No tenía la intención de iniciar otra historia de Zelda, ya que no son las más famosas en mi cuenta, pero mi cerebro siempre hace lo que le da la gana y yo solo lo sigo.

En esta historia tomare en cuenta la línea de tiempo que cree en mi historia de "One life" donde Zelda resulto ser mitad Gerudo y Ganondorf era su padre. Como recomendación sería mejor leer esa historia para entender algunas referencias. Pero también esta historia la creare para que pueda leerse de forma indiferente y cualquier duda la explicare a lo largo de esta historia, para los que no deseen leerla.

The Legend of Zelda No me pertenece.

Lazos del destino

Prologo

Existes miles de leyendas en la tierra de Hyrule, sobre el inicio de la creación del reino, donde ante sus habitantes eran dueños del cielo, a cientos de historias sobre el héroe elegido por las diosas y la misma rencarnación de esta. Sobre el héroe del tiempo, el héroe del crepúsculo, el héroe que sobrevivió cien años antes de enfrentar a su destino. La mayoría de historias que se cuentan entre las celebraciones y entre los más conocedores de los pueblos.

Historias que ella amaba.

Zelda, una niña de cinco años de cabellera rubia claro y grandes ojos azules que miraba todo con curiosidad.

La vida de Zelda es bastante buena en realidad, tiene un padre que la ama con todo su corazón y una madre que la consiente. Tiene un hermano menor que heredo el cabello castaño de su padre, a diferencia de ella que heredo el de su madre. Los cuatro eran una familia bastante feliz que viven en la ciudadela de Hyrule, el lugar que es la capital del reino y donde todas las razas convergen.

Cuenta la leyenda, que la anterior rencarnación del héroe y la diosa, eliminaron la monarquía de Hyrule después que un tirano se hiciera con el poder durante años. Pero ha pasado tantos años, miles en realidad, que nadie se acuerda de eso, ni los Longevos Zora o los poderosos Goron. Podrían ser solamente leyendas o incluso solamente el pueblo que decidió eliminar la monarquía.

Nadie podría asegurarlo.

Aun así a Zelda le gusta escaparse de su madre para escuchar las historias de una vieja Orni, este disfruta sentarse en la plaza de la ciudadela y contar historia a los niños en forma de canciones. Su nombre es Medli.

Es ahí donde Zelda escucha historias maravillosas, sobre caballeros, princesas, luchas y la esperanza que existe. Su madre no parece estar muy conforme con ella saltando entre la cena contándole las historias a su hermano de tres años, en cambio su padre le alaba con gran interés.

Nohansen es su padre, un hombre famoso en la política de Hyrule, sobre todo su forma de justicia y amor que tiene el pueblo en él, siendo relecto varias veces como vocero de los Hylianos.

La democracia en Hyrule es dada de forma interesante, cada reino es autosuficiente, los Goron, Zora, Orni, Hylian y el resto de las razas que en menor medida coexisten en el bosque de Farone. Los cinco tienen sus propias leyes y sus formas de solucionar sus problemas, pero aun así todos tienen sus representantes que van cada año a un congreso en el centro de la ciudadela, para determinar precios, problemas fronterizos y nuevas oportunidades de mercado. Regidos por un consejo designado por un miembro de cada raza, que decidirán cualquier desacuerdo por la mayoría.

Los grandes sabios.

Algunos especulaban que el padre de Zelda, Nohansen, sería uno de los grandes sabios en algunos años.

Al ser alguien tan importante, decide que la mejor elección para su hija es…

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—¡MATRIMONIO ARREGLADO!—grita Charlotte a punto de matar a Nohansen de un golpe.

La mujer es hermosa, su largo cabello rubio esta trenzado de forma esplendida por ella misma, tiene ropas bastantes sencillas de aldeanas. Aunque su esposo insiste en que use algo mejor, para ella quien solo soñaba con tener una familia cuando quedo huérfana de niña, es suficiente. Sus ojos son verde claro y su piel es blanca como porcelana. Su cuerpo es muy delgado, pero al haber trabajado toda su vida, realmente es muy fuerte.

Nohansen por otro lado, tiene el cabello castaño oscuro, con ojos azules profundos como el océano. Su cuerpo no es tan delgado, pero aún se mantiene en forma, aunque su rostro comienza a demostrar algunas arrugas provenientes del estrés de su profesión.

