Disclaimer: Los personajes y la historia de The Lost Canvas pertenecen a Masami Kurumada y a Shiori Teshirogi. Fic sin fines de lucro.


Interludio I:

Espera por mi…

Nathaniel abandono presurosamente la Cámara del Patriarca. La opresión en su pecho que se había hecho presente justo en el momento en el que el portal se abrió, aumentaba a cada segundo dificultándole incluso el respirar. Había dejado a Isabella para que le explicase todo al Patriarca mientras que él salió corriendo sin escuchar los gritos de la joven. Solo tenía una cosa en mente, debía de asegurarse que Agasha hubiera llegado a salvo a su casa.

Mientras bajaba rápidamente los escalones de los templos, uno a uno los recuerdos fueron agolpándose en su mente, las sonrisas de la castaña, su dulce voz, sus brillantes ojos aceituna, la primera vez que la vio…

¿Qué es la vida? Tu sonrisa siempre a mi lado

¿Qué es la vida? Los días en los que compartimos nuestros corazones.

Lo recordaba como si no hubiesen pasado los años.

Ese día se encontraba sentado en las escalinatas del templo, su maestro le había indicado que debía guardar la compostura durante la ceremonia. Era una costumbre popular que los recién nacidos y niños pequeños fueran bendecidos en un templo consagrado a algún dios, para de esa manera asegurarle al menor la gracia de la deidad. Él se encontraba junto a más niños de su edad, mientras los padres desfilaban frente a sus ojos.

Miraba una y otra vez los rostros de las personas esperando por encontrar el que tanto buscaba. Después de un momento, la vio. A la joven madre de largo pelo castaño y ojos azules cómo el cielo. Quiso correr hacia ella en ese instante, pero una gélida mirada de su maestro lo hizo mantenerse estático en su sitio. La dama le susurró algo al joven de pelo negro que caminaba a su lado y ambos le regalaron una sonrisa cómplice.

Una vez que todas las familias ingresaron el templo, los niños corrieron hacia uno de los jardines para esperar el momento en que las doncellas salieran a repartirles golosinas, pero él permaneció sentado en su sitio. Desde hacía varios días que había querido ver a la joven castaña, sin embargo, no le lo habían permitido. Su calvario comenzó aquel día mientras ambos comían pasteles juntos, cuando empezó a sentirse mal. Y ahora que por fin podía verla, le impedían ir a su lado.

Una doncella que conocía se acercó le ofreció un pequeño panecillo de remolacha.

-Odio la remolacha. -Dijo al tiempo que hacia un mohín de desagrado.

-Lo sé, pero debes de comerlo. Estamos agradeciendo a los dioses por la llegada de la señorita.

-Yo quería que fuera un niño, así como yo, y entonces podríamos jugar todo el tiempo. Una niña solo se la pasará llorando todo el día. -De mala gana tomo en pan y le dio un mordisco.

-Por eso tú deberás de protegerla siempre, para que nunca llore.

No respondió. Solamente se limitó a continuar comiendo. Cuando termino, levanto la vista y vio que la joven pareja se les acercaba. Rápidamente se puso de pie mientras limpiaba las migajas de su ropa.

- ¿Has terminado tu pan? -La castaña le pregunto con una sonrisa. Él solo asintió.

El joven pelinegro le revolvió sus cabellos.

- ¿Quieres conocerla? -Ante la pregunta, los ojitos azules se abrieron con sorpresa.

La madre se agacho mientras quitaba la sábana que cubría el pequeño bultito que cargaba.

Cabellos cafés, piel blanca y mejillas sonrosadas. A pesar de todas sus reservas, debía de admitir que era muy bonita. Lentamente acerco su mano y con mucho cuidado rozó la suave mejilla. Los pequeños párpados se abrieron, dejando ver unos brillantes ojos de un verde claro.

Se había equivocado, no solo era bonita, de hecho, era la criatura más hermosa que había visto en su corta vida. En ese momento hizo el juramento de siempre protegerla y no permitir que nunca llorase. Como si la pequeña hubiera comprendido los pensamientos del niño, tomo uno de sus dedos entre sus delicadas manitas al tiempo que le sonreía tiernamente.

-Te juro que voy a hacer que nunca dejes de sonreír. -Las palabras salieron de su boca sin siquiera darse cuenta.

Los padres rieron ante la inocencia de ambos pequeños.

- ¿Y cuál es su nombre? -Preguntó mientras se aferraba al delicado agarre.

