Cuando las apariencias engañan, funciona… Pero si eres mal actor… a veces es mejor dar un paso atrás y pensar otra estrategia.

POKÉMON XY&Z

PAREJA IDEAL

Capítulo 3 "Familias son Familias"

Tantas veces habían estado tan cerca, tantas veces se habían visto a los ojos, pero nunca se había percatado de lo hermosos que realmente eran, volviéndola tan atrayente y preciosa que no pudo más con su instinto y en un movimiento de su cabeza, se agachó hasta su altura, sintiendo sus labios separados, esperando… por lo que se aventuró a atrapar el inferior de ella entre los dos suyos y al sentirse aceptado y correspondido, siguió con la prueba de su boca, volviendo a repetir el evento con ambos labios.

El beso le quitó las fuerzas, debilitándole las piernas a la chica, que una vez más fue atrapada por él.

—¿Estás bien?... —sonrió ilusionado.

—Sí… —le colocó la mano sobre la mejilla izquierda sin poder dejar de verlo. Ahora podía responderse a su pregunta interna… Podía desobedecer a la reina porque estaba enamorada…

Y aquel pensamiento se convertiría en su filosofía. Cada día se convertía en una nueva oportunidad para disfrutar de ese sentimiento emergente y emocionante. Aunque a nadie le pareciera… estaba dispuesta a gritarlo al mundo y es lo que más deseaba, poder tomarlo de la mano por las calles y al pasar bajo la sombra de un frondoso árbol, tenerlo para demostrarle lo feliz y agradecida que estaba con él, por todo.

Pero… las ilusiones muchas veces son peligrosas… y su caminata en las nubes no podía darse, aunque ambos lo desearan. Lo mejor sería pasar con un bajo perfil, hasta que los últimos acontecimientos mermaran. Su caballero campeón no estaba dispuesto a arriesgarse a que en algún momento en que no estuvieran juntos, ella pasara por alguna mala vivencia como la de la mazmorra.

El Pokémon fuego—volador, había aprendido el recorrido exacto que noche tras noche los vinculaba. Recogiéndola a ella a las afueras del pueblo y llevándola a las montañas.

Ese día, era casi la hora, para llegar a tiempo donde era esperada, pero el trabajo se le había acumulado de improvisto y algunos vestidos que había entregado para el baile al que había sido contratada como encargada principal habían surgido con desperfectos, cosa que no comprendía.

Esa tarde, había ensayado a los danzarines con los trajes puestos y no había problema.

Su mirada azulina dirigía vistazos preocupados al reloj que ya pasaba de los cuarenta y cinco minutos de retraso. Al mismo tiempo que zurcía con rapidez, al punto de llegar a picarse.

—¡Ay! —Miró su dedo, en el que una gota de sangre se formó rápidamente. —¿Qué estaba haciendo?... ¿Acaso por estar pensando en él todo el tiempo, había descuidado su trabajo?... ¿Por qué los vestidos tenían desperfectos si estaba segura de haberlos terminado bien? ¿Y qué estaba pasándole ahora?... Desesperada por llegar a su lado… cuando lo primordial en su vida, había sido siempre su trabajo, era muy exigente consigo misma y esto era intolerable.

Debía comprender que ese día no lo vería… el poco tiempo que tenían para verse… aunque fuera de escondidas… había sido robado por su falta de profesionalismo y es algo que debía entender. El problema es haberlo dejado esperando…

Las lágrimas se le formaron, al sentirse tonta, por siquiera pensarlo. Seguramente él comprendería… pero…

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de su hermana proveniente de las afueras de su habitación a puerta cerrada.

—¡Ya me voy!

Ese día hasta su hermana salía más tarde… era lo bueno… ella tampoco se percató que dejaba la casa por las noches también. —¡Sí! ¡Te dejaré la cena sobre la mesa! —respondió lo mismo que todos los días, para luego volver a la tela en sus manos.

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En la sala, juntando las cosas dentro de su bolsa, los largos cabellos de caireles mieles de una chica, rodaron sobre su hombro y rápidamente se dirigió a abrir la puerta de la casa. Sorprendida, fijó sus ojos azulinos sobre la figura del joven que yacía apoyado en el barandal que cercaba su jardín.

Aquel pelinegro tan conocido por el mundo… estaba parado a las afueras de aquella vieja casa donde vivía con su hermana. ¿Qué estaba haciendo el campeón de Kalos ahí?...

Tiraba de arriba hacia abajo suavemente, una pokébola, con su mano derecha, hasta que terminó por atraparla una última vez, al ver la puerta abrirse. No hacía nada especial, pero su figura sin duda le resultaba demasiado atrayente. ¿Cuántas veces lo había visto en las exposiciones abiertas al público?... ¿Y quién no querría ir a verle?...

