Hace un año subí un one-shot llamado "No soy Gay" que pareció encantar a muchas personas y estas me pidieron continuación. En su momento no me apeteció la idea, pero hoy después de pensarla, tome la decisión de hacer algunos capítulos para ver que tal nos va.

Ladybug no me pertenece.

I am not Gay

Capítulo 1: La llegada de un Nuevo estudiante.

Era la primera vez que la pudo haber visto, no fue frente a ella o cara a cada, no fue a unos metros de distancia o que pudiera correr para tocarla. Era a través de un monitor de televisión, donde frente a sus ojos se mostraba la expresión más grande de un cliché de héroes apareciendo de la nada.

Inglaterra había caído ante la presión de un extraño villano, con un poder sobre el agua y fuego, este estaba decidido a obtener el terror de ese país, exigiendo a cambio que le dieran lo que por derecho era suyo.

Miraculous.

Fue la primera vez que escucho sobre ellos.

Al igual que pudo verla, debía ser una niña de su edad o un poco mayor, de cabello azulado y traje rojo pegado a su cuerpo con manchas negras. Esta se paró frente a la multitud, exclamando que jamás dejaría que el mal ganara sobre el bien.

Sus ojos habían brillado ante la chica, sobre su fuerza de voluntad, su seguridad y su confianza.

Era perfecta.

Y hermosa, sobre todo hermosa.

Había quedado maravillado con la chica, de una forma que Nathalie, la asistente de su padre, suspiro cuando su cuarto comenzó a llenarse de artículos de la súper héroe de todo Europa.

Incluso cuando dos meses después, pudo cumplir su sueño de ingresar a una escuela normal, siguió con su fanatismo a un nivel bastante alto. Su padre se había trasladado a Italia para unos proyectos, pero él tuvo el placer de quedarse en Paris, incluso su horario se aflojo un poco, para disfrutar de algunos momentos de todo estudiante normal.

Tenía amigos, pronto se hizo de amigos como Nino y Alya.

Los tres eran grandes fanáticos de Ladybug, la nueva héroe que todos parecían admirar.

Hasta que dos años después de su aparición, desapareció repentinamente.

Dejando a Adrien algo confundido, como a la mayor parte de la población.

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Abrió los ojos con algo de pereza, si bien era un estudiante normal, también era modelo, su repentina urgencia en una tanta de fotografías la noche anterior lo dejo exhausto. Nino solía molestarlo a menudo, diciendo que aunque tuviera quince años (cumplidos la semana pasada), trabajaba más que un adulto.

Le restó importancia, por muy cierto que fuera.

Era un pequeño precio que pagar por ser él.

—Buen día Nathalie—saludo un poco animado.

Lo cual no duro mucho al ver que su padre no estaba en el comedor.

Suspiro.

Nathalie lo vio de reojo con una expresión cercana a la pena, pero sin comentar nada en absoluto.

Su padre que se había ido dos años al extranjero, había regresado hace un mes. Pero muy al contrario de volver a rehacer una vida juntos (que nunca fue igual desde la ida de su madre) este seguía aislado y con costo le había dado un buenos días, hace tres días.

El desayuno no fue muy…prometedor después de eso.

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El día no siguió un buen curso, específicamente porque Chloé casi lo asfixia a la entrada de clases, era su amiga de la infancia y ambos tenían muchas cosas en común, la perdida de sus madres y falta de atención paterna, además de una muy buena economía. Aun con todas sus cosas esa rubia era su amiga, pero a veces era muy sofocante.

Cuando por fin pudo soltarse, camino con una sonrisa donde Nino y Alya estaban esperándolo en la entrada.

Ambos morenos y muy cambiados de hace dos años. Mientras Nino había crecido y dejado crecer un poco más su cabellera, Alya la había recortado un poco y dado un cambio más lacio que siempre tenía en una coleta.

El moreno amante de la música fue su primer amigo en el instituto, antes de darse cuenta, Alya también se había incluido en ese triángulo. No por ser una chica era menos que ellos, siempre demostraba su tenacidad y astucia que los había salvado en más de una ocasión.

