Bueno bueno, después de algún tiempo estamos nuevamente de regresooooo :'3 Y como prometí en el ffcs anterior de "White Cat" aquí esta el Feligette que tanto me estuvo rondando en la cabeza por culpa de una imagen de una de mis artistas favoritas xD (Es la foto de portada del ffc)

Cuando no sabes si tu imaginación es tu don o maldición(?)

Finalmente espero que le guste este primer capitulo :'v

Declaimer:

Nota: Miraculous Ladybug no me pertenece al igual que sus personajes.

Nota2: Este es un ffc AU.


Capitulo I

"Un encuentro sobrenatural"

Los demonios caminan entre nosotros y no somos conscientes de ello.

Pueden ser alguien que conocemos desde hace mucho tiempo y jamás nos daríamos cuenta, porque simplemente no podemos ver las señales.

Pero hay alguien que si puede hacerlo…

Realmente no pidió tener ese don, como tampoco pidió ser hijo de uno de los diseñadores más famosos y respetado de todo París, pero así era la vida.

Tan injusta y llena de ironías.

La primera vez que se percató del "don", tenía la tierna edad de seis años. Aun con su mente inocente y despreocupada estaba muy consciente del mundo que lo rodeaba. Algunos decían que era un niño prodigio, ya que a esa edad ya sabía leer con bastante fluidez. Y aunque era un niño de pocas palabras; podía mantener el hilo de la conversación sin problemas entre los adultos, algo que impresionaba a los mayores y fue el orgullo de su padre hasta cierto punto.

Pero un día comenzó a notar que ciertas personas poseían características antinaturales.

En la calle mientras paseaba por la limusina, esta se detuvo en el semáforo. Y noto a un chico que permanecía en la cera a esperar pacientemente que la luz cambiara para poder cruzar. El se fijo en algo realmente extraño en lo alto de la cabeza del muchacho, al igual que el brillo de sus ojos poesía un tono rojizo cuando sus miradas se cruzaron por un segundo. Pero no pudo seguir detallandolo, porque el auto siguió su camino.

Esto claramente lo había dejado confuso y muy pensativo, preguntándose si había sido producto de su imaginación. Sin embargo, al pasar los días estos extraños sucesos no se detuvieron.

En una reunión de alta sociedad organizada por su padre, también noto estas peculiaridades en una señora despampanante en belleza. Sus ojos permanecieron fijos en ella mientras esta disimuladamente coqueteaba con un hombre. Creyó ver un par de cuernos como los de un ternero en su cabeza, las orejas alargadas y un par de pequeñas alas plegadas en su femenina espalda. Pero curiosamente todos estos rasgos los veía como si fuesen translucidos, además que nadie parecía percatarse de ese hecho.

Cuando la mujer poso su mirada en él; vio nuevamente aquel brillo extraño de un intenso color rojo reflejados en sus ojos castaños. Y esta le sonrió amablemente mientras le guiñaba un ojo y seguía con la conversación.

El quedo confundido, notando que ella parecía saber lo que él estaba observando…

La dama tenía rasgos… demoníacos.

Al principio esto lo había asustado y escandalizado al mismo tiempo. Y había creído que algo terrible estaba pasando, ya que a pesar de todo seguía teniendo una mente infantil.

A las pocas horas se topó con dos personas más con estos rasgos similares solo con unas cuantas diferencias entre sí. E ilusamente esa misma noche había acudido a su padre para explicarle las cosas que había descubierto con voz temerosa, pero el simplemente lo despacho diciendo que no era tiempo de bromas.

Pero él no se contuvo allí, aun con la esperanza de que prestara realmente atención a sus palabras.

Aunque luego lamento terriblemente no haberse detenido…

Tenia la pequeña e inocente ilusión de que su progenitor lo ayudara, ya que esto le causaba algunas pesadillas que lo despertaban por las noches con lágrimas en los ojos.

Le insistió varias veces, diciendo que veía demonios disfrazados de personas, con colas, cuernos y alas caminando entre ellos en la vida diaria. Pero sus tiernos ojos presenciaron la furia silenciosa de su padre mientras le decía con voz fría que se marchara y dejara sus estupideces, que al día siguiente lo mandaría a un psicólogo si seguía en esas andanzas.

Allí Felix comprendió que nadie le creería.

