XV: Un jaleo en el gremio. Es mejor escapar de este caos

Nuestras dos primeras semanas de noviazgo fueron más que extrañas. Al día siguiente fui a buscar a mi Enana y partimos inmediatamente a la misión que teníamos programada desde hacía días atrás. Esta consistía en romper un molesto hechizo de transformación; los habitantes de un pueblo a unas pocas horas en tren desde Magnolia se convertían en mapaches en distintos momentos del día. Un hechizo demasiado estúpido, pero en extremo difícil de deshacer. Debido a esta dificultad, Levy tenía un humor de los mil demonios.

Sí, así fueron nuestras dos primeras semanas de relación, atrapados en un pueblo desconocido sin tener aunque sea un segundo de descanso, con mi Enana echando chispas mientras leía y releía cada libro que pudiera servirle para resolver el problema.

Cuando al fin pudo conseguir la respuesta y librar a los habitantes de ese fastidioso hechizo recogí nuestras cosas, tomé la recompensa y me largué junto con Levy de ese pueblo infernal en menos de un parpadeo. Quería alejarla lo más pronto posible de ese lugar que tanto mal humor le causó.

─¡Paguen!─ exclamó Cana al vernos llegar, después de varios días de ausencia, a todos los que se encontraban en el gremio en ese momento.

Levy quería ir un poco más despacio, darles la noticia con calma, pero yo no estaba de acuerdo con pasar un día sin poder tomar su mano o abrazarla en donde se me diera la regaladísima gana. Por lo tanto, como habrán de suponer, llegué con ella en brazos y la reclamé como mía ante la mirada incrédula de nuestros compañeros.

Más de uno sacó unos pocos billetes de sus bolsillos y se los entregaron a ella y a otros miembros del gremio, incluidos Gray, Lucy y Happy.

─¿Apostaron?─ interrogué.

─¿Tú qué crees, pequeño Gajeel?─ me respondió Cana, contando un enorme fajo de billetes─. Desde que reinauguramos el gremio apostamos que ustedes se harían pareja en algún momento de este año, claro que algunos incrédulos jugaron en contra.

No podía creerlo. Es cierto que en el gremio casi todo se convierte en una apuesta, pero no esperaba que incluyeran estos temas en ellas.

─¿Hasta tú, Lu-chan?─ preguntó con sorpresa Levy.

─¡Lo siento, Levy-chan!─ se disculpó la coneja, mientras tomaba unos billetes que le entregaba un Max con cara de derrota─. Era inevitable hacerlo. Tú y Gajeel hacen una pareja perfecta y no podía dejar pasar la oportunidad de ganar un poco de dinero con eso.

Aún con lo mucho que nos ayudó, no podía evitar sentirme algo incómodo por su participación en esa apuesta del horror hecha por la borracha del gremio. Sin embargo, una parte de mí también se llenaba de orgullo al ver cuantos idiotas habían apostado en mi contra y habían salido perdiendo al ver que sí había logrado mi objetivo. ¡En su cara, perdedores!

─Sabía que se iba a armar un gran escándalo, pero jamás creí que llegaría a estas proporciones─ me susurró Levy, en cuanto terminó de hablar con la coneja.

Me encogí de hombros. Quitando la apuesta, todo era completamente predecible. Lo que sí me sorprendió fue la falta de reclamos. Esperaba que el Rayo Veloz me gritara mil insultos, después de todo no le agradaba mucho que me acercara a Levy, en especial porque ella había decidido venir conmigo cuando el gremio cerró. Terminé por restarle importancia, seguramente tenía mucho más miedo de enfrentarme qué valor para reclamarme.

Tomé la mano de Levy, sin importarme las miradas dirigidas hacia nosotros, y la llevé hasta la barra.

─¿Qué quieres tomar?─ le pregunté, ignorando los comentarios a mi espalda.

─U-una malteada de fresa─ respondió.

Se le notaba apenada por la situación, cosa entendible dada su personalidad. Lo mejor era actuar como si nada, ya los demás dejarían de darle importancia y comenzarían a vernos con normalidad. Sólo era la novedad lo que los tenía descontrolados.

Aunque no podía estar más equivocado.

─¿Quieres algo de comer?─ le pregunté con suavidad, tomando su mano.

La reacción por parte de los chismosos compañeros que tenemos no se hizo esperar. Unos gritaron de emoción, otros estaban en shock y yo… Yo estaba perdiendo la paciencia.