De reojo Nohansen ve a su hijo sentado tranquilamente en la mesa comiendo. A diferencia de su hermana mayor, Nicolás era un niño bastante tranquilo y amante de las viejas espadas que mantenía como adorno en su hogar. Probablemente tener a Nicolás entre sus brazos podría salvarlo, su esposa era susceptible al menor y solía olvidar su enojo.

Nohansen regreso su mirada a su esposa, sonriendo nerviosamente.

—Conoces a Arn y Medilia también como yo y sabes que su hijo es una monada—dice con ambas manos en alto.

Su esposa sigue viéndolo con esa mirada amenazadora.

—Zelda solo tiene cinco años—añade casi sollozando ante la idea de que su hija se vaya de casa.

Nohansen siente un escalofrió al recordar el nombre de su hija, claro que no lo olvidaría, es su propia hija. Pero recuerda hace cinco años durante el embarazo de Charlotte, como esta una mañana despertó algo aturdida, diciendo que las diosas le habían revelado el nombre de su hija.

Su querida esposa Charlotte a pesar de su procedencia humilde como huérfana, según conto, era hija de una mujer de un templo y dentro de ella tenía el mismo poder de su madre. Comunicarse con las diosas y ser sensible a lo espiritual.

Por eso cuando ella anuncio que su hija se llamaría Zelda.

Tuvo miedo.

Como político era uno de los pocos en conocer todo el registro de Hyrule, aunque muchas veces incompleto por grandes catástrofes, el nombre Zelda era muy mencionado entre la monarquía donde el poder de la diosa era heredado. Cientos o miles de años desde que se ha mencionado el nombre de alguna descendiente de la realeza.

Que su esposa llegara con eso.

Siempre le dio un mal presentimiento.

—No vivimos en la edad de piedra Nohansen, ella será libre de casarse con quien le dé la gana—hablo con una cuchara apuntándolo de forma muy amenazadora par ser un objeto sin filo, pero en sus manos, parecía que lo mataría de ser necesario.

Arn y Medilia eran viejos amigos suyos de sus años como soldado. Si bien Hyrule no tenía monarquía, era bien conocido que era mejor tener personas entrenadas para defender su reino. Un claro ejemplo era el poderoso imperio de Erde, lleno de brujos y magos que siempre resulto una amenaza para Hyrule.

Así que aunque su padre fue un conocido político, Nohansen decidió pasar algunos años en el ejército como soldado. Donde conoció a Arn y Medilia, grandes amigos que lo acompañaron en muchas batallas.

Algo le decía que Arn no lo tendría tan fácil con Medilia.

—Solamente queremos que se conozcan, con suerte se enamoren—intento salvar la situación.

Sabía que era mala idea decirle su plan a Charlotte antes que su hija estuviera enamorada, pero Arn dijo que ocultarle algo a sus esposas a la larga sería peor, ahora casi muere por culpa de su mejor amigo.

Sus palabras funcionaron en Charlotte que bajo la cuchara con un suspiro resignado.

—El festival de la diosa será dentro de un mes en la ciudad de Ordon—comento esta con una mano en su mentón.

El hogar de sus amigos.

Sonrió antes de besar a su esposa en la mejilla.

En la silla Nicolás siguió dibujando espadas ignorando a sus padres.

Zelda probablemente estaría haciendo travesuras en medio del bosque.

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Zelda amaba viajar por el reino, gracias a que su padre era un político, ella solía tener que ir a muchos lugares con él. Uno de sus favoritos era el reinado Zora, donde su princesa Mipha, era tan hermosa como contaban los rumores y su hermano menor Sidon (aunque en tamaño le ganaba a su hermana) siempre sonreía al pueblo. Ella jamás los conoció en primera persona, su padre con suerte pudo saludarlos, pero aun así vio con grandes ojos la belleza de los Zora.

Ordon no era tan majestuoso como el reinado Zora, tampoco quedaba tan lejos como los Goron (que no podía visitar por lo mismo) y no estaba en medio del desierto como los Gerudo (su padre no pudo ir al ser un hombre y ella no iría sin sus padres). Ordon estaba cerca del bosque de Farone, por lo cual además de ser grande, casi tanto como la ciudadela, estaba lleno de casi todas las razas, hasta las poco conocidas.

Ella sonrió cuando al llegar, se toparon con una familia de hombres lobo, que tenían aspecto humano, pero orejas de perro.

