año en Hogwarts, ella había estado haciendo varios cursos para trabajar en el ministerio, mediante los cuales podía acceder a varios puestos en varios departamentos (Accidentes Mágicos y Catástrofes, de Cooperación Mágica Internacional, de Entrada en Vigor de la Ley Mágica, de Transportes Mágicos, de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, de Misterios, uso indebido de objetos muggles, desmemorizador, miembro del Wizengamot o relaciones muggles). Ahora solo le quedaba decidir qué hacer con su vida.

Aunque nunca lo reconocería, elegía siempre tantas opciones porque era demasiado indecisa para elegir solo una. Ojala alguien estuviera dispuesto a darle un empujoncito. Sola, quizá no se decidiera nunca.

–Aun no… - dijo simplemente mientras se terminaban su helado en silencio.

–Vamos – dijo Luna cuando se acabaron los helados – tengo que pasar a comprar papel para la imprenta. Sabéis, Papá y yo estamos investigando el paradero del orol rodalbah. – comentó con voz de entendida.

Hermione y Ginny rodaron los ojos con una sonrisa.

–Y eso es… – preguntó Ginny divertida.

–Es un extraño loro con la capacidad de hablar.

–Luna… - Hermione habló como si la rubia fuera una niña – todos los loros tienen la capacidad de hablar ¿Qué tiene eso de extraordinario?

–Pero los loros comunes solo son capaces de repetir, en cambio el orol es un loro mágico que puede mantener una conversación por sí mismo y en cualquier idioma por muy desconocido que sea para él.

–¿En serio? – preguntó la castaña entre incrédula e interesada mientras Ginny seguía riendo.

–Claro, me encantaría encontrarlo y poder mantener una conversación con un orol, tendrán tantas historias que contar… viven cientos de años ¿sabes?

Hermione miró a su amiga con cariño ¿Qué había sido del snorckal de cuernos arrugados? Comenzó a reír pensando en ello, y tan pronto como Ginny la siguió supo que estaría pensando en algo similar. Luna se unió a sus risas sin saber muy bien porque eran.

Dejaron de reír de golpe cuando se encontraron de frente con otras tres personas, una de ellas su pesadilla personal en el colegio, acompañado de Nott, con el cual había mantenido alguna conversación en clase de runas y debía admitir que, para ser sly y amigo del intento de persona, era bastante agradable. Junto a ellos había un chico de piel morena del cual solo sabía que era de su curso y de la casa de las serpientes.

–Mi día acaba de quedar totalmente arruinado – dijo con dramatismo Draco Malfoy - ¿eres consciente del desagradable olor que desprendes, Granger? Deberían prohibirte salir a la calle, o al menos hacerte una transfusión de sangre.

–De lo que soy consciente, Malfoy, es del daño que hace tu imagen a mi vista, así que piérdete. – Hermione se dispuso a esquivarle para continuar su camino, pero el rubio se lo impidió colocándose delante.

–Tengo más derecho que tu a estar aquí, este es mi mundo, no el tuyo. El tuyo está detrás de ese muro – terminó señalando en dirección al muro de piedra del caldero chorreante.

Hermione se cruzó de brazos.

–A ver cómo te lo explico para que te entre es esa dura cabecita oxigenada. Puede que pienses que eres el mejor, pero solo eres el mejor de los idiotas, a parte de un estúpido, engreído, petulante, presuntuoso, ignorante, cretino, tonto, simple, bobo, inculto, majadero, cateto… algunos lo suelen llamar gilipollas, yo lo llamo Draco Malfoy – la castaña tomó aire sonriendo con suficiencia al ver la cara confusa de Malfoy. Nunca había soltado tantas groserías juntas, pero se sentía bien al dirigirlas a él. – como ves, no es necesario alzar la voz para definirte ¿cierto? – se volteó – Chicas, creo que me voy a casa, he tenido suficientes gilipolleces por hoy.

Las cinco personas restantes la observaron alejarse con elegancia, hasta que uno de ellos reaccionó. La castaña acababa de desaparecer tras el muro cuando el rubio lo accionó para salir tras ella.

