No hacía mucho que las Puella Magi de Mitakihara se habían puesto de acuerdo en ahorrar para conseguirle un teléfono móvil a Kyouko, y una vez lo lograron, esta quedó prendada de él, divirtiéndose con juegos estúpidos y, sobre todo, enredando en el grupo de chat que habían creado.

Sin embargo, no todo eran desventajas: ese grupo era muy útil para cuando la telepatía no funcionaba debido a la distancia, y podían apuntar información valiosa, releerla, consultarla, y hablar sin riesgo a que Kyubey cotillease todo aquello que decían.

Aquella tarde de Viernes quince de Abril de 2011, se dio una conversación algo destacable.

ChristianMcDonalds: mamiiiiiii tengo ambreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

500PavosLaNoche: Vaya, vaya, Sakura-san. No será que quieres venirte a mi casa a merendar. ¿Tal vez las otras querrían unirse?

Pitufo: Yo es k m ma mha kstigado

Pitufo: SPera

Pitufo: M scapare por la bntana

MadokiDoki: amlfeogm'pu90-.'90y792

MadokiDoki: ¡Perdón! Mi hermano me acaba de coger el teléfono. ^^;

MadokiDoki: Voy a preguntarle a mi mama. Ahora vuelvo.

MadokiDoki: madre*

500PavosLaNoche: Ara, Akemi-san, te veo un poco callada. ¿A ti te va bien?

Homura: Sí, Tomoe Mami, a mi me va bien.

500PavosLaNoche: ¡Estupendo! Ahora sólo falta Kaname-san.

MadokiDoki: ¡He vuelto! Mi madre dice que sí.

Homura: En ese caso, no hay más que hablar.

MadokiDoki: Homura-chan... ¿Cómo es que no te pones otro nickname?

MadokiDoki: ¡Quiero decir!

Pitufo: N todol kkro.

MadokiDoki: ¡Me encanta tu nombre, Homura-chan! Es... ¡Exótico! Y además, muy hermoso, ¡Como tú!

Pitufo: O:

ChristianMcDonalds: lo ce ciere decir madoca es ce poner tu nombre es mui soso pon te otro mas creatibo como nosotras

MadokiDoki: Tampoco es soso, es sólo que... uuu...

Homura: Te entiendo, Kaname Madoka, pero ya sabes que suelo ser más metódica y no suelo invertir tiempo en pensar sobrenombres: siempre voy al grano.

Pitufo: Sguro k n la kma tmb

ChristianMcDonalds: no te entiendo sayaca abla vien

Homura: ...

500PavosLaNoche: Miki-san, eso fue un tanto inapropiado.

500PavosLaNoche: Por cierto, Nagisa-chan dice hola.

MadokiDoki: Hola, Nagisa-chan. :)

Pitufo: Holii

ChristianMcDonalds: ola pecenya

Homura: Hola.

Pitufo: Pos l podemos poner 1 nmbre mjor a la studiante nva, kreo k HomuHomu es chulo.

Homura: No.

MadokiDoki: Aw, Homura-chan, ¡HomuHomu te quedaría adorable!

Homura: Kaname Madoka, por favor...

MadokiDoki: Porfa... ¿Hazlo por mi? QuQ

Homura: ...

Homura ha cambiado su nombre de usuario a HomuHomu.

.

Al final, aquella tarde, decidieron darse un descanso de la caza de brujas puesto que habían conseguido suficientes Grief Seeds como para aguantar hasta el día siguiente, y se reunieron todas en casa de Mami a merendar. Disfrutaron de los dulces que esta había preparado, y las distintas tartas de queso que Kyouko y Nagisa casi se ventilaron enteras.

Lo que no esperaban era que aquello se convertiría en una noche de chicas, puesto que Mami y Nagisa tenían espacio suficiente para todas y, a ver, era viernes.

Reunidas alrededor de la mesa triangular de la rubia, Sayaka decidió picar un poco a la kuudere.

"Homuhomuuuuuu~."

"..."

"Homuhomuuuuuuuuuuu~."

"Cacho tontaaaaaaaaaa~." Respondió Kyouko entre mordiscos.

Aquello desencadenó una discusión, pero las otras cuatro, ya acostumbradas, seguían hablando tranquilamente, hasta que...

"...¡Pues a mi Homuhomu me da la razón! ¿A que sí, HomuHomu, estudiante transferida-chan?"

En aquél momento, Homura juntó las manos, entrelazando sus dedos y apoyando los codos en la mesa, y apoyó la barbilla en estas. "Investigando sobre Walpurgisnacht, descubrí que el nombre proviene de supersticiones antiguas, aquelarres de brujas. Entonces, investigando entre supersticiones y tradiciones antiguas, encontré una que se podría considerar original, a la par que... graciosa."

"¡Hostias, que Homura tiene sentido del humor!" Exclamó la pelirroja, al borde de caerse.

"A mi me parece interesante, Homura-chan." Sonrió la pelirrosa dulcemente. "¿Podrías explicarnos más?"

"En verdad, Akemi-san también ha captado mi atención." Añadió Mami, vigilando que Nagisa no se atragantase con el queso, la tarta y la tarta de queso.

"Precisamente, os iba a hacer una demostración." La chica pálida de pelo negro se levantó. "La tradición proviene de Cataluña, situada en uno de los bordes de España." Andaba en círculos al rededor de la mesa y las comensales. "En tiempos antiguos, con la leña que sobraba, pintaban un tronquito como si fuera una especie de animal y le ponían una 'barretina', un sombrero tradicional. Entorno a esto se creó un juego para niños y adultos." Se paró detrás de Sayaka. "Miki Sayaka, ¿me ayudarías?"

