N/A: ¡Sorpresa! Por fin me he decidido a subir la siguiente parte de esta línea de relatos interconectados (si no habéis leído el primero pasaos a echarle un vistazo aquí ). Todos giran en torno a un universo alterno en el que L y Light murieron cayéndose de la azotea, sí, es una reinterpretación de la infame escena en la azotea del episodio 25.

Este relato en concreto va a lidiar con las secuelas de la muerte de L y Light/Kira, tanto en el mundo como para los que les conocían y va centrarse en los sucesos que llevaron al relato que he enlazado antes.

Va a tener múltiples capítulos, así que si prefieres leer todo de un tirón, simplemente añádelo a follows y sabrás que he terminado las subidas cuando leas que un capítulo se titula "cae el telón", "final" o algo por el estilo (ya lo decidiré, lo importante es que se notará que es el último).

Sea como fuere, espero que disfrutéis de lo que he escrito a continuación y con próximos capítulos.


Muchas gracias a Minu-kun, carlos29 y Chiara Polairix Edelstein (he puesto un enlace a tu perfil porque he visto que también escribes fics, si te molesta no dudes en mandarme un PM) por sus reviews en "Kira Case: The Truth Unraveled", ¡me habéis animado muchísimo a continuar escribiendo esto!


Disclaimer: Death Note no es mio, ¡ya me gustaría!


Capítulo 1: En el que Sayu se encuentra a un extraño bocazas y muy observador

Eran las seis de la tarde en una de las zonas comerciales de Tokio, Sayu paseaba junto a una hilera de árboles que se extendía a su izquierda, creando un ritmo visual agradable.

Las últimas horas de luz se reflejaban en su pelo rubio oscuro y en los escaparates de las tiendas, creando destellos anaranjados que ponían la última pincelada a un paisaje otoñal de postal.

Acababa de salir del trabajo a tiempo parcial que había conseguido hacía cosa de seis meses en una oficina que se dedicaba al diseño web. Le cogió por sorpresa el que le contratasen. Solían tirar a la basura la mayor parte de sus currículums en cuanto leían su nombre. A nadie le gustaba que se le asociase con el apellido Yagami últimamente. Puede que el trabajo de su padre despertase una profunda admiración en su campo, después del caso Kira había recibido reconocimientos por su gran profesionalidad. Sin embargo, eso no arreglaba el problema de todas las habladurías que rodeaban a su familia. Además, nunca le interesó el trabajo policial, así que ni siquiera se planteaba entrar en el cuerpo, donde sí que tendría el puesto asegurado. Esa inclinación sólo la compartían Light y su padre.

Ahora, simplemente no había un "compartir". Ni un Light.

Se sentía afortunada hasta cierto punto. Siempre le había gustado dibujar, un camino que nadie salvo su hermano le había animado a perseguir, y el diseño web se aproximaba lo suficiente. Le consolaba pensar que a Light le habría alegrado saber que se dedicaba a su vocación.

Sayasu Roisu ganaba admiradores a diario. Se trataba de una invención poco ingeniosa para ocultar su identidad. Había cambiado la lectura nanori del segundo kanji de su nombre y añadido la pronunciación japonesa del apellido de uno de sus diseñadores gráficos favoritos. Por un lado, le sorprendía que nadie se hubiese dado cuenta aún. Pero, el que Sayasu Roisu fuese en realidad la hermana de Kira sonaba tan disparatado que se le pasaba la sorpresa. A su pesar, no alabarían su talento de saber quién se escondía detrás del pseudónimo, por lo que jamás le daban encargos que requiriesen ir a algún sitio en persona.

- ¡Yagami!-exclamó alguien a sus espaldas.

Sayu se quedó petrificada en medio de la acera. Varios transeúntes se habían girado y ahora la miraban con curiosidad, tratando de averiguar si se trataba de Ese Yagami.

Dió la vuelta buscando con la mirada al que le había llamado. No le costó en dar con él, a decir verdad, se preguntaba cómo es que no le había visto antes.

Un extranjero le miraba apoyado en la persiana metálica de seguridad de un local cerrado, a su derecha había dejado sin vigilar una maleta negra y voluminosa con ruedas. Iba embutido en unos botines militares y unos pitillo negros, más arriba, vestía una camiseta negra de cuello vuelto, sobre la que había colocado un rosario de plata, lo que le hizo a Sayu cuestionar la elección del cuello vuelto si a mayores lucía un collar. Por encima, le abrigaba una parca negra, con pelo en la capucha, que le cubría hasta la mitad de los muslos.

