Esa mañana ambos bajaron del vehículo al estacionarlo, subieron al departamento del rubio (ahora casi de ambos) y se arrastraron a la cama.

El viaje los agotó, Katsuki desde hace más de un mes que no podía dormir bien por estar preocupado de Uraraka y aprovecharía todo el tiempo que tenía ahora para descansar con ella.

Ochako, al igual que Bakugou, tampoco había dormido bien las últimas semanas, ya de por si no lo hacía por pensar tanto en él y aparte por estar viviendo en una casa que no era de ella ni en la que se sentía 100% cómoda.

Antes de cerrar los ojos y adentrarse en el sueño, el rubio alcanzó a mandar dos mensajes de texto iguales pero a personas distintas.

'Al fin la encontré, está conmigo ahora.'

Remitentes: Kirishima y Masaki.

Ese día no abrieron los ojos y esa misma noche tampoco, al fin dormían juntos otra vez en la cama que estaban acostumbrados, por fin después de tanto tiempo podían abrazarse y dormir cómodos, calentitos, tranquilos.

Eran las 5 am cuando Katsuki despertó, sin sueño.

Sus ojos se abrieron y notó la oscuridad de esa madrugada.

Miró hacia el lado y vio como la cabellera café que se asomaba en su hombro se acomodaba, sonrió para sí mismo, que tranquilidad le daba al fin poder tener a esa chica con él.

Le acarició con cuidado su pelo y estiró uno de sus brazos para tomar su celular, tenía 3 mensajes.

El primero era de Kirishima: 'Lo sabía hermano, que bueno que estás con ella.'

El segundo era de Masaki: 'Al fin noticias sobre Ochako, ya me tenía preocupado, recuerda que quiero hablar con ella, llámame cuando puedas.'

Y el tercero otra vez de Kirishima: 'Mina esta vuelta loca, ¿Cuándo saldremos nuevamente los 4?'

Dejó el celular de lado y se giró para abrazar mejor a la morena.

—Cara de Ángel. —Le susurró en la oreja.

Ella se retorció en su lugar y frunció el ceño mientras aún dormía. —Uhm.

—Ochako. —La volvió a llamar, dándole un besito en la cara.

—Kacchan, déjame dormir, y no llames Ochako. —Le dijo sin más, con los ojos cerrados.

—¿Sabes que puta hora es? Hemos dormido casi 24 horas, y acostúmbrate, Ochako.

—Podemos dormir más, solo tienes que cerrar los ojos y callarte.

—Oi, no seas así, ¡Anda, despierta! —El rubio se sentó en la cama y comenzó a moverla suavemente. —Podemos ir a desayunar, estoy muriendo de hambre.

—Ajj, ¿Qué hora es? —Uraraka ya no aguantó más y también se sentó, estirándose perezosamente.

—Son las 5 de la mañana.

—¡¿EEEHHH?! ¿Porqué me despiertas a esta hora Kacchan? —Lloriqueaba.

—No tengo sueño, hemos dormido demasiado.

—Uhm, ¿Qué quieres desayunar? —Preguntó Ochako, aburrida y resfregandose los ojos, ya se le estaba quitando el sueño.

—No lo sé, es muy temprano para salir.

—No es necesario que salgamos, podemos comer aquí. —Dijo la chica sonriendo.

Bakugou se quedó embobado mirándola, verla sonreír así, despeinada, recién despertada, casi con el hilo de saliva aun marcado en su cara, él encontraba que sea veía preciosa.

Reaccionó solamente cuando la morena le movió la mano frente a su cara.

—¿Huh? Ah, sí, claro, pero tengo pereza, no quiero hacer nada.

—Bueno, en ese caso Google es tu amigo, puedes buscar algo ahí mientras yo sigo durmiendo.

—¿Qué tal si hacemos otra cosa para pasar el rato? —Katsuki la abrazó y la atrajo más hacia él.

Uraraka, roja como tomate, no reaccionó, solo lo miró feo cuando ya lo tenía a menos de un centímetro de su cara.

—¿Qué dices Kacchan? —Lo empujó un poco, avergonzada. —Apenas hemos llegado.

—¿Y eso qué? —Se sentó encima de ella, tomándole las manos. —Podemos hacer esto siempre y cuando queramos.