Desde entonces a lo largo de su crecimiento fue alguien solitario ocupándose nada más que en sus estudios y en cualquier libro donde pudiera nutrir su insaciable sed de conocimiento. No le interesaba relacionarse con las personas y hacer amistades. Era demasiado consciente de la cruda realidad y de esos entes que aun percibía pero que aprendió a ignorar eficazmente. En realidad no sabía si eso fue lo que forjo esa personalidad desinteresada, fría y calculadora en él tan parecida a la de su padre, pero sinceramente ya poco le importaba.

Mentiría terriblemente si a su momento no trato de investigar aquellas criaturas. Como por ejemplo; su propósito, o si causaban algún mal entre los humanos. Pero mientras los meses avanzaban sintió que era una pérdida de tiempo si realmente nadie le iba a creer.

Ahora próximo a cumplir diecisiete años; se había convertido en un joven implacable, con las notas más sobresalientes y con la legendaria reputación de no hablarle a nadie si no era estrictamente necesario.

Pero algo peculiar sucedió en el primer día de clases de su último año. Había entrado a la institución sin fijarse en nadie como de costumbre, con el único propósito de llegar al aula. Donde finalmente tomo asiento en la primera fila al mismo tiempo que sacaba un pequeño libro. Se dedicó a leer en espera de que las clases comenzaran.

No le importaba el hecho de ser alguien solitario y sin amigos, más bien lo disfrutaba, le encantaba la paz y la tranquilidad.

Aunque a veces una parte de él le aseguraba que eso no era cierto…

Resoplando ligeramente con molestia por sus pensamientos; paso a la siguiente página de su lectura. Queriendo adentrarse a ella y dejar su mente vagar por el escrito, en vez de sus recuerdos y a la vida amargada que llevaba hasta ahora.

A veces repudiaba llevar el apellido de su padre. Otros dirían que le haría la vida más sencilla, pero era todo lo contrario. Y más durante esos años, que entre los dos se había formado una muralla invisible que ninguno quería derrumbar por orgullo propio.

Y todo por ese incidente hace tantos años atrás.

Sus compañeros de clases fueron llegando de a poco conversando entre si animadamente, y el los ignoraba como siempre lo había hecho, ya que no tenía necesidad de entablar una falsa amistad que sabía que no iba a durar por su parte. E intentarlo no le llamaba la atención.

Sin embargo, algo curioso paso. Como si de un sexto sentido se tratase; un ligero escalofrió recorrió su columna vertebral hasta la nuca. Apretó los dientes con algo de fuerza, porque sabía lo que significaba aquella sensación. Sin levantar la cabeza; alzo levemente la mirada hacia la puerta, donde acababa de entrar un par de chicas hablando amistosamente. Una era rubia y la conocía vagamente, ya que pertenecía a su clase desde años anteriores.

Pero la otra…

Estrecho ligeramente la mirada cuando noto unos translucidos cuernos en lo alto de su cabeza, al igual que unas largas alas que estaban cómodamente plegadas en su espalda, y una cola escurridiza danzando lentamente. La chica poseía un largo cabello azulado atado en dos coletas bajas, de tez pálida y estatura algo pequeña pero con un cuerpo delgado pero bien proporcionado. Sus gestos eran delicados y tenía una encantadora sonrisa mientras hablaba con la otra joven.

Y como de costumbre cada vez que detectaba a alguien de su especie, esta pareció percatarse de su pesada mirada, y poso sus ojos en el parpadeando ligeramente como si estuviera sorprendida.

El apretó los labios cuando en sus ojos azules; paso fugazmente un brillo rojizo antes de que le sonriera tímidamente.

Sin soportarlo más, el desvió la mirada nuevamente a su lectura mientras apretaba inconscientemente la mano en un puño. No había esperado tener un demonio en su clase, ya que estos no eran demasiados comunes. Estaba consiente que en el instituto debía de haber dos o tres, pero había tenido la esperanza de no encontrarse uno en su misma aula.

No era que los detestara pero…

No tenía ninguna intención de involucrarse con ellos, así que era casi lo mismo.

Con un suspiro espero pacientemente a que la profesora llegara para dar comienzo ese día de estudio, a pesar que ya se sentía terriblemente observado. Y no debía pensar mucho de quien se trataba, seguramente esa sensación persistiría por el resto del día. Lo mejor que podría hacer era prestar atención a la clase y pretender que nunca la vio ni sabía lo que era realmente. Era bastante fácil, lo había hecho durante su niñez, y ahora que tenía un demonio tan cerca no debería significar nada para él.