Su ropa destacaba, pero también sus rasgos. Lucía un corte hasta la mitad del cuello con el flequillo desfilado, que le sacaba mucho partido al tono trigueño de su pelo, aunque le quedaba demasiado femenino para su gusto. Su piel clara de subtono frío parecía brillar con la luz del crepúsculo. Sobre su nariz recta descansaban unas gafas de sol estrechas y de pasta, que le ocultaban los ojos.

Sayu se acercó a él con la esperanza de hacerle callar.

- Vaya, casi me engañas con esa peluca rubia y las gafas de sol. Son enormes, ¿sabes? Te cubren la mitad de los pómulos.-empezó a decir aquel extraño con una familiaridad que rozaba la insolencia- Si querías parecer discreta una máscara habría llamado menos la atención.

Al margen de las ganas que Sayu sentía por abofetear a semejante maleducado, no pudo evitar fijarse en el problema con su acento: no tenía ninguno. El japonés de aquel chico que rondaba su edad sonaba perfecto.

- Las gafas son demasiado grandes, -prosiguió, ignorando la incomodidad de Sayu- sobre todo teniendo en cuenta la época del año y la hora del día. Apenas hay luz. Además, el corte bob de la peluca y el tono rubio oscuro se ven demasiado perfectos, no hay manera de que alguien con unos zapatos como los tuyos salga a la calle con un pelo que parece de pasarela. Debo reconocer que la raíz está muy bien disimulada y has hecho un trabajo impresionante maquillando el color original de tus cejas. Pero como he dicho antes, casi me engañas, casi.

- ¿Quién demonios eres y qué quieres?-respondió poniéndose a la defensiva, lo que le servía para ocultar lo impresionada que había quedado con la capacidad de observación de quienquiera que fuese su interlocutor.

- No hay necesidad de ponerse así, no me interesa ponerte en evidencia, ni mucho menos atraer a una horda de reporteros. Solo quiero hacerte unas preguntas.

- Vete a la mierda. -espetó molesta.

Con que era lo de siempre, un admirador delirante de Kira que deseaba entrevistarla para un blog oscuro en el que miles de personas saciarían el morbo. Ya había pasado por aquello antes. Se negaba a caer una segunda vez en la trampa.

Sayu se alejó a paso decidido sin echar un segundo vistazo al jóven.

Detrás de ella, surgió el sonido del traqueteo de unas ruedecillas acompasado por los pasos frenéticos del extranjero. Sayu se giró dispuesta a gritarle cuatro cosas, pero el joven se le adelantó.

- Vale.-dijo al tiempo que se quitaba las gafas y gesticulaba echando las palmas abiertas de sus manos hacia delante- Escucha, creo que sé qué es lo que te ronda la cabeza. No soy ningún "fan" enfermizo de esos, Kira no me interesa.

Sayu le miró a los ojos confusa. Tenía los iris de un azul gélido, casi iridiscente, y las pupilas del tamaño de un alfiler. Parecía sincero, e igual de confundido que ella.

- Mira, ¿qué te parece si te invito a un café?-sugirió pasándose una mano por el pelo- Escuchas lo que tengo que decir, mi historia, y si decides que no quieres saber nada más te marchas. Sin compromiso.

Aquello iba en contra de su buen sentido común, Sayu lo sabía. Así que el sentido común no tuvo nada que ver cuando aceptó la oferta del chico.

Le acompañó hasta una cafetería cercana, nada excesivamente lujoso, un local pequeño con un par de luces tenues. Tomaron asiento en la mesa más aislada para hablar con tranquilidad. El chico se quitó el abrigo y lo colgó del respaldo de la silla de forma descuidada. Apoyó los codos sobre la mesa, y el mentón en sus dedos entrelazados. Se quedó mirándola un rato. Analizando… Ni siquiera desvió los ojos cuando la camarera vino a tomarles nota, se limitó a decir "dos cafés".

- Empieza a contar. - Sayu decidió romper el hielo.

- Me llamo Mello,-dijo al tiempo que cogía la taza de café que acababan de traer y daba un sorbo. La dejó sobre el platillo y volvió a mirarle- soy uno de los sucesores de L. Nos han mentido a ti y a mí sobre cómo murieron tu hermano y mi predecesor, he venido a Japón a averiguar la verdad.


Y eso es todo, hasta el próximo capítulo, muchas gracias por leerlo y muchísimas más por hacer reviews.

Prometo regresar de entre los muertos antes,

Doomy.