Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece, es del genial Hiro Mashima


Capitulo I: La Princesa

Aquella tranquila tarde de otoño no parecía diferente de lo común, era sin duda, normal. Las aves cantaban, los niños jugaban, había grupos de gente conversando, un señor que se dedicaba a lustrar zapatos tenía su bolsa con tabaco y estaba armando un cigarrillo.

Pero, para la princesa del Reino de las Estrellas, el próspero reino ubicado al noreste de Fiore, el lugar en el que los Maestres y los Sabios de todo el mundo eran entrenados y educados para enseñar y aconsejar a los líderes mundiales, aquella tarde no era una tarde normal.

La mirada de la joven muchacha acusaba a sus padres de manera segura y concisa; no podía perdonarles, se sentía herida y traicionada, pero no podía culparles, era su deber y no podía negarlo.

—Lucy…— dijo su madre, Layla, tragando silenciosamente el nudo que se había formado en su garganta.

Su padre, Jude, no quería decir palabra alguna. Si hablaba, era seguro que se arrepentiría en el momento de su decisión, y aunque todos sus instintos le decían que debía respetar a su hija y detener aquella locura, su deber como rey se lo impedía.

—Me casaré con el rey de Fiore— dijo Lucy con decisión, pero con una profunda pena llenando sus ojos, la rabia corriendo por sus venas. No le dio tiempo a Jude de arrepentirse o a Layla de consolarle, solo admitió su destino con una voluntad brutal.

No se despidió de sus padres aquella tarde, como acostumbraba hacer; simplemente volteó con los ojos llenos de lágrimas y abandonó el salón del trono.

Fuera del salón, su fiel amiga Levy McGarden, una muchacha de familia adinerada que estaba comenzando su entrenamiento como Maestre y que de momento trabajaba como acompañante de la princesa, le estaba esperando.

— ¿Lu-chan? — dijo con la mirada preocupada; solo mirar el rostro de Lucy le hacía ver que algo andaba muy, pero muy mal.

—Vamos a tomar un té— ordenó la princesa, manteniendo siempre la compostura.

Si bien Levy era su amiga, ella no podía darse el lujo de llorar en frente de los demás sirvientes que estaban merodeando por el castillo.

Caminaron con tranquilidad, pasos lentos, espaldas rectas y conversando de trivialidades a volumen bajo por los pasillos hasta llegar a la habitación de la princesa; un gigantesco salón del tamaño de una casa en cuyo centro había una cama para cinco personas con dosel, decorada con hilos de oro y seda blanca. A la derecha, una gran ventana que contaba con un escritorio de roble oscuro; a la izquierda, otra ventana que tenía una mesa con dos sillas. Allí, se sentaron a esperar que alguna criada llevase el té que habían pedido.

Entre lágrimas, luego de que el té estuviese servido, Lucy le contó a su amiga el cruel destino que le esperaba. Revolvía su té sin ganas, disolviendo el cubo de azúcar que le había puesto. Levy ni siquiera era capaz de agitar su té con leche debido al impacto que la historia tenía.

Jienma el abominable, como era conocido, había sido el Rey Regente en el Reino de Fiore durante los últimos 15 años. Era conocido así debido a cómo asumió el cargo: asesinando a toda la familia real y usurpando el trono; era oriundo de la Tierra de Sangre, como era conocido coloquialmente el Desierto Rojo de Fiore. En aquél lugar se habían criado las personas más despiadadas conocidas por la historia del mundo, por lo que todos los monarcas del reino habían decidido implícitamente fingir que el desierto no era parte de sus tierras.

Jienma el abominable fue el Rey que pidió explícitamente casarse con la joven y bella princesa del Reino de las Estrellas, no precisamente por temas políticos, sino para hacer de ella su mujer.

—Debe haber alguna forma de detener esto, no pueden obligarte…— comenzó Levy, pero la mirada perdida en la ventana de Lucy le hizo entender que no había escapatoria

—Si se cancela el matrimonio, Fiore nos atacará— contestó la princesa, sin mirar a su amiga; distinguía a los sirvientes descansando en los jardines del palacio y los miraba añorando su libertad —Nosotros no tenemos fuerzas militares, Levy-chan, nos mataran a todos.

El silencio lleno de dolor, resentimiento y tristeza estuvo presente entre ellas durante horas. Ni siquiera pudieron tomar el té, por lo que quedó sobre la mesa, frío.