Ojala todo fuera más sencillo para él.

No veía el momento para graduarse finalmente. Ya había hecho planes de las universidades que quería asistir. Y si podía; conseguir dos títulos a la vez, ya que eso no presentaba algún problema. Quería conseguir todo eso en tiempo record, porque lo que más deseaba era independizarse y dejar de vivir bajo el mismo techo que su padre.

Lo ansiaba terriblemente…

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No pudo evitar quedarse mirando su cabellera rubia. Perfectamente peinada, pero que en el cuello se rizaban ligeramente hacia arriba. O en su postura impasible y su vestimenta elegante. Se le escapo un suspiro queriendo estar más cerca, pero lastimosamente la habían ubicado en el único puesto libre, y eso estaba en el último asiento.

—Oye… ¿Estas bien?

Ella parpadeo y aparto la mirada del chico para posarla en la joven que se encontraba a su lado compartiendo la mesa. Era una chica bastante hermosa con un largo cabello rubio trenzado sobre su hombro, unos ojos violetas que brillaban en amabilidad, y su tez trigueña resaltaba aún más sus bellos rasgos.

Fue la primera en hablarle cuando llego toda desorientada. Habían entablado casi instantáneamente una ligera amistad, y ella se ofreció muy amablemente a guiarla y enseñarle el instituto con calma.

Si mal no recordaba su nombre era Allegra. Y le había parecido una humana bastante amigable y bondadosa.

—Sí, estoy bien—respondió con una sonrisa.

Pero la rubia miro en la dirección donde antes la chica de cabellera azulada había puesto sus ojos, y esta la miro de vuelta con una mirada confusa junto con una ceja arqueada.

—¿Estabas viendo a Felix?—murmuro por lo bajo.

Oh… así es que se llamaba.

Ella asintió lentamente volviendo a posar sus ojos en su espalda masculina—Si, solo me ha dado simple curiosidad—dijo con aire distraído.

Allegra rio suavemente por lo bajo captando nuevamente su atención—No te hagas muchas ilusiones, el no habla con nadie—comento con una ligera sonrisa—Pero quien sabe, quizás corras con suerte—le guiño un ojo antes de volver su atención en la clase.

Bridgette jugueteo con sus dedos y sintió sus mejillas calentarse un poco ante el recuerdo de esa mirada azul grisácea tan fría y penetrante. Inconscientemente se encogió en su asiento.

Él sabía lo que era. Siempre estuvo muy consciente de los rumores sobre humanos que podrían verlos y saber sus verdaderas identidades, pero eran demasiados escasos y sinceramente no se había esperado toparse con uno literalmente el primer día de clases. Si sus padres se enteraran de eso; caerían redondo al suelo desmayados, y más aún su pequeña amiga. Trago hondo mientras su mente se perdía mientras divagaba y escuchaba a la lejanía las palabras de la profesora. Sus ojos nuevamente estaban fijos en el.

Habia despertado mucho su curiosidad. Y eso en un demonio no era demasiado bueno.

Tampoco es que se lo fuera a comer.

Con ese pensamiento su rostro se ruborizo por completo.

¿En qué cosas estaba pensando?

Si no lo conocía de nada, apenas si sabía su nombre.

Con un suspiro resignado; se obligó a si misma a ver la clase y no quedar pérdida después. No había luchado una batalla de voluntades con sus padres para ir al mundo humano solo para quedarse mirando a un chico nada más el primer día.

Ella volvió a sentir como la emoción pasaba por su cuerpo y renovaba sus energías. Todo esto le causaba mucha alegría. Había deseado esto por tanto tiempo, que aun le parecía un sueño. Y los humanos no se veían demasiado diferentes a ellos mismos, claro, estaban los rasgos y que estos eran un poco más normales y sin ningún tipo de poder.

Bueno, casi todos…

Por suerte para su especie, no significaba ningún problema infiltrarse entre ellos. Y aunque se sentía algo perdida de muchas de las cosas que mencionaba la profesora; no estaba completamente fuera de lugar, ya que en casa había puesto en práctica su conociendo sobre lo que estudiaban los seres humanos. Y realmente era algo muy complejo, pero le fascinaba esa vida. Era emocionante comparado con su mundo plagado de demonios que volaban de aquí para allá haciendo sus propias cosas bajo estrictas reglas. Esto era absolutamente más refrescante. Por eso muchos tomaban la decisión de ir allí. Y aunque desconocía los motivos de algunos, principalmente la razón era para librarse de la monotonía y el encierro sin importar los riesgos.

