La imagen que inspiró esta historia y se muestra en la miniatura es propiedad intelectual de supershrimpcakes a quién puedes ustedes seguir en tumblr. (Para mayor historia sobre los orígenes leer la nota final)

Buenos días, tarde o noches. El día de hoy he decidido hacer pública esta historia cuyo fin principal es que pasen todos un buen rato, porque la diseñé para que sea comedia. Espero que cumpla el objetivo.

Sobra decir que los personajes no me pertenecen, son de RITO… en su mayoría.

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I.

La hora del almuerzo, la única del día en que Katarina se sentía a gusto y eso de ver a los demás alumnos de la academia abrirse paso a empujones para comer. Por supuesto que contaban con tiempo suficiente para formarse y recibir su comida en orden, pero a todos les parecía más interesante agolparse para demostrar, posiblemente, cuál de ellos se lacaba como rey del almuerzo ese día. Las chicas por su parte, si formaban y en tanto esperaban hablaban entre ellas de cualquier cosa, sobra decir que su fila avanzaba mucho más rápido que la de los hombres y con cero accidentes o peleas.

Entre los últimos vio a su hermano ensimismado en su teléfono y su hermana menor estaba ya acomodada en una de las mesas centrales hablando con alguien que gesticulaba exageradamente. Cerca del ventanal, como todos los días desde que había empezado el año escolar, divisó la rubia que buscaba comiendo sus adoradas papas fritas mientras disimulaba su risa observando algo. Katarina siguió la mirada de la muchacha y descubrió que la causa de su sonrisa no era otra que dos amigos, Ekko y Ezreal si no recordaba mal, golpeando sus bandejas con la superficie metálica para imponer un ritmo, pronto uno de los estudiantes de primer año empezó una rima en honor a las nalgas de la maestra de Química. La pelirroja rodó los ojos ante la ocurrencia y se encaminó hacía la mesa.

Al llegar se sentó y tomó la mandíbula de Lux con su mano izquierda acercándose rápidamente para robarle con los dientes la fritura que tenía en la boca. Con los ojos muy abiertos Luxanna se liberó del intempestivo agarre sintiendo la sangre empezar a hervirle. Katarina sin embargo, no le dio tiempo para terminar de enfurecerse por una cosa, cuando estaba ya sorbiendo su refresco con la única pajilla disponible.

-Ahg, que asco. Está muy dulce ¿Qué demonios es?.

-Soda de piña – contestó Lux arrebatándole el recipiente y haciéndole una señal a Ezreal para le trajera otra pajilla -.

Katarina agarró otra fritura y se la comió haciendo una mueca.

-Están insípidas ¿Por qué no les pones sal?.

-¡Ey! A mí me gustan sin sal.

-Pues están horribles – contestó la pelirroja agarrando una tercera y llevándosela a la boca.

-A mí me gusta, y son para mí, deja de comértelas. Ve y consigue unas para tí y les pones todo lo que se te antoje.

Bufó molesta la rubia intentando quitársela, pero Katarina más rápida se la engulló al instante y robó un par más ante las protestas airadas de Luxanna quién terminó por lanzarle todo el recipiente con un "¡Cómetelas entonces!. Lo cual fue justo lo que Katarina hizo, pero sin perder detalle de como los ojos azules de Lux la fulminaban cada vez que se llevaba una de sus frituras a la boca. Luego procedió a robarle también la ensalada de su almuerzo esquivando los intentos de la rubia por poncharle la mano con el tenedor desechable, volvió a darle un par de sorbos a la horrible soda de Luxanna y se fue segundos antes de que Ekko y Ezreal llegaran a la mesa.

Los dos muchachos no paraban de reírse ante las protestas airadas de Lux en contra de Katarina, quién había tomado por costumbre robarle sus preciadas papas fritas o picar el resto de su comida solo para verla enojada.

Después de ese pequeño incidente el resto de la comida transcurrió con normalidad, Quinn apareció cuando faltaban solo quince minutos para el término del descanso y engulló un sándwich sin despegar la vista de su teléfono.

-Mujer, ¿Qué no puedes ser normal?

-Estoy viendo algo importante – respondió Quinn con la boca medio llena.

-Traga al menos ¿No? – la reprendió Ezreal casi en la misma condición.

-Ya… ¿Y qué vemos? – preguntó Ekko acomodándose a su lado para ver la pantalla del aparato -. Otro video de pájaros…

-No es otro video de pájaros. Mi hermano y yo encontramos un huevo, ya se los dije, hace como siete meses. Nos dejaron tenerlo y empollarlo porque nadie, nadie, nadie creía que iba a nacer pero si nació. Entonces, ahora tenemos que turnarnos para cuidar a Valor…

-¿Podemos ir a verlo un día de estos? – preguntó Lux sacando un pequeño estuche dónde reposaba su cepillo de dientes.

