7 • Presentimiento.
Narración normal:
En Nami-chu, los estudiantes salían tranquilamente de esta, unos más que otros por su puesto. Ya que ya era la hora de la salida, Tsuna, ya con su mochila en su hombro, se hallaba saliendo de su salón junto a él venía caminando su nuevo amigo, Yamamoto Takeshi.
— ¿Vives cerca? - pregunta el pelinegro.
— Algo, ¿Por? - contesto él.
— Para acompañarte, por supuesto. - sonrió él.
— Ah... Bien. - sonrió. Ambos caminaron en silencio en dirección a la casa del castaño.
En otra parte.
En un taxi, cuatro personas se hallaban, el conductor, Rokudo Mukuro, Hibari Kyōya y Reborn. Mukuro Se hallaba con su teléfono jugando en este, mientras Hibari se encontraba dormido, y Reborn que se encontraba en el asiento del copiloto, le daba indicaciones al conductor y también leía unas cosas en su teléfono.
— Reborn... - hablo Mukuro dejando su teléfono, y mirando al asiento donde se encontraba Reborn, este dijo un que quieres, Mukuro prosiguió a continuar a hablar, — ¿irás con Tsuna? - le pregunta.
— ... Y eso que te importa. - contesto.
— Kufufu~ solo curiosidad. - hablo el, dejo de verlo y miro hacia la ventana.
— Te gusta el o que. - dijo con molestia.
— Oya, y eso que te importa~ - contesto con diversión.
— Ya cállense par de herbívoros. - abrió unos de sus ojos, y hablo con enojo.
— Kufufu~ ya te eh dicho que eres realmente muy lin... - no termino de hablar ya que el pelinegro le pegó en la panza, — ¡Auch! Eso duele. - lo miro frunciendo las cejas.
— Eh dicho que te calles herbívoro.
Ya ninguno dijo nada más, el transcurso del viaje fue tranquilo y silencioso. Hasta que llegaron a su destino, una casa de dos pisos. El taxi se detuvo y el primero en bajar fue Mukuro, se estiró y vio con asombro la casa enfrente de él, miro atrás de el y Reborn ya estaba afuera del taxi junto con Hibari y las maletas de ambos, el taxi ya se había ido dejando a los tres chicos enfrente de aquella casa.
— Porqué estamos aquí, Reborn. - miro frunciendo las cejas, al mayor.
— Por que si. Algún problema, Mukuro?. - contesto sonriendo de lado.
Cerca de ahí, Tsuna y Yamamoto caminaban aún en silencio hasta que el castaño se detuvo y Yamamoto al no verlo caminar a su lado, miro atrás de el y al verlo parado ahí, fue hasta el y le hablo.
— ¿Sucede algo, Tsuna? - le pregunto una vez estaba enfrente de él.
— Eh?, Bueno tengo un mal presentimiento. No quiero ir a casa...
— Bueno, si no quieres ir a tu casa, ¿Qué tal si vienes a mi casa? - le ofreció.
— Uhm... - miro desconfiado al más alto.
— Descuida, mi viejo estará ahí, además de que mi casa es con un restaurante. Haci que no estaremos solos.
— Oh. Bueno, ¡Vamos, entonces! - sonrió el.
Ambos empezaron a caminar hasta la casa del pelinegro.
— ¿Y como se llama el restaurante? - le pregunto.
— Se llama Takesushi. - contesto sonriente.
Con los otros tres.
Mukuro rodó los ojos, fue hacía el pelinegro bajo y le sonrió coquetamente, te ayudo~? - pregunto el. El pelinegro lo fulminó, ignorando a esos dos Reborn agarra las maletas suyas y va hacia la entrada de aquella casa. Vienen o no, por de inútiles. - el de patillas hablo con burla. Ambos chasquearon la lengua y fueron con el más alto. Toco este la puerta, unos minutos de silencio, para después escucharse unos pasos hacia ellos. El cerrojo se escuchó que lo quitaban y la puerta se abrió. Una mujer de cabello castaño, corto. Miro al mayor de los tres chicos y con una sonrisa pregunto. ¿Ocupan algo, jóvenes?
— Hola, oka-san~ - el primero en hablar fue el de pelo índigo. Saludo a la mujer.
— Hola, kuro-chan. - respondió ella, sonriendo más ampliamente. — Tsu-kun no tarda en venir, si quieres puedes esperarlo en su cuarto.
— Hai, hai~ los veo después - camino y una vez adentro volteo hacia los otros dos, y sonrió. — estaré en su cuarto~ - fue lo último que dijo y se fue.
— ¿Y ustedes jóvenes? - pregunto.
— No sé acuerda de mí, Nana-san? - pregunto el de patillas, ella negó. El suspiro. — Soy Reborn.
— Oh, cuanto tiempo Reborn-chan. - sonrió ella, miro al menor, — ...¿Tú eres? - pregunto.
— Hibari Kyōya. - contestó con simpleza.
— Como le dije a kuro-chan, tsu-kun no está. Pero si quieren pasen y lo esperan. - sonrió ella.
Ninguno dijo nada, pero ambos entraron, más bien el mayor arrastró al menor adentro de aquella casa.
Continuará...
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V413