Primero que nada lamento muchísimo el atraso con la actualización, espero no hayan olvidado esta historia que tanto me gusto escribirla, como saben los personajes son de George R.R. Martin yo solo los uso como entretenimiento con una pareja que es oficialmente ya algo real en la serio! Disfruten la lectura.

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Una semana había llegado y se habia ido en el Castillo Negro, las noticias de la Fortaleza Roja crearon una ola de introspección en todos los invitados al castillo, los inmaculados eran los que mas parecían intranquilos por su inactividad prolongada, los cuentos sobre ellos resultaron ser verdad, eran maquinas de asesinar, solo así habían sido entrenados y no sabían hacer ninguna cosa mas.

-¿Qué cree que será de ellos una vez que la Reina Dragón tome el Trono de Hierro?- Le pregunto en voz profunda al caballero de canosos cabellos a su lado, lo vio acariciar su espesa barba blanca con su mano mutilada pero parecía meditar las palabras con las cuales responder a su interrogante.

-Missandei dice que ellos harán lo que su Mysha les ordene… Han sido su arma secreta durante las conquistas al otro lado del mar y fue una determinante cuando llego a este lado, como la conquistadora que por herencia es- Hablo lentamente, cada palabra llego a el de una forma que lo estremeció, era la misma herencia que probablemente poseía el en su sangre.

-¿Mysha?- Pregunto dejando de lado sus dudas, el patio del castillo estaba ocupado completamente por el grueso cuerpo verde dorado de uno de los dragones y los hombres se desplazaban a su alrededor con tanta precaucion que casi no habían avanzado en sus actividades del día.

-Missandei dice que significa Madre en el antiguo Ghis- Explico al tiempo que el suelo de piedra empezó a vibrar ligeramente, los ojos bronce de la bestia verde se abrieron con pesadez y su cola se movió creando la ola que estremeció todo el lugar.

-¿Cree que todas las historias sobre ella son ciertas?- Murmuro al ver como la doncella cobriza habia aparecido como invocada por el estremecimiento del gran dragón verde, su presencia solo significaba que en pocos instantes la madre de la bestia caminaría como dueña del lugar y se pasaría la tarde acariciando y hablándole a la bestia verde como habia estado haciendo todos los días el mas grande y salvaje casi nunca se quedaba allí y sobrevolaba con su madre sin descansar a su lado pero seguramente escuchándola y el blanco se mantenía alerta pero al igual que el verde permanecía en tierra mas dócil a los acompañantes de su madre que el mayor de los tres.

-No preste demasiada atención a las historias que llegaban a este lado del mar Alteza, estábamos ocupados con la guerra por el Trono- Confeso con arrepentimiento el caballero de la cebolla haciendo que se girara y lo admirara con cierta fascinación.

-Es un hombre único Ser, Stannis tuvo mucha suerte de tenerlo a su lado como servidor leal- Hablo ligeramente cruzándose de brazos y viendo como aparecía al otro lado de su posición la mujer de cabellos negros que nunca dejaba solo a su primo, aquella idea volvió a dejarle un sabor amargo en la punta de la lengua.

-La honestidad no sirvió para que mi señor dejara de lado sus ambiciones al Trono que no deseaba pero que quería obtener para la bruja roja- Comento con cierta amargura en su tono, Jon habia desarrollado una inquietante curiosidad por la bruja roja, desde que Brandon le dijera lo que el creía era una verdad que lo cambiaba todo para ellos el solo veía en sus memorias la intensidad de esos ojos rojos mirarlo fijamente mientras el rubí de su cuello palpitaba como si tuviera vida propia.

El aire se calentó intensamente casi hasta el punto de hacerlo sudar bajo sus ropas cuando la bestia verde dejo escapar su aliento y elevo su cabeza satisfecho cuando de uno de los corredores mas oscuros del Castillo Negro aparecía envuelta en un vestido azul pálido la madre de dragones, cada día había lucido ropas extravagantes y de colores cálidos y agradables, sus dragones parecían aprobar esas sedas y encajes que ella elegía colocarse para ellos y en recompensa ellos la calentaban hasta cuando quisiera, totalmente pegada a esas armaduras de escamas gruesas el calor la mantenía cómoda incluso con aquellas expuestas prendas.

-La capital es el único lugar donde ella debería lucir esos vestidos tan costosos y desvergonzados- La voz gutural de su hermano de guardia Edd llego al par de hombres haciéndolos voltear por un instante en su dirección para luego volver a centrarse en la mujer. -¿Han encontrado algún indicio de los caminantes blancos?- Interrogo uniéndose a la admiración silenciosa de la Reina Dragón.

