Capítulo 10. Primera línea de defensa.

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Ariana sintió como todo su cuerpo temblaba al ponerse de pie, adolorida y completamente desorientada se acercó hasta la puerta y la abrió un poco, pudo ver cómo las personas corrían de un lado a otro, el bullicio hiso que su miedo creciera.

— Tengo que escapar — susurraba.

Busco por toda la habitación y de un viejo cofre de madera saco una falda larga y holgada de color marrón que le llegaba a los tobillos, se la puso sobré la enorme camisa amarillenta que llevaba, también encontró una capucha de lana negra qué le cubría hasta las pantorrillas.

Con movimientos torpes terminó de vestirse y una vez lista asomó su cabeza por la puerta, la estancia estaba casi vacía, sus piernas temblaban pero eso no le impidió escabullirse sin ser vista y mezclarse entre la multitud que abarrotada la plaza frente al gran salón, las personas apenas y la notaban, descalza y con frío Ariana corría alejándose del pueblo, un potente rugido la hiso pararse en seco, volteo la cabeza muy lentamente y en medio del cielo nocturno pudo observar a una decena de figuras que sobrevolaban en el firmamento, un gemido ahogado salió de su boca.

— No, no puede ser... son, ¡son dragones! —

Una explosión se escuchó cerca y supo de inmediato que ella no debía estar ahí, siguió por un camino empedrado y a lo lejos diviso el bosque. ¿Dónde rayo se había metido?

...

— Parece que Dyre fallo — dijo Larson observando con un catalejo.

— Eso pasa por dejar todo en manos de una niñita — Algot soltó una carcajada al pensar en la suerte de la rubia.

— Te importaría mantener tu bocota cerrada, te recuerdo idiota que no deben encontrarnos —

Ambos habían escapado del calabozo usando la llave que días atrás Dyre le había dado, una vez libres de sus ataduras les fue fácil deshacerse de los guardias. Ahora se encontraban ocultos en el bosque muy cercas del pueblo y con una vista perfecta de la academia.

— Que importa, pronto acabará todo, mejor vamos por esa mocosa y deshagámonos de ella cuando antes — sugirió su compañero y saco una daga de entre sus ropas.

— Has lo que quieras pero que sea rápido, tenemos trabajo que hacer — Larson volvió a mirar por el catalejo. — Los miembros del escuadrón parecen ansiosos, creo que ya es hora de dar la señal de ataque —

— Bien entonces tú da la señal a los voladores y a Malva, yo voy por Dyre — una socorra sonrisa apareció en sus labios y salió de su escondite.

— Me temo que hubo un pequeño cambio de planes — un hombre alto y robusto apareció detrás de ellos.

— Harlan — llamo Larson.

— Seguiremos con el plan, pero necesitamos una distracción y ustedes se encargarán de ello — le lanzó una bolsa de cuero.

— ¿Es seguro continuar con esto? — señalo la cápsula de metal entre sus manos. Harlan asintió.

— ¿Qué hay de la niña? — pregunto ansioso Algot.

— Vendrá con nosotros —

— Acaso bromeas —

—Dyre puede darnos información valiosa, como hasta ahora lo ha hecho — Algot bufo y Harlan lo fulminó con la mirada. — eso sí puede salir viva de la isla, será como su iniciación —

— Como digas Harlan — dijo divertido.

— No tenemos mucho tiempo, así que escuchen con atención —

Larson y Algot se miraban desconfiados, pero no protestaron. Desobedecer a Harlan era como desafiar al mismísimo Drago Mano dura y lo mejor era evitarse problemas con él.


Bonnie y su compañera Lana, una Nadder hembra, aterrizaron sobre el tejado de una cabaña y a lo lejos observaba a los aldeanos intentando controlar el fuego que crecía rápidamente.

Einar y su Pesadilla Monstruosa aparecieron y un grupo de jinetes se desplegó por el lugar.

— ¿Qué pasa? — pregunto Bonnie cuando este se paró a su lado.

— No lo sé — el pelinegro suspiro con pereza. — los capitanes están algo histéricos, ni los jefes ni el alfa están en la aldea y eso los pone algo nerviosos —

— últimamente ha habido mucho movimiento fuera de la isla, tal vez temen a otro ataque —

— tal vez — susurro en respuesta. — Ve al refugio nunca se sabe si se necesita ayuda —

— Si los jefes no están aquí... — Bonnie ignoró al pelinegro y sus ojos se abrieron con sorpresa. — ¡Trent! —

— No te preocupes Helen y Ryden lo están buscando — Helge aterrizó a un par de casas frente a ellos. — ve al refugio hay algunos ebrios y algunos tienen dolores estomacales, ¿los ayudarías? —

—¿Dolores estomacales? — Helge solo se encogió de hombros y sonrió.

