Disclaimer: HTTYD no me pertenece sólo es para fines de diversión.
EL HERRERO Y LA BESTIA
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Prólogo.
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Había una vez…
En una solitaria isla sin nombre habitaban varias criaturas de diferentes especies que coexistían en armonía con la naturaleza.
Entre estos, se encontraban los Dragones; quienes de variados tamaños, colores y habilidades, eran los que más predominaban y que cubrían gran parte de la tierra así como las aguas de los alrededores, solían ser pasivos y tranquilos, aunque nunca faltaba un desenfrenado dragón que buscara problemas al igual que otras de las criaturas habitantes de la isla; tales como hadas y trolles que vivían en los árboles más altos y extensos jardines de flores, osos de las praderas, los lobos de las zonas rocosas, así como pequeños animales como conejos, liebres entre otros; siendo las más extrañas los fantasmas y espíritus de la naturaleza que merodeaban por doquier.
Todos los habitantes vivían en paz dentro de lo que cabía, como todo en la naturaleza solía haber criaturas territoriales, peligrosas y predadores, sin embargo vivían bajo la ley del equilibrio y el ciclo de la vida.
Esas leyes eran de suma importancia para la mayor parte de las criaturas (en especial para los dragones), ya que esta enseñanza venía por parte de una deidad llamada Amaru, un ser mágico con forma de un dragón serpiente, del cual las leyendas decían era el dios de la naturaleza.
Según las leyendas, Amaru se había sumido en un sueño profundo después de crear la isla, y sólo el clamor de su creación podría volver a despertarlo, mitos que pasaron de generación en generación y que pronto se convirtieron sólo en leyendas.
Los habitantes aun así eran temerosos a lo desconocido por lo que preferían vivir de acuerdo a las leyes de sus antepasados, hasta una nueva era: cuando la mano del hombre alcanzó su hogar.
Un día, toda una embarcación de navíos llegó a la isla, con hombres bárbaros que comenzaron a destruir todo a su paso y quienes acompañados de sus mujeres e hijos, que eran iguales de destructivos, no se contuvieron para matar a cuanta criatura inocente se les cruzara o que inútilmente tratara de lidiar o pelear contra ellos (los dragones).
El líder del grupo, conocido por su apellido "Hofferson" era el más sádico de todos. Se autoproclamó rey de la isla, la cual llamó "Nomen"; y edificó su reinado en el centro donde construyó un gran castillo, sus súbditos, se establecieron en los alrededores, despojando así cientos de criaturas de sus hogares y sus vidas.
Los dragones fueron los más afectados; debido a su gran persistencia y rechazo hacia los humanos, se convirtieron en una especie de obsesión para los bárbaros, quienes al verse desafiados por estos, crearon fiestas y ceremonias que incluían cacerías de dragones, la más importante: la cacería del solsticio de la primavera, que conllevaba a mandar a su gente más joven a iniciarse en el ámbito de la cacería y el asesinato; estas festividades poco a poco obligó a los dragones a esconderse en lo más recóndito de la isla; muchos se fueron y jamás volvieron, otros por orgullosos seguían ahí, y otros no podían ni querían irse, era el único hogar que conocían y lo único que tenían en el mundo, así como las demás criaturas que no tenían escapatoria, y que rogaban día a día por una salvación.
Un clamor que no que no se escuchó hasta 6 generaciones después…
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Capítulo 1.
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El origen de la bestia
Parte I
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La gente corría acelerada por los largos pasillos de mármol del gran castillo, abriendo cuanta ventanilla hubiera para iluminar el recorrido por donde su rey pasaba en compañía de sus súbditos.
El rey con una expresión molesta en su rostro, caminaba de manera erguida y con los brazos detrás de la espalda, escuchando atentamente los cuchicheos de sus consejeros.
—Ha mostrado gran talento rey Hofferson, creo que está más que lista para la cacería del solsticio de primavera.
—Eso yo lo decidiré. — expresó con molestia.
