Hola a todos! He aquí con el final de esta historia, que ufff! Vaya que a muchos ha gustado y a mí me ha dejado rogando con no desangrarme a cada rato. Peeeeero bueno. Vamos al último capítulo, espero les guste gracias a todos por su apoyo y esperemos que sí haya Nathloe en esta temporada o en la que sigue, pero QUEREMOS NATHLOE y sin nada más qué decir… COMENZAMOS!
…
Especial 5
El uno para el otro.
Chloe había pasado un mes de distintas experiencias y emociones. Aún estaba esa guerra de pasión y poder en el Miraculous con Illustrator que era capaz de sacar de sacar sus más bajos y salvajes instintos sumergiéndola en el placer una y otra vez, terminando en una charla y algo parecido a una discusión que ambos disfrutaban. Pero también había empezado una curiosa amistad con Nathaniel, el pelirrojo era alguien agradable y de vez en cuando bromeaban en sus encuentros, a veces tomaban café, se reunían en las exposiciones de arte y aunque a veces Chloe no entendiese mucho de arte, porque casi nunca recordaba nombres o estilos, podía quedarse escuchando al cabeza de tomate, que ahora era un apodo más que un insulto, por largo rato hasta soltar algún comentario y sacarlo de quicio a propósito. Era divertido y agradable, pero una noche mientras cepillaba su cabello pensó en Nathaniel y se congeló al ver una sonrisa de tonta enamorada en el espejo... estaba en problemas.
-Déjame ver si entendí bien. Te gusta Nathaniel.- le dijo Sabrina desde el asiento de su despacho, Chloe había ido a su oficina para verla con urgencia.
-¡No! Bueno, sí yo... ¡no sé!
-Pero ¿te gusta Illustrator?
-Sí...- gruñó sonrojada y Sabrina parecía analizar todo.
-Vaya es sorpresivo.
-¿Es todo lo que dirás?
-Chloe yo creo que ni con diccionario en mano pueda definir lo asombrada que estoy al escucharte. Pero si quieres mi opinión... debes elegir.
-¿Elegir?
-No puedes tener a los dos. Y creo que la opción más lógica seria Nathaniel…
-Porque no conozco de verdad a la persona tras la máscara.- finalizó Chloe.
-Exacto, el sexo puede ser bueno pero sin nadie que pueda tener ciertos detalles y pueda estar a tu lado no importa que tan bueno sea en la cama si al final se va y te sientes sola. Solo piénsalo un poco Chloe.- justo en ese momento alguien toca a la puerta y un hombre rubio vestido de traje se asomó.
-Hola Sabrina, disculpa que te moleste pero… Oh, lo siento, no sabía que tuvieras visitas.
-¡No! No, espera.- dijo la joven algo nerviosa.- Chloe te presento a Nicholas, es un compañero mío.
-Encantada.
-Hola, ammm, te traje algo de tarta de tarta de durazno, es muy buena.
-Gracias.
-Bien, te dejo, nos vemos.- el tipo casi se machuca los dedos con la puerta y se fue, Chloe vio a su amiga con una sonrisa de lado y la ceja arqueada.
-Te contaré todo en la próxima reunión, por ahora estamos hablando de ti.
-Ajá. ¿Cocina bien?
-… Demasiado bien.- ambas se ríen y Sabrina le da un poco de tarta a Chloe guardando el resto. Chloe llevó un pedazo a su boca, sabía que Sabrina tenía razón, debía poner las cartas sobre la mesa.
Al llegar al hotel estaba exhausta, solo quería descansar y olvidarse un momento de sus problemas amorosos hasta Claudia apareció frente a ella.
-¿Dónde estabas?- dijo con clara irritación, desde que pusieron la orden de restricción en su contra Claudia parecía ahora querer saber lo que hacía Chloe.
-Que te importa.
-Chloe...- la rubia rodó los ojos.
-Con Sabrina, almorzamos juntas. ¿Es que acaso es un delito salir con mi mejor amiga?
-Esa Sabrina no me gusta.
-No te tiene que gustar. Es MI amiga, si tanto te molesta deberías salir con tus amigos, o si no tienes amigos conocer gente no te haría mal.- dijo en tono mordaz viendo la cara de irritación de la chica. Chloe aun recordaba a Selina, amiga de Claudia, rompieron su amistad debido a los constantes altibajos de Claudia hacia ella y al terminar rompieron todo lazo. Supo que Selina se había casado con el subdirector de un banco de Alemania y allí había estado hasta entonces. Gracias a ese episodio cambió su actitud para con Sabrina para no seguir tratándola como una sirvienta, sino como su amiga.
-¿A dónde vas todos los sábados Chloe?- dijo sin dejarle oportunidad de avanzar.
-Desde temprano a muchas partes.
-No te atrevas a burlarte de mí. Dime a dónde vas todas las noches.- Chloe frunció el ceño, no quería hacer un espectáculo en plena recepción.
-Como si te fuera a decir. Pero puedo decir que me la paso bien y puedo vivir mi vida sin el fantasma de Adrien Agreste sobre mi cabeza.- iba a pasarla de largo pero Claudia la detiene furiosa tomándole del brazo.
-¡No te vas hasta que hables!
-¡Me lastimas!
-¡Claudia!- la voz de su padre hace que detengan sus forcejeos.- Suelta a tu hermana- Claudia así lo hace y Chloe la miró con rabia.
-Me voy. Disfruta tu espectáculo sola Claudia.- dijo para subir al elevador. Claudia le observó furiosa pero también celosa, ¿porque su hermana estaba feliz? Debía estar igual que ella y ayudarla a convencer a su padre que ellas debían estar con los Agreste, pero no. Chloe parecía haber superado su enamoramiento y eso la enfurecía tanto que deseaba arrancar esa felicidad desde el fondo de su alma. Y haría lo posible para que sucediera.