Cada mínimo movimiento que realizaba era observado de manera fija y celebrado por la mayoría. Sé que dije que lo mejor era no prestarles atención, pero es que se pasaban de intensos y eso me reventaba.

─N-no te preocupes─ respondió, sacándome de mis pensamientos homicidas.

Jamás la había visto actuar tan tímida. Siempre ha sido una chica muy extrovertida y de personalidad fuerte; verla tan cohibida era extraño. Pero entendía un poco el porqué de esta actitud.

Para relajar un poco a mí Enana esperé a que terminara su malteada y la llevé hasta el tablero de misiones.

─Sé que acabamos de llegar, pero… ¿No quieres salir un rato de aquí mientras terminan de digerir que estamos juntos?─ le susurré.

Me vio por un rato, como pensando lo que le acababa de decir y, luego, volvió la vista al tablero, tomando después uno de los papeles. La misión requería escoltar a un grupo de investigadores hasta Crocus, nada fuera de lo común, al menos en comparación con el anterior trabajo.

Levy me dijo que se iría a hacer su equipaje para el viaje, así que yo hice lo mismo. Lili no se encontraba en casa, estaba en otra misión, esta vez por parte del consejo, así que arreglé un poco menos de lo normal.

Como no aguantaba las ganas de verla de nuevo, terminé rápidamente mi morral y fui corriendo a buscarla. Ella me estaba esperando en frente de la residencia, probablemente con las mismas ansias que las mías, puesto que corrió a mi encuentro apenas me vio. Me alegraba verla ya relajada.

—¿Lista?

Asintió en respuesta.


Llegamos a Crocus con buen tiempo y terminamos de escoltar a nuestros clientes. Fue algo extremadamente fácil, una misión sin problemas ni dolores de cabeza; algo que pasa una vez cada quinientos siglos y no exagero.

Estaba anocheciendo cuando fuimos a la estación de trenes y, para nuestra sorpresa, el último había partido antes de lo programado, puesto que había rumores de asaltos nocturnos en las vías y querían prevenir cualquier tipo de inconvenientes. Levy y yo nos miramos.

—S-supongo que nos toca pasar la noche aquí, ¿no?— comenté.

—A-así parece— respondió, igual de nerviosa que yo.

Caminamos un poco por la ciudad, paseando por sus calles y admirando sus tiendas. Queríamos, sin decirlo, alargar un poco la búsqueda de una posada. La vida nocturna de Crocus era interesante. Sus calles estaban mucho más animadas que las de Magnolia y sus negocios permanecían abiertos hasta altas horas de la noche.

Aun así, muy pronto llegó el momento de ir a descansar. Luego de pasear un rato entramos a una pequeña posada. Era este un lugar muy confortable y familiar, algo que le agradó mucho a Levy. Nos dirigimos al mostrador, en donde un señor muy amable atendía con dedicación a sus clientes.

Dejé que ella se encargara, no quería provocar un mal entendido, ya que si pedía habitaciones separadas probablemente pensaría que no quería estar con ella, pero si pedía una habitación para ambos de seguro me tomaría por un abusador pervertido. Aunque no niego que me moría de ganas de, aunque sea, compartir el mismo espacio.

La esperé en un sofá ubicado en la de sala de espera. Al poco rato volvió con sólo una llave en la mano y el rostro completamente ruborizado. Decidí no preguntarle nada y solamente seguirla a la habitación; se le notaba nerviosa y no quería incomodarla más con preguntas vergonzosas. Claro, yo también estaba en extremo nervioso por eso, no lo negaré.

No tuve tiempo de detallar la habitación, puesto que mi vista se centró en la única cama que había en ella. Mi expresión debió delatar mi sorpresa, puesto que Levy se apresuró a explicar:

—E-en la última misión que tuvimos no pudimos dormir juntos, a pesar de ser novios— esa vez nos quedamos en la biblioteca de la ciudad, rodeados de libros de magia para descubrir la respuesta del fastidioso hechizo—. Y en la misión anterior a esa compartimos habitación sin ser nada— recordó—. Esa vez no intentaste hacerme nada raro, así que sé que esta vez también será así— sonrió.

No sé si lo había dicho para molestarme o si era en serio, sólo sé que mi orgullo de hombre había sido herido de la manera más bonita; y no me importaba para nada que eso pasara, lo único que me importaba era que podría pasar la noche con mi Enana en la misma cama, nada más.

—Y-ya veo— le respondí.

Me dio otra brillante sonrisa por respuesta.

—Voy a darme un baño— me dijo.

