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20 años después
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"Negan…"
Mis ojos se abrieron de golpe, me senté rápidamente mi cuerpo temblaba, mis manos sudaban. Mierda, tanto tiempo ha pasado pero nunca podré olvidar ese día…
Lucille…
Con las manos en la cara cubriendo mi campo de visión un par de golpes a la puerta llamaron mi atención, respiré hondo y me levanté del sillón. "Arat," Gruñí. "¿Qué quieres?"
"Eh," Arat sonrió, cerrando la puerta a su espalda. "¿Qué tal te ha ido?" La morena me dio la espalda y se sirvió un vaso con whiskey. "¿Quieres?"
"No," Me aclaré la garganta un par de veces. "Estoy bien."
"Mmm," La chica se recargó en la mesa, ahora mirándome. "Tengo noticias interesantes."
"¿Dónde estabas?"
"Distrito oeste." Otro sorbo. "Teníamos una entrega."
"Sí. Teníamos una entrega."
"Querías que te dejaran en paz, ¿verdad?"
Solté un suspiro ahora incapaz de ver a la morena, me dirigí ahora en dirección al sillón en donde se encontraban mis cosas. "Y estas aquí ¿Por qué?" Reí amargado. "El asunto se fue a la mierda y el hijo de puta se largó con la mercancía—"
Arat de mordió el labio inferior, que se encontraba cortado e hinchado, sus manos ahora en sus caderas la chica sonrió instantáneamente. "El asunto fue de maravilla."
"¿Me explicas eso? ¿Qué carajo paso?"
La chica se relamió los labios, limpiando los restos de sangre que su labio tenia. "Venia de regreso y me asaltaron."
Gruñí. "¿Quiénes?" Mis palabras casi irreconocibles.
"Eso no importa, eran hombres de Jadis."
"Esa basura… Sabe que estamos detrás de ella." Tome mi chaqueta de piel colocándomela instantáneamente, el frio de la piel haciéndome despertar para luego ponerme mi mochila.
"Piensa que nos puede cazar primero, Negan—" Arat se acercó a mí en dos zancadas, la ira en su rostro. "Sé dónde se esconde."
Finalmente, buenas noticias. Sonreí para mí mismo, mirando al suelo buscando mi arma. Lucille. El bate en mi mano se sentía tan familiar. "Vamos a darle una visita a nuestra amiga."
Salimos del departamento hasta la calle, la zona estaba despejada sin militares o civiles. Mire al cielo, una mano sobre mi frente cubriéndome del sol. Me relamí los labios. "Solo unas horas hasta el toque de queda."
"Atención. Los ciudadanos deberán estar identificados en todo momento. Es obligatorio cumplir las órdenes del personal de la ciudad."
Caminamos por las calles de la ciudad hasta el centro, abriéndonos paso entre la gente que se encontraba en ella, la mayoría escondidos lejos de los militares. Un patrulla conteniendo a un grupo de personas, escaneándolas. Buscando señales del virus.
"Son esos malditos Salvadores. No hacen más que agitar a la población. Acabar con ellos, esa es la solución a toda esta mierda."
"No hay nada que hacer, se han llevado a Dwight. Vinieron y se lo llevaron en medio de la noche. Decían que era uno de los Salvadores, ¿tú qué crees?"
"Sera mejor no hablar de esto muy alto. Nunca se sabe quién puede estar escuchando…"
"Sí, sí…"
Mirando a la pareja que hablaban cerca del callejón por el rabillo del ojo, reí entre dientes. Estúpido Dwight. Hombre muerto.
"Vamos, deprisa. Terminemos con esto."
. . .
A las a fueras de la ciudad, en una parte del puerto caminamos hasta la sección de carga de los barcos, ambos deteniéndonos a unos metros de distancia.
"Esa oficina," Arat señaló con su mano, al mismo tiempo que arrugaba la nariz por el terrible olor. "Jadis debe estar ahí, vamos."
A simple vista el lugar se veía vacío, el lugar estaba despejado sin movimiento o sonido alguno, esperamos por unos minutos hasta que por fin decidimos acercarnos. Cada uno a un lado de la puerta, Arat con la espalda pegada a la pared, la mire a los ojos y asentí con la cabeza. Arat se mordió el labio inferior y abrió la puerta, revelando el interior de la oficina.