—No te alejes de mi pequeña—hablo su padre que la tenía sujetada de su mano.

Hizo un puchero.

Ella quería ir a explorar, encontrar cosas nuevas, tener sus aventuras. En los brazos de su madre, su hermano parecía levemente interesado en la gran cantidad de personas, aunque nunca fue alguien que admirara estar rodeado de personas.

Era el festival de la Diosa Hylia.

El mejor festival del año y esta ocasión seria en la región de Farone.

Al pasar por la calle principal, ella vio a varias chicas mayores, haciendo baile para los turistas. Le hubiera encantado quedarse un rato, pero su padre ignoro sus pedidos y siguió caminando.

Fue hasta diez minutos después, cuando daban una vuelta que su padre la soltó brevemente para asegurar que su madre estuviera bien, que ella se escabullo tan rápido como pudo entre las personas. No conocía bien la ciudad de Ordon, pero ya encontraría la forma de regresar con sus padres. En su lugar, comenzó a correr entre las personas, admirando maravillada la gran cantidad de colores, puestos de comida y talentos por todos lados.

Los Orni tocaban canciones, Los Goron hacían bailes complicados y algunas Gerudo tenían sus acrobacias.

Ella aplaudió emocionada cuando vio un grupo de Gerudo hacer saltos extravagantes para la multitud.

Todos eran felices.

No había luchas.

No había discusiones.

Todos juntos como un solo reino.

Continúo viendo admirada a las bailarinas. No es que ella fuera a bailar, tenía dos pies izquierdos y la coordinación de un pato muerto, pero ver eso le daba una sensación de felicidad. Como si algo en su interior se regocijara al ver a los aldeanos felices, como si así debiera ser.

De reojo vio a unos niños corriendo y los siguió con la mirada. Eran dos niñas y un niño, una de las pequeñas tenía el cabello rojizo más largo que el suyo, en cambio la otra mantenía un cabello rubio cenizo corto. El niño tenía el cabello rubio y ojos de color celeste claro. Era extraño, aunque los tres niños parecían ser mayores que ella, calculo que dos años al menos, le parecían familiares, sobre todo el niño que jugaba a perseguir a las niñas que reían.

¿Dónde los había visto antes?

A pesar de tener solo cinco años, su madre decía que era muy inteligente para su edad, que con el tiempo sería una erudita amante de la investigación. Como investigadora quería ir a solucionar el problema, presentarse ante los niños y solucionar su duda existencial.

Pero su parte infantil la hizo detenerse algo avergonzada.

Ojala hubiera otra forma.

Un rayo de luz la hizo entrecerrar los ojos y ver al cielo, el sol ya estaba justo sobre ella, revelando que era cerca del mediodía. Se había perdido ya varias horas de sus padres y probablemente estarían buscándola. La curiosidad fue aplacada por no querer preocupar más a sus padres.

Estaba por regresarse, cuando un nuevo espectáculo la detuvo.

Era una mujer joven con aspecto casi adolecente, de larga cabellera celeste y ojos morados, que estaba haciendo un extraño baile con brillos saliendo de sus manos y figuras verdes con rojo bailoteando por el aire en miniatura.

Una maga.

Era muy raro ver magia en Hyrule.

Dejo de lado nuevamente a los niños, a sus padres y se acercó al escenario. Sin saber, que los tres niños también parecían interesados y se acercaron, quedando casi al lado de esta, pero sin verse, por concentrarse en el espectáculo de la mujer.

Esta se movía al ritmo de la música, una movida pero antigua que calentaba el alma entre las celebraciones, moviendo las caderas y bailando generando magia entre sus dedos. Los músicos parecían absortos en la creación, al igual que el resto de los espectadores. Entonces de pronto los ojos morados se clavaron en Zelda, quien salto impresionada cuando la mujer en una voltereta quedo frente a ella y la tomo de la mano.

—Acompáñame—susurro con una voz tan familiar, que le hizo pestañear confundida.

Antes de notarlo, estaba en medio del escenario siendo vista por todos. Su rostro se puso rojo de la vergüenza, su padre era el político que hablaba frente a otros, ella solo era una niña. De reojo noto a sus padres lejos del espectáculo, voltear con unos dos adultos para verla, su rostro era entre alivio y preocupación.

Estaba en tantos problemas.

—Baila conmigo princesa—dijo la bailarina tomándola de la mano y dándole un giro que la desequilibro haciéndola casi caer.

