-Insomne-


Cuando entró por la puerta del despacho todos sus hombres estaban allí, bebiendo café y charlando animadamente. Estaban todos, todos menos ella. Echó un vistazo a la sala y sin decir un palabra se acercó a la mesa sobre la que reposaba una pila enorme de papeleo por hacer. Ninguno de ellos se había dignado en repartirlo para comenzar a trabajar. Aquella panda de desgraciados eran mas vagos que él.

- Buenos días Coronel – dijo Falman sonriente mientras le ofrecía una taza de café.

- ¿ Donde esta la Teniente ? - preguntó mientras se sentaba mirando con recelo todos los documentos que tenía que revisar, que parecían amenazarle con largas y tediosas horas de aburrido trabajo de despacho.

- No lo se Coronel, llega tarde supongo – respondió Havoc que apoyaba la espalda en la silla con una revista en la mano.

Levantó la ceja incrédulo, Riza Hawkeye nunca llegaba tarde a ningún sitio, pero si por alguna conjunción astral se había quedado dormida y llegaba tarde, tendría algo con lo que chantajearla cuando lo obligase a trabajar, sonrió con malicia y se frotó las manos imaginado mil y una pequeñas victorias sobre ella. No habían pasado ni quince minutos cuando la puerta volvió a abrirse y Riza entró con paso firme, el comentario jocoso que había estado pensando murió en sus labios nada mas verla, tenía ojeras bajo los ojos y su siempre cuidado recogido no estaba como siempre, no podía decirse que estuviese despeinada, simplemente había algo diferente.

- Siento el retraso señor – dijo con seriedad, echó un vistazo a su alrededor, mirando a todos que aun no habían comenzado a trabajar, suspiró profundamente y a pesar de que él esperaba una bronca por su parte, no dijo nada, se acercó a la mesa, cogió los papeles y comenzó a repartirlos. Los demás se apresuraron a sentarse mirándose desconcertados. Dejó el montón mas grande sobre su escritorio y el resto lo llevó hasta su mesa.

- Vamos Coronel, ¿ No pensara pasarse todo el día sentado sin hacer nada? - dijo arrastrando los papeles frente a él.

- Es usted muy dura Teniente – dijo usando la mas encantadora de sus sonrisas que ella no se dignó a responder.

Alguno de los muchachos comenzó una charla intrascendente y el despacho pareció animarse de nuevo pero no se dio cuenta de quien había sido porque no podía dejar de mirar a Riza que parecía estar a kilómetros de allí, no había levantado la vista del montón de papeles que tenía delante, pero no había movido ni una sola hoja. Empezaba a sentir la imperiosa necesidad de levantarse y preguntarle si pasaba algo malo, pero sabía que ella diría que no y volvería a mandarlo a trabajar. Pasó las siguientes horas tratando de concentrarse en sus tareas pero cada vez que levantaba la vista la veía cada vez mas lejana. Si le había pasado algo, si alguien le había hecho daño...él..

Cuando el teléfono sonó pudo percibir claramente como daba un pequeño respingo, Fuery se levantó a responder la llamada, pero ella no levantó la vista de la mesa.

- ¿Si? Necesito un código para acepar una llamada del exterior – dijo con calma – Si... Teniente Hawkeye es para usted – extendió su mano con una enorme sonrisa que ella ni siquiera notó y se apresuró a levantarse.

- ¿Si? - preguntó con cautela y aunque desde su posición solo podía ver su espalda sabía que estaba nerviosa. -Si – hizo una pausa para escuchar lo le decían al otro lado del teléfono.- Si... entiendo. Muchas gracias. - Colgó el teléfono y se mantuvo unos segundos mirándolo antes de volver a darse la vuelta de nuevo.

- Coronel ¿Podría ausentarme el resto del día? - preguntó con calma aunque sabía perfectamente que solo estaba tratando de mantener la compostura.

- Claro Teniente, lo que usted necesite - respiró tratando de mantenerla él también

- Gracias, señor - se inclinó sin tan siquiera mirarle a los ojos y salio del despacho.

Sintió los ojos de los demás clavados en él, que solamente tenía ganas de salir tras ella y averiguar que demonios le había pasado. Frotó su frente y se acercó a la mesa de la teniente, que no había tocado una sola hoja, cogió todo el papeleo y se lo llevó con él.

- Vamos, poneos a trabajar – dijo al sentarse de nuevo dejando caer todas las carpetas sobre su mesa. - Tenemos trabajo que hacer.


Llevaba tres cafés y había leído el mismo párrafo del libro cinco veces sin quedarse con una sola palabra, cuando el timbre de la puerta la sobresaltó, se levantó del sofá dejando la manta tras ella y fue a abrir la puerta.

- ¿Coronel que hace aquí? - preguntó al verlo vestido de civil frente a su puerta.

- Traigo unos documentos que tiene que firmar usted -

- Si, claro, señor, ahora mismo - dijo alargando la mano para recoger el sobre que llevaba en la mano.

- ¿Puedo pasar Teniente? - lo apartó de su alcance y la miró con seriedad.

- Si, Coronel, adelante - cerró la puerta cuando él paso al interior y le observó mientras se quitaba la chaqueta, la dejaba sobre la silla con cuidado y se remangaba la camisa hasta los codos. Había tanta calidez en su presencia, la habitación era un lugar distinto si estaba él.

- ¿Está todo bien? - preguntó mirándola con aquellos ojos oscuros que podían leer en ella con tanta facilidad que la asustaba.

- Si, señor - contestó manteniendo su postura erigida

- Riza... estamos solos... - dio un pequeño paso hacía ella y colocó la mano sobre su antebrazo.

