Disclaimer:Los personajes de Inazuma eleven no me pertenecen.

Referencias:

–Diálogos.

Pensamientos

«flashback»

Línea horizontal: cambio de escenario.

Aclaraciones y advertencias: El accidente en donde la familia de Fubuki murió, nunca ocurrió en esta historia, por ende, Atsuya y sus padres siguen vivos.


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Después de un agotador día de clases Atsuya se dirigía a su casa ya hastiado de todo. Había sido un día algo cansado y hoy el entrenamiento se cancelaba debido a la inesperada lluvia que caía en la ciudad de Inazuma mojándolo por completo. Aunque estaba acostumbrado al frío, no dejaba de parecerle molesto el toque del agua en él. No esperaba a llegar a su hogar para lanzarse a la cama y no levantarse de ahí en unos cuantos años.

Hace poco Shirou y él fueron transferidos a Raimon para formar parte del equipo y además, Shirou quería pasar más tiempo con novia y amigos que tenía, ya que se le dificultaba viajar cada dos fin de semana de Hokkaido a Inazuma y sus padres pensaron que sería una buena oportunidad para conseguir un buen trabajo. Atsuya realmente no podía entender cómo Kidou dejó a su pequeña hermanita que tanto sobre protegía de todos con su hermano.

Siguió su camino impaciente. Apenas llevaba una semana ahí y ya estaba cansado de esa ciudad. Él estaba bien siendo el único goleador estrella de Hakuren. Se sentía frustrado y agobiado, estresado y de mal humor por todo lo de la mudanza, nueva escuela, nuevos compañeros, aprender caminos nuevos y esa acumulación de malos sentimientos no hacían más que perjudicar su juego causando que Goenji opacara su desempeño en lo mejor que sabía hacer y eso lo enojaba aún más.

Siguió pensando en cómo su vida cambió de ser perfecta a ser un desastre, hasta que escuchó un grito en una de las calles poco concurridas y detuvo un poco su andar, pero casi al segundo continuó su camino, ya que lo que pasara allí no era asunto de él.

Pov Atsuya.

Tan solo alcancé a dar un par de pasos cuando volví a escuchar un grito, esta vez pidiendo ayuda. Solté un suspiro de resignación e introduje mis manos en los bolsillos de mi pantalón, retrocedí y me adentre a ese pequeño callejón en donde apenas entraba algo de luz del atardecer nublado, se escuchaban débiles sollozos de una chica, que ahora en susurros rogaba por ayuda. Me quedé completamente paralizado en mi lugar al ver las siluetas de un par de chicos que intentaban rasgar las prendas de la chica.

–Más les vale dejar a la chica en paz y esto no terminará mal para ustedes.–Dije a los segundos y me acerqué aún más a ellos. Pude ver como quedaron congelados en su lugar, mientras la pobre muchacha trataba de cubrirse con sus brazos.—

–No deberías meterte donde no te llaman, mocoso. –Uno de ellos se volteó en mi dirección con una sonrisa burlona en su asqueroso rostro.–

Sonreí de la misma forma en respuesta y caminé pasando de largo en dirección a la chica la cual temblaba de miedo y de frío ya que la camisa que traía estaba totalmente destrozada. Ella trataba de cubrir su pecho con la mirada baja, mientras retrocedía un poco. Solté un bufido. Lancé mi mochila a su lado y me quité la chaqueta del instituto para dejarla sobre la cabeza de la fémina.

–Levántate y vámonos.–Le ordené mirando a los tipos que estaban algo sorprendidos. Seguramente pensaron que tendría miedo y saldría huyendo de aquí. Já, idiotas.–

–Mocoso, ¿Quién te crees?–El otro se dignó a hablar para así tomarme del cuello de la camisa.–

–Con la camisa no. Mi madre se tarda mucho en plancharla.–Dije con obvio sarcasmo a la vez que en mi rostro se instalaba un puchero. Qué mierda importaba una camisa que ya estaba húmeda gracias a la lluvia.–

–¡Acabas con mi paciencia!–Y cuando su puño iba a impactar con mi rostro, fui más rápido y lo esquive para soltarme de su agarre, seguido de eso estrellé mi mano empuñada en su cara tan fuerte como pude y cayó al suelo. Me acerqué y pisotee con mi pie su mano hasta hacerle gritar.–

–¿¡Y TÚ QUÉ HACES AQUÍ!? LÁRGATE Y LLÉVATE A ESTA BASURA CONTIGO AHORA MISMO.–Grité agresivamente mirando al otro que se encontraba con la boca abierta observando a su compañero.–

–N-nos vengaremos, maldito bastardo.–Tomó a su amigo y se largaron corriendo.–

Después de dar un último vistazo a la salida de callejón por donde se fueron, apoyé mi espalda contra la pared. La chica aún sollozaba y yo solo quiero llegar ya a casa.