¿Bailar?

¿Ella?

Solo tenía cinco años.

Pero el rostro de esta, parecía tan feliz, que solo trago saliva. Entonces la canción continua sonando en todo momento, ella no sabía qué hacer, pero comenzó a moverse de forma algo torpe, ganando risas de los espectadores. Entonces esa bella mujer reanudo su danza con ella haciendo un intento de seguirla. Pero cuando un pequeño pájaro de fuego paso por su rostro, sonrió emocionada antes de dar giros.

Entonces fue como si la magia apareciera, como si el público desapareciera y solo quedara ella girando y moviendo sus brazos. Incluso la bailarina parecía desaparecer y todo a su alrededor parecía blanco. Fue entonces cuando casi pudo ver un cielo, lleno de aves, las nubes, la tierra flotando y ella sonriéndole a alguien, un joven que parecía caminar a ella con vestiduras verdes.

Abrió los ojos sorprendida, dando mal el giro y cayendo de rostro ante las risas del público.

¿Qué había sido eso?

Una mano se extendió sobre ella, la mujer de cabello celeste sonrió, la canción había terminado.

—Fue un baile precioso princesa—hablo esta con una sonrisa.

¿Princesa?

Era la segunda vez que le llamaba así.

Ladeo el rostro confundida, antes de verla guiñarle un ojo de forma confidencial.

—Supongo que no me recuerdas, mi nombre es Lana…ya nos volveremos a conocer—dijo antes de caminar al resto de los músicos.

Zelda quiso decirle que nunca la había visto en la vida, pero sus padres se lanzaron sobre ella antes de colmarla de regaños.

Al menos tuvo medio día de buen festival.

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Link era un chico bastante tranquilo y reservado según sus amigos, siempre había vivido en Ordon con sus padres y su hermana menor Linkle. Sus padres eran soldados, fuertes, valientes, reconocidos…él siempre soñó con ser como ellos, muy a diferencia de su hermana, que solamente disfrutaba sus prácticas con el arco de su madre, probablemente siendo una cazadora en algunos años.

Era vecino de Ilia, la hija del alcalde de Ordon, una niña de su edad de cabello rubio claro que siempre sonreía a su lado. La apreciaba mucho ya que nunca decía mucho sobre su falta de habla o su mala comunicación, incluso lo acompañaba a pasear al bosque cuando sentía curiosidad, aunque no era fanática de alejarse de los terrenos del pueblo.

Malon en cambio, la hija del propietario del rancho Lon Lon, una chica de cabellera roja y gran sonrisa (aunque algo mandona) le gustaba acompañarlo a explorar por el resto del rancho. Lo cual terminaba en alguna travesura de parte de ambos, con caballos y gallinas corriendo, con el padre de esta enojado.

El día del festival de la diosa Hylia era muy importante para todo el pueblo de Ordon, ya que ahora tenían el honor de ser anfitriones. Si bien pasaron gran parte de la mañana ayudando al padre de Malon a colocar la leche en su puesto, el resto del día la pasaron los tres jugando. Faltaba el primo de Malon, pero este no había podido asistir a la festividad por un fuerte resfriado.

Pero como el festival duraba toda la semana, esperaban que pudiera llegar el ultimo día, donde tendrían fuegos artificiales.

Entonces paso lo de la bailarina, la niña rubia, sus padres quienes llegaron a su lado sacándolo de su extraño momento. Donde todo parecía desvanecerse y la pequeña niña parecía familiar, para luego estar en medio de su hogar.

Los adultos que no conocían eran los amigos de sus padres, que en ocasiones mencionaban, sus dos hijos, Zelda y Nicolás, serían sus invitados durante una semana entera. La niña era de la edad de Linkle, así que cuando ambas se sonrieron, supuso que no tendría que pasar tiempo con ninguna, ya que el niño era menor, estaba descartado.

Pero sus padres tenían otros planes.

—Link sé que solo tienes ocho años, pero quiero que cuides de las dos—hablo su padre con una sonrisa nerviosa, probablemente por el bufido de su madre y la señora Charlotte.

No tenía nada en contra de las niñas, generalmente pasaba todo el tiempo rodeado de Ilia y Malon, de no ser por Matt el primo de Malon, no tendría mucha compañía masculina.

Se encogió de hombros.

No podría ser tan malo.

¿Verdad?

