Marinette se relamía los labios. Una y otra vez. Como un acto reflejo lo hacía, antes de sacar su lengua y empezar a lamer.
Chat Noir que la observaba estaba colorado ante esos movimientos. Esos sexys movimientos.
Los ojos seguían sin apartarse de ella que ahora chupaba, dejando un rastro de saliva. Un gemido quiso escapar de los labios de Chat Noir, pero lo reprimió mordiéndose el labio inferior.
¡Oh, mierda! Chat Noir estaba a punto de desfallecer al ver como Marinette lamia y chupaba...
Sus pulmones estaban recibiendo más aire de lo necesario mientras respiraba como un asmático. Estaba poniéndose caliente y no tenía nada que ver que este prendido el calefactor.
— Métela.
Las orejas rojas y ardiendo se le levantaron al gatito que sentía el corazón latiendo frenéticamente contra su pecho. Sin apartar los enormes ojos que miraban sus labios que se movían seductoramente. Esos que observaba como si hubiera dicho que había matado a alguien. Y puede ser, lo estaba matando a él.
— ¿¡Que quieres que!? —Parpadeando múltiples de veces. Intentando salir del trance ahora mirándola a los ojos.
— Que la metas.
"Iba a morir"
Pensó Chat con la cara roja.
— Por favor, ya no soporto más.
"Yo tampoco"
Añadió en su mente, mientras se aproximaba a ella. La misma que le entregaba la aguja y el hilo.
Chat Noir se quedó mirando los elementos como no asimilando el hecho de que tuviera eso en sus manos. Por un segundo se había olvidado que Marinette estaba cosiendo.