Prologo

Entonces los ojos del Daiyoukai se estrecharon -"Te ofrezco cien mil millones de dólares y la espada Tessaiga, por dos meses con tu esposa"-y reclino con pesadez su cuerpo en el sofá, esperando una respuesta

-"¡Debes estar bromeando!"- Inuyasha gruño entre dientes apretando los puños.

-"Yo no bromeo hermanito ¿Aceptas o no?"

"No, no, no debes decir que no"- pensaba con desesperación, al ver la duda en su esposo-¡Inuyasha!

-"Lo siento Aome..."

...

©Rumiko Takahashi es la dueña de Inuyasha, por lo tanto sus personajes no me pertenecen, en cambio la historia que se desarrolla en este fic, entre dichos personajes si los considero míos.

Esta historia es un Au, el cual contiene mucho lenguaje vulgar, escenas de sexo y violencia, pero también muchísimo amor.

¡Que lo disfrutes!

La Propuesta.

Capitulo Primero

El cambio

Si alguien le hubiera dicho que esto pasaría, se hubiera reído en la cara de esa persona, porque entonces estaba muy segura y confiada en el amor de aquel hombre. Ella tenía todo lo que deseaba, lo que por años lucho y lloro hasta el cansancio, había sacrificado todo por Inuyasha, lo dejo todo por él A su familia, y amigos, todo.

Aome confió y se entrego ciegamente, fue suya, y tal vez esto que estaba pasando explicaba porque el siempre se negó a marcarla, ni si quiera lo intento, todas las veces que ella hablo sobre el tema, él se ponía de mal humor y discutían, pero siempre creyó que era por miedo jamás pensó que, ni si quiera se le paso por la mente que tal vez el, no la amaba lo suficiente.

Ahora comenzaba a creer, y atar cabos con respecto a eso.

La única que amaba ahí era ella, Inuyasha, no o por lo menos no mucho, de lo contrario no la hubiera cambiado por dinero y una vieja espada, como si fuera un objeto, algo sin valor.

Porque ni si quiera Sesshōmaru fue tan cruel, el demonio solo adelanto las cosas, de cualquier forma, Aome pensó que pasaría, pero hubiera deseado que fuera de otra manera, por lo menos no esta tan dolorosa, se sentía traicionada, usada, sucia.

Aome no se permitió llorar, ya no seguiría derramando lágrimas por aquel hombre, que en definitiva, no se lo merecía, ella no debía ser y demostrar que no era débil

–¿Tienes todo?– el Daiyoukai pregunto, mirando a la miko guardar sus artefactos personales, en una desgatada maleta amorronada.

–Si–ella respondió al momento en que corría el cierre, y se giro encontrándose con la figura domínate e inexpresiva del demonio.

–Yaken– llamo a su sirviente quien tomo las maletas adelantándose hacia la limosina que esperaba por ellos afuera.

–Camina– y él se giro sobre sus talones y salió de aquel desordenado apartamento, cruzándose con el hanyou en el pasillo.

–Aome– el medio demonio se puso en su camino

Pero ella lo esquivo–No quiero hablar contigo Inuyasha–

–Debes entender… es la espada de mi padre.

Se giro con furia y le grito, no podía creer lo que estaba escuchando–¡Me vendiste!

–Es solo dos meses, luego iré a buscarte.

–¡No puedo creer que lo hiciste! ¿Tan poco significo para ti?

–No digas eso, yo te amo

–¿En verdad me amas?– ella pregunto, casi rompiendo su promesa de no llorar.

–Si, te amo… –el respondió pero Aome estaba muy dolida para entender eso, ¿cómo podía creer si, le hacía eso?

–Adiós Inuyasha–

Siguió su camino hasta la limosina donde el demonio ya la esperaba, sentado en su interior, pero con la puerta abierta, subió sin mirar atrás; Jacken era el conductor.

–Son solo dos meses– murmuro para a sí misma, suspirando en la ventanilla, Sesshomaru la escucho pero no dijo nada-"Después que aras Aome ¿regresaras con Inuyasha?"- y ella escuchaba a aquella vocecita de su conciencia-"Tal vez, el cambie…. Solo está confundido "-Aome le respondió, con un poco de esperanza; -"Tal vez empeore, tal vez el no te ama como dice"- le respondió su conciencia-"Inuyasha nos vendió"- prosiguió con calma, aunque estaba igual de destrozada que su dueña–Inuyasha– la miko suspiro el nombre, cerró los ojos.

Sesshōmaru observo de soslayo a la mujer que dormía a su lado, en una no muy cómoda posposición, el tenía que decirle la verdad, eso era inevitable porque conocía muy bien a la miko y sabia que exigiría una respuesta, aunque podía evitarla, y no hablar al respecto, aquella mujer era tan testaruda como ninguna otra.

Él lo sabía la sacerdotisa le daría muchos dolores de cabeza, Rin lo sabía y aun así se lo pidió, se hubiera negado si fuera cualquier otro como su padre o su madre, pero Sesshomaru no podía decirle no a su pequeña protegida, el decidió tragar su orgullo y obedecer, algo muy poco común.

...recuerdo…

–Señor Sesshōmaru, sabe que sería lindo– su niña lo llamo, desde el sofá donde estaba recostada, tenía la piel pálida y grandes ojeras; El no respondió, solo la miro para que supiera que la escuchaba–Que la señorita Aome estuviera aquí–aquello sorprendió al demonio, pero no lo demostró, y en cambio Rin estaba sonriéndole abiertamente–La señorita es buena con Rin… quisiera volver a verla, que pasara tiempo con Rin– y ella lo miro con sus grandes ojos, Sesshōmaru no era ningún tonto, podía ver la suplica en ellos. Y el Daiyoukai, se dio cuenta de que haría cualquier cosa por ella, incluso traer a esa molesta mujer, así que solo asintió y dejo más que feliz a la pequeña.

…Fin del recuerdo…

Esto No iba con su personalidad, pero Rin estaba enferma, demasiado. Y el demonio quería darle algo de alegría antes de que… y detuvo en seco sus pensamientos, porque aria hasta lo imposible por salvarla, aquella niña no podía dejarlo, no lo deseaba. Y cuando Sesshomaru deseaba que algo No pasase, simplemente No pasaba y punto.

Y se auto convenció que la presencia de la azabache mejoraría el estado de ánimo de la niña, le tenía un gran cariño a esa mujer, y por su bien le convenía que eso sucediera, de lo contrario aquella mujer no sería más que una inútil y pérdida de tiempo, al demonio no le gustaba perder el tiempo, y mucho menos equivocarse en una decisión; la humana debía de servir para algo.

Por el bien de ella.

Continuara…