-Los vio el primer día que dejo el Castillo Negro, las siguientes noches no ha logrado ver ningún movimiento en toda la extensión que esta mas cerca del Muro, le tomo dos días completos recorrer toda la construcción e igual no encontró nada- Murmuro en respuesta viendo como los ojos violeta se centraron por unos instantes en el, para luego acariciar el costado del hocico del dragón haciendo que este emitiría una ligera llamarada verde amarilla que golpeo la piedra ennegrecida y derritió las vetas de hielo duro que habían estado entre las losas desde su construcción años atrás.

-Han llegado rumores Jon- Hablo con tono bajo el nuevo Lord Comandante de la Guardia, sus ojos oscuros se desviaron dándole toda su atención a su amigo. –Cuervos de la Fortaleza Roja, dicen que es amante del Gnomo Lannister y este es el único que envía cartas y a quien ella responde, escriben partes en lenguas que nadie puede entender- Murmuro muy bajo acercándose tanto a Jon que podía sentir el olor de su miedo traspasarle la nariz de forma intensa.

-Tyrion Lannister es su Mano- Explico mirando de reojo como ella se habia puesto de pie y una de las alas del dragón verde se estiro dejando a la vista un ligero rasguño que parecía exhibir ante ella. –Ella no…-

-Su amante mercenario controla toda la Bahía de los Dragones en las ciudades libres para ella- Continuo hablando haciendo que el frunciera el ceño incomodo por todos esos rumores que estaban empezando a poblar todo el Norte, no solo estaban llegando esas cartas a la Guardia sino al resto de los Reinos. Alguien estaba todavía en una campaña para derrocar a la conquistadora que no habia tomado el Trono de Hierro y proclamarse públicamente para ser la gobernante. –Busca un esposo en este lado del Mar Angosto, alguien que la ayude a dominar todos los Reinos sin atreverse a traicionarla- Fue este el comentario que lo congelo, desvió la mirada al tiempo que su sangre se hizo espesa en sus venas y su piel se encendió de una forma que solo habia experimentado una vez.

-¿Has sabido algo de Sam?- Desvió el tema apretando los puños a cada lado de su cuerpo y viendo como el gélido viento hizo bailar las sedas de su elegante vestido, el escote pronunciado en la parte delantera dejaba a la vista sus dos redondeados senos y como su tersa piel se erizaba cada vez que era besada por el crudo aire que habitaba en el norte.

-Cree que podrá volver la próxima luna, ha conocido a un Maestre que maneja un poco de alquimia y le ha explicado el secreto de cómo fabricar el vidriagon pero…- Se corto haciendo que Jon se girara para mirarlo con molestia pero sus ojos vieron el cabello de su prima bailar entre las corrientes de aire invernal, llevaba un vestido grueso característico del norte con bordados de la familia Stark y no tenia ningún centímetro piel expuesta.

-Jon- Lo llamo con voz suave, hacia apenas dos días que ella se habia disculpado por su comportamiento infantil luego de abandonar la habitación de Bran el primer día en el Castillo Negro, Sansa se habia dedicado a estar encerrada en la habitación que le habían asignado los hermanos de la guardia no queriendo incluso comer por días enteros pero, como cada vez que ella hacia una rabieta se le pasaba sola y volvía a actuar como la dama que habia sido educada para ser.

-Iré a ver a Bran en unos minutos- Dijo sereno viendo como ella se detenía y asentía dándose la media vuelta, su cabello llegaba casi a la parte trasera de sus rodillas y se movía con gracia como el fuego que estaba recién encendido igual que ella acababa de florecer convirtiéndose en mujer en las peores circunstancias que cualquier dama podría siquiera imaginar en sus peores pesadillas.

-Si ya puedes tomar una esposa ¿porque no tomas a tu media hermana?- Se aventuro a preguntar Edd haciendo que Jon dejara de mirar a la pelirroja y viera la sonrisa indecente en su antiguo compañero y sin pensarlo le golpeo el hombro para que cortara el tema.

-Veré si Lady Targaryen necesita algo- La voz profunda tenia un tono de censura que hizo sentir a Jon como un niño una vez mas, el no pensaba que necesitara una esposa y menos si era alguien tan cercano dentro de su circulo familiar.

"Pero ella es mi prima" Se aclaro dándole fuerza a la teoría del menor de los Stark, la vibración volvió a sacudir la tierra al tiempo que el dragón se apoyaba en sus grandes y mortíferas garras extendiendo las alas todo lo largo que el patio le permitía, detallo como la doncella de la platinada llevaba en brazos dos gruesas pieles para protegerla del frio y además cubrir el vestido tan fuera de lugar.

El caballero de la cebolla llego a ella cuando el aire se movió a su alrededor haciendo visible como sus pezones se endurecían contra la seda azul pálida y un segundo después todo habia desaparecido bajo una gruesa y espesa piel gris, una que el le había dado, ella sonrió agradecía y asintió a lo que sea que el hombre le comento haciendo que con un movimiento de la mano hiciera que su doncella se alejara de ella y marchara hasta perderse en un mar de inmaculados totalmente inmóviles al otro lado del patio.

