Los personajes que se utilizaran aquí no son míos son de la mangaka Rumiko Takahashi, solo los uso con fines de entretenimiento.
¿Cura?
Para ser sincera, no podía concentrarse absolutamente nada de nada en su tarea de matemáticas… Tenía la cabeza en otro lado. No dejaba de pensar en lo que había sucedido horas antes en la farmacia.
Cuando llego a su casa, oculto las vergonzosas pastillas de las miradas curiosas de su madre y de Souta, no deseaba que le preguntaran porque tenía eso, especialmente su madre que seguramente no la regañaría por las pastillas en sí, la mataría por no traer un condón en lugar del medicamento… Su madre podía ser un dilema entero.
Miro su ropero donde había escondido recelosamente las pastillas a la vista de madres, hermanos o abuelos chismosos.
La verdad ya no deseaba pensar en nada más, solo deseaba tumbarse en su cama y dormir como un tronco, después de todo era viernes, mañana no tenía escuela y eso le alegraba infinitamente, necesitaba un descanso de todo lo que había pasado en los últimos días.
Cerro su cuaderno con la fórmula matemática que no estaba ni empezada a resolver y miro con adoración a su mullida cama, algo le decía que esa noche seria maravillosa y deseaba creer en esa corazonada.
-Creo que me lo merezco… Hoy fue un día agotador… -murmuro para sí misma. -Después de todo mañana regreso a la época antigua…
La joven azabache fue a dormir, estaba tan cansada que no escucho cuando su madre entro en la habitación acompañada de Souta. Ambos miraron a la joven que dormía plácidamente sobre su cama.
-Ni siquiera se cambió la ropa. -comento su madre con gracia observando que la chica no se había puesto su pijama y se había dejado una falda holgada y una blusa de tirantes. A veces se preguntaba como su hija podía conciliar el sueño tan rápido.
-¿La despierto para ir al hotel? -pregunto el pequeño chico observando la hora, pues aún era temprano para llegar al hotel y gozar plenamente del cupón que se había ganado en su escuela para unas aguas termales.
-No, déjala dormir. Después de todo dijo que mañana se iba otra vez. -recordó la mujer saliendo de la habitación, apagando la luz a su espalda. -Déjala descansar.
El joven asintió y junto con la señora Higurashi fueron por el abuelo y las maletas para salir del templo a algún taxi.
La noche comenzaba a hacer de las suyas y todo el templo quedo a oscuras y con una joven dormida profundamente en su cuarto. Nadie adivinaría que del pozo devorahuesos saldría un medio demonio sonriendo satisfactoriamente, observando a sus alrededores confirmando que estaba en el tiempo de Kagome.
-Llego la hora. -se dijo a si mismo saliendo de cuarto del pozo, fijando su mirada en la casa de los Higurashi. No había ninguna luz prendida, por lo que respiro hondamente, verificando la presencia de algún integrante de la familia, pero solo encontró el de cierta encantadora miko, el resto parecían haberse ido hace algún rato. -Perfecto.
Sin perder más tiempo, dando saltos rápidos llego a la ventana de la habitación de la muchacha. Jalo la ventana abriéndola con facilidad, se introdujo al cuarto, respirando hondamente, impregnándose del embriagante olor de la mujer que lo tenía loco desde hace tiempo atrás.
Giro su cabeza y ahí, tumbada en su cama la encontró. Preciosa y perfecta… Esa maldita mujer era condenadamente hermosa y sexy. Sin mencionar que los rayos de la luna que se colaban por la ventana se reflejaban en la figura femenina, haciéndola ver como una diosa. La posición en la que estaba dormida era más bien una sugerente, con el torso hacia arriba, sus manos a los costados de su pecho y sus piernas estaban ligeramente abiertas, dándole un grandioso panorama de sus bragas.
La respiración de la joven era calmada, ajena al mundo fuera del de los sueños, donde estaba un albino relamiéndose los labios al saber que ese sería el jodido momento donde la haría suya de una vez por todas.
Se acerco a ella, se sentó en la cama y se acomodó sobre la joven, evitando aplastarla con el peso de su cuerpo, se recargo en sus manos. No fue ninguna tarea difícil, pues ella estaba profundamente dormida y se dejaba mover a gusto.
La chica se veía hermosa… Era una lástima que él no quería ver ese rostro tranquilo y dormido, quería ver ese rostro lleno de placer, gimiendo y gritando su nombre con la respiración agitada rogando por más… Oh, demonios… Solo de pensar eso su pene comenzaba a despertar…
Paseo una de sus manos del muslo femenino hasta su cintura estrecha suavemente. La miro unos momentos a los pechos cubiertos y sonrió… Los había visto ya varias veces, pero ahora nada podría detenerlo de poseerlos solo para el… Coló su mano por la blusa y la levanto lo suficiente para ver sus senos cubiertos por el sostén. Gruño molesto por lo bajo y con una de sus garras lo partió a la mitad, liberando los montones de carne suave y redondas.
-Mierda, Kagome… Tienes un cuerpo condenadamente perfecto… -murmuro tomando entre sus garras su pecho izquierdo, masajeándolo lentamente, deleitándose con su calidez y suavidad… Nunca se cansaría de eso… Bajo la cabeza a la altura del pecho y comenzó a lamer, quería probarla por completo.
