Hoy se les termina esta sublime exploración, pues ha retornado el Rey Vegeta y, con él, la necesidad de reprimir lo que sienten, lo que son, para no ensuciar la imagen ni poner en riesgo la integridad de este que, entre ellos, no es más que Trunks, pero que para el exterior es el Príncipe en sí mismo, aquel que todo lo debe preservar por el bien de su pueblo, incluso el simple hecho de amar, en la intimidad, a Marron y a Goten.

Tonterías nacidas del prejuicio; mentiras que nada más que prejuicio esparcen.

El Rey Vegeta entra al Palacio Real solo, habiendo dejado detrás a su séquito de colaboradores. Camina a paso lento hacia el Trono, donde su nieto lo espera sentado. Al frenar, observa no sin rechazo a los amantes del Príncipe: el muchacho de Clase Baja está a la derecha; la muchacha terrícola a la izquierda.

El Príncipe, tan serio como el Rey, se arrodilla ante éste luego de ponerse de pie.

—Su Majestad —dice—. Vegetasei está en sus manos nuevamente.

Los amantes caminan hasta darle la espalda al Rey. Luego, se arrodillan en gesto solemne. El Príncipe se hace a un lado y cede el Trono Real a quien corresponde; el Rey Vegeta toma asiento y escruta la imagen que tiene delante, la de su nieto con sus amantes, aquellos con quienes, sabe, extrañas prácticas degeneradas realiza.

—Ha cuidado bien de nuestro Reino, Príncipe Trunks —asegura el Rey—. El pueblo saiyajin está en deuda con Usted.

—Ha sido un placer, Su Alteza —dice Trunks, arrodillado ante su abuelo como Marron y Goten lo están—. He velado por nuestra seguridad cuanto me fue posible y tomado las decisiones que consideré pertinentes para el bienestar de nuestra Sagrada Sangre. Sin embargo… —susurra enigmáticamente al ponerse de pie—. Abuelo, hay algo de lo que quiero hablarte, como Príncipe y como hombre, en nombre de los dos.

El Rey Vegeta estudia a los amantes: los dos están sorprendidos, tanto como él lo está. Comprende, por la sorpresa que expresan, que aquello que Trunks precisa decirle viene de nadie más que de él, no de los tres.

—¿De qué se trata esto? —indaga el Rey sin paciencia ni empatía.

Trunks frunce el ceño al límite: el Rey ve, en el gesto, atisbos no de sí mismo, sino de su hijo, el Príncipe Vegeta fallecido hace tantos años, durante la Gran Guerra. El hombre más obstinado y caprichoso que haya conocido.

Aquel que siempre, orgullo mediante, sabía salirse con la suya.

—Se trata de nuestro pueblo y la nueva era de paz que nos espera —explica Trunks—. Se trata de que ya no tengo ningún motivo para ocultar con un bajo perfil lo que siento por Goten y Marron. De hecho, no: abuelo, dejaré de ocultar mis, como las llamas tú, «inclinaciones».

Una ceja del Rey se eleva en clara irritación. Nota la incomodidad y pudor de los amantes; sabe que no han fraguado esta idea en la mente de su obstinado nieto. No han sido ellos.

Todo viene de Trunks. Todo viene de la obstinación que ha heredado de su padre.

—Es inadmisible —espeta el Rey.

—Inadmisible es estancarnos como sociedad y prestar atención a estupideces en vez de lo que importa en verdad, que es entrenar y volvernos cada día más fuertes.

—Despacio, chiquillo. ¡Debes cuidar el tono con tu Rey!

—Lo cuidaré cuando me escuches, abuelo. —Sin más, Trunks estalla por la furia—. ¡¿A quién diablos le importa lo que suceda en mi lecho mientras sea el más poderoso?! Estoy cansado de reservarme, de no ser yo mismo allá afuera, de tener que esconder una simple caricia o una mirada que a nadie incumbe como si fuera una vergüenza para mi raza, cuando gané tantas batallas en honor a mi sangre… ¡Quiero enseñarle al pueblo, con mi ejemplo, que son libres de vivir su intimidad como les venga en gana mientras que se mantengan fuertes y concentrados! ¿O no lo entiendes? Cuando un guerrero tiene paz interior como la que yo tengo junto a ellos es cuando más fuerte puede ser.