-Supongo…

Ezreal terminó por comerse su tercer plato de pasta y anunció que por fin estaba lleno, así que todos se encaminaron hacia los baños y luego de asearse y lavarse un poco la cara se despidieron para entrar a sus respectivas aulas. Ekko y Ezreal entraron refunfuñando de cómo era posible que luego del almuerzo los torturaran con Lenguaje, también Lux y Quinn entraron a su primera clase de la tarde: biología.

Como era de esperar el salón se llenó rápidamente después de la alarma que daba inicio a las clases, pero aún había un par de sillas vacías. La primera de Irelia quién seguramente estaba en alguna reunión del consejo estudiantil, y la segunda propiedad de Katarina DuCouteau quién además de robarse el almuerzo de los demás, jamás en la vida había llegado a tiempo a una de sus clases. Bueno, eso le parecía a Lux, la verdad es que no vivía tan pendiente de la pelirroja como para estar completamente segura de que así era. En fin, cuando la señorita Shauna entró en el aula, revisó con la mirada a los presentes optando por dejar la puerta abierta para cuando las dos adolescentes llegaran.

La clase empezó normal, con Shauna preguntando a sus estudiantes cosas sencillas sobre el tema visto la semana anterior y seguramente por efecto de una buena comida todos respondían más o menos bien a los interrogantes. Pero la paz no duró mucho, Irelia Lito apareció pasados trece minutos disculpándose atolondradamente por el retraso poniendo como causal una reunión del consejo, pero al pasar cerca de Rammus un extraño sonido escapó de la boca del muchacho. De inmediato levantó la mano obteniendo la atención de sus compañeros.

-Señorita Shauna yo también quiero ir a esa reunión – dijo pasándose la mano por el cuello de su camisa y revelando el suyo durante unos segundos.

De inmediato todos clavaron la vista en Irelia quien de manera inconsciente había llevado su mano a la misma zona cubriéndose por completo a la vez que se sonrojaba hasta límites insospechados. Un escándalo liderado por Rammus siguió al gesto en tanto las chicas reían sintiendo pena por su compañera y la señorita Shauna intentaba en vano acallar a los adolescentes. Cuando Irelia se sentó y escondió su rostro entre sus brazos aún muy roja los demás parecieron sentir suficiente pena para en paz, la clase pudo al fin continuar hasta que Katarina entró terminando de comerse un pastel y tomó su lugar detrás de Ashe pegando su escritorio al suyo, de modo que su rostro quedaba estratégicamente colocado a la altura de su oreja.

La lección prosiguió hasta que las risitas de Ashe se hicieron insoportables para la maestra quién giró furiosa viendo como Katarina se alejaba apenas de la muchacha con una sonrisa nada inocente.

-Señorita DuCouteau le importaría decirnos de que tema estamos hablando.

-Algo de biología seguro…

Ante la risa ahogada del resto del salón, menos Quinn que no se enteraba por estar en su teléfono y Lux que sinceramente no le veía gracia, la señorita Shauna pasó saliva conteniendo la furia que la embargaba.

-Muy inteligente, ¿Qué tema?

Katarina sonrió, se acercó de nuevo al oído de Ashe y respondió con una voz llena de malicia mirando desafiante a la maestra.

-Reproducción…

Ante eso el salón estalló en una algarabía incontrolable, Ashe reía para ocultar su sonrojo y Katarina disfrutaba con la catástrofe que acababa de provocar.

-¡Maestra, maestra yo quiero! – apoyaba Rammus prácticamente brincando de la silla.

Shauna no lograba calmar los ánimos, pues como si no hubiera tenido suficiente Katarina seguía diciéndole cosas a Ashe que solo la ponían más roja y el resto de los alumnos gritaba cosas poco decentes. Si ese no fuere el pan de cada día en el aula alguno de los otros maestros se hubiera quejado, pero como ya sabían que era inútil les tocaba esperar a que el escándalo pasara.

-¡Suficiente! – gritó Vayne ya al borde de un colapso -. Fuera de mi salón señorita DuCouteau, y usted Señorita Avarosa quiero verla en primera fila en este instante o se va a hacerle compañía a su… a su…

-¡Maestra ¿Yo también puedo hacerle compañía a mí…?!

Pero Vayne no le dio tiempo al joven Rammus de terminar su oración, de dos zancadas estuvo de pie frente al chico con la mirada furibunda.

-Un comentario más señorito, y usted se va directo a la oficina del director. ¿Se entendió?

-Sí, de eso ya no quiero maestra – respondió el chico sentándose.

Ante la explosiva reacción de la maestra el ambiente se calmó un poco. Ashe tuvo que cambiar su lugar con Lulu, Katarina abandonó el aula haciendo una reverencia dramática al salir y Rammus se enderezó manteniéndose calladito por el resto de la lección.

