Los personajes de Ghame of Thrones no me pertenecen.

Comenzaré a escribir esta historia, debido a que esta pareja se convirtió en mi favorita, me inspira su historia, un amor tan grande que desafió todas las advercidades, independientemente de su trágico final, sin más que hablar, espero les guste esta historia tanto como a mi me ha gustado comenzar a escribirla.

Lyanna Stark no era como las demás mujeres de su época, no era aficionada a bordar así como tampoco lo era a las demás actividades que una mujer de su edad debía realizar, en cambio ella prefería montar a caballo y dominaba a la perfección el arte de la espada, sin embargo era poseedora de una belleza que cautivaba a cualquier hombre que la observaba, tenía tres hermanos Brandon, Eddard y Benjen Stark, era hija de Lord Rickard Stark y todos se dirigían hacia el torneo de Harrenhal, lugar donde se encontrarían los grandes señores de todos los lugares de los 7 reinos, e incluso estaría allí el propio rey Aerys, o como le decían el rey loco, Lyanna muy al pesar de su padre no viajaba como todas las demás mujeres dentro de un carruaje escoltado por hombres sino que viajaba a caballo al lado de sus hermanos, admirando el paisaje y disfrutando del viaje, sin embargo había solo algo que arruinaba su felicidad, no viajaban solos sino que con ellos viajaba también, Robert Baratheon su prometido, Rickard Stark había prometido a su hija con el Lord de Bastíon de Tormentas luego de que este se declarara totalmente enamorado de Lyanna y también porque era una unión bastante provechosa para ambas casas, Robert viajaba al lado de Lyanna maravillado con su belleza, Lyanna tenía largos cabellos castaños y unos hermosos ojos grises, piel pálida y una hermosa figura, Robert creía que no había mujer más hermosa en todos los 7 reinos.

Cuando llegaron se dirigieron hacia sus habitaciones, Lyanna tenia una habitación apartada de todos los demás, lo que le daba cierta privacidad lo cual la hacía muy feliz, porque podía recorrer el lugar a voluntad sin que sus hermanos la estuvieran vigilando o Robert la estuviera cortejando cada vez que tenía la oportunidad, no le agradaba la forma en que la miraba Robert, su mirada siempre se dirigía hacia su cuerpo, temía el día que estuvieran casados, le daba asco el solo pensarlo, pero no tenía elección el compromiso ya estaba pactado y una vez que la fecha estuviera fijada ella debería ser la señora de Bastion de tormentas. Ese día Lyanna se decidió a salir a recorrer el lugar, su padre le había dicho que era libre de recorrer sin alejarse y que debía comportarse como una dama.

Caminaba pausadamente por un hermoso lago, mirando maravillada el paisaje, en el norte casi no había lagos que no estuviesen congelados, estos sin embargo estaban rodeados de verdes praderas y las aguas eran cristalinas, se podía ver una infinidad de rocas de todos los colores al interior del lago, pero cuando ella se acercó un poco más a la orilla pudo ver como unos metros más ayá unos jovenes golpeaban de forma brutal a un chico no mucho menor que ellos, eran tres contra uno y solo podía ver que el muchacho estaba muy herido, corrió hacia la tienda más cercana y tomó la primera espada que encontró en su camino.

- Dejadlo ahora mismo- dio seriamente apuntando con su espada a los tres hombres frente a ella.

- ¿Por qué deberíamos hacerlo?- se burló uno de ellos- ¿Tú nos detendrás?

- Exactamente- dijo Lyanna poniéndose en guardia.

- No lo creo- se rió uno de ellos mientras pateaba al muchacho en el suelo- cuando terminemos con él, nos entretendremos mucho contigo

Entre los tres se lanzaron a atacar a Lyanna pero ella los esquivaba fácilmente, de pronto los hombres se dieron cuenta de que no podían vencerla y huyeron aterrados, ella inmediatamente soltó la espada y corrió a ayudar al hombre que la miraba impresionado.