Queen Bee no dejaba de gemir tras la mordaza, estaba en una posición indecorosa en cuatro pero sus manos estaban atadas en la cabecera de la cama por los lazos de terciopelo que usaban para las cortinas. Estaba tan profundo y sentía que la taladraba hasta el fondo como castigo por haberle dicho que era un idiota prepotente en su cara cuando lo vio ligando con otra chica. Admitía que se había puesto celosa, y hasta ignoró al tipo que intentaba ligar con ella, pero es que no quería que esa chica estuviese con él. De repente siente el ritmo de las embestidas bajar, ella quiso voltear pero se detuvo al sentir como aflojaba la mordaza, ¿se la quitaría? Eso pareció hasta que sintió que tiró de la mordaza hacia atrás arqueando su cuerpo y aumentando las estocadas. La estaba arreando como si fuese un caballo pero eso no pareció importarle al sentir el intenso bombeo en su interior. Sus gemidos se volvieron más fuertes, su cuerpo comenzó a estremecerse y como una poderosa ola que arrastra todo a su paso su orgasmo llegó haciendo gritar como una desposeída y en poco Illustrator llegó teniendo cuidado al salir y quitarse el condón. Le quitó la mordaza y la desató para voltearla e inclinarse a besar sus suaves labios. Queen se aferró a él, adoraba cuando podía tocar su piel directamente, tan pálida que contrastaba con la de ella.
-¿Estas bien?- preguntó mientras la besaba como una forma de consuelo.
-Mmm, sí...- contestó como pudo e Illustrator se dejó caer a su lado acariciando la mejilla de su rostro.
-¿Por qué eres una abejita busca pleitos? ¿Tanto me querías en la cama?- las mejillas de Queen se colorearon tras la máscara.
-No te diré nada que inflar tu ego.- el artista ríe.
-Es verdad, la única que puede inflar su ego eres tú.
-¡Oye!- le da un golpe en el pecho que le hace reír. Pero ella sonríe y aprovecha para acurrucarse contra su cuerpo, Illustrator lo nota y está a punto de envolverla entre sus brazos pero se detuvo, aquello seria mucho demasiado personal y no sabía si era prudente dar ese paso.
-¿Ocurre algo?- pregunto al sentir su aliento cálido salir en un suspiro que le dio leves escalofríos.
-Creo que... me gustas demasiado.- Illustrator no hizo algún atisbo de sorpresa o desconcierto.
-¿Por el buen sexo?
-... No.- el artista suspiró y miró el techo blanco que estaba en el cuarto.
-Queen eres una chica genial, pero no te recomiendo enamorarte de alguien de por aquí, mayormente de mí.
-¿Por qué?
-No creo ser la clase de chico para tener novia, al menos de momento. Pero... no puedo corresponderte. Te recomiendo enamorarte de alguien más.- Chloe se encogió en su lugar, aguantó las ganas de llorar, quizás haya sido amable pero eso no significaba que sus palabras no le parecieran crudas y directas, incluso para él.- ¿Queen?
-Entonces sigamos con el buen sexo.- se apoyó en sus brazos y le dejó una marca de beso justo debajo de la barbilla.- ¿Otra ronda?- Illustrator asintió. Chloe no supo de dónde obtuvo la fuerza para no llorar al irse y regresar al hotel, sino que fue hasta que llegó a su habitación que gruesos lagrimones aparecieron en su rostro, abrazó su almohada y fue que por el cansancio pudo dormir con la idea que al menos había sacado a uno de los dos pelirrojos de la ecuación de su corazón… pero dolía.
Nathaniel estaba de mal humor, había tenido esa charla con Queen Bee no menos de dos días y se sentía un imbécil. Por supuesto que disfrutaba de las sesiones de sexo que ambos tenían, amaba dominar y doblegar su orgullo que surgía nuevamente con más fuerza pero esa noche ella había bajado sus defensas para mostrar algo de su corazón que siempre tenía oculto tras esa coraza. No, no era que no le gustara, al contrario, era divertida, sensual y también inteligente pero temía no tener esa chispa especial que hizo que rompiera su anterior relación y había otro problema, Chloe. Desde que la había comenzado a tratar se daba cuenta que no era del todo la niña mimada y mezquina de antes, era entretenido hablar con ella y Chloe, si no entendía todo del arte, su concepto de estética y belleza era muy parecido al suyo y agradecía los silencios que le otorgaba para hablar. Pero lo peor era que hace semanas había empezado a fantasear con ella, en dominar ese férreo carácter y hacerla gritar su nombre perdida entre el placer. ¡Por todos los cielos! Incluso había soñado en un trio con ambas chicas... estaba muy mal.
-¡¿QUE RAYOS ME PASAN CON LAS RUBIAS?!- gritó con deseos de arrancar el cabello entre sus dedos, al final se levantó y tomó su chaqueta, necesitaba despejarse y en su estudio no lo haría. Caminó unas cinco calles hacia el salón de belleza de su mejor amiga, casi hermana, y al entrar unos brazos delgados lo envolvieron en un abrazo.
-¡Nath! Cuanto tiempo.
-Hola Rose. ¿Y Juliet?- Rose hizo un mohín y se separó.
-Siempre preguntas por Juliet. Ya parece que ni somos amigos.
-Lo siento Rose, eres una gran amiga, tú y Juleka.- Rose sonríe dejando a un lado su enojo.
-Muy bien. Te perdono. Y Juliet está ocupada con una clienta muy importante, Pero si no gustas esperar puedo cortarte el cabello...