Vacío.
"Que fastidio." Miré de un lado a otro y luego a Arat. "Sigamos." Una sonrisa en mis labios al ver la taza de café caliente que se encontraba en el escritorio.
Arat se acercó a la siguiente puerta y antes de abrirla un disparo estremeció la habitación y cientos de vidrios cayendo al suelo. Ambos nos agachamos y cubrimos los oídos ante los disparos, me giré hacia la puerta con la sorpresa de ver la silueta de Jadis escapar.
"¡Mierda!"
Corrí tras ella dejando a la morena atrás, sabiendo que alcanzaría el paso con facilidad. "Jadis, solo queremos hablar."
"No hay nada de qué hablar—" La mujer se interrumpió y con su mano en su boca soltó un tremendo silbido.
Segundos después escuché pisadas dirigiéndose hacia mí, tan rápido como para ser Arat mire sobre mi hombro y eran dos hombres de Jadis, ambos siguiéndome. Mirando al frente lo único que podía hacer era alentar su paso y ganar ventaja, tirando y moviendo los muebles más cercanos, una estantería cayo con facilidad, los barriles que este almacenaba derramándose. Uno de los hombres resbalo pero el otro pudo evadirlo con un simple salto. Ahora concentrándome en Jadis, quien había doblado la esquina hacia un pasillo, esta paso rápidamente cerrando la puerta de un golpe, con el impulso que tenia de una patada esta cedió, cayendo sin dificultad ahora en el exterior del muelle, en los pasillos de la fábrica Jadis estaba arrinconada. La mujer respiraba agitadamente, su nuca perlada de sudor.
Solté una pequeña risa. "Jadis."
Vi a la mujer tragar saliva, y se giró a verme. "Negan, sin rencores ¿eh?"
"Ninguno." Me acerque más hacia ella, cada vez arrinconándola más y más, su espalda hasta tocar la pared.
La rubia no habló, su mirada fija en mí. Se relamió los labios y respiró hondo.
"Oh, ¿estas esperando a tus chicos? Jadis, oh Jadis. Están muertos, Arat los cazó." Solté una risa ahora juguetona. Podría apostar mi vida a lo que decía.
La mujer no dijo nada, ahora mirando al suelo, la observé esperando ver alguna reacción o emoción en su rostro, en sus gestos pero esta no dio motivos para que sospechara de algo.
"Negan." Su voz molesta, no necesitaba girarme para ver su expresión. "¿Por qué sigue viva?"
La morena se acercó peligrosamente a Jadis, sangre en sus pantalones y en sus manos, sin vacilar tomó a la rubia del cabello y la alejó de la pared, casi arrastrándola contra su voluntad, la empujó con gran fuerza que hizo que cayera al suelo. "¿Dónde están?"
"No sé de qué—" Una patada en el estómago por parte de Arat la interrumpió. Jadis cayó de cara contra el suelo, las manos en su estómago, retorciéndose de dolor.
Me recargué sobre la pared, admirando la escena que Arat tenía, Lucille balanceando de una mano a otra.
"Las armas." La morena se encontraba sobre la espalda de Jadis, torciéndole el brazo sobre su espalda.
"Las vendí."
Era mi momento de interferir. "¿Cómo?" Caminé lentamente hacia las chicas, pensando en lo que iba a decir, Lucille sobre mi hombro.
La rubia se relamió los labios. "Tenía una deuda—"
"Con nosotros." Interrumpí y luego reí, deteniéndome frente a ella, me puse de cuclillas hasta estar a su altura, tomándola del mentor la obligué a verme la cara. "Creo que te has confundido."
"Dame una semana."
Me levanté del suelo. "Arat."
La morena presiono más sobre el brazo de Jadis, provocándole unos gritos y maldiciones.
"Tal vez lo consideraría…" Una mano en mi barbilla sosteniendo la sonrisa en mi rostro. "Si no hubieras intentado matarme."
"No ha sido así—"
"¿Y nuestras armas?"
"Los Salvadores, la deuda era con ellos."
"¿Qué?"
