Antes de comenzar esté capítulo me gustaría disculparme. Sé que tengo más de un año sin actualizar y el motivo es porque me he quedado sin la creatividad para terminar está historia. Bueno, en realidad tenía un final, pero perdí mi cuaderno y ya no encontré un final digno para esto. Espero que estos capítulos que estoy por publicar ayuden un poco, y por favor, no maten a la autora, es ficción.

Esta obra es original al igual que algunos personajes, lo demás es propiedad de J.K. Rowling.

• • • •

—¿Charles?.–

La voz de Hermione se iba apagando al igual que su vista, Charles, el sobrino de Ron había lanzado un hechizo que dormiría a Hermione por completo, acto seguido, la dejó caer en el suelo, espero unos 10 minutos para que el hechizo hiciera efecto, la rodeó, con la punta del pie le dio una patada al codo muy leve y cuando por fin se dio cuenta que estaba en un profundo sueño, sacó un reloj colgante, tomó la mano de ella y desapareció, el reloj era un traslador que Ron le había obsequiado.

Llegaron a la que era la antigua casa de Hermione y de Ron, claramente había cambios muy notorios y le sería muy difícil a ella reconocer lo que un día fue su hogar, varios elfos se acercaron a ambos cuando se aparecieron.

—Joven Weasley.– anunció un elfo mayor.

El muchacho se paró, aplacó las arrugas de su saco y guardó el reloj.

—Llévela a la habitación, sin despertarla.—

—Como el joven diga.–

El elfo hizo un ademán a otros 5 elfos más quienes se acercaron de inmediato para cargar a Hermione sobre sus hombros y llevarla a la habitación, podían a ver usado Magia, pero Ron les había restringido su uso solo para labores de doméstica.

Charles, pasó su lengua por los dientes y giró sobre sus talones para ir al despacho de su tío, pronto debía de volver al colegio para así no levantar sospechas.

—Adelante Charles.– y pasó. —¿Cómo te ha ido?.–

—Estupendo tío, no sospecho nada al comienzo, y la acabo de mandar a la habitación.–

—Excelente Charles.–

—¿Qué sucederá con ellas? ¿Con la señora Malfoy y Hermione?.–

—A Malfoy es más que obvio que la mataré, ya vivió mucho tiempo ¿no crees?.– su sobrino trago saliva al escuchar dicha confesión. —Y a Hermione, sería bueno lanzarle un obliviate y mudarnos lejos de aquí.–

—¿Y Alex?.–

—Suenas preocupado sobrino mío, tranquilo, no habrá nada de descendencia Granger, te lo prometo, nadie sabrá de esto ¿verdad?.–

Charles acarició el puente de su nariz y respiró hondo, levantó la cabeza y asintió, Ron sonrió, se levantó de su lugar para acercarse a él y darle un fuerte abrazo.

—Eres tan valiente como yo y por eso, te admiro.– Charles solo sonrió flojo. Ron miró el reloj pegado a la pared. —Deberías volver lo más pronto posible.–

—Claro tío.– en una oportunidad, Charles se levantó y se acercó a la chimenea, tomó polvos flu y estaba a punto de decir su destino, cuando su tío le llamo una última vez.

—¿Verdad que no me traicionarías, Charlie?.–

—No tío.– dijo el muchacho sin emoción.

—Muy bien, porque bien sabes que te puedo hundir, y sería una decepción que un muchacho de 15 años haya sido cómplice de terribles actos.–

—Lo sé, tío.– Ron soltó una carcajada.

—Ya vete, que se te hará tarde.–

Sin despedirse ni nada, lanzó los polvos al piso y dijo firme a donde quería ir, mínimo allí se sentía seguro o eso debía creer.

Ron se giró hacía el retrato de un hombre barbudo, de cabellos blancos y ojos en ese momento rojos.

—Quiero que vigiles a Charles y me anuncies de toda actividad que haga, no me está dando buena espina.– le habló al retrato.

—Como usted diga, amo.–

Y el retrato se dio la vuelta y camino hacía la nada desvaneciéndose poco a poco.

[ • • • ]

Charles llegó a una chimenea alejada del castillo, tomó su túnica y salió de aquel lugar. Camino unos cuantos pasos hasta bajar por las escaleras que iban directo al Comedor, fue allí donde se encontró con Alex.