Levy se retiró de los aposentos de la princesa para darle el espacio que necesitaba para procesar todo.

Lucy, con la pesadez que le acompañaría durante mucho tiempo, comenzó a empacar sus pertenencias. Tenía sólo las horas que le quedaban al día para estar preparada.

Caminó tranquilamente hacia uno de sus armarios y empezó a seleccionar los vestidos que llevaría a su nuevo "hogar", dos en diferentes tonos de azul y uno rosa alcanzó a sacar antes de ver una caja de madera con contenido desconocido. Decidió quitarla de allí con la esperanza de encontrar algo útil, pero se llevó una gran sorpresa al notar que estaba llena de fotografías.

Cada imagen reflejaba un recuerdo diferente, pero con una cosa en común: Lucy era una dulce niña gozando de la libertad que no sabía que en algún momento iba a perder. La repercusión de aquellos recuerdos sacudió su alma, carcomió su esencia y le dejó sumida en la más grande desesperanza.

Jamás volvería a ver el mundo de la misma forma.

—Lucy— estaba tan ensimismada en su desventura, que no se percató de que su madre había entrado a la habitación

—Madre— contestó ella sin mirarle.

La tristeza de Lucy caló profundamente en el pecho de Layla, haciendo que el ambiente fuese aún más lúgubre.

—Voy a hacerlo, mamá— dijo Lucy, sosteniendo una foto en la que aparecía jugando con una muñeca —pero no puedo evitar asustarme, ese hombre mató a la familia real para hacerse con el trono.

—Lucy, si no quieres casarte, tu padre y yo po…— la mirada decidida y aterrada que Lucy le dio a Layla fue tal que ella no pudo seguir hablando

—Debo hacerlo— habló Lucy de sopetón, sin una sola pisca de indecisión en su voz —no abandonaré a mi gente, aún si me voy a casar con un monstruo.

Aquellas palabras, llenas de decisión, hicieron que Layla solo optase por retirarse.

Dejó de mirar las fotografías, decidiendo que sólo eran una pérdida de tiempo. También decidió que aterrarse no servía de nada, porque si ese hombre era un monstruo, ella sólo debía aprender a ser un monstruo al que él temiera.

Podía ser frágil, protegida y débil, pero jamás sería una cobarde. Y la única manera de dejar atrás los miedos, eran enfrentarlos.

Jienma no lo tendría fácil con ella, aunque entendiese que era mucho más fuerte que ella, Lucy era inteligente y valerosa, algo que asusta a la gente como él.

Empacó lo justo y necesario, pero quiso llevar algunos de sus libros favoritos con ella para sobrellevar el tiempo de ocio que pudiera presentársele.

Fue a dormir temprano aquél día.

Por la mañana, el carruaje real esperaba a la familia Heartphilia en la entrada principal del castillo. El viaje desde su hogar hasta Crocus, capital de Fiore, era extenso y tedioso, por lo que el rey ordenó al cochero estar listo temprano.

Todo el viaje fue en silencio.

Tanto Jude como Layla estaban impresionados al ver que su hija no tenía una pisca de miedo en sus ojos, se veía incluso impaciente por llegar. Incluso llegaron a sentirse mal por estar más angustiados que ella.

Llegaron a Magnolia, una pequeña ciudad en la frontera, a eso de las cinco de la tarde. Allí, se alojaron en un hotel destinado a la gente de alta alcurnia, llamado Fairy Tail.

Lucy no les dirigió palabra incluso allí.

No les hablaba porque no quería que se angustiaran aún más de lo que ya estaban, simplemente por eso. Claramente iban a sentir malestar si les decía que planeaba enfrentar a Jienma, que era conocido por no tratar bien a las mujeres, cada vez que se viese pasada a llevar. Era una locura, hasta ella lo sabía, pero su instinto le decía que era la única manera de hacerse valer.

Lucy leía un libro y tomaba el té, cuando miró de casualidad por la ventana, que daba a la calle de la ciudad. Vio a un grupo de personas encapuchadas que parecían estar teniendo una charla muy confidencial. No veía sus rostros, pero pudo distinguir que entre ellos se encontraba una mujer de largo cabello rojo, mientras que los demás eran claramente de género masculino. En un principio, pensó que se trataba de una meretriz planeando vender su cuerpo al mejor postor, pero recordó que ellas solían exhibirse más de la cuenta, por lo que descartó la idea. Además, se percató de que la mujer estaba claramente dándoles órdenes a los demás.

