EL PASADO A VECES SE HACE PRESENTE EN LAS REUNIONES FAMILIARES

CAPÍTULO I: CENA PARA SEIS


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Estaba frente a una casa desconocida junto a su familia, el lugar frente de ellos su hija aseguraba que era donde vivía su novio. Se había negado a la relación con un joven tres años mayor que ella ya que desconocía su apellido porque ellos lo mantenían oculto o mejor dicho solamente se llamaban por su primer nombre algo que era un poco extraño para el tiempo que se conocían, o mejor dicho que lo presentó a la familia y él en ningún momento recuerda haberlo visto en la infancia de su hija. Así que el joven para demostrar que iba en serio con su hija decidió hacer una cena familiar para presentar a sus padres.

—¿Segura que es aquí Kanara? —Volteo a ver a su hija de dieciséis años, ella heredó el color de cabello de su madre pero su color de ojos, ambos eran un bello contraste.

—Si papá —le respondió, pues ella ya había venido anteriormente.

—Ya toca de una vez. —Se esposa no tenía paciencia, eso era algo que ya sabía.

Tocó el timbre de esa residencia, escuchó unos pasos y la puerta se abrió dejando ver a su anfitriona lo primero que llamó su atención de ella fueron esos ojos violetas que desde hace más de cuarenta años le quitaban el sueño.

—Ran… —dijo en un susurro

—Shin… —murmuro y es que estaba sorprendida de verlo frente a su puerta, después de treinta años sin saber de él, estaba frente a ella, pero eso no podía ser cierto ¿o sí?

—Mouri san, buenas noches —saludó la otra persona que se percató del ambiente que se dio entre ellos.

—Oh hola pequeño detective —saludó otro hombre desde la cocina al ver quien había llegado —. Es raro que vengas a mi casa, estábamos esperando a alguien más aparte de que no recuerdo haberte dado la dirección.

—¿Conan kun? ¿Ai chan? —interrogó una vez que había salido de su trance, era obvio que no podía ser ese maniático de los misterios enfrente de su casa, la edad y los lentes le aseguraban eso.

—Ran ne… —Ya era demasiado grande como para llamarla de esa forma, por eso se detuvo —. Mouri san, buenas noches —respondió utilizando lo mismo que su esposa.

—¿Se conocen? —cuestionaron sorprendidos los jóvenes una detrás de su padre y el otro bajando las escaleras de su hogar para llegar atrás de su madre.

—Ya no soy Mouri —dijo la mujer que estaba en la puerta —. Ahora soy Kuroba —señalaba el anillo de su mano izquierda y luego al hombre dentro de la casa.

—Oh ya veo, felicidades por tu matrimonio —utilizó un monótono para ocultar sus sentimientos.

—Y veo que tú te casaste con Ai chan, felicidades —dijo con una sonrisa en su rostro sin saber que eso le había dolido en el alma al rejuvenecido detective —. Yo siempre supe que iban a terminar juntos. Veo que nuestros hijos se conocen. —Expuso a su hijo para que encarará al padre de su novia.

—Con que Kuroba Arato —dijo mientras estrujaba la mano de su yerno y este simplemente asentía aguantando el dolor. El joven al que estaba saludando era alto con un cabello castaño oscuro alborotado y sus ojos violeta clara herencia de su madre.

—Yo soy Edogawa Kanara —se presentó con la mujer que estaba enfrente de su padre.

—Ya nos conocíamos Kana chan —sonrió ante la presentación—. Lo único que mantenían oculto era su apellido, quien sabe por qué.

—Es que lo estábamos reservando para la presentación oficial, frente a nuestros padres —se excusó el novio después de que lo soltaran.

—Sí que ha sido una sorpresa —. El anfitrión después de tanto se había acercado al grupo —. Quien diría que la bella Kana chan fuera hija del pequeño detective. Pero ya no se entretengan en la puerta, por favor pasen. —Abrió más la puerta e hizo que su familia se quitará de ella para dejar entrar a sus invitados.

Nadie se atrevió a comentar nada más, en silencio se dirigieron a la mesa y ahí esperaron pacientemente que los dueños de la casa les acercaran lo necesario para la cena.

—Ran ne… —Se maldijo por lo bajo, ya había quedado marcado de por vida llamarla así, ya no le podía decir Mouri san porque ya no lo era y decirle Kuroba le dolía en el alma —. Ran san —fue por lo que se decidió finalmente.

—¿Dime Conan kun? —había dirigido su mirada hacia él, esos ojos violetas seguían iguales a como él los recordaba y podría jurar que tenían un brillo extra.

—Que deliciosa esta la cena. —Ella río haciendo que él se extrañara —. ¿Qué pasó?

—La cena la preparé yo, pequeño detective —reveló el mago.

—Deja de decirme pequeño ya no lo soy —solicitó de la manera más seria posible y conservando la calma, esa persona le hacía perder los estribos.

—Para mis ojos si lo eres —dijo con burla.