-Mmm… -Kagome hablaba entre sueños, eso solo lo excito más, obligándolo a lamer el pezón derecho, sintiendo como este se ponía duro al instante de sentir su boca. -Inu…
Él se detuvo unos segundos. ¿Ella estaba soñando con él? Maldición, simplemente era demasiado, termino por exitarse aun mas y sin poder evitarlo eso… Lo hiso feliz…
Sintiéndose más excitado viendo como ella comenzaba a murmurar cosas entre sueños, bajo la cabeza aún más, tratando de llegar a su feminidad. Guiándose por su olor, su placer y la forma en que la chica se movía, llego a su entrepierna. Como sus piernas estaban ligeramente abiertas, fue fácil abrirlas un poco más y colar su cabeza, acercándola peligrosamente a sus bragas negras.
¿Por qué esa mujer tenía tantas prendas que le impedían ver su cuerpo? Con un suspiro rápido movió la prenda a un lado, pues tenía miedo de hacer un corte mal y lastimarla, especialmente cuando ahí era una zona sensible. Coloco su lengua sobre la prenda y lamió apenas, pero la mujer se removió un poco. Levanto la cabeza encontrándola aun dormida.
Sonrió para sí mismo y continuo con la labor. Volvió a lamer la zona con más ímpetu, hiso las bragas a un lado y comenzó a lamer los labios, paso su lengua lentamente, como si fuera una caricia delicada. Aun no era el momento de perder la cabeza y dejarse llevar por esa suavidad, ese cuerpo… Ese olor… Maldición… Ese olor… ¡Ese jodido olor!... No lo resistió más… Y perdió la cabeza.
Los lengüetazos que antes eran lentos, tanteando el terreno, ahora iban rápidos, desesperado por escuchar más suspiros femeninos que lo obligaban a perder aún más la cabeza y colocar sus piernas por encima de sus anchos hombros. Levanto unos segundos la cabeza, alejándose un poco de ella solo para verificar si la mujer seguía dormida, cosa que confirmo al ver que a pesar de respirar un poco dificultosa, aun parecía mantenerse dormida profundamente. Sin perder más tiempo continuo con su labor.
Kagome se sentía tan bien, estaba teniendo un sueño placentero de ella e Inuyasha… Era un sueño muy realista, por lo que las sensaciones eran mejores. Su piernas comenzaron a temblar y le comenzó a faltar el aire solo por las caricias que sentía en su parte intima … Al sentir que estaba por acabar, abrió los ojos soltando un gemido de puro placer, despertando del delicioso sueño en el que creía que se encontraba.
-¡Ah!... -a pesar de que el "sueño" había terminado, ella aún se sentía con intenso placer.
Inuyasha no perdió más el tiempo y sin pensarlo mucho utilizo sus dedos para masturbar mejor la mujer, hasta que finalmente escucho el largo y extasiante alarido de la joven, indicando que por fin había llegado al preciado orgasmo que durante tanto tiempo a él se le había impedido ver en ella.
La azabache cerro los ojos, con su respiración irregular y sus mejillas sonrosadas, se veía hermosa sobre la cama, parecía una diosa que su demonio estaba por poseer sin importarle nada.
-Finalmente terminaste en mis labios, pequeña. -los ojos chocolates, con unas cuantas lagrimillas, levanto la mirada encontrándose con el medio demonio entre sus piernas, sonriéndole seductoramente, mostrando sus colmillos peligrosamente afilados…
-¡I-I… I-Inu…! -Kagome sentía que su corazón había dejado de latir en ese mismo momento, solo para volver a revivir con más intensidad a tal grado que sentía que en cualquier momento se le saldría del pecho. -¡¿Q-q… Ha...?! -la sorpresa, evidentemente no la dejaba hablar, sumándole al placentero momento, su orgasmo y por si fuera poco, que ese sexy hombre estuviera de rodillas entre sus piernas con esa sonrisa con su mirada dorada penetrante y profunda… La verdad es que sintió que Kagome Higurashi había muerto.
-Deberías ver tu cara en este momento. -el hombre soltó una ligera carcajada al verla tan apenada, casi sin saber a dónde ir para morir de vergüenza. -Estas completamente roja, preciosa.
Oficialmente, Kagome Higurashi, estaba por tener un paro cardíaco y que le diera un derrame cerebral por todas las emociones y cosas que quería o debía decir.
Tomando desprevenido al albino, la muchacha logro recoger sus piernas a su pecho que hasta ese momento se había dado cuenta que estaba desarreglado y con su sostén roto. Ella retrocedió del cuerpo masculino hasta que su espalda choco con la cabecera de su cama.
Inuyasha la observo un poco más, deleitándose con su cuerpo cubierto con la ropa totalmente desarreglada. Su mirada reflejaba angustia, vergüenza y aunque estaba seguro que también veía deseo, deseo que ella no iba a aceptar tan fácil ante él.
-¡¿Qué hacías?! -se sintió una tonta por preguntar, pero fue lo único que en su cabeza se formuló solo para romper ese silencio tan incomodo entre ellos dos.
-¿Realmente quieres que te lo diga? -él arqueo las cejas, divertido y excitado por la situación.
-Si… ¡Bueno, no!... Yo… -su mirada comenzó a temblar, no podía mirarlo fijamente porque sentía que su rostro explotaría de puro calor acumulado. -¿Q-que haces… aquí?... -pregunto finalmente, intentando sacar otro tema, obviamente en vano.
-Vine a poseerte. ¿No es obvio? -¿una persona podía morir de vergüenza o de derretirse ante alguien? Porque probablemente ella moriría de las dos formas.
-Creí que los chicos…
-¿Me detendrían? -completo con ironía, recordando con amargura el momento en que la sacerdotisa muerta regreso solo para joderlo. -Para nada, sin embargo, debo admitir que no fue fácil llegar aquí. -Kagome lo miro curiosa, por lo que él aprovecho para tratar de ablandarla. -La perra de Kikyo trato de impedírmelo, pero la ignore. -fue un resumen muy corto a comparación de todo lo que ese estúpido cadáver le había echo pasar.
