Dragon Ball y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Akira Toriyama.
Sí, he vuelto. Ha sido un pronto loco todo esto, estaba revisando archivos de hace unos años, me ha dado la nostalgia y he decidido volver. Era algo que llevaba mucho tiempo pensando, y que casi hago en más de una ocasión, pero me faltó decisión. Aquí estoy de nuevo, con muchas ganas, y nuevas ideas. Pdt: Si mi escritura ha empeorado, se debe a que estoy oxidado.
Capítulo 3: Clase 1-1.
La noche había caído en las Montañas Paoz. La calma y el silencio reinaban en el lugar, solamente alterados por el pequeño ruido del agua de un arroyo cercano. Gohan se encontraba nuevamente en su cama, tumbado boca arriba, con los ojos abiertos, mirando el techo como la noche anterior. Pero en este momento, su ki y su mente se encontraban en perfecta armonía con el lugar. Las dudas ya no estaban, el dolor ya no estaba, el arrepentimiento ya no estaba… Su corazón estaba en calma.
-Seré feliz, papá – Fue lo último que Gohan pensó antes de cerrar los ojos y quedarse dormido.
La brisa de la madrugada daba leves golpecitos en la ventana del cuarto de Gohan. Se podía escuchar como ese ligero viento peinaba el verde césped de los prados que rodeaban la casita de la familia Son. Unas gotitas de lluvia comenzaron a caer, golpeando ligeramente los cristales y dando un ambiente de completa paz sobre la casa. Gohan se tapó inconscientemente y se giró en la cama.
Su corazón estaba tranquilo.
…
-¡Arriba, Gohan! ¡Vas a llegar tarde en tu primer día! – gritó Chichi mientras agitaba a un Gohan aún dormido.
-Un ratito más… - dijo el chico sin abrir los ojos mientras se agarraba a la almohada.
-¡ARRIBA! – gritó mientras agarraba a Gohan y lo lanzaba fuera de la cama en dirección al baño.
Gohan tardó poco más de 20 minutos en ducharte y vestirse. Según le informó la secretaria Korisawa los alumnos de secundaria debían vestir el uniforme escolar reglamentario. Una chaqueta negra con botones dorados, una camisa blanca, unos pantalones negros y unos zapatos a juego, sumando el uso obligatorio de una cartera negra para llevar todo el material escolar.
-Ay mi Gohan… Que guapo estás… - comentó Chichi limpiándose las lágrimas de una madre orgullosa que ver a su hijo crecer - ¡Espera! Voy por la cámara de fotos.
Después de un reportaje de 30 fotos, 10 vídeos y una videollamada a su abuelo, Gohan salió de su casa con el desayuno en la boca y en dirección a ciudad Satán. El cielo estaba despejado, no quedaba ni rastro de las nubes que dejaron caer la noche anterior una pequeña llovizna. El aire era fresco y el olor a campo inundaba los pulmones del saiyan. Estaba nervioso, sí, lo admitía, iba a ser la primera vez que se iba a enfrentar a una clase entera de alumnos que lo mirarían y lo juzgarían, ¿y si no podía adaptarse? ¿y si se metían con él?
-Ah… Echo de menos estudiar en casa…
El viaje no demoró más de 30 minutos. Gohan aterrizó en una zona de arboleda cercana al colegio, ya casi era la hora y no podía aterrizar como si nada delante de las puertas de la Preparatoria Estrella Naranja. Caminó a prisa hasta el colegio por un pequeño parque contiguo a las instalaciones. Al llegar a la entrada no encontró a nadie, quedaban pocos minutos para las 8. Corrió un poco más, pero sin llamar excesivamente la atención de algún curioso por su velocidad, hasta llegar al lugar de quedada con el profesor Toyotaro.
-¡Gohan, ya has llegado! Me alegra verte, hijo – saludó el director al verle llegar.
-Buenos días, señor. Perdón por la tardanza – se disculpó el saiyan.
-No te preocupes, es buena hora. Venga, acompáñame, debes presentarte a tu clase.