Agradecía haber convencido finalmente a sus padres para que se quedaran y no vinieran con ella. Quizás este mundo no era para ellos, ya estaban demasiado acostumbrados al demoníaco y tenían una buena vida allí. Ella no quería arrastrarlos solo porque tenía una visión un tanto diferente desde pequeña. Pero lo que la entristecía un poco; era que no podría verlos tan a menudo como le gustaría, ya que crear los portales hacia el mundo humano implicaba gastar mucha energía, y a pesar que ella era joven, había acabado casi drenada y exhausta.

Cuando la clase finalizo, casi podía saltar de dicha. Aunque la mitad de lo que hablo la profesora no lo comprendió muy bien por culpa de su mente soñadora y demasiada activa, pero prometía prestar más atención en la próxima.

En ese momento tenían unos segundos antes de que comenzara la siguiente, un receso para ser más específica. Allegra y ella hablaban animadamente a fuera del salón. A Bridgette le entusiasmaba el hecho de haber formado una amistad tan rápido, era como el día perfecto.

Casi podía alzar vuelo y dar giros de dicha.

—Vas a deshacerlo con la mirada—comento la rubia en un momento dado de la conversación.

—¿Eh?—Bridgette ladeo ligeramente la cabeza sin comprender.

Allegra rio suavemente—Que a cada dos por tres miras sospechosamente en la dirección de Felix—dijo señalando con la cabeza el lugar donde el joven se encontraba leyendo en un banco completamente aislado de los demás.

La demonio se ruborizo avergonzada. Ni siquiera se había percatado que lo hacía—N-No es cierto—murmuro apartando la mirada con un ligero mohín en sus labios.

—Tu primer día de clases en este instituto y ya te flecharon—dijo dándole unos leves codazos—Debe ser amor a primera vista—sugirió con una mirada picara.

Bridgette negó con demasiado entusiasmo sintiendo como sus orejas ardían.

Eso no debía de pasarle. No, jamás.

Un poco nerviosa, cambio el tema de conversación rápidamente. A lo que su nueva amiga comprendió al instante, pero aquel brillo de astucia en su mirada violeta le indicaba que no lo dejaría pasar fácilmente.

Las clases continuaron con normalidad y ella anoto un montón de cosas que tendría que investigar porque seguía algo confundida. Aunque Allegra le aseguro que ella podría prestar su ayuda en algún momento, y ella encantada acepto.

Al terminar el día y finalmente al llegar a su hogar, no pudo evitar observarlo con deleite. Era una pequeñita pieza de algo que llamaban apartamento. Lo había obtenido gracias a la ayuda de sus padres, que pudieron conseguir dinero de ese mundo sin muchos percances. Apenas tenía dos días en ese lugar, pero ya sentía que era suyo. Tenía tantas cosas que jamás en su vida había visto en persona; que casi podría morir de la excitación. Todo le daba curiosidad, y mas la comida. Los humanos hacia muy buenos manjares.

Las viviendas eran muchísimo más modernas que en el mundo demoníaco. También y un poco más frías, pero sinceramente estaba encantada.

Con una enorme sonrisa en los labios; dejo su mochila a un lado del sofá antes de dejarse caer en el con un suspiro de puro gusto. Volvió a su forma demoníaca para así estirar sus alas en un perezoso movimiento. Su cola se meció suavemente y desperezo el resto de su cuerpo estirando los brazos por encima de su cabeza teniendo cuidado de no tropezar sus puntiagudos cuernos.

Mantener sus rasgos demoníacos ocultos era algo tedioso, pero muy necesario.

Se recostó aún más en el cómodo sillón oscuro mientras veía su pequeño pero agradable hogar con esa sonrisa de satisfacción en sus labios.

Inclino la cabeza hacia atrás posandola en la suavidad de uno de los cojines. Para luego cerrar los ojos y descansar un poco antes de pensar que manjar podría prepararse para cenar.

Todo estaba saliendo de maravilla y planeaba que siguiera así.

Era el comienzo de su nueva vida.

