Título: Uchiha Obito no Monogatari

Género: Aventura/Romance/Amistad

Subgéneros: What if.../ ¿Qué pasaría si…?

Advertencias: Muerte de personajes (no vayan a lloriquear, en la serie se murieron un chingo), uso de OC's

Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto, hago esta historia con el único fin de entretener.

Arco I

Capítulo 1: Obito Uchiha

Obito Uchiha, ahora que estas por morir tienes una nueva oportunidad para cambiar tu vida. Pide tu deseo, pídelo con sabiduría, los efectos que este causará no podrán ser cambiados.

Deseo poder haber llegado a tiempo…deseo poder haberlos salvado…

Abrió los ojos respirando de forma agitada, notando que estaba corriendo o más bien saltando entre árboles. Por un momento quiso detenerse para inspeccionar lo que ocurría a su alrededor, pero sus piernas no reaccionaban, solo seguían moviéndose de rama en rama lo más rápido que su cuerpo le permitía. Sentía una rara sensación de deja vu ¿eso no lo había vivido ya? ¿No ocurriría algo malo cuando llegara a su destino?

—¿Ocurre algo Obito? —aquella voz le devolvió a la realidad. Claro, ¿Cómo podía estar tan distraído? Había logrado salir de aquella cueva con ayuda de Tobi para rescatar a sus compañeros que estaban en peligro.

—No, nada. Debemos darnos prisas —respondió con simpleza mientras procuraba apurar el paso lo más que podía, si su brazo no estuviera destrozado se hubiera quitado al ser artificial de encima, sentía que le hacía más pesado.

Logró llegar a la escena y vio como los ninjas de Kirigakure estaban por rodear a sus compañeros. Una extraña sensación le invadió, era un dolor confuso mezclado con una ira incontrolable ¿Por qué estaba sintiendo algo tan intenso? No lo comprendía, pero no podía solo detenerse a pensarlo, lo que más le importaba era defender a sus compañeros. No tenía idea de que hacía, se dejó guiar por su instinto y el elemento madera hizo acto de presencia, el dolor incrementaba a cada paso, cada gota de sangre que caía sobre sí solo le provocaba más ira, más dolor.

¿Qué es esto…? —pensaba mientras seguía dejándose llevar. Para cuando estuvo medio consiente de todo, notó que podía atravesar con facilidad a todos sus enemigos y luego solo enterrar aquellas estacas de madera en sus cuerpos y hacerlas expandirse—¿Qué estoy haciendo…? —quiso detenerse, pero no lo conseguía, su cuerpo no reaccionaba.

—¿Quién es él?

—¿Es acaso un refuerzo?

Reconoció aquellas voces, eran sus compañeros, sus amigos. Eran Kakashi y Rin, ellos estaban bien, ¿por qué hacía eso si estaban bien? ¿Los protegía? ¿Por qué temía tanto de que les hicieran daño? Un par de imágenes habían llegado a su mente pero no las entendía bien, Rin y Kakashi parecían heridos ¿era eso lo que le había afectado tanto? ¿Temía o había previsto su muerte? Solo fue capaz de salir de sus pensamientos cuando el último enemigo cayó. Ahora estaban a salvo.

—¿Quién eres? —escuchó la voz agresiva de Kakashi dirigiéndose a él, estaba a la defensiva sujetando un kunai mientras se colocaba frente a la castaña, ignoraba el dolor en su ojo que podría derrumbarle en cualquier momento.

—No has cambiado mucho, Kakashi —se dejó de caer de rodillas bastante exhausto mientras Tobi abría su parte superior, dejando visible su rostro. Llevó una mano a su ojo, estaba sangrando y le dolía, no recordaba que usar el sharingan gastara tanto chakra—. Me alegra que mantuvieras tu promesa, haz protegido a Rin.

—¿Obito?

—Obito…—murmuró Rin sintiendo como los ojos se le llenaban de lágrimas. El azabache se tensó un poco al escuchar como la castaña le llamaba, no sabía qué hacer, estaba algo nervioso y cubierto de sangre—¿De verdad eres tú?

Ambos se acercaron despacio al azabache, les costaba creer que pudiera tratarse del Uchiha. Eso debía ser una ilusión, Obito había muerto aplastado, pero era su voz, los conocía y era entendible que su cabello hubiera crecido tanto luego de todo el tiempo transcurrido desde su supuesta muerte. Ignorando el cuidado que le sugirió Kakashi que tomara, Rin se apresuró en acercarse a Obito, se agacho frente a él y pudo distinguirle de inmediato aun a pesar de sus cicatrices.