—¿Dónde te habías metido? Madame Mim estaba preguntando por ti, se me acabaron las excusas.– le dio un golpecito en el hombro.

—Creo que algo del desayuno no me cayó muy bien. Salí a tomar aire y me quedé dormido debajo de un árbol.–

—Vaya, esa sí que no me la esperaba, ¿no quieres ir a la enfermería?.–

—Para nada, vayamos a cenar algo.–

Los dos muchachos bajaron por las escaleras hasta el comedor, varias chicas de años más bajos que ellos miraban con ojos de amor a Alex, Alex por su parte no dejaba de hablar co Charles quien lucía incómodo y hasta cierto modo insoportable por el hecho de escuchar a niñas bobas suspirar por su amigo.

—Hola Charles, ¿Todo bien?.– una castaña de cabello sujeto y mejillas rosadas se acercaba a sentarse a su lado, Charles solo le sonrió sin ganas y Alex golpeó su brazo.

Recibieron un exquisito banquete por parte del colegio, Charles no podía ingerir nada, no después de lo que le había hecho a la madre de su mejor amigo y más en pensar en el camino que tendría, vio a Alex una vez más y lo vio de lo más normal, platicando con la chica que había saludado anteriormente a Charles, Sofía Clark y con otro chico que estaba frente a ellos, Bruce Potts, luego de estar en medio de la platica, Charles decidió levantarse de su lugar.

—¿A dónde vas?.– habló Alex.

—Estoy cansado.–

—Espera.– se despidió de los de la mesa y se acercó a Charles. —Igual yo, vamos.–

Los dos salieron del comedor rumbo a la sala común, subieron un par de escaleras y por fin llegaron a su destino. Alex lo notaba muy raro.

—¿Qué te pasa Charles? Te conozco.–

—Nada, estoy bien.–

—¿Seguro? Oye, sino quieres decirme está bien pero quiero que sepas que estoy aquí para ayudarte.–

—¿Te suena el nombre Draco Malfoy?.–

—No.– encogió los hombros. —¿Por qué?.–

—Deberías quitarte el hechizo de colorante de cabello porque aun así luces igual que él.–

Fue lo ultimo que dijo Charles dejando a Alex confundido en la sala, giró a su derecha y se acercó al espejo, se acarició su cabello y llamó su atención las mechas platinas que tenía, antes eran doradas, ahora estaban platinas, subió de inmediato al baño y metió la cabeza debajo de la regadera, agarro un poco de shampoo y comenzó a tallar su cabeza, pero no salía el color y Alex se estaba desesperando, una vez más se miró al espejo y no encontraba el hechizo para revertirlo. Hizo muchos intentos, hasta que dio con uno, de pronto su cabello se iba haciendo color platino, su piel más blanca, las pecas iban perdiendo su color original para obtener un color más claro que el obscuro. El Alex que estaba en el espejo era otro, los ojos se le estaban cristalizando, si sabía quién era Draco Malfoy, el padre de Charlotte, y seguramente, su padre. Alex gritó a la imagen del espejo, gritó hasta sacar su coraje, un coraje que le tenía a ambos, a su madre y Draco Malfoy, no era posible que su madre le guardará un secreto tan cruel por 15 años, no era posible que Draco no lo buscará y no le había reconocido anteriormente. Bien lo decía su madre, su padre los abandonó.

¿Y cómo lo sabía Charles? Salió como alma que lleva el diablo del baño, se dirigió a la habitación de su amigo y sin presentarse ni nada, abrió la puerta y lo vio plácidamente, acostado en su cama.

—¿QUÉ MÁS SABES?.– lo sacudió de la cama.

Charles, abrió los ojos de terror pero al ver quien era, se relajó.

—Solo sé eso.– se dio media vuelta en la cama dándole la espalda, acto que hizo enfurecer a Alex.

—Jamás me des la espalda y que sea la última vez que lo hagas.– lo jaló bruscamente del hombro para que el pelirrojo lo mirará.

—¿O qué?.– arrastró las palabras, Alex solo camino hacia atrás sin dejar de ver con asombro al que alguna vez creyó que era su mejor amigo, como todo hombre, se limpió la cara con la manga de la túnica y salió del lugar, varios de sus compañeros miraron la escena atónitos pero ninguno se atrevió a preguntar.

[ • • • ]