- ¿Cuál es tu nombre? ¿Por qué te atacaban aquellos hombres?- preguntó Lyanna

- Howland Reed, mi señora – dijo él mientras con dificultad se ponía de pie- eso ha sido impresionante, ¿cuál es su nombre mi señora?- preguntó mirandola embelesado.

- Lyanna Stark, de Invernalia- dijo ella mientras examinaba las heridas del muchacho.

- Gracias por salvarme mi señora- dijo el nuevamente mirándola con respeto

- Ven, debemos atender tus heridas- dijo ayudandolo a caminar

- No quiero importunaros mi señora- dijo Howland

- Nada de eso, estas muy herido y debes ser atendido- dijo caminando sin escuchar las protestas- y solamente dime Lyanna.

- G-gracias, Lyanna- dijo Howland al momento que sonreía por la amabilidad y destreza de una de las mujeres hija de uno de los señores más importantes de los 7 reinos.

Lyanna llegó con el muchacho al lugar donde alojaba junto a su familia, lo llevó hacia uno de los salones y corrió a buscar algo con que curarlo, limpió las heridas de Howland mientras que este le miraba sonrojado, nadie nunca había sido tan amable con él, en eso llegó Eddard junto con Brandon y miraron confundidos la escena.

- Lyanna- dijo Brandon seriamente- ¿Quién es él?

- Howland Reed hermano- dijo mientras seguía curando las heridas del hombre- unos escuderos estaban golpeándolo a las orillas de lago, he tenido que ayudarlo.

- ¿Te enfrentaste sola a ellos?- casi gritó Brandon- ¿Lyanna estás bien?- preguntó preocupado

- Perfectamente- dijo ella sonriendo ante la actitud sobre protectora de su hermanos

- Has hecho bien en ayudarlo hermana- dijo Brandon observando el estado en que había quedado el muchacho.

Luego de que Lyanna terminara de curarlo, estuvieron conversando por largas horas en el salón.

- Ven ya es hora de que nos acompañes a la fiesta de esta noche- dijo Lyanna sonriendo

- ¿Qué?- preguntó sorprendido- No mi señora no me corresponde ir- dijo disculpándose

- Tonterías- dijo Brandon con una sonrisa- irás con nosotros y es mi última palabra

- esta bien- dijo avergonzado..

Todos juntos se dirigieron hacia el lugar donde se llevaría a cabo la fiesta, y cuando Lyanna creía que todo iba bien, recordó que no irían solos sino que su prometido también iría con ellos.

Cuando Robert se reunió con ellos miro con desconfianza al chico desconocido que estaba junto a su Lyanna, pero Eddard se apresuró a comentarle lo ocurrido.

- Lyanna, amada mia ¿No te han hecho daño?- preguntó preocupado

- No Robert, me encuentro completamente bien- dijo mientras tomaba la mano de su hermano Benjen y se dirigía rumbo a la fiesta, Brandon solo sonreía por la actitud de su hermana, y Howland solo podía pensar en lo afortunado que era Robert Baratheon al estar comprometido con la mujer más hermosa y valiente que había conocido.

Cuando la fiesta comenzó todos comieron y bebieron juntos, Howland y Eddard rápidamente se hicieron amigos, Lyanna solo podía sonreír ante la alegría de todos, le gustaba ver a sus hermanos felices e intentaba ignorar a Robert, de pronto todos los presentes guardaron silencio y miraron hacia el centro del gran salón, allí se encontraba el hombre más hermoso que Lyanna jamás había visto, se trataba ni más ni menos que de él príncipe Rhaegar Targaryen, heredero al trono de hierro, comenzó a cantar una hermosa canción, su voz llenaba todo el salón, y entonces Lyanna se perdió en la tristeza de su voz, en la cautivadora melodía que salía de sus labios, sin darse cuenta una lágrima cayó de su mejilla.

- Mirad- gritó Benjen a sus hermanos- Lyanna esta llorando- rió sin darse cuenta que la habían escuchado por todo el salón e incluido el príncipe la había observado, acongojada por la vergüenza y el enojo hacia Benjen tomó su copa de vino y la vació completamente sobre los cabellos de Benjen, los que la vieron no pudieron evitar reír, incluso el príncipe que sin que nadie se diera cuenta la estaba observando no pudo evitar sonreír ante la acción, Eddard casi no podía aguantar la risa e incluso Brandon se reía de su hermano, tal fue la vergüenza que Benjen se quedó en silencio durante todo el resto de la celebración.