—Exacto, ya que sus habilidades no le quita el hecho de que sea una mujer. — comentó su vasallo más allegado con malicia, un hombre alto y de cabello llamado Lennart.
El rey gruñó al escucharlo más no lo contradijo, sólo aceleró el paso mientras se tragaba su coraje pues había mucha verdad en su comentario.
De cinco generaciones de varones a él le había tocado tener una primogénita mujer. Y por los dioses, que había querido matar a su hija desde su nacimiento para cubrir tal deshonra, pero su padre, Hofferson IV, había cometido el más grande femicidio jamás visto, al conceder a sus bárbaros el asesinato de las primogénitas mujeres si no les parecía lo que la naturaleza les había regalado; lo cual ocasionó que la población de féminas en el pueblo disminuyera considerablemente, y como hombres que eran, tenían que satisfacer sus necesidades, además de que necesitaban a las mujeres para traer a sus herederos; lamentablemente la que había escogido para tal tarea lo había deshonrado teniendo una niña.
Su hija, una niña que con el paso del tiempo fue adquiriendo la belleza que el pueblo solía decir que era la herencia de los Hofferson; ojos azules como el cielo, cabello dorado, tez aperlada, así como una increíble fuerza y destreza. Una heredera que a sus 8 años se preparaba para honrar a su padre con su primera cacería.
La cacería del solsticio de primavera: el día en que los niños, (generalmente varones de entre 8 a 15 años de edad), se embarcan en una travesía en lo más profundo del bosque para cazar un dragón joven, cortar una extremidad de este (preferentemente la cabeza) y presentarla ante el rey. Entre más grande fuera la extremidad, más joven fuera el cazador y más rápido lo hiciera, era más honor el que llevaba a su familia. Debido a eso el rey se veía obligado a que su hija cumpliera con tal tradición como lo habían hecho sus antepasados a la misma edad, más sin embargo por el hecho de que ella era una niña lo hacía dudar de sobremanera, pero no tenía opción, no tenía más hijos que ella, sólo esperaba que no lo dejara en vergüenza.
—Y hablando de la susodicha… véanla.
El rey despertó de sus pensamientos al escuchar la voz de Lennart, habían llegado al salón de entrenamiento, donde dos chiquillas rubias eran el centro de atención ya que estaban en medio de una batalla de espadas de madera.
—¿Quién es esa? —señaló Hofferson con molestia a la niña que combatía con su hija.
—Es Ruffnut Thorton de 7 años… la hija de los bufones Thorton… esos que tuvieron hijos de manera simultánea. —contestó Spitelout, otro de sus súbditos y quien miraba a su hijo Snotlout de 9 años siendo sólo porrista de las dos niñas junto con el gemelo bufón.
—Me exaspera esa familia. —escupió Lennart a un lado viendo a su hijo Lenny de 12 años que sólo estaba atento a la pelea.
—Son buenas personas. —comentó el vasallo más tranquilo de todos, un hombre enorme y regordete, quien también buscó con la mirada a su hijo Fishlegs de 10 años de edad.
—Y parece ser que esa chiquilla tiene más agallas que el resto de los niños presentes. —se burló Hofferson. — ¿Acaso esos bufones piensan soltar a su copias al bosques para el solsticio del año entrante?
—Por supuesto que no mi rey, el honor de hacerlo a temprana edad sólo se lo dejamos a los Hofferson, por eso le había pedido a mi hijo que esperara al menos a que cumpliera los 12 años. —halagó falsamente Lennart
—O más bien creo que para opacar la cacería de la princesa. —insinuó Spitelout disimuladamente.
El acusado no pudo evitar esbozar una sonrisita burlona que fue notada por Hofferson; era algo que esperaba el rey, sabía lo ambicioso que era su súbdito.
—No importa si es mayor o no, creo que la princesa como quiera sobresale de todos los demás niños. —comentó Ingerman. —Sólo miren.
Todos prestaron su atención a la batalla de las niñas, Astrid atacaba con ferocidad a la gemela, quien a pesar de ser un año menor era un poco más alta que su contrincante, la desventaja es que ya se estaba cansando, y los golpes que le daba su rival eran certeros.
