CAPITULO 1

PORTADA A CARGO DE LA TALENTOSA MONSERRAT VIDAL, BETA Y AMIGA, GRACIAS.

...

Desesperación…

La ahoga lentamente, sin saber que hacer o donde buscar.

Hermione observaba a Harry viendo a la nada, acostado en su cama, en la tienda de campaña en medio del bosque, observaba tratando de pensar cómo lograr dar con el siguiente Horrocrux, pero sin éxito alguno, ella veía su libro, herencia de Dumbledore, lo cual le parecía insignificante.

Había leído ese libro de adelante para atrás y aun no comprendía porque él lo había hecho, sabía que Dumbledore algún plan debió tener, pero la desesperación se apoderaba de ella cada día.

Ron decidió rendirse después de unas semanas y no lo culpaba, bueno, quizá un poco, se daba cuenta que la situación no era favorecedora, pero no debía rendirse tan pronto, debían encontrar la solución, no huir del problema.

Vio a Harry darse la vuelta, dándole la espalda y por fin roncar.

Ese tiempo lo aprovecho para sacar otro libro que le gustaba explorar, "giratiempos y sus misterios", desde hace años había investigado ese libro y aun le parecía un misterio cada línea, como el hecho de que se había experimentado viajar más allá de un día y sin lograrlo y otros que si lo habían logrado, no revelaron la modificación que se le hizo, pero sabía que solo un mago, había logrado descubrir la falla de solo viajar unos minutos.

Su maestro en pociones y defensa contra las artes oscuras, el Profesor Snape, aunque no le gustara admitirlo por el hecho de que era un Mortífago, debía admitir que era un gran mago, inteligente, conocedor y sabio.

Pero también un poco vanidoso y, la investigación sobre ese artefacto, estaba segura que la había conservado, así que días después de la caída de Hogwarts, ella había ido a buscar a su despacho dicha investigación.

Sin éxito alguno, los primeros días, pero por fin, lo había encontrado, ahora se encontraba con él, había leído todo el artículo, maravillándose de la mente astuta de su profesor, logrando analizar cada error que tenía el giratiempo.

Hermione examinaba el suyo y se dio cuenta de la pieza que señalaba su profesor, las manijas y el reloj de arena había que coordinarlo en el momento exacto y continuarlo girando hasta que se llegue a la época esperada, pero hacia una aclaración.

"El giratiempo, no es un juguete, es un artefacto muy delicado, el cual merece tratarse con compostura e inteligencia, debe de ser delicado y con el paso del tiempo que uno retrocede, el giratiempo se vuelve más delicado, siendo tan frágil como la delicadeza de una poción y, si lo que uno quiere es cambiar el tiempo, eso es imposible, el pasado mientras más marcado este, se vuelve más imposible de cambiar, pero se puede aprender mucho de él"

Hermione leía esa línea con ímpetu, el pasado no se puede cambiar, pero se podría intentar, tenía algo en mente, pero para ello, debía practicar primero, guardo sus notas y se acomodó en su cama, mañana comenzaría otra clase de lección para ella.

A la mañana siguiente, Hermione se apartó un poco, con el pretexto de buscar comida, pero también con la intención de practicar el experimento del giratiempo, por un lado era fácil retroceder para después volver a su mismo origen, pero en caso de que pudiera retroceder, ¿Cómo hacer para volver a su origen? Saco las demás notas de su profesor y le costó trabajo conseguir su respuesta.

"Si el éxito de regresar se ha realizado, lo cual es una falta de intelecto, lo complicado será volver a su presente, pero a pesar de ser complicado, no es imposible"

Hermione leía maravillada de la mente tan ágil de su profesor, ahí decía que era el mismo procedimiento como para retroceder, pero puesto que el giratiempo era para retroceder y no para adelantar, era violar su función por lo que el giratiempo no te lo permitía tan fácil, se debía conocer por completo su estructura para saber la manera correcta de manejarlo.

Hermione respiró profundo y, retrocedió en el tiempo, poco a poco, para saber coordinar el reloj de arena, logrando éxito en sus primeros intentos, pero debía, sabía que debía retroceder más.

Días pasaron y Hermione aprendió a controlar y calcular las vueltas del reloj de arena y, lo confirmó al retroceder unos cuantos días y confirmó lo que su profesor decía, el giratiempo era delicado para adelantar, se adelantaba mucho, logrando ver el anochecer cuando sólo había partido en la mañana, aun necesitaba mucha práctica.

