¡Hola mis queridos lectores! Como les prometí aquí tienen el capitulo extra :'3 Con todo el pesar de mi kokoro esto es el final de esta historia :'v Y gracias por todos sus reviews :'3

Aquí el review que no pude contestar: -Sou: En este cap hay un poco mas de zukulencia 7u7

¡Espero que les guste!

Declaimer:

Nota: Miraculous Ladybug no me pertenece al igual que sus personajes.


Capitulo XIII

Epilogo

Felix gruño por lo bajo mientras intentaba inútilmente enfocar su atención en los papeles importantes del trabajo que tenía en frente.

Resoplo levemente al mirar de reojo aquel trozo de delicioso pastel de fresa. No pudo evitar fruncir los labios antes el recuerdo de su esposa besando sonoramente su mejilla justo en el momento en el que él se había llevado un trozo a la boca. Casi se ahogo ante esa mera acción de su parte, y Bridgette no hizo más que reír a carcajadas mencionando que después de años de casados él seguía alterándose con esas muestras de afecto tan repentinas.

Esa mujer lo volvía loco es más de un sentido.

Y ahora resultaba que no podía concentrarse más en los documentos. Lo abochornaba la idea de haberse ruborizado bajo esa pequeña acción, pero ella lo hacía a propósito.

Bueno, tampoco es que él fuera un santo, adoraba ver a su pequeña esposa sonrojada como una deliciosa manzana por sus travesuras.

Era su adicción.

Y jamás se cansaría de ella.

Observo distraídamente la alianza dorada en su mano izquierda, una muestra del compromiso más puro.

Llevaban cinco años de casados, y aun le parecía que hubiera sido ayer que le propuso matrimonio.

Eso sin contar los tres años que estuvieron como novios. Bridgette era como su otra mitad, aunque eran tan diferentes en muchos aspectos, como el día y la noche, pero se complementaban de la manera más primordial.

Aunque a veces sentía que lo desquiciaba con sus tonterías. Ella pudo haber madurado un poco en varios aspectos físicos, pero seguía siendo la misma demonio juguetona, risueña y llena de alegría que conoció en el instituto... pero la amaba terriblemente.

Claro, no siempre fue paz y tranquilidad. Los Akumas intentaron hacer de las suyas aún demasiado rencorosos y siendo demasiados estúpidos para pensárselo mejor, pero él y Plagg siempre estaban atentos.

Y debía de admitir que a veces disfrutaba un pequeño enfrentamiento para liberar algo de estrés.

Se reclino en la silla con un suspiro, sintiéndose un poco tenso. A veces pensaba que no debía traerse ese trabajo extra de la empresa, pero se negaba a dejar algo a medias, y era algo de suma importancia que tenía que chequear más adelante con su padre.

Aunque ahora se estaba arrepintiendo un poco.

Tomo el pequeño plato de porcelana donde reposaba el trozo de pastel.

Bridgette le llevaba postres diciéndole cada vez que solo quería endulzar su carácter un poco. Bufo, como si eso fuera posible, aunque solo con ella se permitía ser más abierto y demostrar todo ese amor que sentía por su persona.

Era extraño que no le hubiera dado diabetes con el paso de los años, porque ella había tomado la decisión de ser repostera y tener su propia pastelería, así que era normal que anduviera consintiendo a su esposo con algún que otro manjar.

Y él jamás se iba a quejar de eso.

—¡Felix!

Detuvo la cuchara a medio camino de su boca antes de suspirar al llamado de su esposa que provenía del pasillo, seguramente de alguna de las habitaciones cercanas a su despacho.

Aparto el cubierto con molestia por haberse visto interrumpido de su pequeño festín.

—¿Qué sucede?—respondió con voz suficientemente alta para que Bridgette lo escuchara.

—¡La bebe!

Eso fue suficiente como para hacerlo levantarse del escritorio como un relámpago. Dejando descuidadamente el plato encima de la mesa sin importarle si quedaba arriba de un papel importante.

Se precipitó a grandes zancadas a la habitación que ambos compartía, ya con el corazón en la garganta y los nervios crisparse en la boca de su estómago.

Cuando entro en la habitación se encontró a su amada dándole la espalda, inclinada en la pequeña mesa que habían acondicionado para cambiar a su pequeña. Se acercó con pasos apresurado al mismo tiempo que Bridgette giraba a verlo con una expresión preocupada y una sonrisa nerviosa.