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Su nombre era Link, el extraño niño del pueblo, ahora tenía un nombre. Era bastante callado para su decepción y solamente las veía de forma aburrida cuando jugaba con su hermana, que era mucho más divertida que él. Si Link era similar al hielo, frio, calmado, inmovible, Linkle era similar a una llama, viva, alegre, emocionada. Esta comenzaba a correr detrás de las gallinas de su madre o le mostraba su arco.

Ella lo miro interesada, las armas de su padre siempre fueron de interés de Nicolás, pero el arco parecía emocionante. Lo tomo cuando Linkle se lo presto, antes de advertirle que era muy preciado para ella. Lo observo detalladamente sintiendo tiros de emoción.

—Tal vez debería pedirle uno a mi padre—comento antes de regresarlo decepcionada.

Su padre podría aprobarlo.

Su madre no era amante de la violencia.

Linkle sonrió moviendo sus dos trenzas en el proceso.

—Así seremos amigas de arco—hablo apuntando de forma imaginaria a algún objetivo.

Zelda vio de reojo a Link, que ahora estaba comiendo una manzana viendo a las nubes.

—No te esfuerces—hablo Linkle como si leyera sus pensamientos, la vio con curiosidad—mi hermano casi nunca habla, creo que la última vez fue hace un mes cuando mi padre le pregunto algo muy difícil de contestar y solo dijo dos palabras—añadió riendo divertida.

Su hermano escuchaba, ya que le lanzo una mirada envenenada.

—¿No le gusta hablar?—

—Supongo que no tiene la necesidad—

Ambas niñas se encogieron de hombros, el chico parecía un total enigma. Pero no uno que preocupara mucho a Zelda, la familiaridad se había desvanecido, solamente fue un momento en el festival, ya no importaba. Además con Linkle a su lado, no ocupaba del hermano para divertirse.

—¡Explorar!—dijo Zelda con el puño en alto.

Linkle la imito emocionada.

Link en cambio suspiro.

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Nohansen vio algo preocupado el transcurso de la semana, si bien su principal motivo era irse para unas merecidas vacaciones familiares, el plan de Arn y suyo, no funcionó muy bien. Link ignoraba a Zelda y esta parecía más emocionada en jugar con Linkle. Probablemente los hubieran presionado más a estar juntos, de no ser por las esposas de ambos.

Tal vez el tiempo y cuando fueran mayores.

Así que el festival le ayudo a disfrutar con viejos amigos y familiares.

Llegado el último día, todos se reunieron en la plaza, viendo como Zelda correteaba con Linkle juntas, en cambio Link se había ido con sus amigos. Nohansen tomo asiento con su esposa y Nicolás sobre su pierna, esperando que terminara el espectáculo.

Seguiría pronto los fuegos artificiales.

—Tal vez el próximo año—dijo Arn a su lado, mostrando esa sonrisa salvaje que siempre mantuvo y sus ojos azules. Recordando el plan de juntar a sus hijos para ser oficialmente familia.

Su esposa, quien mantenía el cabello rubio como los otros miembros de su familia pero con ojos chocolate, solo suspiro viendo su pansa redonda por el embarazo. Medilia sin duda sería una madre genial para la futura niña que esperaba la familia.

Una mano sujeto su muñeca con fuerza.

Se giró confundido para ver a su propia esposa algo pálida, viendo en ninguna dirección con el rostro preocupado.

—¿Qué sucede?—cuestiono confundido sin entender nada

—Algo malo se acerca—hablo de forma algo distante.

Antes que la primera explosión apareciera y los enviara a volar por los aires, cayendo al suelo con fuerza.

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Zelda dejo de jugar a las escondidas con Linkle, cuando un sonido demasiado fuerte para ser un fuego artificial la alerto. Cuando dejo de ocultarse en el callejón, salió para ver a la gente correr, mientras a lo lejos las casas comenzaban a llenarse de llamas y unos extraños monstruos aparecían de la nada. Sus ojos se abrieron de incredulidad, cuando frente a ella, un monstruo como cerdo le clavo una estaca a una mujer, que cayó al suelo sin vida.

Muerte.

Su mente gritaba que corriera.

Pero el shock la detuvo, viendo fijamente los ojos sin vida de la mujer, antes de ver como el monstruo parecía chillar apuntándola a ella.

Su mente no dejaba de procesar la escena, hasta que alguien la empujo cayendo sobre ella unos metros alejados del impacto.