Sólo conseguí asentir, embobado con la situación.

No sé cuánto tiempo pasó, lo cierto es que en la espera me quedé dormido. Estaba soñando que estaba en el escenario del gremio presentando una nueva canción para mi Enana cuando sentí que me picaban la mejilla. Levy, al ver que me había dormido, comenzó a pellizcarme en los pómulos y a hundir sus dedos en mis mejillas, logrando que me despertara al poco tiempo.

—L-lo siento— dijo—. Estaba aburrida.

—Tranquila— le respondí, restregando un poco mis ojos—. ¿No logras dormir?

Negó lentamente con su cabeza.

—¿Quieres conversar un rato?— pregunté.

—Sí— susurró, tímidamente.

—Bien, ¿de qué quieres hablar?

Nunca había visto ese lado suyo. Parecía una pequeña niña en busca de algo de cariño y atención. Me enamoré aún más, si es que eso era posible.

—Cuéntame algo interesante— pidió.

Pensé un poco.

—Cuando el gremio se disolvió— comencé—, no sabía qué iba a ser de mí. Lo único que tenía seguro era la compañía de Lily, de resto, no sabía nada de lo que sucedería de ahí en adelante.

Fairy Tail se había convertido en mi hogar, en mi razón de vivir. Era lo que me había hecho mejor persona. Sin él, me sentí perdido— confesé—. Lily me propuso unirnos a otro gremio, pero esto era algo imposible para mí. Además, si me unía a otro gremio estaba seguro de que no estarías ahí, así que mucho menos valía la pena hacerlo— a este punto, ella se había acercado a mí y había colocado su cabeza en mi pecho, sin dudarlo la rodeé con mi brazo—. Sabíamos que no nos quedaríamos en la ciudad, eso, no me preguntes por qué, era totalmente seguro. Discutimos varias opciones mientras hacíamos nuestras maletas, pero nada nos parecía bien. Entonces, en un punto de la conversación, Lily pensó en ti— sus ojos estaban concentrados en la nada, sin embargo, al escuchar eso, los volteó rápidamente hacia mí—. No es que tú no hubieses cruzado por mi mente, al contrario, a cada instante estabas presente dando vueltas y vueltas sin parar; sólo no me atrevía a incluirte en alguno de nuestros planes, aunque me moría de ganas, ya que sabía, o eso creía, que irías con Jet y Droy.

Lily sugirió la idea de pedirte que nos acompañaras, puesto que ya habías formado un muy buen equipo con nosotros y, por obvias razones, no me negué. Una cosa era pensar en pedirte yo que vinieras, pero si lo hacía Lily y decías que no el rechazo no dolería tanto.

Cuando estuvimos, finalmente, frente a ti los nervios me comían vivo. Qué fue lo que Lily te dijo y lo que tú le respondiste no lo supe nunca; estaba demasiado ansioso como para prestarles atención. Mi mente regresó al lugar cuando dijiste, sin rastro de dudas, que sí vendrías con nosotros. No sabes lo inmensamente feliz que me hiciste con esa respuesta— le di un pequeño beso en la frente—. Tú fuiste quien nos dio un propósito luego de que el gremio se disolviera. Fuiste quien me enseñó que existen muchas más cosas por hacer, cosas en las que soy bueno.

No pude seguir hablando. Delicadamente, sus labios se posaron en los míos y pude sentir, en medio de ese dulce beso, el sabor de sus lágrimas.

—¿Cuándo dejarás de decir cosas tan hermosas?— susurró contra mis labios.

Fingí que pensaba.

—Mmm… ¿Nunca?

Volvió a besarme, esta vez con mayor velocidad.

Una vorágine de sensaciones se disparó en ese momento en mi cuerpo. Sentía corrientazos en mis extremidades y controlarme me resultaba difícil. Peor aun cuando las pequeñas manos de Levy comenzaron a pasearse sin compasión por mi abdomen, dejando un ardor extrañamente delicioso en donde sus uñas se enterraban.

En un momento dado, ella se posó sobre mí, pegando su cuerpo al mío como si quisiera que fuéramos un sólo ser. Fue bajando de a poco a mi cuello, besando y mordiendo en el camino, para luego volver a mis labios y besarme hasta dejarme sin aliento.

—Gajeel— susurró, con un tono que jamás le había escuchado. Algo entre deseo y desesperación.

Abrí mis ojos, los cuales había cerrado sin darme cuenta. Su rostro estaba pegado al mío. Sus ojos me rogaban por algo que no alcancé a entender en un principio, me encontraba aturdido por la situación, sin embargo no tardé mucho en captar su deseo.