La siguiente clase era Francés, la única clase en que todos los chicos mantenían la atención sobre Mademoiselle Laurent en todo momento. Las chicas por su parte, disfrutaban como ella manejaba a sus compañeros con tal facilidad que lograba impartir la lección e ilusionarlos a todos en el proceso sin que alguno se aburriera. Hasta Quinn dejaba su teléfono, aunque en su caso era porque se interesaba de verdad por aprender el idioma ya que soñaba con irse de mochilera una vez terminara el instituto. El demonio pelirrojo no asistía a las clases pues lo hablaba a la perfección, así que solo aparecía para tomar exámenes y, según contaba la leyenda, entregaba todos los trabajos fuera de clase cuando nadie podía dar testimonio del suceso.

La jornada terminó al fin, Ekko y Ezreal interrogaban a Lux con todo su arsenal para que les contara que había sucedido esa tarde pero la rubia solo les decía que lo de siempre y que no tenía animo de perder su tiempo recordando bobadas. Desesperados recurrieron a Quinn y para sorpresa de todos les relató con todo detalle el hermoso espectáculo que dieron Irelia, Katarina y Ashe apoyadas por las ingeniosas intervenciones de Rammus.

-¿Por qué no estoy con ustedes? ¿Por qué Dios, por qué? – se quejaba Ekko mirando el cielo con los brazos abiertos.

-Que dramático eres – le reprimía Lux caminando con una sonrisa en los labios ante las ocurrencias de sus amigos.

El resto del trayecto lo hicieron entre risas y las malas imitaciones de los dos chicos, luego Ezreal y Ekko fueron los primeros en abandonar el grupo, Quinn se separó de Lux poco antes de que esta llegara a su hogar.

Lux cenó, jugó con su perro Chispita y estudió hasta que le entró sueño. Se fue a dormir pasadas las diez cayendo de inmediato, al día siguiente se despertó con un brillante sol en el horizonte.

De nuevo en la cafetería Katarina saludó a su público con una mano al entrar en el lugar, se había corrido el rumor de su más reciente travesura y los estudiantes le aplaudían coreando su apellido como si fuera un grito de guerra. Escaneo las mesas hasta que encontró a Lux sentada con un libro abierto y una papa frita en la boca. Se acercó sigilosamente sentándose a su lado con tal velocidad que la rubia apenas pudo cerrar el libro para defender su comida, pero era ya muy tarde pues otra vez los dedos de Katarina le aprisionaban el rostro y su boca le quitaba su preciada fritura.

-Siguen sin sal – comentó Katarina sacando un sobrecito del bolsillo.

-¡Deja de robarte mis papas!

-Nah.

Katarina ignoraba los reclamos de la rubia señorita y procedía a esparcirle sal a todas las frituras, algo que Luxanna no podía conciliar pues de verdad no le gustaban así. Sin embargo, solo por no darle el gusto a la pelirroja de quedarse con todas se metió un par a la boca masticando exageradamente, Katarina sonrió y la imitó. Pronto Lux se atoró y tuvo que lanzarse a por su preciada soda de piña para bajar el alimento. La pelirroja esperó que le pasara y con agilidad le robó también la soda dando un par de sorbos con su acostumbrada mala cara.

Esta vez la ensalada se salvó, pues tenía brócoli y a Katarina no le gustaba ni un poquito pero no así con el pollo en salsa que Katarina robaba cada que Lux cortaba un trocito y se demoraba más de dos segundos en llevárselo a la boca. Aunque renegaba la chica rubia ya no intentaba picarle la mano con el tenedor, sacarla de la banca o regarle la soda en la cabeza. De modo que comieron en paz, bueno toda la paz que se puede tener en una situación como esa.

Como de costumbre Katarina se esfumó antes que Ekko y Ezreal aparecieran.

Comieron mientras discutían seriamente la razón por la cual Katarina DuCouteau se molestaba en robarle parte de su almuerzo a Luxanna y no llegaron a ninguna conclusión, pero si se divirtieron inventando descabelladas teorías.

La primera clase era Historia, con el Señor Ryze Habdlan quién se ensimismaba tanto en sus relatos sobre lo que había pasado hacía más de 700 años, y a nadie le importaba, que ni se enteraba lo que hacían sus estudiantes. Incluso Luxanna se aburría en ocasiones, pues el hombre tendía a divagar y contaba los hechos con tal prisa que lejos de transmitir su emoción perdía a todos en el camino. Después tuvieron física, la favorita de Lux y por esa razón se le pasó tan rápido que al volver la vista a Quinn y verla dormida se ofendió despertándola de una palmada en la espalda. La última lección del día era compartida: Educación física con el guapísimo Taric quién con su larga cabellera rubia, músculos bien definidos y matadora sonrisa le arrancaba suspiros a más de una, y de uno hay que decirlo.

-No sé qué le ven, ni que estuviera tan irresistible el tipo – comentaba Ekko estirando las piernas.

-Es guapísimo – respondió Ezreal de inmediato, con la mirada en el instructor.