—Creo… que tenemos un problema.

Él frunció el ceño, y cuando estuvo al lado de ella comprendió al instante lo que quería decir.

Allí estaba su pequeña princesa de apenas un añito de edad, con sus encantadores ojos azules y su cabello oscuro, piel blanca y con diminutas pequeñas pecas en su rostro. Era una viva imagen de su madre.

Se encontraba sentada mirándolos confundida mientras se llevaba su puñito a la boca.

Pero lo que lo dejo sin aliento, fue ver que en sima de su cabeza había dos pequeños cuernos como los de un ternero y sus orejas eran puntiagudas. Se inclinó un poco más para ver su espalda, y efectivamente allí estaban, un par de pequeñitas alas plegadas a su espalda que sobresalían de la tela, y también una cola traviesa que se movía levemente.

—La verdad es que… tenía la esperanza de que esto no pasaría—murmuro Bridgette con un largo suspiro.

Felix imito el gesto de su esposa. Pero luego una diminuta sonrisa adorno sus labios antes de tomar a su bebe en brazos—Ven aquí mi pequeña princesa—susurro con amor. Percatándose que ahora sus orbes azules poseían aquel brillo rojizo que tanto caracterizaban a la raza. A sus ojos era simplemente perfecta, jamás pensó en correr con la suerte de tener una familia única. Y cada día y cada noche agradecía que un hombre de tan pocas palabras (Y de vez en cuando algo amargado), tuviera una oportunidad de ser feliz.

Se volvió hacia su esposa—No me importa que Marinette sea un demonio también, Bridgette—dijo viendo como los ojos de su mujer brillaban por esas lagrimas no derramadas, ya que sabía que en el fondo eso le afecto un poco a lo largo de su embarazo—Solo la hace aún más perfecta de lo que ya es, como tú—murmuro inclinándose para darle un suave beso en la frente a su esposa que estaba que se derretía conmovida.

Cuando Bridgette salió embarazada, ambos habían discutido el hecho de que sus futuros hijos podrían salir solamente humanos. Aunque gracias a una de esas noches apasionadas donde cierto chico se había transformado en demonio para hacerle el amor a su esposa con total entrega marcándola como ella lo hizo con él, cabía la posibilidad de que su hijo o hija fuera un demonio también, pero no sabían si estos rasgos estarían presentes al momento del nacimiento o se desarrollarían después.

O solo tal vez jamás aparecerían…

Marinette había nacido completamente sana y nada que pudiera indicar que era un ser demoniaco. Bridgette había quedado aliviada, porque eso implicaría que su hija podría tener una vida menos complicada en el mundo humano.

Sin embargo, muy en el fondo, Felix había querido que su hija tuviera los mismos dulces rasgos demoniacos que su madre. Se había decepcionado un poco cuando eso no paso, pero igual amaba con locura a su pequeña.

Pero ahora se daba cuenta que su deseo si se había cumplido.

Y todo por una noche de pasión entre dos demonios que se amaban a morir.

Pero debía admitir que él siempre sospecho que eso podría pasar, gracias a las advertencia que le lanzo el Kwami gatuno viendo que la pasión desenfrenada de ambos no tenían ningún límite. Sobre todo con el deseo inexplicable de su portador de quererla marcar también.

—Bueno, por lo menos mis padres podrán ver a su nieta sin la necesidad de viajar hasta aquí—comento Bridgette con una sonrisa.

Aunque habría que ver si Marinette podía ocultar los rasgos en unos pocos años, para facilitar su crecimiento y educación en ese mundo.

—Y podrá conocer tu mundo—murmuro Felix pasando sus dedos por aquella suave mejilla de su hija.

Bridgette asintió más entusiasmada viendo con absoluto amor como Felix sostenía a su hija como si fuera la flor más delicada.

Hasta que de repente Marinette rompió en llanto.

Su padre preocupado intento calmarla arrullándola mejor entre sus brazos, pero la bebe seguía gimoteando con sus redondeadas mejillas rosadas cubiertas de lágrimas.

—Esto me lo temía—murmuro la madre cruzándose de brazos con su ceño fruncido mientras que inconscientemente se mordía una uña claramente preocupada.

