Aveces dudo del camino que escogí.

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Es una cortina de terciopelo negro que desciende desde la bóveda celeste tragándose toda la luz del Astro Rey, a Oikawa le da la sensación de que es un telón al final de una obra de teatro.

Solo que ahí, parados fuera de uno de los pocos bares de Miyagi, con la titilante luz de una farola descompuesta como única iluminación, un poco ebrios y con el frío calándole los huesos, Oikawa duda que el público inexistente vaya a levantarse de sus asientos para aplaudirles una más de sus escenas tragicómicas.

Frente a él Kageyama se muerde el labio inferior, uno de los escasos gestos del menor que le indica cuan ansioso se siente. No hay rastro de su ceño fruncido habitual, solo el leve carmín de sus mejillas pálidas y el profundo azul que brilla para él cada vez que lo mira.

Kageyama es blanco y negro con algunas pinceladas de azul. Es cabello ébano y lacio, ojos demasiado grandes, demasiado expresivos (porque algún dios benevolente le dio el consuelo de la expresividad facial a falta del don de la palabra o la escritura), piel pálida pese a su continua exposición al sol, un cuerpo bien formado, alto y delgado.

Es bonito, piensa Oikawa, entre la línea de un atractivo maduro y varonil y la inocencia de su adolescencia. Y que un joven atractivo este francamente interesado en él no hace otra cosa más que elevar su ego.

Si al menos a él tuviera el más mínimo interés en los hombres. O en alguien como Tobio. En amarlo, porque lo único que tiene en claro es cuanto desea destrozarlo.

Algo que nunca sucederá. Nunca podrá sentir amor por Kageyama Tobio, incluso si una parte de él duda.

—No sé que esperas de esto — dice Oikawa, adoptando un gesto despreocupado, indiferente. Aunque por dentro solo pueda sentir un extraño regocijo al ver el dolor traslucir los bonitos ojos del menor.

—Yo solo quería... — Tobio baja la mirada, incapaz de ver el rostro dulce y atractivo del mayor mientras le repite algo que lleva diciéndole ya por mucho tiempo. No le quiere. Y aunque él lo sabe sigue doliendo como si fuese la primera vez que cae en cuenta de ese fatídico hecho.

Tobio no le dice que esperaba tener una oportunidad, que deseaba ser correspondido. Que se ha esforzado por ser de su agrado. Que ha sacrificado una parte de él todo para gustarle. Que eso es estúpido pero no puede evitarlo porque está enamorado y el dolor de su corazón siendo aplastado no se compara al de dejar a un lado su orgullo y algunas cosas más.

—Tonto Tobio-chan, no te quiero. Deberías grabarlo en tu cabecita. Eso nunca cambiará.

Es el primer acto pero no es la primera vez que Oikawa lo dice. No es la primera vez que lo rechaza y a Kageyama solo le queda arrodillarse para recoger los pedacitos de sus sentimientos mientras Oikawa se aleja a grandes zancadas hacia su auto.

"¿Entonces por qué continúas a mi lado?" piensa amargamente Kageyama.

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Qué lindo se siente regresar a un fandom que me gusta mucho por sus personajes.

Dedicado a Swei que sigue siendo dulce y a Nitta que ya no es Nitta y que probablemente no lo lean pero lo hago con cariño.

Corto y triste porque sí. Serie de actos sobre la ambigüedad del siempre y el nunca.

OiKage porque lo amo.

Y con otra shipp que me llama muchísimo.

Dudas, quejas, sugerencias. No importa que no me recuerden jajaja.