-No, gracias, me gusta mi cabello así de largo.- se movió evitando un poco las tijeras en mano de Rose y al ver a Juliet la vio trabajar en una cabellera larga y suave de color dorado.- ¿Chloe?- se acercó un poco y ambas reían como si fuesen amigas de toda la vida.
-¡Cuéntame más por favor!
-Bueno pues tenía pensado usar un tinte de color rojo naranja pero Rose me había cambiado el tinte por accidente por uno de fantasía rosa y el pobre Nathaniel tuvo el cabello rosa por tres semanas.
-¡Juliet!- gritó Nathaniel muerto de la vergüenza llamando la atención de ambas féminas y Chloe sonrió de lado.
-Oh, no te asuste tomate, creo que de zanahoria a rosa bombón te queda mejor el bombón.- el rostro del joven artista estaba rojo como su cabello, recordaba ese episodio en las prácticas de su amiga y fueron tres semanas en las que tuvo que decir que no hacia cosplay de ningún personaje de animación japonesa.
-Me arrepiento de haberte dado la dirección de este lugar.
-Pues yo no. La próxima vez traeré a Sabrina y podremos salir todas juntas.
-¡Encantadas!- aceptó Rose y al fin Juliet dejó las tijeras.
-Terminé, la volteó y con un espejo le mostró el resultado.- Puedo marcar más las capas.
-No, me gusta así, es perfecto.- se levantó de la silla y Nathaniel quedó embelesado un momento por la elegancia con que se movía al andar.- ¿Vienes por un corte tomate?- Nathaniel al fin reaccionó.
-No, normalmente almuerzo por esta hora con Juliet.
-Lo siento Nath pero tengo que peinar en un momento a una mujer para una fiesta y no saldré hasta más tarde.
-Yo puedo almorzar contigo.- dijo Chloe y Nathaniel arqueó la ceja.
-Voy al barrio latino, seguro no te gustará nada de allí.
-¡Tonterías! Puedo comer de todo excepto cosas con demasiada grasa y sopa.
-Muy bien, atente a las consecuencias.- Chloe había temido ciertas cosas, pero ahora temía al menú frente a ella, había leído el platillo y abajo la descripción de este, Nathaniel observaba curioso para ver qué pedía, divertido por sus reacciones.
-¿Qué es mole?
-Chocolate derretido con especias que lo vuelven una mezcla liquida con sabor salado o un poco picante, es rico.- ella apretó los labios y una mesera llegó.
-Buenas tardes, ¿están listos para ordenar?
-Yo pediré un plato de pollo en mole y un zumo de sandía. Y mi amiga...
-Oh, ah...- Chloe de inmediato tomó lo primero que vio.- Unos… tacos de pollo y la bebida del día.
-Entendido, en poco llegaran sus órdenes.- la chica dejó pequeños recipientes de salsas, totopos y pan rodeando un plato de guacamole con tomate, Chloe parecía dudar.
-¿Y esto?
-Como entremés mientras nos traen nuestra comida.- tomó un totopo y lo puso en el guacamole antes de morderlo.
-Se parece a la mascarilla que uso.
-Podría ser. Pero tranquila, es rico.- Chloe tomó con duda un totopo, ignoró la sensación de aceite e imitó a Nathaniel maravillándose del buen sabor.- Si esta bueno. Te lo dije.- ver comer a Chloe fue de las cosas más graciosas que había visto, la chica se horrorizó al ver que a diferencia de él tendría que comer con las manos pero al dar el primer mordisco sus modales desaparecieron y estaba ideando ya en su cabeza una forma de traerla más seguido. Y cuando ella le pidió probar algo de su plato él extendió el tenedor y Chloe lo probó otorgando al artista una vista de sus labios rosas. Estaba cada vez más prendado a ella...
Al terminar Chloe pensaba que necesitaria de una buena caminata para bajar la comida y antes de sacar su tarjeta de crédito Nathaniel pagó por los dos.
-No tenías que hacerlo, pude haber pagado yo.
-Olvidalo. Ver a la gran Chloe Bourgeois comer con las manos era algo digno de pagar por ver.- Chloe se sonrojó y desvió la cabeza haciendo reír a Nathaniel por lo ofendida que se veía.- Bien, debo volver a mi estudio. ¿Te gustaría venir?
-¿Me estas invitando a tu lugar de trabajo?
-Aja, quizás algo te guste y lo compres.
-Bueno, si eres tan bueno como tu maestro dice...- comenzaron a caminar.
-Por cierto, me asalta una duda. ¿Cómo conociste a mi maestro?
-Fue hace mucho tiempo. Fue contratado por mi padre para decorar mi habitación con uno de sus paisajes en la pared. Era hermoso, parecía sacado del lago de los cisnes.- dijo con una sonrisa como de niña cuando despertaba cada mañana y veía frente a ella aquella hermosa pintura en su pared.- Luego hizo retratos para mi madre pero...- torció un poco la boca como se degustara algo desagradable.- Cuando mamá nos abandonó y se llevó a Claudia se dedicó solo a cuadros para decorar el hotel. Cambiamos las pinturas dependiendo de la estación o tipo de evento que tengamos.- dijo pero ya sin esa sonrisa, Nathaniel supo que había tocado una fibra sensible en el relato.
-Lo siento mucho.
-¿Sobre qué? ¿Mi madre? No te preocupes. Para lo que concierne yo no tengo madre.
-¿Y cómo Claudia se quedó con ustedes?
-Fue después de que iniciara la secundaria, siendo mi padre el alcalde le pareció más fácil a mamá mandarnos a Claudia. Aunque nos visita de vez en cuando yo simplemente la ignoro y la dejo con Claudia.
-Pero es tu madre.