-Tú eres gay, no cuentas.

-A mí tampoco me inspira nada.

-Tú eres subnormal Quinn, tampoco cuentas.

Ante las protestas de sus amigos Lux solo reía.

Sobra decir que el camino de regreso a casa fue amenizado por los mordaces comentarios de Ekko sobre el amor platónico de su mejor amigo, o las teorías sobre el demonio de cabello rojo que los dos compartían con Quinn.

Esa noche Luxanna cenó con su padre y su hermano Garen, el capitán del equipo de baloncesto de su escuela y eterno enamorado de su peor pesadilla.

-Lux, Lux…

-Tengo que estudiar Garen, no puedo contarte que hizo o no hizo Katarina hoy. Además, tampoco me importa si tanto te gusta ve y háblale, no me mentas en tus cosas.

-Pero Lux, solo te pido que me cuentes alguna cosa. Para algo tiene que valer que hayan quedado juntas en el mismo salón – decía Garen mientras seguía a su hermana hasta su habitación -. Puede ser una señal Lux, de que me ayudes. Sabes que siempre me ha gustado Katarina y solo necesito encontrar la forma de acerarme, ya sabes para que no me rechace.

Lux miró a su hermano que la observaba con su mejor carita de cachorro regañado. Deseo responderle que de todas formas lo iba a rechazar pero le dio penita del pobre y se conformó con poner los ojos en blanco dándole espacio para que colara en su recámara.

-Hoy no hizo nada, estuvo de lo más calmada.

-Lux…

-Es en serio, fue a todas las clases, no dijo nada raro, no armo un escándalo, no hizo que la sacaran del aula y tampoco alguna otra locura. Estuvo de lo más normal… me dio miedo.

Garen le miró desanimado, era obvio que él deseaba conocer todos los detalles de la chica pero si no tenía el valor para hablarle pues no iba Lux a solucionarle la vida. Si le gustaba, que le hablara. Ya tenía ella suficiente con tener que cuidar su almuerzo del demonio como para además ponerse a jugar a la celestina en favor de su hermano.

-Voy a estudiar Garen.

-De acuerdo, pero si… si le hablas algún día de estos… pregúntale que piensa de mí. Pero casual, no muy obvio, no quiero que piense que soy un cobarde.

Luxanna se quedó mirando la puerta confundida varios segundos después de que su hermano mayor abandonara la habitación. Pero si era un cobarde, pensó al final. Ni que Katarina diera tanto miedo como para que uno de los chicos más populares de toda la escuela temblara ante la sola posibilidad de acercarse a ella y hablarle. Menuda estupidez.

Ahogó sus preocupaciones en las fórmulas matemáticas que adoraba y durmió como un bebe hasta el día siguiente. Cuando llegada la hora del almuerzo el demonio atacó una vez más.

-¡Deja mis papas Katarina!

-Uh-uh – respondía la pelirroja masticando un par.

-¿Pero por qué? Todos los días es lo mismo. Al menos es viernes y no tendré que verte la cara el fin de semana.

Katarina sonrió ante el bufido de indignación de la rubia, tomó otra fritura y la embadurnó con la salsa que había traído desde la barra exagerando la expresión de placer en su rostro al probarla. Acto seguido Lux le arrebató el trozo que sobraba y se lo comió mirándola directamente a los ojos, sin darle tregua tomo dos más e hizo exactamente como Katarina pero el picante con efecto retardado hizo que se atorara tosiendo ruidosamente. La pelirroja rio pero le pasó su vaso de agua que Lux desapareció en cuestión de segundos.

-Estas… estás loca… - comentó cuando estuvo lo suficiente calmada para hablar.

-Yo no te dije que te atragantaras así rubiecita.

-No entiendo que puede ver mi hermano en alguien como tú – le contestó Lux dejando el vaso sobre la mesa.

-Creo que está por aquí…

Katarina señaló distraídamente por debajo de la línea a de su cuello y Lux se sonrojó al ser incapaz de no desviar la mirada en la dirección que se le mostraba. La otra chica sonrió acercándose a la rubia, tal como lo hacía con Ashe cuando estaba aburrida y quería divertirse a costillas de alguien, pero se detuvo mucho antes y su mirada fue menos divertida.

-Yo prefiero algo más… manejable.

Lux tardó dos segundos en levantarse e irse de la cafetería sonrojada hasta la coronilla ante la mirada del demonio pelirrojo centrada sobre su propio pecho. Katarina estaba loca, de remate, sin ninguna posibilidad de salvación y ella no iba a dejarse arrastrar a ese círculo del infierno. No señor, ella no.