Sin embargo no todo fue diversión porque a medida que el tiempo transcurría y el alcohol abundaba, Lyanna pudo darse cuenta de que su prometido estaba totalmente borracho aún así la sacó a bailar, ella solo pudo aceptar, después de todo era su prometido.

- Lyanna, luces hermosa esta noche- susurró a su oído Robert

- Gracias- dijo ella tajante

- ¿Por qué me rechazas Lyanna?- preguntó Robert apegándola hacia su cuerpo

- Aún no estamos casados Robert- dijo ella alejándose un poco

- Pero pronto lo estaremos- sonrió él- y por fin te haré mía

- Vete al infierno Robert- grito ella conteniéndose de no abofetearlo, sin duda el alcohol había afectado a Robert y era mucho más atrevido de lo que normalmente sería, corrió hacia donde estaba su hermano Eddard el cuál miraba tímidamente a una muchacha del lugar, sin embargo abrazó a su hermana en cuanto ella fue hacia él.

- Robert es un buen hombre- dijo tratando de hablar en favor de su amigo

- No sabes lo que dices- dijo Lyanna con recelo

- El te ama- dijo Eddard mientras acariciaba el cabello de su hermana.

- No lo creo- dijo Lyanna y pudo ver como su hermano conseguía que la hermosa mujer que Eddard mirara bailara con él, no sin que antes Ned lo fulminará con la mirada.

Siguió observando sentada mientras todos incluso su padre se divertían y charlaban, hasta que vio como en un rincón apartado del salón su prometido besaba apasionadamente a una muchacha mientras que sus manos hurgaban entre sus pechos, casi vomito con la visión, él no tenía respeto por su compromiso, no le importaba que alguien los viera y su vista se nublo de lágrimas cuando vio que otra mujer se unía a la pareja y él le manoseaba descaradamente el trasero, no podía creer que ese era su prometido, él que decía amarla, ella no quería casarse con un hombre tan asqueroso como aquel, no entendía como nadie se daba cuenta de la clase de hombre que era.

Con lágrimas en los ojos maldijo su destino, y abandonó corriendo el gran salón, no le importaba si alguien la veía llorar, solo quería estar lejos, no le importaba cuanto.

Corrió por la orilla del lago hasta alejarse demasiado del lugar, cayó de rodillas al suelo mientras las lágrimas caían desesperadas de sus ojos, no se dio cuenta cuando un hombre la tomaba de los cabellos y otro la miraba de forma pervertida, quiso defenderse pero no le dieron oportunidad, uno de ellos la golpeo en la cabeza dejándola aturdida en el suelo, de pronto sintió que un hombre salía de entre las sombras y desafiaba a los dos hombres, estos intentaron derrotarle, pero les fue imposible por lo que bastante heridos y cada uno con un corte sangrante en su rostro huyeron despavoridos del lugar, el hombre se acercó a una semi-inconsciente Lyanna, y esta solo pudo susurrar gracias mientras trataba de recobrar la consciencia.

El hombre la cargó en sus brazos como si fuera una pluma y la llevó un poco más cerca de la orilla de lago, con cuidado mojo el rostro de la joven haciendo que esta recobrara totalmente la conciencia, a medida que los ojos de Lyanna se abrían, pudo ver un par de ojos lila mirándola fijamente, miró sus largos cabellos blancos y lo reconoció casi al instante.

- S-su majestad- dijo incorporándose lentamente mientras hacia ademán de ponerse de rodillas- M-muchas gracias por salvarme- dijo totalmente avergonzada, no podía creer que el mismísimo principe Rhaegar la había salvado de aquellos hombres.

