Atención: Este capítulo contiene escenas para mayores de 18 años.

Sakura

—¿Sakura? Bebe, debo ir a trabajar, —In-cre-ible. Por 26 años odie las mañanas con todo mi ser. Ahora solo tenía que escuchar a Romeo llamarme bebe y tenía que enterrar mi cara en la almohada para no mostrar la sonrisa. Sentir sus labios sobre mi piel tampoco era tan malo. —Voy a llevar a los niños con mi mama. Se van a quedar a dormir allá entonces tú te puedes quedar en la cama hasta que quieras.

Al fin abrí los ojos. ¿Qué carajos? No estaba en el cuarto de invitados. Ahora que lo pensaba, ni siquiera recordaba irme a acostar.

—¿Cómo llegue aquí? —pregunte con voz algo rasposa.

La cama se hundió al sentarse Shaoran a un lado de mí.

—¿No lo recuerdas? Prácticamente me rogaste que te llevara a la cama e hiciera lo que quisiera contigo anoche, —esa maldita sonrisa torcida me dejo saber que estaba bromeando.

—Bien, pero, si quedo embarazada, tendrás que casarte conmigo, —respondí. El no necesitaba saber que ya estaba tomando anticonceptivos.

—Eso no suena tan mal, —sonrió.

—Por favor, —murmure. —Si crees que soy una perra ahora, imagíname con los pies hinchados.

El me sobo el tobillo sobre la cobija.

—Te cuidaría, aunque seas una perra.

Yo reí.

—¿A poco no eres dulce?

—Tratare de salir temprano. Mas te vale estar aquí cuando regrese, —me advirtió besando mi mano antes de irse.

Aunque las cobijas olían increíble, al fin logre convencerme de salir de la cama. Se sentía raro estar en la casa de Shaoran yo sola. A pesar de su advertencia, necesitaba ir a casa a encargarme de unas cosas. Tome la llave de emergencia conmigo para poder regresar después.

Tomoyo estaba en el trabajo. Se estaría mudando pronto a los dormitorios de la universidad, pero viendo cómo se desenvolvían las cosas con Eriol, estaba segura que estaría aquí más que allá.

Había un sobre grande afuera de mi puerta con mi nombre escrito en el. Inmediatamente me sentí sospechosa. Había hecho demasiadas bromas como para no estarlo. Si esto era una trampa me lo merecía, pero mi dignidad no me permitiría abrirlo donde pudieran verme así que entre a mi casa. Abrí con cuidado el sobre con un dedo antes de sacar el contenido.

Mi respiración se congelo en mi garganta cuando la máscara dorada apareció enfrente de mí. Era idéntica a la que use siete años atrás, la misma que deje caer mientras dejaba que ese extraño me tomara. Con mano temblorosa tome el papel que venía con la máscara. La letra no me era conocida.

"Se te cayo esto"

Era absolutamente aterrador. Si esto era una broma, no era nada graciosa. Metí todo de golpe de regreso al sobre y tomé mis llaves del mostrador.

—¡Sak! —sonrió Clow al verme. Su sonrisa se extinguió un poco al ver mi expresión tensa. —¿Pasa algo malo?

—¿Qué carajos es esto? —avente el sobre sobre su escritorio.

—Er... ¿Un sobre? —contesto sacando el contenido.

—Solo dime de donde sacaste la máscara.

Clow me miro con genuina preocupación en sus ojos.

—Sakura, yo no te mande esto.

Me tape la cara con las manos y tome unas respiraciones profundas.

—De acuerdo. Lo siento, —deje caer mis manos a mis costados. —Me tengo que ir.

—Sak, ¿estás bien? —pregunto devolviéndome el sobre.

—Si, —conteste forzando una sonrisa.

El le dio la vuelta a su escritorio para abrazarme.

—Sabes que, si necesitas que lastime a alguien, lo hare en un parpadear de ojos.

Asentí.

—Lo sé. Gracias Clow.

—Aun te voy a devolver lo del claxon, —añadió para hacerme reír.

—Buena suerte, —sonreí. —Nos vemos después.

Esta mierda no me podía estar pasando. Dejé que ese bastardo tuviera sexo conmigo una vez y jama volví a escuchar de el. ¿Por qué me estaba molestando ahora? El sobre solo tenía mi nombre en el. No fue enviado por correo; lo había dejado en persona. El había estado en mi casa.

Llegue al estacionamiento de Construcciones Li y entre corriendo. Tom estaba en el teléfono, pero me señalo a la dirección correcta. Encontré a Shaoran, Ichiro, y Yamazaki alrededor de una mesa viendo unos papeles.

—Tengo un problema.

—Iré por las palas, —dijo Yamazaki

—Yo por la camioneta, —añadió Ichiro.

—No mate a nadie, —resople. —Aunque lo estoy considerando, —admití después. —El padre de Leo estuvo en mi casa. No lo vi, pero sé que estuvo ahí. No puedo dejar que Leo vuelva ahí hasta que sepa quién es y lo que quiere.