Esa tarde Luxanna apenas se enteró de que hablaba la señorita Shauna, o cual era la canción que Miss Bouvelle entonaba ayudada por el resto de sus compañeros y solo espabiló cuando sus compañeros se levantaron con la última alarma del día dispuestos a disfrutar su merecido fin de semana. Cada que intentaba concentrarse en sus clases la penetrante mirada de Katarina sobre su nuca la ponía nerviosa, un par de veces tuvo la pésima idea de girar para comprobar sus sospechas se topó con la sonrisa autosuficiente de la pelirroja.

Estaba tan molesta consigo misma que esa tarde caminó a casa sola a toda prisa, se encerró en su habitación subsistió a base de pudín e hizo su mejor esfuerzo por enterrarse entre las pilas de textos para no pensar más en el fantasma de esos ojos verdes siguiendo cada uno de sus movimientos.

El sábado lo dedicó a pasar tiempo con Chispa, baño al animalito y lo perfumó llevándolo a dar una larga vuelta por el parque y luego de comer, se reunión con Ekko y Ezreal para ir hasta la casa de Quinn y conocer por fin al famoso Valor. Pasó una tarde agradable con sus dos amigos y el hermano mellizo de Quinn quién contrario a ella era un excelente orador, manteniendo la atención de todos con geniales comentarios sobre cualquier tema que surgiera en el momento. Ekko llegó incluso a preguntar en broma si de verdad eran mellizos, o sí Quinn era adoptada y le decían esa historia para que no se sintiera mal. Pero luego del golpe que le propinó Ezreal por tal imprudencia y también el que Quinn le acertó el más extrovertido del grupo no hizo más chistes de esa variedad. La noche no fue diferente a cualquier otra de sábado, estuvo leyendo una de sus aventuras fantásticas hasta que se le cerraban los párpados y se quedó dormida sin darse cuenta.

El domingo pasó en un suspiro justo a su padre y Garen que insistían en llevarla a dar una vuelta por la cuidad en lugar de verla encerrarse con esos condenados libros. Ellos sabían ya lo dedicada que era a su estudio, pero también creían que no podía dejar pasar sus mejores años de esa manera. Le hacía falta vivir y disfrutar un poquito. La noche llegó pronto dándole tiempo solo para estudiar un par de horas antes de irse a la cama.

Y así, sin mucha pena o gloría empezó otra larga semana.

-¿Qué es eso?

Preguntó Lux a Katarina quién se había sentado a su lado robándole la primera de sus papas sin que estuviera de humor para discutir.

-Una salsa que hizo mi madre anoche, sobro un montón así que traje algo para poder comerme tus desabridas papas fritas.

-Espero que te ahogues con mis desabridas papas fritas – le respondió Lux dando un par de sorbos a su soda de piña.

-Y si me ahogo… ¿Me darías resucitación boca a boca?.

Preguntó Katarina destapando el recipiente e introduciendo la primera fritura dentro, se aseguró de cubrir toda la papa antes de darle un mordisco y empezar a masticar sonriendo ante el bufido ofendido de Lux.

-Que te reviva Ashe. Con lo que se muere porque la beses…

-Lo sé. Ó tu hermano también, quién sabe… a lo mejor resulta que si me gusta.

-A ti no te gusta mi hermano – sentenció Lux señalando a la pelirroja con el dedo -. A ti no te gusta ningún hombre de esta academia, ni de la ciudad, ni del mundo.

Katarina rió asintiendo ante la aseveración arrebatándole la soda de piña a Lux y bebiendo un poco al tiempo que la chica tomaba una de las papas con salsa y masticaba distraídamente.

-No lo digas, que sea nuestro secreto.

Concluyó devolviéndole el recipiente y pescando algunos vegetales con el tenedor. Por respuesta Lux rió exageradamente.

-¿Secreto? ¡Cualquier idiota se da cuenta!

-Menos tu hermano – respondió masticando un tomate enano.

Luxanna deseó refutar la afirmación, pero pesar de que abrió la boca un par de veces no encontró un solo argumento convincente para siquiera intentarlo. Era cierto, cualquiera menos su querido hermano se enteraba que Katarina no tenía ni un poquito de interés en el sexo masculino, era eso o el pobre era demasiado optimista al pensar que él podía ser la excepción a la regla.

-Garen no es idiota – dijo al cabo de un buen rato.

-Lo que tú digas princesa…

La aludida entrecerró los ojos comiéndose la última papa frita y ganándole también la carrera por el último tomate. Terminaron de comer en relativa paz, como era ya costumbre Katarina desapareció justo antes de que sus amigos llegaran a la mesa.

-En serio, ¿Qué poder maléfico la mueve para que todos los días venga a esta mesa a beneficiarse tu almuerzo?.

-Es gratis… - comentó Quinn empezando a devorar su pasta.

-Miren, chicos, yo tengo una teoría, llámenme loco, pero estoy convencido de que es la única verdad.

Los tres posaron sus ojos en Ezreal y el rubio empezó a hablar con voz seria.

-Necesita un sacrificio para Teemonás, ya saben sangre fresca y virgen…

-¡Ezreal! – gritó Lux dándole un par de palmadas.