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Podía sentir la intensa mirada del Protector del Norte sobre ella, recordaba bien las lecciones de Doreah, y se vestía únicamente para que el admirara discretamente lo que tenia para ofrecer, en la ultima carta Tyrion le volvía a recalcar lo positivo que era su unión con algún heredero de alguna casa antigua y orgullosa pero incluso el no sabia darle ningún nombre que pudiera llenar sus altas expectativas.

-Solo Lord Snow parece ganarse favores ante sus ojos- Murmuro para si caminando junto al caballero que lo acompañaba en todo momento, recordándole con tristeza la relación profunda y corta que ella habia disfrutado con su propio caballero Selmy, su corazón dolió cuando recordó su perdida en una lucha a traición de los hijos de la Arpía dando su vida para devolver a su lado a Gusano Gris.

-Alteza- La voz del caballero a su lado la hizo regresar de sus tristes recuerdos, inclino ligeramente su cabeza en señal de reconocimiento y reconoció como la admiraba silenciosamente, probablemente disfrutando como todos los demás del fugaz recuerdo de cómo eran de suaves y atrayentes las curvas femeninas y lo placentero que era yacer a lado de una mujer. –El Rey del Norte me ha indicado que no logra encontrar nada al otro lado del Muro…-

-Lord Snow… Le he pedido en varias ocasiones instrucciones precisas del ultimo lugar donde los encontró pero, solo he encontrado construcciones rusticas abandonadas- Sus primeras palabras hicieron la corrección cortes de la verdadera posición del bastardo de los Stark y revivió la molestia de la conversación que habían tenido días atrás.

-El invierno esta llegado con rapidez y esas criaturas se están acercando de alguna forma al Muro- Dijo deteniéndose ante una puerta negra, la empujo con cortesía dándole paso a la platinada para que avanzara primero. -¿Esta segura que nadie mas puede acompañarla?- Volvió a interrogar como dos días atrás haciéndola fruncir el ceño.

-Ellos no son caballos Ser… No cualquiera los puede montar- Aclaro lanzándole una mirada furiosa al hombre de gruesas barbas blancas, lo vio encogerse de hombros como si lo hubiera abofeteado. –Yo soy jinete de Drogon pero el dragón tiene tres cabezas y para gobernar Rhaegal y Viseryon deben tener sus propios jinetes- Se obligo a agregar sentándose en la mesa mas apartada del comedor del Castillo Negro, era una habitación con grandes ventanas astilladas donde no habia mayor mobiliario que las largas mesas de madera oscura donde todos se amontonaban a tomar las comidas.

-¿Sus hijos tal vez?- La pregunta fue baja y avergonzada haciéndola sonrojar de golpe, la amenaza latente de la maegi que la destruyo apareció en su memoria como una espada afilada atravesándola "No parirás ningún hijo vivo" Le había dicho y Rhaego encontró su muerte incluso estando en su interior donde no pudo protegerlo de la inmundicia del mundo que ella cambiaria.

-Ser confió en que no solo sea la sangre Targaryen la que reverencie a mis dragones ante los hombres, su valía y lealtad será para ellos mas importantes porque para mi es mas fuerte que la sangre- Respondió viendo como el hombre asentía con pesadez y se dejaba caer a su lado, de su abrigo saco un pergamino amarillento y corroído por los años lo coloco entre ambos y ella estiro sus manos desnudas hacia el con temor de que al abrirlo se desintegrara en sus dedos.

-Lo investigue dos veces Alteza… Pero la sangre desaparece con los Fuegos curó, en las ciudades libres hay infinidad de hombres y mujeres que llevan su apariencia pero se presume son todos bastardos de bastardos de los Fuegoscuro- Le explico al tiempo que ella estiraba con delicadeza el pergamino, el emblema de su familia estaba en la esquina superior derecha y tenia los colores apagados y sin embargo las letras seguían visibles, tan pequeñas que costaba leerlos pero ocupaban casi en su totalidad todo el espacio que poseían en el amarillento documento.

-Todos estamos aquí- Murmuro pasando los dedos por los nombres de sus hermanos, habia una tercera línea bajo el nombre de su padre y su madre. –No colocaron mi nombre- Se quejo subiendo su mirada viendo como el hombre negaba y encogía los hombros ante sus palabras.