— Bien, pero que quede claro, está es la última vez que cubro otra de tus travesuras —

— Gracias, ¡hey Jorgenson! despierta tenemos trabajo que hacer —

Einar cabeceaba y de mala gana siguió al rubio. — Bonnie si ves a Trent ya sabes que hacer — y dicho eso se perdió en el cielo ahora completamente nublado, el viento helado comenzó a soplar con fuerza.

— Espero que no pase nada malo — y como si de un ave de mala güero se tratase, Don la pequeña dragona de Ariana apareció frente a ella revoloteando y chillando desesperada.

— ¿Que estás…? —

Don voló en dirección al gran salón y la castaña sintió como si le arrojaran un balde de agua helada —¡Ariana! —

Tan rápido como pudo Lana voló hasta el gran salón y en su mente Bonnie pensaba los peor.

...

— Atacar por la espalda es de cobardes —

— No tanto como traicionar a tu aldea y los tuyos, Dyre —

Con espada en mano Trent observaba atento cada uno de los movimientos de la rubia al darse vuelta y encararlo, los dos estaban a una distancia prudente pero listos para atacar en cualquier momento.

— Entonces fuiste tú — afirmó para sí misma — me saboteaste —

— Debo admitir que hiciste un gran trabajo ocultando el gel de Pesadilla Monstruosa, lograste pasar desapercibida para la guardia berkiaba, pero no fue difícil para mí descubrir tu sucio secreto — sonrió con arrogancia y eso molesto aún más a Dyre.

— Engreído... ¿cómo fue que tú...? —

— La verdad — la interrumpió — me lo dijo un pajarito — un Terror Nocturno aterrizó sobre su hombro y Dyre entendió entonces, maldijo al castaño y se golpeó mentalmente se había confiado mucho, pero aún no era el final.

— ¡Ríndete ya! — bramó el castaño y Rena apareció tras el en posición de ataque.

— ¡O que! — le reto — te conozco lo suficiente como para saber que no se lo has dicho a nadie más o de lo contrario no estarías aquí solo —

Dyre se lanzó sobre el tratando de acertar algún golpe con su hacha, pero el castaño bloqueaba cada uno de sus movimientos.

Ella tenía razón, pese a haber encontrado las trampas no tenía más pruebas para culparla de traición, si les decía a los demás que fueron los dragones quienes le contaron todo lo que había hecho la rubia no solo no le creerían, sino que también lo tacharían de loco.

Trent retrocedió al esquivar el hacha que iba directo a su estómago, Dyre aprovecho la distracción y corrió hacia Duna, Rena se le plantó enfrente mostrando los dientes.

— Dyre, detén esto ya —

Trent recibo otro ataque como respuesta, tenía que pensar en algo rápido o todo iba a terminar mal.

— ¡Rena! — el castaño alzó la mano disimuladamente y su compañera lanzó una bola de fuego al cielo, pronto llegarían refuerzos y mientras tanto debía mantener ocupada a la rubia.

...

Algot se tiró al suelo y rodó esquivando una bola de fuego que iba en su dirección, los gruñidos de las Pesadillas Monstruosas les hicieron saber que no eran bienvenidos en el lugar. Algot estaba listo para atacar, Larson extendió su brazo y lo detuvo.

— No perdamos más tiempo —

Tomó las cápsulas y las arrojó hacia el grupo de dragones que cuidaban una de las entradas de la academia. Una de las Pesadillas arrojó fuego y quemó las cápsulas, estás liberaron un líquido que se quemó al instante dejando un nauseabundo hedor.

— ¿Qué creen que hacen? —

Un grupo de vikingos armados aparecieron tras los dragones.

— Pronto lo averiguaran — dijo Algot entre risas, los dragones se volvieron hacia sus entrenadores, gruñían de forma extraña y lanzaban fuego al azar. Con sus cuerpos cubiertos en llamas comenzaron a quemar el lugar, no escuchaban a sus jinetes y los atacaban cuando se les acercaban demasiado.

Aprovechando el desorden y la confusión la pareja de cazadores entró a la academia y repito el proceso con varias docenas de dragones que había ahí. La academia se sumió en un verdadero caos.