-¿Qué?. Es la única explicación lógica. Bueno, es eso o… o…

El joven esperó hasta que sus amigos dejaron de masticar y le dedicaron toda su atención para terminarla frase.

-… o le gustas.

Los tres se quedaron en silencio mirando al chico como si le hubiera crecido un tercer brazo ó mejor, una antena con un ojo en la mitad de la frente que además era capaz de leer su futuro. Fue Ekko el primero en empezar a reírse como descosido, seguido por Quinn y al cabo de pocos segundos los dos se sostenían prácticamente doblados de la risa. Pero Luxanna no reía, los miraba ofendida. ¿Acaso daba anta gracia que ella pudiera gustarle a Katarina? ¿Es que era tan mal partido o qué?.

-No puedo, no puedo. Me ahogo. Es el mejor chiste que he escuchado en mi vida… no más…

Decía Ekko ya en el suelo.

-Pues a mí no me parece nada cómico.

Ekko dejó de reírse y se volvió a sentar a la velocidad de la luz.

-A ver, a ver… ¿No te parece graciosa la idea que le gustes al demonio pelirrojo?. Ya sabes, la tipa que todos los días, sin excepción viene a comerse tu almuerzo y de la que además te estas quejando todo el tiempo porque no deja que te impartan conocimiento en paz. ¿La misma que se fue hace diez minutos de esta mesa con tu gelatina de fresa?.

-¿Se llevó mi gelatina? – Espabiló la rubia comprobando que en efecto su postre no estaba -. La voy a matar.

Fue Quinn la que decidió intervenir en ese momento entendiendo que era lo que a su amiga no le caía en gracia.

-A ver Lux, no decimos que sea imposible del todo, ósea no que seas fea como Ekko o tonta como Ezreal…

-¡Ey! – interrumpieron los dos muchachos al unísono.

-… pero es Katarina DuCouteau… todos sabemos cómo le gustan. Por ejemplo Ahri o Nidalee, solo se necesitar ser medianamente inteligente para notar el patrón de las tipas que le atraen y tu, pues tu no cabes… ¿Te falta…? No sé bien…

-Cierto, pero no soy feo. Mi belleza es exótica.

-Y yo no soy tonto, solo me distraigo fácil.

Aun así, Luxanna no se dejaba convencer por los argumentos de sus amigos y cuando una idea se le metía entre ceja y ceja a Luxanna Crownward no descansaba hasta que desentrañaba la verdad.

De regreso en el aula la Señorita Fortune, la famosa profesora de Química, explicaba una fórmula en el tablero mientras que los chicos preparaban sus mejores rimas para el almuerzo del día siguiente. Más Luxanna no sé interesaba por la lección, sus ojos viajaban constantemente hacía Ashe y Katarina quienes cuchicheaban con esta última lanzándole miraditas sospechosas y sonrisitas traviesas que no eran difíciles de interpretar. Tampoco tenía que ser muy experimentado para darse cuenta que los ojitos escurecidos de Ashe eran culpa de quien sabes que cosas le susurraba la pelirroja, y siendo honesta, Luxanna estudiaba a la chica descubriendo que encajaba a la perfección con el tipo en que caían también Ahri y Nidalee. Fastidiada por el constante flirteo de la parejita Lux volvió la vista al tablero y se concentró, tanto como las dos dejaban.

Al fin llegó la hora de educación artística con el melancólico Jhin, como insistía en que lo llamaban el profesor, que tenía ya preparados los escritorios en parejas uno frente al otro.

-Hoy, mis pequeños retoños en botón, van a trabajar en parejas, van a ir más allá de sus ojos y crear verdaderas obras de arte inspiradas en los rostros imperfectos de sus compañeros.

-Oiga profesor, si nos quiere decir feos no lo haga tan elegante que me confundo – habló Rammus ganándose la aprobación de la mayoría.

-La belleza es un concepto muy relativo muchacho. Pero bueno, vamos a ver en parejas por orden alfabético. Rápido mis niños, rápido.

Crownward y DuCouteau. ¿Por qué era así de cruel la existencia? Se preguntó Lux al ver a su némesis sentarse frente a ella y sacar un par de lápices, colocarlos sobre la mesa y empezar a dibujar con la mirada fija en su rostro. Arte era la única asignatura de todo el currículo que Katarina parecía tomarse en serio, si hasta tenía su propio estuche de lápices, pinceles, crayones y todo lo que un dibujante pudiera necesitar.

Mientras Katarina trazaba sobre el papel Lux se aburría de muerte, pues entre sus muchos talentos no se encontraba dibujar y su frustración crecía a medida que observaba como la pelirroja avanzaba en su labor en tanto ella solo tenía una hoja completamente vacía. Molesta Luxanna empezó a dibujar lo primero que se le venía a la mente que resultó ser un matacho de una muy mal dibujada Katarina con cuernos y todo robándose sus papas fritas. Incluso había incluido el tridente y la cola para que fuere completamente auto explicativo.