Se lanzó sobre ella y la comenzó a besar, cayendo sobre la gran cama, era perfecta para ellos dos, ni más ni menos. Así tuvieron, esta vez una madrugada juntos, volviéndose uno, dejando de lado todo lo demás, hasta el hambre y el sueño.

Después de ese lujurioso encuentro se durmieron de nuevo, pero ahora solo un par de horas más, despertando a buena hora para desayunar.

Ese día debían hacer varías cosas, una de las más importantes era hablar con Masaki, el jefe de policías y también jefe de Bakugou.

Desde el primer día que Ochako desapareció, él le contó al rubio que debía hablar con ella, tenía una leve sospecha sobre lo que quería decirle pero no quiso sacar conclusiones rápido.

También quería ver a Kirishima, estaba demás decir que la morena se pondría contenta por ver a la pervertida de su amiga, y él, como buen amigo, quería contarle algunas cosas al pelirojo, osea, estuvo apoyándolo en todo el proceso de desesperación cuando no encontraba a la morena por ningún lado, como mínimo debía contarle lo sucedido en su viaje e invitarlo una cerveza. Tal vez, beber una cerveza después de mucho tiempo no le haría mal, si era necesario se devolvería en taxi a su hogar.

Se levantaron y después de bañarse lo primero que hicieron fue ir a desayunar, el rubio llevó a Uraraka a un lugar donde vendían los mejores Crepes, haciendo que ella explotara de la emoción por el dulce sabor de esos panqueques.

Más tarde, siendo ya las once, Katsuki quería saber si ya había comido lo suficiente como para irse de ahí.

—Uhm, no lo sé, Kacchan, es que todo está tan rico.

—¿Puedes dejar de llamarme con ese estúpido apodo? Vamos, hemos hecho de todo juntos, ¿Porqué es tan difícil que me llames por mi nombre?

—Bakugou suena muy duro.

—Sabes que no me refiero a Bakugou. —Dijo el rubio bufando, ya harto.

La morena notó el mal humor de su amigo (si se le puede llamar así), y bajó la cabeza, debía dejar esa vergüenza de lado algún día, lo que Katsuki decía era verdad, habían pasado mil cosas juntos y aun no era capaz de llamarlo por su nombre.

—Katsuki. —Lo llamó despacio.

Bakugou, casi como si de un grito se tratara giró su cabeza hacia la chica y la miró con los ojos llenos de admiración.

—No te escuché, ¿Qué dijiste?

—¡Katsuki! —Dijo ya más fuerte y sonriendo. —Creo que me puedo acostumbrar a llamarte así.

Que lindo era escucharla decir su nombre, solo a ella, si alguien más se atreviera a decirle así o se atreviera a llamarla Ochako a ella, ni siquiera lo pensaría antes de romperles la cara. Excepto Masaki, ese maldito viejo, no había manera de odiarlo.

Masaki… Él tenía algo que hablar con la morena, ahora lo recordaba, no le quiso decir ese día que estaba en el hospital la razón, pero mientras más pronto lo llamara más rápido sabría que estaba tramando con Uraraka.

Tomó su celular y marcó el número de su jefe, esperando que contestara.

—¿Hola? ¿Eres tú Katsuki? —Dijo el hombre al otro lado del teléfono.

—Masaki, sí soy yo.

—¿Cómo estás, Katsuki? ¿Te ha llegado mi mensaje?

—Bien jefe, y sí, me gustaría saber que tiene que hablar con ella. —Dijo el rubio mirando a la morena que comía y comía panqueques frente a él.

—Ohh, esas son cosas que yo debo hablar con Ochako, no tienes que estar enterado de todo mi querido.

Bakugou gruñó. —Me lo contará de todos modos.

—Bueno pero yo no lo haré, jejeje.

—Tsk, bien, iremos para allá. —Dijo sin más y cortó la llamada.

—¿Hablabas con Masaki? —La chica tenía la cara llena de crema y chocolate.

—Sí, y límpiate esa cara, iremos a la estación de policías.

Uraraka sonrió y se paró de su asiento para ir al baño a lavarse, mientras que el rubio iba a pagar la cuenta.