El director lo llevó a lo largo de la instalación educativa hasta llegar a la clase 1-1. En el primer curso de la secundaria en la Preparatoria Estrella Naranja había 5 clases diferentes, siendo la 5 la que agrupaba a los alumnos con peores calificaciones y la 1 la que tenía a los más capacitados en las materias enseñadas.
-Espérame aquí, entra cuando te dé la señal – el director Toyotaro abrió la puerta del aula y todos los murmullos que se escuchaban desde fuera, cesaron al instante –. Buenos días, alumnos. Hoy tengo el honor de presentarles a un nuevo alumno… Ha pasado todas las pruebas de ingreso con la máxima puntuación…
-Pero no les diga eso… Me van a odiar – pensó Gohan al escuchar las palabras del director mientras una gota de sudor recorría su sien.
-… Además, fue el chico que detuvo ayer a los tres delincuentes que intentaron asaltar nuestra escuela. Entra, chico.
Tras la señal del profesor, Gohan se puso muy firme y comenzó a caminar rumbo al aula. El nerviosismo era patente en él, estaba recto como una estaca. Cuando cruzó el arco de la puerta observó el lugar sin dejar de caminar. Era un aula de tamaño medio, tenía en torno a 30 pupitres individuales, con una mesa del profesor frente a todos ellos con una gran pizarra negra en la pared. Todos los ojos estaban puestos en él y eso le ponía aún más nervioso. Se paró junto al director y se colocó frente a sus nuevos compañeros.
-Preséntate, por favor.
-Buenos días a todos, mi nombre es Son Gohan, he sido transferido a su escuela desde las Montañas Paoz, espero que nos llevemos bien y podamos ser ánimos. Es un placer conocerlos.
-Muy bien, tome ese asiento – dijo el profesor mientras señalaba un pupitre vacío en la segunda fila junto a la ventana.
Gohan podía sentir como los ojos de todos seguían fijos en el mientras llegaba a su pupitre y tomaba asiento. Se escuchaba algún que otro murmullo en el aula que fue amortizado con la llegada del profesor de Física.
Era un hombre de unos 20 años, de unos 1.8 metros de altura, delgado pero se veía que no se cuidaba especialmente y se estaba dejando un poco. Una corta barba sin afeitar y pelo un poco más largo a lo que era normal en los chicos.
-Muy bien, silencio. Vamos a comenzar con la clase. Veamos… ¡Sharpener!
-Presente – Respondió un chico rubio con pelo largo y ligeramente musculoso con una camiseta de tirantes.
-¡Videl!
-Presente.
Gohan se giró para observar a la chica que había sentada a su derecha. Abrió enormemente los ojos al darse cuenta de que se trataba de la chica que había conocido el día de ayer, aquella chica fría y antipática. No sé había dado cuenta que estaba a su lado.
La chica al darse cuenta de la mirada incesante de su compañero, se volteó ligeramente, clavando sus pupilas azules en él. Gohan dio un pequeño salto en su asiento y volvió a dirigir su mirada al frente.
-¡Iresa!
-Presente – Quien respondió fue la chica sentada frente a él, era rubia y llevaba una camiseta verde pistacho, no pudo llegar a verle la cara ya que estaba de espaldas.
-¡Gohan! – El profesor miró de nuevo la lista - ¿Gohan? ¿Quién es Gohan?
-El nuevo, Gohan el perfecto – respondió el chico llamado Sharpener desde su pupitre.
-Silencio, Sharpener. – el profesor buscó a Gohan con la mirada hasta encontrar una cara desconocida – Tú debes ser Gohan.
-Sí, señor.
-Soy el profesor Aru, me encargaré de enseñarte Física. No dudes en buscarme para lo que necesites.
-Muchas gracias, señor, un placer.
El profesor Aru siguió pasando lista para después comenzar con la clase.
…
Tras tres horas de incesante clase, por fin llegaron las 11 de la mañana, y con ello el descanso de clases. En cuanto el profesor de Química salió por la puerta, muchos estudiantes se lanzaron sobre el pupitre de Gohan, haciendo que el chico se pusiera extremadamente nervioso.
-Hola, me llamo Takashi.
-Yo soy Kohei.
-Yo soy Tanaka, encantado.
-Encantado – repetía Gohan continuamente cuando cada uno de ellos se presentaba.