Salió a la abarrotada calle de Londres muggle y la divisó cruzando hacia unas calles más solitarias. Corrió tras ella, pues no se iba a ir de rositas después de insultarle como nunca lo había hecho. Estaba acostumbrado a que le mirara mal y saliera de su camino, huyéndole, pero jamás le había enfrentado de esa forma y menos insultado, más allá de llamarle hurón oxigenado.

–Espera ahí, Granger – dijo cuando la tenía a unos metros y ya no había sucios muggles paseando entre ellos.

Hermione miró sobre su hombro fastidiada, pero no dejó de caminar entre los callejones.

–¿Qué haces aquí? Creí haberte dicho que te perdieras ¿es que no sabes si quiera hacer eso? – seguía caminando, pero esta vez notaba los pasos del rubio tras ella – es fácil, da tres vueltas sobre ti mismo y apuesto a que has olvidado donde estas. Vamos, hazlo y déjame aparecerme tranquila.

Draco apretó el paso. Sabía muy bien que Granger era una persona segura de sí misma, pero él siempre había conseguido enturbiar parte de esa seguridad ¿Qué estaba pasando en ese momento?

Acabó la frase en un oscuro callejón, a pesar de que era de día, la luz del sol a penas se filtraba entre los altos tejados y el lugar era tan tétrico que estaba completamente vacío. Hermione era consciente de que jamás estaría ahí si no tuviera su varita bien apretada en el bolsillo.

Iba a sacarla cuando Malfoy la volteó con fuerza.

–Retíralo. Todo.

Hermione sacó su varita. No para intimidarle ni amenazarle, solo pretendía desaparecerse y que la dejara en paz, había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo vio y no estaba dispuesta a volver a sentirse como ese entonces, solo que Draco lo interpretó de otra forma y la apuntó con su varita amenazante.

No pensaba dejarse atacar por él, así que levantó su propia varita.

–No hagas estupideces, Malfoy.

–Es lo que hago ¿no? Creo haber escuchado con detalle tu definición, así que pienso amoldarme a ella y ser un gilipollas. – Sonrió de manera prepotente – A no ser que prefieras retirarlo todo. Retráete, Granger.

–No.

–¡Engorgio! – gritó Draco con rabia y la luz del hechizo iluminó el callejón.

–Cave inimicum – dijo Hermione para protegerse.

–Everte statum.

–Protego – gritó Hermione una vez más. No podía creerse que la estuviera atacando. Y en el mundo muggle. Aunque allí no hubiera nadie, podría haberlo. Podría verles alguien.

Pensó en un hechizo que pudiera dejarle fuera de juego, pero que no fuera peligroso.

–Expell – pero Draco fue más rápido y gritó "desmaius", alcanzando a Hermione en el pecho y haciéndola caer hacia atrás sobre el frio suelo.

Sonrió satisfecho regodeándose ante la imagen, pero perdió la sonrisa. Un hombre grueso y grande apareció por detrás de la castaña y, agarrándola de los brazos tiró de ella, dispuesto a llevársela. No supo cómo reaccionar, al fin y al cabo, Granger no era nada para él, pero… ¿iba a dejar que la secuestraran?

Apretó su varita y dio un paso en dirección a ellos, justo cuando la arrastraban doblando la esquina, pero alguien le agarró por detrás, colocándole sobre la nariz y la boca un trapo. Forcejeó contra su oponente, cada vez con menos fuerza, hasta que dejó que el subconsciente se lo llevara.


Bueno, esta es la introducción de la historia que os traigo. Pensareis: como le gustan a ésta los secuestros… bueno, sí, la verdad es que dan mucho juego, pero esta vez están los dos secuestrados, no es solo Hermione, como suele pasar.

No sé qué os parecerá. Yo la he escrito con mucha ilusión y estoy contenta con el resultado, y como ya podréis adivinar, van a estar mis tres parejas favoritas.

Ya me iréis contando. Me despido con la ilusión de saber vuestra opinión.

Un beso!