-¿Kikyo?... -el ambarino asintió.
Kagome no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa al pensar que Inuyasha, la estaba prefiriendo a ella y no a Kikyo. Se sintió feliz.
-Ahora dime, Kagome. -ella lo miro atenta, olvidando su actual vestimenta y lo desarreglada que estaba. -¿Qué estabas soñando? Digo, ya que estamos en esto de cambiar de temas.
Los colores volvieron al rostro femenino, sonrojándose hasta las orejas, creyendo que si ahora se viera en un espejo estaría totalmente roja como un tomate.
-Eh… Yo… -lo recordaba a la perfección. En su sueño Inuyasha la estaba mimando con caricias en sus pechos y en su entrepierna… Pero era penoso decírselo a pesar de todo lo que ya habían pasado. -Yo… No recuerdo. -mintió.
-¿De verdad? -pregunto desinteresadamente. -Porque yo juraría que escuche unos cuantos gemidos seguidos de mi nombre entrecortado saliendo de tus labios. -era todo, tal vez ahora ella moriría del calor en su rostro y en el resto de su cuerpo solo por recordar el sueño húmedo que tuvo.
-Inuyasha… -el aludido se había abstenido un buen rato de poseerla ahí mismo, pero al escuchar su nombre de esa forma, saliendo de su boca en un hilillo de voz logro ponerlo duro sin razón aparente.
La mujer lo miro asustada al ver como él se acercaba lentamente a su cuerpo. Trato de retroceder más, pero el respaldo de la cama se lo impidió. Su mente quedó en blanco al verlo tan cerca de ella y cuando por fin se le había ocurrido decirle el conjuro, era muy tarde, él ya estaba tan cerca que sería una mala idea decirle "la palabra", pues seguramente por la posición él caería sobre ella.
-Por favor Kag… Déjame tomarte como mía… -la sacerdotisa apretó sus manos contra su pecho, sintiendo tantas ganas de abrazarlo solo para perderse en la lujuria con él… Pero no podía… No podía olvidar lo que la anciana Kaede le había dicho…
"No cedas ante alguna insinuación de él, por más tentadora que sea."
-Inuyasha… No… -murmuro, sin estar muy convencida ella misma de su negación.
Él gruño en respuesta.
-¿Es por lo que te dijo esa anciana? -ella asintió levemente.
-Inuyasha… No quiero hacer una tontería que te cueste caro… ¿Qué tal si no vuelves a ser tu?...
-¿Extrañas al antiguo Inuyasha? ¿Es eso? -nuevamente asintió. -¿Quieres decir que me prefieres indeciso y con temores incontables?
Ella lo miro temerosa… No sabía que responderle…
-No me agrada que uses una máscara como esta para escapar de todo eso… -él la miro confundido unos momentos, para luego carcajearse. -¿De qué te ríes?...
-Kagome. -hablo al estar más calmado. -Tal vez esta personalidad no la hayas visto antes porque a decir verdad la ocultaba de todos, pero siempre he sido así… Solo que… -cerro la boca de inmediato, estuvo a punto de decir más de la cuenta. -No es nada. ¿Qué escoges Kagome?...
-Yo… -apretó más sus manos sin saber muy bien que decir.
-Si de algo te sirve. -susurro acariciando los mechones de cabello azabaches. -Kaede descubrió que una posible cura era que yo te hiciera mía.
-¿Qué…? -aturdida lo miro. ¿Qué estaba diciendo? -Eso…
-Es verdad, sabes muy bien que algo que a mí no me gusta es mentir.
Lo miro en silencio unos momentos, relajándose con las caricias en su cabello… ¿Realmente esa podía ser una cura?... Sin importar sus sentimientos solo era un cincuenta porciento de posibilidades de que funcionara… Y aun así, a pesar de las posibilidades, había una vocecilla en su cabeza diciéndole que lo intentara, que era lo que ambos deseaban…
Algo hiso clic en su cabeza y antes de darse cuenta, estaba besando tímidamente los labios masculinos, dándole una respuesta muda pero que él entendió a la perfección.
-Ya no hay vuelta atrás. -las manos masculinas abrazaron la estrecha cintura para cargarla levemente y acomodarla en la cama para tener ambos una mejor posición. -¿Quieres que termine de rasgar tu ropa o quieres quitártela tu? -con la mejillas rojas trato de quitarse la blusa con movimientos torpes, recordando que debajo de su blusa mal acomodada, se encontraba su sujetador roto por la mitad.
-No tenías que romperlo… -murmuro apenas, sacándose por completo la prenda y quitándose lo que alguna vez sirvo como sostén.
-Tal vez, pero estoy desesperado.
A pesar de que la situación a ella le apenaba, ese pequeño comentario la hiso relajarse un poco… Solo para recordarse que ella estaba más desnuda que él, cosa que volvió a logra un color rojo en sus mejillas.
-Quítate… el haori… -Inuyasha la miro con diversión mientras se quitaba las prendas superiores, quedándose solo con la hakama.
-Ahora déjame probarte, pequeña. -sus palabras la hicieron estremecer antes de comenzar a sentir el caliente contacto con su piel tibia.
Sus grandes manos viajaron desde los hombros femeninos hasta posarse sobre uno de sus senos, los cuales comenzó a masajear y apretar a placer. La azabache comenzó a gemir en voz alta, olvidando por completo que estaba en su habitación con su familia en el piso de abajo… ¡¿Su familia en el piso de abajo?! ¡Seguramente ya los habrían escuchado! La vergüenza comenzó a dominarla y empujo por el pecho al hombre sobre ella quien suspiro irritado antes de preguntar.