Felix arqueo una ceja a su esposa mientras intentaba calmar a su princesa—¿Qué quieres decir?

Bridgette suspiro suavemente—Cuando los rasgos demoniacos aparecen después del nacimiento… suele ser algo incómodo, no es doloroso, pero si puede causar alguna molestia—murmuro recordando cuando sus padres se lo habían mencionado una vez. Ella había llorado por días siendo bebe y casi nada pudo calmarla.

Él rubio frunció los labios al posar nuevamente sus ojos su hija. Bridgette se acercó para intentar calmarla también, pero justo en ese momento alguien más entro a la habitación.

—¿No sabes calmar el llanto de tu propia hija, Felix?

Gabriel había entrado con su semblante serio y su porte elegante, pero con un brillo curioso al ver a su querida nieta, sin importarle que Felix lo estaba fulminando con la mirada. El orgulloso abuelo le arrebato la bebe de los brazos de su padre.

Y como por arte de magia Marinette callo mirando al hombre mayor con sus enormes ojitos aun llenos de lagrimas.

—Eso es mi pequeña Mariposa, sé que me estabas esperando—una media sonrisa adorno sus labios cuando ella rio encantada.

Felix gruño por lo bajo cruzándose de brazos—Esto es increíble—murmuro ignorando como su esposa sonreía enternecida.

—No es mi culpa que no le caiga bien ni su propio padre—murmuro Gabriel con un leve encogimiento de hombros antes de retirarse con su nieta, seguramente para consentirla con algún dulce.

Y si había previsto que Marinette tenía rasgos demoniacos; pues simplemente los había ignorado.

El rubio negó suavemente con la cabeza, Marinette adoraba a su abuelo paterno y este se le había ablandado un poco más el corazón. Nadie podía resistir a su tierno encanto y belleza, ni siquiera el frio Gabriel Agreste.

Ahora él estaba de visita en su espaciosa casa un poco más retirado del centro de París.

—Es una suerte que tu padre este aquí—murmuro Bridgette aun lado de su esposo.

Felix resoplo, causando que la joven madre riera ganándose una nueva mirada desaprobatorio de su amado.

—Creo que estas celoso de que Marinette prefiera estar en los brazos de su abuelo.

—Es MI hija—comento malhumorado rodeando la cintura de Bridgette con su brazo.

—Pero ahora ella necesitara mucha distracción, llorara más por la incomodidad de sus rasgos, así que tu padre ha caído como del cielo—dijo sonriente.

El hombre joven no comento nada y ella no pudo evitar rodar los ojos divertida.

Se puso de puntillas y beso su mejilla con suavidad.

—Vamos no seas gruñón.

Entonces los ojos azul grisáceos del rubio se posaron sobre ella, y Bridgette trago hondo porque conocía esa mirada peligrosa que se oscurecía levemente haciendo estremecer su propio cuerpo.

—Claro que estoy gruñón, interrumpieron mi postre—le murmuro con su voz ligeramente más ronca, mientras la acorralaba contra la mesita donde le cambiaban los pañales a su hija.

Sabía que era una pobre excusa, pero su esposa no tenía por qué enterarse.

—Uh… ¿Si?—pregunto nerviosa mientras apoyaba sus codos en la superficie de madera acolchada.

—Así es… y digamos que aun quede hambriento—dijo con una media sonrisa antes de posar sus labios atrás de su oreja, depositando un ligero beso al mismo tiempo que sus brazos se colocaba a cada lado de su cuerpo femenino impidiéndole que huyera.

—P-Pero tu padre…—susurro ya con las piernas temblorosas, y su traicionero cuerpo ya reaccionaba a esa caricia ligera. Ahogo un suspiro cuando sintió aquellos dientes capturar el lóbulo de su oreja.

—Cuidara de Marinette. Tengo mucho tiempo que no saboreo a mi esposa—su derecha se posó en su cadera ya presintiendo su calidez de su piel sobre la tela. Bridgette tenía un hermoso vestido suelto de color crema por las rodillas, con un escote de corazón que lo venía tentando desde que se lo puso esa mañana.

Esta vez ella dejo escapar aquel suspiro al sentir como sus dedos masculinos apretaban su cadera con deseo. Hasta sus propias manos estaban inquietas, ya comenzando a desatar su corbata negra—Pero si esta mañana… nosotros…—se mordió el labio inferior al sentir como su rostro se ruborizaba ante los recuerdos.