Le molestaba que su jefe le guardara secretos y más si se trataban de su chica, conociéndolo, quizá con qué estupidez saldría.

Su fueron del local y se subieron al auto yendo a la estación, todos saludaban a Katsuki, su desempeño y gran trabajo hacía que los demás lo extrañaran, prácticamente ellos tenían que trabajar el doble sin él ahí.

Caminó hacia la oficina de Masaki, asesinando con la mirada a todo aquel que se atreviera a mirar a Ochako, no es que la chica fuera increíblemente hermosa, aunque sí lo era para él, pero la ternura que causaba y el buen cuerpo que ahora tenía llamaba más la atención de la que Bakugou hubiese deseado.

Pateó la puerta de la oficina y se asomó su jefe, sonriéndole y saludando a ambos.

—¡Qué bueno que han venido! —Gritó, alzando los brazos y abrazando a los dos chicos que se encontraban en frente. —¡Ochako, que linda estás, no sabes cuanto te había extrañado!

El rubio apretó los labios para no maldecir, ese tipo si sabía sacarlo de quicio.

—A lo que vinimos anciano. —Le dijo, enojado.

—Claro, claro, Ochako, puedes pasar a mi oficina ya.

—¿Eh? ¿Yo? —La chica nombrada se apuntó a sí misma con su dedo. —¿Qué tengo que ver yo en esto?

—Te traje porque este viejo quería hablar contigo. —Bakugou se separó de ella y se fue a sentar a su escritorio mientras, revisando algunas cosas.

—No te preocupes, estoy seguro que esto te interesara. —El hombre se movió para dejar pasar a la morena a su oficina.

—Uhm, bueno, si se trata de ustedes no creo que sea algo malo.

Pasaron aproximadamente 40 minutos, los que a Katsuki le parecieron 40 horas, cuando Uraraka pasó por la puerta de la oficina de Masaki y se dirigió a él con una gran sonrisa pegada en la cara.

—¿Porqué tan feliz, Cara Redonda? —Le preguntó impaciente.

—Ah que no adivinas Katsuki… —Respondió emocionada.

—Suéltalo ya, ¿Que te dijo ese anciano?

—¡Algo increíble! ¡Kacchan, seremos compañeros!

Bakugou esperaba haber escuchado mal. —Espera, ¿qué?

—Eso que te dije, ¡Masaki me ha ofrecido trabajo aquí!

—Y supongo que tú no aceptaste, ¿verdad?

—¿Eh? ¿Porqué no debería aceptar?

—¡¿Estás loc… —Cerró la boca cuando se dio cuenta que aún estaban en la estación de policías, así que tomó a la morena de un brazo y salieron. —¿Estás loca? ¿Sabes lo peligroso que es ser policía en estos tiempos?

—¿Qué tiene de malo? Tú eres policía y creo que, al igual que tú, soy lo suficientemente capaz. —Se cruzó de brazos.

—No jodas Cara Redonda. —Frunció su ceño. —No dejaré que trabajes aquí.

—¿Ah sí? ¿Así mismo como hiciste para que renunciara a bailar? Ah no Kacchan, claro que no.

—¡No me llames Kacchan! —Gritó, ignorando todo lo anteriormente dicho.

—¡Se me ha dado una gran oportunidad! ¡Y no pienso desaprovecharla por tus caprichos! —Esta vez Uraraka frunció el ceño. —Y te llamaré Kacchan mientras tú sigas llamándome Cara Redonda.

—No es justo, yo te lo llamo así por que tú cara sí es redonda. —Dijo el rubio, girándose.

Ella infló sus mejillas y camino para quedar frente a frente con el chico.

—Katsuki. —Le dijo con cara enojada. —Puedo defenderme muy bien, por favor, no arruines esto.

A Bakugou no le gustaba la idea, el imaginar que a la morena la podrían dañar o algo peor hacía que la sangre le hirviera, bien tenía claro que ella podría defenderse hasta del villano más fuerte que apareciera, se lo dejó en evidencia esa vez que casi le sacó una brazo a un tipo por molestarla en su antiguo trabajo o cuando lo defendió a él, por lo que le habían dicho, del gigante que casi lo mató.

Sabía muy bien que ella podía ser una gran policía, pero el miedo a que algo saliera mal aún estaba ahí.