Además sería una gran reportera algún día, su forma de conseguir información siempre era excelente.

—Te tengo una noticia—exclamo está sujetándolo por los hombros emocionada.

Giro a ver a Nino con curiosidad, pero este se encogió de hombros sin saber nada aparentemente.

—No quiso decir nada hasta que llegaras—

Alya claramente lo ignoro.

—Hoy tenemos un nuevo estudiante de intercambio, escuche a los profesores hablando de eso antes de llegar—relato la morena.

Adrien pareció sorprendido.

Desde que Alya y él llegaron hace dos años, ningún otro estudiante había ingresado a su clase. Así que si bien eran los nuevos, rápidamente se volvieron otro más de la pandilla, además el curso escolar había empezado hace dos meses…era curioso ver un nuevo estudiante.

Tenía curiosidad.

Además tal vez fuera otro buen amigo.

Uno nunca sabía.

—Supongo que tendremos que conocerlo—explico con una leve sonrisa.

Sus amigos asintieron también interesados, al entrar al aula el rumor pronto se esparció y todos parecían comentar interesados sobre la nueva atracción de la clase.

Menos Chloé.

Pero ella era otro tema aparte en estas cosas.

Cuando la profesora entro, no comento mucho al respecto y simplemente comenzó a alistar sus cosas para el inicio de clases. En el momento en que la campana por fin sonó, la profesora comenzó a dar la clase normalmente, dejando a sus compañeros confundidos.

No fue hasta dos cambios después, que en medio de la clase de historia, la puerta sonó e hizo a la profesora caminar a la entrada.

Asintió antes de entrar y caminar con alguien detrás de ella.

Era un chico.

Probablemente de la estatura de Alya o un poco más alto, pero no tanto como Nino o él. Tenía unos pantalones de mezclilla a la moda, con tenis deportivas color negro. Sobre su torso había una camisa blanca con botones algo flojos y una chaqueta negra que era cuero. Su cabellera era azulada sobre sus orejas y totalmente acomodada. También tenía un bolso en su cintura que parecía para hacer ejercicios.

Adrien pudo ver bien su rostro cuando se volteo, era demasiado fino y delgado en algunos puntos, dándole una vista un tanto andrógina. Había visto a varios modelos así antes, muy cotizados en el mercado, que pueden pasar tanto por chicos como con chicas con el maquillaje adecuado.

Pero lo impresionante eran sus ojos, eran celestes demasiado hermosos. Muchos modelos habían usado lentillas y otros artefactos, pero nunca había visto un color como ese.

También noto que su mirada parecía vacía y un tanto lejana.

—Como ya se rumoreo anteriormente, tenemos un nuevo compañero de clase, su nombre es Marcus Strauss y proviene de Inglaterra, aunque su origen es mitad asiática y mitad Europea—comento la profesora con tranquilidad.

Varios compañeros susurraron entre ellos emocionados, aun así Marcus no presento alguna emoción.

Adrien apretó los labios sintiendo un poco de pena por el nuevo, era difícil llegar a una clase nueva.

—También Marcus es un año mayor que ustedes, perdió el año por temas personales, así que espero muestren comprensión—

Más susurros.

Después de eso Marcus fue asignado como compañero de asiento de Alya, así que paso tranquilamente ignorando por completo como Chloé hacia un comentario grosero sobre su apariencia. Este tomo asiento ignorando también el saludo amable de Alya, provocando que esta frunciera un poco el ceño.

Con ambas manos en sus bolsillos, el resto de la clase Marcus permaneció ido.

Al finalizar la clase tiempo después, el chico se puso de pie, ignoro rápidamente como Kim y Max se acercaban a saludar, con paso tranquilo salió.

—¡Que tipo más grosero!—gruño Alya por bajo.

Rose y Juleka quienes caminaban también a la salida, se detuvieron a escucharla.

—Creo que parece el típico chico malo de los libros—hablo Rose con tono soñador.

La rubia aun usaba el rosa como prioridad en su guardarropas, pero su cabellera rubia ya superaba sus hombros. En cambio Juleka ahora usaba una diadema negra que apartaba parte del cabello de su cara, con su aun estilo punk en su cuerpo.