Felix bajo un poco más sus besos hasta su blanquecino cuello.

—Jamás será suficiente.

Ella sonrió ampliamente sintiéndose un poco cómplice, porque se sentía exactamente igual—Siempre que estamos un segundo solos te me abalanzas, Minou—dijo quitándole finalmente la corbata para dejar ver esa deliciosa piel expuesta de su cuello y clavícula. Su esposo tenía una camisa de botones arremangada hasta los codos de un tono azul claro y un chaleco oscuro. Debajo de toda esa ropa se podía adivinar su excelente físico que la hacia delirar.

Él simplemente no dijo nada, porque sabía que ella tenía toda la razón. Ocho años juntos y aun no podía controlar los impulsos hacia esa mujer.

Por eso es que se llevaba trabajo extra a la casa, para salir más temprano y estar acompañado de su pequeña esposa, no importaba si era solamente para abrazarla. Su vínculo era demasiado grande y odiaba estar tiempo de más separo de ella, y ahora también de su pequeña princesa.

Capturo finalmente sus carnosos labios en un beso abrazador, donde la pasión amenazaba con hacerles perder la cabeza. Y más aún cuando Bridgette le dio paso al interior de su boca donde pudo saborearla más profundamente, con sus lenguas rosándose entre sí en una danza íntima y que calentaba aún más sus cuerpos. Su mano derecha subió hasta los pequeños botones de su vestido, estos solamente llegaban hasta casi llegar a su estómago, lo que le parecía de lo más conveniente en ese preciso momento.

Los desabrocho con lentitud, apreciando su respiración acelerada donde sus pechos subían y bajaban tentándolo cada vez más. Y cuando termino su labor, se encargó de desabrochar el brazier que por fortuna era por la parte de adelante, liberando sus senos por fin.

Su mano enmarco uno con deseo, mientras separaba los muslos de ella con su rodilla para quedar en medio de sus piernas y presionar su pelvis para que Bridgette sintiera que estaba ya duro por ella. Lo que le arranco un pequeño gemido en medio del beso.

Felix se separó de sus labios para verla toda jadeante y ya con sus labios más rojizos, y su vista nublada de deseo.

Era una imagen preciosa.

—Lo que más me gusta de la maternidad es que sigues estando bastante sensible—murmuro con voz ronca, apretando más su pecho ocasionando que ella se mordiera el labio inferior en un gesto bastante sexy.

—G-Gato aprovechado—logro decir, sintiendo que iba a desfallecer de las ansias.

—Solo un poco—dijo con una media sonrisa antes de bajar sus labios a uno de esos majares que le pedía a gritos ser atendido.

Bridgette ahogo un gemido cubriendo su boca con su mano, y la otra se poso en su cabellera rubia para enredar sus dedos en sus hembras mientras que el succionaba su pezón con anhelo, empleando su lengua para juguetear con el.

Su mano viajo por su figura, tanteando ese cuerpo de pecado hasta llegar al dobladillo de su vestido y subirlo hasta las caderas para acariciar sus muslos y apretar su trasero arrancándole otro gemido a su esposa.

—Felix… me estas matando—gimoteo al sentir como el atendía el otro pezón dándole el mismo trato.

—Es muy pronto para que mueras, My lady…—murmuro a solo centímetros de su pecho—Aun no eh hecho nada—dijo con una media sonrisa. Sus dedos hambrientos fueron a parar al borde de su bragas, más precisamente a la unión de sus mulos, esa zona estaba verdaderamente caliente. Paso lentamente la yemas de sus dedos por su centro femenino donde la sintió ya bastante húmeda para él, lo que casi causa que el mismo gimiera ansioso por fundirse en aquel calor de terciopelo—Tan húmeda… justo como me gusta—ronroneo frotando a aquella área por encima de la tela.

Bridgete se revolvió mientras dejaba escapar aún más suspiros y alguno que otro gemido presa de la ardiente excitación. Su esposo sabia como volverla loca en cuestión de segundos.

—Hmm… ¿Aquí o en la cama? ¿Qué tan deseosas estas, cariño?