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Una semana y media después, tenía muchas intenciones de arrancarse mas de un mechón de cabello. Había descubierto su debilidad por alguna que otra materia. Y aun no entendía más que unos garabatos confusos. Pero gracias a su nueva amiga, que la ayudaba en lo que podía explicándole algo, logrando así que comprendía un veinte por ciento más, no era mucho, pero estaba agradecida ya que estuvo a punto de volverse loca. Ahora veía que no era toda diversión eso de estudiar.

Pero aun así no se arrepentía.

Aunque su pequeño problema no terminaba allí…

Poso sus ojos en aquel chico de cabellera rubia mientras ignoraba lo que decía la profesora. Por más que lo había intentado; no había podido quitárselo de la cabeza, y eso que él nunca volvió a mirarla más, como si no existiera.

Eso la deprimía un poco aunque no supiera por qué realmente. Lo que si sabía, es que le provocaba darle un mordisco para llamar su atención y borrar esa seriedad que transmitía.

Apretó los labios mientras se sonrojaba. No debía de dejar que sus instintos de demonio la dominaran, o algo iba a salir realmente mal.

Ya al final de clases se despidió animadamente de Allegra. Pero en vez de retirarse a su hogar; decidió pasarse por la biblioteca. Le agradaba poder llevar unos cuantos libros de cualquier tema y aprender mientras estaba en casa comiendo alguna golosina. Cualquiera diría que un ser sobrenatural de su categoría querría estar divirtiéndose por allí con los humanos o explorando otras zonas, pero ella preferiría descubrir ese extraño mundo a su manera y con calma, como si fuera una humana más.

Así tendría oportunidad también de investigar sobre eso que llamaban carrera universitaria después que saliera de allí. Estaba algo confusa sobre ese tema cuando lo mencionaron, pero finalmente comprendió que necesitaría eso para buscar cómo mantenerse, ya que no podía subsistir de la ayuda de sus padres por siempre. Por ahora le había llamado la atención el diseño de la ropa de aquel mundo, era algo sumamente interesante. Sin embargo, también le atraída las comidas dulces e increíblemente variadas. Quería practicar hacer esos manjares, aunque tenía miedo de incendiar su apartamento en el proceso.

Pero estaba allí para intentar después de todo.

Observo curiosa algunos tomos de historia y mitología. Y sin darse cuenta se quedó totalmente enganchada. Los humanos tenían una forma muy curiosa de ver ciertas cosas y eran más complejos de lo que pensaba, y apenas tenía una poco más de una semana en ese mundo.

Casi se sobresalta del susto cuando el encargado de la biblioteca se acercó amablemente para anunciarle que ya iba a cerrar. Ella lo miro perpleja sin darse cuenta que el tiempo se le había pasado literalmente volando. Aún no se acostumbraba al hecho de que allí todo era prácticamente en un parpadeo, y no como las horas interminables de su mundo. Pero sin más, recogió el montón de libros y se encamino a la salida muy feliz de poder tener algo que entretenerse en su casa además del aparato donde se veían imágenes seguidas de cosas de humanos y unos seres bastantes gracioso a color que si mal no recordaba se llamaban caricaturas. Aun sentía que le falta muchísimo aun por explorar, y eso le encantaba.

Con una radiante sonrisa adornando sus labios y con los libros firmemente aferrados en su pecho; se dispuso a salir del instituto percatándose que ya estaba casi oscureciendo. Miro el cielo ya con sus bellas estrellas iluminando la ciudad, y no pudo evitar ensanchar más su sonrisa, ya que esto era una de las cosas más bellas que había visto. Tan distinto al perpetuo cielo rojizo de su mundo, que diera a parecer que siempre estaba atardeciendo.

Contenta; decidió ir caminando a su hogar. Pues este no quedaba demasiado lejos, y le encantaba caminar por esas calles de noche y descubrir más cosas interesantes que podría almacenar en su memoria.

Pasó justo al frente de una pastelería a punto de cerrar. Y no pudo evitar quedarse mirando a través del cristal los postres con ojos iluminados y casi haciéndole agua a la boca. Definitivamente tendría que aprender hacer esas exquisiteces, era como magia pura derritiéndose en la boca. Y como demonio que era, tenía un apetito bastante voraz.

Con un suspiro de ensoñación se parto para seguir su camino, mientras recordaba con una suave risa como tardo horas en tratar de descubrir como encender la llama de la cocina, o como hacer funcionar aquella caja para calentar su comida. Ellos implementaban métodos más básicos para cocinar. Y todo esto lo había visto en libros de ilustración en su mundo, pero jamás uno en carne propia, y para ella algunas cosas era todo un desafío.