—Tal vez tuvo un mal día—intento excusarlo de forma patética Adrien.

Claramente el chico había generado una, un poco incomprendida mala impresión.

—Es otro chico cualquiera—dijo Chloé con maldad.

Todos comenzaron a susurrar o hacer comentarios algo groseros al aire.

—Es mayor que nosotros—

—Perdió un año—

—Tal vez sea un delincuente—

Molesto por los malos tratos a un chico nuevo (recordándole que cuando entro tampoco fue fácil al ser amigo de Chloé) tomo su mochila y decidió ir a buscar al nuevo chico. Toda la clase lo vio con curiosidad, pero él estaba decidido, hablaría con el chico y le daría la mano ayuda que todos necesitamos.

Lo encontró rápidamente fuera de la escuela, este estaba en una esquina de la cuadra, viendo fijamente a la nada.

Era una panadería.

Adrien no recordaba mucho, pero cuando era niño estaba seguro que su madre lo llevo a esa panadería en algunas ocasiones. La imagen de un enorme señor y una mujer de pequeña estatura, quienes lo atendían amablemente, era algo que no olvido nunca por algún motivo. Supo que estos se pasaron a otro lugar hace algunos años, pero nunca volvieron al lugar.

Ahora había una panadería, que si bien no era tan buena como antes, era atendido por un joven muy amable.

—¡Marcus!—llamo al chico sacándolo de su ensoñación.

Este volteo a verlo con indiferencia y algo de aburrimiento, trago saliva intentando pensar una táctica para entablar una conversación.

Sin que lo mandara a volar.

—No tuvimos tiempo de presentarnos, mi nombre es Adrien y estaría feliz de poder ser tu amigo—hablo extendiendo rápidamente la mano.

Omitió el apellido de su padre, si bien era reconocido por ser modelo, no era que le gustara gritar a los cuatro vientos que era rico.

Noto algo de incredulidad en el rostro del chico.

Vio la mano, luego lo vio a él, antes de regresar a la mano.

Su rostro impasible tembló un poco, temiendo que hubiera arruinado todo.

Tal vez ser amigos era un paso muy rápido para el chico, se maldijo internamente. Nino siempre decía que el tiempo que estuvo encerrado en su hogar, le dejo un mal manejo de relaciones interpersonales y que siempre era demasiado positivo.

Pero antes que retirara su mano por la vergüenza, Marcus la tomo algo indeciso.

No pudo evitar notar que esta era un poco más delicada que la suya, también que estaba algo rasposa y había algunas cicatrices en esta.

No entro en detalles.

—Marcus…supongo—murmuro lo último por bajo.

Su voz era suave, pero parecía algo forzada, como cuando alguien tiene una gripe.

Pero no había rechazado su mano, así que era un punto para él.

—Si quieres puedo mostrarte la ciudad un día—hablo ignorando su terrible horario, si bien era más flexible, con la llegada de su padre impartía nuevas clases.

Este soltó su mano con urgencia.

No le gustaba el contacto físico, anotado.

—Conozco Paris—murmuro de forma algo tensa.

Oh.

Bajo el rostro pensativo, eso no lo esperaba. Bueno no conocía al chico, pero si lo conociera un poco más, estaba seguro que podría ser un buen amigo de él. Lo presentía, había algo en esos ojos, algo que sentía había visto en algún otro lado.

—Gracias de todos modos Adrien—musito el chico antes de levantar la mano y seguir su camino, ahora con ambas manos en sus bolsillos.

Adrien suspiro al verlo irse.

Bueno sentía que ese día pudo haber sido mejor.

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Marcus rápidamente se ganó ser el centro de atención de la clase, por ignorar a los demás, respondía saludo de forma indiferente y se mostraba recio a hablar. Al día siguiente de su primer día, llego a saludarlo con emoción, pero este simplemente le lanzo una mirada, suspiro e hizo un sonido de reconocimiento, apagando toda su alegría.

Nino y Alya lo reconfortaron diciendo que no se molestara, pero estaba decidido en ser amigo del chico.