-¿Qué ocurre ahora?
-¡M-mi familia! ¡Eso ocurre! -chillo con pena palpable. -Seguramente ya nos escucharon… Yo…
-¿Solo eso?
-¡¿Cómo que "solo eso"?! ¡Si nos escuchan me matan! -él no quería escucharla quejarse, quería oirá gritar y gemir de puro placer. Se acerco a ella y le dio un leve beso para relajarla.
-Está bien, ellos no están en la casa. -¿Cómo que no estaban? Eso era raro… Y muy conveniente. -Relájate y déjame complacerte. -ella no dijo nada más, confiando plenamente en él…
Olvidándose de la única preocupación que en ese momento se le pudo ocurrir, Kagome volvió a dejarse llevar por las grandes manos masculinas que la llevaban al paraíso, se dejó besar por esos labios que simplemente sabían cómo volverla loca, peor lo que más la excito y motivo, fue sentir un bulto rosarse contra su rodilla.
-¡Ahh!... Inuyasha… -le encantaba. Le encantaba escuchar esa voz dominada por el placer y sentir su cuerpo temblar bajo sus garras… Era todo lo que siempre había deseado…
La beso bruscamente, intentando aplacar su propio placer, rozándose contra la pierna femenina, bajo su mano libre hasta el trasero de la joven, trazando un camino con sus garras hasta llegar al lugar que antes había torturado con sus labios.
-No tienes idea de las ganas que tengo de hacértelo ahora… Hacértelo duro y que solo tengas cabeza para gemir y sentir placer por mí. -sus simples palabras junto a esa voz ronca lograron mojarla aún más. Sintió las garras entre sus piernas cobrar vida, rosándose contra sus labios protegidos aun por sus bragas. -Ya estás muy húmeda, puedo escuchar claramente el sonido indecente cuando muevo mis dedos. -Kagome soltó un jadeo, enrollando sus brazos en el cuello del hibrido mientras sus piernas comenzaban a temblar incesantemente.
-Inuyasha… Sigue… Se siente bien. -logro articular apenas, mordiendo sus labios para aplacar los sonidos lujuriosos que querían salir de su garganta. -¡Ahh! Por favor… Más…
-Muy bien pequeña pervertida, si quieres más, deberías de ganártelo. -la joven abrió los ojos enormemente, sin entender a lo que él se refería.
-¿G-ganármelo?... -pregunto, con la vergüenza regresando a sus mejillas.
-Así es, me has tenido duro un buen rato, es bastante doloroso pero rosarme en tu pierna ya no me es suficiente. -Sin saber aun a donde quería llegar el albino, dejo que tomara su mano y la guiara hasta donde él quería. -Quiero que me ayudes con mi… Gran problema. -Las mejillas femeninas volvieron a tornarse completamente rojas al sentir como depositaba su mano en el enorme bulto que se rosaba insistente contra ella.
-Yo… -la voz le temblaba, su mente por unos segundos se había tornado blanco… No era la primera vez que lo acariciaba, pero… No podía dejar de apenarle la idea de que eso fuera tan grande… Inuyasha de pronto se separo de ella con una gran sonrisa en su rostro. Se sentó frente a la muchacha quien pronto le siguió e igualmente se sentó mirándolo confundida. -¿Qué haces?...
-Kagome, no es la primera vez que haces esto, me sorprende que aun así preguntes. -ella no supo que decir. ¿De que hablaba Inuyasha? No entendía hasta que sintió como él tomaba sus dos muñecas y las guiaba por su marcado abdomen hasta toparse con el límite de la hakama. -Quiero que lo toques y lo chupes.
Su mente quedo en blanco… Lo miro incrédula sintiendo su rostro enrojecer… ¿Él quería… que?…
-¿Qué?...
-¿Quieres que de detalles? -pronto negó rápidamente con la cabeza. -¿Entonces? Como he dicho, esto no es algo que no hayas hecho conmigo.
-Espera… ¡¿QUÉ?! -su mente comenzó a ser un caos, su cuerpo entero comenzó a temblar y su rostro enrojeció a un punto que creyó inhumano. -¡Y-yo no he…! Esto… Nunca… Ah… -era obvio que estaba mas que confundida, confundiéndolo a él.
-¿No recuerdas cuando lo chupaste en esas aguas termales? -¡¿QUÉ ELLA HISO QUE EN UNAS AGUAS TERMALES?!... Un segundo…
Kaede se giró a la joven miko quien parecía despertarse poco a poco.
-Ya despertaste, que bueno.
-Yo... -Trato de hablar, pero por alguna razón, tenía los músculos de los labios algo entumecidos. Que raro... Y pensándolo mejor, su boca sabía rara... No había un sabor desagradable, pero si uno extraño que por alguna razón no le incomodaba mucho.
-¿Que recuerdas?
-Recuerdo que... Unos ogros que atacaron en las aguas termales... Pero llego Inuyasha a Salvarme... A partir de eso no recuerdo nada. -respondió colocando su mano en su frente, la cabeza le daba vueltas...
-Ya veo. -la anciana se giró y continuo haciendo la cena.
Kagome trato de levantarse del futou, pero al intentarlo, su intimidad le dolió mucho obligándola a volverse a acostar. ¿Por qué le dolía tanto su sexo? Quizá fue cuando uno de los ogros la soltó bruscamente y seguramente se golpeó con algo.
¡Eso explicaba muchas cosas!
-Entonces tu y yo… Ya… -trato de preguntar, pero la situación era tan penosa que guardo silencio rápidamente.