-Niños, niños. Ahora vamos a compartir sus trabajos con el resto de la clase. Niño Rammus inicie usted.

El muchacho levantó su hoja revelando un intento de máscara tribal con cero simetría y los rasgos tan exagerados que era muy complicado distinguir uno del otro. Jhin alabó la creatividad del Rammus al relacionar el rostro de Lucian con una característica cultural tan exótica, claro que al aludido no le hizo la menor gracia. Uno a uno fueron todos los alumnos exponiendo sus obras de arte, habían un par muy buenos como los trabajos de Quinn o Ashe pero otros terribles como el suyo. Y eso que el instructor no llamaba su nombre. Solo quedaban Katarina y ella, ante la mirada curiosa de todos Luxanna reveló su obra de arte explicando con todo la parsimonia del mundo que no sabía dibujar y que tampoco tenía mucho de dónde inspirarse con la compañera que le había tocado.

Luxanna no podía ver el rostro de Katarina, pero Quinn si y se sorprendió a si misma sintiendo pena al ver en los ojos de la segunda una leve molestia. Cuando fue su turno sin embargo, levantó la hoja con toda tranquilidad ganándose las mirada estupefactas de todos sus compañeros y del su instructor que observaba el papel con el rostro inexpresivo. La rubia giró a toda prisa esperando encontrarse con algún dibujo desagradable, al menos lo suficiente para suscitar aquella respuesta pero para su sorpresa sobre el papel estaba perfectamente ilustrado su rostro, cada cabello, cada línea de expresión, cada pestaña y cada vello de sus cejas inmortalizado en perfectos trazos. Hasta la expresión de sus ojos parecía más una fotografía que un retrato a mano, más increíble todavía era el excesivo detalle que había puesto Katarina en sus labios. La curvatura ilustrada era perfecta, los pequeños cortes y hendiduras que los hacían únicos calcados a la perfección.

Lux no daba crédito a sus ojos, se quedó observando el papel durante los eternos veinte segundos que le tomó a Jhin empezar a hablar.

-¿Y qué es esto? Hummm. ¿Qué vemos señorita DuCouteau?. Un retrato, vaya pérdida de tiempo. Esto no es arte, esto no tiene mérito alguno. ¿Dónde está la creatividad en esta obra, la vida?

-Pero profesor, es un retrato muy hermoso – comentó uno de los alumnos con timidez.

-Tonterías, les dije que buscaran la belleza más allá de lo que veían sus ojos. Y que me encuentro ¿Un retrato simplón?. Definitivamente un desastre.

Katarina espabiló entrecerrando los ojos.

-Hice exactamente lo que usted dijo.

Aunque todos podían notar lo furiosa que se encontraba la pelirroja nadie se atrevió a acercarse a la chica, quién desapareció apenas dio Jhin por terminada la lección. Luxanna incapaz de borrar de su mente el dibujo salió a toda velocidad intentando alcanzar a la pelirroja, pero no logró seguirle la pista. Aun así, se perdió entre los pasillos y vagó por los corredores buscando desesperadamente a la chica sin entender que motivaba su misión.

Estaba tan concentrada que no notó la alarma señalando el inicio de la siguiente y última clase. Continuó en su empresa hasta que rindió fruto divisando a la chica subida en uno de los árboles tras el gimnasio. Sin pensárselo dos veces fue hasta allí deteniéndose cuando los ojos de Katarina se toparon con los suyos una vez estuvo bajo la rama de la cual se balanceaba.

-¿Qué? – preguntó Katarina con evidente mal humor.

-El instructor Jhin es… es raro. No creo que se pueda tomar en serio lo que dice…

Katarina la observó durante varios segundos hasta que finalmente se decidió a bajar del árbol y se paró frente a ella.

-¿Y tu obra de arte? Esa dónde aparezco con un genial par de cuernos, cola y un tridente para completar la idea.

-Ahmm…

Luxanna dudó si responder pues la pelirroja se veía realmente furiosa, pero aun así ya estaba allí perdiendo clase y era como tarde para arrepentirse.

-Se me quedó… se me perdió. Okei, lo siento. No se dibujar. Solo… solo hice lo primero que se me vino a la mente ¿De acuerdo?

-Claro que sí. ¿Es así como me vez Lux?. De verdad.

-Un poco… es que siempre te estas robando mis papas. ¡No sabes cómo lo detesto!

Ante el comentario Katarina rió dejando que su mal humor se evaporara.