Con un feroz grito, la hija de Hofferson le dio su golpe final con el que rompió la espada de la niña y la empujó agresivamente al suelo.
— ¡Estás muerta! —sentenció la princesa a la caída gemela.
— ¿Muerta? Eso es genial. —se incorporó la agotada Ruffnut con una sonrisa.
Astrid suavizó su fiera mirada y le sonrió de vuelta, para después tenderle la mano para ayudarla a levantarse.
—Gran pelea, vas mejorando.
—¡¿En serio?! ¡Gracias As...
Sin embargo el momento amistoso se acabó debido a los ruidosos carraspeos del rey.
— ¡Su majestad!
Todos los niños presentes se levantaron de sus asientos e inclinaron sus cabezas con respeto, incluida la misma Astrid.
—Veo que entrenas desde temprano. —dijo el mayor de los Hofferson.
Tomando aquello como el inicio de una conversación, Astrid se irguió para ver a los ojos de su progenitor.
—Así es padre, el solsticio se acerca… debo prepararme para traer honor a nuestra familia.
Spitelout e Ingerman sintieron admiración por la valentía de la niña, Lennart la vio con repulsión, mientras que Hofferson permaneció neutral a los esfuerzos de su hija, y procuraba no verla con la misma repulsión que su vasallo.
—¿y crees que pelear con la hija de los bufones te hará una buena cazadora?
Astrid ahogó un grito al igual que los gemelos que seguían inclinados, mientras que Lenny y su padre dejaron escapar una risita.
—Padre…
—Pelea…
—¿Qué?
—¡Lenny!
El burlón niño de cabello de moja rubia se paralizó con el llamado de su rey, pero rápidamente se irguió obediente.
—Quiero que peleen. —ordenó Hofferson.
Boquiabiertos, Spitelout e Ingerman no sabía que pretendía su rey, mientras que Lennart lo tomó como un desafío, así que con un movimiento de cabeza le ordenó mentalmente a su hijo acabar con la pretenciosa princesa.
Astrid no sabía que tramaba su padre, pero obedeció, (como siempre), dejó la espada y cambió su arma por un hacha doble de madera, mientras que Lenny tomó una maza del mismo material.
Los demás niños salieron de la zona de combate, expectantes de la pelea, porque si algo sabían ellos, es que Lenny era más alto y probablemente más fuerte que ella.
— ¡Comiencen! —ordenó el rey.
Lenny no perdió el tiempo y empuñó la maza contra su contrincante que lo repeló tambaleante; esta se zafó con un empuje y fue su turno para atacar, aunque la diferencia de altura hacía que se le dificultara un poco maniobrar.
—Estás tan enana. Eres como un conejito gruñón. —dijo voz lastimera y en lo que repelaba su ataque la empujó oprimiendo su cabeza para tirarla al suelo.
La hija de Hofferson enrojeció del coraje y de vergüenza, no quería ni ver a su padre. Pero le demostraría que podía, así que con gran determinación se levantó para continuar con la pelea.
—Enana no te rindes, creo que más bien eres como esos trolles miedosos del bosque…
— ¡Acaba con ella Leny! —animaba de lejos el emocionado Lennart, mientras que Hofferson se trituraba los dientes del coraje.
— No eres tan fuerte como presumes. —siguió el niño con sus burlas, animado aun más con las porras de su padre.
— ¿Ah, sí? ¿Pero sabes cuál es la diferencia entre tú y yo? —detuvo Astrid sus golpes.
— ¿Cómo un metro de altura? ¡Ja!
—¡No!, que yo tengo un cerebro y tú no.
Dicho esto Astrid se lanzó a su atacante, Lenny se preparó para atacarla con un buen golpe más no esperó que Astrid se agachara para esquivarlo, para posteriormente pasar por entre sus abiertas piernas y darle un buen golpe en los bajos.