—¿Estas bien?—la voz era nueva para ella, no recordaba haberla escuchado antes, pero su mente grito que estaba bien, que era seguro, que la conoció.

Pero cuando abrió los ojos, solo vio los preocupados de Link sobre ella.

¿Había hablado?

El shock no era tanto como ver a alguien morir frente a sus ojos, pero el niño la ignoro levantándose y tirando de ella para comenzar a correr entre la multitud que escapaba, las muertes, los gritos, el olor metálico de la sangre.

Era extraño.

Ella estaba asustada, aterrada, estaba por orinarse encima.

Pero algo dentro de ella, parecía gritar de desesperación por la gente que moría, por gente que no conocía, pero sentía responsabilidad de ellas.

Una imagen llego a su mente.

—Mi familia—hablo en voz alta y cortada, entonces descubrió que estaba llorando.

Link no volteo a verla, pero su forma de tensarse al correr, le dijo que estaba pensando en ellos. También estaba Linkle, los padres del chico.

Un poderoso graznido de caballo los hiso soltarse de la mano, cayendo separados mientras entre ellos pasaba un enorme caballo negro con crin rojiza. Sobre este había un hombre de larga cabellera morado claro, con ojos rojos y piel algo blanca con tonos lila. Puede que fuera delgado, pero para ambos niños, sus ojos llenos de sangre, parecieron alertarles de que algo malo sucedía.

Este giro a verla a ella, casi sonriendo cuando sus ojos la encontraron.

—Te tengo—hablo alzando una mano, donde grandes cadenas de luz negra, la sujetaron arrastrándola mientras el caballo comenzaba a cabalgar.

Mientras este la llevaba, vio a Link correr en su dirección gritando su nombre, pero perdiéndose entre la multitud rápidamente por la velocidad del caballo.

Comenzó a gritar por ayuda, hasta que el caballo se detuvo poco después.

El sujeto se bajó de un salto rápidamente, de forma ágil y sin dificultad, antes de caminar donde ella. Casi podía ignorar los gritos de auxilio del pueblo, el olor a ceniza y cada vez la sangre sobre su nariz. Pero el pánico era demasiado fuerte para ignorarlo, todo estaba pasando demasiado rápido que incluso su cerebro no podía terminar de procesar una escena cuando ya estaba en otra.

—Me costó un poco pero veo que la rencarnación por fin ocurrió, veras, solo tú eres capaz de liberar a mi amo y no querías renacer—su voz era algo aguda la hizo retorcerse de miedo.

Entonces algo capto su vista, dejo de mover su cuerpo, cuando comprendió que estaba en el centro de la ciudad, pero eso no fue lo que la detuvo. Fue ver el cuerpo sin vida de su padre, tirado sobre la calle, con la cabeza separada de su cuerpo, justo al lado del cuerpo sin vida de los padres de Link.

Sus ojos se paralizaron.

No soltó ninguna lagrima.

Parecía que toda su vida había salido de su cuerpo.

El hombre siguió su mirada, antes de sonreír de forma malévola.

—Tu padre si no me equivoco, pero tranquila aún tengo un mejor show—hablo usando un chasquido de sus dedos.

Un extraño portal morado con rombos negros apareció al lado de ellos, su boca soltó un jadeo al ver como su madre caía sobre el suelo, sujetada con fuerza con unas cadenas. Los ojos de esta la vieron con pánico, antes de sonreír al verla a salvo.

Se paralizo.

Los recuerdos de la última semana, jugando con sus padres, viajando a otras regiones, riendo con ellos, taladraron su mente, justo cuando el sujeto volvía a chasquear los dedos y una estaca atravesaba sin piedad el pecho de su madre.

Siguió recordando toda su vida con su madre, pero en su mente, cada viejo recuerdo ahora parecía teñido con su sangre.

¿Ya no tendría más de esos momentos?

Dejo de pensar, cuando la fría mano del sujeto tomo su mentón y la hizo voltear a ver sus ojos rojos como la sangre.

—Los Hylianos son tan inútiles, piensan que pueden contra el gran Vaati—murmuro este con voz oscura y perversa.

Antes de alzarla sin dificultad del cuello de su vestido, se sujetó instintivamente a sus manos para no caerse, viendo con pánico pero a la vez sin vida, los ojos rojos del tipo que se clavaba con sangre en su mente. Es como si un cuchillo la atravesara, como si la imagen jamás seria olvidada, como si el dolor nunca desapareciera.