- Se llama…

Los pétalos de flores bailan y caen con el viento frío.

Una y otra vez.

Había jurado en protegerla siempre, e incluso si había regresado era solo por ella.

Sus piernas corrían lo más rápido que podían, sin embargo, en su desesperación sentía que no avanzaba lo suficiente.

Cuando por fin llego a la entrada del Santuario y mientras intentaba sofocar su agitada respiración, dedicó una mirada hacia lo alto de aquel imponente risco donde se asentaban las doce casas. Los rastros del portal aún eran visibles sobre la gran estatua de la diosa Athena. El Reloj de Fuego estaba iluminado en su totalidad, evidenciando la alteración que el recinto sagrado de la deidad había sufrido horas antes. Tras ese breve instante, continuo con su descenso a través de las escaleras escarbadas en la roca.

En el horizonte una delgada línea rosácea comenzaba a dibujarse, anunciando la llegada del día. Las tinieblas se desvanecían, permitiéndole ver su camino. Para cuando llegó a la entrada del bosque, el sol ya se asomaba entre las pocas nubes.

En ese momento una angustiante duda se presentó. ¿Hacia dónde debería dirigirse? Su lógica y sus esperanzas lo motivaban a encaminarse hacia Rodorio, pero ¿y si Agasha no había llegado aún a su casa? La sola idea le desgarraba el corazón. Sabía que cada segundo que pasaba era de vital importancia, pero la angustia no le dejaba tomar una decisión.

Suspiró pesadamente y corrió deseando con desesperación que su presentimiento fuera erróneo.

Perdón, ahora solo puedo derramar más lágrimas

Entonces ¿Dónde estás ahora?

Entonces ¿Dónde te has ido?

Abrazaré este dolor hasta que nos volvamos a encontrar

Solo hazme saber cómo sonríes

La garganta le ardía por la falta de aire, pero no se detuvo ni un segundo, continuó corriendo por la angosta vereda que atravesaba el espeso bosque. El trinar de las aves junto con el murmullo del río eran los únicos sonidos que rompían el absoluto silencio que reinaba en el ambiente.

Miraba detenidamente cada milímetro del camino, deseando con toda el alma no encontrar nada fuera de lo común.

Sus piernas titubeaban al correr, y en más de una ocasión de dio de bruces contra el suelo. La blanca camisa que usaba desde el día anterior ahora lucía arrugada y llena de barro. En el mismo estado estaba sus pantalones y sus botas. Pero Nathaniel no notaba nada de ello, una sola cosa llenaba sus pensamientos y esta era encontrar a Agasha.

¿Qué es la vida? Los recuerdos son como sueños

¿Qué es la vida? No voy a desaparecer, ya estoy aquí.

El camino se termino abruptamente frente al cause de un río, el cual lo obligó nuevamente a detenerse a meditar sus actos. Si sus temores eran ciertos, tenía que buscar lo más cerca posible del pie del peñasco, lo que significaba que debía cruzar el río. Decidió continuar escuchando su instinto. Esperaba que Isabella no mintiera al decirle que él poseía una percepción muy alta.

Con rapidez y cautela se comenzó a sumergir. Cuando las aguas alcanzaron el borde de sus botas sintió un pinchazo recorrer sus piernas. No se detuvo y continúo caminando hasta que sus pies dejaron de tocar el suelo, entonces con sus miembros entumecidos por el frío, nado hasta alcanzar la orilla opuesta.

El tiempo ha pasado ¿Hay algún sentido en eso?

Lo sé, aun así…

A su pesar, tuvo que tomarse unos segundos para recobrar el aliento. En cuanto pudo ponerse de pie continuo con su búsqueda. Cada segundo que pasaba sin encontrar rastro alguno de la joven, hacía que su nerviosismo incrementara.

Su mente le jugaba malas pasadas al crear escenarios adversos. Agasha pudo haberse resbalado al bajar, pudo haber tropezado en el filo del peñasco, algún animal salvaje pudo haberla atacado en las tinieblas de la noche. Estos pensamientos terminaron por acabar con su cordura y comenzó a gritar su nombre, con la vana esperanza de que ella lo escuchara.

- ¡Agasha! ¡Agasha! ¡¿Puedes escucharme?! -Sin embargo, la única respuesta que obtuvo fue el murmullo del río.

Fue entonces cuando sintió su mundo derrumbarse en un solo instante.