La peliazul levantó una ceja, pero acabó por asentir. "Pos oc. Venga." Se levantó. "¿Qué tego que hacer, Homuhomu?"

Uno de sus ojos violetas sufrió un tic. "Arrodíllate en el suelo." Sayaka obedeció, algo insegura, y entonces Homura tomó una escoba y se colocó a su lado.

"El juego consiste en 'alimentar' al 'Tió', que así lo llamaban, con pieles de fruta hasta la noche de Navidad. Entonces se le golpeaba con un palo hasta que 'cagase' golosinas."

Antes de que Sayaka pudiera protestar, Kyoko arrebató la escoba. "¡Yo me apunto!"

Y así es como las dos marimachos empezaron a pelearse, y Mami las echó hasta que se calmaran.

.

Era de noche, y las seis chicas se encontraban en sus respectivos pijamas.

Mami contaba con una cama y dos futones, y como nadie quería dormir en el sofá, se vieron obligadas a compartir.

La rubia dorada y la rubia plateada dormían plácidamente en la cama, la menor aferrada a la mayor mientras se chupaba un dedo infantilmente.

Kyoko y Sayaka estaban profundamente sonrojadas y se daban la espalda, incapaces de dormir.

Madoka estaba profundamente dormida, con la boca ligeramente abierta. Homura padecía insomnio, y, pese a que estar con la pelirrosa era como un pedazo de paraíso para ella, acabó por levantarse e ir al comedor, sentándose en una butaca, pensativa.

Hacía un poco de frío, pero su magia la cubría de este. En cambio, nunca la cubriría del frío en su interior, y se sentía muy miserable al ser consciente de ello.

Suspiró, recuerdos asaltándola como de costumbre, y abrazó sus delgadas piernas, suspirando.

Cualquier noche menos esta. Día a día se enfrentaba a ellos, pero ahora no, símplemente no podía.

"¿Homura-chan...?"

Casi le da un ataque al oír la somnolienta voz de Madoka, que avanzaba hacia ella frotándose los ojos con un pequeño puño.

"Ah, eres tú... lo siento, la costumbre." Suspiró, recuperando la compostura.

"L-lo siento..." Tímidamente se sentó a su lado. "Sólo quería saber si estabas bien."

Asintió con otro suspiro: odiaba mentirle a la persona que más quería, aunque fuera un simple 'estoy bien', pero se forzó a ello, como hacía siempre.

"Homura-chan..." La pelirrosa la miraba, ahora preocupada. "...n-no quiero ser invasiva, p-pero no parece que estés bien. N-no me gusta pensar que me estés mintiendo, se que ocultas algo... Somos amigas, si me dejas entrar tal vez pueda ayudarte, aunque sólo sea un poco, aunque sólo sea escucharte para que no cargues con ello tú sola... ¿Sí?" Se había acercado a ella, inconscientemente, a medida que pronunciaba esas palabras llenas de bondad y sinceridad.

La pelinegra no pudo más, y al fin la miró, ojos un tanto inundados. "Kaname Madoka, yo..." Se dio cuenta y los secó rápidamente, cuerpo repentinamente tenso al verse envuelta en un cálido abrazo.

"Somos amigas, Homura-chan... Puedes llamarme Madoka. No hace falta que seas tan distante, cada día me demuestras lo increíble que eres."

Ella quería controlarse, rechazar el abrazo, mantenerse tan lejos como pudiera para garantizar que la canija estubiera segura, pero cuando quiso darse cuenta, sus brazos ya envolvían a Madoka, tan desesperadamente como ella se anclaba a su mínima cordura, pero también protectoramente, y se permitió sentir que, tal vez, sólo tal vez, esta sería la Línea Temporal definitiva.

"Madoka..." Susurró, ambas igual de sonrojadas. "Si tú supieras... lo mucho que vales, para la gente que te quiere, para... para mi..." Siempre oía a la pelirrosa decir cosas positivas a todo el mundo, pero ella nunca se daba cuenta de lo que en realidad era. "Eres buena, cálida, reconfortante... Eres torpe pero muy fuerte. Tan sensible y empática y buena... eres un angelito.

Ahora roja cual tomate, la menor abrazó a la viajera en el tiempo con más fuerza, y no es que tuviera mucha. Había sido conmovida y bombardeada por una cadena de halagos que ella nunca hubiera asociado a si misma. Esas palabras eran únicas, como sus sentimientos por Homura.

"M-mu-muchas g-gracias, Homura-chan..." Tragó saliva. "P-pero no creo que para todos sea un a-angelito..."

Al instante, Homura la miró, muy seriamente. "Entonces eres mi angelito, y te protegeré siempre."

Y casi por instinto, lentamente, se acercaron la una a la otra, y sus cálidos y carnosos labios se rozaron, primero con timidez y mucho cuidado, luego terminando de forzar un primer y único, pero profundo y reconfortante beso.

.

A la mañana siguiente, cuando el sol a penas comenzaba a asomarse, Madoka abrió los ojos. Sonrió, enternecida, al ver al resto de chicas aún dormidas, y aún más al ver a Homura, acurrucada contra ella con una expresión apacible en su rostro. Enternecida besó su frente y se abrazó a ella, la respiración de la mayor arrastrándola dulcemente al sueño de nuevo.