—Hola cariño…

Bridgette parpadeo ante la voz pastosa que se escuchó a su lado. Sin dejar de caminar, observo a un muchacho mucho más alto que ella a su derecha. Este era de complexión delgada, poseía una sudadera roja y una sonrisa extraña.

Había estado tan inmersa en sus pensamientos que no se percató de su presencia. Volvió a parpadear cuando sintió una sensación como un ligero escalofrió a su izquierda, y sin dudar volteo para encontrarse a un segundo chico casi de la misma altura que el primero, pero su ropa era totalmente oscura y el brillo sombrío en sus ojos la confundieron un poco.

—¿Por qué tan sola?—Comento el chico a su izquierda.

—¿Se les ofrece algo?—dijo ella amablemente. Ladeando la cabeza percibiendo un extraño olor a sus fosas nasales.

El de sudadera roja se carcajeo y a Bridgette se le antojo una risa algo cínica y que le produjo escalofríos—Oh por supuesto que sí, será algo fácil muñeca—comento este guiñándole un ojo y posando sus dedos en su brazo.

Ella freno sus pasos de golpe al mismo tiempo que su cuerpo se tensaba. Su instinto se activó y sus pupilas se dilataron ligeramente, algo que ellos no podrían notar por la poca iluminación que les brindaba aquella noche. Apretó los dientes mientras detectaba en ellos ese hedor a pútrido cuando tu alma ya está perdida. Era algo bastante desagradable y que alteraban sus delicados sentidos.

—Te agradecería que no me tocaras—murmuro ella en un siseo cambiando su semblante a uno serio, mientras se apartaba de un tirón y retrocedía un paso para tener a ambos en su campo de visión.

—La chiquilla tiene garras—dijo el otro colocando sus manos en los bolsillos mientras su mirada se volvía algo lasciva.

—Admito que me gustan más así—el primer chico la miro de arriba bajo con una sonrisa.

Bridgette enterró las uñas en la dura tapa de los libros que sujetaban con demasiada fuerza. Sentía sus colmillos alargarse ligeramente y pinchar su labio inferior, deseosa de hacerles saber quién sería la presa si no tenían cuidado. Pero no podría mostrarle su verdadera forma, y menos en medio de la calle. Las pocas personas que pasaban los miraban con curiosidad sin detenerse a pensar lo que realmente estaba pasando restándole importancia al asunto.

—Ven, vamos a un sitio oscuro para que podamos conocernos mejor—sugirió el de vestimenta oscura acercándose un paso y extendiendo su mano hacia ella.

Pero se negó a volver a retroceder. Se mantenía firme sin intenciones de demostrarles que se sentía intimidada. En realidad solo sentía frustración por no demostrarles sus verdaderas capacidades. Su lado demoníaco estaba ofendido y ansioso por enseñarles quien manda sin mucha amabilidad.

Un ligero gruñido se escapó de su garganta cuando estaban comenzando a propasar e invadir su espacio personal.

Invisiblemente sus alas se alzaron desplegándose hacia arriba. Sabía que ellos no podrían verlas, pero era una gran y silenciosa advertencia.

—Yo dejaría a la chica si fuera ustedes.

De repente una nueva presencia estaba a su costado izquierdo. Ella parpadeo cuando noto como una mano sostenía la muñeca del muchacho que se había extendido por detrás de ella. Bridgette giro levemente su rostro hacia atrás y su mirada choco con una azul grisácea. Casi instantáneamente sintió como sus alas bajaron dócilmente a su posición inicial, mientras ella estaba muda de la impresión.

El poseía una mirada seria, fija en el joven que había querido tener otras intenciones con ella.

—¡¿Pero qué carajos?!—grito cuando vio su muñeca apresada, luego posos sus ojos en el rubio tratando de zafarse—¡No te metas!—dijo con veneno. Enojado al igual que su compañero.

—Es esto, o presenciar cómo sus vidas acaban miserablemente—dijo con un tono de voz tranquilo, pero a conjunto con su mirada glacial daba mucho que decir sobre su humor. Apretando más el agarre.

—¡Suéltame o lo lamentaras!—grito este tirando más fuerte.

Felix estrechando la mirada y con un rápido movimiento de su mano; retorció su muñeca en un ángulo bastante doloroso.