-No, no hemos tenido sexo, solo… Lo chupaste y luego te desmayaste. -explico rápidamente, sin entrar mucho en detalles.
-N-no lo recuerdo… -confeso sintiendo las manos masculinas soltar sus muñecas lentamente.
-No tienes que hacerlo, solo era por… -la situación lo superaba incluso a él. ¿Cómo mierda iba a saber que ella no lo recordaría? Después de todo el tema no salió y él pensó que simplemente lo había perdonado por haber abusado de ella cuando estaba drogada…
-¡Quiero hacerlo! -soltó de pronto sin pensar mucho, el ambarino la miro sonriéndole pícaro. -B-bueno… Eh… Si tú me dejas, claro…
-Encantado. -concedió tomando una mejor posición.
Con el corazón latiendo como loco y su cuerpo tembloroso, se acercó a él de rodillas. Al estar frente a él lo primero que se le ocurrió fue besarlo torpemente en los labios, esperando tomar valor para lo que estaba por hacer.
Bajo sus manos rozándolas con el torso desnudo del hombre hasta llegar nuevamente al borde de la hakama. Sin mirar, desabrocho el nudo con algo de vergüenza, bajo las manos para acariciar la caliente y dura carne. Escucho un gruñido por parte del albino, separándose de sus labios para cerrar los ojos, morder su labios y mirarla con esos ojos dorados llenos de deseo.
Comenzó a repartir leves besos por el pecho trabajado, creando expectativa.
-No te lo dije, pero te ves preciosa bajando por mi cuerpo hasta llegar a mi pene. -ella se sintió más húmeda, sus palabras eran tan estimulantes y vergonzosas a la vez…
Cuando llego a su objetivo lo observo… Por un segundo tuvo miedo de que el miembro enorme y grueso de Inuyasha entrara en ella… Respiro profundo antes de comenzar a acariciar su longitud con las manos inexpertas, apretando un poco en su camino. La respiración irregular del hombre la estimularon, quitándose la vergüenza de encima beso levemente la punta, casi temiendo hacer algo mal.
-¿L-lo hago bien? -pregunto antes de darle una lamida al glande.
-Delicioso. -respondió mordiendo su labio, conteniéndose.
Kagome comenzó una serie de leves lamidas alternando entre el glande y el tronco, mientras que sus manos subían y bajaban.
Decidió aventurarse metiendo en su boca la cabeza del pene, estaba por separarse cuando sintió las garras en su cabeza, indicándole que tragara más. Queriendo complacerlo, hiso lo que le pidió, tragando un poco más, pero al ser enorme y su boca pequeña, apenas podía meterlo sin que rozara sus dientes, por lo que succiono lo poco o mucho que cabía en su boca, lamiendo de vez en cuando.
La respiración agitada, la mención de su nombre, lo gruñidos… Todo se mezclaba, estimulándola aún más, mojándola por estar ansiosa y excitada por escuchar a Inuyasha, ese híbrido orgulloso del que estaba enamorada, tener su placer en sus manos y él tenía el suyo en sus garras…
Su cabeza subía y bajaba, su propia respiración se dificulto, su cabello en ocasiones caía por sus hombros acariciando la piel del hombre, excitándolo aún más, haciendo que soltara y contuviera varios gruñidos de satisfacción, echando la cabeza para atrás, apretando sus manos contra la cabeza femenina.
Kagome supo que no podía huir, y sentir como el empezaba a embestir su boca sin darse cuenta, entendió que debía hacer que él acabara para poder respirar bien.
El sabor extraño que recordaba vagamente comenzó a hacerse presente conforme más lamia y chupaba, una de sus manos la ayudo a masturbarlo mientras que la otra se iba lentamente a su propia entrepierna sin poder evitarlo, comenzaba a dolerle… Inuyasha no pasó desapercibida la acción, soltó la cabeza femenina y tomo la mano con la que ella pretendía masturbarse a sí misma.
La joven se separó de él agitada, con su saliva corriendo por la comisura de sus labios, sus mejillas rojas la hicieron ver hermosa…
-¿Pretendías masturbarte? -ella no respondió, respirando agitada tratando de recuperar el aliento. -No lo harás, tu sexo debe de estar palpitando como loco ahora mismo y cuando termines tu oral yo me encargare de penetrarte. Quiero sentirte palpitando alrededor de mi clamando por complacerte. ¿Está bien? -su cerebro no funcionaba bien por lo que simplemente asintió y continuo con su tarea de succionar. -Si quieres usar esa mano, podrías apoyarte en ella.
La azabache lo continuo acariciando de arriba a abajo con su propia saliva que estaba resbalándose por la longitud del pene. La intimidad de ella clamaba por atención, pero solo se limitó a mover sus caderas en un intento de aplacar la necesidad.
Verla retorcerse así solo logro excitarlo más y sentir como succiono el glande fue… Tomando entre sus dedos el cabello azabache la obligo a no separarse de él solo para que tragara su semen, pero al ser tanto de su boca salió un hilo del espeso líquido, tragándolo rápidamente.
Su agarre se aflojo y ella se levantó respirando agitada, limpiándose las manos con su falda antes de quitarla lo más rápido que pudo… Estaba muy ansiosa… Reconocía que después de tanto tiempo en abstinencia le estaba cobrando caro. Las noches donde ella misma trato de complacerse sirvieron un poco al principio, sin embrago, pensar en ese hombre y su hechizante cuerpo con su mirada dorada que, sentía, le penetraba el alma, la masturbación ya no había sido un camino tan eficiente.