—Rin yo…—no pudo decir nada, solo se quedó callado viendo como la chica le abrazaba con fuerza empezando a llorar con intensidad, el Uchiha acabó por corresponder el abrazo a pesar de estar rodeado por el clon de Zetsu.

—¿Cómo es que estas vivo? ¿C-Como hiciste eso? —La voz de Kakashi resonó un poco más fuerte que el llanto de la kunoichi. Le costó mantenerse de pie, llevando su mano contra su ojo que no dejaba de doler.

—Es una larga historia —contestó apenas, eran demasiadas emociones en un mismo momento—, pero no hay tiempo para explicar ahora, aún están en peligro y Rin...

—Lo sé, no puedo regresar a la aldea, si lo hago…

—Kakashi, busca a Minato-sensei y envía un mensaje al Tercero.

Ninguno dudó o puso peros a nada, Kakashi envió a dos de sus perros ninjas a la aldea para informar de los sucesos y a buscar a su maestro, ellos eran más rápidos. Se adentraron un poco más al bosque hasta una zona que consideraron segura, ahí pudieron sentarse a descansar. Kakashi y Rin se quedaron en silencio mirando a Obito, ambos por supuesto que deseaban preguntarle muchas cosas ¿Dónde había estado todo ese tiempo? ¿Qué había ocurrido? ¿Cómo había logrado vencer a los ninjas de Kirigakure de aquella forma tan sorprendente y a la vez despiadada? Mientras que el Uchiha solo sentía vergüenza de que le vieran, todo lleno de sangre, ni siquiera sabía qué diablos le había ocurrido, de hecho ni siquiera sabía porque no debía permitir que Rin volviera a la aldea.

—Obito, tu ojo —cortó el silencio la kunoichi al notar aquellas peculiares líneas, ese no era un sharingan ordinario.

Obito se había apartado unos momentos hacia unos arbustos por petición de Tobi, el cual le indicó que un Zetsu blanco se encontraba ahí para reparar su brazo aun dañado. Una vez el espiral se retiró de su cuerpo, Zetsu blanco se desprendió su propio brazo y se lo colocó al azabache, este se adhirió y el chico pudo moverlo sin problemas; volvió a colocarse la túnica negra y suspiró un poco.

—¿Seguro que no quieres volver con Madara? —preguntó Tobi.

—No, pero gracias por todo —agradeció el chico viendo a los dos seres artificiales, ambos se miraron un momento antes empezar a sumergirse en la tierra.

—No debes decir ni una palabra sobre Madara —indicó el Zetsu blanco.

—Nos veremos pronto Obito, espero que seas feliz con Rin y "Bakakashi" —se despidió Tobi antes de desaparecer en la tierra. El chico sonrió un poco esperando que así fuera, con todo el tiempo que llevó encerrado llegó a forjar una cierta amistad con aquellos seres.

—Nos vemos, Shiro, Guruguru.

Obito regresó junto a Rin y Kakashi, ambos parecían mejor que hacía un rato, mas no dejaban de mirarle esperando alguna explicación de su misteriosa supervivencia, pero no recibieron palabra alguna por parte del Uchiha. En realidad, Obito estaba un poco confundido, tenía la sensación de que algo había cambiado, sim embargo, también sentía que las cosas aun no estaban bien, presentía que algo malo ocurriría de todos modos.

Cuando Minato Namikaze y un escuadrón especial llegaron al lugar, grande fue su sorpresa al ver a Obito con vida, pero no había tiempo aún para preguntar nada. Rin les explicó su situación y un miembro del clan Hyuuga la examinó, de ese modo descubrieron que en su interior se hallaba una de las bestias con cola: el Sanbi. Aquello tornaba todo más delicado. Una vez la historia llegó a sus oídos, Hiruzen Sarutobi intentó llegar a algún acuerdo con el Mizukage para poder conservar al Sanbi. Cuando la situación lo ameritó, Obito por fin comenzó a explicar cómo había sobrevivido y como su cuerpo había sido reconstruido –omitiendo el nombre de aquel anciano y también diciendo no recordar exactamente el lugar en el cual estuvo cautivo-.