-Cuando el Rey Robert subió al poder exigió que se dejaran todos los registros de la Dinastía Targaryen como lo habían estado para su año de posesión porque…-

-Porque nos habríamos extinguido satisfactoriamente para el- Completo ácidamente viendo como el hombre mantenía sus labios ligeramente abiertos por la frase que no habia llegado a terminar. –Mis hijos no serán Targaryen si tomara un esposo y la sangre se diluye bajo la fuerza de otra familia, los sangre de dragón debemos ser puros para ser fuego hecho carne-

-Sangre y Fuego Alteza… Como su lema- Acepto el caballero ganándose aun mas su simpatía, era un hombre melancólico que parecía permanecer en aquellas tierras por el deber y no disfrutara ni siquiera un poco de aconsejar al Señor del Norte. –Antes de servir a Stannis Baratheon era contrabandista y no dedique mi tiempo a los estudios de las casas nobles- Confeso apretando las manos sobre sus rodillas y ella se obligo a sonreír complacida, por ese mismo detalle es que le habia pedido que averiguara que tanta información de las uniones entre altas casas poseía la guardia.

-Uno de los hermanos del Usurpador- Dijo inclinándose hacia el hombre y poniendo su mano sobre su hombro, lo sintió estremecerse y se obligo a preguntarse cuanto tiempo habia pasado aislado de su familia. -¿Tiene familia Ser?- Pregunto en voz alta haciendo que sus ojos castaños se encontraran con los de ella, se fascino con el brillo que se encendió en el fondo de sus pupilas haciéndola ampliar su sonrisa.

-Marya, mi señora esta todavía asentada en el Cabo de la Ira con nuestros dos hijos pequeños, los únicos que me quedan- Hablo dejando que por su voz filtrara el dolor que le causaba confesar aquello a alguien desconocido como lo era ella. –Ha sido una guerra larga y llena de perdidas-

-Eso ha acabado Ser- Le aseguro acercándose un poco mas al caballero, todavía se aferraba al hombre el ligero olor a agua salada, como si sus años en el mar decidieron no abandonarlo por muy lejos que se encontrara de alguna costa. –Mi Mano manda en la Fortaleza Roja y se ha encargado de los tratados de paz lo mejor que ha podido, las casas que se han rendido y nuestros aliados se han empezado a agrupar para dejar atrás lo mas pronto posible la destrucción y pobreza que ha dejado este juego de Tronos-

-Siempre habrán intrigas Alteza y alguien que deseara alzarse por encima de lo que es correcto- Hablo con voz baja y funesta haciendo que un escalofrío corriera venenoso por su columna, preocupada por primera vez por lo que podría atacar desde la sombra a su preciado consejero. –Sin herederos Alteza el puesto quedara vacio cuando muera y una nueva guerra se levantara tal vez mucho mas sangrienta que la Rebelión de Robert y la guerra de los Cinco Reyes que estamos dejando atrás- Sus sabias palabras calaron hondo en ella y no pudo evitar un jadeo aterrado por la veracidad de sus palabras.

"Mis dragones" Se dijo en un grito silencioso, la pesada mano del caballero descanso en su hombro obligándola a centrar su mirada asustada en el rostro pacifico y melancólico del caballero.

-El poder Alteza es la tentación mas grande para los hombres y sus dragones viven mucho mas de lo que probablemente lo haga usted- Concluyo en un susurro que la hizo estremecer, una amenaza oscura se movió en su bajo vientre como si supiera lo que estaba analizando, como si deseara recordarle lo que viviría una vez que intentara tener algún tipo de descendencia.

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No toco la puerta como la cortesía le indicaba que debía hacer, en su lugar la empujo suavemente encontrando los tres pares de ojos que lo analizaban como si pudiera ser cualquier otra persona que amenazara con descubrir los secretos que los hermanos estaban escondiendo en esa habitación.

-Ha ido al bosque de los dioses- Hablo la pelirroja con un tono de censura en su voz, estaba de brazos cruzados y su cabello caía libre por toda su espalda y parte de sus hombros. –Dile que es peligroso incluso en este lugar- Pidió clavando sus pálidos ojos en los suyos, Jon suspiro y se apoyo en la puerta que acababa de cerrar también cruzándose de brazos.

-Todos creen que estas muerto Bran… No sabemos quien seria capaz de vender la información para asesinarte… Eres el único heredero legitimo de Invernalia- Le dijo en tono uniforme, una suave sonrisa broto de los labios rosados de la pelirroja como si estuviera satisfecha con sus palabras.

-He visto a las llamas danzar en mis sueños- Dijo con voz lúgubre haciendo que una corriente helada bajara por toda la columna de Jon, entrecerró los ojos viendo como el pálido joven sobre la cama apretaba los puños con impotencia. –Quise buscar pero no se me permitió ver mas que una lucha funesta del pasado de la casa Targaryen, una guerra interna por la corona donde predomino el fuego y sacrificio de los dragones empezando así su extinción- Explico todavía sin subir su rostro hacia ellos.

