EPÍLOGO:
SEIS MESES DESPUÉS:
Sakura despertó perezosamente, no había tenido la mejor de las noches, tenía algunas molestias que le impedían dormir de forma tranquila y placentera. Se revolvió inquieta y terminó por mirar al techo, estaba a punto de levantarse pero una mano le impidió hacerlo.
-¿Te sientes mejor?- preguntó el hombre recostado junto a ella, seguramente tampoco había sido una buena noche para él, la acompañó en cada malestar. Ambos estaban develados.
-Sí, intenta descansar un poco- el ninja tomó su mano y la besó dulcemente -Más tarde tienes una misión y no has descansado lo suficiente- se le veía exhausto.
-Quisiera que fueras conmigo- declaró su ex sensei.
-También extraño las misiones- le sonrió dulcemente y se recostó junto a él. -El equipo siete ahora son sólo dos ninjas, Naruto y tú-
-Estoy seguro de que todos prefieren las cosas como están ahora- acarició el abultado vientre de su ex alumna- Yo lo hago, no cambiaría nada- esperaban a su primer hijo.
-Todos en la Aldea son tan amables conmigo, no dejan de darme obsequios- después de superar el asombro por el repentino embarazo de la secreta pareja vinieron las felicitaciones. Aún los veían extrañados de la inusual pareja, pero cuando los veían juntos era fácil darse cuenta del porqué eran una pareja, a pesar del poco tiempo juntos parecía no haber dos almas más afines que las de ambos.
-Lo sé, nuestro hijo es todo una sensación- Kakashi se recostó en su pecho y acarició su vientre suavemente. Sakura aún recordaba el miedo que sintió cuando le reveló la noticia, la joven estaba aterrada de su reacción, apenas un mes juntos y ya esperaban un bebé. No era una noticia fácil de asimilar.
FLASHBACK:
-¿Todo está bien, Sakura?- el ninja la había sorprendido en su cuarto, en la casa de sus padres
-Por supuesto, sensei- pero su mirada era esquiva. Intentó parecer ocupada y ordenó un poco de ropa ya doblada.
-¿Entonces por qué me has estado evitando durante estos últimos días? - Kakashi se acercaba a ella lentamente pero la joven retrocedía- Sakura, no hagas esto…- el ninja la observaba dolido, podía ver como su silencio y su indiferencia lo lastimaban, pero ella estaba muerta de miedo, era solo una jovencita.
-Sensei, yo…- intentó reprimir las lágrimas pero le fue imposible. Rompió a llorar sin saber muy bien la razón.
-No quiero escucharlo. No volveré a molestarte- escuchó que su ventana se abría, pero antes de que el hombre saliera medio habló, medio gritó lo que le sucedía.
-Estoy embarazada- decirlo en voz alta la aturdió- Tú eres el padre- era más que obvio pero lo dijo de todas formas. El hombre que estaba a punto de salir por la ventana, se quedó inmóvil ni siquiera se le veía respirar. Pasó cerca de cinco minutos sin decir palabra, sin moverse o mirarla y después de eso salió, se fue dejándola sola.
Sakura sintió que le faltaba el aire, se sentó sobre la cama y trató de regular su respiración, estaba asustada, más que eso, estaba aterrada. ¿Qué dirían sus padres, sus amigos, la Aldea entera? Ni siquiera estaba segura de poder con algo tan grande, se sentía sobrepasada y estaba sola. La Hokage era la única que sabía de todo, tanto de su relación secreta como de su reciente embarazo, la Godaime le había ofrecido todo su apoyo además de una mirada y abrazo maternal, le aseguró que todo estaría bien pero por ahora no todo iba bien. Se quedó en la misma posición cerca de una hora, su llanto había cesado pero su mirada aún estaba perdida, ambas manos estaban sobre su vientre.
-Sakura…- escuchaba una voz, pero debía estar en su imaginación- Sakura- cuando reaccionó se dio cuenta de que había un hombre frente a ella.
-Sensei- la joven pensó que debía ser su imaginación, él había salido por su ventana dejándole sola. Sin embargo el ninja se arrodilló y tomó sus manos que estaban en su vientre.
-Ya está todo arreglado- se había bajado la máscara y le mostraba una sonrisa, una perfecta sonrisa discreta -Limpié la casa, mi habitación también y te hice un espacio en el armario para toda tu ropa. Además te compré esto- le entregó un pequeño regalo. Sakura estaba en shock, le tomó varios segundos reaccionar y tomar el obsequio con las manos temblorosas. Le costó un poco abrirlo, tenía un papel rosado muy bonito con un moño verde. La joven se quedó sin aliento cuando descubrió lo que había dentro. Unos diminutos zapatitos para bebé de color blanco, Sakura nunca había visto algo tan tierno, tomó uno y colgando de una cinta había un anillo.
-Yo…- se quedó sin palabras, qué significaba ese obsequio y ese anillo - ¿Tú quieres que yo?-
-Sí, quiero que te cases conmigo, quiero una familia contigo. Te prometo que los protegeré a ambos- besó su entonces vientre plano- Jamás estarán solos- Sakura lo abrazó con fuerza.