El brazo de Jadis finalmente cedió, el sonido del crujir de los huesos hizo eco en el callejón donde nos encontrábamos. Jadis se retorcía hasta que Arat finalmente se levantó, me miró con la misma expresión que la mía.
"¿Qué hacemos ahora?" Su mano instantáneamente tentando sus pantalones, en donde guardaba su arma.
"Podríamos—" Jadis nos miró y se incorporó en sus rodillas, su brazo derecho meneando de un lado a otro. "Están casi todos muertos, podríamos entrar y acabar con ellos. Tomar las armas y—"
"¿Qué estupidez es esa Jadis?" Sonreí y me giré a ver a Arat, asintiendo lentamente.
Un disparo en la frente de la rubia acabo dejándola en el suelo.
"¿Ahora qué?"
"Busquemos a un Salvador—"
"No tendrán que ir muy lejos."
Nos giramos al instante ante la voz, y entre las sombras la silueta de un hombre se acercaba cojeando poco a poco, una mano abrazando su costado, su ropa empapada de sangre.
Simón.
Solté una risa amarga, girándome a ver a Arat. "Ahí tienes, al líder."
"¿Qué hacen aquí?" Mirando solamente a Arat.
"Negocios." Arat se cruzó de brazos, una sonrisa juguetona en su rostro. "No tienes buen aspecto."
Ignorando los comentarios de la morena, Simón registró el lugar con la mirada hasta finalmente detenerse en el cuerpo inmóvil de Jadis. "La necesitaba viva." Seguido de un resoplido.
Me aclaré la garganta, finalmente dando unos pasos hacia él. "Bueno, las armas que te dio no eran suyas. Las quiero." Lucille sobre mi hombro derecho.
Simón rodó los ojos. "Una mierda, pagué por esas armas."
Instantáneamente Arat a mi lado, su arma apuntando a la cara de Simón.
Retrocediendo hasta chocar contra la pared más cercana, Simón miró a Arat y luego a mí continuamente. "Las tendrás." Finalmente dirigiéndose a mí. "A cambio de un trabajo, necesito que saquen una entrega fuera de la ciudad."
"¿Cómo sabemos que aun las tienes? Simón." Reí entre dientes, caminando de un lado a otro. "Simón…" Su nombre amargaba mi paladar. "Por lo que sabemos la están pasando muy mal. Mírate, sin armas, sin protección…" Tomando a Lucille de mi hombro la posicione sobre el hombro de Simón, presionando un poco las púas sobre la piel de su clavícula.
Simón tragó saliva, mirando a Arat por algo de ayuda. Al ver el desinterés de la mujer me devolvió la mirada para luego cerrar los ojos fuertemente. "Vamos, te mostraré donde están."
"Guíanos." Liberándolo de Lucille, hice un gesto con la mano para que mostrará el camino.
Arat guardó su arma y caminando rápidamente para seguir el paso, me miró de reojo con una ceja alzada, la confusión en su rostro. Simplemente me encogí entre hombros.
"Registren la zona."
"Sí, señor."
Las voces de los militares haciendo un eco hasta el callejón llamaron nuestra atención, mierda pronto encontrarían a los cadáveres.
"Deprisa."
Con una mano en su costado y ahora caminando con más agilidad Simón se apresuró por los callejones con nosotros pisándole los talones. "Por aquí, conozco un modo de salir sin que nos descubran." Dio una vuelta a la derecha y nos dirigió a una escalera de emergencia. "Vamos."
Arat y yo lo vimos subir con los brazos cruzados, vigilando sus movimientos le hice un gesto con la mano a la morena. "Damas primero." Le dedique una sonrisa haciendo que Arat rodara los ojos y resoplara, intentando suprimir una risa para luego subir las escaleras con gran agilidad. Mientras esperaba por mi turno me gire a ambas direcciones del callejón, esperando por señales de los militares, pero toda esta zona se encontraba despejada. Simón tenía razón después de todo. Me relamí los labios y finalmente subí las escaleras.
Una explosión nos hizo ponernos de cuclillas y buscar protección, a unas cuantas cuadras grandes llamas de fuego de la altura de un edificio invadían nuestra visión.
"¿Esa es tu gente?"