Respiro agitado, intentando normalizar su respiración de la mejor forma posible. A pesar de haber llegado al orgasmo su pilar de carne aún se sentía duro… ¿Cómo esa mujer podía tenerlo así? La sonrisa complacida no pretendía abandonar su cara, acercándose a ella quien acababa de quitarse su falda, observándolo con sus ojos oscuros se lanzó a besarlo. Correspondió rápidamente, chocando su espalda con la pared.
-Estas muy ansiosa. -comento al verla separarse de él, seguramente después de escuchar el golpe.
-Ah… Yo… -¿Cómo pudo ser tan atrevida? El cuerpo reclamaba el de Inuyasha, pero no había controlado su fogosidad antes de lanzársele de esa manera al hanyou. -Perdona… E-estoy un poco…
-¿Ansiosa? Se te nota a kilómetros, preciosa.
-¡N-no!... Nerviosa, tonto… -pensó contradecirle, desechando pronto esa posibilidad. La tomo por los muslos abriéndolos y acomodando el cuerpo femenino a horcajadas de su cadera. -¿Qué…?
-Mueve las caderas. -ordeno posando sus labios sobre uno de los pezones erectos de la joven quien gimió sorprendida. -Cuando creas estar lista, me lo dices.
¿lista? ¡Mierda! ¿Qué no se daba cuenta que estaba desesperada con las bragas mojadas? Trato de decírselo hasta que la pena ataco su garganta. ¿A ese punto aun le daba vergüenza? ¡¿Qué clase de mujer en pleno siglo XXI era ella?! Al no poder formular palabra alguna, comenzó a mecerse sobre el miembro duro de su amante, quien parecía bastante ocupando excitando sus pechos y espalda con sus garras en conjunto con su boca. Al saber que su mensaje no le fue llegado al albino, movió con más insistencia las caderas, llenándose de descargas eléctricas deliciosas.
Se separo de él, ante la mirada complacida del hombre, se quitó las bragas, quedando completamente desnuda ante el ambarino. Volvió a su antigua posición, sentándose sobre él. Frotando sus dos sexos desnudos, gimiendo ambos en el acto, era la primera vez que lo hacían sin ropa de por medio, sin esas predas estorbosas que les impedían disfrutar plenamente del otro.
Kagome comenzó a gemir más alto, se aferró al cuello de Inuyasha quien la abrazo por los glúteos ayudándole en su labor, obligándola a rozarse más rápido contra él, las sensaciones estaban logrando que su cuerpo temblara y rogara por el próximo orgasmo.
-¡Ah! ¡I-Inuyasha! ¡Yo…! -él la beso, metiendo su lengua casi con brusquedad en su boca, con la mente nublada por el placer, también lo beso con la lengua lo mejor que su desconectado cerebro estaba haciendo.
El orgasmo estaba por llegar e Inuyasha lo sabía, ella se estaba poniendo más húmeda de lo que estaba, bañándolo por completo de sus jugos… Cuando escucho el grito de la chica, seguido de sus uñas clavarse en su espalda, se dijo que era hora. La pasión lo cegó por un momento, momento que aprovecho para adentrarse por completo en ella sin detenerse a pensar. Ella se sentía muy bien, era cálida, húmeda y sobre todo era muy estrecha, casi a un punto doloroso.
La azabache se estremeció por el reciente orgasmo y el nuevo dolor, clavo aún más sus uñas, soltando un pequeño grito de sorpresa.
Ambos respiraron agitados, él trato de buscar su rostro, pero Kagome lo oculto entre los cabellos plateados en un intento de esconder su dolor.
-¿E-estas bien?... -la miko asintió levemente, pero sabía que ella estaba mintiendo, su cuerpo estaba tenso siendo que hace unos momentos estaba relajado, completamente entregado. -Lo siento, pequeña… -se disculpó, pasando sus garras por el cabello alborotado.
-N-no duele… -formulo finalmente. Admitía que era muy incómodo, pero el dolor de haber sido penetrada tan rápido se estaba esfumando un poco. -Puedes seguir.
-¿Bromeas? Estas muy tensa, solo te lastimaría. -Kagome no respondió a lo evidente. -Si quieres puedo sacarlo y…
-¡No! -negó rápidamente, separándose de él rápidamente. -Muévete, por favor…
-Pero… -la mirada de ella era insistente, quería seguir. La miro unos segundos antes de acercarse a su cuello y morderlo ligeramente. -Bien. Tu ganas. Voy a seguir. -susurro feliz. Reconoció que se había alegrado al escuchar esas palabras. Ella asintió, cerrando los ojos esperando la salida... No paso nada.
-¿Inuyasha? -Kagome callo rápidamente al sentir un par de garras traviesas en su clítoris. Gimió sin poder evitarlo, rasgando un poco más los anchos hombros. -¡Ah! ¡Es-espera! -el albino volvió a morder un poco su cuello, bajando hasta el inicio de sus senos donde lamio insistentemente. -¡Inuyasha! -probo a salir de su cálido interior un poco, para meterse de nuevo en ella un poco más lento que la primera vez.
-¿Se sintió mejor? -pregunto en un susurro, era tremendamente difícil para él mantener la calma y no meterle el pene hasta el fondo lo más salvaje que pudiera por lo delicioso que se sentía, pero Kagome era importante para él… No podría hacerle eso… La joven sacerdotisa asintió mordiendo sus labios.
El dolor ya no estaba tan presente, pero aun así había un leve escozor que incomodaba, sin embrago, con las carisias del joven, el placer estaba opacando por completo esa sensación.
-Sigue… -pidió apenas en un susurro la muchacha. -No duele…
-¿Segura?
-Segura.