—D-Donde sea, Felix, por favor—murmuro con los ojos firmemente cerrados al sentir como apartaba la tela de su ropa interior para tocarla directamente, pasando lenta y perezosamente sus dedos por su abertura húmeda y caliente antes de juguetear con su botón hinchado, lo que ocasionó que gimiera más alto.

Escucharla de aquella manera lo encendía como una llamarada, él también estaba en su límite. Aun no podía creer que después de tanto tiempo quisiera poseerla como la primera vez, con esa hambre que nunca parecía acabar.

Pero habían cometido un preciado error, completamente inmersos en su pasión.

Cerrar la puerta…

—Felix, creo que a Marinette le están saliendo los colmillos, esta algo inquieta.

Gabriel Agreste entro en la habitación con la bebe en brazos antes de quedarte totalmente congelado en el sitio.

El matrimonio también se quedó sumamente quieto, la pasión enfriándose rápidamente. Mientras que el rubio giraba su rostro hacia la puerta, Bridgette aún seguía algo aturdida, tomándose un respiro. Afortunadamente Felix era tan alto que la tapaba casi por completo.

El hombre permaneció de pie mirándolos fijamente al mismo tiempo que la pequeña Marinette tenía entre sus manos los lentes de su abuelo que los llevaba a la boca con absoluta concentración.

—Espero que no estén haciendo lo que creo que están haciendo—murmuro seriamente el diseñador mientras entornaba los ojos.

Rápidamente a Bridgette se le subieron los colores al rostro quedando completamente roja de la vergüenza mientras empujaba a Felix para que se alejara de ella y sus manos traviesas, en un intento desesperado de ocultar su pecho desnudo.

En cambio, Felix suspiro pesadamente con un diminuto rubor en sus mejillas.

—Padre, yo…

Gabriel alzo la mano para que guardara silencio—Gracias a dios que no veo nada sin mis gafas. Para la próxima cierren la puerta—comento algo severo mientras negaba suavemente—Vamos mi Mariposa, dejemos a tus hormonales padres a solas—dijo retirándose nuevamente.

—Maldición…—murmuro malhumorado, molesto por haber sido interrumpido. Poso sus ojos nuevamente en su esposa, encontrándola con el rostro cubierto por ambas manos sumamente avergonzada.

A pesar de todo Felix no pudo evitar sonreír para sí mismo, verla con su cabello suelto y su vestido claramente desarreglado aun sin abotonar, le daba un aspecto condenadamente sexy. Hasta había vuelto accidentalmente a su forma demoniaca de la excitación del momento.

Debería sentir vergüenza de que su padre lo allá pillado literalmente con las manos bajo su falda, pero poco le importaba sinceramente. Él más que nadie sabía que moría por su esposa, y además estaban en su propia casa, alguna vez tenía que pasar. Pero se aseguraría de no cometer el mismo descuido.

Odiaba ser interrumpido.

De repente dos cabecitas se asomaron por el marco de la puerta, y una de ella se estaba riendo a voz baja.

—¿Los pillaron con las manos en la masa, muchacho?

Felix rodo los ojos al reconocer la voz del Kwami, ya decía él que había pasado mucho tiempo sin sentir su molesta presencia.

—Déjalos, Plagg.

La dulce Tikki reprimió al felino con la mirada, parecía estar también avergonzada al ver su portadora en semejantes condiciones.

Plagg chasqueo la lengua mientras entraba finalmente en la habitación.

—¿Tan rápido quieren hacer otro bebe?—pregunto burlón.

El rubio miro de mala gana al gato negro mientras se arreglaba la camisa, tomando la corbata que había sido arrojada descuidadamente al suelo.

La verdad, el embarazo de Bridgette había sido bastante hermoso, jamás se imaginó sentir tal dicha cuando se enteró que iba hacer padre.

Eso sí, la había vigilado como un halcón, temiendo que por causa de su torpeza pudiera hacerse daño ella o al bebe, prohibiéndole volar, a lo que la joven casi hacia un adorable berrinche.

Claro, los duros días cuando su vientre estaba sumamente abultado, la dulce personalidad de la peliazul se había convertido en toda una fiera que se enojaba con facilidad o rompía en llanto desconsolado. Hasta en las últimas semanas de gestación tuvo que transformarse en demonio porque la única forma de que ella conciliara el sueño era estar prácticamente encima de él mientras acariciaba sus gatunas orejas. Y si osaba apartarse, ella lo reñía o lloraba nuevamente.