Cuando vio la cara de decidida que tenía Ochako no pudo oponerse más, si ella quería trabajar ahí y si Masaki le ofreció el puesto debía ser por algo, veía potencial en ella y él no era nadie para decirle que hacer y qué no.

—Bien. —Se limitó a decir.

—¿Bien? —Preguntó.

—Eres libre de hacer lo que quieras, seremos compañeros.

—¡Yaaay! —Gritó de la emoción. —¡Ahora trabajaremos juntos!

—Sí, genial… —Respondió el rubio, rodando los ojos.

Se fueron al departamento y ordenaron algunas cosas, desde que habían llegado solo su habían acostado a dormir y levantado a desayunar.

Esta vez, Uraraka no guardo sus ropas en un bolso tirado en el piso de la habitación, si no que se organizó su propio espacio en el closet del dueño de casa, algo que a Katsuki no le molestó, es más, él se lo había ofrecido.

Luego de estirar la cama, la morena se lanzó en ella y se quedó ahí un buen rato, mirando el techo y pensando en la nueva oportunidad que se le había dado.

Cuando Bakugou pasó por fuera de su cuarto y la vio, dejó de hacer lo que estaba haciendo y se recostó al lado.

—¿Qué pasa?

—Creo que jamás podré agradecerte por todo esto.

—¿A qué te refieres? —Se giró hacia ella y tomó una mano que mantenía en su regazo.

La morena sonrió al sentir la mano del rubio y movió su cabeza para mirarlo. —Gracias Katsuki, por no darte por vencido y buscarme, por más que intenté alejarme de ti.

Los ojos de Bakugou se movieron directamente a la cara de la chica que estaba ahí, quedando en el vacío. Nunca había experimentado esa clase de ternura que la mirada de Ochako transmitía, por lo que le molestó lo mal que su cuerpo reaccionó, quitando la mano de la de ella, casi como si quemara.

Uraraka notó eso y solo se acurrucó más profundo en su hombro, sin tener en cuenta el rubor del rubio en ambas mejillas.

—Sí gracias, y después que estuviste tan determinada a renunciar a mi. —Dijo intentando acabar con la tensión.

—No arruines el momento, idiota. —Gruñó la morena.

Katsuki rio, esa chica era un caso, lo que menos quería era que se alejara nuevamente de él, no quería volver a tener que pasar por todo eso de nuevo.

—Espero que no vuelvas a correr así de mi.

—Y yo espero que no me vuelvas a tratar como ese d… —No pudo terminar la frase ya que fue interrumpida.

—Escucha. —El rubio se sentó en la cama. —Estoy intentando olvidar lo tonto que fui esa vez, así que no me lo recuerdes, si dije esas cosas fue porque estaba cegado por la rabia.

—No deberías reaccionar de esa forma, Katsuki.

Bakugou la miró y volvió a sonreír de una forma que pasó más que desapercibida, le encantaba que lo llamara Katsuki, así que volvió a recostarse, pero esta vez subió a Ochako encima de él.

—Lo sé, trabajaré en eso solo por ti, tonta Cara Redonda. —Dijo tomándole una mejilla y tirándola.

—¡Deja de hacer eso! —Le dijo ella, quitando su mano.

—Escucha tonta, fue nuestra propia decisión vivir juntos, cuando hayan pequeñas peleas o estúpidas discusiones a la mañana siguiente tendremos que vernos las caras y no nos deberíamos sentir incómodos ni tener quejas. —Katsuki la abrazó. —Al final del día, cuando regresemos a la cama todo se habrá solucionado.

A Uraraka se le fue toda la sangre a la cabeza y a la cara, cuando el rubio era capaz de decirle esas cosas, sentía que el corazón se le saldría por la boca en cualquier momento.

—¡Aaaahhhh! ¡No digas esas cosas Kacchan, me da vergüenza!

—Por lo menos entendiste lo que quise decir? —Le preguntó con el ceño fruncido.

La morena movió la cabeza de arriba hacia abajo. —¡Sí! —Respondió con los ojos cerrados fuertemente. —Es obvio que tendremos nuestras diferencias, pero no debemos explotar, aunque en ti lo veo difícil.