–¿A-atsuya-san?–Se escuchó apenas un susurro por parte de la chica.–

Abrí mis ojos sorprendido de que la muchacha supiera mi nombre, aunque aún no podía ver su cara, su voz se me hacía conocida de algún lugar. Vi como se levantó con algo de dificultad y caminaba hacia mí de igual forma.

Y mi sorpresa fue mayor al ver el rostro de Haruna con el labio con una pequeña cortada, y con mi chaqueta puesta. Estaba tan pálida como si no hubiera visto la luz del día en décadas, sus manos estaban a la altura de su pecho y sus ojos estaban irritados de tanto llorar. De seguro lloró tanto que ya no tenía lágrimas que derramar. Todo su cuerpo temblaba y su cabello estaba alborotado.

–Mierda, Otonashi. ¿Qué hacías tú sola por estos lugares? ¿Dónde estaba tu hermano?–Pregunté alterado tomándola por los brazos con algo de miedo de que fuera a caer en cualquier momento.–

–Shirou no fue hoy y me preocupé, así que pensé en hacerle una visita para ver si estaba todo bien y me vine por el camino más rápido. Onii-chan tiene reuniones de su familia que atender, pero él no sabía que vendría a ver a mi novio.–Hablaba tan bajo que con dificultad pude comprender lo que decía, su voz temblaba y los sollozos de nuevo se hacían presentes.–¡Tuve mucho miedo!

Se aferró a mi camisa con sus pequeñas manos, ocultando su rostro en mi pecho y yo realmente no sabía qué hacer. Estaba en blanco. Aunque con Haruna no cruzaramos muchas palabras, la veía casi a diario, en los recreos, en los entrenamientos y a veces cuando Shirou iba con ella a casa. Mierda, nunca pensé que ella fuera aquella chica de la que intentaban abusar.

Envolví su delgado cuerpo en mis brazos tratando de calmar su llanto, pero en cuanto sintió mis manos en su espalda noté como involuntariamente se tensó.

—Tranquila, Otonashi. No te haré daño.–Mi voz sonaba mucho más suave de lo que quería y con una de mis manos acaricie su cabello.–Debemos irnos, en tu casa deben estar preocupados.

Sentí como asintió contra mi pecho y se alejó de mí. Tomé nuestras cosas y se las pasé. Sus piernas temblaban mucho y no podría caminar así. La lluvia cada vez estaba peor y debíamos apresurarnos, ya era demasiado tarde. La tomé en mis brazos procurando que su falda no se moviera de su lugar y comencé a caminar. Ella no pesaba demasiado, más bien eran nuestras cosas que llevaba en su regazo las que hacían algo de peso, su cabeza reposaba en mi hombro, podía sentir su aliento chocar contra mi cuello, cosa que me ponía incómodo y algo nervioso.

–Lluvia de mierda.–Susurré con molestia.

–Atsuya-san…

–Atsuya, solo Atsuya.–La interrumpí aclarando que no me gustaban las formalidades.–

–Atsuya, mis padres no están en casa.–Murmuró levantando su mirada al ver que tomaba el camino contrario a la mía.–De hecho, también iba para eso a casa de Shirou. Mamá y papá dijeron que en estos días me quedara con ellos ya que se llevan bien con sus padres y no quiero molestar a onii-chan.

Su cuerpo seguía estremeciéndose, sus ojos se veían apagados. Eran como el cielo antes de llover.

–Bien.


Cuando llegamos a casa, le ordené que tomara una ducha con agua caliente mientras yo iba a buscar algo de ropa. Tomé una playera de mi habitación, un bóxer y unos short cualquiera y lo dejé en mi cama para que ella entrara y se cambiará tranquila. También saqué ropa para mí. En cuanto iba a bajar las escaleras, pasé cerca del baño y podía escuchar sus ahogados sollozos y el agua caer. Pobre chica, aún debe estar algo aturdida por lo que ocurrió.

Seguí mi camino hacia el primer piso. Papá y mamá aún no llegaban y ni puta idea de dónde estaba Shirou. Tomé un baño rápido en el piso de abajo y me puse la ropa que traje conmigo. Suponía que Haruna necesita tiempo para tranquilizarse, así que dejé que se tomara su tiempo en el baño mientras yo preparaba algo de sopa que seguro le haría entrar en calor y recuperar su color de piel natural, ya que estaba muy pálida. No podía quitar las imágenes de Haruna de mi cabeza, no podía dejar de pensar en ella y en lo mal que se debe sentir.