Así que si bien estaba llegando a un punto acosador con los saludos, Marcus al menos aun no le decía que se detuviera. Sentía que ese chico ocupaba amigos, como él en su momento también lo ocupo.

—Hay algo raro en ese chico—exclamo Alya casi a finales de la semana.

Él mordisqueo su emparedado, algo decepcionado de la fría respuesta de Marcus para comer con ellos.

—¿De qué hablas Alya?—pregunto Nino con atención a su amiga.

Aunque nadie lo dijera en voz alta, Adrien sentía que desde el último año había un real interés de Nino en Alya, sobre algo más que amigos. Si su amiga lo había notado o no, era algo que no sabía. Pero bueno él simplemente esperaba apoyarlos.

Harían una gran pareja.

—Algo oculta…instinto de reportera—indico está alzando el mentón.

Los dos chicos rieron divertidos.

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El último día de la semana algo raro sucedió, no solo Ivan había salido corriendo con enojo en su rostro, algo extraño estaba en el ambiente. Noto también como Marcus estaba más tenso de lo normal, una semana de acoso había servido para saber cuándo el chico parecía algo más tenso que otros momentos, generalmente era cuando otros lo saludaban, pero ahora estaba tenso viendo el asiento vacío de Ivan.

En el receso, fue cuando paso.

La televisión se encendió y en ella apareció el canal de noticias. Donde mostraba a un hombre de piedra que estaba atacando Paris.

Un villano.

La clase entera jadeo y gimió, los villanos solo habían aparecido antes en Italia e Inglaterra, pero desde la desaparición de Ladybug hace seis meses, ninguno había vuelto aparecer.

Las clases terminaron.

Al salir del edificio, observo la limosina ya esperándolo para llevarlo a casa. De reojo no pudo evitar notar que Marcus parecía correr rápidamente entre la gente, hasta desaparecer en una dirección que no identifico, pero juraba era donde fue el último reporte.

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Llego a su casa donde fue arrastrado a su habitación, encendió el canal de noticias ignorando la caja que había sobre su cama. Se estaba mordiendo las uñas de que nadie hiciera nada, cuando apareció de la nada. Jadeo y casi chillo de forma poco masculina, su traje era el mismo, su cabello ahora atado en dos moños y una sonrisa que identifico.

—¡LADYBUG!—grito a la computadora.

Algo se calló detrás de él, giro su rostro confundido al ver una caja en el suelo.

Mientas Ladybug tenía una discusión, con el rostro de un hombre que era hecho por miles de mariposas, abrió la caja. Algo negro salió volando de esta y de repente tenía un gato negro flotando a su alrededor.

No tuvo miedo.

Había visto esta escena en innumerables anime y video juegos.

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La idea de convertirse en un héroe vestido de gato, jamás llego a su mente, pero el estar cerca de Ladybug, había fantaseado en su cerebro muchas más veces de las que quisiera admitir. Si bien no escucho todo el discurso de Plagg, debido a que vio a Ladybug tener unas complicaciones en la televisión, esperaba haber capturado el mínimo de información para ayudarle.

Voló por las calles de Paris para llegar donde estaba la chica.

Era increíble, verla al lado del alcalde después de haber salvado a Chloé, con expresión confiada y mirada en el hombre de roca.

Que ahora estaba en la torre de Paris con Mylene en su mano.

¿Qué rayos?

Había pasado al menos una hora desde que se fueron de clases, como paso todo tan rápido.

—Buenas tardes My lady—dijo con voz suelta al llegar al lado de Ladybug.

Para su total mala suerte, tropezó de forma torpe y cayo de cara.

Los policías, el alcalde y los reporteros lo filmaron.

Sentía que nunca olvidarían eso de su historial.

Aun así solo importaba una persona, sus ojos se desviaron a los de su amor platónico unos momentos, notando una mirada tranquila y confiada. Esos ojos celestes que parecían brillar, estaban algo alejados y no parecía darle mucha importancia.

Incluso noto un poco de incredulidad.

—¿Tu eres el dueño del anillo?—pregunto como si deseara escuchar un "no" como respuesta.