—Eres una idiota.

Ochako rio y tomó la cara de Bakuogu con ambas manos. —¿Sabes algo Katsuki? Tú me das fuerzas, es genial no sentirse sola de vez en cuando.

El chico acercó su cara a la de ella y la beso, no le gustaba que le dijera ese tipo de cosas, sentía la tristeza en sus palabras y lo que menos quería era que estuviera melancólica.

—Todo es más divertido contigo enana tonta, me haces feliz. —Intentó cambiar el tema.

—Debí haber grabado esto, creo que nunca más te escucharé decir algo tan cursi. —Sonrió y se alejó un poco, esperando lo que venía.

—¡AAAHH! ¡¿Porqué haces eso?! ¡No se te puede decir nada sin que lo arruines, idiota! —Le gritó, moviéndose y explotando una almohada que Uraraka le lanzó.

La morena esperó unas horas a que su compañero se calmara un poco antes de volver a hablarle.

Lo vio en la cocina tomando un vaso con agua y lo interceptó.

—Kaaaatsuki. —Lo llamó juguetonamente.

—No me jodas, Cara de Ángel.

—Llámame por mi nombre.

—¿A qué viene eso? —Le preguntó curioso.

—Tú quieres que te llame Katsuki, así que llámame Ochako, ya me está gustando como lo dices.

—Ochako, eres una idiota. —Golpeó suave la cabeza de la chica y su celular empezó a sonar.

Ágilmente, Uraraka intentó tomarlo, pero Bakugou fue aún más rápido y se fue al balcón a contestar para que ella no lo molestara.

—Quién es.

—Bakugou, soy yo viejo, ¿Cómo estás? —Era Kirishima.

—Kirishima, bien, genial, estoy en casa intentando no explotarle la cara a esta idiota.

—Jjajaja, que bueno es escuchar que se están llevando bien. —Dijo riendo Eijirou por el teléfono.

—Sí, lo que digas.

—Oye, tenemos que celebrar esta bienvenida, ¿Porqué no salimos otra vez los cuatro? Esta noche hay barra libre en el bar que fuimos el otro día.

—Uhm, no lo sé, yo creo…

—¿Quién es? ¡¿Es Kirishima?! —Sintió de pronto, atrás de él.

—¡CUANTAS MALDITAS VECES TE HE DICHO QUE NO INTERRUMPAS A LA GENTE! —Gritó el rubio, separando su celular de la oreja.

Ochako le quitó el móvil y salió corriendo por el departamento, hablando con el pelirojo.

—¡Kirishima, hola! —Le contestó.

—Que tal Uraraka, estaba hablando con Bakugou acerca de salir hoy.

—¡Claro, sería genial! —Le respondió.

—Bien, nos vemos en el mismo lugar de la otra vez.

—¡Ok, a las 10 estaremos ahí!

—¡Ochako, vuelve aquí! —Escuchó Eijirou.

—Espero que no mueras antes, adiós Uraraka. —Dijo antes de cortar.

La morena le lanzó el teléfono al rubio que la perseguía y se encerró en el baño para no recibir todo el odio que Katsuki quería desquitar en ella.

Salió de ahí un rato después, cuando todo ya se había calmado y se acercó a su chico para contarle que esa noche saldrían.

Solo recibió un chasquido de lengua por respuesta, pero lo entendió claramente como un 'Ok', así que se fue a la habitación a arreglarse y luego, de nuevo al baño para maquillarse mientras Bakugou solo miraba la televisión.

Pasaron las horas y estuvo lista, no era la gran cosa, afuera seguía haciendo frío, así que se puso un pantalón negro encima de unas pantys, unas zapatillas y para arriba un chaleco y un abrigo.

Katsuki que también se había abrigado, le colocó una bufanda y un gorro antes de salir, no quería que se enfermara de nuevo y sería peor si no iba en su vehículo.

Se fueron en taxi y esperaron a sus amigos en la barra, mientras bebían dos cervezas.

—Eres tan responsable, Kacchan. —Decía Ochako mientras bebía, solo para molestarlo.

—¿Cuál es la maldita idea de joderme siempre? Te aprovechas. —Dijo el rubio mientras bebía un sorbo de su cerveza.

