Una historia original escrita por PitViperOfDoom.
Introducción:
Midoriya siempre había sido caracterizado por ser raro. Como si no fuese suficientemente malo ser un don nadie (sin particularidad en insulto) debilucho, tenía que ser el grandioso raro don nadie debilucho.
Pero sinceramente, la parte "rara" es la única que es precisa. Está determinado a no ser un debilucho, y a pesar de lo que diga la hoja, no es realmente un sin particularidad. Incluso antes de conocer a All Might y obtener el poder One for All, Izuku no era un sin particularidad.
No es que alguien le creyera si lo contase.
Capítulo 1
"¿Disculpe? Em, ¿disculpe?"
Le toma un rato a la mujer de notar su presencia, e incluso más para ella mirar. Está sentada de piernas cruzadas en un banco del parque, acurrucándose mientras se balancea y llora, y ha estado sentada y balanceándose y llorando desde que Izuku llegó hace diez minutos. Puede sentir una dolorosa presión en su garganta con sólo mirarla, y sus ojos picaban. Se fuerza a esconder ese sentimiento. Es difícil no llorar cuando otros lloran, y esta mujer ha estado sollozando desde su corazón mientras que Izuku esperaba a que todos del rango de escucha sobre ella se alejasen.
Deseaba que pudiese decir que estaba sorprendido, pero hace tres días un supervillano estuvo en el área. Héroes de la agencia local le derrotaron, pero no sin antes llevarse unos pocos edificios consigo. Aún persiste el daño.
Finalmente, lentamente, ella alza la cabeza.
"¿Estabas hablando conmigo?" Pregunta silenciosamente.
Izuku consigue sonreír. "Si" Dice. No hay nada a que sentirse avergonzado, no ahora que no hay nadie que pueda escuchar. "P-Perdón por molestarte. Si quieres que me vaya-"
La mano de la mujer se cierra en su muñeca, e Izuku se mantiene quieto y en calma en vez de temblar. Ella no podía evitarlo, él sabe que no podía evitarlo, pero de vez en cuando lo hacía por reflejo. "No" Ella dice. "Por favor, no te vayas."
Izuku se sienta junto a ella cautelosamente. "Está bien." Él dice. "¿Cuál es tu nombre? Yo soy Midoriya."
Después de un momento, ella suspira. "Y-Yamamoto."
"Es un placer conocerte, Sra. Yamamoto." Aún sigue sujetando su muñeca. "¿Necesitabas ayuda con algo?"
"Si" Salta al decirlo, y el sollozo no es solo por miedo y sufrimiento – hay alivio en él también.
"¿Qué es?" Izuku pregunta con delicadeza, siempre con delicadeza. "¿En qué te puedo ayudar?"
"Yo…" Con su mano libre, se aparta en vano las lagrimas que caen sobre su cara. "Lo… Lo intento. No lo puedo recordar. ¿Por qué no lo puedo recordar?"
"Está bien, Sra. Yamamoto." Repite. "Está bien. Nada va a hacerte daño. Solo… respire." Es absurdo decirle, pero no puede pensar en otra cosa, y utilizando las acciones de inhalar y exhalar parece calmarle igualmente.
"Yo, em." Sra. Yamamoto moquea. "Era… Era algo importante."
"¿Tienes que decirle algo a alguien?" Izuku pregunta.
"N-No, en serio, yo no… yo no tengo a nadie a quien decir… no hay nadie…"
"Vale. ¿Tienes que encontrar algo?"
"¡Sí! Sí, yo… em…" Se detiene, y su frío agarre en su muñeca aumenta. "O quizás…"
"¿Has perdido algo?" Izuku presiona. "¿Tú… dejaste algo en algún sitio?"
"¡Sí!" Su voz extrañamente resuena en sus oídos, provocando temblores por su espina, pero está sonriendo a través de sus lágrimas. "¡Sí, sí! ¡Eso era! Dejé… Dejé…"
"¿Fue en tu casa? ¿En el trabajo? ¿Dónde lo dejaste?"
"Casa." Sra. Yamamoto dice. "Casa. Llévame a casa."
Izuku asiente, y le sonríe en lo que espera que sea tranquilizadora. "Dime dónde."
Ella le lleva a un apartamento, sólo a unos bloques más allá. Ella vive en la quinta planta, y dice que coge el ascensor todos los días. Izuku lo obvia y en cambio coge la escalera.