-Una mujer así de egoísta no es mi madre, solo tengo a mi padre que iba a mis recitales de ballet, que me contaba cuentos y me cuidaba, además del personal del hotel. Solo los tenía a ellos, a Abracitos y era todo lo que necesitaba.
-¿Abracitos?- Chloe se detuvo como congelada en el tiempo con un pie en el aire.- ¿Quién es Abracitos?
-¡Qué te importa!- dijo de forma hostil pero con un rubor en sus mejillas.- ¿Ya estamos cerca de tu estudio?
-Vamos, prometo no decirle nada a nadie.
-Olvídalo.
-¿Es una mascota? ¿Una persona?
-¿Quieres callarte de una vez?
-Espera, es un animal de felpa, ¿no es verdad?- la cara de Chloe era digna de enmarcar, sus mejillas arreboladas, sus labios apretados y temblorosos con un tic en el lado derecho, sus grandes ojos y su cuerpo moverse de vez en cuando como gelatina, había dado justo en el clavo.- ¡Pffft!- Chloe reaccionó a su intento de risa y de un rápido movimiento lo tomó del cuello de la camisa y lo agachó a su altura.
-Una palabra de esto y vas a ser un tomate rojo, negro y morado por todas partes, ¿entendido?- siseó en un tono peligroso que Nathaniel le obligó a asentir.
-Vale, no diré nada.- Chloe le soltó a la vez que asentía. Nathaniel sintió que la atracción hacia Chloe aumentaba, no solo se daba cuenta que era inteligente y culta, sino que tenía un lado tierno que casi nadie conocía.- ¿Aun conservas a Abracitos?- preguntó al ver que se había adelantado y todavía a esa distancia vio sus orejas colorearse de rojo y volteó dejando ver el rostro del mismo color.
-¡QUE TE IMPORTA!- eso era un claro sí.
Al llegar y abrir su estudio Chloe miró el lugar atenta, era pequeño pero los pocos muebles que había lo hacía sentirse acogedor, había en las ventanas algunas plantas dando color al sitio y reconoció un par de lavandas y menta que daban un olor agradable tras el aroma a pintura. Vio algunos cuadros apilados, abstractos, contemporáneos, surrealistas, pero una pintura llamó su atención, estaba incompleta, pero era una mujer rubia de piel leonada, vestida en un elegante vestido negro de cuello amplio dejando los hombros libres y un sombrero negro de ala ancha cubría sus ojos, estaba sentada en una silla de jardín y parecía que admiraba un jardín de flores que aún no estaba del todo pintado.
-Todavía no la termino. Es una obra con la que me estoy tomando mi tiempo para que sea perfecta.
-¿Qué flores pondrás aquí? ¿Rosas?
-No, orquídeas. Creo que le van más.- Chloe miró la pintura y por un instante Queen Bee apareció en su mente pero negó con la cabeza.
-Es imposible...
-¿Qué?
-Digo que... es imposible que no vaya nadie a querer esta pintura, me interesa mucho comprarla.
-Lo siento pero esta no estará a la venta de momento.
-Que lastima. Casi puedo decir que es mi retrato.- Nathaniel se ríe al igual que Chloe, había pensado solo en una persona para hacer ese cuadro pero tenía que admitir que se parecían bastante... No, imposible.- ¿Y esa pintura?- - la rubia señaló otra pintura en la que estaba trabajando y al ir hacia ella Nathaniel se dio cuenta que no había guardado todo su material antes de irse.
-¡Chloe espera...!- demasiado tarde, al ver como sus zapatos de tacón resbalaban en la lona blanca que tenía manchas de pintura en el suelo y golpeaba unas latas de pintura color verde y azul. Nathaniel de inmediato se acercó asustado enderezando las latas antes de que un desastre mayor se originara.- ¡Lo siento! Debí haber recogido esto, e-es que se me olvidó y... prometo pagar la lavandería de tu ropa pero por favor no me maTEEEES.- no pudo decir nada cuando Chloe lo jaló hacia abajo por el cuello de la camisa y lo puso a su altura manchando su ropa de pintura también junto con parte de su cara. Chloe se rió.
-Ya estamos a mano.- volvió a reír hasta que Nathaniel con una sonrisa vengativa la toma de la muñeca y la jala haciéndola resbalar.
-Yo creo que no.
-Condenado tomate...- Nathaniel no esperaba un contraataque y menos por una llave de judo, ambos parecían ver quién podía ensuciar más al otro combinando las pinturas en un morado intenso hasta que entre risas Nathaniel toma de las muñecas a Chloe colocándose entre sus piernas para evitar alguna otra llave. Pero poco a poco las risas menguaron, ambos se miraron de forma distinta, Chloe se daba cuenta de que Nathaniel era devastadoramente atractivo y grande a comparación de ella y Nathaniel jamás había notado lo hermosa que podía ser Chloe echa un desastre descomunal. Ambos mirándose con intensidad, viendo en los ojos del otro una urgencia a un deseo primitivo que gritaba por salir... Y que no pudieron seguir negando cuando sus labios se encontraron ¿quién beso a quién? Pudo haber sido un empate que no les interesó. Pero ese beso no fue gentil o lento, ese beso encerraba pasión, lujuria, y hambre. Sus ropas desaparecieron entre caricias y besos, cada uno disfrutando de hacer jadear y gemir al otro explorando la piel entre sus manos. El sostén de encaje y las bragas a juego color azul volaron para dejar paso libre a las manos de Nathaniel que acariciaban sus senos y su sexo para dar lugar a su boca que parecía desear engullir el seno entero succionando con fuerza como bebé hambriento y lamiendo antes de morder haciéndola gritar de placer. Pero ella no se quedó atrás, sus dos manos fueron al boxer negro y lo bajaron liberando aquella erección que faltaba por erguirse por completo, lo atrapó entre sus manos y un gemido hizo eco entre su seno en la succión, moviendo sus manos de arriba a abajo cada vez sintiéndolo más duro, grande y caliente, pero ese ritmo se interrumpió al sentir sus dedos en su interior, eran una sinfonía de gemidos compitiendo por el control de esa sesión en la que Chloe resultó perdedora cuando esos gloriosos dedos fueron más profundo tocando un punto sensible haciéndola correrse en un chorro que mojó su mano. La acomodó en otro espacio de la lona en que casi no había pintura abriendo sus piernas degustando esa miel tan dulce que tenía. Chloe no paraba de gemir, perdiendo el control en momentos intentando desesperada mantener la cordura al sentir su lengua moverse en su interior con maestría. Necesitaba que la llenara, pero de sus labios sonidos incomprensibles le hacían difícil el hacer su petición. Nathaniel se separó y la besó, sintiendo que se estremecía ante su propio sabor. La mano de Chloe se movió bajando hasta su miembro pero Nathaniel sujetó su mano antes de llegar a su objetivo.