Fueron días felices, pero también un poco estresantes para él.

Pero si era honesto consigo mismo no le molestaría volver a pasar por eso…

—¿Cuanto quieres apostar que en unos meses habrá un bollo en el horno?—comento el Kwami a su compañera ya que su portador no contesto.

Tikki rodó los ojos mientras se cruzaba de brazos negando suavemente—No voy aportar, Plagg.

—Te apuesto diez galletas de chispas de chocolate por camembert.

—Hecho—respondió sin dudar la mariquita.

Bridgette gimió por lo bajo mortificada al escucharlos, aún demasiado roja y muda como para objetar algo. Miro a su esposo pidiéndole una silenciosa ayuda.

Pero Felix simplemente se encogió de hombros con una media sonrisa a sus labios—Podríamos darle a Marinette un hermanito o hermanita.

—¡Felix!—regaño abrochándose el brazier y los botones del vestido con dedos temblorosos.

—Cuando nos casamos te advertí que quería muchos hijos contigo—dijo con un ligero toque de humor a pesar que su semblante permanecía sereno. Se acercó a su esposa para alzar su barbilla con su dedo índice—No lo decía en broma, cariño.

Bridgette movió su cola nerviosa, prendada de aquella mirada tan intensa. Recordando perfectamente el día de su boda y aquellas palabras susurradas a su oído momentos después de haberla besado y convertirse oficialmente en su esposa.

—No me mires así, My lady—murmuro pasando suavemente su pulgar por sus labios rojizos—Que me provoca tirar mi trabajo por la ventana y que mi padre cuide por un rato más a Marinette para concentrarme solamente en ti—dijo serio pero con un brillo de pasión en sus ojos.

—V-Ve hacer lo que tengas que hacer—dijo nerviosa con las mejillas sonrojadas empujándolo suavemente con sus manos, no queriendo que los pillaran nuevamente. Además que su pequeña necesitaba alimentarse y darse un baño.

Él rio por lo bajo, una risa sexy y refrescante que altero aún más sus nervios—De acuerdo, pero recuerda que aún me debes un segundo postre como compensación—ronroneo depositando un suave beso en los labios de su amada antes de retirarse rápidamente para no arrepentirse y hacerle el amor a su esposa con total entrega sin importarle si iban a tener audiencia o no.

Ella se abanicó el rostro con su mano sintiéndolo repentinamente ardiendo.

Los Kwamis se miraron entre si sonrientes y traviesos.

La joven madre respiro hondo varias veces antes de ir a buscar a su hija, esperando que el rostro no se le cayera de la vergüenza ante su suegro. Pero gracias a sus nervios que Gabriel no menciono nada del asunto, simplemente le entrego a una revoltosa Marinette que había babeado muy bien sus gafas y tenía que lavarlas antes de reunirse con su hijo para revisar ciertos documentos.

Bridgette después de darle una rica papilla a su pequeña y darle un buen baño; la coloco en la mesilla para vestirla. Siempre acompañada de los Kwamis, que adoraban a Marinette, sobre todo Tikki que verla con aquellos rasgos demoniacos casi se le saltan las lágrimas a recordar a Bridgette de pequeña.

Claro, que Plagg jamás admitirá en voz alta que le gustaba hacer reír a la bebe.

No pudo evitar sonreír al ver sus pequeñas y tiernas alitas. Sentó a su hija que agarró su propia cola con curiosidad. Ella a veces fruncía el ceño o hacia un adorable puchero al sentir cierto malestar. Pero lo bueno es que Marinette a veces era fácil de distraer.

Y la amaba con todo su ser.

—Lo que tu padre no sabe no sabe aún, mi pequeña, es que ya tienes un hermanito o hermanita en camino—comento con una radiante sonrisa mientras le tocaba la punta de su respingona nariz, ocasionando que esta riera encantada moviendo sus alitas en un gesto de ternura máxima a ojos de su madre.

—¡¿Qué?!—exclamo Plagg con la boca abierta de la impresión.

Tikki y Birdgette se miraron con una sonrisa cómplice.

El felino hizo un gesto dramático llevando su pata a su pecho—¿Tu lo sabias y no me dijiste, galletita?—murmuro viendo a su compañera.