El cielo nublado traía consigo una nueva tempestad y una nueva batalla para los berkianos que habitaban la isla. Los Cola Quemante salieron de entre las sombras destruyendo todo lo que encontrarán en su camino.

Berk estaba bajo ataque y los jinetes estaban listos para dar pelea y defender su hogar.

— ¡Kayla, Eidur, Rúnar! — Patón llamaba a gritos a su equipo, los tres ya estaban listos sobre sus dragones y con las armaduras puestas.

— Solo denos la orden y acabaremos con ellos — dijo Eidur, alzo su hacha más que preparado para pelear, sus compañeros de igual forma estaban a punto de alzar el vuelo cuando su capitán los detuvo plantándose frente a ellos.

— ¡No! —

Kayla estaba por protestar, pero la mirada sería del mayor le hiso callar.

— ¿Qué pasa?... No podemos perder más tiempo, nos están atacando —

Patón ignoró a las protestas de los jóvenes.

— Para ustedes tres tengo una misión muy importante — habló en un tono serio — deben ir con el jefe Hipo de inmediato y avisarle de lo sucedido, la jefa Astrid está con él así que ahora no tenemos quien dirija la isla salvo la madre del jefe, pero en estos momentos está priorizando la evacuación de dragones y vikingos —

Se acercó a Eidur y le entrego un mapa. — Les abriremos paso para que puedan salir de la isla, pase lo que pase no vuelvan sin el jefe y el alfa, quedo claro —

— No lo defraudaremos, señor... Kayla, Rúnar ¿están listos? —

— ¡Si! — respondieron al unísono.

Una formación de ocho dragones se dispersó por el aire rodeando a los jóvenes jinetes que debían de buscar al jefe. Un grupo de voladores atacó sin previo aviso rompiendo la formación, pero los tres se mantenían juntos, debían salir a como diera lugar. Un Cola Quemante golpeó al Garra Trueno de Kayla, el impacto lo aturdió un poco y estuvo por estrellarse contra uno de sus compañeros, el viento y la ligera llovizna no ayudaban mucho y los relámpagos ponían nerviosos a los dragones.

— ¡Vallan hacia arriba, tanto como puedan! — ordenó Patón alcanzando a los muchachos. Los tres obedecieron y a pesar de la lluvia pudieron deshacerse de los voladores que los perseguían. Una bola de fuego iba directa hacia Rúnar, Patón se interpuso en el ataque y su Nadder resultó herido.

— ¡No se detengan! — grito al ver las intenciones de Rúnar de ayudarlo. — ¡Estaremos bien, váyanse ahora es su oportunidad! —

— ¡Vamos! — ánimo Kayla a sus compañeros, los tres siguieron avanzando hasta que por fin lograron perder a los voladores entre las oscuras nubes.


Bonnie entró al gran salón que se encontraban prácticamente vacío, casi corrió hacia el grupo de forastero que se encontraban afuera de las habitaciones, estaban frente al cuarto que había ocupado la princesa de Middle.

Elvi lloraba desconsolada en los brazos de su madre, los gemelos discutían con Ericksen y el viejo Williams trataba de evitar que se mataran entre ellos con la ayuda de Eret.

— ¿Qué pasó? — pregunto temerosa sin recibir respuesta de los otros.

— Se fue — susurró Serena, más para ella que para la niña. Estaba sentada en el suelo apoyando contra la pared abrazando sus rodillas mientras las lágrimas caían sin cesar.

— ¡Ariana desapareció! — sollozo desesperada la señora Amelia.

—¿Qué?... — Bonnie entró al cuarto y en efecto estaba vacío, las pieles de la cama estaban tiradas en el suelo y el cofre donde guardaba ropa para las otras mujeres estaba abierto y con todo lo de su interior revuelto. — Pero, ¿cómo? — la castaña salió despacio y en silencio.

— Solo la dejamos sola poco tiempo — sollozo Elvi. — El señor Eret nos llamó para avisarnos que el jefe llegaría por la mañana y cuando los demás se sentaron a cenar fui a ver a la princesa, la puerta estaba entre abierta y ella ya no estaba —

— Iré a buscarla — dijo Eret soltando a los gemelos y encaminándose a la salida.

— Espere, iré con usted — Bonnie se le plantó en frente decidida.

— Espera, yo voy contigo — Williams lanzó al suelo a Ericksen. — ella es mi responsabilidad —

— Yo también iré — Ericksen se levantó del suelo y se acercó a la castaña ignorando a los hermanos.