—Jjaja, ay Katsuki, de verdad me gustas mucho. —Uraraka soltó la frase sin darse cuenta. Solo cuando Bakugou la miró raro notó su error y se llevó las manos a la boca torpemente, abriendo mucho los ojos y sonrojándose.

El chico explosivo estuvo a punto de responderle algo para que se pusiera más roja cuando sintió un agudo gritó desde la entrada.

—¡AAAAHHH! ¡URARAKA!

La morena se giró para ver de quien se trataba y se paró de su asiento cuando la vio. —¡MINA! —Gritó en respuesta y salió corriendo a abrazar a su amiga.

Detrás de Ashido, caminaba Kirishima mirándolas y riendo por el escándalo.

Se acercó al rubio cuando lo vio y lo saludó dándole la mano y sentándose a su lado.

—¿Y? ¿Qué tal, hermano? —Le dijo mirándolo.

—Uhm, genial. —Bakugou miraba su cerveza aburrido.

—¿En serio? —Eijirou lo miro feo, empujándole levemente. —Ya suéltalo todo, con quién te encontraste en el más allá.

—A qué no adivinas.

—¿Eh? No lo sé, Mina no me quiso decir nada a mi.

—Había una puta rana y un idiota de lentes.

—¿Viejo, podrías ser más claro? —El pelirojo no entendía nada.

—Estaba con la chica Rana de la UA y el idiota amigo de Deku y de ella, ese que tiene motores en los pies.

—¿Tsuyu e Iida? —Preguntó curioso.

—Uhm, sí ellos. —Katsuki bebió otro sorbo de su bebida, acabándola.

—Genial, me hubiese encantado haberlos visto. Oye, pidamos otra cerveza. —Eijirou pidió dos botellas más, y antes de que se las dejaran en la barra se acercó al rubio y le habló más bajito, golpeándole las costillas con su codo. —Y ¿qué tal la reconciliación?

Bakugou tragó en seco y lo golpeó para que se alejara de él. —¿Qué dices, idiota? Un caballero no tiene memoria.

—Baaah, Bakugou, no sé si molestarme por que no me dices nada o felicitarte.

Ambos amigos se quedaron hablando mientras dos chicas un poco más lejanas a ellos los miraban.

—Y bueno, luego llegamos y dormimos todo el día, jajaja. —Le contaba Ochako a su rosa amiga.

—Ay, jamás imaginé que Bakugou pudiera ser así. —Decía Ashido, con cara emocionada.

—Yo tampoco, pero no sabes cómo me encanta. —Reía la morena. —Oye, ¿porqué le dijiste donde estaba? Eres una traidora.

—Lo siento Uraraka, tú no lo viste, ya me había cautivado, no sabes todo lo que hice para encontrarte.

—Ay ya no lo digas que me da mucha vergüenza. —Decía la chica gravedad mientras movía las manos frente a ella.

—Jajaja, Uraraka no seas tan vergonzosa, ahora dime, ¿Cómo te pidió que fueran novios? —Mina levantaba y bajaba sus cejas mientras moraba de forma coqueta a su amiga.

—¿Uh? ¿Novios? Aún no me lo ha pedido. —Ochako se puso un dedo en la boca y miró hacia donde estaba Katsuki.

—¡¿Eeehh?¡ ¿Aún no? Pero si ustedes dos ya se besan y hasta… —Ashido no sabía si terminar.

—¡Sí, cállate! —Gritó la morena tapándole la boca. —Ni siquiera me lo había preguntado, tampoco es que me importe y ya fue demasiado, vamos a beber una cerveza con los chicos.

—¡Sí, vamos! —Y así ambas se acercaron a la barra y luego de un rato los cuatro se fueron a una mesa.

Desde la última vez que no se veían que reían tanto, era divertido pasar tiempo con los amigos, quién diría que ella se volvería tan amiga de Kirishima y de Bakugou, la pasaba genial con ellos.

Pero no podía evitar pensar eso que Mina le había comentado, ¿Porqué el rubio aun no le pedía que fuera su novia? ¿Acaso no significaba tanto para él?