—¡Serena! —la vio y la sonrisa abarcó sus labios, pero terminó por desaparecer al ver, extrañado la vestimenta que llevaba su amada. Los dulces labios que le encantaba perseguir, matizados con un rojo carmesí, que lo deslumbró, los largos cabellos más allá de su cintura, cubriendo sus pechos que se asomaban de a poco sobre su corpiño. Jamás la había visto vestir de manera tan voluptuosa, pero… le quedaba demasiado bien. Tragó saliva y se extrañó aún más, al ver la sonrisa que se formó en el rostro de ella, que llevó una mano a la frente.

—Mi señor… está usted buscando a la costurera…

—¿Cómo?...

—Discúlpeme un momento… —lo reverenció y de un grito, le hizo saber a quien trabajaba dentro de la habitación, que era requerida.

—Dígame, si es por los vestidos, estarán listos pronto. —Llegó dando explicaciones apresuradas y al ver al campeón al otro lado de la puerta, abrió grandes los ojos asustada. Miró a su hermana y luego a él.

Y la sorpresa de él, no se hizo esperar. Eran iguales… pero… tan distintas…

—Con su permiso, yo debo retirarme o llegaré tarde a trabajar. —Sin demasiada curiosidad y presumiendo que era por la búsqueda de aquellas telas en las que trabajaba su hermana, salió del lugar, siendo seguida, por la mirada del campeón.

—¿Ash?... —tembló la mirada de la chica al ver que no volteaba. Pero al llamarlo, finalmente lo hizo. —¿Es hermosa verdad?...

—Es… igual a ti… ¿Qué significa esto?... Es decir… disculpa por venir así… ¿Estás bien? —la miró de pies a cabeza preocupado, al sentirse observada, se retrajo un poco sobre si misma.

—Sí…

—Como no llegaste… —se sonrojó, al volver a sus sentidos y explicar su actuar. —Me preocupé mucho… tenía que venir a ver que estabas bien… pensé… en tantas cosas, —se sacudió el cabello. —Que tal vez había dicho algo inapropiado y te habías enfadado y por eso yo…

No había terminado de explicarse, cuando se sintió rodeado por los brazos de su reciente amor.

Entrecerró los ojos, al no recibir más respuesta que esa. Que sin duda… aunque le encantaba ser abrazado por ella, tenía algo oculto. No quería preguntar, no sabía si estaba bien solo esperar… era complicado… por lo que solo la abrazó de igual manera.

—…Discúlpame…

—¿Pero… por qué?... es decir, ahora que veo que estás bien… me siento mucho más aliviado. —La separó para poder verla a los ojos, encontrando los mismos humedecidos.

—…No llores —sonrió divertido, al ver lo frágil que podía ser y eso le encantaba. —¿Tomamos una taza de té?

—Sí, claro, enseguida te prepararé algo —respondió, acostumbrada a su trato hacia los nobles.

—¿Y quién dijo que vas a hacerlo tú?... —su sonrisa le pareció de lo más dulce y hermosa, lo que la llevó a sonreír también.

—¿Tú… puedes hacer té?... —lo miró sorprendida.

—Pues… yo hablaba de llevarte a algún lugar. —Se llevó una mano tras de la cabeza.

—¿Seguro?... ¿No quieres mejor entrar a casa?... —preguntó al ver la puerta tras de sí.

—¿Estás segura?... —sintió su corazón acelerarse un poco, jamás había entrado a su casa y esa situación, podría cambiar todo entre los dos.

—Así… puedo mostrarte más de mí… —pronunció suave, lo que lo sonrojó. ¿Qué clase de atmósfera era esa?... cada palabra que salía de sus suaves y atrayentes labios, le parecía divina y la seguiría donde fuera.

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No habían pasado muchos minutos desde su llegada, cuando guiado por su mano, cruzó la puerta principal de la estancia, para seguidamente cerrar la misma.

Miró a los alrededores y el interior de la vivienda pareció llamarle mucho la atención, al mirar con gran curiosidad las cosas. Las sillas, los cuadros… los floreros, la mayoría de las cosas elaboradas en barro. Atribuyéndose el permiso para tomar un pequeño fennekin moldeado, un poco deforme en manos. Sonrió, cual le pareciera un bello detalle y volvió a colocarlo en su lugar.

—Nada parecido a palacio, verdad… —se encogió de hombros, al ver su actitud.

—Es hermoso… el ambiente aquí se siente tan cálido y acogedor.