Oculto rápidamente la decepción de sus palabras, ser un modelo y tener que fingir frente a las cámaras, ahora estaba ayudando mucho.

—Chat Noir, héroe nuevo a su servicio—hablo haciendo una reverencia.

La mueca se posó rápidamente en el rostro de la chica, antes de suspirar y ver a la roca persona.

—Es un estudiante de instituto, Hawk Moth lo akumatizo usando sus emociones negativas—explico rápidamente.

Al parecer no tenía muchas opciones para tenerlo como compañero, aunque no comprendía como la caja y Plagg llegaron a sus manos, no era tiempo para temer.

Su espalda tembló de anticipación.

No sabía qué hacer.

Pero lo haría.

Giro a ver al héroe que más tiempo tenía en Paris y espero que lo viera.

—¿Qué tenemos que hacer?—pregunto con firmeza.

Eso pareció hacer que la chica lo viera unos momentos con otros ojos, como si lo estuviera evaluando y apenas pasara el rango mínimo.

Asintió a su persona.

—Lo que hace un héroe—cuando hablo fue con un rostro distante, mirada adolorida y con una voz casi extinta—Salvar a los ciudadanos—añadió con voz llena de pesar.

Era raro.

Él estaba emocionado, listo para la acción.

Pero mientras trabajaron juntos para salvar a quien resulto ser Ivan y Mylene, mientras celebraba ante las cámaras su primer trabajo como héroe, mientras su sueño de ser algo más en la vida se estaba cumpliendo. Mientras todo eso pasaba, no pudo notar la mirada algo lejana de Ladybug, además de que su espalda parecía algo encorvada, como si tuviera mucho peso sobre ella.

Antes de decir algo, esta salió volando entre los edificios con su yo-yo.

Dejándolo con la duda, de quien estaría detrás de la máscara.

Qué vida tendría.

¿Por qué su corazón latía emocionado?

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Ladybug termino en medio de un callejón, donde después de asegurarse que nadie estuviera cerca, como hizo miles de veces, quito su transformación. A diferencia de la última vez que uso sus poderes, ya no había una adorable chica de pelo azulado, ahora estaba Marcus…solo Marcus. Después de comprar unas galletas de chocolate de un supermercado, camino tranquilamente a su hogar.

El recuerdo de la panadería de sus padres en Inglaterra, lo golpeo con fuerza cuando llego al hotel donde se quedaba. Miro deprimido a la mujer detrás del mostrador, dándole una buena tarde y tomo la llave que lo llevaría a su hogar temporal estas dos semanas.

Ya no estaba en casa.

Ahora estaba en una habitación bastante lujosa, que dejaba unos sillones finos en una sala de estar, un pequeño sector de cocina, con la gran cama que cubría gran parte de su sala de habitación. No hablaría del baño que era gigante y que tenía una gran cantidad de botones que del todo no entendía. También en su escritorio había una gran computadora de última generación.

Se preguntó si Chloé Bourgeois sabría que era huésped del hotel de su padre.

Le restó importancia.

Se desplomo sobre su gran cama, mientras que del bolso en su cadera salía disparada Tikki con ojos brillantes.

—Fue un gran trabajo como siempre Marinette—hablo el pequeño Kwami.

Gimió ante su nombre.

Hace algunos meses que ya no lo utilizaba, le era duro de procesar, porque su vida como Marinette ya había acabado.

Aun lo recordaba como si fuera ayer, recordaba el horror de su rostro cuando The dragón supo la verdad, cuando había amenazado a sus padres frente a ella. Aun podía ver a su padre en el hospital después de haber sido herido en su espalda por haberla protegido al saber su identidad, aun podía ver sus cicatrices, el rostro de espanto de su madre…la sangre.

Gimió más fuerte sintiendo ganas de llorar, pero no podía.

No ahora.

No porque debía proteger a sus padres.