—Pero tranquila, cuando cumplas tu función, serás mi perra y luego disfrutare matándote lentamente—hablo antes de soltar una risota putrefacta.

Ella siguió viendo en su mente el recuerdo de su madre muriendo, el de su padre en el suelo, el de todos a su alrededor en medio de un caos en llamas. Entonces a pesar de que tenía solo cinco años, casi seis, pensó que morir no sería malo, morir con el resto de su pueblo sería lo mejor.

Pero algo paso.

Una extraña mano de color blanco, pero también algo trasparente apareció desde atrás suya sujetando delicadamente la suya. Esta mano hizo que levantara la suya, al tiempo que sentía un rostro detrás de ella bajar hasta su oído.

No es tiempo de dudar pequeña, es hora de luchar—

La voz era la de una mujer, joven, pero valiente que parecía tener su mano entre la suya.

¿Luchar?

¿Esa cosa sabía que solo tenía 5 años?

¿Cómo?

Pero entonces como si lo hubiera hecho toda la vida, como si la magia no fuera algo antiguo que casi nadie conoce, mucho menos los Hyliano, un rayo de luz dorada salió de su mano como si hubiera crecido desde su interior. Esto hizo que Vaati la soltara soltando quejidos de dolor y ella cayera de espaldas sin aire.

—¡MALDITA PERRA!—gritaba el hombre con sangre saliendo de su rostro, en su parte derecha.

Ella se encogió en su lugar.

Corre Zelda corre—

Se incorporó con dificultad, antes de comenzar a corree ante los gritos de Vaati de seguirla. Varios monstruos se abalanzaron sobre ella, pero ágilmente y por su estatura pudo esquivarlos entre los callejones. Aun habían muchas personas corriendo, aun existían muchas personas que morirían, pero nadie la ayudaría.

Link.

El recuerdo del chico paso rápidamente por su mente, pero aun así no pudo pensar mucho cuando una flecha rozo su brazo y la hizo correr a las afueras de Ordon. No era la única que estaba usando ese lugar como escape, pero los monstruos parecían matar a todo aquel que pasara.

Logro llegar al enorme puente que separaba el pueblo de Ordon, con el inicio del camino que dividía el bosque con el resto de las praderas. Pensó que tal vez, aunque ella no conocía el bosque, tendría mejores oportunidades de esconderse ahí o buscar ayuda de los cazadores de los Orni que solían frecuentar esos lugares últimamente.

Pero entonces cuando estaba a medio camino, una flecha se incrusto en su costado atravesándola. Bajo la vista viendo la flecha sobresalir de una parte derecha de su abdomen, antes de comenzar a tambalearse insegura de que hacer.

Mala idea.

Lo último que sintió fue la piedra entre sus pies, antes de caer por el puente que tenía un agujero debido a la lucha anterior. Luego estaba el vacío a su alrededor, donde caía entre gritos de monstruo, el grito de furia de Vaati a lo lejos, un último recuerdo de su familia comiendo juntos, antes que las potentes aguas estuvieran en su espalda y la arrastraran a la inconciencia.

.

Una pesadilla.

La peor pesadilla jamás vivida, estaba pasando frente a sus ojos.

Ahora estaba arrodillado en el suelo, con las manos sujetadas en su espalda con fuerza, viendo como frente a él, lo que quedaban de adultos, ahora estaban muriendo frente a sus ojos de forma horrible. Vio varios otros niños, que como el estaban amarrados a sus lados, llorar de forma dolorosa ante la pérdida de sus familiares.

Él también quiso hacerlo, pero su mirada estaba inmóvil donde estaba el cuerpo de sus padres muertos. Quiso exclamar alguna palabra, llorar, gritar, tirarse contra alguien, pero por primera vez en su vida, no podía decir nada aunque quisiera.

Sus ojos solo estaban bañados de sangre.

—Link—sollozo Malon a su lado con ojos hinchados.

Pero no la vio más que de reojo, viendo como Ilia estaba un poco más alejada, sin rastros de su hermana o Zelda por ningún lado.

Vaati, el horrible hombre que se había llevado a la hija de los amigos de sus padres, ahora estaba frente a ellos. Pero a diferencia de su orgulloso porte cuando se llevó a la rubia, que no aparecía por ningún lado, ahora tenía un rostro de furia y donde debía estar su ojo derecho, solo había vendas manchadas de rojo.