-No. Sujétate de mí.- Chloe obedeció, sus manos se aferraron a su espalda sintiendo su miembro en la entrada listo para entrar.- Chloe yo...
-Hazlo por favor, no creo aguantar...- estaban desesperados, ¿qué había llevado a tan desesperada unión? Tal vez los sentimientos mutuos, el descubrir su afinidad y los problemas que sentían ante la confusión con sus alter egos de mascara. Fuese como fuese ambos gimieron ante la unión completa, aquello iba más allá de algo carnal y lo sabían, malditos fueran sus confusos corazones.
La penetró sin contemplaciones, sintiendo como dentro de ella era succionado y retado a ir más lejos en aquella cavidad que parecía ser hecha para él. La escuchaba gemir, gritar su nombre no importándole las uñas que se clavaban en su espalda como garras de halcón. Podría morir allí mismo gustoso, si la llevaba consigo. Era una visión hermosa ver su rostro demostrar su placer pero le disgustaba que cerrara los ojos. Alzó sus piernas casi hasta tocar sus senos y la embistió más duro, más profundo provocando que abriera esos ojos que solo debían mirarlo a él.
La estaba matando en vida, ¿es que su cuerpo solo reaccionaba ahora a tales acciones fuertes? No sabía a quién culpar pero tal vez debía culparse a sí misma por sentir ese descomunal placer y suplicando por más. Exacto, suplicar, ella nunca suplicaba por nada, era demasiado orgullosa pero su orgullo bien podía ser despedazado si sentía así de bien. Escucharle jadear y ahogar a veces los gemidos era un aliciente más, le gustaba cuando al hacerlo su pareja hacia ruido, eso la hacía pensar que también la deseaba tanto como ella a él. Y ver su expresión, su rostro sonrojado y esa intensa mirada sobre ella se sintió deseada y amada. Podía hacer lo que quisiera con ella y gustosa aceptaría. Gritó al sentirlo tan cerca, él también lo estaba, los movimientos se volvieron erráticos, salvajes, sus cuerpos hacían una fricción deliciosa ante el esfuerzo sobrehumano de ambos por intentar aguantar para llegar hasta el final y antes de llegar sus labios se encontraron a tiempo de la explosión orgásmica ahogando sus gemidos en aquel beso y sus mentes se quedaron en blanco. Podía sentirlo, tan caliente y espeso llenarla a cada rincón de su ser. Ambos jadeantes se miraron, confundidos, ansiosos, pero en ese momento Nathaniel fue quien la besó en un tierno beso que por ese momento disipó cualquier pensamiento de su mente, enredando sus piernas a su cadera y gimiendo al sentirlo volver a iniciar.
Fue un milagro que pudiera regresar al hotel y su padre no la viera. Su ropa fue enviada directo a la lavandería, y había llegado vistiendo una camisa gruesa que le llegaba por debajo de los muslos color roja con un largo abrigo negro que Nathaniel solo usaba para ciertos eventos, obviamente todo prestado. Al llegar a su cuarto se puso su pijama de pantalón azul y camiseta de tirantes blanca y se dejó caer en la cama exhausta. Ambos se habían duchado por separado y al estar limpios y liberados de la tensión sexual, ambos fueron sinceros y fue una gran sorpresa saber que sufrían lo mismo.
-No lo puedo creer.- dijo Chloe envuelta en una toalla grande color verde.- ¿Tú también?
-Igual que tu.- Nathaniel solo tenía puesto un pantalón negro mostrando su buen físico, ambos se acuestan de costado en la cama, uno del lado contrario al otro pero sus cabezas tan cerca para poder verse a los ojos.
-¿Y ahora qué hacemos?
-No lo sé. Me gustas en serio pero también me gusta esta otra chica.
-Quizás debamos ser sinceros, aunque sabes, el otro chico que me gusta no sé si en realidad me quiere.
-De seguro lo hace. Pero creo que necesitamos tiempo.
-Estoy de acuerdo.- ambos se miraron y Nathaniel acarició su cabello húmedo.
-No me arrepiento de nada de esto.
-Yo tampoco.- sonrieron y después de una despedida de beso en la mejilla ella se fue.
Chloe suspiró, Illustrator le había dicho que no debía enamorarse de él pero, era imposible no hacerlo. Lo vería ese sábado sin ninguna demora y si no había posibilidad escogería a Nathaniel, que esperaba estuviese disponible...