—¿Y no sabes cómo llegar con ese hombre? ¿De verdad no sabes quién era? —Insistía Danzo al Uchiha, pero Minato ya no quería que presionaran más al chico.

—Con todo respeto, Obito nos ha dicho todo lo que sabe, no tiene razones para ocultar información, debemos estar agradecidos de que esté con vida —cortó el rubio de una vez—. Ahora debemos encargarnos del asunto del Sanbi, ya podremos hablar esto con mucha más calma después.

Por prevención, el sello que encerraba al biju dentro de Rin fue modificado de tal modo que los de Kirigakure no pudieran manipularlo a larga distancia y que así la kunoichi pudiera volver a la aldea sin preocupaciones; la habían mantenido oculta en un refugio bastante distanciado de la aldea, pero dentro del país del fuego. Mientras todo se solucionaba, se asignó a Kakashi protegerla ya que Obito debía permanecer unos días en el hospital siendo examinado por la nueva condición de su cuerpo, aunque de todos modos sus dos amigos no se despegaban de él para nada.

—¿Cómo te sientes? —Preguntó Kakashi a Obito, viendo como Rin le cortaba el cabello.

—Bastante bien, aunque ya estoy aburrido de estar aquí —admitió mirando como otro mechón de cabello negro caía al suelo—¿Cómo te sientes tú, Rin?

—Yo me siento bien, el sello que colocó Minato-sensei es bastante seguro —respondió llevando una de sus manos a su estómago. Cuando habían sellado el biju en su interior se sentía bastante incomoda y tenía la sensación de que los ninjas de Kirigakure podrían liberarlo en cualquier momento. Luego de que Minato reescribiera un nuevo sello se sentía más en confianza, pero en el fondo seguía estando un poco intranquila solo que no quería preocupar a sus amigos.

Ambos chicos sonrieron un poco aliviados de escuchar aquello, los dos temían que algo pudiera sucederle a Rin, después de todo, Minato les había explicado que si un jinchuuriki perdía su biju moriría, así que el deber de ambos chicos era proteger a Rin bajo cualquier circunstancia.

Cuando la guerra por fin acabó, todos esperaban que las cosas volvieran a estar en paz, pero no todo resultaba como uno quería, tal como había dicho Madara Uchiha alguna vez a Obito. El día que la esposa de Minato estaba por dar a luz, varios seres aparecieron y causaron tal estrago que el Kyuubi dentro de la mujer acabó siendo liberado y poniendo en peligro a todos en la aldea. Esa noche muchos ninjas murieron intentando proteger a los civiles del zorro demonio que al final volvió a ser sellado dentro del hijo del cuarto Hokage.

—Minato y Kushina han muerto —aquellas palabras llenaron de dolor a muchos, principalmente a los tres jóvenes que fueron alumnos del rubio.

—¿Qué fue lo que pasó? —Preguntó Kakashi luego de un largo silencio.

—Alguien asesinó al equipo encargado de protegerla, así como a mi esposa Biwako —explicó el Tercero con gran pesar—, no tenemos muchos detalles, pero había más de un involucrado en esto. Aprovecharon la debilidad del sello que contenía al Kyuubi en Kushina y fue así como todo…

No necesitó continuar, los tres adolescentes podían encajar bien las piezas de todo lo demás. Pronto se dio el velorio no solo del cuarto Hokage y su esposa, sino de todos que murieron tratando de luchar contra el zorro que ahora se hallaba sellado en el recién nacido Naruto Uzumaki.

A pesar de las adversidades, la vida debía continuar y eso era algo que Obito tenía muy en mente desde que había sobrevivido a la muerte. La pérdida de su maestro había dolido mucho, más no podía derrumbarse por eso, debía afrontarlo y seguir haciéndose fuerte para algún día alcanzar su meta de convertirse en Hokage.

Como Kakashi era un miembro de ANBU, Obito y Rin fueron asignados como un equipo que a veces era apoyado por algún otro par como Genma y Aoba. Volver a las misiones era agradable y convertirse en jounin fue bastante simple con las habilidades que había adquirido durante la guerra. Su cuerpo termino por asimilar el lado artificial y fue capaz de luchar sin preocuparse de sufrir algún daño.

—¿Lista para nuestra misión? —Preguntó el azabache viendo como Rin acomodaba unas flores en una tumba, la cual pertenecía a Kushina Uzumaki.

