ENCENDIENDO LA FOGATA

Sakura, era el nombre de una preciosidad de figura perfecta. No obstante su juventud, sus dulces encantos en capullo empezaban ya a adquirir proporciones como las que placen al sexo opuesto. Su rostro acusaba una candidez encantadora; su aliento era suave como los perfumes de Arabia y su piel parecía de terciopelo.

Sakura sabía desde luego cuáles eran sus encantos y erguía su cabeza con tanto orgullo y coquetería como solo pudiera hacerlo una reina, pero como si todo esto no fuera suficiente; por su sangre corría el fuego. No resultaba difícil ver que despertaba admiración al observar las miradas de anhelo y lujuria que le dirigían los jóvenes y en no pocas ocasiones también los hombres ya maduros.
En el interior del colegio al que asistía no había hombre que no volteara discretamente a mirar tan increíble silueta, manifestaciones que hablaban mejor que mil palabras de que mirarla era un verdadero regalo para los ojos masculinos.

Sin embargo ella no prestaba la menor atención a lo que evidentemente era un suceso de todos los días, la damita se encaminó hacia su hogar en compañía de su mejor amiga Tomoyo.

Al llegar a su pulcra y elegante morada la jovencita se dirigió rápidamente a su alcoba, en el interior encendió su computadora para ver sus correos y con el corazón acelerado abrió con urgencia aquel que le interesaba ignorando los demás.

"Tengo tu celular, te espero en la escuela, solo podre estar 10 minutos", eran las únicas palabras escritas en el corre.

Sakura había perdido por error su celular dentro del aula.

Enseguida, Sakura se cambió de ropa; procurándose seguir siempre encantadora. Enfundada en unos ajustados y sensuales jeans de fina mezclilla que hacían resaltar al máximo sus encantos femeninos en combinación con una estilizada playera de manga larga que se plegaba como piel a su diafragma mostrando las formas de sus senos, salió al jardín que rodeaba la casa donde moraba para que nadie la viera salir.

Montó sus patines y al llegar al extremo de una larga y tranquila avenida la muchacha se sentó en una banca rústica del parque frente al colegio y esperó la llegada de la persona con la que tenía que encontrarse.

No pasaron más de cinco minutos antes de que un coche se estacionara en la puerta del colegio, del interior salió un apuesto Joven muy maduro de unos 20 años, pero con una apariencia tan varonil y seductora como la de ciertos galanes de cine.

Entró al colegio donde las actividades vespertinas estaban por terminar. Casi de inmediato Sakura encamino sus pasos rumbo al colegio. El Joven era uno de sus compañeros de clase.

En verdad Sakura no estaba interesada en él, solo quería su teléfono de vuelta. Pero quedó fascinada con ese hombre.

En cuanto llegó al salón de clases donde se había adentrado el joven, se entabló una conversación sobre lo descuidada que era la linda muchacha, ella escuchaba con los ojos encendidos sin poner la mínima atención al contenido de la misma, terminada la cual el chico le dijo:

— Me estas escuchando acaso chiquilla? — Preguntó el apuesto hombre.

Casi suspirando, Bella contestó sin pensar con su acostumbrado acento europeo:

— ¡Claro!

Pero viendo que su el dirigió su mirada hacía ella con extrañeza, Sakura corrigió.

— ¡He!, ¡Perdón!... quise decir… ¡Más bien!.. Creo que estoy de acuerdo con lo último, ¡si!… eso es.

Sin estar muy convencido con la respuesta, el joven saco el teléfono y se lo entregó a Sakura diciéndole.

— ¡Bien!, pues aquí tienes, yo debo retirarme, tengo un compromiso para el que ya estoy retrasado, sin más por el momento…

El ritmo de la respiración de Sakura se apresuró ante tal noticia, apresurándose le salió al paso bloqueando la puerta de salida con su espalda para decirle:

— ¡Espera!... ¡Digo! … Perdón Hay algo que quería preguntarte desde que llegaste.

Habiendo captado a la perfección las intenciones de la joven, el muchacho se sentó momentáneamente en el escritorio para responder a su aparente duda

— Sí, dime, puedes preguntar lo que quieras.

— ¿Cuál es tu nombre?

— Li Syaoran… ¿Es todo lo que me preguntaras?

— Sé que eres bueno en Matemáticas, ¿Puedes ser mi tutor?

