Fanfiction: Y así caemos en espiral (And so we spiral)
Autora original: DaScribbla
Fandom: Marvel MCU
Pareja: Tony Stark/Peter Parker
Resumen: Tony Stark sabe que debería estar actuando como el mentor, como el adulto responsable, como el conciliador. Pero, ¿si apenas puede manejar sus propios problemas cómo podría balancear también los de Peter Parker, todo mientras finge que no se da cuenta de la manera en que el chico lo está mirando?
Nunca fue muy bueno siguiendo las reglas.
ADVERTENCIA: Relación entre adulto y menor de edad (Tony tiene 40 y tantos, Peter, apenas cumplirá 16).
Capítulo 1. Anónimo
Porque todavía falta tanto para el fin de semana,
tanto para perderme en tus manos,
tanto desde que soy un tonto.
Troye Sivan, "Wild"
Tony Stark no era bueno esperando. Había estado sentado durante diez minutos en su Ferrari estacionado afuera de los apartamentos, y su pierna finalmente había comenzado a hacer la rutina de sacudirse y brincar que señalaba que su impaciencia se estaba convirtiendo en un aburrimiento plenamente desarrollado. Los transeúntes que pasaban por ahí ocasionalmente estiraban el cuello para echarle un buen vistazo a su carro, pero Tony no les ponía atención. Su interés estaba con uno de los inquilinos que todavía permanecía en el interior.
Bajó la vista hacia su teléfono y al último mensaje de texto que había recibido.
"Bajo en un momento".
Tecleó un mensaje propio: "el tren stark está dejando la estación y tú no estás en él" y dejó su dedo suspendido encima del luminoso botón de MANDAR, pero algo moviéndose en la entrada del edificio lo hizo detenerse. El chico lo vio y lo saludó con una mano antes de dirigirse hacia el carro, luciendo un tanto avergonzado.
Tony quitó los seguros de las puertas y, un momento después, Peter se deslizó hacia el asiento del pasajero. Esta vistiendo pantalones caquis con cinturón y una camisa de botones, y llevaba una expresión que indicaba que había estado dándose ánimos él mismo mientras bajaba las escaleras.
—¿Estoy mal vestido? —preguntó Tony, arqueando una ceja. Se había imaginado que unos jeans y una camiseta de botones al cuello bastarían.
—Le dije a May que ibas a entrevistarme para una beca —dijo Peter y sonrió con arrepentimiento mientras Tony encendía el motor—. De hecho, me siento un poco mal por mentirle. Se puso tan feliz.
—Bueno, mira, no es como si yo no estuviera dispuesto a darte una, ¿sabes? Esa cosa pegajosa que inventaste debe vale al menos una millonada. Buen trabajo con la coartada, por cierto. Si alguien pregunta, esa es la historia a la que nos apegaremos. —Miró de reojo al chico mientras sacaba el carro del área de estacionamiento—. Te ves bien, hablando de eso.
—¿Bromeas? Tuve suerte de que May no me obligara a usar una corbata.
Tony sonrió y vio su reflejo en el retrovisor.
—¿Te parece bien escuchar a AC/DC?
Peter se encogió de hombros y Tony maniobró su iPod.
—Entonces, ¿qué es lo que sucede con el chico-araña? —preguntó Tony como quien no quiere la cosa, aproximadamente quince minutos después. Estaban sentados apretadamente en el rincón de un restaurante de emparedados. Los otros comensales charlaban ruidosamente; Tony tenía el escurridizo y bien asentado presentimiento de que al menos una cuarta parte de ellos eran paparazzi—. ¿Cómo lo está pasando?
—¡No hagas eso! —siseó Peter. Bajó su emparedado sin darle ni una mordida—. Yo… he escuchado que él está, como, en un tipo de peligro. Hay gente buscándolo.
Tony hizo una pausa y dejó su propio emparedado a medio camino hacia su boca.
—¿Qué edad tienes? —preguntó Tony. Peter se removió en su asiento luciendo a la defensiva y murmuró algo—. ¿Qué dijiste?
—Dije: voy a cumplir dieciséis el mes que viene.