Miro sobre la ventana, pensando que en algún lugar de Estados Unidos, ellos estaban a salvo. Había hecho varias amistades como Ladybug en el pasado, había arreglado con una amistad de confianza el plan de protección de testigos para sus padres. Si bien estos habían negado la idea, su deber era protegerlos de todo mal. Así que con mucho dolor en medio de la noche, se había despedido de ellos.

Dando paso a su nueva identidad.

Marcus Strauss.

La idea de ser un chico no le pareció nada interesante, pero su amigo de confianza en el gobierno, le había asegurado que de esa forma nadie volvería a descubrir su identidad. Alertados por unos extraños movimientos de parte de Fu, un viejo amigo de su familia que le había dado el Miraculous de la mariquita cuando tenía 14 años (hace ya dos años), había regresado a Francia su país de origen.

No se equivocaron.

Ahora con Hawk Moth, ocuparían de sus servicios como héroe nuevamente.

Se levantó cuando Tikki le informo que tenía correo nuevo.

Observo con una gran melancolía la imagen en su computadora, una fotografía de sus padres en U.S.A atendiendo una panadería con sonrisas en sus rostros. Vio un mensaje hablándose sobre el nuevo villano y la firma abajo.

Colette.

La ignoro.

—No pareces muy conforme con Chat Noir—hablo Tikki de pronto a su lado.

Sonrió de medio lado, sabiendo que había sido bastante obvia respecto el asunto.

—Lo siento Tikki, estaba tan acostumbrada de ser solo tú y yo, que me sentí algo incomoda cuando Fu me informo sobre un posible nuevo compañero—hablo sin forzar más su voz y hablar de ella en forma femenina.

Había practicado mucho para no hacerlo, pero con Tikki estaba bien, ya que ella la había apoyado desde el inicio de todo.

Era la única con quien contaba ahora.

Sin ella se hubiera vuelto loca hace tanto.

—Es difícil darle el Miraculous a personas tan joven, además no todos podrían manejar el Miraculous de Plagg, Fu tuvo que tomar una decisión difícil en este momento—hablo la pequeña divinidad.

Era un buen punto.

Recordaba sus primeras aventuras como héroe en Inglaterra, un total fracaso y con torpeza en todos lados, había aprendido por supuesto.

Pero a bases de golpes.

Era su deber el encaminar a Chat Noir por un buen camino, con suerte con este como héroe, ella podría tener un poco más de respiro. Ser una sola persona contra villanos, no siempre era fácil y alguien que cuidara su espalda no estaba del todo mal.

—Es como tus compañeros de colegio, deberías tratarlos más amablemente—

Gimió en voz alta.

Hora de regaños.

Su hora favorita.

Inserte aquí sarcasmo.

—Recuerdo que en Inglaterra todos te amaban Marinette, eras presidenta de la clase y no olvidemos como Matt se te declaro tres veces—hablo el Kwami emocionado.

Sus mejillas se sonrojaron para volver a verle con advertencia.

—Acordamos no volver a hablar del tema de Matt—

—Pero era tan lindo—

—Me acosaba, me robo un beso y yo lo patee, no fue lindo—

—No esquives el tema—

Se cruzó de brazos de forma infantil y volteo el rostro, estaba haciendo un puchero similar a una rabieta, pero es que no sabía que más hacer.

Su cuerpo se desplomo un poco.

—Marcus está aquí…para no tener a nadie cercano…no soportaría volver a pasar algo como con mis padres—gruño por bajo.

Eso había sido su culpa, todo su culpa.

Tikki se posó cerca de ella, abrazando su mejilla comprendiendo sus sentimientos.

—Sé que es difícil Marinette, pero ser amable no los pondrá en peligro, es mejor que tengas una buena relación para no levantar sospechas. Además la soledad no es buena, mereces tener una vida de estudiante como los demás—explico.

La vio fijamente unos instantes, antes de voltear el rostro a la imagen de sus padres. Así que mientras abrazaba las rodillas sobre su pecho, toco la imagen de la computadora de forma anhelante.

Ojala ellos estuvieran ahí con ella.