-¿Piensas unirte a algún club, Gohan? – preguntó una chica llamada Nozomi.
-Pues no sé cómo funciona todo esto exactamente, hice la primaría desde mi casa y nunca he conocido cómo funcionan los clubes.
-Entonces, alguien debe mostrarte todos los clubes hasta que te decidas a cual unirte – comentó otro chico - ¿Quién se suele encargar de todo esto?
-¿No es el delegado?
-Sí, creo que es el delegado.
-¿Y quién es? – preguntó Gohan interesado en todo lo que estaban hablando sus compañeros.
-Es Videl – respondió el tal Tanaka apartándose para dejar ver a la chica sentada a su derecha quien ignoraba por completo la conversación, o al menos eso pretendía aparentar.
-Oye, Videl, tienes que… - comenzó a decirle Takashi.
-Sí, sí, ya lo sé – dijo de mal humor la chica mirando al grupo de chicos para luego dejar su mirada fija en Gohan – Me vas a suponer mucho trabajo, chico nuevo.
-Lo… Lo siento – dijo el saiyan mientras colocaba su mano tras su nuca con una sonrisa forzada.
-¡Vamos, Videl! ¡No seas así de antipática siempre! – exclamó una chica rubia saliendo del grupo de gente – ¡Hola, me llamo Iresa, encantada de conocerte, Gohan! ¿Te han dicho alguna vez que eres muy atractivo?
Gohan se sonrojó a más no poder al escuchar esas palabras – ¿Eh? – Fue lo único que alcanzó a pronunciar.
-Vaya, Iresa, ya estás incomodando al cerebrito, de verdad que no puedes parar de ser así – dijo con fanfarronería el chico de pelo largo, Sharpener. – Hola, soy Sharpener, del club de beisbol. ¿Has jugado alguna vez? ¿O estabas demasiado concentrado en hacer tus tareas?
-Pues solo conozco las reglas… - la gota de sudor en la sien de Gohan cada vez era mayor, ¿quién era ese payaso?
-Me lo imaginaba, bueno, te lo dejo a ti, Videl. Enséñale todo lo que tiene que saber de este colegio, supongo que le interesará el club de lectura o el de… no sé… ¿Ajedrez? – soltó una sonora carcajada y salió por la puerta del aula.
-Nos vemos a las 14:30 cuando acaben las clases, seré rápida, no tengo tiempo que perder – dijo Videl sin ni siquiera mirarlo.
…
El tiempo pasó deprisa, más deprisa de lo que al joven saiyan le hubiera gustado. No le apetecía nada tener que pasar tiempo paseando por la escuela con esa chica tan antipática y desagradable, pero era uno más de esos protocolos que los alumnos de nuevo ingreso deben cumplir.
-¿Nos vamos? – preguntó Gohan una vez recogió todas sus cosas.
-Sí.
Caminaron por el colegio durante varios minutos. Le mostró el club de Biología, el de Química, el de arco, fútbol, tenis, baloncesto y todo tipo de deportes. Gohan no sintió mínima atracción por ninguno de ellos, no le gustaban los deportes de balón ni nada relacionado.
-¿No te interesa ninguno? – preguntó algo agitada la chica.
-Lo siento, pero por ahora no. ¿Qué queda?
-Queda el club de beisbol y mi club.
Pensó en el club de beisbol y en ese chico odioso, Sharpener. Ya veía complicado tener que tratar con él en clase, como para tener que aguantar sus desplantes también en el club.
-Creo que paso del beisbol, ¿en qué club estás tú?
-En el de artes marciales.
-¿Hay un club de eso?
-Sí, pero no creo que un debilucho como tú pueda… - Videl recordó la escena del día anterior con los tres atracadores y dejó la frase a medias– Es este.
La chica abrió la puerta de un aula donde había un saco de boxeo, varias máquinas de gimnasio, pesas y otros utensilios para practicar la fuerza, y un tatami.
-¿No hay nadie? – preguntó Gohan confuso.
-No, yo soy el único miembro del club. Porque para entrar a este club, hay que pasar una prueba fundamental.
-¿Y cuál es?
-Vencerme a mí.
Fin del tercer episodio.