Tony le dio una mordida a su emparedado, masticó metódicamente y tragó. Bajó el emparedado y lo dejó en el plato.
—Peter Parker, perdona mi francés, pero, ¿qué mierda estás pensando? —El chico se le quedó mirando—. Renuncia —dijo Tony—. Termina tu preparatoria, permite que tu lóbulo frontal termine de desarrollarse un poco más antes de que volver a salir a la calle.
—¡Pero yo no quiero eso! —El labio inferior de Peter hizo un puchero durante un momento. Era fácil ver al chico de quince años en él—. Ayudo a la gente. Y, no lo sé, también es un tanto divertido hacer esto. Y terrorífico. Y… —meneó su mano vagamente—… No quiero dejar de hacerlo. Por cierto, ¿por qué estamos comiendo en Subway? —añadió en un claro intento de dirigir la conversación hacia otro rumbo.
—¿Mm? Oh, es que odio la comida de ricos —respondió Tony distraídamente—. Pero en serio. Tienes tu vida completa por delante. Y créeme, si continuas a este ritmo, vas a despertar un día dentro de diez años y desearás mejor haberte dedicado a la plomería, a demoler casas, qué sé yo… —Hizo una pausa—. Qué sé yo.
Peter estaba haciendo bolita su servilleta de papel, torciéndola y volviendo a alisarla, una y otra vez. Pequeñas volutas blancas caían suavemente sobre la mesa. Pero sus ojos estaban clavados en Tony y eran mucho más perceptivos de lo que tenían ningún derecho a ser.
—¿Eso fue lo que te sucedió a ti? —preguntó Peter al final. Tony comió otro bocado y no respondió—. Quiero decir, ¿no salvas vidas? —lo presionó Peter. Parecía confundido, como si estuviera pensándolo mucho, como si nada de lo que Tony estaba diciendo concordara con su punto de vista acerca del mundo.
Tony picoteó la lechuga de su emparedado.
—Supuestamente.
Una sombra cayó sobre la mesa y Tony levantó la vista hacia la cara pecosa de un chico de veintitantos años, quien portaba un intento de bigote y un cuaderno en las manos.
—¿Desde cuándo Subway tiene camareros? —preguntó Tony.
—Oh, um, no soy un… ¿Sólo me preguntaba si podrías firmarme esto? —le pasó el cuaderno con una mano temblorosa—. Es para mi novia. Está sentada por allá… Es una gran fan tuya… —decía entre tartamudeos. Tony miró hacia la mesa que el recién llegado le había señalado: ahí estaba una chica latina muy bajita, terriblemente sonrojada y con los ojos fijos en su propio teléfono.
—¿Cómo se llama?
—Ida.
Tony firmó el cuaderno y lo devolvió.
—Mis mejores deseos —le dijo al chico—. Oh, y un consejo de expertos… —bajó la voz—. Para la próxima vez, llévala a comer a Panera.
El chico, todavía impactado, murmuró algo ininteligible y se fue. Tony regresó sus ojos a Peter, quien estaba comiéndose su emparedado con un aire de concentración similar al de la chica llamada Ida.
—¿Esto te pasa mucho? —preguntó eventualmente.
—Síp.
—Vaya.
—Vaya. —El chico estaba mirando alrededor del lobby de las nuevas instalaciones con asombro mal disimulado—. ¿Y aquí es donde tú…? ¿Donde todos ustedes…?
—Síp.
Peter soltó un largo silbido.
—¿Y como qué…? ¿Qué tienen aquí dentro? Quiero decir, he leído cosas, pero todo lo que está en internet es muy inconcluso y vago, y yo sólo… ¡Diablos, esto es tan genial!
Tony sonrió mucho ante el entusiasmo desatado del chico.
—¿Quieres ver los laboratorios para empezar?
—Demonios, sí.
A petición de Tony, Peter había traído consigo su traje. Tony estiró una de las piernas entre sus manos y observó cómo la luz se filtraba a través de la licra.
—Juro que lo lavé anoche —dijo Peter. El chico estaba sentado en la encimera junto al fregadero; tenía la camisa desfajada y algunos de los botones superiores abiertos.