—¿Puedes creer que ya hayan pasado tres años? —Nohara dejó salir un suave suspiro mientras se levantaba. Su cabello había crecido hasta su espalda, había crecido varios centímetros y aunque su busto no era tan abundante como el de Kurenai o Anko, era lo suficientemente notorio para una chica de dieciséis años muy próxima a cumplir diecisiete—Admito que los extraño mucho aun.

—Yo también los extraño —extendió su mano hacia la castaña quien la sujeto y le dedicó una sonrisa.

—¿Has visto al hijo de Minato-sensei últimamente? —Preguntó mientras empezaban a caminar hacia las afuera del cementerio.

—No mucho, el viejo no me deja acercarme demasiado —hizo una leve mueca de fastidio. Se había decidido que el niño no supiera de sus orígenes hasta que el momento adecuado llegara, ni siquiera podía llevar el apellido de su padre y los alumnos de este no debían mantener mayor contacto con él hasta que se les permitiera, también estaba prohibido mencionar algo del zorro demoniaco en su interior—¿Tú has sabido algo de Kakashi?

—No es justo que tomen tantas medidas de seguridad —dejó salir un leve suspiro—. No mucho, las misiones de ANBU lo mantienen muy ocupado.

Ambos guardaron silencio y siguieron caminando hasta la entrada donde sus otros dos compañeros les esperaban. Genma y Aoba sonrieron de un modo que Obito y Rin tardaron en comprender hasta que se dieron cuenta que seguían sujetados de la mano. Rápidamente se soltaron y desviaron la mirada un poco apenados, especialmente Obito que seguía albergando sentimientos hacia su mejor amiga; Rin ya no parecía interesada sentimentalmente en Kakashi, pero no quería hacerse ideas o apresurar las cosas a pesar de que solían pasar mucho tiempo juntos o llegaban a tomarse de las manos en varias ocasiones.

A pesar de lo riesgoso que podía ser para Rin realizar misiones fuera de la aldea, Sarutobi confiaba plenamente en que ella era capaz de defenderse, además que había empezado a realizar un entrenamiento especial que le permitía apoyarse de la fuerza del biju en su interior y a controlar su poder. No era fácil, pero comenzaba a obtener buenos resultados y el ninjutsu médico dejó de ser su única especialidad a pesar de que había mejorado mucho en ello. Por otro lado, Obito también se dedicaba a entrenar, explotando de la mejor manera sus habilidades como Uchiha y había aprendido a controlar mejor el kamui.

—¿Cuánto falta para que lleguemos a Iwagakure? —Cuestionó el Uchiha. Habían partido en una nueva misión hacía varios días al país de la tierra, debían buscar a un ninja renegado de Konoha que había sido capturado por los ninjas de Iwagakure. A pesar de que la relación del Hokage con el Tsuchikage no era la mejor, aquel shinobi había causado estragos para ambos lados y habían llegado al acuerdo de entregarlo si llegaban a capturarlo.

—No mucho, puede que poco más de un día —dijo Rin entregándole un envase con agua para que bebiera.

—¿Ustedes escucharon la noticia sobre Salamandra Hanzou? —Intervino Genma, ambos jounin negaron notoriamente extrañados— Murió junto con todos los miembros de su familia y varios de sus subordinados.

—Nadie sabe lo que sucedió o quien pudo ser el culpable, cuando la organización que trabaja para ellos volvió de su misión a informarle, los encontraron muertos —agregó Aoba sorprendiendo mucho a los dos—. La lluvia siempre ha sido un país muy reservado en cuanto a todo lo que ocurre, pero era una situación tan grave que la información se propagó rápido.

—¿Qué pasara ahora entonces? —Obito recordó vagamente algo relacionado con aquella aldea. Cuando estuvo atrapado en aquella cueva, Madara le había dicho que sus ojos los tenía ahora un chico del país de la lluvia, ¿ese anciano ya habría muerto? Había pasado mucho desde que estuvo allí cautivo, era imposible que siguiera vivo.

—Es muy probable que la organización que trabajaba para Hanzou deba tomar el control de Amegakure —contestó Genma—, creo que se llamaban Akatsuki.

El nombre le resonó a Obito con cierta fuerza en la mente, ese grupo poco a poco empezaba a ganar renombre, pero sentía que pasaba por alto algo importante. Sentía que algo tenía que ver con aquel anciano ¿Por qué? A veces deseaba regresar a aquel lugar y buscar respuestas, sentía que debía haber dicho que aquel viejo que le salvo era Madara Uchiha, hablar sobre aquella rara estatua y sobre los múltiples Zetsu, pero una parte de si le impidió hacerlo, tal vez de ese modo le regresaba el favor por haberle salvado.