Una noche, Hermione leía su libro herencia de Dumbledore, aunque sabía que podía controlar el giratiempo, no debía confiarse y debía concentrarse triunfar en el presente, en vez de querer cambiar el pasado.

Pero salió de sus pensamientos al escuchar a Harry llamarla.

-. ¿Hermione? -.

-. ¿Mmmm? -.

-. He estado pensando. Quiero… quiero ir al Valle de Godric -. Hermione lo miró, podía comprender su curiosidad por el lugar donde sus padres crecieron, pero nada los ligaba a ir allí, que pudieron relacionarse con algún Horrocrux.

-. No lo sé Harry -. Respondió dudosa.

-. Sé que no confías en que hay una razón, pero te puedo asegurar que podemos encontrar algo allá -.

-. Sé que te desesperas Harry, quieres ir a donde crecieron tus padres, pero no encontraremos nada relevante -. Harry con voz desolada le contestó.

-. Por favor Hermione confía en mí -. Hermione suspiró cansada, aunque sabía que no lograrían nada, decidió darle gusto, tal vez era posible que si encontraran algo.

A la mañana siguiente, se prepararon y decidieron partir ya casi al anochecer, Hermione a pesar de apoyar a Harry en ir a cumplir un sueño de él, también pensaba en el giratiempo, tenía claro lo que quería hacer y no estaba dispuesta a pensarlo ni razonarlo, pero estaba claro, que necesita mucha practica todavía.

Se tomaron de la mano y pensaron en su destino, en un abrir y cerrar de ojos, se encontraban en un camino nevado bajo un cielo azul oscuro, en el que las primeras estrellas de la noche empezaban a brillar débilmente.

Había chalets a ambos lados del angosto camino, con decoraciones navideñas parpadeando en las ventanas.

A poca distancia de ellos, el brillo de algunos faroles dorados indicaba el centro del pueblo.

Caminaron lentamente hasta que dieron con una pequeña vereda por donde caminaban se curvó a la izquierda hacia el corazón del pueblo, en donde apareció una pequeña plaza.

Acordonado en todo su alrededor con luces de colores, había lo que parecía como un monumento en su centro, en parte oscurecido por la sombra de un árbol de Navidad.

Había algunas tiendas, una oficina de correos, un bar y, una pequeña iglesia cuyas vidrieras de colores lanzaban un resplandeciente brillo a través de la plaza.

Aquí la nieve tenía otro efecto: Era dura y resbaladiza, como si la gente la hubiera estado pisoteando todo el día.

Se cruzaron con algunos habitantes, sus figuras débilmente iluminadas por los faroles.

Escucharon algunas risas y música pop en un momento en que la puerta del bar se abrió y se cerró; después escucharon el principio de un villancico dentro de la pequeña iglesia.

-. ¡Harry, creo que es Nochebuena! -. Dijo Hermione.

-. ¿Si? -. Contesto Harry.

-. Estoy segura de que sí -. Dijo Hermione, con los ojos fijos en la iglesia. -. Ellos… estarán dentro, ¿Verdad? Tu padre y tu madre. Puedo ver el cementerio detrás -. Harry sintió un estremecimiento más allá de la emoción, más parecido al miedo.

Al cruzar la plaza, se pararon en seco.

-. ¡Harry, mira! -. Estaba apuntando a donde antes estaba un monumento a los caídos.

Era extraño verse representado a sí mismo en la piedra, un bebé feliz sin ninguna cicatriz en la frente…

-. Vamos -. Dijo Harry, cuando hubo visto suficiente y, se dieron la vuelta rumbo a la iglesia.

Hermione la empujó lo más silenciosamente que pudo y entraron.

Sosteniendo firmemente su varita con la mano metida en el bolsillo, Harry se aproximó a la tumba más cercana.

-. ¡Mira esto, es un Abbot, puede ser algún pariente lejano de Hannah! -.

-. Baja el volumen de tu voz -. Le rogó Hermione.

Caminaron más dentro del cementerio, dejando huellas oscuras en la nieve detrás de ellos, parándose a mirar de cerca las palabras sobre las viejas tumbas, cada vez escudriñando en la oscuridad para asegurarse de que estaban completamente solos.

-. ¡Aquí, Harry! -. Hermione estaba dos hileras de tumbas más allá; Harry tuvo que caminar de vuelta hacia ella, su corazón saliéndosele del pecho.