"…Lo que queda de ella, ¿Por qué creen que acudo a ustedes?"
Arat rio entre dientes. "Mierda."
Simón se aclaró la garganta, claramente le afectaba admitir su situación en mi presencia. "Por aquí." Caminando de techo en techo.
. . .
"Llegamos."
Nos detuvimos frente a una puerta de madera, Simón me hizo un gesto con la mano. "Ayúdame con esto."
Giré el pomo de la puerta pero esta no cedía, se encontraba trabada. Di unos cuantos empujones con el hombro hasta que esta por fin cedió. Simón se apresuró a entrar, sus heridas parecían empeorar. En el suelo de rodillas con las manos en su costado, entre después de él, una mano mía agarrándolo del brazo para levantarlo.
"¡Aléjate de él!"
Mi cuerpo se tensó instantáneamente, dejando caer a Simón me gire rápidamente hacia la voz, que al mismo tiempo Arat se posicionaba frente a mi bloqueándome. Una joven forcejeaba contra ella.
"¡Eh, eh, eh! Suéltala."
"Jennifer."
La chica instantáneamente soltó su agarre, guardando la navaja con la que amenazaba a Arat corrió hasta llegar con Simón.
"Los reclutas muy jóvenes, ¿no?" Reí entre dientes, haciéndome a un lado.
Simón se aclaró la garganta y con ayuda de la chica se levantó. "No es de los nuestros."
"Mierda, ¿Qué ha pasado?" La chica no soltaba de su agarre con Simón, y ayudándolo a caminar lo dejo en la silla más cercana, poniéndose de cuclillas frente a él revisando sus heridas.
"Tranquila, tiene solución. He conseguido ayuda, pero no puedo ir contigo."
Los hombros de la chica se encogieron ante la noticia. "Pues yo me quedo."
"Jennifer, no vamos a tener otra oportunidad."
Arat y yo nos miramos por el rabillo del ojo, con una ceja alzada. Finalmente Arat se aclaró la garganta. "Eh, ¿la sacamos a ella?"
Simón finalmente nos dirigió la mirada, asintiendo la cabeza lentamente. "Un grupo de Salvadores los encontrara en el capitolio."
"Eso no queda muy cerca."
"Sé que pueden. Entréguenla y las armas son suyas, el doble."
Finalmente camine hacia Simón. "Hablando de armas…" La chica se estremeció ante mi voz y finalmente se giró a verme.
Sus ojos verdes me hicieron contener la respiración, no le había prestado mucha atención a la castaña pero viéndola fijamente era muy hermosa, un par de orbes verde esmeralda, enmarcadas por manchas de vitíligo, cejas oscuras prominentes pero con parches de canas en estas, una cicatriz en su ceja derecha. Fuera de eso la chica desprendía un aura de inocencia. Nuestras miradas se mantuvieron hasta que finalmente miró al suelo, un sonrojo en sus mejillas. Eso me hizo reaccionar al instante y finalmente le devolví la mirada a Simón, mi tono serio. "¿Dónde están las armas?"
"En nuestro campamento."
Arat se carcajeó. "No vamos a sacar nada hasta que las vea."
Simón suspiró derrotado. "Sígueme, podrás verificar las armas y a mí me curarán." Se giró a mirar a la chica, quien finalmente se levantó. "Pero ella no va a cruzar a esa parte de la ciudad. Negan tendrá que cuidarla."
"¡Y una mierda! Yo no—"
"Jennifer…" La voz de Simón era pesada, cansado.
Jennifer suspiró derrotada. "¿De qué los conoces?"
Era mi turno de soltar una risa amarga, todos se giraron a verme con una ceja alzada. "Buenos amigos."
"Sé que puedo confiar en él." Por ahora.
Solté una última risa y me giré a ver a Arat. "La llevare al túnel del norte, te esperaremos ahí."
"Simón—"
"Basta. Todo irá bien. Ve con él."
"No tardes."
Arat asintió un par de veces y ahora girándome a ver a la castaña. "Y tú, no te alejes. Vamos." Y Por la misma puerta nos fuimos a nuestro destino.
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"Atención. Esconder o ayudar a criminales buscados es un delito penado con la muerte. No arriesgue su vida. Informe inmediatamente de toda actividad sospechosa."