—Te das cuenta de que esto no es mucha protección para ti, ¿cierto? —dijo Tony. Peter asintió.
—Fue lo mejor que pude conseguir —dijo—. Quiero decir, me encantaría usar algo de fibra de carbono Kevlar, pero tengo que ser capaz de moverme…
—… Y de ir de un lugar a otro a tu modo arácnido —finalizó Tony—. Por cierto, ¿lo hiciste tú mismo?
—No, lo compré en una barata posterior a la noche de Halloween —ironizó Peter con los ojos en blanco—. Sí, yo lo hice.
—Tengo que decirlo: estas son unas muy buenas puntadas. Coses inusualmente bien.
Peter se encogió de hombros.
—Habilidades de niño pobre. May y yo siempre estamos arreglando nuestra ropa. Cuando la gente se da cuenta de eso, a veces suele decirme lo marica que soy, pero es lo que hay.
—¿Y eso no te molesta?
Peter hizo un buen intento de poner expresión de chico rudo.
—¿No te parece que soy de cuero duro?
Tony sonrió, más para él mismo que para el chico, y continuó estirando el traje.
—Al Capi le habrías caído bien —dijo. Parte del tobillo del traje ya estaba deshilachándose.
Cuando Peter habló de nuevo, sonaba más dubitativo.
—Si no te molesta que te pregunte… ¿Qué fue lo que pasó? Ustedes tenían el mundo a sus pies y de pronto…
Tony gimió, puso el traje en la mesa del laboratorio y se apoyó contra ella de brazos cruzados.
—Básicamente, mucho ego y no suficiente cerebro —respondió—. Todos la jodimos en diferentes niveles. —No se sentía con ganas de añadir la parte donde Steve había mandado todo al diablo por el hombre que había asesinado a sus padres. El chico no necesitaba saber eso—. Que esto sea una lección para ti —agregó, tratando de aligerar las cosas—. El trabajo en equipo es difícil.
—Entonces… —dijo Peter haciendo muecas—. ¿Quién es realmente un Avenger ahora?
—Esa es una buena pregunta, y cuando tenga la respuesta, tú serás el primero en saberla. —Picoteó la delgada tela del traje de Peter—. Cambiando de tema: cuando andas ahí afuera atrapando villanos, ¿qué es usualmente lo que ellos cargan? —Peter lo miró perplejo, arqueando las cejas y abriendo mucho los ojos: un gesto que se estaba volviendo rápidamente familiar—. ¿Usan los puños, disparan AK-47 al aire, o qué?
—¿Mm? Oh, traen de todo, eso creo.
Tony se le quedó viendo, frunciendo el ceño un poco ante la actitud indiferente del chico pero sin decirle nada al respecto. Era altamente improbable que Peter escuchara cualquier consejo de precaución que Tony pudiera darle.
—De acuerdo —dijo Tony finalmente—. ¿Crees que puedes aguantarte de salvar al mundo durante una semana más o menos, mientras yo te remiendo esto un poco?
Peter inclinó un poco la cabeza hacia un lado.
—Define "remiendo".
—¿Le dirías que no a un traje anti-balas?
—¡¿En serio?! —Peter lucía como si le acabaran de informar que ese año la Navidad caería en su cumpleaños—. ¿Así como, quieres decir, anti-balas anti-balas? Caray. ¿Tienes alguna idea de cómo hacerlo? —añadió—. Porque, ya sabrás, yo amo las ciencias… y, quiero decir, no quiero que tú creas que sólo estoy aprovechándome de ti y de tus recursos… Me encantaría ayudarte…
Tony hizo una seña con la mano y el chico bajó de un salto de la encimera para unirse a él.
—Echa un vistazo, joven padawan —le dijo. Levantó una de las piernas del traje—. Esto es… ¿qué, licra, poliéster? —Peter asintió atento—. Estoy pensando que puede existir una manera de que podamos reforzar esto con titanio o con algo parecido. Y todavía encontrar un modo de conservarlo liviano para que no pierdas tu capacidad de balancearte entre edificios. —Tony se encogió de hombros—. Todo son conjeturas, y continúa siendo un tanto impreciso, pero me las averiguaré. Lástima que Rogers se llevó consigo todo el vibranium cuando huyó para follar con su novio, o lo que sea que esté haciendo por estos días…
Lo último lo había dicho en voz baja más para él mismo, pero el chico claramente lo había escuchado porque levantó la cabeza de golpe.