—Me sorprende que Kaito kun y Conan kun se conozcan —dijo pensante Ran.

—A mí también me sorprende que hayan terminado casados ustedes dos si no se conocían —igual comentó el detective.

—A nosotros nos sorprende que nuestros padres se conozcan —comentaron al unísono los más jóvenes.

—El pequeño detective y yo nos conocemos del trabajo y unos asuntos externos. Él es del departamento de investigación y yo de antimotines —explicó.

—Y también de unos asuntos en el pasado —agregó de donde tenía el infortunio de conocerlo y es que sabía de su identidad como el ladrón fantasma.

Después de eso nadie más habló, estuvieron en silencio degustando la comida que el policía mago preparo para la ocasión.

—¿Cómo… —empezaron la frase al unísono Conan y Ran.

—Tu primero —cedió la palabra a quien fue, o tal vez es, la mujer de su vida.

—¿Cómo fue que ustedes dos terminaron juntos?— cuestionó y es que eso le causaba curiosidad. Los aludidos de voltearon a ver y la mujer sonrió como con sorna.

—Cuando Edo… Conan kun —recapacitó un poco como llamarle, no podía llamar por su apellido a su actual esposo —, se fue con sus padres al extranjero me invitó y me fui con él, así que se podría decir desde ese tiempo hemos estado juntos.

—¿Por qué no invitaron a la boda? —cuestionó sorprendida aunque le podían reclamar lo mismo.

—Fue en Las Vegas después de una noche de copas de la universidad —No hay poción de amor más efectiva que el alcohol—. Llegamos a Japón cuando estaba embarazada de Kanara chan y desde entonces Conan kun ha trabajado en la policía como detective y yo en una empresa productora de fármacos.

—Oh ya veo. —El resumen de la vida de los niños que convivió no fue demasiado convincente —. ¿Tú qué querías preguntar Conan kun?

—¿Ah? —Se perdió en el pasado con la explicación que dio su compañera de vida, se fueron juntos para huir de la organización y él se ocupó de derrotarla desde el extranjero. Una vez fuera de peligro se encargaron de vivir una vida normal en Estados Unidos junto a sus padres y justo como había dicho al celebrar su graduación de la universidad tomó de más y terminaron casándose en Las Vegas y enseguida celebraron su luna de miel teniendo como consecuencia el embarazo de Kanara, no lo había planeado pero lo tomó bien. Después de todo él solamente tenía a Haibara y ella a él.

—¿Qué me querías preguntar? —No le importó repetir la pregunta al notar que el adulto más joven que ella se encontraba distraído.

—¿Cómo conociste a este…

—Cuidado con lo que digas pequeño detective, conozco cosas que te pueden perjudicar —interrumpió la pregunta de su compañero de trabajo.

—Lo mismo digo Kuroba —arrastró el nombre como si le doliera pronunciarlo pues ahora ese apellido podía utilizarlo para referirse a ella —. ¿Cómo conociste a Kuroba?

—Nos conocimos en la universidad, cuando teníamos la edad que ahora tiene Arato kun, nosotros no fuimos tan rápido como ustedes, después de graduarnos trabajamos un tiempo, él se fue de gira mundial con su magia y yo me quede ejerciendo mi profesión. Cuando regresó nos casamos y años después nació Arato kun —resumió su vida a lado de Kaito de manera sencilla.

—Oh ya veo —. De todos los hombres a los que podía escoger para rehacer su vida eligió a su rival.

—Nosotros ocultamos nuestros apellidos para sorprenderlos. Ya que mi padre es un mago de fama mundial —explicó el joven —, además de que mi abuelo también fue famoso debido a esa profesión.

—Mientras no heredes la otra cara de la familia Kuroba, todo estará bien —exclamó con monótono.

—¿La otra cara? —cuestionaron la esposa e hijo de quien fue dirigida esa indirecta.

—Desvaríos del detective —dijo para restarle importancia mientras le dedicaba una acusadora al que se había atrevido a decir eso.

—¿No eres sincero con ella? —cuestionó con enojo mientras azotaba los cubiertos.

—No me vengas a dar lecciones de honestidad cuando no eres el mejor maestro, detective del Este —respondió utilizando el mismo tono que su invitado.

—Edogawa kun —le nombró su esposa, haciendo que este regresara a la normalidad, pero sorprendió al resto de los presentes.

—¿Papá? —le habló a su progenitor que estaba a un lado de ella, pocas veces veía a su padre enojado pero sabía que cuando su madre nombraba por su apellido a su padre es que la cosa iba seria.

—Lo siento princesa —volteó para dedicarle una sonrisa sabía que por sus malditos celos estaba arruinando la presentación de las familias, pero es que no había mucho que decir cuando ellos se conocían de tiempos atrás, incluso de antes de que ellos nacieran.

—Yo también mantuve en secreto mi apellido para sorprender a la familia de mi novio que mi papá es uno de los más famosos detectives de Japón —explicó a su padre porque no habían presentado con anterioridad a su novio con su nombre completo —. Aunque realmente me sorprende que ustedes se conozcan.