Ya daba igual, porque después de unas horas su cabeza estaba en otra parte, el alcohol ya estaba empezando a hacer efecto en ella y en los demás, excepto Katsuki, que no bebió tanto ya que tenía que volver a casa con su chica y debía estar consciente para eso.

Pasadas las 4 de la mañana disidió que era momento de irse, vio como la morena estaba riendo fuertemente con sus amigos y se golpeó la frente, ¿Por qué espero hasta tan tarde para volver a casa?

—Bien Ochako, es hora de irnos. —Le dijo con voz pesada.

—¿Queeeé? ¿La llamaste Ochako? —Dijo la chica rosa. —Uraraka, ¿Qué significa esto?

—Yo me iré. —La morena se puso de pie, tambaleándose. —No preguntas.

Genial, las dos estaban ebrias.

Tomó a la manipuladora de la gravedad de la cintura y la subió a su hombro, sacándola del bar antes de que se pusiera peor.

—¡Adiós Uraraka! ¡Adiós Bakugou! —Gritó Eijirou levantando los brazos.

—¡Adiooooós! —Gritó Ashido esta vez.

—¡Nos vemos otro día! —Les respondía la morena desde los hombros del rubio.

—¿Por qué me tienes que hacer esto, Cara Redonda, no te acostumbres. —Le comentó Katsuki mientras caminaba hacia afuera del resinto.

En la calle el frío se notaba, así que cuando la bajó de encima de él, Ochako se acercó casi al instante y le tomó el brazo, intentando opacar lo congelada que se sentía.

Bakugou la notó y levantó un brazo, con cara aburrida, para que se acomodara junto a él mientras esperaban un taxi. La morena lo abrazaba con una gran sonrisa en el rostro, era un tonta cuando estaba borracha.

Cuando al fin pudieron encontrar uno para poder llegar a casa, se subieron y el rubio rogaba por que la chica no se mareara y tuvieran que bajarse para que vomitara.

—Katsuki. —Escuchó que lo llamaban de pronto.

—¿Huh? ¿Qué quieres, Cara Redonda?

Ella lo miró, dejándolo confundido, ¿Qué significaba esa cara?

—¿Por qué no me has pedido que seamos novios? —Le dijo de pronto, tomándolo por sorpresa.

—¿Ah? ¿Qué?

—Novios, ¿No quieres que lo seamos?

Bakugou miró al chofer del taxi instintivamente, casi como esperando para que él respondiera. Ni siquiera lo había pensado, osea, vivían juntos, ya se besaban, hasta habían tenido intimidad, eso estaba de más.

—N-No es necesario, es obvio que somos como una especie de novios o algo. —Respondió nervioso por la cercanía en la que se encontraba Uraraka.

—Uhmm, que malo eres Kacchan, si no me lo pides tú yo lo haré.

—¿Eh? ¿Q-qué? —No entedía y el rubor ya se estaba posando en sus mejillas

—Seamos novios Kacchan. —Dijo ella, tomándolo del brazo y acariciándose en el como si fuese un gato.

El rubio miró nuevamente al chofer con una cara entre rabia y sonrojo, tenía escrita en la frente la frase 'Dices algo y exploto este maldito vehículo con todos adentro'.

—¡¿Q-qué estás diciendo, idiota?¡ ¡Se supone que eso debo pedírtelo yo! —Le contestó gritando.

—Vamos, respóndeme, ¿O es que acaso no me quieres? —Lo miró con cara de pena, haciendo un puchero y ya se notaban sus ojos húmedos.

—¡N-No, no es eso! ¡Cállate tonta! —Le volvió a hablar con el tono fuerte, tomándole ambas mejillas con sus rasposas manos.

—Kacchan no me quiere. —Dijo lloriqueando.

—¡Si te quiero tonta, te amo! —En su desesperación porque Ochako no llorara, las palabras le salieron solas de la boca.

—¿Eh?

—¡Aaahh, idiota! ¡Te das cuenta lo que me haces hacer!

—¿Puedes decirlo de nuevo?

—No, tenemos que bajarnos. —Dijo cortante, pagando el taxi y abriendo la puerta para salir del vehículo.

Cuando los dos salieron, Uraraka seguía insistiéndole.

—Kacchaaaaan, dilo de nuevo.

—No.

—¿Porqué no? Acaso de verdad no me quieres. —A la morena se le volvieron a humedecer los ojos.