Perdón, ahora solo puedo derramar más lágrimas

Entonces ¿Dónde estás ahora?

Entonces ¿Dónde te has ido?

Abrazaré este dolor hasta que nos volvamos a encontrar

Solo hazme saber cómo sonríes.

Su mente se negaba a creer lo que sus ojos estaban viendo. A solo unos pasos de donde sus pies habían quedado clavados, bajo un gran árbol se encontraba inerte y sangrante el pequeño cuerpo de Agasha.

Aún con la negación golpeando sus sienes, se acercó hasta donde ella yacía. Su pequeño rostro estaba lleno de moretones y raspaduras. Un horrible camino de sangre nacía en la comisura de sus labios y de perdía bajo su mentón.

Su temblorosa mano rozó la amoratada mejilla, evocando una escena similar de hace ya muchos años. Una ola de racionalidad golpeo su mente, sacándolo de su estupor. Con temor se acercó a su pecho y escuchó detenidamente.

Disfrutaré de los paisajes de la vida

Hasta que llegue allí

Tú solo espera por mi

No podía perderla, no ahora que por fin era capaz de estar a su lado. No ahora que había vuelto por ella…

"Bom, bom, bom…"

El débil sonido le devolvió un poco de paz a su atribulada mente. Con una destreza increíble, se cercioro de que no hubiese ninguna contusión que impidiera moverla.

Sin perder más tiempo, la tomó entre sus brazos y deshizo el camino andado con mayor rapidez. De la misma manera se zambulló en las gélidas aguas aferrando el delgado cuerpo nadando lo más rápido que sus brazos le permitían avanzar. No sentía en lo absoluto el frío o el cansancio, su desesperación parecía haberle proveído de nuevas fuerzas.

A lo lejos, el campanario de la aldea comenzó con su llamado matutino, provocando que una bandada de aves levantará el vuelo. Los rayos del sol comenzaban a calentar su cuerpo a través de las telas húmedas. Apresuro aún más el paso.

-Tienes que estar bien, tienes que estar bien. No me puedes abandonar ahora que he sido capaz de volver junto a ti. -Repetía incesantemente mientras la llevaba en brazos. -Ahora que seré capaz de permanecer a tu lado, tal y como lo prometimos.

Perdón, ahora solo puedo derramar más lágrimas

Entonces ¿Dónde estás ahora?

Entonces ¿Dónde te has ido?

Abrazaré este dolor hasta que nos volvamos a encontrar

Solo hazme saber cómo sonríes

Un suspiro de alivio escapó de sus labios en el momento en que atravesó el gran arco de piedra que indicaba la entrada a la aldea. Agradeció a todos los dioses, existentes y por existir, el que las calles estuvieran aún vacías. De esa manera evitaría miradas curiosas.

La mañana anterior había entrado a Rodorio por el extremo opuesto, de modo que no podía ubicarse del todo bien. Tras un par de desvíos, ocasionados principalmente por la enorme construcción que se estaba realizando en la plaza principal, logró llegar a la casa de los Aricalteris. Dudó un par de segundos en llamar a la puerta, cuando está se abrió repentinamente. El tiempo pareció detenerse durante unos segundos en ese preciso momento.

Lysandro vio sus peores pesadillas hacerse realidad. Tuvo que ser sostenido por Leyla para no caer de rodillas al ver a aquel joven llevando en brazos a su pequeña niña inconsciente.

Rápidamente, Nathaniel le comentó todo lo sucedido al tiempo que entraba con Agasha a la casa. Mientras enviaban al pequeño mensajero de Leyla al Santuario a buscar el maletín del joven médico, comenzó a limpiar las heridas de la castaña.

De reojo veía a Lysandro, quien se encontraba al lado de la puerta de la pequeña habitación. En su rostro se leía la agonía que estaba sufriendo en ese momento.

-Discúlpeme padre por habernos reencontrado en esta situación, y perdón por no haber podido proteger a Agasha tal y como se lo prometí. -Dijo para sus adentros, al tiempo que esbozaba una pequeña sonrisa, en un intento por infundirle un poco de tranquilidad al hombre.

Siempre buscando respuestas inalcanzables,

Entonces, espera por mí,

Estaremos siempre juntos.

-Una fractura en la pierna derecha, una dislocación del hombro izquierdo, diversas contusiones en el torso, brazos y piernas. -Una vez que terminó de atender todas y cada una de las heridas de la joven, Nathaniel bajo al primer piso a tomar una taza de té mientras Leyla se encargaba de cambiar a la herida.