-Pero yo no soy un Targaryen reconocido, ni siquiera tengo la apariencia de uno- Se quejo en voz profunda logrando así que el menor del grupo alzara sus ojos hacia el, la incredulidad brillo en sus ojos haciéndolo sentir incomodo porque sacaba a relucir el tema de su dudosa ascendencia.

-Debería haber una forma de probarlo ¿No? Ante la Targaryen que nos acompaña- Intervino la pelirroja relajando sus facciones pero su cuerpo se puso rígido contra la pequeña silla que ocupaba en cada visita a aquella habitación.

-Es peligroso- Por fin la voz desconfiada de la lacustre lleno el lugar, haciendo que tanto el como los hermanos Stark se giraran a ella que se habia escondido en el rincón mas oscuro y alejado de la estancia. –Al ser quien dices ser estarías antes que ella en la línea de sucesión- Se explico haciendo que sus extremidades se hicieran mas pesadas y un cansancio lo golpeara, como si toda su vida hubiera estado corriendo tras algo y ese algo por fin estuviera tan cerca de ser alcanzado que todo el esfuerzo habia caído en sus hombros haciendo que cada paso fuera un verdadero sacrificio.

-Es mejor mantenerlo en secreto- Secundo Bran relajando sus facciones y apoyándose al fin contra el cabecero de la cama. –No conozco a esta madre de dragones y cuando busco algo de ella solo veo una tormenta, oigo los llantos de un recién nacido y los sollozos de un niño, la oscura habitación apesta a muerte y lamentos en lenguas extrañas llenan mis sentidos desterrándome de las visiones- Confeso desviando su mirada hacia el patio, desde su posición daba al patio de entrenamiento de la Guardia de la Noche y no habia podido ver a los dragones pero si sentir sus gruñidos y ver sus grandes y aterradoras sombras pasar por encima de las torres del Castillo Negro.

-Deberíamos ir a Desembarco del Rey- Confeso por fin la pelirroja, sus ojos se centraron en ella al instante en que se puso de pie y empezó a dar largos pero firmes pasos llevándose de un lado a otro a los pies de la cama del menor. –Hay tanto allí donde se podría investigar sobre porque no pareces un Targaryen, ¿Por qué la sangre de los Stark fue mas fuerte cuando a través de los años todos los hijos tanto legítimos como ilegítimos de la Dinastía tiene la piel, el cabello y los ojos de tonos tan específicos-

-No todos…- La corto de golpe la otra mujer haciendo que Sansa arrugara la nariz pero guardara silencio dándole la oportunidad de continuar. –Mi padre nos contaba a Jojen y a mi que la primogénita del príncipe Dragón era idéntica a su madre, su piel y sus rasgos eran los de una Dorniense y los abuelos de la niña, ambos eran Targaryen puros, hermanos directos y… El menor no fue presentado a la ciudad por lo que no se sabe si tuvo o no los rasgos característicos de su familia- La de cabellos negros se apoyo contra la piedra ennegrecida del otro lado de la habitación viendo de Sansa a Bran y luego de vuelta, como si esperara algún reto por parte de la otra.

-La historia ha dicho que los hijos de mujeres dragones con otros hombres si pierden rápidamente los rasgos pero de hombres no, ellos siempre han dado su herencia dominante a las siguientes generaciones- Las palabras de Sansa fueron lentas y desconfiadas, como si volviera a mantener la idea de que lo que habia dicho Bran el día de su reencuentro no fuera mas que sueños de un niño con demasiado poder.

-Me lo mostro el cuervo de los tres ojos y yo lo vi a través del árbol corazón al pie del Muro, tu madre definitivamente es nuestra tía Lyanna y ella era doncella hasta el día de su secuestro- Se empecino el menor de los Stark mirando directamente a la pelirroja, esta solo suspiro y se dejo caer nuevamente en la silla.

-Daenerys de la Tormenta no permitirá que haya otro Targaryen vivo- Concluyo de mala gana bajando su mirada hasta el bordado elaborado de su bello pero opaco vestido, recordó de golpe el vestido azul pálido de la Reina Dragón como su piel parecía mas suave, haciendo que sus cabellos platinados se vieran un poco mas dorados, pero era tan tenue el cambio de color que se volvía una entidad etérea para quien la admirara por demasiado tiempo.

-¿No existe forma de saber si alguna Targaryen se caso fuera de la familia?- La pregunta floto entre los cuatro, los tres pares de ojos se centraron incrédulos y sorprendidos en el, se maldijo por haber pensado en voz alta notando como la pelirroja parecía volver a enojarse desmedidamente por sus palabras.