»Abuelo: quiero demostrarles que, en estos nuevos tiempos de paz, sus vidas podrán ser diferentes. ¡Que podemos, sin tanta represión, ser muchísimo más fuertes! ¡Todos!

—¿Degenerándose? —El Rey Vegeta larga una carcajada—. Chiquillo, estás loco. Tanta fornicación te ha nublado el juicio.

—¡No me lo ha nublado; al contrario! Me ha reafirmado cosas que ya pensaba, abuelo: los saiyajin pasamos demasiado tiempo pendientes del resto cuando en realidad deberíamos estar esforzándonos en nosotros mismos. ¡El pueblo debe tener la libertad de decidir qué quiere hacer con su intimidad, ya que el pueblo sólo debe ser juzgado por su poder! ¿O me equivoco?

El Rey guarda silencio con la seriedad por máscara: Trunks está convencido hasta lo más hondo de lo que dice, pero sigue hablando desde la degeneración, no desde la razón. El problema, admite el Rey en su fuero interno, es que algo de razón lleva el chiquillo.

La sociedad saiyajin sólo debería dar valor a cada individuo por la fuerza que posee; a nadie le importa lo que haga en su lecho mientras no se trate de actos indignos que atenten contra la integridad de inocentes ni se lo ande desparramando por cada rincón. Desparramar le parece degenerado.

Que Trunks es el mejor guerrero saiyajin del universo es indiscutible.

Suspira, fastidiado.

—Seguiremos hablando del tema en otro momento, Príncipe.

—¡Pero…!

—Te he escuchado; por el momento, no puedo hacer más. Tengo mucho por meditar y debo tomarme mi tiempo para ello.

—Entonces, abuelo, ¿pensarás en lo que te dije?

Los ojos de su nieto brillan; el Rey Vegeta no ve a su hijo en ellos, sino un reflejo de sí mismo. Porque si algo ha heredado a Trunks, por fortuna, es el idealismo, la nobleza, el honor inquebrantable.

La creencia de que los saiyajin deben ser, tienen que ser, serán los mejores de toda la galaxia. Incluso mediante lo que vencer prejuicios sociales puede significar.

—Pensaré en el bienestar de nuestra Sagrada Sangre Saiyajin —afirma el Rey Vegeta—. Mientras, más que consentir que tus amantes yazcan en libertad contigo no puedo hacer.

Trunks sonríe. Detrás de él, Marron y Goten se miran de reojo. El Rey ha hablado de esto ante ellos por primera vez. Quizá, sea un buen síntoma de cara al futuro.

Trunks hace una reverencia. Goten y Marron lo imitan.

—Su Majestad —dice Trunks de rodillas—, le juro que defenderé a nuestra Sagrada Sangre Saiyajin con mi vida de ser preciso. Para hacerlo adecuadamente necesito la paz de la que le hablé. Porque en la libertad está la paz y quiero que el pueblo la viva así como yo la vivo.

»Nada más.

Trunks se pone de pie; Goten y Marron, de nuevo, lo imitan.

—Pueden retirarse —anuncia el Rey Vegeta.

Los tres lo hacen, caminan primero despacio y luego a toda velocidad hacia los aposentos que ocupan. Al encerrarse tras la puerta, Goten y Marron atrapan a Trunks en un fuerte abrazo.

—¡¿Estás loco?! —reclama Goten.

—Trunks, ¿cómo…? —farfulla Marron.

Trunks los besa y ellos a él, con violencia debido a la adrenalina, tironeándose de la ropa, arrancando lo que se aparece en su camino. Se besan los tres formando un círculo con un abrazo, desesperados por tocarse, decididos a sentirse.

Apretándolos contra su pecho, siendo besado por ellos en éste, Trunks habla como le sale, sin aire, sin nada más que amor brotándole:

—Quizá no sea hoy, quizá no seamos nosotros, pero quiero que Vegetasei, algún día, esté libre de este maldito prejuicio. ¡Quiero que algo tan puro como esto no sea considerado degeneración! Porque nos amamos y nos deseamos, porque expresamos lo que sentimos… ¡Diablos, no quiero que esto siga imperando allá afuera!