— ¡Nosotros también! — hablaron los gemelos.

— Imposible, no puedo dejar que hagan eso — Eret los miraba serio.

— No podemos quedarnos aquí sin hacer nada — se excusó el viejo.

— Señor Williams no lo malentienda, la isla está sitiada, el enemigo podría herirlos incluso podrían ser atacados por los jinetes, no los conocen los dragones es muy peligroso que salgan ahora — explico Bonnie un tanto nerviosa. El pequeño dragón de cola larga aterrizó en su cabeza y gruño.

— ¡Ah! — Abel jadeó y prácticamente se abalanzó sobre la castaña está al verlo tan cerca saltó hacia atrás. — ¡La lagartija! —exclamo señalando al dragón y este le gruño como respuesta.

— No es momento para tus tonterías — su hermano lo tomó del brazo y lo tiro detrás de él.

— ¡No! — grito molesto zafándose del agarre del contrario. — ¡Bonnie! esa cosa — señalo de nuevo. — no importa a dónde fuera la princesa siempre, siempre terminaba encontrándola — hablo tan rápido que se quedó sin aire en los pulmones y jadeo de nuevo.

— Es verdad — Serena se puso de pie y le dio la razón a Abel. — Don siempre está con ella, siempre la encuentra — dijo ansiosa.

— ¿Don? — pregunto Bonnie tomándola en brazos y acariciándola.

— Si, así la llama —

— Si hay alguien que puede dar con ella sin duda alguna es esa lagartija con alas — Abel se acercó a la niña y Don le volvió a gruñir, el disgusto era mutuo.

— No recuerdo haber visto uno de estos antes — dijo Eret estudiando al reptil.

— Debe ser una especie de rastreador, hace rato me busco y me trajo hacia acá, quizás con su ayuda pueda encontrarla más rápido —

— Bien entonces iré contigo — Ericksen se plantó frente a la castaña decidido.

— Lo siento, pero sería mejor si fuera yo sola, conozco la isla como la palma de mi mano y Lana es más rápida con solo una persona sobre ella — se excusó.

— Eret llévelos al refugio, será mejor si usted ayuda al resto de los jinetes. Yo buscaré a Ariana —

— ¿Estás segura? — Bonnie asintió con la cabeza. — entonces andado — miró al resto e hiso una señal para que lo siguieran. Ericksen no se movía de su lugar, la señora Amelia puso su mano en su hombro y le hablo suavemente.

— Vamos hijo, sé que estás preocupado todos lo estamos, pero no podemos hacer otra cosa más que confiar en ellos. No les causemos más problemas de los necesarios — La mujer se acercó a la castaña de cabello corto y tomó sus manos entre las suyas. — Ve con cuidado linda… y por favor traerla sana y salva — colocó un fino collar de oro en su mano y se despidió con una tierna sonrisa. Bonnie asintió con la cabeza y salió donde Lana le esperaba con Don siguiéndole de cerca, todos le desearon suerte y rogaban en silencio que las dos niñas regresarán con bien.

— Bien Don, muéstranos el camino — la dragona saltó de su hombro y comenzó la búsqueda de su amiga, la lluvia haría las cosas más difíciles pues el rastro se perdía rápidamente, pero Don conocía muy bien el aroma de su dueña, la encontraría sin importar nada.

Bonnie trataba de pasar desapercibida para los voladores, pero en caso de ser necesario pelearía.

...

Helen y Ryden vieron a lo lejos la llamada de auxilio de Rena y se acercaron al lugar. Trent y Dyre habían dejado la torre de vigilancia, que ahora estaba envuelta en llamas, continuaban peleando en los límites del pueblo muy cercas del bosque.

El Dramillon de Helen lanzo una bola de fuego y los chicos se separaron, Ryden aterrizo en medio de ellos. — ¡Ya basta! — bramo molesto.

— Se puede saber que están haciendo, no es entre ustedes con quien deberían estar peleando — les reprimió Helen.

—¿Por qué no se lo preguntas a ella? — siseo el castaño sin dejar de ver a Dyre. Los recién llegados se volvieron hacia la rubia y esta les sonrió de forma inocente.

—¿Qué pasa? — pregunto Ryden con cautela.

— Miren bien — dijo volteando y admirando el tétrico espectáculo que tenían frente a ellos. — ha sido así desde que puedo recordar, siempre peleando — su voz se fue apagando con cada palabra.