—Temíamos que se te pudiera escapar, lo siento Plagg—comento la joven madre.

Plagg negó con entusiasmo sin poder creer lo que oía, mientras miraba con reproche a la mariquita—Debí imaginármelo, aceptaste demasiado fácil la apuesta—dijo lloroso sabiendo que debía entregarle los dulces a la Kwami. Y él que había soñado con tener más camembert…

Tikki no pudo evitar encogerse levemente de hombros—Lo siento, pero realmente adoro esas galletas.

El Kwami resoplo exageradamente dándose por vencido—Bueno lo único que me anima es saber cómo será su reacción esta vez cuando se entere—dijo demasiado sonriente.

—Plagg…—llamo suavemente Bridgette—No debes contarle nada a Felix aun, quiero que sea una sorpresa esta vez—murmuro con una pequeña sonrisa.

La primera vez que lo descubrió, él había estado transformado en demonio ya que fueron a visitar a sus padres. Cuando volvieron del mundo demoniaco ella había estado un poco más exhausta de lo normal, Felix la había mirado preocupado y el mismo la desvistió para que descansara. Pero no se esperó que en el momento en que él se inclinó encima de ella después de acostarla para quitarle las medias, sus orejas gatunas hicieron un gracioso movimiento. Ella lo había mirado con curiosidad y algo medio soñolienta, intento hablarle pero él la callo enseguida, inclinándose más y posando una de sus orejas en su vientre.

Posteriormente Felix se había apartado con una expresión de asombro en sus facciones, para luego murmurarle que había escuchado un pequeñísimo latido aparte del suyo, por lo cual había solo una explicación para eso…

Así supieron que estaba embarazada, y él le había hecho el amor loco de felicidad y deseo.

Y ahora quería darle una agradable sorpresa.

—No lo sé, daría lo que fuera por ver su expresión justo a hora, quizás se desmaye—ronroneo el minino con una sonrisa malévola.

—¡Plagg!—regaño la joven mujer—No digas nada.

El felino se quedó en silencio mientras miraba disimuladamente la puerta, su lado travieso vibrando por salir a la luz. Pero Bridgette al ver sus intenciones fue mucho más rápida, sujetando al Kwami que se sobresaltó alarmado, y se lo dio a una muy entusiasmada Marinette.

—¡¿Q-Qué haces?!—exclamo el demonio ya con las manitas de la bebe alrededor de su cuerpo mientras reía encantada—¡Me va a babear otra vez!

Bridgette se cruzó de brazos al igual que la mariquita—Promete que no dirás nada—dijo con una gran sonrisa viendo como su pequeña hija abrazaba al felino y llevaba su peluda cola a la boca.

—¡Puaj que asco! ¿Por qué me hacen esto?—dijo asqueado y lloriqueando intentando liberarse.

—Tú te lo buscas, Plagg—murmuro Tikki ahogando una risilla.

Gimoteo cuando le comenzó a babear sus orejas—¡Esta bien! ¡Está bien! ¡No le diré nada a Felix!

—¿Decirme que?

Ambas se quedaron paralizadas.

Y giraron el rostro lentamente con horror hacia la dirección de aquella voz.

El rubio estaba de pie justo en el marco de la puerta.

Instantáneamente Bridgette se puso nerviosa—Oh n-nada de suma importancia—dijo haciendo que Marinette soltara por fin al Kwami que se fue muy malhumorado a lavarse chorreando baba hasta de los bigotes con una Tikki riendo detrás.

Quizás más tarde le serviría una porción de Cheesecake al pobre de Plagg.

Felix observo muy detenidamente a su esposa mientras arqueaba una ceja totalmente serio pero curioso a la vez.

—Es demasiado sospechoso.

—No que va, no tienes definitivamente nada que sospechar ¿Verdad mi niña?—dijo tragando nerviosamente. Sostuvo a su pequeña en sus brazos en el momento que esta lanzo un pequeño bostezo.

Ella la arrullo ignorando lo mejor que pudo la penetrante mirada de su esposo. Rezando para que no le hiciera más preguntas sobre eso, porque su capacidad de mentir era bastante lamentable. Además él tenía la habilidad de hacerla hablar con ciertos trucos para su desdicha.

Era un milagro que lo hubiera mantenido en secreto hasta ahora.