—¡Deja de hacer eso mujer! ¡No manipules a la gente! —El rubio no recibió otra respuesta que un puchero y los ojos de perrito de la chica. —¡Aargggh! Te amo tonta, ¿eres feliz ahora?

—Otra vez. —Lo animó a repetir.

Él la miró con cara seria y se acercó a su cara. —Te amo, tonta.

—Una vez más.

—Te voy a matar.

Ella sonrió ampliamente y se lanzó a su cuello para abrazarlo.

—Yo también te amo, Katsuki. —Bakugou le devolvió el abrazo, parecía más que la afirmaba, esperaba que recordara esto el próximo día. —Y aun no me respondes si quieres ser mi novio.

—¡¿Por qué arruinas los momentos, idiota?! Y eso debería preguntártelo yo.

—¿Y por qué aún no lo haces?

—No pensé que te importaría, prácticamente ya lo somos, imaginé que no era necesario.

—Aw Kacchan, eres tan lindo. —Dijo la morena, comenzando a flotar a su altura.

—De igual forma, si tanto te interesa, no me importa lo que respondas, desde ahora tú y yo seremos novios.

—Oye, debes respondérmelo tú a mi, yo fui quien lo preguntó.

—Bien, da igual. —La acercó más y la beso para callarla, sorprendiéndola. —Somos novios. —Terminó de decir, mientras le volvía a dar otro beso, más cortito.

—¡Aaah! —Gritó Ochako mientras subían (ella flotaba) las escaleras.

—¡¿Qué te pasa maldita histérica?!

—¡Tengo un novio tan genial!

Bakugou rodó los ojos, no sabía si sentirse bien por lo que había dicho la morena, decían que los borrachos decían la verdad, o sentir vergüenza, ¿Qué pensaría la gente que vivía por ahí con esos gritos?

Cuando llegaron al departamento, Uraraka hizo un show enorme para quitarse la ropa y acostarse a dormir, no pasaron ni 5 minutos cuando se quedó dormida.

Él en cambio, fue a cerrar y se tomó un café, apagó las luces y solo después de eso fue a su habitación a ponerse cómodo para recostarse junto con la tonta que lo tenía enamorado.

Sonrió cuando la vio durmiendo con la boca abierta, le acarició el cabello y bajó sus enormes mejillas.

No entendía como había cambiado tanto su vida después de conocerla.

Tal vez siempre debieron estar juntos, quien diría que la mejor amiga del idiota de Deku estaría durmiendo en su misma cama ahora, la misma chica que le dio una gran pelea en el festival deportivo, la misma que podía leerlo sin siquiera conocerlo, la idiota de la gravedad, la única que a pesar de tener un carácter de mierda no se asustaba y no corría lejos, que podía hacerlo reír, la misma que hizo que se volviera loco solo por el hecho de no tenerla a su lado.

La misma que conoció de la peor forma, si ese día algo hubiese salido mal, nada de eso le habría pasado y seguiría con su vida de mierda llena de trabajo y comida de microondas.

No la dejaría ir tan fácilmente, menos ahora que eran oficialmente pareja y hasta trabajarían juntos.

Sin duda encontrar a Ochako era un regalo, llegó a cambiarle la vida y definitivamente él llegó a cambiar la de ella, definitivamente la vida no era tan mala si estaban juntos.


Me quiero disculpar mucho por esto, han pasado 84 años :( pero juro que intenté muchas veces subir el último capítulo pero FF no me dejaba, espero que les haya gustado este fic, aunque otras personas ya lo terminaron de leer en Wattpad, no los olvidé a ustedes, mi gente de FF (L), gracias por todos sus reviews, por todos sus comentarios lindos y el apoyo, fui muy feliz con cada seguidor o favorito que me llegaba desde aquí, termino este fic llena de felicidad y amor gracias a ustedes, muacmuac.

Si quieren leer otra cosa, estoy haciendo un fic con mi OT3 wujfg Katsuki, Ochako y Shouto, maldición, la pinche perfección ajaja, se llama 'Tres son multitud, por si quieren darle una ojeada. Y bueno, me despido con una gran abrazo y mucho lov para todos, gracias por esto.