— Lo que tú quieres daría pie a malos entendidos y poner en riesgo mi buena reputación escolar. Mi mejor consejo es que consigas un grupo de apoyo para inútiles de las Matemáticas, tal vez te así consigas un promedio menos mediocre que el que tienes ahora Kinomoto.

Sakura había comprendido a la perfección la postura de su Syaoran y decepcionada consigo misma, no solo por haber fallado en su intento, sino porque se había dado cuenta de que él era tan egoísta que jamás pensaba en los demás, incluidos a todos aquellos que en apariencia calificaran con menos de Pavo Real

Sakura levantó la cabeza y no podía creer que existiera alguien que le dijera tantas verdades en tan pocas frases, pero si algo había obtenido de ese encuentro era la manera de redireccionar la búsqueda de algo que pudiera mejorar su promedio.

Justo después levanto la mano para abofetear al joven castaño y así lo hizo

—Tú no debes hablarle así a las personas que te piden ayuda, ¡engreído!

Salió disparada del aula con su recién recuperado teléfono.

El chico tocó su mejilla aún caliente

—No se quedará así, lo prometo.

Los días pasaron, en el colegio Tomoeda todo era desesperación, los finales estaban cerca y los grupos de apoyo se congregaban cada vez más.

Todos los grupos, excepto el de matemáticas, al parecer nadie era tan poco inteligente en ellas como Sakura.

—Grupos de apoyo de Física, Química, Japonés… ¡Hasta de Arte!, pero no hay nada de Matemáticas.

Se lamentó frente al corchero de la escuela donde estaban los avisos, dio un paso hacia atrás, y el sonido de un papel aplastado llamo su atención.

"¿Tienes problema en matemáticas básicas?, reúnete en el salón de música a las 6 pm, no olvides traer calculadora, lápiz y papel."

Se sentía en extremo aliviada, y no dudo en llevarse el papel con ella.

6:00 p.m.

Sakura llego como siempre, raspando a la hora.

Echó un vistazo al salón de música, no había nadie, más que una figura sin duda masculina mirando a la ventana.

—¿Qué tal? ¿Has venido también a la clase de matemáticas?

—No, ¿has venido preparada?

La figura se volteo y Sakura pudo ver exactamente que se trataba del pavo real.

—No me digas que tú eres el maestro…

Estaba a punto de escupir más veneno, pero se contuvo… tal vez era el la persona que podía salvar su pellejo.

—Soy el maestro, y tu serás mi alumna… la única en realidad— su cara tomó un tono de perversión.

Su rostro rojo y contraído por lo que parecía ser un terrible enojo resultaba todavía más temible por efecto de un par de ojos que brillantes y ambarinos que lanzaban fuego en torno a ella con adustas miradas de reclamo y resentimiento, su sombrío aspecto hacían resaltar todavía más sus notables proporciones musculares.

Tan pronto como Sakura advirtió las intenciones del muchacho se encogió de brazos e incapaz de emitir sonido alguno a causa del temor, se dispuso a esperar la tormenta que sin duda iba a desatarse para enfrentarse a ella con toda la presencia de ánimo de que era capaz.

No se prolongó mucho su incertidumbre. Él la tomó por el brazo mientras con una dura mirada de autoridad le ordenaba que pusiera sus manos al frente.

—¡Muchacha imprudente! — murmuró entre dientes manteniéndola todavía sujeta por la muñeca continuó.

—¡Eres tonta!, sólo puedo expresarte mi máximo desagrado y mí justa indignación. ¿Qué te queda ahora? Escarnecida por tus amigos que siempre te asedian y tú lo permites, eres una incitadora.

Tomó su mentón entre sus dedos

—Puedes disculparte por la bofetada que me diste y tal vez considere no castigarte.

Sakura no podía negar que esa situación la excitaba, la ponía al filo de la más grande descarga de adrenalina.

—Si haces algo tonto gritare tan fuerte para que vengan a ayudarme.

El chico solo rió un poco

—Claro, si es que viene alguien… ¿De verdad eres tan tonta?, ¿por qué crees que te cite en la sala de música?

En ese momento la Ojiverde se dio cuenta de 2 cosas, la primera: Que el ambarino hombre estaba cerrando la puerta con llave, y la segunda: que el salón de música era anti sonido.