Notas: Tiempo sin escribir de ellos.


Para Zahaki,

porque el amor debe regresar.


[Kardia & Dégel]

DISPARO

—x—

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Kardia era un personaje singular, de estridentes pensamientos y flamante aura. Poseía destellos de caballerosidad, unos que brillaban en la oscuridad y que nadie parecía percatarse.

No era del todo sutil, tampoco un cúmulo de palabras pasibles. Sólo tenía un pequeño don; sabía dar en el punto cuando fijaba su objetivo, tal y como la aguja escarlata con la que amenazaba a los insensatos y que esplendía resplandores en su índice.

No le importaba el filo, o a quienes atravesaba con ella, simplemente la dejaba ir con una sonrisa que era de arcos profundos en sus labios. Sin miedo, desplazándose sobre las consecuencias e ignorarlas. Tal como aquel crepúsculo bajo un cielo de fuego que, quizás sin darse cuenta, tuvo el disparo perfecto en el Santo de Acuario.

—Toma —Le tendió lo que se escondía detrás de una pila de basura en su templo, después de rebuscar entre ellos en busca de algo que sólo él conocía.

Dégel lo observó con una ceja alzada, tomando el libro que recién le ofrecían.

—¿Qué quieres que haga con él? —Lo miró sin entender de todo, a pesar de lo estúpida que resultaba la propia pregunta, a pesar de ser el caballero más inteligente... Cuando era con Kardia, al tratarse de él, todo significado podría tener el sentido opuesto e idioma cifrado.

Él se encogió de hombros y le dio la espalda para ir a la salida, sacudiendo la cola dorada con suave bamboleo.

—No sé, tiene letras. Y eso te gusta, ¿no?

Por un segundo, viéndole marchar, Dégel se mantuvo masticando las palabras. Saboreando lo que significaba, observando la portada ilustrada y las palabras sobre la superficie. Sonrió para sí, bajo la sombra de su flequillo, después de entenderlo y dedicarse a guardar la pequeña la perforación que le habían lanzado. Recibiéndola satisfactoriamente.

Esa noche, lo volvería a leer.

Kardia, sin duda, tenía la mejor puntería de todos los santos. Incluso inconscientemente.