—Seguramente es por la chimenea… estabas congelándote afuera… —sonrió, entrelazando sus propias manos, nerviosa. —Gracias por venir a buscarme…

—Es que en verdad quería verte… —respondió natural, coloreando de carmín las mejillas pálidas por la temperatura. Le parecía como la primavera o un cubo de azúcar… si la tocaba… estaba seguro que podría derretirse entre sus manos, por lo que trataba de contenerse, siempre tratando de guardar para él, todas esas emociones traicioneras, porque sabía lo delicada que era… lo pura que se manifestaba, hasta el punto de sentirla prohibida para si mismo. Pero… no podía pretender negar su necesidad por ella, por siempre…

¿Cómo?... ¿Cómo decirle a su corazón que debía soportar tenerla cerca y no besarla con todo su ímpetu?... ¿No era suficiente tener que soportarlo frente a los demás? ¿Aún en la soledad de sus encuentros debía ser así?...

Sabía que esto sería duro… pero no tenía idea de cuanto…

Cerró los ojos y suspiró, al recostarse contra la pared.

Pero se lo había prometido a ella… pero sobre todo a él mismo… la recuperaría… fuera como fuera… porque no había nadie como ella… ni lo habría jamás… ella que era capaz de despertar la fuerza de su amor… y crear el fenómeno vínculo para la evolución del alma con él.

Su amada… su pareja ideal…

No tenía permitido pensar en eso… pero no podía evitarlo…

—¿Ash?... —se acercó a él, al ver que se había quedado ido en sus pensamientos.

Al ver su preocupación, se agachó sobre ella y la besó, sin esperar más, sintiéndola tensar en un instante. Debía frenarse.

—¿Entonces… me regalarás ese Té?...

—Claro… espera aquí —se soltaron y dejando ir el último de sus dedos, la vio marchar hacia la cocina.

Mientras él, miró la silla, donde debía ir a tomar asiento y entrecerrando los ojos se vio a si mismo, un poco más joven. Cual ya hubiera estado ahí.

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¡Feeneee!

Jaja, sí, tú seres el primero Fennekin —se sentó a la mesa la pelimiel, llevando consigo un recipiente con barro.

¿En verdad es algo tan divertido?... —llegó a sentarse a su lado Ash, me miraba no muy convencido el producto de la naturaleza.

¡Por supuesto que sí! Además es bueno para la piel —Bonnie, que estaba del otro lado de la mesa, afirmó, al haberse hecho una mascarilla del mismo.

Jajajaja, todos deberíamos probar eso. —asintió Serena.

¿Todos? —se asustó el rubio mayor.

Ay por favor, no sean bebés. —los reprendió la pequeña, mientras Dedenne que llevaba una mascarilla también, asentía.

¡Denée!

¡Chaaa! —dio su visto bueno, Pikachu, emocionado, al sentir lo fresquito.

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Una lágrima, le corrió, pero rápidamente se la limpió al verla regresar con el líquido humeante.

—Perdona la tardanza… —acomodó todo sobre la mesa.

—No… descuida… —sonrió.

—Perdona por no mencionarte antes lo de mi hermana… pensarás que soy… alguien horrible… que se avergüenza de su familia… —mencionó al dar el primer sorbo.

—Yo… jamás… aunque… no te niego que sí me sorprendió.

—Igual… habíamos quedado en que nadie se enteraría de lo nuestro… por eso no le dije nada… tampoco a ella… y… no sé como explicarlo… tenía miedo ser juzgada por… lo que es ella… —bajó la mirada sumamente apenada. —Somos personas muy pobres… y debemos buscar como salir el día a día… y aunque mi trabajo de modista y arreglista da para vivir… ella quiere más cosas y yo…

—¡No! No tienes… que explicarme nada… —colocó su mano sobre la de ella.

—Gracias… —logró levantar la vista un poco y mirándolo de reojo, lo encontró mirándola. —Ahora… vamos a que te enseñe un poco más de mí… —se levantó de la mesa, indicándole que la siguiera, lo que dentro de su pecho, sintió como la incredulidad crecía desmesurada.

Se sabía el recorrido… daba a la puerta de su habitación… al llegar se detuvieron, frente a la puerta.

—No sé si será posible que permanezcas conmigo esta noche… pero…

—¿Eh?... —parpadeó y tragó saliva. No pretendía aprovecharse, pero… si era invitado de esa manera…

Dio un paso dentro de la habitación y notó entonces a qué se refería, varios trajes, vestidos y telas estaban desperdigados por doquier.

—Debo terminar de arreglar todo esto, para mañana al amanecer… —lo miró suplicante.

—Ah…. —sonrió aliviado y un poco decepcionado. —Si puedo servirte de ayuda…

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Continuará…

Jajajaja bueno, he tenido esta idea durante muuucho tiempo rezagada en el cerebro. Pero por fin me cayó como es que irá para que tenga sentido xD.

Espero no se hayan confundido mucho con el capi jaja.