—Te puedes quedar en mi casa, —dijo Shaoran llegando a mi lado. Tomo mi rostro entre sus manos. —¿Estas bien?

Sacudí la cabeza.

—Estoy enojada.

Y algo asustada, pero nadie necesitaba saber eso.

Ichiro tenía su teléfono en las manos.

—Meiling va de camino a tu casa. Si alguien va para allá, lo sabremos.

—¿Cómo?

—Puede verlo todo, —dijo Ichiro crípticamente.

Yamazaki rodo los ojos.

—Trabajo como investigadora privada con Chiharu hace unos años. Después decidieron dejarlo para pasar más tiempo en casa, —eso explicaba como Chiharu habia entrado tan facil a mi casa. —Va a poner cámaras de seguridad alrededor de tu casa. Puede que quieras advertirle a tu hermana.

Lo último que necesitaba era que Tomoyo y Eriol hicieran una película porno sin saberlo. Tomoyo bajo el teléfono cuando volví a recepción.

—¿Qué paso mariquita?

—El padre de Leo estuvo en la casa. Meiling está poniendo cámaras de seguridad y me voy a quedar en casa de Shaoran unos días, —le explique.

—¿Por qué no llamas a Fujitaka? Estoy segura que le encantaría dispararle por ti.

La idea se me había ocurrido ya.

—Porque si alguien le dispara, esa voy a ser yo.

Shaoran me acompaño a mi casa para agarrar unas cosas. Ninguno de los dos dijo mucho. Estaba muy ocupada pensando en otras cosas. Si todo funcionaba como debía, al fin sabría quién era el padre de Leo. Lo que me sorprendía era que no me importaba mucho. Puede que yo no supiera quien era pero el si me conocía a mi. Había sido el chisme de la ciudad por casi un año. El había abandonado a su hijo mucho antes de que naciera. El hombre no era nada mas que un donador de esperma y, aparte de su historial médico, no quería nada de él.

—Puede que le haya exagerado un poco, —admitió Meiling cuando baje del carro.

Mire alrededor y no note nada diferente.

—No veo nada.

Ella me sonrió.

—Por supuesto que no. Soy buena, —me dirigió adentro y comenzó a hablarme de los diferentes aparatos que había puesto en la casa. Era bastante impresionante. Si alguien sospechoso manejaba por la casa, ella lo sabría. —Te dejare saber en cuando sepa algo, —prometió saliendo por la puerta.

—Es sin lugar a duda, la espía mejor vestida que he conocido, —admití mientras Shaoran llevaba un par de maletas al carro.

—Te besaría si te escucha decir eso, —contesto. —¿Por qué no traes a Shredder y podemos irnos?

—¿Y Tomoyo?—pregunte. No podía dejarla ahí sola.

—Ichiro llamo. Planea quedarse en casa de Eriol para observar la casa de noche, —explico Shaoran.

Solté una pequeña risa.

—¿Y Eriol ya está enterado?

El sonrió.

—Por supuesto que no.

Pobre Eriol. Aunque estaba segura de que encontraría la manera de disfrutar el arreglo. Solo rogaba que nada fuera capturado por las cámaras.

Antes de ir a su casa, deje a Shaoran en el trabajo para que recogiera su carro. Le asegure que estaría bien yo sola, pero insistió que ya no tenía nada que hacer por el día. Llegando a su casa nos sentamos en silencio lo cual me estaba volviendo loca.

—¿Podrías decir algo?

—Lo siento, —dijo Shaoran. —Solo estaba pensando.

—Pues, detente. No puede ser saludable, —conteste recostándome en la cama. El se acostó a un lado de mi.

—Odio que el padre de Leo este aquí, —voltee la cabeza para mirarlo, pero el no me regreso la mirada. —Se que es egoísta pero no puedo evitarlo. Me gusta cómo iban las cosas entre nosotros. Amo tenerlos a ti y a Leo aquí. Amo lo mucho que te aman mis hijos y que tú los amas también. Amo que Leo quiera que sea su padre. Amo que me llames asno cuando esta dormida. Amo...—se detuvo un momento. —¿Qué pasa si tiene una buena razon para no haber estado ahí? ¿Qué pasa si Leo quiere a su padre biológico? ¿Y si tú quieres a su padre biológico?

—Shaoran, —el volteo a verme. Agarré una almohada y le di con ella en la cara.

—¿Y eso que fue? —pregunto con una pequeña sonrisa.

—Por ser un idiota, —dije suavemente. —Ese hombre no es el padre de Leo. Un padre de verdad no lo habría dejado así nomas. Cuando me entere de quien es, planeo en darle la patada en las bolas que tanto necesita para que no se pueda volver a reproducir y decirle que se aleje de mi vida.