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Ahora que estábamos solos podía ver a la castaña de cerca, vestía una gran sudadera holgada negra con la capucha de esta puesta, encima una gabardina verde, pantalones de mezclilla rotos y unas grandes botas negras, guantes que tenían descubierto dedos, pudiendo mostrar el crecimiento del vitíligo en las yemas de sus dedos largos y finos. Con una mochila en su espalda. Fuera de eso se miraba tan inocente en un mundo tan profundo en mierda. Fruncí el ceño pensando en su historia, muchas preguntas invadían mi mente pero era mejor hacerlas a un lado, por ahora…
"Mantente cerca. Hablo en serio." Gruñí lo ultimo.
El Sol se había metido completamente, la oscuridad reinaba gran parte de la ciudad, solo los puntos más importantes tenían luz, pero aun así no quería probar nuestra suerte no junto a alguien que no sabría cómo cubrirme en un tiroteo. Caminamos principalmente pegados a la acera, los autos varados nos servían de cobertura.
"¿A dónde vamos?" Jennifer susurró.
Por el rabillo del ojo intente distinguirla entre la oscuridad, la chica estaba a un par de metros lejos pero por la soledad de las calles me era fácil escucharla. "Apresúrate." Conteste, con el ceño fruncido. "¿Ves ese edificio? Tenemos que subir y nos conectara al túnel norte."
"¿Cómo lo lograremos? No tiene escalera."
Trabajo en eso. No dije más y dimos la vuelta al edificio hasta llegar al patio, con más seguridad de que no había militares en guardia corrí de nuevo a la calle en donde un contenedor de basura se encontraba. Lo tomé con las manos y respire hondo. Vamos, vamos. Inclinando todo mi peso hacia este el contenedor se movió con gran facilidad, el metal de este crujía ante el concreto del suelo pero eso no me hizo detenerme. Con más fuerza hasta llevarlo al patio lo recargué a la pared más cercana.
Alce un brazo para limpiarme el sudor de la frente con el antebrazo. "Ahora subimos." Le sonreí a la chica, quien no dijo nada mas solo asentir con la cabeza.
Me abrí paso primero, ya arriba del contenedor di un salto hasta llegar al barandal de la terraza. Haciéndome a un lado para dejar paso a la chica, esta solo me miraba había observado mis movimientos por lo que tenía una idea de cómo subir, la chica respiró hondo y con facilidad subió al contenedor y desde ahí corrió hacia la pared, usando sus piernas de impulso hacia la pared la chica tocó el barandal con el balance que tenía logro estabilizarse rápidamente, subiendo con gran facilidad. Mientras terminaba de escalar el barandal comencé a caminar escaleras arriba, entrando por una ventana.
"Este túnel… ¿Lo usas para el contrabando?"
"Sí."
"¿Metes cosas ilegales?" La chica ya no susurraba al mirar la calma en mis hombros.
"A veces." Caminando de lado a lado por los pasillos del edificio, podía ver sus facciones por la luz de la Luna sobre ella.
"¿Has traficado con mujeres?"
Sin poder ocultarlo solté una amarga risa. "No, es la primera."
Jennifer tenía una ceja alzada, sin encontrar la gracia del comentario.
"Entonces. ¿Qué hay entre Simón y tú?"
"No lo sé—"
"Y una mierda, son cercanos puedo verlo."
"Mhmm…" La chica hizo un movimiento con los hombros desinteresada.
"Eres amiga" Me aseguré de remarcar esa última palabra. "Del líder de los Salvadores, ¿Qué tienes, veinte años?"
"Mira no te voy a decir porque estoy con él. Y tengo veinticinco, aunque eso no tenga nada que ver con nada."
"¿Tu sola? ¿Dónde está tu familia?"
Finalmente la chica soltó una carcajada amarga, volteando a verme con una ceja alzada. "¿Dónde está la familia de todos? Los perdí."
"Y casualmente te encontraste con Simón…"
"Mira, no voy a decirte por qué estas traficando conmigo, si es eso a lo que quieres llegar." La chica se cruzó de brazos.