–Estoy en casa.–Shirou al fin había llegado de quién sabe dónde.–

–¿Dónde mierda estabas? ¿Por qué no fuiste a clases hoy?–Estaba enojado. Se supone que él debía cuidarle el culo a su chica y no yo. Si él hubiera ido por ella, nada de esto habría pasado.–

–Fui a comprar un par de cosas, aunque no encontré lo que quería. En unos días Haru y yo cumplimos cuatro meses de noviazgo y también aproveché para enviar unas cosas a Konko.–Me explicaba con su típica sonrisa de imbécil mientras se quitaba su chaqueta mojada.–

Justo en el momento en el que iba a responder, Haruna bajó por las escaleras vestida con la ropa que le dí. Le quedaba un poco holgada y eso la hacía ver muy tierna. Si vuelvo a pensar algo así, me vomito.

–¿Qué haces aquí, cariño?–Preguntó mi hermano extrañado de verla en nuestra casa, mientras se acercaba y ponía sus manos en la cintura de ella. Si se besan, me vomito también.–¿Y qué haces con la ropa de Atsuya?

Ella mantenía su mirada en el suelo y pude notar que su cuerpo se tenso de la misma forma que cuando yo la abracé, su respiración se volvió lenta y justo en ese momento me acerqué a ellos, rozando mi hombro con el de Shirou, cosa que hizo que el ceño de mi hermano se frunciera y soltara a la chica. Puse mi mano en el hombro de Haruna dándole un leve apretón, intentando tranquilizarla, mierda, no soy bueno para esto.

–Otonashi se quedará con nosotros unos días porque sus padres no están en casa.–Y la solté cuando noté que estaba más tranquila.–Su ropa se mojó porque no llevo paraguas y ya que tu habitación estaba cerrada, le preste algo de mi ropa.

Mi hermano intercalaba su mirada entre una Haruna con la mirada baja y yo, confundido. Y yo también lo estaría si fuera él. Nunca antes había estado tan cerca de ella y eso era algo raro.

–Cariño, ¿Estás bien?–Ignoró mi presencia y también mi explicación. La preocupación se hacía notar en su rostro. Nuevamente tomó a Haruna, esta vez de las manos. Ella sólo asintió en respuesta.–Haruna, mírame.

Esa chica hacía que mi hermano se volviera más estúpido y baboso de lo que ya era.

–Preciosa… –Susurró tomando el mentón de la muchacha, haciendo que sus miradas chocaran. Este debe ser el día de incomodar a Atsuya.–

Me sentía incómodo y disgustado.

Pov normal.

El mayor de los Fubuki miró a su chica e inmediatamente se percató de la no muy pequeña herida que tenía en el labio inferior, también notaba sus ojos irritados e levemente hinchados.

–¿Qué mierda le pasó, Atsuya?–Cuestionó Shirou a su hermano menor, mientras rozaba cuidadosamente la herida de su novia.–

Atsuya realmente no sabía si decir la verdad de todo lo que ocurrió o no decirlo. Cabía la posibilidad de que su hermano malinterpretara las cosas si no le decía la verdad. Miró a la chica mientras el mayor de los Fubuki mantenía su vista en la herida de su querida novia.

–Y-yo… Tranquilo, Shirou. Estoy bien.–Decía la chica con una pequeña sonrisa en sus labios, tomando la mano de su novio entre las suyas.–Solo estaba algo ansiosa por verte y de los nervios, mordí algo fuerte mi labio. Eso es todo. Sabes que soy algo torpe… –Lo último lo murmuró. Miró a Atsuya que casi soltaba un suspiro de alivio al no tener que explicar la situación.–

—Debes tener más cuidado, pequeña torpe.–Dijo Shirou luego de unos segundos de mirarla con algo de duda, pero vamos, según él, su linda novia no sería capaz de mentirle. Acarició sus cabellos y dejó un dulce beso en su frente.–Vamos a ver que hay en la cocina, tomarás algo con mucho cuidado para que no te enfermes, preciosa.

Y así, se encaminó junto a su novia a la cocina. Atsuya soltó un bufido y se fue a su cuarto a descansar esperando olvidar aquel día y que esa chica se marchara pronto de ahí.


Notas finales: Sí, lo sé. Shirou es muy empalagoso, pero me gusta lo cursi. Y bueno, yo pienso que es inevitable que sea así ya que en esta situación está enamorado.; ;