Capítulo 1: Pero es realmente frustrante.


En el país de Aridnea, si no poseías el suficiente dinero como para pagar los impuestos que imponía el reino eras condenado a ser un schiavu de por vida. Esta era la situación que sufrían a diario miles de personas y que nunca podría cambiar.

Pero ser un schiavu tenía un solo beneficio; si un noble te compraba, tendrías asegurado el poder vivir con toda clase de lujos. Claro está, solo si tu dueño era una persona benevolente.

Básicamente eras escoria. Basura, un animal con el que podían hacer todo lo que quieran contigo. Un sin futuro condenado al sufrimiento y sin poder hacer algo para erradicar tu destino.

Habían cuatro clases sociales llenas de injusticia. Desde lo más bajo con los schiavus, hasta lo más alto con los reyes. La nobleza era la segunda más importante y luego le seguía la clase media. Cualquiera podía comprar un schiavu y tratarlo como una mascota, humillarle e incluso usarle como objeto sexual. Una vez que dejabas de pagar los impuestos del reino, tallaban una X en tu mano derecha y eras eternamente condenado a pertenecer a la clase más baja.

[…]

POV Midoriya Izuku

Estaba realmente emocionado; había llegado el día en el que conocería a mi futuro schiavu.

Le juré a mi madre que sería un hombre con un corazón amable y cálido; le juré que haría todo lo que estuviera en mis manos para proteger a aquel schiavu. Ellos sufrían por injusticias y lo único que me era posible hacer era brindarle un hogar digno; ser su familia.

Lo aprendí de Toshinori Yagi, mi ejemplo a seguir. Aquel señor de clase media dio su vida por un schiavu y sacrificó todo lo que tenía por hacerlo feliz.

Y si fuese necesario... yo haría lo mismo.

—¡Midoriya! —la voz de Iida me sacó de mis pensamientos.

Cierto. Era el momento de reunirme con mis compañeros que hoy también comprarían a un clase baja. Estuvimos esperando este momento por mucho tiempo ya que solo podíamos hacerlo al cumplir la mayoría de edad.

—¡Ya voy! —exclamé cogiendo velozmente mi cartera y saliendo de casa.

—¡Has tardado mucho! —Uraraka se quejó; al parecer llevaban bastante tiempo esperándome.

—Lo siento...

—Tenemos que darnos prisa o se llevarán a los mejores schiavus —informó Yaoyorozu mientras se adelantaba.

—¡Dicen que hay nuevos en el mercado! —añadió Kirishima con una sonrisa.

Estaba realmente emocionado. Mi propio schiavu... mi nueva familia.

La muerte de mi madre me había afectado demasiado, pero cuando conocí a mis nuevos compañeros todo cambió. Aunque... nada podría llenar ese vacío de vivir solo.

Pero saber que habría una persona que me acompañaría por el resto de mi vida me hacía feliz. Por eso seguí adelante buscando la manera de ganar el suficiente dinero para pagar los impuestos del reino y así, aunque no tuviera nada para comer, ahorraría también para este día: comprar un schiavu.

He de admitir que también tuve la suerte de encontrar trabajo en una herrería. De lo contrario, estaría en la misma situación que los de clase baja.

—¡Oye, Midoriya! —esta vez fue la voz de Kirishima la que volvió a sacarme de mis recuerdos.

—¿Eh? ¿Ya hemos llegado? —miré a mi alrededor y pude darme cuenta de que ya nos encontrábamos en el mercado central.

—¿Ocurre algo? Te veo demasiado pensativo —preguntó Uraraka mientras se dirigía hacia el puesto de ventas.

—Ah, tranquila —respondí—, no es nada.

[…]

POV Kaminari Denki

Basura, escoria, animales inútiles sin nada para poder cambiarlo. Eso era lo que la gente nos consideraba... y era frustrante.

—Al parecer hoy es el día en el que nos van a comprar... —dijo Jirou un tanto deprimida.

—Seguro que son amables —animó Asui con una sonrisa.

—Pero es realmente frustrante —agregué suspirando al pensar en todo lo que podría ocurrirnos.

Jirou, Asui y yo estábamos condenados a este destino desde que nacimos, pero Bakugou y Todoroki no. Ellos podían haber optado por el camino fácil, pero aún así lo rechazaron. Se independizaron y cayeron en la miseria de ser un schiavu.

—Todoroki, tú podías haber sido de la realeza —dijo la joven de cabello verde.

—Prefiero ser un schiavu de por vida que haber seguido el camino de mi padre —respondió con cierto odio en sus palabras.

—¿Y Bakugou? —añadió Jirou.

—Ah, ese es un rebelde amargado —comenté—, no es de extrañar que se haya independizado.

—¡¿QUÉ ME HAS DICHO QUE SOY?!

—¿Lo veis?

Pero en ese momento un grito interrumpió nuestra conversación.

—¡Quiero esa, quiero esa! —se pudo escuchar la voz de una chica desde arriba.

A los schiavus jóvenes nos mantenían encerrados en un calabozo sin poder hacer nada.

Lo único bueno era que los nobles se interesaban más por los de dieciocho años como nosotros. Lo malo era que si te compraba una persona cruel, tu vida quedaría más arruinada de lo que ya está.

Los que nos vendían poseían fotos de cada uno de nosotros con el fin de enseñárselas a los compradores para que pudieran elegir sin problemas.

—¡Tsuyu Asui, un clase media requiere de ti! —informó uno de los vendedores.

Ella sería la primera en marcharse. En ese momento, lo único que deseábamos los demás era que su dueño fuese una buena persona.

—Parece que me iré primero —dijo con una sonrisa fingiendo que no estaba asustada.

Pero todos lo sabíamos. ¿Quién no estaría asustado en un momento así?

Habíamos escuchado historias sobre nobles y clases medias crueles y despiadados; historias trágicas y dolorosas sobre maltratos hacia los schiavus.

Ninguno sabía el futuro que le deparaba.

Por eso teníamos miedo.

[…]