La situación quedó en su subconsciente, pero no le dio más importancia.

Se fue a dormir cuando el sol comenzó a esconderse, pues deberían partir por la madrugada para conseguir llegar por la tarde a Crocus.

A las cinco de la madrugada, el carruaje emprendió su camino hacia la capital de Fiore.

Llegaron a las cuatro de la tarde, y en la entrada principal les estaba esperando el colosal y musculoso hombre moreno de cabellos blancos autoproclamado Rey de Fiore, Jienma Orland. Junto a él se encontraba una hermosa mujer morena, claramente mayor que Lucy, cuya identidad era desconocida para los Heartphilia.

Al bajar del carruaje, el Rey fue al encuentro de su futura esposa. Se presentó y reveló que la mujer era realmente su hija, Minerva.

—En el salón del trono hay una modista esperando por ustedes, vayan— ordenó el hombre, mirando a Lucy como un perro a la carne.

Eso enfadó a toda la familia, que decidieron no mostrar ningún tipo de indicio de ello.

Excepto Lucy.

—Disculpe mi atrevimiento, Rey Jienma, pero dudo que a un hombre de la realeza, como usted, le cueste demasiado trabajo decir "por favor"— espetó la princesa, sin dejar que el profundo miedo que sentía (porque sí, el hombre le intimidaba demasiado) fuese notorio. Recibió una mirada aterrada de su madre, mientras que su padre sintió el orgullo corriendo por sus venas; aunque por su parte, a Jienma no le gustó para nada el comentario —pero no se preocupe, gracias por tomarse la molestia de traer a la modista hasta aquí.

Dicho aquello y sin dar oportunidad para que su futuro esposo le replicara, la chica caminó por delante de sus padres, siguiendo al guardia que le guiaba hacia el lugar acordado.

Cuando estaba por cruzar el umbral de la puerta, notó que uno de los guardias que cuidaba la puerta tenía un brillante y llamativo cabello rosa, algo inusual. Sonrió al verlo sostener el fúsil con torpeza y entró al castillo, seguida de sus padres y posteriormente del Rey junto a su hija.

La modista tenía tres vestidos de novia muy pomposos y llamativos, pero uno en especial era más sencillo que los demás, por lo que Lucy eligió aquél. Tenía un poco de escote, pero no demasiado, y la falda de satín caía delicadamente siguiendo la figura del cuerpo. Sería precioso de no ser por tanto adorno y pedrería, pero de todas maneras no le entusiasmaba demasiado la idea de pedir modificaciones. Sólo salió del trámite lo más pronto que pudo.

Agradeciendo a la modista, la futura reina se retiró a sus aposentos; una habitación gigante ubicada junto a la habitación del Rey. Desempacó su equipaje y fue a descansar, puesto que el viaje había sido muy agotador.

Por la mañana, una sirvienta y la misma Layla ayudaron a Lucy a alistarse para la ceremonia.

—Te ves hermosa, hija— dijo Layla, con sus ojos llenos de lágrimas

—Gracias, madre— contestó Lucy, educadamente.

Jude estaba esperando por su hija fuera del salón del trono, que era el lugar donde la ceremonia se realizaría. Lucy había pedido a Jienma el día anterior que por favor fuese una ceremonia privada, a lo que él accedió. Por ende, sólo estarían presentes los Heartphilia y Minerva, además de la servidumbre y el pastor que iba a casarlos bajo la bendición de la Diosa del Matrimonio, Manskal.

— ¿Estás lista, hija? — dijo Jude antes de acompañarle a la ceremonia.

—Sí, padre.

Capitulo I: La Princesa - Fin


Ufff, no saben cuánto me ha costado hacer esto. Llevo meses planeando empezar este fanfic, y espero de corazón que les guste un montón!

Debo agradecer a mi amigo, Reader912, por ser un beta genial y darme ideas y apoyo durante toda la creación de esto, pasen por su perfil, tiene unas historias geniales!

Tardaré en actualizar, lo admito, pero espero que me esperen (?), porque tengo TODO EL FANFIC PLANEADO YA, y sé que les gustará un montón.

Bueno, ya no los aburriré con mis cosas, me marcho, nos leemos pronto! Dejenme un review si les gustó n.n

Chau!