-Tengo miedo- susurró su declaración.
-Yo no, esperé toda mi vida para tenerlos, para formar una familia- la besó con delicadeza como si el embarazo la volviera más frágil. Todo lo que sucedió después estaba grabado en su pecho, cada día.
FIN FLASHBACK
-¿En qué piensas?- le preguntó su esposo.
-En nuestra boda- no le diría que recordaba el miedo y al inseguridad que había sentido hasta poco antes de su boda.
-Lamento que no fuera como soñaste, que fuera tan apresurada- se disculpó con una voz apagada. Se habían casado sólo dos meses después de saber sobre su embarazo.
-Fue perfecto- sonrió sinceramente. Realmente su boda había sido hermosa, fue el momento donde se formó su pequeña familia, donde comenzaría un nueva historia para ambos. Desde entonces siempre se sentía a salvo, protegida y confiada de que el hombre que ahora su esposo, los protegería de todo. No se arrepentía de lo atropellado de su relación porque así era perfecto, así había conseguido al hombre de su vida y a el padre de su hijo. Porque por primera y única vez se sentía amada, no solo por tener a su hijo en el vientre, su ex sensei la amaba a ella, podía podía dormir tranquila y saber que la mañana siguiente él la amaría más que el día anterior. Lo sabía porque eso sucedía con ella.
-Te amo, Sakura- declaró Kakashi levantando la vista encontrándose con esos grandes ojos fijos que lo habían salvado del vacío, que ahora le daban una familia.
-También te amo- acarició su rostro sin máscara y peinó su rebelde cabello gris -Creo que está un poco inquieto- dijo poniendo su mano sobre su vientre.
Kakashi siempre se maravillaba cada vez que eso sucedía , era una extraña sensación totalmente desconocida para él, esa felicidad total que lo embargaba cada que veía a su esposa con su hijo en el vientre. Las cosas no habían salido muy de acuerdo al plan, se supone que iban a ir lento y tranquilo pero después de tres meses ya estaban casados y en la espera de su primer hijo, era claro que no era para nada como lo habían pensado, era mucho mejor. Cuando Sakura le confesó su embarazo la emoción que lo embargó fue completa, tenía tanto que hacer que salió a toda prisa de la habitación de su alumna para acondicionar su propia casa para la llegada de Sakura y de su bebé, compró el anillo y ese par de zapatitos, además de hablar con la Hokage y advertirle que la joven de ninguna manera iría a otra misión, no los pondría en peligro ni de broma. Aquel día había sido el más ajetreado de su vida, pero sin duda el más dichoso.
Sabía que sólo habían estado juntos un mes, pero mientras arreglaba su casa y compraba los obsequios o hablaba con la Godaime, jamás dudó de lo que hacía, no pensó siquiera un segundo en detenerse a analizar lo que estaba sucediendo, no hacía falta. Esos treinta días habían sido todo lo que necesitaba saber y sentir. Aquellas noches juntos entre sábanas, nunca se lo había dicho a Sakura pero cuando hacían el amor, Kakashi se encontraba deseando que ese amor tuviera frutos, no le costaba nada imaginarla como su esposa con un hijo en su vientre, cuatro semanas habían sido suficientes para darse cuenta, así que cuando escuchó lo que su ex alumna tenía que confesarle, tuvo el futuro que estaba soñando, justo en la palma de su mano.
-Pensaba que si es niño, deberíamos llamarlo Sakumo- la sugerencia de su esposa lo sorprendió.
-Eso me gustaría- declaró recostandose sobre el pecho de la joven, le gustaba estar así, se sentía protegido y salvo, capaz de proteger lo que realmente le importaba. Anhelaba que Sakura se sintiese de la misma forma. Algunas veces aún tenía pesadillas, había noches malas y dolores de cabeza molestos, pero bastaba con acercarse a la mujer que tenía a su lado para que el dolor y el miedo desaparecieran, sentirse parte de una familia era el bálsamo perfecto ante cualquier amenaza.
Una vez por semana visitaba el monumento con los nombres de su antiguo equipo, les contaba cómo iban las cosas con su pequeña familia, les contaba lo irónico que parecía el hecho de que toda su vida parecía haber tenido una venda en los ojos y que justo cuando realmente tuvo una, sintió que desaparecía la que cubría su corazón. Estuvo ciego hasta que perdió la vista, sólo entonces pudo saber quién era la mujer que le daría en pocos meses, todo lo que años atrás perdió.
-Realmente me gustaría- repitió cerrando lo ojos. Podía armarla toda la vida de esa forma, con los ojos cerrados porque sabía perfectamente quién era la mujer que tenía a su lado.
FIN
MI MÁS SINCERO AGRADECIMIENTO POR LLEGAR HASTA ESTE FINAL,
HASTA EL FINAL DE NUESTRA HISTORIA.
GRACIAS,
YOYO