—Eso es historia para otra ocasión Kana chan —dijo la madre de su novio.

—Bueno Ran san —dijo sonriente y es que le resultaba interesante esa historia.

—Aunque yo tampoco esperaba verlo después de tanto tiempo.

—Bueno, gracias por la comida —agradeció para luego ponerse de pie y dedicarle una indirecta con la mirada a su esposa —. Kanara si tú quieres puedes quedarte más tiempo.

—¿Ya se van? —cuestionaron sorprendidos ambos anfitriones.

—Sí, es que mañana tenemos que ir a trabajar —se excusó la mujer de cabello castaño claro —. Yo me levanto temprano para dejar todo arreglado.

—Bueno Ai chan deja los acompaño a la puerta. —Dejó su comida y se levantó para despedir a sus invitados.

—Esperen padres, iré con ustedes —también se levantó para ir a alcanzarlos —. Gracias por la comida Kaito san —agradeció con una sonrisa y una reverencia —. Nos vemos luego Arato kun —se despidió de su novio con un beso en la mejilla aprovechando que su padre ya no se encontraba en la pieza.

—Es sorprendente que nuestros hijos sean pareja —comentó con una sonrisa.

—Sí, es sorprendente que de tantos hombres en el mundo ambas escogieron un Kuroba —murmuro con la mirada perdida pero luego fue pellizcado por Ai para que no hablara de más.

—¿Escogieron? —preguntó

—Gracias por todo Ran san —dijo cuándo los alcanzó en la puerta para después hacerle una reverencia.

—Gracias a ustedes por venir —le sonrió en respuesta —. Por favor sigue cuidando de Arato kun, igual ustedes Ai chan Conan kun.

—Contamos contigo para lo mismo con Kanara —se perdió en su mirada, hacía años que soñaba con ver esos violetas viendolo y ahí los tenía frente a él después de más de veinticinco años, después de haber escapado con Haibara.

—Claro Conan kun —igual que él, mantuvo su vista fija en el niño que crio y ahora se veía como todo un hombre, eso le recordaba a ese maniático de los detectives pues ahora que es adulto se asemejaba más a él.

—Hasta luego Kuroba san —se despidió al leer el ambiente —. Kanara chan vamos a adelantarnos.

—¿Pero y papá? —preguntó confundida no sabía que estaba pasando y porque su padre y su suegra se veían con tanto anhelo.

—Déjalo un momento —siempre supo que ella fue un consuelo para el detective rejuvenecido y sabía que él la seguía amando a pesar de los años que pasaban y notó que ella también había empezado a dudar pues era la viva imagen de su vida pasada.

—Hasta luego Ran san —se despidió pero no hubo respuesta, caminaron un poco alejándose, pero lo suficiente para escuchar la conversación.

—Me debo ir Ran ne… —se mordió la lengua, estar con ella le podía afectar —. Ran san —pero con ese sufijo sonaba tan distante pero no le quedaba más que utilizarlo.

—Puedes decirme Ran neechan, Conan kun —autorizó con una sonrisa.

—Ya soy muy grande para eso Ran neechan —dijo imitando la voz de un niño mimado causando la gracia de su interlocutora y de las mujeres que escuchaban a lo lejos —. ¿Qué te parece solo Ran?

—Está bien Conan.

—Hasta luego Ran —se despidió para después caminar hacia donde lo habían hecho sus mujeres.

—Espera Conan —pidió tomándolo del saco haciendo que él la volteará a ver.

—Tú no eres la única. Yo también quiero preguntarte y decirte varias. Si mi deducción es correcta es lo mismo que quieres preguntarme pero eso tendrá que esperar para otra ocasión —explicó mientras se deshacía de su agarre y eso la dejo más confundida a ella, sabía que ya había escuchado esas palabras antes, recordaba quien de las dijo pero no el momento exacto.

—"¿Cómo sabe él las palabras exactas que Shinichi utilizó?" —pensó mientras asentía solo moviendo la cabeza.

—Hasta luego Ran —se despidió para emprender marcha hacia su familia.

—Adiós Conan —dijo en medio de un trance, no sabía porque pero le dolía ver esa escena familiar, el adulto recibiendo el amor de las mujeres que se marchaban con él.


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N/A: Hola mis monstros del fandom de Conan, ahora traigo un fic CoAi y KaiRan, este fic se me ocurrió cuando vi una confesión en tusecreto, además de que a una persona que me lee shippea más el CoAi y decidí hacerlo también en su honor, esto va por ti tamago to gohan aru ya que también me ayudo con el titulo x3

PD: antes de que me tiren piedras por las ships que hice aquí, este fic es con temática NTR, el chiste es regresar a las OTP (ShiRan y KaiAo) pero también habrá escenas entre las parejas iniciales porque después de todo son esposos y tienen un hijo :v

bueno gracias por leer, nos leemos luego x3