Chloe llegó a Miraculous como siempre esa noche, sin saber que Claudia la había seguido desde su auto. Las semanas anteriores siguió a Chloe para saber a dónde iba, grande fue su sorpresa cuando se reencontró con una antigua compañera de curso Mireille Caquei que le dijo de los rumores que rondaban al haber un famoso club secreto y sus actividades dentro, Mireille no se cortó en decirle de lo que probablemente hacían y Claudia estuvo más que interesada. Quería hacer a Chloe caer. Pero ¿por qué le haría eso a su hermanita? Porque ella no le apoyó, bien ambas pudieron juntas intentar convencer a sus padres para quedarse con ambos Agreste pero al final la había dejado en aquella guerra en que dio por perdida cuando intentó violar la orden de restricción en la boda de esa panadera. Su padre aún no se enteraba de eso pero no tardaría en hacerlo y de boca de Félix que fue quien la echó a la calle personalmente. Fue tan humillante. Pues ella haría esa justicia divina que también Chloe debía de sufrir, por cobarde y traidora. Sonrió ampliamente antes de poder tomar su celular y marcar un número telefónico al tiempo que Mireille estaba esperando en una van al convencer a sus productores que tenía la noticia del año
-¿Policía?
Chloe tardó más de lo normal en arreglarse. Se puso el antifaz y salió al encuentro de hablar con su artista... ahora que lo pensaba, al parecer tenia inclinación por los del mismo tipo y pelirrojos. Lo encontró en un sillón rechazando a una chica que no paraba de intentar algo pero resignada se fue. Las miradas de ambos se encontraron, el artista se levantó y caminó ante la reina abeja y antes de que ambos abrieran la boca las luces del lugar se apagaron casi en su totalidad. La voz de uno de los encargados se escuchó como si tuviese un altavoz.
-Atención, esto no es un simulacro, deberán salir y cambiarse. Se les indicaran las salidas, vayan de forma ordenada y no pierdan tiempo.- fue una sorpresa sentir como Illustratos la tomó de las manos, ella apretó igual pero fueron separados cuando la gente comenzó a moverse. Se cambiaron y cuando salieron todo estaba a oscuras a diferencia de que cada encargado con lentes de visión nocturna ayudaba a salir por distintos pasillos a cada persona. Y antes de darse cuenta Chloe había salido por la puerta trasera de un club que estaba al otro lado de la calle. ¿Pero cómo llego hasta allí? Había estado tan perdida que no supo ni cómo moverse. Pero ya saliendo de allí vio que habían tres patrullas frente al Miraculous y una camioneta de las noticias. Suspiró decepcionada y frustrada tras no haber hablado con Illustrator, en su mano tenía su antifaz, y después de ver aquello pensó que lo mejor era irse. Dio vuelta a una calle, veía a las personas y no tenía idea si alguna era miembro del club o solo alguno que otro mirón que estaba interesado en ver qué ocurría, pero al dar vuelta a una esquina tropieza con alguien y cae al suelo.
-¿Es que nadie se fija por dónde anda?
-¿Chloe?- la chica abre los ojos.
-¿Nathaniel?- ambos se miraron ambos se miraron sorprendidos y fue que Chloe se dio cuenta que su antifaz estaba en el suelo, al intentar recogerlo vio otro tirado a lado, uno muy familiar. Se vieron uno al otro, Chloe tomó los dos antifaces mirando con atención el antifaz oscuro del artista y colocándolo casi sobre su cara desde el suelo, se levantó como un resorte.- ¿Tú?- la cara de estupefacción de Chloe superó la de Nathaniel.- ¡¿Tú?!- Nathaniel entonces sonrió al darse cuenta primero de la ironía de todo eso.- Todo este tiempo... ¡Todo este y tiempo y tú eras...!- sus quejas fueron calladas por unos dedos finos y largos que se posaron en sus labios y la intensa mirada de Nathaniel.
-Ni una palabra o me obligaras a darte unos buenos azotes. Alguien del club puede estar cerca.- las mejillas de Chloe se colorearon pero no solo de vergüenza.
-¿Tu darme unos azotes? Inténtalo tomate.
-Bien, entonces te los daré cuando estemos en un lugar privado.- Nathaniel sonrió de lado, pero el rostro de Chloe pierde color cuando reconoce la limosina de su padre pasar por la calle.
-¿Papá?- ambos volvieron a la esquina frente a Miraculous donde la policía hablaba con las personas y encargadas, un equipo de seguridad entró, las cámaras de televisión estaban fijas entre el edificio y Mireille y no lejos de allí Claudia hablaba con su padre.
-¡Te lo digo papá! Te juro que Chloe está allí dentro en ese tugurio. Ya verás cuando la saquen.
-Eso no puede ser. Tu hermana no podría hacer algo de lo que tú dices.- Chloe apretó los dientes y los puños importándole poco su manicura, quería golpear a Claudia, pero Nathaniel sonrió y susurró algo al oído de Chloe.
-Pues ya verás cuando la policia haga sus averiguaciones, papá. Chloe no es el angelito que crees que es.- Claudia estaba encantada con la expresión de su padre pero su sonrisa no dura demasiado.
-¿Papá?- Claudia y su padre voltearon y vieron a Chloe que avanzaba a ellos del brazo de Nathaniel.- ¿Pero qué hacen aquí?
-¡Chloe!- su padre la abrazó quitándose un peso de encima, en cambio Claudia estaba pálida y con la boca caída.- Gracias a Dios que estás bien. Pero qué haces aquí.
-Pues yo...
-Señor Bourgeois.- intervino Nathaniel extendiendo su mano.- Buenas noches, ¿me recuerda? Soy el aprendiz de monsier Raveit
-¡Claro! Te recuerdo bien muchacho pero ¿qué hacen aquí los dos?- Chloe se sonrojó claramente abochornada.
-Venimos aquí a cenar cada sábado, este es un buen restaurante y tienen funciones en vivo de música.
-¿Esto es un restaurante?- preguntó André Bourgeois y Nathaniel asintió.