Dejaron el tema y se dispusieron a avanzar en su camino. En el trayecto debieron hacer otra pausa, esta vez no para descansar sino para evitar una confrontación que se daba entre shinobis justo por donde debían avanzar.

—Son ninjas de Sunagakure —murmuró Rin al ver sus protectores, aunque solo dos indicaban no ser renegados—. Que extraño, ¿Por qué enviarían solo dos para enfrentarse contra tantos? Lo más lógico sería enviar dos escuadrones de cuatro.

—Creo que lo mejor será que los rodeemos —susurró Genma al ver como la única mujer de la aldea de la arena creaba unas especies de bolas de fuego que dirigió contra sus oponentes, dos de los renegados no pudieron esquivarlas y antes de notarlo acabaron como dos cadáveres momificados en el suelo—¿Eso es un…?

—¿…Kekkei genkai? —Finalizó con sorpresa el Uchiha. Los cuatro de Konoha se miraron entre sí, aquello era más peligroso de lo que habían previsto y un movimiento descuidado podría ponerles en peligro.

No era sorpresa que solo hubiera dos miembros de su aldea aliada, aquellos dos no eran cualquier clase de ninjas. A pesar de ser muy jóvenes, ambos eran de los más fuertes jounin de aquella aldea: Pakura, la usuaria del elemento quemar y Sasori no Akasuna, el más habilidoso marionetista con el cual alguien podría enfrentarse. Sea quienes fueran aquellos renegados, estaban perdidos si se enfrentaban contra ese par. A pesar de ser aliados, no debían interferir o exponerse ya que podría ser muy peligroso, podrían quedar envueltos en la batalla y eso no sería nada bueno. Sin siquiera ser consciente de ello, Obito activo su Mangekyo sharingan y haciendo uso del kamui, teletransportó a sus compañeros y a si mismo antes de que alguna de esas peligrosas bolas de fuego pudiera alcanzarles.

—¿Cómo demonios hiciste eso? —Preguntó Aoba cuando aparecieron no muy lejos de la aldea de Iwagakure. Apenas podía salir de su sorpresa, no podía explicarse lo que había sentido—Y si podías hacer eso ¡¿Por qué no lo hiciste desde antes?! —Exclamó un poco escandalizado.

—Nunca lo había intentado con personas…—se excusó intentando comprender lo que había hecho, aun había algo del kamui por explorar.

—Cada vez es más impresionante tu jutsu espacio-temporal —dijo Nohara sin salir de su asombro, aquella rara dimensión en la que habían estado le había dejado perpleja—¿Estás bien?

—Creo que como no sabía que podía hacer eso usé mucho chakra —respondió jadeante, esa habilidad podría ayudarle mucho, ya no solo se trataba de atravesar objetos o técnicas—. Temí que una de esas flamas pudiera alcanzarnos, actué por impulso.

—Nos salvaste, estábamos en una situación bastante peligrosa —le sonrió la castaña con dulzura extendiendo su mano para acariciar su espalda. Obito le devolvió la sonrisa y asintió para así seguir su camino hasta la aldea de la roca.

—¿Ustedes son los ninjas de Konoha que vienen por el prisionero? —Fueron recibidos por un hombre algo robusto que usaba el uniforme shinobi de su aldea.

—Así es —contestó Obito por los cuatro, después de todo él era el capitán del equipo. El hombre les examinó con la mirada como si se asegurara que no eran impostores intentando liberar a aquel renegado.

—Mi nombre es Kitsuchi, el Tsuchikage me pidió que los llevara por el prisionero y los escoltara hasta que se retiren de la aldea —explicó y cuando los cuatro jóvenes asintieron, se encaminó al interior de la aldea seguido de estos.

—Es como si todas las aldeas despidieran la misma sensación a pesar de ser diferentes —comentó Rin mirando a su alrededor con curiosidad—¿No te parece?

—¿Eh? —Obito se le quedó mirando un momento, aquellos enormes ojos marrones siempre le cautivaban y distraían mucho—¡S-Si! Tienes razón.