Al mismo tiempo, Bridgette se apartó unos pasos presenciando con la boca ligeramente abierta como este la defendía. ¿Era el mismo joven que habían cruzado miradas sola una vez en toda la semana?

El chico de vestimenta oscura chillo por lo bajo mientras sus rodillas flaqueaban ante el dolor hasta que tocaron el suelo. Con su cuerpo en tensión y ahogando uno que otro lamento sin oportunidad de moverse o se causaría aún más daño. El otro muchacho vio la escena con sorpresa, antes de gruñir enfurecido dispuesto ayudar a su colega. Este le lanzo un puñetazo, pero Felix detuvo el golpe con su mano libre, quedando el puño en su palma. Apretó los dedos en torno a él, girando también su mano para hacerle retorcerse de dolor y ocasionar que cayera también arrodillado gimiendo de dolor casi en las mismas condiciones lamentables que su compañero.

Ahora con ambos jóvenes a su merced, el rubio suspiro como si estuviera cansado de la situación. Totalmente relajado bajo la mirada aun incrédula de Bridgette.

—Ahora si son tan amables, se retiraran inteligentemente antes de que me cause placer hacer esto…—murmuro suavemente antes de girar un poco más sus manos causándole mas sufrimiento a ambos rebeldes—O llamare a la policía… lo que pase primero—agrego con un leve encogimiento de hombros.

Estos chillaron de dolor mientras asentían con entusiasmo, incapaces de formular alguna palabra.

Con casi una imperceptible sonrisa; el rubio los soltó, pero no sin antes darle un pequeño impulso hacia atrás ocasionando que estos cayeran sobre sus espaldas en una postura bastante vergonzosa, llevando casi inmediatamente sus manos a sus muñecas claramente lastimadas. Ellos murmuraron sus resentimientos antes de ponerse torpemente de pie y huir sin mirar atrás aun quejándose del dolor.

Felix se sacudió las manos con un lento movimiento, antes de girarse sobre sus talones y encarar brevemente a la chica con su mirada impasible. Ella lo seguía observando con mucha atención con su montón de libros aun firmemente sujetos en su pecho. El camino hacia ella, y al pasar por su lado se detuvo un segundo para hablar sin mirarla.

—Esto jamás paso—susurro antes de seguir su camino.

Bridgette se giró para mirar como el chico se dirigía a la limusina que lo esperaba. Finalmente abrió la puerta y se adentró a la cosa metálica sin siquiera volver a mirarla.

Ella se quedó anclada en su sitio viendo como el auto arrancaba y desaparecía a lo largo de la calle. Trago hondo, empezando a sentir como sus rodillas estaban algo débiles, y su corazón retumbaba en su pecho como desquiciado. Totalmente ajena al miedo o al pánico, el motivo era muy diferente.

Llevo lentamente sus dedos hasta su mejilla extremadamente calientes mientas repetía la escena una y otra vez en su cabeza.

El la había defendido sin ninguna razón aparente.

Era algo que jamás se hubiera esperado.

Verlo allí, con su increíble atractivo, su ropa impecable con esa camisa manga larga gris, con su corbata negra y el chaleco oscuro, demostrando unas habilidades increíbles que a primera vista no pareciera que tuviera; la perturbaron. Definitivamente era un joven lleno de sorpresas. Y aún más por el simple hecho de que se allá tomado las molestias de bajarse de su auto y prestar su ayuda a una demonio…

Un sentimiento demasiado cálido comenzó a crecer en su pecho, y un ligero escalofrío invadió su pecho al mismo tiempo que la verdad se abría paso por su mente, causando que abriera los ojos con sorpresa.

¿Se estaba enamorando de un humano tan rápido?

Oh no…

Nunca había sentido esa clase de amor por nadie, quizás se estuviera confundiendo. Eso sencillamente no podría pasarle.

Simplemente estaba…

Prohibido.

Continuara...


Sinceramente estoy ansiosa de saber sus opiniones sobre este nuevo tema ya que tengo varios capítulos listos y casi termino la historia :'3

Tuve que revolverme los pensamientos con este ffc mas que con los otros xD Pero igual espero que haya quedado bien :'v

Y si mal no me equivoco, esta historia tendrá aproximadamente de siete a ocho capítulos. Y posiblemente tendrá un extra(?)

¡Nos veremos en la próximo capitulo! ¡Dejen sus opiniones!

Próxima actualización: 15/05/2017

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