"¿Quieres saber qué es lo mejor de mi trabajo? No tengo que saber el porqué. A decir verdad, me importa una mierda lo que hagas."
"Bien."
"Bien."
Finalmente terminamos de pasar por el pasillo que conectaba a los dos edificios, este empezando en unos departamentos, hasta al final del corredor la primera puerta a la derecha cedió.
"Listo." Cerré la puerta después de Jennifer, quien caminaba lentamente observando el interior de la habitación, una pequeña sala de estar con sillones y una mesa de madera, al fondo de este un gran ventanal con una mecedora cerca.
Sin decir más caminé hasta el sillón, dejando rápidamente a Lucille pero con cuidado sobre la mesa junto con mi mochila me recosté sobre el sillón, el colchón se hundió ante mi peso y solté un suspiro que no sabía que contenía, cerré los ojos ante el contacto.
"Mhmm," El piso crujía bajo sus pies. "¿Qué haces?"
"Pasar el rato."
La chica suspiró derrotada. "Bueno, ¿y entonces que hago yo?"
"Seguro que te las ingeniarás."
Pasando unos segundos la chica finalmente camino lentamente hasta la mecedora, en donde escuchaba el ligero rechinido de esta al moverse. Respiré hondo un par de veces intentando suprimir la distracción del ambiente y el sueño no tardo en apoderarse de mí.
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"Negan…"
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Mis ojos se abrieron de golpe ante la mención de mi nombre, junto con mi respiración que no sabía que había contenido.
"Hablas en sueños." La voz era suave, sin burla o gracia en el tono.
Mierda, había olvidado por completo a la chica. Lentamente me senté en el sillón, una mano frotando las pesadillas de mis ojos.
"Odio las pesadillas."
"Si," Me gire a verla, quien seguía aun en la mecedora admirando la triste ciudad. Ahora llovía. "Y yo."
"¿Sabes? Nunca había estado tan cerca… Del exterior. Qué oscuro está."
Con Lucille ahora en mis manos, me levanté finalmente del sillón y acomodé la mochila en mi espalda.
"No puede ser peor fuera, ¿verdad?"
Suspiré, sin saber que decirle a la castaña tan solo me limite a mirar por la ventana, sin rastro de militares.
La puerta principal se abrió. "Hola." Dejando al descubierto a Arat, la morena cerró la puerta a su espalda. "Siento el retraso, había militares."
Jennifer giró la mecedora hasta quedar de frente a Arat. "¿Y Simón?" La chica se levantó de un saltó.
A pesar de la escasa luz en la habitación Arat no la miró, caminando directamente hacia mí. "Se recuperará." Una mano en mi hombro. "He visto el material. Hay mucho."
Eso era suficiente información para mí. "Vamos."
Sin más mi compañera y yo caminamos hacia la otra habitación, que a excepción de un librero se encontraba vacía, con tan solo una ventana. "¿No te es raro que nos hayan encargado hacer su entrega?"
"Lo quería hacer Simón, no éramos su opción favorita, ni la segunda tampoco." Arat simplemente se hundió entre hombros. "Ha perdido muchos hombres."
"Por el bien de Simón tiene que haber alguien vivo para pagarnos."
"Hey."
Ambos nos giramos ante la voz, con las manos en las caderas Jennifer estaba en la habitación con nosotros, mierda no la había escuchado entrar.
"Alguien habrá." Arat simplemente anunció.
Nadie dijo nada más, mientras la morena abría la ventana y salía de esta, de nuevo con las escaleras de emergencia.
Me gire a ver a Jennifer, quien aún no se había acercado. "Síguela, no te alejes."
Fui el último en tocar el suelo, la lluvia estaba cesando pero el ambiente se sentía muy frio. Sin nada con que protegerme solo mi brazo cubriendo mi visión llegamos hasta la cerca de metal.
"Vamos, arriba."
Arat fue la primera en saltar la cerca, cayendo ágilmente del otro lado.
Mirando a Jennifer, quien se encontraba hundida entre sus hombros. "Mhmm…" Rodé los ojos, suspirando. "Vamos." Le extendí a Lucille.
Dudando Jennifer tomó lentamente de Lucille, sosteniéndola firmemente me giré hacia la reja y jale de esta hasta lograr doblarla y crear un espacio para Jennifer. "Vamos, vamos."