Creyendo en sus palabras, inicio un vaivén lento, como para confirmar sus palabras. Al obtener leves suspiros y ninguna queja o signo de dolor, decidió aumentar un poco más la velocidad de sus embistes. La azabache lo acompaño también, subiendo y bajando las caderas al compás del chico, la sensación comenzaba a sentirse bien… Trato de animarlo a ir más rápido, meciéndose sobre él. Lo miro a los ojos, invitándolo a ir con un ritmo más rápido. No dijo nada solo le mostro esa sensual sonrisa socarrona antes de tomar sus glúteos con fuerza.
-¿Realmente quieres que vaya rápido? -sintiendo como la excitación volvía, asintió con la mirada perdida. -Muy bien. Entonces iré rápido. -Kagome no se esperaba para nada las embestidas desesperadas que el albino comenzó a darle de repente, haciéndola gemir por el placer y un poco de dolor que le causaba. Se aferro aún más a sus hombros si era posible, tratando de callar los gemidos de su boca.
-¡Ah! ¡Inuyasha!
-¿Qué ocurre, Kagome? ¿Se siente bien? -susurro, haciéndola bajar y subir a su antojo, mientras ella solo podía soltar sonidos de placer.
-¡Más! ¡Inuyasha! ¡Más! -el placer opaco el dolor y la incomodidad por completo, dando paso a la lujuria que ella había guardado por tanto tiempo. Sin ningún pudor, soltó todos los gemidos que su cuerpo le pedía.
-¿Más? Como desees. -La joven abrió los ojos enormemente al sentir la velocidad aumentar, sumado a la fuerza con la que él entraba en su interior. Su pene entraba por completo en ella en la posición en la que estaban.
Las piernas de la chica comenzaron a temblar al no poder seguir el paso que las caderas masculinas habían indicado. Notando el estado de la miko, la tumbo sobre la cama sin dejar de penetrarla, esta vez con más libertad al ser él quien indicara por completo los movimientos. Los senos de la azabache rebotaron sin control por la fuerza bruta del hanyou que le encantaba. Aprovecho para bajar la cabeza y acercarse a sus pezones erectos, los chupo con fuerza, queriendo así descargar las sensaciones que lo embargaban. Kagome gimió extasiada por el trato, la fuerza era deliciosa y la velocidad perfecta.
Kagome sintió que su sexo comenzaba a palpitar de nuevo, abrazando como pudo las caderas del chico y enrollando sus dedos entre el cabello platinado subió el volumen se sus gemidos y jadeos. Inuyasha sentía perfectamente como la sacerdotisa se empezaba a apretar en su miembro queriendo extraer su semilla de una buena vez.
-Joder, Kagome… Estas muy apretada…
-¡I-Inuyasha!
Apretando los dientes con fuerza, forzó tres embistes más profundos hasta que el interior ardiente de la chica pudo más con él y termino por correrse dentro con un gruñido gutural, disfrutando de su orgasmo, continuo embistiéndola un poco más.
Kagome sintió el semen del ambarino llenarla por completo, era cálido y el cuerpo sudoroso del hombre recargarse sobre su pecho mientras la seguía embistiendo un poco más, fue el detonante que causo su nuevo y explosivo orgasmo.
-¡Inuyasha! -su cuerpo tembló sin piedad mientras que su respiración volvía a ser irregular… eso había sido… -¿I… Inu…? -sin las fuerzas para pronunciar el nombre de su pareja, la azabache sintió como una de sus piernas era elevada hasta la altura del hombro del chico, quien le sonrió de forma ladina antes de rozarse contra su entrada con su pene nuevamente erecto. -¡Ah! ¡¿Qué haces?!
-Voy a volver a penetrarte, ¿no lo ves? -Kagome volvió a sonrojarse completamente, esas respuestas descaradas del hombre le apenaban, pero a su vez la excitaban.
De una sola estocada, se adentró en ella profundamente, sacándole un nuevo gemido de placer, obligándola a retorcerse.
-Estas muy duro… -murmuro apenas la chica sintiéndolo en su interior tan duro o más que antes.
-Tu me tienes así desde que apareciste con esas pequeñas ropas. -contesto refiriéndose al uniforme que ella solía usar. Inicio los embistes rápidos y duros nuevamente.
Ella trato de reclamarle, pero en su lugar soltó un gemido de placer mientras cerraba los ojos fuertemente, sintiendo como su cuerpo volvía a responder ante él de una forma tan fácil que le parecía increíble. Los jadeos volvían a salir de sus labios. Todo se estaba sintiendo perfecto, amaba la forma en que Inuyasha entraba sin piedad dentro de ella. El albino subió la pierna restante de la joven sobre su hombro, teniendo el completo control del cuerpo que dominaba con fiereza.
Con embistes desesperados y profundos, podía ver como Kagome cerraba sus ojos conteniendo el placer, la forma en que sus manos se aferraban con fuerza a las sabanas, como sus senos rebotaban, incluso adoraba la forma en que la azabache soltaba sonidos tan lujuriosos que le hacían perder la poca cabeza que le quedaba entre el placer.
Ella estaba mas sensible, cada embestida la estaba llevando al clímax nuevamente. Con el cuerpo siendo movido con brutalidad, sus manos temblorosas trataron de llegar al rostro del ambarino sin ningún éxito, sin embargo, este al tonar el gesto de la muchacha, detuvo los embistes momentáneamente, cosa que la frustro levemente antes de sentir como nuevamente bajaba sus piernas a la altura de las caderas masculinas para acomodar su cabeza mejor entre sus senos.