Todo lo que siempre había deseado para Leo era una familia. Nos tenía a mi, mi papa, y Tomoyo pero el se merecía mucho más. Con los Li tenia tíos, tías, abuelos, un hermano, una hermana y un padre. Ellos nos tomaron como si siempre hubiéramos pertenecido ahí. Maldición, quizá si pertenecíamos ahí. Éramos las piezas perdidas en ese gran rompecabezas.

Shaoran alcanzo con su mano y toco mis dedos con los suyos. El hombre estaba loco. Me conocía y quería estar conmigo de todos modos. Lo había visto todos los días desde que secuestre a sus hijos y estaba lenta pero seguramente convirtiéndome en una cursi sin remedio. Estaba orgullosa se ser alguien muy ruda pero si el sonreía mi corazón empezaba a salirse de mi pecho. No era solo que amaba a su familia y a sus hijos. Lo amaba a el.

—¡Santa mierda! —me senté de repente.

—¿Qué? —se sentó junto conmigo. —Bebe, ¿Qué sucede?

Lo mire en shock.

—Acabo de tener mi "zing", —susurre. No podía creerlo.

Se veía lindo todo confundido.

—¿Tu q ue?

—Yo... —no sabía como explicarlo. —Oh, rayos, —tome su rostro entre mis manos y lo bese. Sus brazos inmediatamente me rodearon, acercándome más. Pase mis dedos por su cabello y me beso con más intensidad.

—Sakura, —respiro entre mis labios. Sus manos bajaron por mi espalda y se detuvieron donde comenzaba mi blusa. Le ayude a deshacerse del jodido estorbo y la avente por quien sabe dónde. Me empujó hacia la cama, creando un camino de besos desde mi quijada hasta mi cuello mientras que con sus manos acariciaba mis costados. Levante mis caderas para que me ayudara a quitarme los pantalones. —Eres tan hermosa, —susurro tocando mi pierna ahora descubierta.

Movió sus manos a mi espalda para quitarme el sostén.

—Shaoran, —gemí. Lo levanto lentamente y lo soltó a un lado de la cama. Sus labios se encontraron con los míos nuevamente antes de moverse a mi cuello y, finalmente, mis pechos. Cuando sus labios envolvieron mi pezón, olvidé que demonios iba a decir hasta que puse mis manos en la camisa que cubría su espalda. —Quítate esas malditas ropas.

Se alejo con una sonrisa presumida. Seguía siendo un bastardo creído. Se quito la camisa y la aventó a donde imagino que había caído la mía. No podía esperar a sentir su pecho contra el mío. Casi me quejaba de lo mucho que estaba tardando para deshacerse de sus pantalones. Volvió a mí, al fin, tocándome y besándome mientras mi cuerpo se amoldaba al suyo.

—Déjame hacerte el amor, —susurro.

No podía pensar en nada que deseara mas. Empezó a quitarse la ropa interior, pero lo detuve; yo quería hacer eso. Puse mis ojos en su miembro erecto y creo que gemí un poco. No había tenido sexo en los últimos 8 años. No sabía como entraría ese monstruo adentro de mi, pero estaba mas que dispuesta a dejarlo intentarlo.

Me beso suavemente al entrar en mi. Me sentí estirarme alrededor de el.

—Mierda, —respire. —Shaoran.

Se movió lentamente al principio, besándome. Yo alzaba mis caderas para que entrara mas hondo con cada embestida. Mi respiración acelero cuando el empezó a subir la velocidad. Una de mis piernas envolvió sus caderas.

—Sakura, —el dijo en un gemido.

Me perdí en el rito de el entrando y saliendo una y otra vez. Recuerdo gritar u nombre antes de que mi cuerpo se tensara, soltando todo lo que tenía. El se colapsó encima de mi y yo recibí el peso gustosa. Nos quedamos ahí acostados jadeando en silencio hasta que el giro sobre su costado y me pego contra su pecho.

—¿Qué carajos es un "zing" y cuando puedes tener otro?

—Tendrá que ser después de almorzar. Estoy muriendo de hambre, —no había comido nada en todo el día. Era chistoso como eso se me había olvidado hasta ahora. Cuando mis pies tocaron el piso me queje. —Hijo de puta, —no había pensado que estaría algo adolorida después de un descanso de ocho años.

—¿Algún problema? —se burló Shaoran.

—Asno, —gruñí.

Se puso su boxers y me ayudo a ponerme su camisa antes de acercarme por un beso.

Ordenamos comida china y comimos en el sillón de la sala. No hubo momento incomodo después de tener sexo. Trato de robar algo de mi comida como siempre así que lo pique con mi tenedor. Era malísima con los palillos. No sabía que iba a suceder en el futuro, pero de algo estaba segura: si terminábamos casándonos, ese hombre jamás dormiría en el sillón.

Recuerden que previewxreview. Tambien disculpen la tardanza. Entre finales y trabajo he estado super ocupada pero no pienso abandonar la historia.