-Lo sé, por eso lo hacía… era divertido verte rabiar. Humm sigue siendo divertido, pero…

Katarina se silenció de repente, pasó uno de sus brazos por detrás de su cabeza y suspiró mirando al cielo sin saber qué demonios estaba haciendo. Mejor aún, que demonios estaba haciendo Luxanna fuera de sus preciosas clases para hablar con ella, de Ashe fuera lo mínimo pero la señorita Avarosa ni se había asomado y tampoco es que Katarina prefiriera la compañía de ella a la que tenía. En fin, mejor regresaban ¿No?. Para ella estaba bien faltar constantemente a sus clases, total no es que alguien esperara mayor cosa de su persona pero no quería que perjudicar el intachable expediente de Luxanna.

La susodicha por su parte tenía otros planes. Aprovechando que Katarina no decía nada y lucía un poco perdidita en sus propias cavilaciones la rubia se le acercó, mirándola fijamente y recordando palabra por palabra la conversación que sostuvo son sus amigos durante el mediodía. No era tna descabellado… ¿No?.

-Katarina, ¿Te puedo preguntar algo?

-Supongo…

Tomando valor de donde no tenía Luxanna se acercó todavía más a la chica, que no se movió a pesar de sentirse un poco incómoda con la repentina invasión de su espacio personal. A ver, que lo peor que podía pasar es que Katarina no le hablare nunca más y dejare de rebasarse sus papas, que no era un escenario del todo terrible, ó posiblemente se reiría tanto de ella que moriría ahogada ahí mismo, ó no se moría y toda la academia terminaba por enterarse haciéndola el hazmerreír del cuerpo estudiantil durante algunos días. Quizá, pensó Lux, me arrepienta de esto pero si no es ahora quizá no sea nunca y no voy a dormir en paz si no tengo una respuesta, la que sea.

-¿Te gusto?

Katarina le miró con los ojos entrecerrados, acción que desencadeno una reacción de pánico en Luxanna destruyendo su capacidad para pensar racionalmente. Pero antes, hizo una nota mental de o volver nunca jamás a decir que Katarina DuCouteau no daba miedo porque vista desde ese punto pues sí que lo daba.

-Bueno, yo sé que no encajo. Ósea, que tonta no soy… soy, pues soy bastante normal sí. No tengo lo que se dice… pues que a mí trasero no le van a dedicar una rap improvisado a la hora del almuerzo… y tampoco es que haya mucho aquí delante.

-Lux…

-Pero tampoco es que este tan mal. Digo yo, que no soy fea como Ekko ni tonta como Ezreal así que… pues que no es tan imposible me digo yo.

-Lux…

Volvió a repetir Katarina dejando que una sonrisa tranquila aflorara en sus labios, que se ensanchó al ver como Luxanna seguía atontándose sola. Era realmente linda. Y no, no encajaba con el tipo de chica con la que acostumbraba salir pero era precisamente eso lo que tanto la atraía a la rubia. Pues si, le gustaba y mucho. Que más daba ¿No?. El que no arriesga no gana y las oportunidades son calvas.

Katarina se acercó entonces, tomando entre sus manos el rostro de Lux que seguía renegando algo que a la pelirroja no le interesaba y mirándola a los ojos cerró los parpados impulsándose lo suficiente para juntar sus labios con los suyos. Un beso lento, casto, lleno de sentimiento pero también un montón de duras y la esperanza que al separarse no le volteara la cara de una bofetada.

Volvieron a besarse, pero esta vez con un poco más de seguridad, Lux entreabrió la boca para permitirle acoplarse mejor a sus labios y siguió el ritmo que Katarina propuso sin mayor resistencia, también se dejó abrazar por los brazos de la pelirroja y pronto estaban perdidas en el suave roce de sus bocas. Todo parecía un sueño, hasta que Lux se separó mirándola sin romper el abrazo.

-Bueno… ¿Y Ashe?.

-Uhmmm.

-Pues que siempre estás ahí detrás de ella diciéndole sabrá que cosas…

Aunque intentaba disfrazarlo el tono de su voz traicionaba sus verdaderos sentimientos.

-Nada con Ashe, me gusta calentarle la oreja un poquito… es diver… auch… - se lamentó Katarina ante el pellizco que se ganó por parte de la rubia -. Nada con Ashe, lo juro.

Volvieron a besarse, sin prisa durante varios segundos hasta que Lux espabiló apartándose de Katarina con los ojos entrecerrados y la mirada molesta.

-Pero deja de robarte mis papas.

-.-.-.-.-.-.-.-

Bueno, resulta que un día estaba mirando la imagen pues la tengo como fondo de pantalla del celular y acostumbro rotar, pero esa me gusta un montón así que allí estaba, contemplado su belleza en silencio cuando de repente me dije a mí misma: Tengo una idea. Y así surgió. Un lore muy extenso la verdad.

Bueno, nada más resta decirles que este fic se va a actualizar los días 15 y 30 de cada mes, así me doy cuenta los que no leen las notas finales .. Sin embargo, este mes de Julio se actualizaría el día 21 y luego ya en agosto, a partir de allí seguirá el patrón que mencioné al inicio.