- No me agradezcáis mi señora- dijo el príncipe sonriendo, y Lyanna se dio cuenta que jamás había visto una sonrisa tan hermosa- ¿Puedo preguntar que hacías corriendo y llorando tan lejos a la mitad de la celebración? - preguntó curioso mientras con su pulgar secaba el rastro de una lágrima en el rostro de Lyanna.

- Y-o , no es por nada su majestad- respondió nerviosa cuando sintió el contacto.

- Te he seguido desde que saliste del salón- dijo Rhaegar mirándola preocupado- estamos a mucha distancia de allí.

- ¿Por qué me has seguido su majestad?- preguntó impresionada- imploro me perdone si he hecho algo malo o le he ofendido al abandonar así el lugar- dijo pensando que sin duda se había metido en un problema.

- Para nada- sonrió Rhaegar mirándola directamente a los ojos- te he visto llorar por mi canción, y quise preguntarte el porque, pero de pronto cuando iba a acercarme vi que tus ojos se cubrían de lágrimas y salías corriendo- dijo haciéndola sonrojarse- la noche es muy peligrosa sobre todo después de una fiesta cargada de alcohol, por lo que te seguí

- Gracias su majestad- volvió a repetir Lyanna- lloré con su canción porque jamás había escuchado algo tan hermoso- admitió mirando hacia el lago- de donde vengo la música casi no existe

- ¿Puedo preguntar de donde provienes mi señora?- preguntó Rhaegar curioso- Y por supuesto ¿cuál es tu nombre?

- Lyanna Stark de Invernalia- dijo ella nuevamente sonrojada

- He escuchado muchas historias sobre ti mi señora - dijo el principe con una sonrisa- debo admitir que lo que se decía sobre tu belleza era totalmente cierto.

Lyanna no pudo responder, jamás pensó recibir un halago tan grande de nada menos que el heredero al trono de hierro.

- Entonces mi señora ¿Puedo saber porque llorabais? - preguntó Rhaegar

- Por miedo al futuro su majestad- confesó Lyanna confundida ante la confianza que le inspiraba el principe, ni siquiera con sus hermanos se había sentido así- Miedo a tomar mi deber como mujer.

- Me temo que no te entiendo mi señora- dijo Rhaegar confundido

- En unos meses más deberé casarme con Lord Roberth Baratheon- confesó con pesar, el rostro de Rhaegar cambio a uno de total seriedad, él conocía a ese hombre, lo había visto en la fiesta con aquellas mujeres, y cuando Lyanna salió lo había visto entrar a una tienda en compañía de las mismas mujeres solo que con menos ropa, apenas podía creer que una mujer tan bella como Lyanna estuviera comprometida con un cerdo como ese.

- Ya veo, llorabais porque le amas y te ha dolido su traición de esta noche- más admitió que preguntó Rhaegar.

- Así que lo ha visto- dijo ella avergonzada por las acciones de su prometido- pero se equivoca no lloraba porque lo amaba, sino porque me aterra verme casada en un futuro con un hombre tan despreciable como él.

- Un matrimonio arreglado por lo que veo- dijo Rhaegar mirándola fijamente- con el tiempo logras ser en teoria feliz- dijo el mirando hacia el lago- más sin embargo un matrimonio arreglado jamás es recomendable-

- Perdone mi atrevimiento, pero, ¿Por qué dice eso su majestad?- preguntó Lyanna confundida, todos pensaban que Rhaegar amaba a Elia su esposa, con la que tenía dos hijos

- Mi matrimonio también fue arreglado, más sin embargo no es como todos lo imaginan- confesó el príncipe- Elia no me ama y yo tampoco a ella, creo que en secreto ella siempre ha amado a Jaime Lannister, pero Tywin Lannister no permitió su matrimonio.

- No puedo creerlo- dijo Lyanna sorprendida- yo, lo lamento su majestad

- Es lo que sucede en los matrimonios arreglados- dijo él mirándola con tristeza- te comprendo a la perfección, deberías hablar con tu padre y tus hermanos sobre el comportamiento de Robert, no puede ir por ahí deshonrandote a ti y a tu familia- dijo Rhaegar sintiendo como en su pecho una emoción cercana a la rabia lo invadía, el generalmente era tranquilo y pacífico pero el saber que la hermosa Lyanna sufría por un hombre como Robert le hacía sentir ganas de matarlo.