-. ¿Es…? -.

-. No, ¡Pero mira! -. Apuntó a la piedra oscura. -. ¿Estás seguro de que nunca mencionó…? -. Comenzó Hermione.

-. No -. Dijo Harry en tono cortante. -. Sigamos buscando -. Y se alejó, deseando no haber visto la tumba: No quería que su entusiasmo se empañara con resentimiento.

-. ¡Aquí! -. Gritó Hermione otra vez un momento después, en una parte fuera de la oscuridad. -. ¡Ah no, perdón! Pensé que decía Potter -. Estaba frotando una piedra desmoronada y musgosa, mirándola, frunciendo un poco el ceño. -. Harry, vuelve un momento -. Harry no tenía ganas de abrirse camino sobre la nieve de nuevo y, de mala gana volvió hacia ella.

-. ¿Qué? -.

-. ¡Mira esto! -. La tumba era extremadamente vieja, tan maltratada por el paso del tiempo que Harry difícilmente podía leer un nombre en ella. Hermione le mostró el símbolo debajo de él. -. Harry, esa es la marca del libro -. Miró fijamente el lugar que le indicaba: La piedra estaba tan desgastada que era difícil saber lo que estaba tallado ahí, aunque parecía ser una marca triangular debajo del nombre ilegible.

-. Sí… puede ser… -. Hermione encendió su varita y la apuntó al nombre en la piedra.

-. Dice Ig- Ignotus, creo… -.

-. Voy a seguir buscando a mis padres, ¿Está bien? -. Le dijo Harry, en un tono levemente cortante y, se alejó, dejándola encogida a un lado de la vieja tumba.

Entonces la voz de Hermione resonó en la oscuridad por tercera vez, clara y definida desde unos metros más allá.

-. Harry, están aquí… justo aquí -. Y él supo, por su tono, que esta vez eran sus padres.

Se encaminó hacia ella, sintiendo como si algo muy pesado le oprimiera el pecho, la misma sensación que había tenido justo después de que Dumbledore hubiera muerto, una aflicción que pesaba sobre su corazón y sus pulmones.

-. El último enemigo que debe ser destruido es la muerte… -. Un pensamiento terrible vino a él, acompañado de un poco de pánico. -. ¿No es una idea de Mortífago? ¿Por qué está ahí? -.

-. No significa derrotar a la muerte en la manera en que lo ven los Mortífagos, Harry -. Dijo Hermione, con voz gentil. -. Significa… no sé… vivir más allá de la muerte. Vivir después de la muerte -. Pero ellos no vivían, como Harry: Se habían ido.

Hermione le había tomado la mano nuevamente, apretándola fuertemente.

Hermione levantó su varita, hizo un círculo en el aire y, una guirnalda de rosas navideñas floreció frente a ellos.

Harry puso su brazo alrededor de los hombros de Hermione y, ella puso el suyo alrededor de su cintura y, se volvieron en silencio alejándose a través de la nieve, pasando frente a la tumba de la madre y la hermana de Dumbledore, de regreso hacia la oscura iglesia y la ahora oculta verja.

-. Harry, alto -.

-. ¿Qué pasa? -. Acababan de alcanzar la tumba del desconocido Abbott.

-. Hay alguien allí. Alguien vigilándonos, puedo sentirlo. Allí junto a los arbustos -. Se quedaron totalmente inmóviles, aferrados el uno al otro, mirando fijamente al negro y denso límite del cementerio.

-. ¿Estás segura? -.

-. He visto algo moverse, podría jurar que lo he visto... -. Se separó de él para tener libre el brazo de la varita.

-. Parecemos muggles -. Señaló Harry.

-. ¡Muggles que han estado poniendo flores en la tumba de tus padres! ¡Harry, estoy segura de que hay alguien por allí! -. Harry pensó que según Historia de la Magia, el cementerio se suponía que estaba embrujado: ¿Y si...?

Pero entonces oyó un susurro y vio un poco de nieve arremolinarse en el arbusto que Hermione había estado señalando.

-. Es un gato -. Dijo Harry, al cabo de un segundo o dos. -. O un pájaro. Si fuese un Mortífago ya estaríamos muertos a estas alturas. Pero salgamos de aquí y, podremos volver a ponernos la Capa -. Miraron hacia atrás varias veces mientras se abrían paso fuera del cementerio.

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