No hay convenientemente una llave de repuesto debajo del felpudo, que es un pequeño retraso para Izuku. Llama a la puerta, sólo para estar seguro, pero cuando nadie contesta, él revisa tras su espalda por cualquier testigo o cámaras de seguridad. Cuando nadie aparece, él forcejea el pómo y entra.
Sólo estaba cerca de la puerta cuando ocurre un ligero, y rítmico tintineo, acompañado por un agudo maullido. La Sra. Yamamoto deja escapar un sollozo a la vez que un pequeño gato con un ojo viene trotando del pasillo del apartamento, maullando por encima del sonido del cascabel de su collar. Mientras que Izuku observa, el gato directamente se dirige alrededor de los tobillos de la Sra. Yamamoto y hace un profundo ronroneo. Los dedos de la mujer rozan el pelaje del gato, casi tocándolo.
Izuku se aparta y se adentra en el vacío apartamento. No está desorganizado de ninguna forma, pero parece desordenado y sin vida, y puede asegurar que la Sra. Yamamoto nunca ha tenido compañeros de piso a parte de su gato. Hay un calendario en la cocina, mostrando la página de hace tres días. Al pie del fregadero hay un comedero para gatos y un bebedor. Ambos vacíos, e Izuku respinga. Los llena, después de buscar y toquetear todo para encontrar la comida de gato, y momentos después el gato regresa trotando y se detiene en los cuencos. Izuku observa la etiqueta de su collar; el nombre de la gata es Mika.
"La dejé."
Izuku mira hacia la procedencia de la voz de la Sra. Yamamoto. La mujer se encuentra en la entrada de la cocina, posando sus manos a ambos lados. "La dejé." Repite. "Hace tres días, cuando el hombre… el edificio calló… no fui lo suficientemente rápida. Ella podría…" Ella parpadea, como un viejo vídeo. Por un segundo, la sangre fluyó por su cara y su ropa estaba desgarrada y quemada con oscuras, mojadas marcas, y entonces Izuku parpadea y ella vuelve a estar normal. "La dejé."
Sus ojos picaban, y cuando él parpadea su visión es borrosa. "No fue por tu culpa." Él dice suavemente.
"Ella podría haber muerto de hambre." Sus ojos – o las pupilas blancas donde deberían estar sus ojos, hace tres días – miraron hacia él. "Podría haber muerto, pero tú me ayudaste."
Izuku fuerza una sonrisa temblorosa. "¿Necesitas algo más?"
"Asegúrate – asegúrate de que esté bien" Izuku parpadea otra vez, y entonces la Sra. Yamamoto está al lado suyo, de cuclillas para acariciar a la gata. "¿Podrías hacerlo?"
"Por supuesto."
La Sra. Yamamoto sonríe y para de llorar. Izuku parpadea una última vez, y cuando abre sus ojos, sólo hay una cocina vacía con una gata ronroneando bajo sus pies.
"No lo entiendo." Su madre dice, por lo menos la quinta vez. Izuku se sienta silenciosamente en el regazo de su madre, con sus cejas juntas en un ceño fruncido. Su estómago se siente presionado e incómodo y pesado, y no es lo suficientemente mayor para saber que palabra va con este sentimiento. "Los rayos X-"
"Los rayos X… muestran una rama en la diagnosis." El doctor suspira. "Es cierto, Izuku le falta el ligamento extra en su dedo en lo que sería normalmente asociado como sin particularidad. Estadísticamente, su falta de particularidad es altamente inusual, pero-"
"Los otros doctores dijeron que era prácticamente imposible." Su madre interrumpe.
"Pero es hora de aceptar los hechos." El doctor continúa pacientemente. "Incluso si tiene una particularidad, no puedes registrarle si no sabes lo que es."
"¿Qué quieres decir que incluso? – ¡Podría ser un atrasado!" (Realmente pone late bloomer que podría significarse como alguien que obtiene algo más tarde de lo normal, y no iba a poner retrasado por RAZONES OBVIAS)
"Con todo el debido respeto, Sra. Midoriya." Los ojos del doctor muestran simpatía. "Su sexto cumpleaños llegó y terminó. Ya ha pasado el tiempo usual en el que una particularidad pueda manifestarse." Mamá suspira profundamente, y el doctor se acerca. "Hay una posibilidad. Es rara, pero algunas personas nacen con lo que llamamos Particularidades invisibles."