—Espera… ¿Acabas de…?... ¿El Capitán América es gay? —preguntó Peter. En su cara había mucho más deleite que incredulidad. Sintiéndose divertido por alguna razón, Tony arqueó una ceja.
—Se encuentra en algún punto intermedio, así es.
—¡¿Estás diciéndome que el Capitán América… El Capitán América… es homosexual?!
Tony le dio una gran sonrisa alegre.
—¿Te sientes bien?
Peter tomó un banco y se sentó encima con los ojos muy abiertos.
—Es sólo que no tenía idea de que… Bueno, es que, quiero decir, sé que tú saliste del armario hace años, ¡pero no sabía que había más Avengers que eran gay!
—Bueno —le recordó Tony—, Avengers es un término muy subjetivo por estos días.
—Sí, de acuerdo, pero, ¿hay más?
—Vamos a decir que eso no queda afuera del reino de las posibilidades —dijo Tony y sonrió más—. ¿Qué sucede? —preguntó cuando vio que Peter se ponía rojo.
—No lo sé… —El chico se pasó una mano a través del cabello en un gesto que delataba timidez—. Es sólo, que… Desde que comencé a hacer esto, yo estaba como de, oh, yo podría llegar a ser un Avenger algún día, pero qué mal que voy a ser el único rarito ahí, pero ahora, es sencillamente… Vaya. —Antes de que Tony pudiera encontrar qué decir ante eso, Peter añadió—: Y alguna vez han existido, ya sabes, no lo sé… ¿relaciones entre miembros de los Avengers?
Tony inclinó la cabeza hacia un lado y entrecerró los ojos mientras reflexionaba en cómo responder a eso.
—¿De dónde sacaste la idea? —preguntó al final. Peter se encogió de hombros.
—No lo sé. Quiero decir, ¿sabes? La gente hace bromas acerca de ti y del Capitán. Todo el tiempo.
Tony se aclaró la garganta y echó los hombros hacia atrás.
—Sí. Soy consciente de ello.
Aquel extraño y bromista artículo publicado por Buzzfeed acerca de su bromance o como fuera que los chicos de ahora le llamasen, era una cosa. Pero alguien (Tony sospechaba de Clint) había impreso el artículo y lo había pegado en la puerta del refrigerador, completándolo con corazones pintados con plumón de gel metálico. Todos ellos se habían reído mucho del asunto. Pero otro artículo publicado por el mismo tabloide hacía apenas una semana con el encabezado proclamando "PELEA ENTRE AMANTES" en color rosa neón, había sido demasiado y demasiado pronto. Si Pepper hubiese estado ahí, ella se habría puesto en contacto discretamente con el periodicucho en cuestión para obligarlos a alterar aquel titular. Pero como no era así, Tony lo dejó pasar.
Mentalmente espantó las nubes de tormenta y soltó un bufido.
—Confía en mí, Peter. Todos ellos se ven geniales en las fotografías, pero son una banda de cabrones cuando ya los conoces bien. Toma por ejemplo a Black Widow. Gran mujer, gran adición al equipo y todo, pero tenía el hábito de mirar los videos de las cámaras de seguridad por pura diversión, y después de un tiempo las cosas se pusieron realmente orwellianas, algo así como "El Gran Hermano te está observando y juzgando".
—Oh —dijo Peter y asintió lentamente, como digiriendo el dato—. Es raro escuchar estas cosas de tu gente favorita —explicó—. Aunque Black Widow no es… no era… mi favorita. Quiero decir, es grandiosa, pero…
—¿Puedo preguntar quién era?
—Hulk —dijo Peter inmediatamente—. Por la radiación. Me siento identificado con él.
—Puedo apostarlo —dijo Tony. Otro amigo que se había marchado.
Se quedaron ahí sentados en silencio durante un rato. Entonces Tony miró hacia el reloj digital que estaba en la pared. Las 2:55. Le dio una palmada a la encimera.