La castaña pasó rápidamente por la cerca, ahora a lado de Arat solté la reja que rebotó haciendo ruido, mierda. Respiré hondo y salteé hacia esta, tomando mi agarre fuertemente logré cruzar al exterior.
"Oh, wow… Wow, wow…" Jennifer miraba hacia todas direcciones.
Mientras estaba distraída admirando el paisaje tomé a Lucille de su mano, nuestros dedos rozando ante el acto. Escuché a Jennifer contener el aliento, admirada por el paisaje aún; me encogí entre hombros sin darle importancia.
Arat con grandes zancadas se acercó a la maravillada chica, tomándola de la gabardina y tirando de ella hasta quedar a pocos centímetros. "Escucha, callada. No quiero oír ni una palabra, el camino aún no es seguro, mierda el camino ya no es seguro."
Jennifer tenía los ojos abiertos como platos, sus ojos verdes reflejados con la luz de la Luna, asintió rápidamente con la cabeza, hasta que Arat la liberó de su agarre.
Finalmente comencé a caminar abriéndome paso entre los escombros de la ciudad, el exterior tenía daños físicos que los militares habían hecho hace años en un intento de acabar con todo. Cráteres en el pavimento, que en este caso eran perfectos para mantener un perfil bajo, descendimos a estos con precaución ya que debido a la lluvia el suelo era más resbaloso, una vez abajo teníamos que tener cuidado con las lagunitas que se habían formado, no sabíamos que tan profundas eran. Todo esto era de salto en salto, primero yo marcando el camino seguido por Jennifer y Arat cubriéndonos las espaldas. Poco a poco ascendíamos al cráter y este se hacía más empedrado lo que nos daba más facilidad. La calle empezaba a tomar forma, autos varados en el cráter o destruidos totalmente. Al final del camino un gran camión yacía volteado, con la puerta trasera abierta formando un túnel seguro y protegido, una vez adentro de este pude respirar hondo. La lluvia estaba cediendo poco a poco. Me adelanté el paso para comprobar la zona, un último salto para salir del camión y de vuelta en tierra firme.
"Imbécil," La voz me hizo girar instantáneamente pero de poco sirvió cuando el puñetazo colapso contra mí, haciéndome perder el equilibrio.
"No hagan ninguna tontería." Ahora una voz femenina llamaba a lo lejos al mismo tiempo que las luces se encendían aturdiéndonos.
Yo aún en el suelo de rodillas con las manos en alto, el militar apuntándome en la sien. "Venga." El militar llamó. "De rodillas." Dándole una patada a Lucille, alejándola de mi agarre. Gruñí ante el acto.
Jennifer y Arat bajaron del camión, con las manos arriba y mirando al suelo debido a la luz estas se pusieron de rodillas junto a mí, Jennifer en medio, chica lista.
"Escanéalos. Yo aviso."
"De acuerdo." La mujer rápidamente se colocó detrás de nosotros, arma siempre en alto. "Manos en la cabeza."
"Aquí Ford en el sector doce. Solicito recogida para tres transeúntes."
Intente girarme a ver a la mujer, pero me era imposible ya que este aún presionaba de la pistola en mi cabeza. "No te hagas el listo."
"Mira a otro lado." Arat llamó. "Podemos pagarte bi—"
"Cállate. Estoy harto de esta mierda." Sin más el militar sacó el detector, quien lo puso sobre mi cuello dándome un pinchazo. Este pito un par de veces, aturdiéndome un poco. "Limpio." Anunció simplemente.
"Entendido." La mujer terminó la llamada, para luego acercarse a Arat y escanearla también. "Limpia."
El militar camino ahora frente a Jennifer. "¿Cuánto falta?"
"Dos minutos."
"Joder." El hombre colocó el escáner en el cuello de la chica asiéndole brincar al instante. Jennifer se giró con gran velocidad golpeando el costado de este. "Perdón." Casi inaudible.