Soltó una risa algo sínica.

—Tranquilos mis pequeños—dijo Vaati caminando frente a los niños, que podrían ser unos treinta o cuarenta.

No solo Hylianos o humanos, también habían algunos pequeños Goron, tres niñas Gerudo y otros Orni.

—Soy un enviado de una deidad, la calamidad me ha enviado para rescatarlo de su prisión y traer de regreso a Hyrule a su vieja pero ansiada gloria—sus movimientos eran muy exagerados y su voz sonaba oscura.

Link lo vio fijamente, con odio, todo el odio que un niño puede tener y más.

—Nuestro trabajo ha sido difícil estos años, pero por fin comenzamos nuestra cruzada con Ordon como nuestro primer punto rescatado—indico alzando la mano.

Varios monstruos, entre ellos la mayoría parecidos a cerdos y otros como lagartos, otros ciclopes gigantes, alzaron los puños comenzando a corearlo de forma grotesca.

Vaati volvió a verlos.

—Ustedes han tenido mi benevolencia, serán los pilares para este reino—hablo acercándose a ellos, agachándose para palmear la cabeza de Malon a su lado, quien se encogió casi llorando.

Sus ojos viajaron unos momentos a él, pareciendo algo intrigado antes de negar con la cabeza.

—Serán los esclavos de un nuevo reino—alabo antes de darle una bofetada a Malon tirándola contra el suelo.

Quiso moverse, pero antes de intentar algo, Vaati estiro un pie que puso sobre su cabeza, impulsándolo contra el suelo, hasta sentir la tierra en su boca. Lo vio de reojo con furia, pero este estaba riendo divertido.

—Mira un pequeño héroe—su forma de decir la última palabra, parecía decirla con profundo desprecio y asco—serás un buen esclavo, adorare quebrar tu espíritu pieza por pieza—indico con risa burlona.

Link gruño desde el suelo.

Esto era una pesadilla que no parecía tener fin.

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En medio del bosque, una mujer de corta cabellera blanca y una trenza en su costado, caminaba tranquilamente con una capucha sobre su cuerpo. Sentía los gritos de cientos a lo lejos, por lo cual, no entendía porque su Diosa en lugar de enviarle a la lucha con su pueblo, la llevaba a caminar a las orillas del rio durante su meditación. Pudo ver el resto de sus superiores intrigados por sus acciones, pero decidió no desobedecer a las deidades.

Detuvo sus pasos cuando vio el motivo de las diosas.

Un cuerpo estaba a la orilla del rio, un cuerpo demasiado pequeño con una flecha incrustada en su cuerpo. Comenzó a correr en su dirección, llegando para levantar delicadamente el cuerpo de la niña de cabello rubio, que estaba pálida con sangre saliendo de su costado, manchando todo bajo ella.

Las diosas la habían enviado hasta ella.

¿Por qué?

La mujer solo suspiro antes de cargar a la niña para regresar cuanto antes a su pueblo.

Impa tendría que dar muchas explicaciones a sus superiores.

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Entonces…este era el inicio de una nueva leyenda. Donde un esclavo y una chica desterrada, tendrían que enfrentarse a las peores calamidades que el futuro tendría sobre ellos, para poder rescatar a un reino de la destrucción.

Así como lo estuvieron haciendo durante generaciones sus anteriores vidas.

Era su turno.

La leyenda del esclavo y la sheikah desterrada.

Continuara…

Esta es una idea base en la cual trabajare, espero les agrade.

Está ubicada cientos de años (miles o más, que en Zelda eso no es nada xD ) después de "One Life". En mi anterior historia, Zelda decide no hacerse reina y eliminar la monarquía, lo cual trae repercusiones de que ahora ella no es de la realeza.

Los padres de Link se llaman Arn y Medilia, no son sus nombres oficiales, pero en algunos mangas se les ha dado ese nombre y decidí adoptarlo. Lamentablemente con el nombre de la madre de Zelda no lo encontré y Charlotte es un nombre que me ha gustado mucho.

Nota:

Por si no lo saben en mi perfil tengo un link de mi página en Facebook donde publico mis actualizaciones y donde chateo con los chicos sobre temas de anime, manga, juegos, libros, series…etc por si alguno quiere comunicarse conmigo o visitar un rato para conocerme mejor.

Sayonara sexys lectores.