-Me gusta esta posición. -confeso el hanyou lamiendo levemente el contorno de su pezón alterado. -Tus pechos me encantan.
-Inuyasha… -sintió como volvía a mimar sus montones de carne con los labios ayudándose de su lengua, suspiro de gozo. -Inuyasha… Yo… Yo te… -antes de decir la tan esperada palabra: Amor, el joven le propino un embiste rápido y profundo que le hiso callar de inmediato para reemplazar sus palabras de amor por un grito lleno de placer.
-Lo sé, no tienes que decírmelo. -aseguro, iniciando nuevamente con las penetraciones rápidas, salvajes sin descanso que habían marcado desde hace momentos atrás.
La miko no pudo más, las sensaciones eran demasiadas para su cuerpo. Abrazo al joven por la espalda con fuerza, marcándola con sus uñas, descargando el placer que no podía expresar con gritos o jadeos. Al sentir una embestida más fuerte que las anteriores fue mucho, termino llegando al orgasmo con las piernas temblorosas y el cuerpo empapado de sudor… El albino no pudo más, el cuerpo de la chica sabía cómo tratarlo, e inconscientemente o no, lo apretó con fuerza, logrando que después de un par de embestidas mas se viniera nuevamente dentro de ella.
-¡Ah!... -Kagome trataba de normalizar su respiración, había sido increíblemente delicioso, su cuerpo le pedía tregua, sin embargo su jodido sexo seguía palpitando furioso por el pene del albino dentro de el embistiendo con tanta fuerza para volverla loca… -E-eso fue…
-¿Crees que termino? -murmuro el hombre, respirando dificultosamente, con su hermosa sonrisa sexy que, inconscientemente, la mojaba más. -Aun tengo muchas ganas de ti, pequeña. -ella no le podía creer. ¿Cómo que después de todo esto aun no se satisfacía?... Descarto pronto que se trataba de una broma al sentir como nuevamente su duro falo se rozaba contra su entrada y clítoris con insistencia. -La diversión apenas comenzó.
-I-Inu… -trato de pedirle, rogarle que la dejara descansar, pero cualquier suplica quedo opacada por el sonido de su grito de placer mezclado con leve dolor cuando lo sintió entrar de nuevo.
La noche seria larga.
Continuara…
¡HOLIWIS MOFFINS QUE NO SE SI ALGUIEN SIGUE VIVO!
¿Cómo están? Casi un año desde mi partida, pero tengo mis razones preciosas que les resumiré en un párrafo para que no las divida en más :D
Como tal vez supieron o no, me quede en la escuela que quería, los primeros meses fueron bien… ¡BIEN PINCHES DIFICILES! ¡Me costó un ovario y parte del otro acostumbrarme al cambio de mi escuela furris a esta! Luego vinieron las vacaciones y comencé a trabajar para comprarme una Tablet wacom (que por cierto salió más barata de lo esperado) y antes de darme cuenta: ¡PUM! Había reprobado una materia, por lo que le sume esa materia a las que ya tenía del semestre… Luego la pase y cuando me di cuenta ¡PUM! Recta final del semestre de nuevo, ¿y adivinen quien reprobó de nuevo otra materia? ¡Su jodida servilleta!
En resumen: Culpen a mi escuela.
Pero ese no es el tema… ¡El principio del capítulo ya lo tenía escrito desde el año pasado! Pero apenas me di el tiempo de terminarlo, así que si notan alguna diferencia de escritura, sorry, pero no quería escribirlo todo de nuevo :"( tengo unos traumas bien culeros con eso de reescribir el capitulo otra vez. Pero como es lemon con olor a limón vergas lo aceptaran como disculpa, ¿verdad?... ¡¿verdad?!
?: Mejor pasemos a los reviews, ¿te parece pendeja?
serena tsukino chiba: Pues sí, paso lo que tenía que pasar, y espero no haber dejado a nadie decepcionado porque hace un buen que no escribo estas escenas XD Y nop, para que Inu suelte la lengua va a tardar aun más, porque ese jodidamente sexy hanyou es terco como una mula. ¡Perdona por no actualizar! ¡Nos vemos y un abrazo a ti también!
CristalHeart28: ¡Gracias pequeño moffin! Y no te preocupes, que sinceramente espero que no me odies por no actualizar, pero así es la maldita vida :") ¡Gracias por las felicitaciones! Nadie nunca se había preocupado tanto por mi y es lindo saber que si me comprendieron en ese aspecto, gracias TWT ¡Espero que te haya gustado el capítulo, besos!
aky9110: Jajaja pues a la pobre le harán falta más pastillas… Y tal vez una silla de ruedas, pero ese ya es otro tema XD ¡Besos!
Fizzy Loca: Sip, si continuara, de echo, faltan como ocho o nueve capítulos para que termine.
Anghara Clockworker: ¡Sorry not sorry! Solo espero que las ganas hayan terminado aquí r7w7r
HalethN: Bueno… Quedo en hiatus por casi un año.. ¡Pero no volverá a pasar!
ValechanH: ¡Gracias! Es tierno saber que te gusto tanto para terminarlo en un día *corazón* Sip, si va a continuar, no la volveré a dejar tanto tiempo, promesa de boyscautt (?) ¡Nos vemos!
De nuevo lamento la tardanza, no volveré a dejar el fic tanto tiempo, máximo tres meses XD Esto va a terminar porque va a terminar :v
¡Hasta la próxima! PD: Tengo una basura de página de Facebook donde pueden ver mis pendejadas que hago cuando no escribo :V el link del pack estará en mi perfil zuculento tal vez.
¡Ah! ¡Y recuerden niños: Sin gorrito no hay fiesta!
¡ADIOS!