"¿Particularidades invisibles?" El chico de la sala de emergencia repite. Él es un poco más mayor que Izuku, estaba sentado en la esquina de la silla de plástico donde su madre dejó el bolso, dejando caer agua por el suelo. Izuku le vió por primera vez mientras tenía su altura medida, y se había introducido así mismo como Takada. "Eso suena genial."
Izuku se alza esperanzado.
"Con ciertas personas, sus particularidades son tan ocultas que no son fácilmente notables." El doctor explica. "O sus particularidades sólo pueden ser activados bajo un específico extremo de circunstancias. Tales personas pueden llegar a vivir toda su vida sin notar su propia particularidad, simplemente por esas específicas circunstancias que nunca ocurrieron, y no existe ningún uso práctico." El doctor encoge sus hombros con pesar. "Ésa es la mejor explicación que puedo ofrecer."
La expresión de Izuku recae. Através de la sala, Takada lanza una frambuesa. "Que penoso." Recalca. "Eso casi es tan malo como no tener una particularidad."
Mamá estuvo en silencio por un rato, sus labios presionados. "¿Q-Qué pasaría si puede ver cosas?" Ella pregunta con profundidad. "Ha habido veces… Quiero decir, él habla con personas que no están ahí, habla consigo mismo o mira a la pared durante horas – cuando tenía tres años, decía algo sobre que su padre le arropaba, y-y… y Hisashi murió justo después de que él naciese-"
"Sra. Midoriya." El doctor dice pacientemente. "Sé que está usted preocupada. Y sé que quiere lo mejor para su hijo y sus sueños, pero… es peligroso producir falsas esperanzas. Los niños tienen imaginaciones salvajes, y si tú los animas a ver algo que no ven, podrá ser doloroso en el futuro. Si realmente él tiene una particularidad, entonces o se mostrará ella misma o no." Se levanta, poniendo una sonrisa. "Mientras tanto, ser funcionalmente un sin particularidad no le podrá prevenir de ninguna forma de vivir una vida normal y feliz. Tiene una excelente salud, y bien educado sobre todo." El doctor acaricia el pelo de Izuku, pero Izuku casi lo nota. Está demasiado ocupado viendo a Takada girar sus ojos, levantarse de la silla, y se marcha de la sala, vagamente empujando el cuenco de piruletas mientras pasa.
El cuenco cae y se abre.
El doctor mira sobre sus hombros mientras frunce el ceño. "Qué raro." Murmura, y va para colocarlo otra vez en su sitio. "Habrá algún animal por aquí."
Izuku se queda mirando al cuenco y no dice ni una palabra por el resto de la visita, incluso su Mamá retiene sus lágrimas, le besa en la mejilla, y se lo lleva de la mano. Él casi le escucha, casi siente la gentil presión de sus dedos a lo que le lleva afuera. Está demasiado ocupado pensando, recopilando a lo que sabe y a lo que piensa y a lo que recuerda, pieza por pieza a lo que se juntan.
Nadie más puede ver a sus amigos – sabe hasta tal punto. Pero es la primera vez que uno de sus amigos ha hecho algo que otra persona pudiese ver.
Vió a Papá, cuando tenía tres años - él sabe que lo hizo, sabe que no lo soñó, porque Mamá recuerda que se lo contó. Pero Papá está muerto.
Takada estaba completamente mojado, pero el suelo seco. Pero Izuku le vió tirar el cuenco, y el docto vió el cuenco caer pero sin ver a Takada.
Izuku alza su mirada mientras que pasan el pasillo de la oficina del doctor. La sala del hospital está cerca, e Izuku mira a su alrededor y ve-
Donde los doctores, médicos y pacientes, la gente pasaba con los vestidos/batas de hospital, paliduchos y errantes. Perdidos. Uno de ellos camina cerca de Mamá, llamando a su marido, y Mamá ni siquiera tuerce la cabeza. Izuku se acerca, y sus dedos tocan una piel helada. La mujer gira su expresión lagrimosa hacia él, cruzan sus ojos, y vomita sangre.
Izuku esconde su rostro a un lado de su madre y llora. Ella no ve lo que él ve. No hay ninguna manera de que ella sepa por qué está llorando. Ella piensa que es porque no tiene una particularidad, o porque tiene una particularidad que es tan inútil que quizás tal vez piense que no tiene ninguna después de todo.