-También es hotel pero tienen el restaurante abierto al público.
-Papi, te lo iba a decir, lo juro, pero no había encontrado el mejor momento.- al entender a donde iba su hija el señor Bourgeois rió.
-Oh, pero esto es increíble. Aunque me hubiese gustado saberlo. Podemos arreglar una cena para conocernos mejor.- el capitán Raincomprix rompió el extraño cuadro que parecía ajeno a todo y se acercó a una claramente confundida Claudia que casi le saltó encima al hombre pero la Mireille fue más rápida.
-Capitán, ¿es cierto que este lugar es un burdel? ¿Encontraron algo?
-Señorita no sé de dónde sacó la idea de que este lugar era una especie de club.
-Pe-Pero…- Mireille miraba la cámara, estaban en vivo y había prometido la noticia del año, todos miraban la televisión, incluyendo algunos antiguos miembros del club que miraban la televisión de sus hogares. La reportera Nadja Chamack sacó del aire a Caquei para seguir con las noticias.
-¡Eso no es posible!- gritó Claudia y miró a Chloe.- ¡Interrogue a mi hermana! Ella sabe la verdad.
-¿Disculpa? No sé que rayos hablas.- dijo una ofendida Chloe y el capitán se interpuso entre ambas hermanas.
-Señorita Bourgeois le voy a pedir de favor que me acompañe. Es un delito hacer reportes falsos y al paarecer los dueños quieren levantar cargos.
-¡¿Qué?! Ni se atreva a ponerme la mano encima ¡Suélteme!- un policía la apresó por detrás y la llevó directo a la patrulla. Aquello era una imagen vergonzosa pero aunque sería una mancha para el apellido Bourgeois, Chloe sonrió y no soltó la mano de Nathaniel en todo el tiempo que estuvieron juntos.
Al fin la primavera había llegado antes de lo esperado, solo se sentía un poco frio el ambiente pero era soportable hasta que el sol calentaba a su alrededor, mucho había pasado en poco tiempo y Chloe no dejaba de ver por la ventanilla de su auto mientras Nathaniel era quien conducía.
-Esto es una pésima idea.
-Vamos Chloe, te prometo que todo saldrá bien.- dijo al contemplarla en ese vestido blanco que contrastaba con su piel. Ganas no le daban de pararse y poder hacer más interesante en el camino pero no podía arriesgarse a la últimamente voluble Chloe.- ¿Te sientes bien?
-No tengo ganas de vomitar si a eso te refieres.
-¿Segura que te has curado de esa infección?
-Fueron solo unas semanas...
-Fueron casi dos meses.- el auto se detuvo frente a una casa de campo que era de los Agreste.
-Tranquilo, si no te vomité encima en el camino es buena señal.- bajaron del auto y podían escuchar las voces adentro. Tocaron a la puerta y para horror de Chloe, Adrien fue quien les abrió.
-N-Nath, hola.- dijo al ver a Chloe que parecía desear desaparecer de alli.
-Hola Adrien. Perdona la tardanza pero nos desviamos por el camino.
-Ya veo... hola Chloe. Tiempo sin verte.
-Lo mismo te digo.- el ambiente parecía tenso, al menos para Chloe y de repente escucha una risa a lo bajo que pertenecía a Adrien, al fin le vio la cara y lo vio sonreír.
-En serio me alegra mucho verte.- Chloe sonrió en respuesta, así como una vez Sabrina le dijo, Adrien estaba gustoso de ver a la verdadera Chloe de nuevo. Al entrar todo el ambiente era demasiado relajado y agradable. Nino intentaba que lo del asador no se le quemara y cuando su pequeña bebé de un par de meses hizo una monería el moreno se volvió a distraer y al haber fuego, Alya fue quien se puso en el asador obligando a su marido a atender a la bebé. Marinette y Bridgette tenían unos prominentes vientres y una expresión radiante en sus rostros, aunque el vientre de Bridgette era el más grande al tener dos vidas dentro de ella. Fue extraño para Chloe que Marinette le saludase de forma cordial. Y Juliet estaba con sus bebes a lado de su marido fue la primera que le saludó e incluyó en una plática. Casi le da un paro cardiaco cuando Félix le dio un poco de té helado para pasar el rato. Hablaron de las personas que no habian podido venir y cuando preguntó si podía invitar a Sabrina con su novio la próxima vez todos aceptaron. Chloe se sintió... bienvenida.
-¿En serio Cesaire? ¿Cómo es que no te diste cuenta que estabas embarazada?- Alya dejó un momento el asador.
-¡Culpo a Nino y al trabajo! Fui a cubrir a una crítica gastronómica y por eso lo atribuí a las náuseas, y cuando Nino quiso hacer scargots, ugh... además estaba presionada y no me daba cuenta de cuanto me llevaba a la boca. Fue hasta que el último par de pantalones me dejó de quedar que me di cuenta de todo y ya estaba en el cuarto mes.
-Al menos nuestras hijas entraran a la escuela al mismo año.- dijo Marinette y Alya sonríe.
-Serán las súper amigas como nosotras.- Bridgette lanza un largo suspiro.
-Creo que todos nuestros hijos van para el mismo año escolar. El señor Agreste insiste en que veamos los colegios desde ya.- Juliet se ríe un poco mientras tiene a su hija entre sus piernas, mientras Claude hablaba con Nino con su hijo en sus brazos que parecía querer conocer a la pequeña Marissa.
-Pues mis suegros nos sugirieron lo mismo. Estamos entre el colegio Jean-Baptiste y el Colegio Savon-Sarté.