-La única hasta el momento ha sido la propia Daenerys Targaryen, toda su familia antes que ella se han casado entre hermanos, las mujeres eran mantenían celosamente entre ellos, excepto las bastardas… Aunque eran bellas no se tomaban sino tal vez en el mejor de los casos como concubinas pero solo servían para generar mas bastardos que morían en la edad de la niñez- Volvió a responder Meera, sus ojos ausentes estaban centrados en el cristal empañado haciendo que el también se centrara en lo que veía en el exterior.

Una ligera nevada bailaba pura al otro lado del cristal, copos tan blancos que le recordaron el suave y cálido pelaje de Fantasma, su lobo huargo era el único que todavía seguía vivo de la manada que ellos habían encontrado tiempo atrás, tanto habían vivido y mucho mas habían perdido que parecían recuerdos de otra vida, el viento silbaba tímido contra las paredes de la torre donde se encontraban y su mente se perdió en medio de sus recuerdos.

Lo primero que vino a el fue la fortaleza de Invernalia, prospera e imponente, impenetrable decían los norteños, nadie jamás habia logrado vencerla, la infancia junto a sus medio hermanos, el recuerdo de su relación con Robb, Arya y Bran cálida y llena de risas, juegos y retos pero también desprecios, las miradas resentidas de Lady Catelyn, sus palabras punzantes e hirientes, todo como resultado de una mentira que Eddard Stark se empeño en mantener, ¿Habría sido cálida si hubiera sabido la verdad? ¿Lo habría tratado como el resto de la familia? Tal vez le hubiese pedido perdón si se enteraba de la verdad, pero estaba muerta, al igual que su padre y su hermano mayor, el menor de los seis… No, el menor de los cinco Stark habia muerto a solo unos centímetros de el mismo y la del medio estaba desaparecida, tal vez muerta o tal vez viva, Arya era mucho mas inteligente y salvaje, era una niña lobo cuando la vio por ultima vez, tan opuesta a su hermana mayor.

Sus sentidos buscaron en la periferia a la pelirroja, la veía mover los labios, la conversación habia seguido a su alrededor, planeando cosas que no tenían ningún significado para el, no deseaba el trono por el que habia muerto el único padre que habia conocido, no lo quería porque si realmente era hijo del príncipe Dragón la Rebelión que Eddard Stark ayudo a realizar exitosamente había causado la muerte de sus dos padres dejándolo huérfano en un mundo donde las intrigas eran la orden de cada día, los juegos y manipulaciones eran lecciones que de niños aprendían los habitantes de Desembarco del rey.

"Ella es la adecuada para el puesto" Concluyo recordando la prepotencia con la que se movía la platinada, cada paso habia sido fríamente calculado, en un principio habia sido mercancía, vendida a algún señor de las ciudades libres pero algo cambio y paso de no ser mas que un adorno para alguien a ser una reina, una madre para los esclavos que habia liberado y una conquistadora, como Aegon y sus hermanas.

-Roca dragón- Dijo con voz profunda haciendo que las palabras de sus acompañantes cesaran a su alrededor, se sorprendió de ver como la ligera nevada se habia convertido en una tormenta y la escasa iluminación se estaba perdiendo rápidamente en el exterior, no se habia dado cuenta de que pasaron varias horas desde que llegara a la habitación pero el recuerdo del primer lugar donde habían llegado los dragones conquistadores trescientos años atrás le dio la respuesta que habia estado buscando.

-¿Roca dragón?- La voz de Bran lo sorprendió, desde que se habían reencontrado no sonaba ni sorprendido ni asustado con nada de lo que conversaran, como si ya supiera de ante mano cada cosa que habían hablado pero esta vez, la sorpresa habia elevado su tono ligeramente grave.

-Si, fue el primer lugar que Aegon el Conquistador toco cuando llego a Poniente, donde edifico el castillo de su familia y donde deben estar los libros que trajeron con ellos- Explico viendo como los otros dos parecían analizar la idea.

-¿Cómo piensas llegar a Roca dragón? Trajiste al Norte a la Reina Dragón por la guerra con los caminantes blancos, dejo Desembarco a medio derrotar por venir aquí y supones que te dejara marchar al asentamiento mas antiguo de su familia- Las acidas palabras de la pelirroja llenaron su boca con un amargo sabor pero no podía dejarse convencer, la única posible respuesta de su origen estaba en esa fortaleza, podía sentirlo en su interior.

-Daenerys conquisto Desembarco del Rey- Se obligo a corregir a Sansa viendo como arrugaba la nariz ante sus palabras. –Quien domina los Siete Reinos es un Mano-

-Un Lannister rodeado de Lannister prisioneros- Le aclaro bruscamente moviendo su brillante cabello de uno de sus hombros hasta su espalda. –¿Y la guerra de los caminantes blancos? No hay tiempo para todo esto-

-Puedo buscarlo si es lo que te preocupa, el podrá verme pero puedo saber cuan lejos o cuan cerca esta del Muro- Intervino el de cabellos cobrizos logrando que apartara sus oscuros ojos de los pálidos de la Stark.