Se merece ser feliz. Porque tiene una particularidad después de todo, y no es una inútil. Y cuando llore todos sus miedos, cuando estén en casa a salvo, entonces él le dirá a su madre de que no tiene que disculparse después de todo.
Deja el collar puesto cuando se lleva a Mika al no-mortal refugio donde usualmente va para esto. Llamaron al número en las etiquetas, hicieron su trabajo, y descubrieron que el dueño de la gata murió. Es una gata muy mona incluso sin su ojo izquierdo. Es amigable y cariñosa, con un pelaje blanco con manchas grises y naranjas, y con un agudo ronroneo. Tendrá buenas oportunidades de ser adoptada, y entonces no volverá a pasar hambre sola.
(Le da su teléfono a la mujer detrás del demostrador, por si acaso.)
Todo el incidente le hace llegar tarde a casa, pero no tan tarde como para perderse la cena. Mamá aún está ocupada en la cocina, así que Izuku se detiene enfrente de la TV y lo enciende. El volumen está lo suficientemente alta, sin molestar a los vecinos. Siempre lo está; ahoga los extraños suspiros de las cañerías, la puerta rara que se cierra sola, y el gran piramidal de sonidos que podrían describirse como La casa encantada si no fuera tan frecuente. Izuku cambia de canal continuamente, hasta quedarse en el que él estaba buscando.
Una melodía de música etéreo-falsa señaliza el final de los anuncios, acompañado por un grupo de aplausos del estudio de audiencia mientras que el presentador aparece en el escenario. Su traje no es nada más que llamativo, un conjunto de plata sobre una camisa blanca estirada y unos pantalones azul claro. El narrador presenta al llamativo presentador con un apodo que hace que Izuku se encoja por vergüenza ajena y eliminarlo inmediatamente de su memoria.
Hay muchos efectos de sonido, gesticulaciones salvajes y anuncios grandiosos en una voz amplificada que arrastra todas las vocales. Los miembros de la audiencia se acercan al escenario por la oportunidad de salir en la TV por quince minutos, y el ropaje-llamativo presentador del show procede a exorcizar demonios, haciendo contacto con otro marido enfermo, y curar otra de sus frecuentes pesadillas. Por un momento se desmaya, cansado por el "esfuerzo" de utilizar su "particularidad". Un participante de la audiencia es reducido a lágrimas cuando el presentador mantiene una conversación individual con su hermana gemela quien murió de pequeña.
El escenario está vacío excepto por el presentador y la mujer llorona. Él está hablando al mismísimo aire. Ha estado hablando al aire desde que por lo menos Izuku haya estado viendo.
"No puedo entender cómo puedes ver este tipo de cosas." Su madre se para en la entrada y se acerca justo detrás de donde Izuku está sentado. Se apoya en la parte de atrás del sofá y suspira, moviendo la cabeza de desaprobación. "¿Quién patrocinó este show, me pregunto?"
"¿Por qué crees que la gente hace esto?" Izuku pregunta. Realmente no espera una respuesta, o busca por una. "¿Sólo… para hacer estas cosas y hacer pensar que son reales?"
Su madre suspira otra vez. "Creo que quizás es porque… incluso en un mundo como el nuestro, aún existen cosas imposibles. O, cosas que todo el mundo piensa que son imposibles." Le da un beso en la cabeza. "Incluso pueden estar equivocados. Y mientras que haya cosas imposibles, habrá gente que quiera que esas cosas sean reales." Ronca un poco, entonces. "Y mientras la gente quiera algo, habrá otros que lo usarán para hacer dinero fácil."
"Pero no es imposible." Izuku dice por lo bajo. Su garganta se siente presionada. "En el mundo en el que vivimos, no podemos ni saber qué es lo imposible." Menea su mano vagamente a la pantalla. "Es sólo por estas cosas que todos piensan que es una gran broma."
Aún está mirando a la pantalla, viendo el llamativo espectáculo de show, pero él puede sentir los ojos de su madre sobre él. Sabe que se preocupa.
"Lo sé, Izuku." Dice al final. "Y por supuesto que no es imposible – tú eres prueba de ello, ¿verdad? Y algún día… algún día la gente lo sabrá. Y puede que no sepamos mucho sobre fantasmas, pero si alguien puede saberlo, ese eres tú." Otro beso, e Izuku consigue sonreír. "Gracias a las estrellas que tuviste el cerebro de tu madre. No te preocupes por comentarios como ésos. Tu particularidad es tuya y de nadie más."