-El Jean-Baptiste.- dijo Chloe que dio unos sorbos a su té helado y Marinette le observó atenta como todas.- Adrien y yo fuimos a esa escuela y actualmente tiene un programa de estudios más completo desde el pre-escolar. Y solo contratan a personal docente calificado, si hasta los investigan antes de contratarlos y los niños tienen unos uniformes monísimos.- cada una miró asombrada a Chloe hasta que Marinette nota algo antes que todas.
-No puede ser... Chloe, ¿acaso tú...?- Marinette no terminó la pregunta y todas las miradas fueron al vientre de Chloe que con el vestido no sabían decir si estaba o no más grande. Chloe frunció el ceño y habló en voz baja.
-¡Shhh! Ni una palabra.- todas estaban conteniendo las ganas de gritar. Alya que dejó a un lado la carne lista para poner más se acercó.
-¿Y para cundo la boda?
-Aún no se lo digo pero será pronto. Y más les vale ir a mi boda.
-Tú no fuiste a la mía.- le acusó Marinette.
-Nunca me enviaron invitación.
-¡Claro que sí! Adrien te la envió con una especial referencia de que fueras como amiga.
-... Claudia.- escupió su nombre y bufó.- Mi hermana entonces tuvo que ver.- Bridgette le pone una mano en el hombro.
-Tranquila, y por supuesto que asistiremos. Y si quieres Mari y yo podemos ayudarte con el vestido.
-Yo te hago el peinado y Rose el maquillaje.- propuso Juliet y Chloe sonrió.
-Hablando de Claudia…- Bridgette parecía pensativa.- ¿Qué pasó? Digo, después de que casi irrumpe en mi boda no la he vuelto a ver.- todas asintieron y entonces la sonrisa de Chloe se amplió.
-Fue de lo más placentero.- contestó Chloe cruzando sus perfectas piernas.- Después de ese incidente mi padre la salvó de no ir a prisión por la orden de alejamiento que incumplió pero después de hacer una denuncia falsa y algunas denuncias estuvo doce horas en una celda y después de que papá pagó la fianza la envió a un "retiro" fuera del país y por último la mandó a Japón donde AL FIN está trabajando en administrar un club nocturno.
-¿Japón?- Alya no podía creérselo.
-Claudia fue quien puso el dedo en el globo terráqueo. Y al parecer hubo algo más que la impulsó a irse porque al principio se mostró reacia.- recordó cómo Claudia se había encerrado en su cuarto por días hasta que recibió una carta a su nombre y esa misma noche ya estaba saliendo de Paris. Nunca supo que contenía esa carta pero se daba a la idea al recordar los rumores del club Miraculous.
-Bueno, Claudia ya no importa ahora.- dijo Alya volviendo al asador y mover la carne.- Lo importante será agregar un nombre más a la fiesta que haremos para los bebés.- Chloe sonrió, la verdad estaba sorprendida, era como si años de insultos y peleas en el instituto nunca se hubiesen llevado a cabo.
-Bueno, hablas con la experta en eventos y como voy a incluirme en el baby shower el salón va por mi cuenta.- Marinette asintió.
-Y el pastel por la nues...tra- no pudo completar la frase bien, todas se quedaron viendo tras de Chloe y la rubia les miró confundida.
-¿Qué? Oh...- vio a Nathaniel posar frente a ella un nuevo vaso de té helado y tomó la mano de Chloe con cierta delicadeza antes de ver a las presentes.
-Disculpen, necesito hablar con Chloe en privado.- Chloe rodó los ojos y se levantó siendo guiada por Nathaniel hacia una de las habitaciones que tenía el lugar y que Adrien le había mostrado para quedarse esa noche. Apenas entraron Nathaniel la acorraló contra la pared.- ¿Por qué no me dijiste?
-Iba a hacerlo.- respondió con la cabeza en alto mirándole desafiante a los ojos.
-¿Hace cuánto lo sabes?
-Apenas tuve nauseas, esa vez en tu estudio no nos cuidamos genio.- la mirada de Nathaniel se afiló pero Chloe no se dejó intimidar.
-Debiste decirme.
-Y ya te dije que iba a hacerlo.- respondió fastidiada y de inmediato su ceño fruncido desaparece al sentir la mano del pelirrojo en su vientre que bajo el vestido estaba algo redondeado.
-Debí darme cuenta...
-Bueno eso no lo niego. ¿O es que pensabas que me estaba poniendo gorda?- Nathaniel sonríe ante su fingido mal humor y la besa.
-Nos casamos el mes que viene.
-Prefiero casarme en mayo.- otro beso, más profundo que el anterior.
-Te casaras conmigo.
-Solo si la proposición es buena.- mordió sus labios y Nathaniel gruñó alzándola de las caderas y atacar sus labios con más ferocidad, con cuidado de no presionar su cuerpo.
-Serás mi esposa te guste o no.
-No dije lo contrario...- decían mientras se besaban y sus manos ansiosas se acariciaban por sobre la ropa.- Me gusta Cedric si es niño...
-Suena bien... Amber si es niña...
-Aún queda tiempo para decidir...
-Desde ahora lo digo porque eres demasiado terca...- sintió un tirón tras su cabello y ambos se miran intentando recuperar la respiración por los besos.
-Lo soy pero así te gusto tomate. Y no eres nadie para decirlo.
-Claro que sí. Soy el padre del frijolito que tienes dentro.
-Tomatito.
-¿Lo ves? Eres demasiado terca.
-Y me amas.
-Como un loco.- volvieron a besarse, con hambre, pasión, sedientos uno del otro, perfectos el uno con el otro siendo imperfectos, amándose con todo el corazón olvidándose del mundo entero... literalmente. Dejando a más de uno que podía escucharlos incómodos, ansiosos y con ganas de seguir su ejemplo desde la sala.
-Maldición estoy duro.
-¡Nino!
Fin.