-Hazlo- Ordeno con su voz que no aceptaba ninguna discusión adicional y con paso decidido salió de la habitación, debía encontrar una manera de llegar a Roca dragón antes de que el enfrentamiento en el Norte del Muro se llevara a cabo, los incandescentes ojos azul eléctrico del Rey de la Noche apareció en sus memorias causándole un estremecimiento por toda la piel, habia estado tan cerca que podía revivir el recuerdo del olor dulzón de los cadáveres congelados que lo atacaron.

El murmullo grave de las voces de los hermanos de la guardia empezaba a hacerse mas fuerte conforme avanzaba por uno de los pasillos techados que llevaban al comedor del Castillo Negro pero aunque le resultara tentadora la idea de unirse a ellos y olvidarse por esa noche las preocupaciones que ocupaban ahora su mente no podía perder tiempo, debía descubrir como llegar a Roca dragón sin que resultara una idea infundada de traición hacia la recién estrenada Reina de los Siete Reinos.

-Lord Snow- La voz baja y sensual lo congelo, solo una vez habia escuchado aquel tono de voz, solo una vez donde ella le habia ofrecido un trato que se vio obligado a aceptar y del que no habia hablado con nadie.

-Alteza- Se escucho responderle, los pasos seguros de la menuda mujer resonaron en todo el pasillo, las voces llegaban a ellos amortiguadas por las paredes del comedor pero ellos estaban completamente solos en medio de ese mal iluminado y expuesto camino.

-Debemos hablar- Le dijo convirtiendo su juego en seriedad, se giro para verla con desconfianza viendo como ella solo alzaba su barbilla para mirarlo fijamente a los ojos, algo en su interior se alegro de que ella supiera que el era físicamente mas poderoso y podría someterla a su voluntad si llegara a desearlo. –Me ha llegado esto de Desembarco del Rey- Dijo subiendo su brazo pálido, todavía debía vestir las sedas pálidas con las que habia comenzado la tarde pero ahora un abrigo perfectamente confeccionado se cerraba con fuerza sobre su cuerpo pero las dos pieles que Missandei se habia encargado de colocarle estaban encima de sus estrechos hombros, sus brazos estaban desnudos y sus pálidas y delicadas manos también, en medio de la que le habia extendido estaba un pergamino pequeño en comparación con los que eran enviados siempre desde Desembarco haciendo que un ligero temor lo cubriera enfriándolo aun bajo sus abrigos y pieles.

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Lo vio detalladamente mientras tomaba con su mano enguantada el pequeño papel que le era ofrecido, sus dedos estaban agarrotados por las bajas temperaturas pero no habia podido volver a sus habitaciones para cambiarse, habia dejado el comedor en compañía del caballero de la cebolla como el mismo le dijo que le llamara si así lo deseaba cuando el maestre se presento frente a ella con un rostro grisáceo y el miedo bailando en medio de sus pupilas oscuras.

-Alteza una carta urgente a llegado de Desembarco del Rey- Le habia dicho dándole el pergamino con el sello sin romper del símbolo de la Mano, sus delgados dedos habían temblado cuando tomo el pequeño papel al tiempo que el caballero que la acompañaba se inclinaba ligeramente alejándose a paso tranquilo de ella, rompió el sello con las uñas y lo abrió, no habia párrafos en alto valyrio solo unas pocas frases que hicieron que su corazón se helara en medio de su pecho.

Logro pagar a la Compañía Dorada, asedian los muros de la Fortaleza Roja, los alquimistas han desaparecido entre los túneles de la ciudad, en algún lugar hay fuego valyrio escondido.

-¿Dejaste escapar a Cersei Lannister?- La voz profunda sonó con cierto reproche sacándole de sus recuerdos y haciéndola sentir avergonzada, se limito a asentir cruzándose de brazos para recibir un poco de calor de la piel que el no habia aceptado de vuelta. -¿Cómo se te ocurrió?-

-No se quien es ella, aparte de la Reina Regente por la muerte del Usurpador y sus herederos… Tyrion quería un juicio como Lady Olenna y Lady Arena- Se apresuro a contestarle viéndolo fruncir el ceño profundamente, lo vio cerrar el puño sobre el pequeño papel convirtiéndolo rápidamente en una bola arrugada y sin mas la dejo caer a sus pies, en una pila de nieve recién caída que empezó a mojar el pergamino corriendo la tinta del mensaje.