Decir que mandé a la mierda mi cordura se queda corto.

Me incorporé, con ella aún sobre mí, y devoré sus labios como si no existiera un mañana. Levy me abrazó con fuerza, cediendo el control y permitiendo la intrusión de mis manos bajo su blusa. Mis manos estaban llenas con la suavidad de su piel.

Durante un tiempo estuvimos así, besándonos con pasión. Aunque esto era maravilloso, ambos deseábamos más. Con cuidado y sin decir una palabra, fui retirando su ropa, dejando al descubierto su hermoso cuerpo. Ella hacía lo mismo conmigo.

Quedé sin aliento al detallar a la hermosa mujer que se encontraba ante mí. La belleza y perfección de su cuerpo era mucho más hipnotizante de lo que cualquier otra cosa en este mundo podía ser.

—D-deja de mirarme así— murmuró, avergonzada.

—¿Por qué? Eres hermosa.

—Idiota— susurró, para luego volver a besarme.

Rápidamente volteé nuestras posiciones, quedando encima de ella. Besé su cuello, para luego descender a su clavícula, trazando un camino de besos hasta esos hermosos montículos rosados que me llamaban desde hacía bastante rato. Gimió cuando sintió mi lengua dar vueltas alrededor de ellos.

Entre tanto, una de mis manos acariciaba su cintura, mientras que la otra se paseaba libremente por su muslo. Ella recorría mi espalda suavemente con sus uñas. No lo sabía, pero ese toque me volvía loco.

Una calidez desconocida, acompañada de un dulce gemido, recibió mi mano cuando pasé cerca de su entrepierna. Encantado con esa reacción, dejé mi trabajo en su pecho y concentré mi atención en esa zona. Se sentía húmeda y caliente. Con curiosidad, pasé suavemente mi dedo justo en el centro de su entrepierna. Levy arqueó su espalda en respuesta. Con ansiedad, sus manos descendieron por mi cuerpo hasta toparse con mi dureza. Su boca formó un precioso círculo. No pude resistir la tentación de cubrirlo con la mía.

Caricias, estremecimientos, miles de sensaciones distintas estallando al mismo tiempo en nuestros cuerpos. Me sentía en el jodido paraíso.

Entré con mucho cuidado en ella, con delicadeza, con suavidad. Percibí su temblor.

─Disculpa─ susurré, asustado por mi torpeza.

─Tranquilo─ se apresuró a calmar mi nerviosismo─. Es normal que duela un poco.

Aún con duda, procedí a moverme, dando pequeñas embestidas. Su expresión mudó del dolor al placer, generando dulces gemidos que me llevaban al límite.

No podía despegarme de su boca. Nuestros besos pasaban de ser suaves a frenéticos y de frenéticos a suaves en cuestión de segundos.

Sus movimientos se sincronizaron con los míos. Mientras yo trazaba un vaivén calmado, ella dibujaba círculos con sus caderas. Mi cuerpo se llenó de un hormigueo indescriptible.

Fuimos aumentando el ritmo, de manera un tanto desesperada, ambos deseando estar lo más cerca posible del otro. El volumen de sus gemidos subió de un momento a otro. Mis manos, al igual que las suyas, se aferraban con fuerza a la sábana, como buscando algo que nos ayudara a anclar nuestras almas a este plano, impidiendo que el éxtasis nos elevara más de lo necesario.

Y, de repente, una oleada de calor me invadió de pies a cabeza. Sentí como mis fuerzas me abandonaban de la mejor manera posible. Nada en esta vida se había sentido tan placentero como ese momento.

La miré. Su expresión era de plenitud, de alegría. Le sonreí, transmitiendo el inmenso amor que le tenía.

Y ella me sonrió de vuelta, con el mismo amor.


¡Hola, hermosas criaturas de la vida! ¿Me recuerdan? Yo creo que no ja, ja, ja. Después de muchísimo tiempo en hiatus aquí les traigo este hermoso capítulo * - * Disculpen lo torpe de la narración, esta es mi primera vez escribiendo este tipo de escenas y se me hizo EXTREMADAMENTE COMPLICADO D'x Espero les agrade y que no me lancen tomates podridos QwQ

Tengo que informarles que estamos a un sólo capítulo del final T^T En cuanto esté listo lo subo /3

Los amo un montón y disculpen el abandono u.u 3

Se despide,

Alice Baskerville Redfox.