La jinchuuriki dejó salir una leve risita, sabía que no estaba prestando atención a lo que decía, pero no se lo demostraría. Ambos siguieron mirándose, Rin sonriente y Obito algo avergonzado, para sus dos compañeros no era nada raro que esa clase de escenas se diera entre ellos, parecía que incluso podían decirse mucho solo con la mirada.

—Esperen aquí —la voz de Kitsuchi los interrumpió a pesar de que este no estaba al tanto de la atmosfera entre los dos. Los cuatro se quedaron en el lugar de espera y vieron al ninja de Iwa alejarse.

—¿Son ninjas de Konoha? —Una nueva voz captó la atención de los ninjas de la hoja. Se trataba una niña de unos nueve años, tenía el cabello corto y negro al igual que sus ojos, ella iba acompañada de otros dos niños; los tres llevaban en la frente la banda representativa de Iwagakure—Es muy raro que el viejo permita que haya ninjas como ustedes aquí.

—Kurotsuchi no seas entrometida, tenemos que irnos ya —le jalaba un niño de cabellos rubios un poco largos y ojos de un azul cielo, aunque uno de ellos era cubierto por un mechón de cabello.

—¿Van a una misión? —Preguntó Rin sonriéndoles con ternura provocando que ambos niños se ruborizaran un poco, Kurotsuchi por su lado se le quedó viendo con cierta admiración—Deben darse prisa, un buen ninja debe ser puntual y responsable.

—Si señorita —asintieron los tres antes de irse corriendo en dirección a la academia—. Que hermosa kunoichi, si la enviaron aquí debe ser muy fuerte—murmuraba la niña a sus dos acompañantes mientras se iban.

—Aun así, es raro que Oonoki-sama dejara que vinieran forasteros, en especial ninjas de Konoha —dijo el otro niño que era un poco gordito y tenía el cabello negro.

Cuando los niños se alejaron de un todo, Rin se fijó en Obito que parecía un poco deprimido, la puntualidad seguía sin ser su mayor fuerte ¿acaso lograría ser Hokage sin mejorar ese mal hábito?

...

Mientras la vida de Obito marchaba bien junto a la mujer que aun amaba y sus compañeros de la aldea, los recuerdos de una vida que nunca ocurrió se mantenían sellados en un rincón de su mente. Lo lógico sería que nunca recordara que había cambiado el curso de una línea de tiempo en un intento de salvar la vida de muchas personas, pero eso no importaría y Zetsu lo sabía bien. Tal vez él habría evitado algunos eventos como la muerte de Rin o la formación de un maligno Akatsuki, pero los planes no cambiarían, eso era seguro. Aun le quedaban varios peones a utilizar, Obito solo era uno más del montón.

—Si las cosas no funcionan esta generación, me asegurare de que lo hagan en la siguiente —hablaba la versión oscura de Zetsu mientras observaba en una caja los diez anillos que deberían pertenecer a los miembros de Akatsuki—, después de todo he esperado por cientos de años para este momento.

—Cuando Obito usó aquella técnica, nos dio la oportunidad de modificar las cosas a nuestro favor —habló esta vez el Zetsu blanco.

—Si la cuarta guerra falla de nuevo sabremos que no era el momento para que sucediera.

Ambos Zetsu se unieron en uno y ocultaron la caja de los anillos antes de desaparecer bajo tierra, ahora no había duda de que nada fallaría. Tal vez Obito había modificado una técnica para que en el momento de su muerte el tiempo retrocediera y pudiera alterar la línea temporal en la que se encontraba, por ello muchas cosas cambiaron, pero Zetsu era plenamente consciente del cambio y a diferencia del Uchiha, recordaba con gran exactitud toda la historia.

Continuara…

¡Hola! Sean bienvenidos a este fanfic, tenía años sin hacer algo de Naruto y para volver quise editar un fanfic que hice cuando apenas había llegado a este fandom. La historia original era bastante diferente pero digamos que aun mantengo el "esqueleto", en esta sección aclarare cualquier duda que tengan así que siéntanse libres de preguntar lo que deseen :D

Notas:

1-Shiro y Guruguru: Para los que no recuerden, Obito se refería a este par de esa forma, Shiro (blanco) y Guruguru (espiral)

2-La historia estará dividida por arcos, tal vez tres si no me da la flojera (¿?) El primer arco abarcará desde lo que vieron hasta donde Naruto se va a entrenar con Jiraiya.

Es todo por ahora, ¡Cuídense! ¡Nos leemos pronto!