»¡Estoy harto de que no seamos libres de ser lo que deseemos en cada lugar que pisemos!

Continúan besándose mientras caminan hacia el lecho. Caen los tres sobre éste con la ropa a medio quitar. Trunks besa a Marron en los labios, Goten besa a Trunks en el cuello, Marron acaricia a Goten por la mejilla y todo cobra un significado diferente.

Quizá no hoy, quizá no ellos, pero la libertad de elegir cómo expresar la sexualidad y sentimientos tal vez llegue algún día, que les llegue a ellos como le ha llegado a otras culturas, que le llegue a ellos y a culturas como la de la Tierra también. Si ellos asumen con seriedad ser los referentes con la pureza de lo que sienten, el prejuicio, algún día, morirá.

—La paz interna de un guerrero es victoria asegurada en el cambio de batalla —afirma Trunks, en un jadeo, al entrar en Marron mientras Goten entra en él; la misma posición del acto íntimo del reencuentro—. Me basta con ser un precedente…

»¡Me basta con poder seguir siendo libre con ustedes…!



F I N



Muchísimas pero muchísimas gracias por llegar hasta acá.No me va a alcanzar el tiempo ni tampoco las palabras para agradecerles todo lo que preciso hacerlo. Nunca va a haber manera de agradecerles apropiadamente.

De todos modos, eso, GRACIAS.

Steel Mermaid, Portidaz, Tsuke, Silvin, Luna, IsabelCordy01, Joyce, SimpleG, Kaori: les regalo este fic como agradecimiento a todo lo que, sin saberlo, hacen por mí día a día. Gracias por leer, porque nada significa más para un autor que ver su historia cobrar vida de distintos modos al dársela al lector, y gracias por darse un momento para comentar, porque el apoyo enriquece y empuja, es una energía alucinante que da fuerzas para todo. MUCHÍSIMAS GRACIAS PARA SIEMPRE, DE VERDAD.

Gracias también a quienes han leído, a quienes le han dado una oportunidad a esta locura que cometí hace un mes, meterme en un reto tan exigente estando tan mal de ánimo, algo que por momentos sentí la peor decisión, pero que ahora siento como la mejor. Me hizo bien escribir este fic, escribirlos a ellos que tanto los amo y poder compartirlo con Uds.

¡Gracias, mil gracias por acompañarme!

No sé qué tan bien o mal me salió, pero les garantizo dos cosas: le puse todo mi amor, todo, y me esforcé muchísimo. Gracias por valorar mis altibajos, por apoyarme y darme tantos ánimos con este fic.

Aprendí muchísimo de todo esto, de usarlos a los tres, de narrar erotismo, del vocabulario y las expresiones que suelo y no suelo usar para esta clase de escritos. Aprendí de mis propios tiempos y, sobre todo, de ellos, de ellos que nunca dejan de asombrarme, que son mis tres reyes y los amo con toda mi alma.

¡Cómo los voy a extrañar! A ellos y a Uds.

Le agradezco profundamente a Diana Candy su apoyo y su amor, porque hubo un punto donde estaba muy desanimada, más o menos a la mitad del reto, y me llenó de amor y sabiduría descargarme con ella. ¡Te quiero tanto, amor! Gracias a la gente del Whatsapp por instarme a no rendirme con tanto cariño, a Syad por enseñarme tanto, a Pau por todo lo que me enriquece y a Dika, Dev y Romi por existir en mi vida. ¡Las quiero muchísimo a todas!

Gracias a Es de Fanfics por este genial reto. Pese a que fui quejosa con algunos puntos y me hago cargo de ser muy rompe-bolas, me llevo lo mejor de haberlo tomado. ¡Gracias por ponerle tanta onda a mi inicio todos los días!

Y gracias siempre a vos, lector/a.Vos sos el motivo por el cual sigo animándome a publicar fics en esta plataforma.

¡Les mando un beso enorme y hasta la próxima será! En el caso de TruMarTen, nos vemos en Perfección, un fic de los tres en la isla de tío Diecisiete que espero poder publicar pronto.

¡Mil besos y mil gracias!

Nos leemos, gente hermosa. :')


Pamela, a.k.a. Schala S.-