—Muy bien, chico araña. Mejor te llevo de regreso a tu casa antes de que tu tía comience a llamar a la policía.
Peter se puso de pie y se estiró.
—Oye… ¿crees que podrías usar un carro un poco menos llamativo? —preguntó. Tony lo miró e hizo un gesto de fingida ofensa.
—¿Tienes algún problema con mi vehículo, Parker?
—No, es genial, realmente genial —dijo Peter rápidamente—. Es sólo que no quiero que la gente comience a preguntarse por qué Iron Man está paseándome en su auto por todos lados. Quiero continuar anónimo.
Tony lo miró durante un momento.
—Estás un poco paranoico, ¿sabías? —dijo finalmente. El chico no lo vio a los ojos; en vez de eso, se puso a juguetear con una de las piernas de su traje y se mordió el labio. Al final, asintió de mala gana. Con su cara inclinada de aquella manera, de repente era mucho más fácil notar las grandes ojeras que traía y un gran rasguño en la sien, apenas oculto debajo del pelo. Algo se contrajo en el pecho de Tony y, después de un momento, éste reconoció el sentimiento de saberse culpable por algo.
—Tomaremos un taxi, ¿te parece bien? —dijo.
Peter asintió de nuevo.
—Sí, gracias.
Iban rumbo a la puerta cuando de pronto el chico se detuvo en seco.
—¿Qué? —preguntó Tony.
—Es que… Se siente raro. Irme sin él. Me siento un tanto… expuesto.
Tony levantó una mano para tomar el hombro de Peter, pero lo pensó mejor y solamente se cruzó de brazos antes de recargarse contra el marco de la puerta.
—No necesitas un traje para hacer del mundo un lugar mejor, chico —le dijo.
—No —respondió Peter—, pero gracias a él es millones de veces más sencillo. —Suspiró y se mordisqueó el labio inferior—. Si algo malo pasa cuando tú pudiste haberlo parado…
—Sí, y pensar de ese modo va a volverte loco. No puedes estar en todos los sitios a la vez, Peter.
Peter no respondió. Clavó los ojos en el suelo y Tony reconoció la expresión de alguien que está sumergiéndose en un mal recuerdo y quedándose perdido ahí. Tentativamente, tocó el hombro del joven. Peter pegó un leve brinco y elevó su mirada hacia él.
—¿Estás bien, chico?
Peter asintió.
—Sí. Es sólo que… Um… Sí, estoy bien.
Tony lo observó durante un largo momento con el ceño fruncido. Entonces asintió.
—Vamos. —Le despeinó el cabello y bufó de risa cuando Peter se agachó para evitar su mano, poniéndose rojo de nuevo—. Vamos a llevarte a casa.
El trayecto en el taxi se mantuvo mayormente en silencio. Peter iba observando los edificios que pasaban y Tony fingía leer mensajes de texto que había recibido hacía días. Varios eran de Rhodey, y uno, de entre toda la gente, de Pepper. "Llámame si necesitas hablar", decía. Sí, cómo no. Eso no iba a pasar. No iba a arrastrarla de regreso a aquel desastre.
El taxi llegó a los apartamentos y se estacionó. Tony miró al chico insistir en dejarle propina al conductor, casi vaciando totalmente sus bolsillos. Mientras Peter salía del carro, Tony se inclinó hacia él.
—Oye, tú.
Peter se giró a verlo, los ojos muy abiertos con expectación.
—¿Sí, señor Stark?
—¿Cómo has estado durmiendo?
El chico frunció el ceño durante un segundo con confusión, y entonces se encogió de hombros.
—¿Bien? —dijo al final después de esperar demasiado tiempo, y entonces se encaminó a través del estacionamiento con dirección a las grandes puertas dobles del edificio de apartamentos. Tony se apoyó contra el asiento del taxi y suspiró.
Reconocía a un mentiroso cuando lo tenía frente a él.
nota:
esto es una traducción de un fic actualmente en proceso. Al momento, hay 12 capítulos publicados de 26 que la autora ha prometido que tendrá.
¡Gracias por leer!