-Debías cortarle la cabeza- Siseo entre dientes, el gruñido alto y amenazante de la bestia blanca que no dejaba jamás a su amo apareció imponente en medio de la tormenta, sus ojos rojos destacan en medio de todo el patio blanco. –Debemos marchar hacia el Sur- Dijo volviendo a centrar sus oscuros e intensos ojos en ella haciendo que un escalofrío bajara por su columna haciendo hormiguear sus manos y piernas.

-¿Debemos?- Le devolvió altanera viendo como el cuerpo del gran hombre se ponía rígido, su expresión fue de sorpresa cambiando rápidamente a una de furia que ella no le habia visto hasta el momento.

-El Norte recuerda- Murmuro guturalmente haciendo que sus vellos se erizaran, el se habia acercado a ella tan rápido entre un parpadeo y otro, su aliento fresco dio de lleno en sus mejillas. –La venganza de mi familia quedo en mis manos, Cersei Lannister caerá bajo mi espada- Decreto atrapándola firmemente por los brazos, el cuero frio de sus guantes hirió su sensible piel haciéndola fruncir el ceño por el atrevimiento.

-Lo justo es que tenga un juicio Lord Snow y era lo que iba a hacer con ella y su hermano cuando me llego un mensaje de usted- Casi escupió las palabras sintiendo como el la levantaba ligeramente acercándola mas a el, sus senos rozaron ligeramente el cálido pecho del bastardo reviviendo la tranquilidad que le habia dado cuando casi habia muerto congelada en el viaje hasta el asentamiento de la Guardia de la Noche.

-Mi familia también merece retribución por sus actos… Los Lannister acabaron con todo cuanto teníamos y eso no es algo que perdonare- Sus palabras golpearon directamente sus labios, sus ojos violetas bajaron viendo la boca extrañamente gruesa de Jon, de un rosado pálido, su gruesa barba negra le recordó fugazmente la barba de su Sol y sus Estrellas haciendo que el miedo bailara por su piel y se removiera el mal en su bajo vientre, alzo sus manos y empujo aquel duro pecho intentando apartarlo.

-Tyrion me necesita y llegare a el montando a Drogon- Le revelo justo cuando el volvía a apretar sus brazos con fuerza atrapándola definitivamente para el, sus pechos chocaron frio contra caliente, sus rostros estaban muy cerca y una furia gélida convirtió los apuestos rasgos del hombre en peligrosos.

-Entonces si es cierto- Le dijo con voz profunda rozando sus carnosos labios con los suyos, el sabor picante de el exploto en sus sentidos a pesar de no haberse besado realmente, solo estaban demasiado cerca y el seguía soltando palabras que no lograba entender del todo. -¿Lo has tomado como tu consorte?- Interrogo finalmente haciendo que todos sus sentidos se centraran nuevamente en sus palabras y menos en la sensación del roce sobre sus labios.

-¿Qué?- Dijo empujando nuevamente para alejarse del hombre, maldijo la tormenta que la mantenía alejada de su guardia personal y desde que habia dejado a Ser Davos había deambulado sola decidiendo que hacer con lo que acababa de recibir. –Tyrion Lannister es mi Mano y por eso debo ir a el lo mas pronto posible… No me he coronado por venir hasta usted- Confeso retrocediendo dos pasos y forcejeando sutilmente contra sus manos posesivas.

Los oscuros ojos de Jon brillaron y la tormenta a sus espaldas se desato violentamente, la noche se cerro sobre ellos y el aliento caliente de el hizo vibrar su piel, sus fuertes manos la sujetaban con brusquedad y por un segundo el pálido rostro se transformo, la piel dorada de su primer esposo apareció ante ella, ojos oscuros y salvajes se centraron en ella haciendo que un jadeo escapara de sus labios.

-Déjeme ir- Ordeno empujándolo con toda la fuerza que su pequeño cuerpo le permitía pero no logro romper el contacto agresivo contra ella. –Le juro que…- Se ahogo al sentirse caer sobre sus rodillas al ser liberada violentamente.

-Iré con usted al Sur, tanto como si lo aprueba como si no- Su profunda voz bajo dos tonos, lo vio confundida notando la rigidez de aquel imponente cuerpo, la gruesa piel negra que utilizaba como abrigo lo camuflo contra el oscuro cielo y se sorprendió de verlo avanzar hacia el patio, a su lado se definió la silueta de su lobo huargo, sus ojos rojos la miraron fijamente mas inteligentes que los de un animal corriente, dejo escapar su aliento viendo el espeso vaho que se formo ante ella y las crueles bajas temperaturas la hicieron temblar sobre sus rodillas.

-¿Quién eres Jon Snow?- Su voz susurro contra la tormenta que rugía salvajemente a su alrededor, sus ojos intentaron localizar la silueta del enigmático hombre pero ya se habia desaparecido entre las ráfagas de copos de nieve que cerraban la noche a todo el que se atreviera a desafiarlo.