El salón de entrenamiento se enmudeció, Lennart dejó caer su mandíbula, al mismo tiempo que el enrojecido Lenny dejó caer la maza, para dejarse caer con las manos en sus partecillas que ardían por el tremendo golpazo que le dio su contrincante.
— ¡Perdiste idiota! —se burló ahora Astrid de él; y regresó orgullosa la mirada hacia donde su padre, pero este seguía neutral, como si lo que hiciera no importara.
—He visto suficiente… prepárate para el solsticio. —fue lo único que le dijo antes de darle la espalda y marcharse.
Astrid inclinó su cabeza con respeto, viendo en el último momento que Spitelout e Ingerman se fueron detrás de su padre, mientras que el atónito Lennart acudió a socorrer a su hijo, y los demás chiquillos se acercaban a ella para celebrar su victoria.
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— ¡Eso fue tan genial! Cuando lo dijiste: "Yo tengo cerebro y tú no". — imitó Tuffnut con tono de niña.
—Eso le pasa por querer pasarse de listo.
—Da igual el imbécil de Lenny, ¡irás a la cacería! Debes estar emocionada. —opinó Snotlout.
—Sí, ¿qué hay de ustedes? —preguntó Astrid mirando a su amigo y a Fishlegs.
—Mi viejo quiere que vaya hasta los 12 o 13 años. —respondió aburrido Jorgenson.
—Mi padre dice que puedo esperar a los 15 años. —dijo Fishlegs. —Aunque aquí entre "nos" creo que la verdad no quiere que vaya y sinceramente tampoco quiero, me aterra.
— ¡Ustedes que pueden y lo desperdician! —se lamentó Ruffnut.
—Cierto a nosotros nos falta mucho, mamá dice que mínimo hasta los 12 años. —continuó su hermano.
—Bueno ya llegara el momento, por lo pronto ha llegado mi momento, sólo en dos días y por fin enorgulleceré a mi padre. —dijo Astrid ensoñada.
—¿Y ya sabes qué clase de dragón quieres cazar? —preguntó interesado Fishlegs
—Lo primero que se me atraviese, que espero sea un dragón enorme, planeó llevarme su cabeza.
—Sería genial una pesadilla monstruosa. —opinó Snotlout emocionado.
—Bueno, ya lo sabrán… por lo pronto vayan a sus casas, fue un largo día y debo seguir estudiando.
Los niños se despidieron de la princesa y regresaron a sus respectivas casas, mientras que Astrid continuó su entrenamiento estudiando más sobre la guía de los dragones que había hecho su antepasado Hofferson I.
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— ¡Ay, me duele, me duele!
—Deja de llorar como una niñita. —reprendió Lennart a su adolorido hijo, quien después de varios minutos seguía retorciéndose de dolor en la cama.
—Me las pagará esa maldita mocosa. —bramó el niño, mordiendo la almohada para aminorar el dolor.
—¡Exacto!
Lennart lo reincorporó con rudeza de la cama.
—Más vale que traigas algo mejor que ella, el rey está expectante de que su pequeña deshonra no le falle, aunque no lo creas su reputación depende mucho de esta cacería y dado que no te concedió la mano de esa mocosa en matrimonio tenemos que desquitarnos y ver la manera de arrebatarles el trono.
—¿Qué dices padre? —murmuró el chiquillo sin entender.
—Que los Hofferson ya reinaron por mucho tiempo y con esa mocosa se acabó su legado, es hora que una nueva dinastía herede esta isla, así que… ¿estás conmigo o no?
El muchacho sonrió de lado.
—Claro que sí padre, haré a esa mocosa morder el polvo. —sonrió el muchacho con malicia.
Continuará.
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Espero que le haya gustado este primera capitulo, y sean bienvenidos a este nuevo long fic. Que la verdad apenas voy escribiendo y que consideré que era momento de empezar a publicar para hacerlo sobre la marcha.
Las publicaciones probablemente serán semanales, trataré de que sea así, o al menos cada dos semanas, ténganme paciencia y bueno estoy feliz de volver con una nueva idea.
13 de agosto de 2017