"Estaría bien que sirviese de algo para el trabajo de un héroe." Izuku murmura. "E incluso si fuese así, soy un sin particularidad en la hoja, así que ninguna clase va a quererme-"
"Hey." Mamá toca un lado de su cabeza gentilmente. Él mira hacia ella automáticamente, y su corazón se hunde al ver pena en su rostro. "Lo siento, Izuku. Sé que no es lo que querías. Pero sabes, no tienes que ser un héroe profesional para ayudar a gente. Tú ayudas a gente que incluso los héroes no saben que lo necesitan." Sonríe otra vez. "Y pienso que eso es genial, ¿tú no?"
Izuku cambia de canal. Cuando no contesta, su madre finalmente se marcha de la habitación. Su mano es un puño, casi una presión dolorosa alrededor del lápiz a lo que intenta volver a sus tareas. A pesar de los ánimos de su madre, el show le ha dejado con un mal sabor de boca. Realmente no es justo. Es como un lobo llorando, sólo todos los demás han echado el llanto, y ahora el lobo está en sus manos, perdido con lo que tiene que hacer con él.
Esperando que se suban sus ánimos, Izuku vuelve a los anuncios para ver si puede pillar algún reportaje de algún superhéroe. No hay mucho - en algún momento de la tarde, Kamui Woods detuvo un atraco en una tienda de la esquina, pero más allá de eso ha sido un día tranquilo. El interés de Izuku desaparece, y finalmente regresa su atención a las asignaturas mientras que las noticias se siguen reproduciendo de fondo.
Casi termina con las tareas de mates por hoy cuando la voz del reportero se desvanece. Al principio no lo nota, pero entonces la estática aparece, y su lápiz tiembla y marca una línea oscura en su hoja. Maldiciéndose así mismo, le lanza una maldición a la TV. La pantalla se vuelve negra, y se detiene. Lo blanco vacila y desaparece, y por un segundo parece que la imagen pueda estar regresando. O… una imagen, igualmente. No parece mucho a unos anuncios. Parece como un vídeo de una sala vacía, pero parpadea rápidamente para Izuku para decirlo con seguridad. Mientras observa, la imagen se rompe y se queda estática una vez más,
"Oh, por dios." Mamá murmura mientras vuelve a la habitación. Coge otra vez el mando e intenta cambiar de canal, sin éxito, antes de dárselo a Izuku. "Sabes, ésta es la tercera vez esta semana."
Lo estático da un violento temblor. A lo que Izuku observa, una mano pálido emerge de la pantalla, como garra y agarrando al completo aire. La mano alcanza el suelo, las uñas rasgando para sujetarse, y una cabeza sale después. Pelo negro, rizado y desordenado, se escupe de lo estático blanco, seguido por unos hombros, otra mano, y finalmente la apariencia pálida salió de la pantalla al suelo del salón.
"Bueno, dime si algo cambia." Mamá suspira. "La cena ya está casi lista."
"Vale." Izuku dice. La apariencia cadáver se arrastra por la alfombra, su rostro cubierto de pelo negro. Izuku termina su problema de mates. Su madre deja la habitación.
La aparición agarra su tobillo.
"Estoy seguro de que eso es malo para la TV." Izuku dice, moviendo el pie. Su mano se sentía fría, incluso a través de su calcetín.
El sonido que ella hace en respuesta para nada suena como algo que una pequeña niña de ocho o nueve años debería hacer, pero sí que suena realmente similar a la TV estática. Como si fuese a demostrar su error, la pantalla parpadea otra vez, y las noticias regresan.
"¡La TV está bien, Mamá!" Llama a la cocina.
"¡Oh, bien! ¡Vosotros dos jugáis bien, ahora!"
El sofá no se hunde cuando la pálida fantasma se sienta al lado suyo, pero su oscuro, húmedo pelo si estorba cuando se acerca para mirar sus tareas. Izuku se aproxima, posicionándose para tener espacio para trabajar y para que ella tenga mejor vista sobre él. "Es bastante aburrido, Rei." Dice, un poco con pesar. "Sólo es mates."
Más sonidos fantasmales. Izuku nunca le ha oído hablar desde que le conoció, y es casi como tan vieja amiga como Bakugou fue. Está bien, incluso. No necesita hablar para hacerle sentir menos solitario.