Felix se recargo del marco de la puerta viendo a su amada arrullando a su pequeña princesa para dormirla. Sabía que debía estar en su escritorio terminando de corregir ciertos documentos junto a su padre, pero era inútil concentrarse, sus pensamientos iban siempre dirigidos a ella. Estaba bastante frustrado por haber sido interrumpido, parecía que era la mala suerte del gato negro, porque según recordaba no era la primera vez que pasaba.

Hasta que su padre se fijó en la escasa concentración de su hijo, y sin mirarlo le había dicho que se ocupara de su esposa, que se notaba que se había quedado con las ganas.

Él había resoplado molesto porque se le notara tanto, ademas de ese bochornoso sonrojo en sus mejillas al mencionarlo. Pero decidió al final hacerle caso, no iba a poder hacer nada ni que se encerrara toda la tarde allí.

Bridgette lo tenía embrujado.

Normalmente él era muy dedicado a su trabajo, pero ciertos momentos la necesidad de estar con su esposa podía con todo lo demás.

No sabía si era cuestión de estar emparejado con un demonio.

Pero la necesidad siempre estaba allí, latente.

Y ahora verla de esa manera con su pequeña hija le hacía sentir sumamente cálido, era una escena que nunca se cansaría de ver. Bridgette simplemente se veía hermosa con su cabello suelto y sus rasgos demoniacos presentes, y con aquel vestido que le encantaría arrancarlo de su bella figura.

Sinceramente parecía un gato en celo.

Bridgette deposito un suave beso en la frente de Marinette antes de recordarla cuidadosamente en la cuna para no despertarla, parecía un angelito durmiendo. Aunque con esos cuernos y alas contaban una historia distinta.

Coloco sus manos en la baranda de madera mientras la observaba. Por un segundo olvido la presencia de Felix, hasta que él le rodeo la cintura con los brazos desde atrás, apoyando su barbilla en su hombro. Juntos viendo a su preciosa hija, fruto de su amor.

—Mi princesa es tan bella como su madre.

La joven madre sonrió más ampliamente—Todo esto aún me parece un hermoso sueño.

—Entonces es mi deber como caballero hacerte saber que no es así, My lady—murmuro girandola lentamente para que quedara finalmente frente a frente aun con sus manos en su cintura.

—Seguro te deshiciste de tu padre para venir—murmuro observándolo a través de sus pestañas, colocando sus delicadas manos en su pecho.

—Querrás decir que él se deshizo de mí. Al parecer me pongo un poco malhumorado cuando no obtengo mi querido postre—murmuro con una media sonrisa mientras subía su mano por todo su contorno.

Bridgette rio suavemente mientras sujetaba su corbata y la jalaba para atraerlo hacia ella, y unir sus labios un beso lento pero ardiente.

Felix la estrecho contra si para sentir cada porción de su cuerpo femenino mientras devoraba su boca, para después dejar un rato de besos por su mandíbula hasta las mejillas y encaminarse hasta su oreja, donde su cálido aliento la hizo estremecer.

—De verdad quiero tener otro bebe ¿Y si lo intentamos, My lady?—dijo con voz ronca pensando ya en llevarla a su habitación y no salir hasta estar seguro de haber cumplido su propósito.

La demonio no pudo evitar morderse el labio inferior antes las sensaciones que le otorgaba su esposo, y también por sus palabras.

Oh… si tan solo supiera…

Fin


Bueno... esta hecho, es el fin de este fanfic :'3 Espero que les haya gustado y en especial este epilogo que disfrute mucho haciéndolo de verdad xD

(Grrr Felix quiere desayunar, almorzar y cenar a su amada esposa demonio 7u7)

Finalmente quería agradecer su apoyo durante todos estos capítulos *sacar pañuelo* Y por supuesto no sera mi ultima historia, y ya que mi amiga no va a subir ninguna por los momentos; yo estoy desatada en su lugar xD Por allí tengo varios One-shot (Marichat y Birchat) listos y que los subiré en algunos días, y por otro lado estoy empezando a escribir una historia Andrinette de varios capítulos :3

Pd: Le coloque el nombre de Marinette porque me la imaginaba como una mini copia de Bridgette y pensé que le quedaba bien ese nombre xD

¡Gracias a todos!

¡Nos veremos en la próxima historia! ¡Dejen sus opiniones!

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¡Únanse, las esperamos!