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El día siguiente tanto para Adrien como para Marinette/Marcus fue algo doloroso, uno como nuevo héroe y la otra como héroe que había dejado la práctica, su cuerpo estaba algo resentido por el repentino poder del Miraculous. Ambos llegaron apenas a tiempo para el inicio de clase por lo cual no interactuaron en absoluto. En general durante las clases, Marinette podía sentir a Tikki en su bolsillo, recriminándole de forma mental (con los meses había desarrollado una comunicación mental por emergencias) sobre no ser amable con nadie.

Pero no podía solo llegar de la nada y saludarlos a todos.

Eso sería peor.

Cuando más quería tener oportunidades, el día termino rápidamente y todos salieron ignorándola. Bueno ella los ignoro primero, era normal que la ignoraran ahora.

Genial.

Incluso Adrien quien lucía más cansado por algún motivo, aunque juro escuchar a Nino hablar sobre algo del modelaje de su padre y el rubio asintiendo, el punto es que este la ignoro.

Camino de mal humor a la salida, notando una gran cantidad de lluvia en la entrada.

Bienvenida gripe.

Estaba por salir corriendo, cuando una mano sobre su hombro le detuvo. Sus ojos se abrieron un poco al ver a Adrien a su lado con una sonrisa amable, además de su mano extendiendo un paraguas.

Eso fue…amable.

Recordó vagamente a sus compañeros en Inglaterra, chicos y chicas, siempre a su lado en aventuras en las buenas y las malas. Algunos de ellos si bien no la habían conocido toda la vida, la habían aceptado como una más del grupo. Ellos en esta situación la hubieran empujado y obligado a correr con ellos bajo la lluvia.

Pero ya no estaba ahí.

Ahora estaba en Francia.

—Vienen por mí en carro, creo que ocuparas esto más que yo—explico con tranquilidad.

Por primera vez desde su llegada a Paris, se permitió una leve sonrisa mientras abría el paraguas negro. Durante unos segundos, ya que toco el botón equivocado cuando lo tenía sobre ella, provocando que este se cerrara violentamente y una varilla le pegara en su mejilla, mientras era envuelta por el paraguas.

Escucho las risas de Adrien.

Pero cuando logró zafarse, este se tapaba la boca viéndolo preocupado de ofenderlo.

Negó con la cabeza.

—No importa, soy la torpeza personificada—musito por bajo con el recuerdo de Inglaterra.

Sus compañeros siempre le decían "torpe Marinette" por algo.

Los ojos de Adrien brillaron, aparentemente felices de por fin tener resultados positivos a su persona. Tikki parecía satisfecha.

Rodo los ojos.

Ambos eran especiales.

—Yo suelo tener mala suerte—exclamo Adrien emocionado de una conversación.

El pito del carro que era una limosina, hizo que este gruñera por bajo e hiciera que ella suspirara aliviada. Tener una conversación como chico no era fácil, además de no tener mucho contacto los últimos meses, habían oxidado su usual carisma.

Vio a Adrien.

Este la vio con pesar en sus ojos.

Después vio el paraguas.

Suspiro.

—Mañana podría aceptar comer en el almuerzo con ustedes, como pago de este paraguas—indico encogiéndose de hombros.

La sonrisa en el rostro de Adrien, era similar a la de un niño de cinco años. Aun así Marinette sonrió de medio lado, era un buen chico.

Mientras ambos se despedían con una promesa.

Marinette no pudo evitar sentir un aleteo en su interior, pero lo apago rápidamente recordándose que no podría permitirse emociones.

No ahora.

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Al otro lado de la calle, Fu miraba todo con Wayzz sobre su cabeza, era el inicio de un nuevo comienzo.

—Un nuevo ciclo comienza—musito caminando bajo la lluvia con su Kwami.

Era un día precioso para recordar.

Fin

Este es el primer capítulo, que espero les gustara como a mí escribirlo. Si la historia se queda, no calculo más de 15 capítulos en ella.

Nota:

Por si no lo saben en mi perfil tengo un link de mi página en Facebook donde público mis actualizaciones y donde chateo con los chicos sobre temas de anime, manga, juegos, libros, series…etc por si alguno quiere comunicarse conmigo o visitar un rato para conocerme mejor.

Sayonara sexys lectores.