— Ya no importa de qué lado peleemos al fin y al cabo todos terminaremos muertos —

— ¡Qué demonios están diciendo! — soltó Helen incrédula por lo que oía.

— Todos estamos condenados, por ti — señalo a Trent — ¡por tu familia! —

— Deja de decir disparates, ¿Dyre que te pasa? — Ryden intento acercarse a ella, la aludida sonrió de forma burlona.

— Ella lo hiso… ¡dejo libres a los cazadores y ahora nos están atacando! — bramo Trent harto de la absurda situación — Todo es su culpa —

—¿Qué? — dijeron al unísono Helen y Ryden, Dyre solo se encogió de hombros.

— Ya no importa — dijo la rubia mirando a Helgen y Einar llegar. — Todo acaba aquí — Dyre subió en su dragón y emprendió la marcha sin voltear a ver a sus antiguos compañeros.

—¡Traidora! — Helen fue la primera en reaccionar y seguirla.

—¡Helen no! — Ryden intento detenerla, pero fue inútil.

—¿Qué demonios es todo esto? — pregunto al aire Einar.

— Vallan tras ellas — ordeno Trent a los otros — no dejen que Helen la atrape —

—¿Por qué, que es lo peor que podría pasar? — dijo despreocupado Helgen.

— Helen es muy impulsiva — le contesto Einar — podría hacer una locura, hay que ir por ella —

— Trent ve al refugio, nosotros nos encargaremos de esto — dicho eso Ryden siguió al resto.

— Maldición — Trent recogió la espada del suelo y miro hacia el pueblo. — no pude hacer nada —

(— Trent, vamos hay que ir al refugio —) la voz de Rena lo saco de sus divagaciones y emprendió la marcha con la Furia Nocturna y el Terror Nocturno siguiéndole de cerca.

Dyre, porque lo hiciste — pensó el castaño cerrando los ojos con fuerza la lluvia comenzaba a arreciar y las pequeñas calles lucían vacías en comparación con el cielo que era el escenario de la batalla librada entre jinetes y cazadores. Un golpe en el pecho y el castaño termino en el suelo.

— ¡Hey!, que pasa contigo — Trent se levantó rápidamente y frente a él, en el suelo había una chica tirada. Ariana se levantó con cuidado, le dolía todo el cuerpo y volteo hacia el chico con el que había chocado. Su capucha cayo dejando ver a Trent su rostro sucio y algo palido, no recordaba haberla visto antes y algo que llamo su atención fue una especie de destello verde en sus ojos azules.

—¿Quién…? — no pude terminar de preguntar pues la castaña salió corriendo dirigiéndose al bosque.

(— Olvídala, hay que irnos ya —) gruño Rena sobre un tejado, el castaño vacilo por un momento.

Una bola de fuego cayo muy cercas del muchacho, había tres voladores sobre ellos. Estaba en problemas.

Ariana seguía corriendo, de pronto entre la oscuridad del bosque apareció un pequeño orbe color esmeralda, Ariana lo comenzó a seguir por puro instinto, después de varios minutos llego hasta un pequeño claro y la luz se desvaneció frente a ella, la lluvia seguía cayendo y ella se moría de frio, se acercó hasta un montículo de piedra y se dejó caer apoyando su espalda y cabeza en la fría piedra las gotas caían sobre su rostro, abrazo sus rodillas y escondió su rostro en ellas. Sentía como las lágrimas se acumulaban en sus ojos, pero no lloro, no tenía porque se dijo así misma intentando darse valor. Un gruñido le hiso ponerse en alerta, a lo lejos se escuchó una explosión y los gritos de varios hombres.

Se quedó petrificada, ¿Qué iba a hacer si la encontraban?

Escucho movimiento y volvió la mirada frente a ella entre los arboles alcanzo a distinguir algo que se movía rodeándola en el claro, esa cosa gruño bajo y Ariana sintió como se le escapaba el alma del cuerpo.

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Continuara…


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Hola a todo y a todas, antes que nada quisiera agradecerles por tomarse el tiempo de leer esta historia.

Y una disculpa por tardar tanto tiempo en actualizar los capitulo. Espero de todo corazón que este trabajo sea de su agrado y una disculpa mas por las faltas ortográficas errores de dedo que pueda haber en los capitulo.

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K. FanNeurtex, muchas gracias por tu comentario. Me alegra saber que te gusta la historia, saludos y nos leemos pronto! :)

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Sin más por el momento me despido, que pasen un buen día o noche y cuídense mucho!