El hombre chilló de dolor dejando caer el escáner y agachándose ante el impacto, una mano en su costado de este corría sangre, la chica lo había apuñalado. El militar le propino una patada en el estómago de Jennifer haciéndole caer al suelo, con la mano empuñada al arma el militar apunto de frente a la chica, sin darle tiempo de reaccionar salté hacia este, tacleándolo al suelo. Un disparo estallo entre nosotros, ¿de quién? No estaba seguro… Otro y después otro. El militar debajo de mi soltó el arma ante el impacto.
"Arat." Llamé, e instantáneamente un disparo.
El militar se quedó inmóvil y solté de este.
"Joder, pensaba que solo íbamos a inmovilizarlos." Jennifer aún seguía en el suelo.
Sin decir más me levante simplemente del suelo, no sin antes tomar a Lucille del suelo y sacudir el lodo que esta tenia, de reojo pude ver a Arat tomando algo del suelo. "Mierda." Susurró. "Negan." La chica lanzó el objeto hacia mí. Atrapándolo por la luz de las linternas distinguí que era el escáner, sin saber realmente que quería Arat volteé de este y mire la pantalla.
POSITIVO.
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POSITIVO.
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POSITIVO.
Las letras en rojo parpadeaban ante mis ojos, alzando la cabeza rápidamente hasta encontrar a mi compañera. "Simón, hijo de puta. ¿Por qué demonios vamos a sacar a una infectada?" Ambos nos giramos a ver al a chica, quien ahora abrazaba sus rodillas y nos veía con grandes ojos abiertos, su labio inferior temblando.
"No estoy infectada."
"¿No?" Lancé el escáner ante sus pies. "¿Esto miente?"
"Puedo explicarlo." La chica no se molestó en revisar la pantalla, mierda ya lo sabía. Ante esto Arat alzó su arma apuntando hacia la castaña.
Con el ceño fruncido, casi escupiendo la palabra. "Rápido."Arat dió un paso hacia ella.
Jennifer recogió la manga de su gabardina, hasta su codo en donde pudimos ver su piel, ahí una horrible cicatriz reposaba en su antebrazo. "Mira esto."
"Me da igual cómo te infectaras."
"Tiene tres semanas." La chica insistía.
"No. Todo el mundo se transforma en dos días. Deja de mentir."
"¡Tiene tres semanas!" La chica ahora se levantó del suelo, sus cejas fruncidas. "Lo juro. ¿Por qué los iba a engañar?"
Arat bajó un poco el arma, dudando miró hacia mi esperando una orden.
"Mierda, no me lo trago." Por el rabillo del ojo una luz llamo mi atención. "Mierda." Los militares se acercaban. "Arat, corre." Me giré a la morena para tirar de su brazo. "Corre."
"Vamos." Escuché la voz de Arat dirigirse hacia Jennifer, para segundos después escuchar sus pasos detrás de mí.
Sin más remedio saltamos hacia un cráter, nuestras espaldas pegadas a la pared caminamos hacia los túneles de la alcantarilla. Escuchamos el auto detenerse y varias pisadas.
"Maldita sea."
"Tengo dos uniformados muertos. Repito, tengo dos bajas en el sector doce. Solicito refuerzos ya."
Contuve el aliento. "Deprisa." En un susurro.
Al final del túnel el camino estaba despejado, destruido pero despejado así que teníamos muchas oportunidades de ser descubiertos, a lo lejos podía ver un par de luces acercándose, otro auto. Mierda. Una gran luz toco el suelo frente a nosotros, esta empezó a moverse hacia todos lados, seguí el camino de la luz y era un militar buscándonos frenéticamente, junto a él un francotirador.
Mierda, mierda, mierda.
"Arat." Llamé, sin mirar a la chica. Aun estudiando la zona.
"Jennifer, cuando te de la señal corremos."
"Sí."
La luz finalmente se alejó de nosotros, era hora de correr, hice unos chasquidos con la lengua llamando la atención de las chicas. Haciéndonos paso nos apresuramos en cuclillas hasta un auto destrozado, este nos daría unos segundos para retomar el aliento. Jennifer en medio de nosotros, cubriendo su cabeza con la gorra de su gabardina.
"Jennifer, vamos a correr otra vez."
"Claro."
Nuestra meta era otro túnel que estaba a unos metros de distancia, tan solo teníamos que pasarlo y estaríamos en campo seguro...