- Mi padre jamás comprendería, Robert y mi familia son amigos desde hace años- dijo Lyanna con pesar- ellos creen que es lo mejor para mí, porque el confesó que me amaba, aunque se que yo jamás lograré amarlo.

- Lamento mucho tu situación mi señora- dijo el príncipe tomando su mano para reconfortarla- una mujer tan hermosa como tú no merece tanto sufrimiento

- Por favor su majestad, solo llameme Lyanna- dijo ella con respeto

- Entonces te pediré que tu solo me digas Rhaegar- pidió él con una sonrisa para darle confianza

- No, jamás podría su majestad- dijo ella nerviosa- es mi deber hablaros con respeto, mi padre me mataría si supiera que no he sido respetuosa con los miembros de la familia real.

- Jamás me ha gustado mi titulo- dijo él riendo- por favor solo dime Rhaegar, Lyanna- pidió él y ella no pudo más que aceptar la confianza que él príncipe depositaba en ella.

- D-e acuerdo, Rhaegar- sonrió Lyanna

Continuaron conversando por largos minutos hasta que decidieron que era hora de regresar, tras una larga caminata llegaron de vuelta al lugar en donde la fiesta seguía celebrándose, Rhaegar escoltó a Lyanna hasta donde se alojaba, pero sin decir nada tomó otra ruta para dirigirse hacia allá, porque recordó la tienda donde Robert había entrado junto a esas dos mujeres y no quería que Lyanna viera aquello, si podía protegerla aunque fuera de una decepción, él lo haría, cuando llegaron al lugar Rhaegar tomó las manos de Lyanna y depositó un suave beso en ellas a lo que la muchacha se sonrojó.

- Fue un placer conocerte, Lyanna- dijo el príncipe soltando su mano.

- Él placer fue todo mio, su majes- digo Rhaegar- sonrió Lyanna y entró rumbo a su habitación.

Cuando hubo estado en su habitación se tumbo en su cama y sonrió mirando al techo, apenas creía lo que había pasado, su corazón latía con una felicidad que nunca antes había sentido, cerró los ojos y soñó, con el hermoso príncipe Rhaegar, su voz, su valentía, su belleza, fue el sueño más pacífico que había tenido en años, alejado de las pesadillas que solía tener con Robert.

Por otro lado el príncipe Rhaegar se dirigió rumbo a la habitación que estaba al lado de su esposa Elia, no dormían juntos pero nadie sabía aquello salvó los guardias más cercanos, ni siquiera su padre lo sabía, solo pocas veces en su matrimonio habían dormido juntos y fue cuando concibieron a sus dos hijos, Rhaenys y Aegon, pero luego de un tiempo ninguno toleraba la idea de dormir juntos, no se amaban y solo podían verse como buenos amigos.

- ¿La hermosa doncella lobo?- preguntó una voz femenina bastante conocida

- No es lo que crees, Elia- sonrió Rhaegar

- Te he conocido por muchas lunas esposo mio- enfatizo la frase con una sonrisa divertida- es una hermosa mujer, prometida también.

- Que descanses Elia- dijo Rhaegar mientras su sonrisa desaparecía ante la mención del compromiso de Lyanna- Tened dulces sueños con Jaime Lannister- dijo mientras cerraba la puerta de su habitación sintiendo el gruñido que soltó su esposa ante la mención del joven Lannister.

Y Así la noche terminaba, con un Robert Baratheon en la cama con dos hermosas mujeres, un Rickard Stark buscando el paradero de todos sus hijos varones que estaban por ahí con varias copas demás, una Lyanna Stark completamente dormida soñando con Rhaegar, y con el mismo Rhaegar sonriendo junto a su ventana, mientras deseaba con todas sus fuerzas volver a hablar con la doncella lobo, que sin proponérselo se había calado en su mente.

Espero sus comentarios, y también sus ideas de como les gustaría que se desarrollara esta historia, saludos y muchas gracias por leer.