-Pero nada de eso pone en riesgo su vida, ¿Verdad doctor? -Lysandro preguntó mientras retiraba una olla del fuego.

-No, claro que no. Hay que agradecer a los dioses que el árbol haya detenido su caída. -Un solo suspiro fue la respuesta.

Leyla entró en la cocina donde se encontraban los dos hombres.

-Tiene un poco de fiebre, pero supongo que es normal. -El médico asintió. -Sabrán los dioses desde qué horas ha estado ahí. Niña imprudente… Doctor usted también debe cambiarse, ha estado todo este tiempo con sus ropas húmedas.

-Estoy bien, no se preocupe. Además, me he dejado mi equipaje en la posada, más tarde iré a cambiarme.

-No, claro que no. Lo menos que necesitamos ahora es que usted se resfrié. Con gusto yo le proporcionaré ropa, le vendrá un poco chica, pero será mejor a que siga con esas ropas mojadas. -El padre de la joven hizo ademán de dirigirse hacia su habitación, pero fue detenido por la joven peliplata.

-No es necesario Lysandro. Yo le he traído una muda. -Leila le extendió un par de prendas perfectamente dobladas. -Están limpias, solamente han estado guardadas por… mucho tiempo.

-En verdad, agradezco mucho su amabilidad…

-No, al contrario, esto es lo mínimo que podemos hacer por usted. Entonces por favor, siéntase con toda la confianza y pase a tomar un baño caliente. El agua ya está lista.

Siempre buscando respuestas inalcanzables,

Entonces, espera por mí,

Estaremos siempre juntos.

Tras haberse duchado y cambiado de ropa, Nathaniel había tomado lugar al lado de Agasha. Con gran dedicación y esmero humedecía cada tanto el paño que reposaba sobre la frente de la joven. Revisaba minuciosamente su acompasado respirar.

-No tienes ni idea lo mucho que temí perderte. Sabes que eres lo más importante para mí ¿Verdad?

Suavemente retiró los mechones de pelo húmedos que se pegaban a la blanca piel de la joven.

-Has crecido mucho. Aún recuerdo cuando eras una niña pequeña que corría entre las flores. Desde siempre te han gustado. ¿Las rosas siguen siendo tus favoritas? Apuesto que sí…

El dorso de su mano acarició suavemente su mejilla.

-Eres lo más importante que tengo, Agasha. Y por eso nunca nadie podrá alejarme de ti. No importa lo que suceda, yo siempre volveré. Por eso, espera por mi…

Con cuidado se acercó a su rostro y depositó un beso sobre la mejilla de la joven.

Todas las noches, por siempre te extrañaré.

Hasta mi último día.


Waaaaaaaaaaaaaaaaaaa *huye de la avalancha de tomates*

Ya sé, ya sé. No tengo perdón por haberme desaparecido tanto tiempo. Y la verdad es que no tengo una razón válida. Simplemente me adentre en otras cosas y me absorbieron por completo.

Como podrán haber notado, le he cambiado el nombre al fic, ¿por qué? No hay un porqué, okno… La verdad es que tuve problemas con Inspiración-chan, la muy ingrata me abandonó. Entonces estaba yo bien quitada de la pena perdiendo tiempo en internet, y me encontré con una hermosa canción que lleva este mismo nombre, la escuché y ¡BUM! Y es por eso que ahora el fic se llama así.

También debo de explicarles el capítulo de hoy, la verdad es que ya tengo escrito los próximos dos, pero sentía que algo faltaba. Entonces en mi euforia por la canción, me puse a a escribir esto, que vendría a ser algo así como el 3.2… Es un pequeña vista a los pensamientos de nuestro misterioso doctor. Y sí, lo que está en cursiva, es la letra de la canción. ¿Pega con sus sentimientos?

Además, les he dado pequeñas pistas sobre la identidad de Nathaniel. Me gustaría mucho leer sus teorías, quién quite y le atinan al asunto.

Hmmm, creo que estos serian todos los avisos dominicales. No me queda más que agradecerles su apoyo y pedirles disculpas por la tardanza.

Los amo con todo mi corazón…

Nos estamos leyendo pronto.

Ezarelle fuera.

P. D: Sí gustan oír la canción, lo cual recomiendo ampliamente, vayan al canal de Henecia Music, ahí se encuentra el MV del tema, el cual por cierto es hermoso...