- Todo está bien - murmuró apartando la mirada de él.

- ¿Donde está Hayate? - preguntó de repente.- ¡Hayate! ¿Chico no vienes a saludarme?

Al oír el nombre de cachorro se le hizo un nudo en el estomago, Roy giró la cabeza buscándolo por el pequeño apartamento y volvió a mirarla con curiosidad.

- Ayer cuando llegue a casa estaba raro, no quería salir, ni comer, ni jugar... está en la clínica veterinaria... tiene una infección en el riñón... no saben si... si pasará la noche... y - no quería ni mirarlo a la cara, pero continuo hablando, aterrada de lo que pudiera pasarle a su pobre perro, era solo un cachorro, aquello era totalmente injusto, y se sentía ridícula, porque era un soldado, porque era una mujer fuerte, porque tenía un deber, una misión que cumplir y no era capaz de pensar en otra cosa que en Hayate. Sintió como la atraía hacía él y la rodeaba con los brazos, apoyó la cabeza en su hombro y se quedo muy quieta, en silencio, incapaz de responder a su abrazo.

- ¿Por que no me has dicho nada? - susurró en su oído mientras acariciaba su espalda con ternura.

- Es una tontería... es solo.. un pe... - fue incapaz de terminar la frase sin romper a llorar así que se mordió el labio y escondió la cabeza contra su cuello. - Tenemos cosas mas importantes de las que ocuparnos.

- ¿Quieres que me quede? - no fue capaz de contestar pero pasó la mano por su espalda y le agarró la camisa con fuerza.

- Supongo que eso es un si – sonrió separándose de ella y besando su frente. - ¿Has cenado algo? ¿ Has comido algo en todo el día?

- No tengo hambre, ayer no dormí nada, estoy agotada, pero no consigo dormir – trató de devolverle la sonrisa pero no tenía ni fuerzas, ni ganas.

La cogió de la mano y se dirigieron a la habitación, siempre caminaba detrás de él, viendo su espalda, sus hombros rectos, su templanza, la seguridad con la que daba cada paso, y su mano aunque áspera y callosa era cálida, como su presencia, como él.

- ¿No vas a decir nada? - preguntó en un susurró cuando se acurrucó junto a ella entre las sabanas. - He sido negligente, no he atendido a mi trabajo y si hubiese pasad...

- No – la interrumpió pasando el brazo sobre ella y apretándola contra él. - Solo voy a abrazarte ¿te parece bien?

- Si – contestó cerrando los ojos sintiendo su calidez envolviéndola, confortándola.

No muchas horas después una llamada de teléfono la despertó, saltó de la cama y corrió hacía él.

- ¿Si? - su corazón palpitaba con tanta fuerza que parecía querer salir disparado de su pecho.

- ¿Riza Hawkeye ? - preguntó una voz al otro lado de la linea.

- Soy yo - sus latidos eran mas fuertes que su propia voz.

- Soy Rose, de la clínica veterinaria, te llamaba para decirte que el pequeño Hayate está bien.

- ¿Si? ¿De verdad? - no podía creérselo, sintió deseos de ponerse a gritar y a dar saltos de alegría. - ¿ Es el que esta ladrando?

- Si, es un campeón, ha respondido al tratamiento muy bien, puedes pasar a buscarlo cuando quieras - quería ir hasta la clínica y plantarle un beso en los morros a la veterinaria.

- Muchas gracias de verdad - colgó el teléfono y se dirigió de nuevo a la habitación.

Roy se revolvió en la cama adormecido, aun no había amanecido, se tapó la cara con la almohada para ocultar un largo bostezo mientras se desperezaba como un gato.

- ¿Todo bien ? - preguntó frotándose los ojos mirándola con preocupación.

- Si – contestó respirando aliviada después de dos noches horribles. - Ha pasado bien la noche, voy a ir a buscarlo ahora.

- Bien - se levantó y la besó agarrando su cara con ambas manos sin dejar de sonreír con aquella maravillosa mueca suya. - Tengo que marcharme - resopló frustrado al separarse de ella. - Va a salir el sol de un momento a otro.

- Lo se - apoyó la cabeza contra su pecho. - ¿ No te da tiempo a una ducha rápida?

Lo escuchó reír mientras metía las manos por debajo de su camiseta y se inclinaba a mordisquear su cuello. El molesto ruido del camión de la basura hizo que se apartara de ella de nuevo, con un gesto de derrota grabado en la cara.

- Me tengo que ir antes de que haya gente en las calles - sonrió sin separar las manos de ella, era un embaucador y la estaba devorando con la mirada y quería perderse en él una vez mas, volvió a sonreír de aquella manera, que solo era para ella y se acercó para besarla de nuevo.- Aunque podría salir por el tejado si..-

- No - dijo tajante colocando la mano en su cara para alejarlo de ella. - ¡Roy! vamos, fuera. - señaló la puerta tratando de no caer rendida ante aquellos ojos de perrito abandonado mientras se colocaba la ropa.

- Si señora - respondió con un exagerado suspiró mientras se alejaba de ella y comenzaba a vestirse.

Atravesó la puerta de la calle y ella se quedo allí de pie como siempre vigilando su espalda, viéndole avanzar.

- Coronel – dijo desde el umbral de la puerta.

- ¿Si Teniente? - preguntó dándose la vuelta observándola desde las escaleras.

- Muchas gracias, señor -

- De nada, Teniente, no llegue tarde al trabajo, si usted no pone orden, nadie lo hará. -


Hola ! Soy nueva en este Fandom y esta es mi primera historia. Hace nada vi FMAB y me ha encantado. Así que aquí dejo una pequeña aportación. Espero que os guste. Muchas gracias por leerme.